Disclaimer: League of Legends y sus personajes no me pertenecen y me gustaría decirles algo respecto a este fic… va a ser muy heavy, quizás no ahora de inmediato, pero se van a tocar temas heavys, les digo porque acabo de leer el mapa del fic y… si, que es bastante jodido.


Capitulo 13


Encendiendo la mecha


Caitlyn comenzó a despertar a medida que su cuerpo dolía en varios sectores que aun no terminaba de asociar, pero sin lugar a duda lo que más le molestaba era el estomago. No porque le doliera necesariamente, sino por el peso que este estaba soportando.

Solo con tratar de mover sus muñecas se dio cuenta que seguía esposada en su cama, con los brazos abiertos hacia arriba. Abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro sonriente y ansioso de Jinx.

La chica estaba sentada en su abdomen a horcajadas apoyando ambas manos cerca de su pecho, haciéndole presión como si con eso quisiera despertarla más.

Trató de abrir la boca para hablar y fue cuando notó el daño en ella. El lado izquierdo de su labio y la comisura de este le ardía como si lo hubieran arrancado.

Comenzó a notar muy deprisa otras cuantas cosas que también le asustaba.

Toda su habitación olía a sangre y, por lo que sentía debajo de ella húmedo, aparte de su cara, rápidamente pudo concluir que ella era la que sangraba. Solo fijarse en sus sabanas corroboro su sospecha.

Las cortinas estaban cerradas, pero la luz se dejaba filtrar, aun así, se encontraba en un ambiente poco iluminado, su repisa más cercana tenia elementos brillantes, entre ellos distinguió un bisturí y algunos artefactos más complejos.

Las preguntas comenzaron a amontonarse en su cabeza mientras la figura de Jinx, aun encima de ella, parecía demandar su atención principal.

No le dio el gusto de que su voz la delatara nerviosa, solo la miró con enojo y esperó a que la chica hablara.

— ¡Bien!— anuncio más que satisfecha al ver que la sherrif dejaba de pasear su vista y se concentraba— Tienes un aspecto horrible esta mañana, señora oficial ¿A que si? ¿A que si?

Sus palabras fueron acompañadas de una de sus manos, agarrándola de la mandíbula y moviéndola con brusquedad.

La oficial se resintió automáticamente encogiendo su mentón, tratando de alejarla.

—Deberías estar muerta… tan muerta… Dios, solo quiero matarte— comentó alargando la vos, acercando su rostro al de la sheriff— estoy tan… locamente enojada contigo.

— ¿Qué me hiciste?... ¿Cómo lograste…?

Un ruido sordo invadió la habitación acompañado del violento virar de su cara, solo un par de segundos y la mejilla le comenzó a arder.

—Yo de verdad odio tu voz— comentó la tiradora, saboreando aun el hormigueo de su palma— ya no vas a hablar, vuelves a decir algo mas y te juro que te desfigurare el rostro a golpes.

Jinx esperó a que la dueña de casa perfilara de nuevo hacia ella. Sonrió sin poder evitarlo, lo sabía, mientras la gente normal se atemorizaría o tratarían de ocultarse, la sheriff de Piltover la miró con un rencor y determinación tal en sus ojos que era casi palpable.

—Bien… pasemos a los avisos parroquiales entonces— comentó divertida, acomodándose sobre el cuerpo de la oficial, sin importarle clavar el codo en su clavícula— te estarás preguntando un montón de cosas y créeme no me interesa contestarte la mayoría de ellas, así que solo te diré lo que se me da la gana y tú me dirás "Gracias" cuando acabe ¿De acuerdo?

Esperó y al ver que la otra chica no se movió ni un centímetro lo tomó como que había entendido.

—Soy un asco cosiendo heridas y esas cosas, pero te juro que di mi 100% para que no se notara, aun así…— comenzó a decir poniendo automáticamente el rostro de un inocente niño pequeño arrepentido.

Se levantó de la cama y tomó un espejo, uno de mano que Caitlyn usaba por las mañanas, lo acercó a su rostro y pudo notar las primeras cosas que estaban mal.

Como ella suponía tenia magullada la boca en la zona izquierda, en parte como si se la hubiera quemado, le ardía y dolía también en la parte interior, recordó fugazmente la pistola aturdidora en su boca.

Su rostro tenía mucha sangre, pero era difícil saber para ella si se debía a alguna herida en especifico. Lo que si era seguro es que la almohada y sus cabellos era la zona donde más abundaba el líquido rojo.

La almohada se teñía de borgoña claro de tal modo que no se podía adivinar de qué color era la funda.

—Mmm para que te puedas ver en realidad necesitarías dos espejos, pero a ver— comenzó a decir, tomando sin cuidado el cuello de la sheriff.

Solo apoyar la mano, la oficial sintió el dolor en su nuca. Apretó la mandíbula para evitar hacer algún sonido que desencadenara en un nuevo golpe.

—Mira, mira— le recomendó y Caitlyn se esforzó por ver en el espejo.

No era del todo claro, pero podría jurar que tenia algo cocido en la piel del cuello, ahora que lo veía podía sentirlo aún más.

—¿Bien? Para apreciarlo mejor aun así necesitaras verlo por ti misma cuando te pases la mano y te recojas el pelo, cuando no se te vea tan desastrosa como estas ahora ¡Pero cuidadito! — la advirtió— si te tocas mucho y rompes algo que seguro no querrás romper, tu cuello explotara. No lo suficiente como para decapitarte, no puedo poner tanto explosivo en una zona tan chica sin que sea tan peligroso, pero será una explosión suficiente para romper la vertebras de ese lugar. Si no te mueres mínimo quedaras cuadripléjica.

—¿Qué fue lo que me…?

El pánico por lo que se le decía le hizo olvidar la primera advertencia, la cual recordó mientras Jinx con los puños cerrados simulaba hacer un berrinche golpeando su pecho.

—¡Te dije que no hablaras! ¡No hables! ¡No hables!

Solo se detuvo cuando creyó que había aclarado su punto.

—Bien. Lo que te metí en la nuca es un pequeño dispositivo bomba, funciona con impulsos electromagnéticos, pero no te preocupes, debe ser uno fuerte, y cuando digo funciona, me refiero a que yo debo mandárselos, porque si en un rango de 6 horas no se recibe ninguno se activa y ¡Kaboom! Puedes decirles hola a esas graciosas bacinicas de baño, seguro que manotas aprenderá a ponértela correctamente para que no te manches de orina luego d meses. Claro si no mueres, estoy siendo positiva, tú sabes.

Caitlyn mantenía la mirada en Jinx, pero su cabeza era otra cosa. Recapitulaba toda la tecnología que alguna vez había ocasionado problemas en su ciudad, sabia que lo que se el estaba diciendo era demasiado viable para la otra tiradora.

—Bien. Voy a suponer que me crees, porque es lo que nos conviene a ambas— terminó la de pelo celeste— ahora bueno… sigamos a las pautas que vamos a seguir porque la verdad…

El celular vibrando en la mesa mas cercana interrumpió el monologo.

—¡Uy, justo la llamada que esperaba! — se emocionó la otra tiradora agarrando el artefacto— bien, atiende y di que está todo bien, que te tomaras el día porque te dio diarrea.

Dicho esto, apretó el botón para atender la llamada y se lo acercó a la oreja.

—Lamentó molestarla, señorita— se escuchó del otro lado, Jinx también podía oírlo— pero son pasadas las 1700 y hoy venían los del departamento de investigación. No la vimos durante toda la jornada y nos preguntábamos si… vendría…

Jinx le hizo una seña con la cabeza de que contestara, pero Caitlyn solo se le quedo viendo.

—Si no contestas lo que te dije… voy a matarte— susurró la tiradora, pero solo recibió una mirada desafiante mientras la sherrif ladeaba su cabeza— si le dices algo… voy. .

—¿Señorita? ¿Está ahí?

Caitlyn podía ver el enojo corriendo por la mirada de su opresor, pero se mantuvo así. De repente el enojo pareció convertirse en incertidumbre y luego en resolución.

Jinx alejó el teléfono unos centímetros y acercó su cara a la oficial, casi pegándola.

—Te doy permiso para hablar… idiota— le susurró pesadamente, luego acercó el celular de nuevo y se lo pegó a la oreja.

—¿John? — habló ahora claramente.

—¡S-si!

—No iré hoy. Dejo a cargo de todo a Mathius. Él ya sabe qué hacer.

—¡Entendido! Se lo hare saber de inmediato. Lamento las molestias.

Con otra mirada Jinx entendió que podía cortar la llamada y así lo hizo, tirando el celular por arriba de su hombro donde cayo haciendo un ruido aparatoso en el suelo.

—¿Así sin más? ¿No necesitas crear una excusa para faltar?

—¿Crees que le debo rendir cuentas a alguien? ¿Tienes alguien en tu cabeza que este por arriba de mí?

—Me gusta cuando hablas así— admitió ahora— es decir, odio tu voz, pero me gusta cuando hablas creyéndote la gran cosa. Se me graba en la memoria y luego cuando te escucho gritar de dolor es como un orgasmo ¿Sabes?

—Ah… conozco el sentimiento.

—¿Ah sí?

—Mmm… pero no es el punto ahora ¿O sí? Dime ¿Ya puedo hablar?... ¿O prefieres que me calle hasta que te termines de explicar? Lo que sea que decidas, apúrate… se me están durmiendo los brazos.

—Dios, de verdad estás loca ¿No fui muy clara en lo que te estuve diciendo?

—Oh, lo fuiste y… no vas a matarme. Torturarme quizás, un poco, no me importa, pero no será nada que no pueda reparar en futuro.

Jinx rio un poco, pero al ver lo relajado del rostro puso más atención.

—A ver… te dejare hablar, solo porque de verdad eres buena creando expectativas, pero te lo advierto, no me desilusiones… o juro que… hare algo como… perforarte los pezones.

—Tratare— admitió mirando ahora el techo de su habitación. Estaba fingiendo, se sentía bastante nerviosa pero que Jinx no lo supiera era primordial— no vas a matarme porque aun estoy viva. Sería más fácil para todos matarme en cuanto tengan oportunidad, pero tu me mantienes así. Y es verdad, eres "Jinx". Quizás matarme sin mas no es algo que va contigo, no, tu buscarías una forma de divertirte mientras lo haces, pero aun así ¿Por qué ponerme un dispositivo que explota si tu no lo regulas cada 6 horas? Eso solo significa que quieres ese tiempo para estar constantemente posponiéndolo. Significa que me quieres para algo. Pero reconoces que no tienes nada para darme así que como no puedes sobornarme, me amenazas. Si no hago lo que tu quieres dejaras de regular la bomba y moriré, al mismo tiempo no puedo quitármela por mi cuenta ni puedo matarte porque eso implica que también muera.

Terminó su explicación apartando la vista del techo y volviendo a Jinx.

—En otras palabras— comenzó como punto final— me estas aburriendo un montón y solo quiero que pases a la parte de que es lo que quieres, no estoy en condición de negarme.

Jinx se acercó para apoyar la mano en la cabeza de Caitlyn, acariciando los cabellos como si se tratara de un perro.

—Buena chica— felicito.

—Oh, hay algo más.

—¿Mmm?

De un rápido movimiento las manos de Caitlyn pasaron por el cuello de Jinx, el aceró de las esposas giró en su cuello y la oficial pudo atraparlas, aprisionándola.

—¡Estas son "mis" esposas! — gritó cuando la de pelo celeste trató de levantarse para alejarse, pero Caitlyn apretó sus manos sobre el aceró tratando de abrir sus brazos y estrangularla.

Jinx la cargaba en la espalda, luchando contra ella, golpeándola como podía desde esa posición. Se embestía a ella misma contra las paredes, tratando de que Caitlyn se soltara.

Sabia que estaba atinando buenos golpes, el agarre se hacía débil de momento, pero entonces con nueva fuerza la sherrif apretaba las cadenas sobre su cuello.

La oficial simplemente cerraba con fuerza los ojos. Todo el cuerpo le dolía y era difícil de ignorar. Con cada segundo su atacante se volvía más violento.

Podía escuchar como su cuarto se destruida, el sonido de vidrios y muebles rompiéndose, siendo su propio cuerpo el causante de la mayoría.

Finalmente, Jinx la agarró de los cabellos y la empujo con fuerza hacia adelante, tratando de voltearla. Se resistió como pudo, pero terminó pasando, cayendo de espalda.

Al abrir los ojos notó que ahora se encontraban en el living comedor del lugar.

Ubicó a Jinx por como tosía de forma exagerada, se incorporó agarrando un jarrón de porcelana fina y con ambas manos se lo estrello en la cabeza.

Se descompuso apenas arrogarlo. Era la primera vez que se ponía de pie y su cuerpo se resentía de todo, pero no podía parar ahora.

Buscó algo con que arrogarle a Jinx a continuación y cuando vio que se trataba de reincorporar con sus brazos, agarró la silla de madera más cercana de su juego y con bastante dificultad se las arregló para levantarla y arrogársela.

Repitió el movimiento varias veces, mientras sentía que su cuerpo se desgarraba por el esfuerzo. No paro hasta que la silla rompió su respaldo, momento en el cual no pudo volver a levantarla.

Jadeando miró el cuerpo de Jinx, aun viva, ya que una de sus manos se contraía a su cuerpo, como si se tratara de cubrir el estómago.

No tenía sentido. Le había estado golpeando en la espalda.

Los sentidos se le pusieron en alerta, pero muy tarde, Jinx se extendió en un rápido movimiento, atrapando sus pies con sus largas piernas, girando bruscamente, haciéndola caer con fuerza, no sin antes golpear la mesa ratona a su lado, rompiéndola también.

—¡Golpeas como una bebé! — le gritó forcejeando ahora, ubicándose arriba de esta. En su mano izquierda sostenía un pedazo de la silla rota y golpeaba a Caitlyn como podía con este.

Mientras se defendía con unos de sus brazos, el cual recibía todos los golpes, con el otro manoteaba el suelo, tratando de moverse, buscando algo.

Sus dedos llegaron a chocar con un objeto frio, ni siquiera lo miró, y adhiriéndoselo en sus dedos lo estrelló de costado en el rostro de la otra chica.

Jinx dejó de pegarle. Su cuerpo y rostro se pusieron tieso mirando la nada. Como si aun no asimilara la magnitud del golpe.

Caitlyn aprovechó para zafarse y patearla lejos.

Se alejó arrastrándose hacia atrás y fue cuando vio en el suelo el bidón de damajuana reforzado en la alfombra.

Se lo había regalado su padre cuando terminó sus estudios, de Aguas Turbias, indestructible y pesado, aun lleno.

Jinx se puso de rodillas y luego apoyó un pie, tardó unos buenos segundos en levantarse y cuando lo hizo, Caitlyn la vio tambalear mientras se agarraba la cabeza.

—No, señor… la verdad a mi si me gusta la zanahoria… pero no cortada en rodajas… sino en trozos…

Caitlyn recordó donde escondía sus armas, y viendo por ultima vez el aturdimiento de Jinx, corrió atravesando el living.

No pudo cruzar el portal cuando sintió que le jalaban de los cabellos con fuerza y la tiraban. Dio manotazos frenéticos, decidida a defenderse.

La táctica de una atontada Jinx fue tratar de abrazarla, para de este modo no dejarle un golpe limpio, con fuerza logro reducirla, pero Caitlyn no tardó en posicionarse arriba de esta, presionando con su mano una de las mejillas, ahora ensangrentada de la tiradora, apretando su cabeza contra el suelo.

La sentía moverse con sus manos y pies, como si tratara de alcanzar algo, pero nunca pensó que Jinx hubiera alcanzando su bota, sacándosela para golpearla reiteradas veces en su cuerpo.

Se movía tanto y sus manos estaban tan mojadas, que la mas alta de las dos logró zafarse. Le hundió la suela en su boca y se puso en pie.

Jinx pudo mirar como la dueña de casa la imitada, ya tenia en sus manos un hierro que había tomado cerca de la chimenea de la sala de estar y lo empuñaba, tomando carrera.

—¡Tiempo! ¡Tiempo!

Por ninguna razón, solo por el hecho de que se lo gritaran, Caitlyn se detuvo.

Frente de ella Jinx empuñaba su bota con ambas manos. Jadeaba igual que ella, quien a su vez tenia en alto la herramienta de juego de fuego.

—¡Tiempo fuera! ¡10 minutos de descanso! — volvió a gritar, aun así, ninguna se movió del lugar— ¡Mejor 20! 10 para cada equipo… Dios…

Finalmente, la de pelo celeste dejo caer la bota y solo con una puesta se dirigió al sofá detrás de la mesa ratona destruida.

Se sentó, desplomándose en este.

—Propongo… una… propongo una tregua temporal— ofreció, tomando larga bocanadas de aire, tratado de limpiarse el rostro, un asunto perdido desde que sus manos estaban igual de sucias.

Caitlyn dejó apoyado a un lado de los restos de la mesa su improvisada arma y se acercó rengueando al otro extremo del sofá.

Al igual que Jinx, aunque sin notarlo, trató de limpiarse el rostro, mientras se sentaba acomodó su cabello a un lado. El solo apoyar la espalda en lo mullido del sofá le hizo pensar que no importara que pasara luego, no se levantaría de ahí.

Si tenia que morir, no podía pedir un mejor lugar.

—Tienes…— comenzó la anfitriona luego de varios minutos de silencio entre ambas, mientras veían los restos de la sala— Tienes una buena derecha.

—Gracias— contestó la otra, sin intención de moverse— tu… me sorprendiste con lo de las esposas ¿Desde cuándo te soltaste?

—Desde que te distrajiste con el teléfono.

—Ah… el teléfono ¿Y qué? ¿Es un curso que toman los policías? ¿En vez de adiestrar perros y familiarizarse en códigos especiales… se hacen "uno" con las esposas?

—No, no… mi padre… él… a él le gustaba mucho armar y desarmar. Armo y desarmo todo de chica… se como funcionan las esposas mejor de quienes la fabricaron, más las mías.

—Claro, claro… mi error.

—Igual fue una buena idea.

—¿Qué cosa?

—Lo del aparato en mi nuca… porque… eso es cierto ¿Verdad? Tengo una bomba.

—Lo es, lo es. Pero no te preocupes, la ultima vez fue a las 16:00 horas… ahora son las… casi 18:00. No explotaras hasta las 22:00.

—Cool— comentó con sarcasmo mientras se llevaba una mano atrás del cuello, notando la deformación del lugar— ¿Me cosiste?

—Si, con gancho.

—Ah, con gancho…

Finalmente, Jinx tiró su cuerpo para adelante, tomando una posición mas de sentada a la par de Caitlyn.

—Oye, mira, de verdad disfruto esto de… matarnos, de verdad que si— confesó la más altas, mirándola con gracia— es divertido, lo juro, te parece si seguimos luego de no sé, ¿Hablar de términos y condiciones?

—Quiero que me ayudes a destruir el museo de Piltover.

—¡Dios! ¡Lo juro! Me vas a volver mas loca de lo que ya estoy. ¿Por qué crees que estas en condiciones de negociar? La que se va a quedar sin cuello eres tu y aun así desafías mi autoridad, me golpeas, tratas de matarme y quieres ponerme los puntos.

—No iba a matarte. Te necesito. — dijo convencida— tanto como tu me necesitas a mí. Te parece si primero nos sacamos el mayor provechó posible y luego nos matamos. Puedo organizar un duelo a muerte con el reloj principal de Piltover si quieres.

—¿Qué? ¿Cómo en el viejo oeste? ¿A lo vaquero? ¿Puedo llevar sombrero?

—Si quieres…

—¿Puedo quedarme con el tuyo cuando te mate?

—Si logras matarme supongo que sí— confesó respirando profundamente, lista para negociar con la única persona que pensó nunca llegaría a hacerlo— el sol no llega bajo tierra.


Nota del autor:

Capitulo cortito, pero porque quiero estudiar y escribir terminar el de Akali y Evelynn. Ojalá tengan lindo fin de semana :)