Disclaimer: Leauge if legends y sus personaje son me pertenecen. Ahora tengo mas tiempo para escribir y eso me hace enormemente feliz.


Capitulo 14


El peor inquilino


Sinjín había tenido la mejor semana de su vida.

Lo ascendieron y aumentaron el sueldo con eso. Le dieron una conmemorativa medalla en un pequeño acto y ahora tenía su propio cubículo en las oficinas del primer piso de la jefatura.

Todos lo saludaban y le preguntaban por lo ocurrido en la guarida de Jinx. Hasta el dueño de una taberna a la que solía ir le invito todo un cajón de su cerveza favorita solo con la condición de que les contara a todos la historia.

Su historia.

Tenía tanto trabajo como enorme era su sonrisa. No le importaba, no podría estar mejor.

Un gran robo a una pequeña sucursal de cambio de moneda era lo que lo tenía atareado. Había ocurrido esa misma mañana y ya ahora tarde, casi anocheciendo, tenía dudas en el operar. Nunca antes había estado a la cabeza de una investigación.

Su mirada divagó por la amplia oficina. Aun quedaban algunos oficiales en sus cubículos, pero ninguno le llamo la atención como para acercar a preguntarle, a modo de simpatía, que se hacía a continuación.

El sonido de unas persianas cerrándose lo hizo concentrarse en la oficina principal, aquella que estaba separada del resto a un costado y que la dividía de los demás por un ancho pasillo.

Se alegro al saber que la sheriff estaba. Creyó no haberla visto en toda la semana pero ahora que la encontraba seguro le podría pedir algún consejo.

No olvida como su superior lo había puesto en lo alto con la mejor de las disposiciones.

Se paró convencido y comenzó a caminar hasta la puerta de madera, tocó un par de veces y tardaron en contestar, pero finalmente cuando tuvo la afirmativa, el oficial entró.

– ¿Señorita?– se animó al preguntar en una oficina casi a oscuras, solo iluminada por una lámpara en la esquina– buenas noches, lamento molestarla.

Caitlyn no le contesto, permaneció detrás de su escritorio donde revisaba algunos papeles.

–Si-si está demasiado ocupada, puedo entenderlo, solo tenía unas dudas con respecto a la investigación sobre el asalto y me preguntaba...

–Sea lo que sea lo harás bien– lo interrumpió su superior sin levantar la vista–se te puso ahí por un motivo, y la razón por aparte es porque se te cree lo suficientemente capaz de desempeñarte. Si tienes alguna duda... solo haz lo que tu instinto te diga. Ha funcionado antes para dirigir tus pasos hasta donde estas ahora.

Sinjin se quedó sin palabra ante la contundente respuesta. Ahora inclusive se sentía capaz de atrapar por sus propios medios a cualquier criminal.

Lleno su pecho de aire y se paró firmemente.

–Por supuesto... hare que se sienta orgullosa, señorita.

Estaba a punto por ir, ansioso de tomar sus papeles en el cubículo que le esperaba, cuando la chica lo llamó.

–Sinjin... ¿Estos son todos los papeles sobre la investigación de la guarida de Jinx? ¿Todo el inventario esta completo?

–Oh-oh... sí, me pusieron como parte de la investigación y en cuento usted solito el inventario yo mismo me cerciore de que no falta ni una sola pieza.

Le aseguró, acercándose al escritorio para ver si tenía los papeles correcto, con su firma.

–¿Me-me permite?– preguntó extendiendo una mano para que la sheriff le pasara lo que leía.

La mujer así lo hizo y fue cuando notó la primera cosa alarmante.

Caitlyn llevaba una polera larga de tela fina, oscura, pero al extender la mano pudo ver lo magulladura de su muñeca, inclusive la piel mostraba cortes mal curados a esa altura.

Fue cuando levantó la vista a su rostro, por temor a ser descubierto mirando algo que no debía.

La chica tenía un parche blanco a la par de su labio, que le cubrió la mejilla baja izquierda hasta la mandíbula, un moretón en el otro lado del rostro, por debajo del ojo derecho que se delineaba en un alarmante verde, todo contrastando en lo pálido de su rostro, que lejos del habitual nívea, parecía enfermo.

Caitlyn lo miraba solo con un ojo cansado, el otro tenía el parpado hinchado y caído, imposible de saber la condición de este.

–Tuve un... ammm– comenzó a decir la oficial– encuentro con unos criminales... créeme, ellos quedaron peor.

–Oh, si-si, claro, lo lamento– se excusó el de menor jerarquía, siendo consciente que todo ese tiempo había permanecido con la boca abierta mientras la miraba sin ocultar su asombro– Y si, los papeles, si... permítame.

El chico se tomó unos segundos para repasar con su vista la lista y terminó devolviéndosela convencido.

–Sí, esta todo.

– ¿Y supongo que dejaron todo en el pabellón 6?

–Por supuesto, el de mayor seguridad, nada entra o sale de ahí sin que por lo menos una docena de oficiales lo sepa.

El chico lo dijo con una sonrisa de orgullo, pero el rostro de Caitlyn pareció contrariarse al escucharlo.

–Le-le preocupa que Jinx pueda atacar las instalaciones, es decir... todos esperamos eso y por eso resguardamos sus cosas ahí... no podrá entrar... ¿Le preocupa?

–Ah... claro– comentó apoyándose en el respaldo de su sillón– me preocupa... Jinx.

– ¿Quiere que de orden de respaldas el pabellón 6?

–No será necesario– comentó con cierto desdén volviéndose a meter en sus papeles.

Sinjin pensó en decir algo alentador pero nada llego a su cabeza y a medida que los segundos pasaban creyó que no podría decir realmente nada, se inclinó, pidiendo permiso aunque nadie lo viera, y salió en silencio cerrando la puerta.


Le dolía respirar.

No recordaba la última vez que caminar un tramo tan corto desde el portero hasta el ascensor y luego a la puerta de su propio departamento le costara tanto.

El que Jinx le haya puesto un dispositivo era lo que realmente la arruinaba, no por el peligro en sí, sino por privarla de curarse apropiadamente todas las heridas de los últimos días.

Apenas pudo revisarse el brazo cuando cayó del campanario, el doctor ya le había advertido de tomar un descanso, y eso fue antes de la segunda vez que visitó a Jinx.

El brazo, en efecto, le dolía bastante, y era lo que más lamentaba pese a todas las heridas nuevas. Los moretones y golpes en su rostro era algo con lo que lidiaba en su profesión, le dolían, si, pero nada más.

El otro punto importante era la molestia del cuello, ocasionada claro por el pequeño dispositivo. Era evidente para ella, por lo afiebrado de la zona, que estaba infectado. El solo rozar de la tela del cuello le hacía desfallecer.

Estaba convencida también que la fiebre y el dolor de cabeza se debía a esa infección.

Jinx no le dijo nada más allá de que si se tocaba demasiado el dispositivo por si solo explotaría.

Llevaba días tratando de averiguar qué tipo de bomba le había puesto, pero aun no podía encontrar nada, ni en el listado, ni mirando por ella misma las cosas de Jinx, ni en el registro de armas y bombas, que pudiera entrar perfectamente en al descripción de lo que la amenazaba.

"pulsos electromagnéticos... no remover... no los suficientemente fuerte"

Recordaba lo impórtate, pero su estado le dificultaba inclusive pensar en una solución.

No había tiempo. En su cabeza solo quedaba la esperanza de curarse apropiadamente cuando todo terminara, y la otra tiradora también parecía tener su propio apuro para que el "trato" que había terminado sellando se llevara como habían pautado.

"Aunque definitivamente hay unas cuantas cosas que no tuve en cuenta" Pensó mientras ponía la llave en su cerrojo y lo hacía girar, entrando a su apartamento.

No se había molestado en ordenar el desastre que hicieron con Jinx la primera vez que la chica apareció allí. No tenía sentido. La de pelo celeste ya se había instalando en su apartamento con la excusa de no tener a donde ir.

"Tú vas a proporcionarme las armas y el material que necesito, no pienso ir y venir a lo idiota todo el tiempo. Aparte, caminar de noche por las calles de Piltover es peligrosa, todos quieren matarme, hay mucha inseguridad y violencia allá afuera"

Lo prefería así.

Tener a Jinx cerca le aseguraba que la chica trabajaba en el trato y no en otra cosa, pero al verla tirada en un sofá quemado, comiendo pizza de la tercera caja tirada en el suelo, le hacia replantearse algunas cuestiones.

–pflegastpfe– le dijo con la boca llena mirándola con curiosidad.

–Ah... si... ya llegue.

–Pfien– comentó tragando con rapidez deslizándose hasta el suelo y pararse finalmente– ¿Que me trajiste?

–Nada

– ¡¿Nada?! ¡¿Como que nada?! ¡Te encargue como una docena de cosas!

Caitlyn no le hizo mucho caso. Pasó a su lado y se dirigió a la caja de pizza, podía ver parte del queso arriba del tapizado del sofá. Tomó una porción de la caja. Se sentó en el suelo, apoyándose en la pared y comenzó a comer.

Sabía que Jinx destruirá su hogar como pudiera, y así parecía que lo hacía. Todo el lugar estaba dado vuelta. Sus muebles destruidos, los platos y vasos rotos y esparcidos por todas partes, el vidrio de diferentes objetos adornaban cada rincón que veía y todo lo que la chica sacaba del refrigerador o las alacenas terminaban en los muebles que esta no podía romper.

Sabía que la tiradora lo hacía a propósito, no por descuido o desinterés. Presentía que era plenamente consciente cada vez que actuaba al modo como poder hacer el mayor daño posible.

Pero lo que no sabía era que Caitlyn se había resignado por completo. Ya daba por perdido todo el departamento, así que si podía conseguir una porción de pizza de todo ese desastre se consideraba afortunada.

También sabía que esto molestaba a Jinx, que en más de una ocasión la atrapo espiándola, esperando alguna reacción molesta de su parte. La cara de desilusión cuando eso no ocurría también era un bonos.

— ¡¿Cómo se supone que voy a volar un museo si no tengo nada?! ¡¿Quieres que ponga un… un… un globo lleno de harina y lo coloque en lo más alto y luego le tire piedras?!

—Debemos pensar en otra cosa que no involucren tus armas confiscadas… veo que estas avanzando con las cosas que te di.

— ¡Hacer una bomba casera con partes recicladas no es avanzar, idiota!— se quejó dándole una pequeña patada a su proyecto en el medio de la sala— es pasar el tiempo en este aburrido lugar del mal.

—Pues tendremos que pensar en algo más.

— ¡Eres al sherrif! ¡La máxima autoridad que tiene ese montón de imbéciles! ¡¿Y no puedes conseguir mis cosas?!

—No puedo simplemente ir ahí y sin ninguna explicación solitaria que se deje el pabellón 6, uno de los más importantes no solo por tus armas, completamente solo y que se apaguen todas las cámaras de seguridad del lugar. Todas tus cosas están enumeradas y enlistadas.

—Espera, espera, espera ¡¿Le pusieron una etiqueta a mis… a mis armas?!

—Y seguramente embolsaron y metieron en una caja llena de moho, últimamente había una fuga de agua… se llena de humedad.

—¡Mis bebes!

— gritó horrorizada, no sabiendo si salir del apartamento en sus busca o idear un plan para recuperarlas adentro.

—Eso es una mentira ¿Cómo crees que dejare que las pruebas se arruinen por una gotera? no seas ridícula.

— ¡Tu eres una mujer del diablo!

Caitlyn sonrió complacida sabiendo que el enojo y sobresalto de la otra era genuino. La de pelo celeste hizo una mueca aun enfadada y abriendo los brazos se dejo caer en el suelo, viendo el techo.

—No es como si…

— ¡Cállate, estoy pensando!— la interrumpió mientras miraba el techo.

—Mientras haces eso…— volvió a hablar desobedeciéndola, lo que hizo bufar a la más delgada— podrías pensar en otra forma de pasar el tiempo que no sea destruyendo este lugar, no por mí, de verdad, a mi no me importa ¿Pero podrías pensar un poco en ti? Ya que te vas a quedar aquí ¿De qué te sirve destruir todo? No es incomodo trabajar así. Yo vi tu lugar… no era desordenado… tan desordenado.

—Se que lo estás diciendo porque no te gusta ver este chiquero así.

—Me da lo mismo, no mentí, ya lo di por perdido. Malgastas tu tiempo tratando de hacerme enojar así.

—Luego de 6 días aquí… quizás… quizás lo considere.

—Genial… y otra cosa…

Jinx esperó a ver que le decían pero como nada sucedió, dejó de mirar el techo para ver a su acompañante.

—Dios, que bien te ves— comentó con animó la de pelo celeste— y por bien me refiero a que te ves bien para mí porque en realidad te ves como si te estuvieras muriendo por dentro… lo cual es tan… "embelesante" de ver.

— ¿Luce infectado para ti?

—Agh, que asco, no te pases, estaba comiendo— se quejo la tiradora cuando Caitlyn se recogió el cabello para develar su cuello.

Aun con la expresión asqueada se acercó con curiosidad a mirar la piel que se le mostraba.

Estaba infectado, sí, parecía que el cuerpo rechazaba el aparato y con razón, pero lo había colocado lo mas debajo de la piel que podía, inclusive por abajo del musculo, no se movería de ahí a menos que alguien tratara de extirparlo, y si eso pasaba explotaría.

Si Caitlyn quería limpiar o curarse, la otra tiradora no tenía ni idea de lo que deberían hacer. Era después de todo un instrumento de tortura y control, no se pensaba realmente en el bienestar de su portador.

—Sí, mi tío tenía el cuello así… y a los dos días murió.

—Tú no tienes tíos.

— ¿Y tú que sabes?

Caitlyn había contestado a la broma por inercia, pero ahora la otra chica parecía haber puesto atención en sus palabras.

Ella sabía que Jinx no tenia familia, pero ahora su cabeza trabajaba de mas pensando cómo es que tenía esa información.

"Es verdad" pensó cuando finalmente encontró la respuesta, extrañada.

—Te hice una pregunta.

—Yo…— comenzó a decir, recordando la niña que solía ser quien le hablaba— Me lo acabas de decir.

— ¿Eh?

—Fue un comentario capcioso. Trató de sacarte la mayor información posible para luego atraparte… cuando salgamos de esto. Ya tengo que "no tienes tíos" y "No soporta la cafeína"

—Bueno, te recuerdo entonces que me gusta meterles pedazos de metal oxidado a la gente por adentro del cuello y ver como se pudren con el tiempo.

—Hace que me duela la cabeza y me sienta descompuesta… eso y todos los golpes.

— ¿Y me lo dices porque… debería importarme…?

—Tú también estas malheridas.

Jinx llevaba una de sus manos vendada con telas improvisadas, había recibido un tiró pero en todo ese tiempo no parecía que la tiradora tratara de realmente reparar en ello y por eso la herida no curaba. Moretones y otras heridas por demás bastante parecido a lo de Caitlyn.

—Pero yo no tengo una bomba en mi nuca.

— ¿No te duele?

— ¿Y crees que te voy a dar una información tan valiosa como esa?— preguntó sentándose a su lado, apoyándose también en la pared— claro que me duelen, pero no tanto y obvio no voy a andar por los rincones llorando como tú. Esto no es nada… créeme. Aparte sana rápido.

—Ya veo…

Caitlyn desvió su atención entonces a la maquina en la mitad de la sala. Por los componentes que le había proporcionado a Jinx sabía que se trataba de una bomba, aunque de potencia debatible.

Debía darle la razón a la otra tiradora. Pretendían destruir el museo de la ciudad, uno de los lugares más seguro de la zona, y ni siquiera contaban con un equipo decente.

—Hice que hablara.

— ¿Qué?— preguntó la Sheriff sin entender.

—Ya que lo miras tanto…

Jinx sacó un pequeño aparato de su bolsillo, oprimió unas teclas y una pantalla salió del cilindro metálico.

"Hola, quiero explotar niños inocentes y aplicados que acuden a los museos" comunicó una voz robótica salida del aparato.

— ¿Y ponerle una voz de que ayuda a la explosión?

— ¿Le quitas lo divertido a todo o solo a lo que me gusta?

—De verdad quiero terminar con esto…

—Oye, oye, si yo pudiera elegir, preferiría que estés muerta y yo en mí querido campanario con mis armas… pero así están las cosas. Tú con una bomba infectada en el cuello y yo aquí, lejos de mis bebés. — terminó expresando, estirando sus pies— pero ahora debo cooperar para explotar un aburrido pero ridículamente cuidado museo para que tú puedas hacer tijeras tranquilas con tu novia por más tiempo del que le en realidad le queda y así recuperar mis armas ya que me estarás eternamente agradecida y lamerás mis botas… claro aparte de que puede que no te decapite con esa cosa que tienes.

Caitlyn recordaba que ese era básicamente el plan.

—Y descuida, he notado lo inútil que eres— comentó sin tiempo a que llegar a decir algo mas— por eso ya me estoy encargando solita de conseguir lo que necesito.

— ¿Ah sí?

—Sí.

Y con esto la tiradora se levantó de su lugar, dándole la espalda a la oficial.

—Jinx— la llamó antes de que pudiera siquiera mostrarle algo.

—Así es como me llamo, no lo gastes, suena feo salido de tu magullada boca.

—Recuerdas… recuerdas porque estamos aquí ¿Verdad?

— ¿Que no me acabas de escuchar? Tengo un museo que destruir… por tu culpa.

—No, no, no eso… si sabes porque quiero destruir el museo ¿No es así?

—Agh, de verdad quizás te está afectando más de la cuenta el aparato.

—Solo contéstame lo que te estoy preguntando.

—Quieres destruir el museo para salvar a manotas de morir ahí.

—Exacto pero… ¿Como… se yo que Vi morirá en el museo?— preguntó con cuidado.

Caitlyn sabía la respuesta, la recordaba por lo menos, y sabía que Jinx también sabía la respuesta, pero no lo parecía en ese momento.

— ¿Y yo como voy a saberlo?

"Ahí está" pensó con triunfo al corroborar su teoría.

—Jinx, tú me lo dijiste.

— ¿Qué?

—Se que Vi morirá porque viajaste en el tiempo, por un portal— comenzó a relatar, teniendo toda la atención de su invitada— fue un… accidente en un primer momento, ambas viajamos… y regresamos… y luego yo te envié a averiguar cómo murió… trajimos sin querer a una niña y…

—Ya, ya, cállate— la interrumpió— si lo recuerdo.

Ambas quedaron en silencio en metidas en sus pensamientos.

— ¿Lo habías olvidado?— se atrevió a preguntar viendo aun el semblante confundido.

— ¿Y qué? Se me olvidan muchas cosas, idiota, no es como si fuera algo de vital importancia para mi ¿Sabes?

—Yo también lo olvide— siguió hablando sin prestarle importancia— siento como si se tratara de un sueño lejano… las cosas que vi a través del portal… son confusas ahora, y lo son cada dia que pasa… ¿Te sucede lo mismo?

Jinx solo se le quedo viendo, pero al bajar su mirada y pensar en ello Caitlyn lo tomó como una respuesta afirmativa.

—Es como si alguien quisiera que nos olvidemos de todo…

— ¿Alguien?

—Algo más bien… creo que es el portal…

— ¿Crees que el portal tiene vida o algo así? Y mira que yo soy la que dice estupideces.

—Tómalo como quieras ¿Pero te parece normal que ambas olvidemos lo que paso hace una semana, lo cual es muy importante para nuestra situación actual?

—Bueno… ni que sea tan importante realmente.

—Lo es.

—¿Por qué lo seria?... créeme sombrerotes, si ese ridículo portal con brillantina quiere que nos olvidemos de lo sucedido, bien podríamos hacerle caso… hay cosas que es mejor no saber… y otras que son mejores olvidar… como ese cochino futuro apestoso, que créeme, no pasara.

Caitlyn analizó a la otra chica, la cual parecía haberse dado cuenta de lo sospechoso que sonaba todo.

—Sabes, si Vi muere… puedo entender que ella no quiera saber nada de eso y prefiera olvidarlo… ¿pero porque tú también?

—Yo no soy tan inútil como para morir— se defendió de inmediato— si estas preocupada por mi salud y bienestar en el futuro, lo cual me conmueve, déjame decirte que no, yo no moriré… Agh… aunque lo que me sucede es algo mucho peor.

Antes de que la oficial pudiera indagar mas el portero de la sala sono ruidosamente, haciendo que ambas voltearan a verlo.

—Uy, uy, atiendo yo.

—¡Quédate en tu lugar!— Le advirtió poniéndose de pie, pero al sentir la risa de la otra chica sabia que solo bromeaba.

Se acercó a la pantalla de seguridad que tenía en la entrada y vio que se trataba de Jayce.

El chico miro directamente a la cámara y habló claro.

—Solo te estoy avisando que entrare, no te estoy pidiendo permiso esta vez… Caitlyn.

La sheriff pudo ver como el héroe atravesaba la puerta del edificio sin ninguna autoridad, seguramente ayudado de algún dispositivo de su autoría.

—Puedo decir por lo menos 4 cosas que veo problemático en eso— comentó de cerca Jinx, sabiendo lo que pasaba.

—Le tomara menos de un minuto llegar al piso y atravesar esta puerta como hizo con la de abajo. Escóndete.

—Pfff, brillante cerebrito ¿y la bomba casera que tienes en medio de la "muy ordenada y en condiciones" sala?

Caitlyn miró deprisa la situación y de todas las cosas lo peor era que efectivamente a su cabeza no se le ocurría nada para salvar la situación.

—Podemos… ya sabes— comenzó Jinx, tomando el chuchillo de untar de un frasco de maní tirado en la alfombra— no sé, quizás… matarlo.

—¡No vamos a matarlo!

—Oye, estoy tratando de ser práctica.

Caitlyn la ignoró y se acercó a la bomba. Era un artefacto grande, pero no lo suficiente para que ambas lo levanten sin dificultad.

—Ayúdame a esconderla en la habitación.

—No creo… que esa sea una buena idea.

— ¿Qué?

—Ya está ocupado ese cuarto.

— ¡¿Qué?! ¡¿Con que?!

Al ver como Jinx se encogía de hombros ella misma tuvo que abrir la puerta de su habitación, ni siquiera pudo entrar cuando una tonelada de billetes tocó sus rodillas y se esparcieron por el suelo de la sala principal.

— ¡Tu! ¡Fuiste tú!— le gritó encarándola— ¡Tu robaste la casa de monedas esta mañana!

—Estaba aburrida… y no me dejaste dinero para comida ¿Crees que esas pizzas se pagaron pidiendo limosnas?

— ¡Voy a matarte!

—Vas diciendo tantas veces eso que comienzo a pensar que mientes y solo lo dices para…

Jinx tuvo que interrumpir su frase cuando Caitlyn la tomó del cuello con fuerza.

— ¡Entra al maldito baño!

—Hice de la 2 hace 20 minutos, de verdad no tengo ganas de…

— ¡Ahora!


Nota del autor:

Me gustaría hacer capítulos más largos de estos, pero así como lo ven tiene 4k de palabras, parecen menos, yo sé, pero no.