Disclaimer: League of legends y sus personajes no me pertenecen… y tengo problemas con el Word de mi computadora, me salta "error de activación de productos" ¿Qué pedo Word? ¿Queres bardo? Veni, párate de mano, a ve.


Capítulo 15


La mansión


Jayce esperó unos momentos del otro lado de la puerta. No era su estilo entrar sin recibir una afirmativa de la otra parte, menos aun tratándose de Caitlyn.

Pero si por lo menos la mitad de todo lo que había escuchado era cierto, necesitaban hablar. Más aun cuando la sheriff se había estado negando a tratar con cualquiera en los últimos días.

Aun así, su caballerosidad no lo dejó usar su dispositivo para violar el seguro de la puerta. Golpeó un par de veces y esperó.

Caitlyn se tomó su tiempo, pero termino abriéndole, apenas.

— ¿Puedo pasar?

La chica lo miró de pie a cabezas y luego se apartó de la puerta con pesar, dejándole el pase.

Entró y lo primero que llamó su atención fue lo destrozado del lugar. Solo había estado en dos ocasiones en aquel apartamento y lo recordaba impecable.

Encaró a la chica con curiosidad y esperó su respuesta.

—Me traje un artefacto que encontré entre las cosas de Jinx… no pensé que armaría tan alboroto.

Se le quedó viendo no muy convencido con la explicación, pero no agregó nada más.

—Dijeron que tenías heridas nuevas, y puedo ver que es cierto ¿Qué paso?

—Hubo un robo cerca de donde estaba… luche con los criminales y termine así…

— ¿Luchaste cuerpo a cuerpo?

—Obviamente no todo el tiempo.

— ¿Y tú rifle?

—Me quede sin balas en un momento y aprovecharon para abordarme.

—¿Y pusiste una demanda?

—Soy la sherrif no necesito informarme a mí misma de un robo que yo misma presencie— dijo con contundencia, dejando al héroe callado—aparte no se llevaron nada, lo evite bien.

—Claro… ¿Y es por eso que has evitado ir a trabajar… y a todos nosotros por días?

—No es eso… y realmente no he estado tratando de evitarlos… solo he estado ocupada con un trabajo muy peculiar.

—¿Ah sí?

—Sí… confidencial.

—"Confidencial"— repitió el héroe cruzándose de brazos— que conveniente.

—Lo es ¿No es así? — retrucó la oficial también cruzándose de brazos, aunque al hacerlo no pudo evitar que una mueca de dolor se hiciera presente en su rostro.

— ¿Estás bien?

—Sí.

—No fuiste a que te revisaran… chequee la lista y no está tu nombre en las revisiones… aparte es evidente que te estás tratando de curar por tu cuenta… nunca te fue bien con las vendas…

—¿Ahora me espías? ¿Tratas de adivinar en que estoy metida? Esperaba de ti otras cosas menos el estar metiéndote en…

—Estoy preocupado— sentencio el mayor— y somos amigos, lo somos, no tienes por qué tomar una postura tan a la defensiva conmigo.

El tonó sereno y pesado del hombre le hizo sentir algo de culpa, finalmente respirando ampliamente.

—De verdad no puedo…

Ya había pensado algo que decir pero la interrumpió un sonido atrás en sus espaldas.

Vio con temor que Jayce había escuchado lo mismo y como trataba de ver por su hombro.

Unos segundos de silencio y el sonido de una puerta siendo golpeada se escuchó con claridad.

— ¿Tienes visitas?

Caitlyn se contuvo de maldecir cuando unos nuevos golpes se dejaron escuchar de una puerta que estaba visible para ambos, la del baño.

—Sí… bueno…— comentó mientras su cabeza trataba de crear una excusa a gran velocidad.

— ¿Trajiste a alguien… a tu departamento? — volvió a preguntar con cuidado, no saliendo de su asombro.

—Sí… yo… conocí a alguien.

—¿Eh?

Definitivamente se sentía incomoda en ese papel, pero ya había pensado en un par de opciones y ninguna le convencía para engañar al héroe.

—Fue el día del asalto… me ayudó… alguien— comenzó a relatar— fue muy valiente y… me invitó a tomar algo.

—¿Qué?

—¡No me hagas decirlo todo! — exclamó con un rubor rojo que no pasó desapercibido para su interlocutor, que algo apenado comenzó a entender— yo acepte porque me sentía en deuda… pero terminó siendo muy agradable. Tu no podías ser más inoportuno… lo invite a pasar la noche aquí.

— ¿Tu… que?

—Por favor, Jayce, no me hagas decirte también que fue lo que hicimos para que se este tomando una ducha ahora.

Caitlyn supo que lo había conseguido al escuchar las palabras apresuradas y los pasos hacia atrás del mayor.

Los golpes en la puerta se volvieron a hacer notar y a Caitlyn le preocupo que la intrusa hiciera algo que tirara por la borda lo que tanto trabajo estaba tratando de sostener.

—Debe querer que regrese allí.

— ¿Qué?

—Yo también necesito un baño.

Por primera vez la oficial no pudo evitar sonreír al ver todo el poema que era la cara de Jayce. Aun con humor lo tomó con cariño del brazo y lo llevó afuera.

—Vamos— lo invitó conduciéndolo— me gustaría decirte unas cosas antes.


Jinx aun miraba la puerta con enojo.

No podía creer que, aunque tuviera un control capaz de hacer despegar la cabeza de Caitlyn de su cuerpo, la oficial la tratara como si nada.

La reprendía, le decía lo que tenía que hacer, y peor, lograba que terminara haciéndolo.

La había metido a los empujones al baño y había tirado su preciada bomba con ella sin el debido cuidado.

Hasta arruinó varios de los billetes que con tanto empeño había conseguido tirándolos como si se lo hubieran regalado.

Y ahí estaba, golpeada con la máquina que ocupaba la mayor parte del baño y con olor a billetes manoseados.

Podía escuchar las voces de los que estaban afuera. Parecía que Jayce había venido solo. Era difícil distinguir con claridad lo que se decía.

Y tampoco era algo en lo que estaba realmente interesada.

Las cosas eran complicadas y, aunque moría de ganas de meter en aprietos a Caitlyn de nuevo, se sentía cansada.

Su cuerpo le dolía aun, y tener que huir de un atípico ser, como era Jayce u otro "amigo especial" de la sheriff, le parecía de la peor idea en ese momento.

Se acomodo en el váter, dispuesta a esperarla. Ya le golpearía o amenazaría cuando estén solas de nuevo.

Su mirada divagó por el cubículo. El baño era el único lugar que no había tratado de destrozar. Destruyó el que tenía la dueña de casa en su habitación, pero este lo debía también usar ella.

El único uso a su raciocinio en esos días.

Le gustaba el baño, era tranquilo y creía que cumplía ampliamente su función. Los azulejos oscuros pero impecables, la bañera, el suelo.

Y entonces lo vio.

El débil pero insistente titileo de luz roja en el suelo, muy cerca de donde estaba la bomba casera.

Su mente recordó fugazmente el ensamblado mientras se ponía de rodillas a la par del artefacto y lo giraba para ver qué era lo que brillaba.

—No puede ser…

La consola se había caído en lo que ella y Caitlyn habían metido a la fuerza la bomba y ahora tenía el vidrio quebrado, pero claramente se podía leer una cuenta regresiva en números rojos

14:18

—Oh vamos, bebe, soy tu mama, no puedes explotar— comentó divertida mientras buscaba en su bolsillo el control detonador.

Su tórax comenzó a helarse de repente cuando manoteo todos sus bolsillos y no lo encontró allí.

"Hice que hablara" recordó decirle a Caitlyn cuando vio por última vez el mando.

—No puede ser… ¡No puede ser! ¡Lo deje en la caja de la pizza!

Miró la única puerta y de dos largos pasos trató de girar la perilla y escuchó el seguro.

—Maldita seas, Caitlyn ¿Por qué no confías en mí?— se preguntó tratando inútilmente de abrir la puerta, pues la dueña de casa la había dejado encerrada.

Le dio un par de golpes a la puerta y escuchó como la conversación se interrumpía, con un poco de suerte la oficial se acercaría a ver qué pasaba. Pero nada ocurrió.

Trató un par de veces más y le parecía escuchar a Caitlyn, pero lejos aún.

—Ok, ok, no pasa nada. 15 minutos es un montón de tiempo— se dijo y al fijarse vio que el reloj ya corría por los 13 minutos— sigue siendo un montón de tiempo, a ver…

Se inclinó de nuevo y trató de sacarle los tornillos de la pantalla. Sabía perfectamente la composición como para desactivarla en tan solo un par de minutos.

—Es pan comido— dijo y una nube de humo junto con una descarga eléctrica en su mano la recibieron.

Se mordió la mano para no gritar y simplemente se dedicó a dar un par de brincos en el lugar mientras escondía los, ahora quemados, dedos.

—Esto no es bueno— comentó para sí misma a regañadientes, y viendo la cantidad de humo opto por volver a golpear la puerta.

Pegó su oreja a la superficie cuando siguió sin tener resultados y escuchó como la sheriff se retiraba con un "vamos" seguido de la puerta de entrada cerrándose.

—No… no, no, no, no, no ¡No! — comenzó a decir a medida que levantaba la voz, golpeando ya sin ningún tapujo la puerta— ¡Ábreme! ¡Quiero salir! ¡Quiero salir! Ok, ok… calma, calma— se dijo abruptamente tomando luego un peine de unos de los botes cerca del espejo y peinándose los mechones de en frente— puedo hacer esto... es mi bebé… lo lleve dentro de mi vientre por esto días con la loca de closet.

Volvió a arrodillarse frente a la bomba y apartó el humo haciendo un ademan con su mano, tomó los cables.

El rojo desconectado y el amarillo ahora conectado donde antes iba el verde, el azul ni lo tenía que tocar, pero el purpura debía moverlo a la apertura tercera abierta.

Le dio una nueva mirada de apreciación y ya con eso activo la clave que bien recordaba para que corroborar los nuevos cambios.

Cerró la tapa de vidrio y se llenó de orgullo cuando vio que los números rojos desaparecían por completo.

Estaba a punto de pararse cuando vio que la consola volvía a brillar con un nuevo número.

3:00

2:59

2:58

2:57

2:56

—Oh bueno…— se dijo nuevamente a sí misma, poniéndose de pie con la misma aura calmada.

Se aclaró la voz mientras se acercaba a la puerta y limpiaba su puño un poco.

— ¡Caitlyn!


Recién lograba deshacerse de Jayce, prometiéndole que cuando las cosas estuvieran más calmadas, hablarían.

Recapacitó en su andar por esos días, recriminando el haberse mostrado tan sospechosa.

"Y habla con Vi" recordaba que se le había recomendado "Ambas actúan como si estuvieran molesta con la otra por algo… pero fue ella quien justamente notó tu ausencia y tu irregularidad con el trabajo. Casi golpea a Sinjin cuando este te vio para que le dijera todo lo que sabía."

Era delicado para Caitlyn. Conocía bien a su compañera como para saber que no apoyaría lo que trataba de hacer.

Lo prefería así.

"Es tan orgullosa como tú, y no puede venir a preguntar qué te sucede sin que suene como algo malo… aun así, me visitó para que fuera yo quien averiguara… solo no le digas que te lo mencione"

Caitlyn podía imaginarse a Vi, apoyándose en un marco de alguna puerta cerca de Jayce, tratando de, que cuando hablara, su voz no sonara tan interesada como de verdad estaba por averiguar lo que pasaba.

—Es tan idiota a veces…— comentó con el asomó de una sonrisa.

Las puertas del ascensor se abrieron y solo llegar a su piso sabía que algo andaba mal.

Podía escuchar los gritos y golpes provenientes de su apartamento, amortiguados como si salieran de una habitación dentro de otra habitación.

Escuchó su nombre con más claridad a medida que se acercaba, ya a pasos acelerados, reconociendo que era la voz de Jinx, sonando desesperada. Interpretaba los frenéticos golpes en la puerta como los del baño donde la dejó encerrada.

"¿Enloqueció?" se preguntó apresurándose por pasar la puerta de entrada. Si alguien le escuchaba gritando así o le reconocía sería el fin para ambas.

—¡Caitlyn!

Era extraño.

Mientras dando cuatro zancadas hasta tomar la puerta del baño, su mente solo pudo pensar que nunca había escuchado a Jinx decir su nombre.

Solo girar la perilla fue empujada por la otra chica, que con cara de pánico solo llegó a interpretar lo que pasaba al tiempo que la tomaba bruscamente del brazo y la empujaba con ella.

No llego a decir nada, pues Jinx tiró su cuerpo, llevándola de golpe contra la pared.

Solo vio como la de pelo celeste tiraba el sofá un lado, poniéndolo entre ellas y la puerta del baño cuando sintió el golpe en todas partes.


Jinx de verdad amaba las explosiones.

Inclusive si esta explotaba muy cerca de su cara y hacia estremecer a sus huesos, dejándola con un dolor de cabeza agudo y un zumbido en ambos oídos.

Lo amaba.

Por eso cuando pasó el zumbido y creyó que el suelo dejaba de temblar, aun sintiendo su cuerpo como si lo único que quisiera era estar tirada, sonrió.

Se levantó riendo mientras el sonido de su voz comenzaba a remplazar lo que sea que estaba antes.

—Eso fue genial, Dios, es como una buena siesta ¿No crees? — comenzó a decir a la nada fijándose en el enorme hueco que había ahora en la pared del baño y como el agua salía de las tuberías a chorros.

Se fijo en el resto del lugar y las luces prendían y apagaban, el polvo aun invadía el aire.

Todo el panorama hacía que se sintiera realmente alegre.

Todo… hasta que vio cerca de donde estaba parada.

—Oh no…— comentó dejando de sostenerse el brazo que le dolía, para correr con fuerza el sofá que cubría la mitad del cuerpo de Caitlyn.

Una vez descubierto, pudo ver que la sheriff no se movía, su cabeza estaba de lado en el suelo sucio y el cuerpo tenía una posición que parecía incomoda.

Jinx trató de acomodarla un poco y le revisó la cabeza, al momento las cosas empeoraron cuando vio como un hilo considerado de sangre comenzó a salir de la nariz.

Revisó con cuidado el cuerpo y los segundos el parecieron minutos esperando a ver si el pecho se movía por la respiración.

Pero nada paso.

—Hey, sombrerotes… hey— trató hablándole cerca de la cara, aun esperando tener algún aliento o algo que la convenciera de lo contrario que estaba viendo— No te puedes morir, idiota. Yo te iba a matar con la bomba en tu cuello, no antes, por Dios, no me quites la dicha de quebrarte las vértebras.

Trató de levantarle un poco el cuello y la inspeccionó más detenidamente, acercó su oreja al pecho y pudo sentir el débil golpeteo de su corazón, rápidamente le llevó una mano al cuello, y en efecto, tenía pulso.

—Por ahora… pero no respiras… ¡Dios, hasta en eso eres raras! ¡Te mueres, pero solo la mitad!

Aun pensaba en lo que debía hacer a continuación cuando escuchó los sonidos provenientes de la puerta de entrada.

Golpeaban, parecían ser más de uno, llamaban a la dueña de casa por su nombre.

Jinx los ignoró por unos segundos y volvió a mirar el rostro relajado de Caitlyn, manchado de sangre.

—Agh… no puedo creer que hare esto voluntariamente.


Caitlyn se sentía morir.

Solo tratar de abrir los ojos y volver en sí, las náuseas y el malestar corporal la invadieron.

Estaba oscuro y húmedo. Sentía el cuerpo frio apoyado sobre algo duro.

El rostro de Jinx fue lo primero que divisó. La observaba con cierta concentración y un rostro sereno, como si no se diera cuenta que había despertado.

No parecía Jinx, pero lo era. Tenía algo curioso en la forma de contemplarla.

Trató de levantar su mano hacia ella y fue cuando la otra tiradora se alejó.

—Bien, vives— comentó ahora desde algún lugar de la sala.

Caitlyn notó nuevamente el dolor de cabeza, pero luchó por sentarse. Al hacerlo comprobó que había estado acostada en la mesa de cocina.

También notó nuevas vendas en su cuerpo de las cuales no quiso reparar mucho.

Su departamento estaba a oscuras, aparte de las luces de emergencias en las esquinas y el enorme ventanal principal que le indicaba que estaba pronto a amanecer.

El suelo brillaba y era por la existencia de agua en abundancia que, podía adivinar, salía por la puerta destruida del baño.

—Te diré que tenemos un par de problemas… bueno, de hecho, los tienes tu— siguió hablando la chica que ya se ubicaba apoyada en una de las paredes— No entiendo porque tus vecinos no trataron de romper la puerta si sabían que algo explotó aquí. Supongo que no llamaron a la policía porque tú eres la policía y… me hice pasar por ti y les dije que todo estaba bien… y lo creyeron, lo cual es una locura y yo soy la loca.

—No es la primera vez que algo explota aquí— comentó la oficial y sintió su voz rasposa— ¿Cómo te hiciste pasar por mí?

—Me puse un trapo en la boca y simulé toser— comentó sin más— les dije que ya había llamado a la policía y que nos estábamos encargando… que vuelvan a sus "aposentos" y que todo estará bien… ¿Y qué crees? Nos dejaron en paz.

—Tenemos un inquilino en el segundo piso, un científico retirado. Explota cosas de vez en cuando y el edificio tiembla… nadie se inmuta ya.

—Uy… uno de los míos— comentó con ánimo— debería visitarlo. ¿Y nadie teme que el lugar se caiga a pedazos?

—El edificio lo diseño alguien… alguien realmente bueno— comentó sin ánimo de decir más— Piltover podría caer y este lugar quedaría en pie con todas sus plantas.

—¿Eh?

—Está reforzado por donde se lo mire y cada ala tiene su propia gestión. Por lo que, si aquí no hay luz, seguramente en los demás departamentos si hay. Lo mismo con la bomba de agua. Cada sector está dividido de modo que no se moleste al otro. Por lo mismo tú puedes estar aquí y nadie lo nota. El sistema de seguridad es únicamente para el dueño. Los demás no tienen idea de lo que pasa en cada ala.

—Vaya… debo conseguirme uno de estos… aunque yo logre violar el sistema y al parecer tu amigo oportuno también.

—Supongo que no se puede luchar tan eficientemente con la peste ¿No es así? Y… Ni ahorrando toda tu vida podrás pagar el alquiler de un mes de estos.

—Perdone señorita millonaria, estoy muy convencida que la anterior noche gane más de lo que tú en 10 años con tu trabajo de policía.

—Robar no es ganar, no es como si te lo hubieras trabajado.

—Un poco de esto, un poco de aquello…

—Aparte… no es como si yo pagara por estar aquí tampoco.

—Oh por Dios ¿Te acuestas con el dueño?

—Agh, no.

—¿Le haces un trabajo policial con una mini falda formal y unas esposas de purpurina?

—Comienzo a pensar, que tanto que lo mencionas, quizás tú quieras uno— retrucó haciendo que la sonrisa de la otra de momento se congelara— ¿Qué tienes? ¿Mucho interés en mi vida sexual?

— ¿Sabes qué? Si. Tengo una apuesta interna conmigo misma, una millonaria apuesta conmigo misma de hecho, de que tener sexo contigo debe ser algo así como… el desierto de Shurima.

Caitlyn sonrió mientras se ponía de pie, se dirigió directamente a la caja de seguridad a un costado, abriéndola y verificando.

—Ya sabes, uno ahí emocionado por coger con la policía, pero llegas tú con todas tus normas y esa cara de tener un estreñimiento 24/7, y terminas secando lo que sea que alguien lleve en sus pantalones.

— ¿Ah sí? — preguntó con desdén, tratando de subir la llave y ver como esta volvía a saltar al instante.

—Sí, apuesto a que uno viene a ti y sale más arrugado que antes, como una pasa de uva. Por eso hay tantos ancianos en Piltover. Te acuestas con todos y le chupas su juventud por tu… vagina.

—Waho… y yo que pensaba que se debía a la tecnología y el excelente sistema de sanidad que tenemos, lo que ocasionaba que se prolongara tanto la vida de nuestros ciudadanos.

—Eso es porque te la pasas disparando y no tomas un buen libro.

Caitlyn volvió la vista a Jinx y la vio de brazos cruzados, divagando su mirada por la sala hasta caer en ella de nuevo, le sonrió con sarcasmo.

—Culturízate niña, estudia, ve a una universidad… de lo contrario terminaras en la calle con 8 cachorritos, todos de diferentes perros o peor… terminaras siendo la sheriff de un montón de idiotas que no pueden atrapar a una pirómana con problemas mentales.

— ¿Terminaste con el monologo al que nadie aquí le interesa?

—Eres la única aquí…

—Y no me interesa.

—Sí, creo que si… ya terminé…

—Bien… no tenemos electricidad, y no es algo que yo pueda solucionar… la bomba de agua tampoco funciona.

—Pensé que ibas a decir algo que no sea evidente— se quejó a sabiendas que en efecto estaban a oscuras y el enorme charco de agua en el suelo crecía a cada momento.

—Es tu culpa por explotar el baño, es obvio que la bomba de agua se iba a deteriorar y que rompiste parte del cableado del lugar.

— ¡¿Mi culpa?!— Preguntó con gracia— tú fuiste la imbécil que tiro la bomba en el baño ¡Tiraste una bomba!

— ¿De qué hablas? Era una bomba con detonador, no una granada.

— ¡Y es por esto que a ti y a manotas siempre le explota algo en la cara! Tanta falta de respeto a mis queridas bebes… te mereces lo que tienes.

—Pues tengo un departamento destruido y una irritante niña que no se deja de quejar.

—Podría ser peor, estabas muerta… dicen que la vida es un milagro… científicamente incorrecto, pero sí considero algo extraordinario el que te salvara la vida de nuevo ahora.

— ¿Eh?

—Eres tan débil que una simple bomba, que ni siquiera te dio, te mató… o algo así.

—¿Algo así?

—No respirabas.

Caitlyn se tocó la nariz por inercia, hacía rato que sentía el olor a sangre y la mugre, pero ahora revisando sus dedos podía ver la sangre ya seca en ellos.

—Debiste golpearte. El impacto de la detonación debió causarte alguna especie de contusión. Aunque te ves bien para haber tenido una.

—Pareces saber mucho de esto.

—Solo lo básico para no morir cuando las cosas se ponen mal…— comentó mientras se metía un dedo en la oreja y luego lo observaba— leí unos cuantos libros…

Caitlyn puso ahora atención a La nueva venda en su brazo y lo presionado que se sentía en algunas partes. Con cuidado se llevó una mano a la nuca y notó que lo que antes era un bulto infectado ahora era solo un parche grueso más aplanado.

—No toques— le advierto con mucho fastidio en su voz— porque te juro que no lo volveré a hacer.

—Awww… ¿Me curaste?

—Juro que solo lo hice porque me da más morbo saber que cuando te vuele la cabeza te verás bonita… y no como el asco de los últimos días.

—También dijiste que me morí, que no respiraba.

—Mmm ¿Y qué con eso?

— ¿Me reanimaste?

—No tientes a tu suerte…

— ¿Respiración boca a boca?

Por respuesta la tiradora solo al miró molesta y le apunto, haciendo con sus dedos como si tuviera un arma, para luego imitar que la disparaba haciendo hacia atrás su pulgar.

Caitlyn prefirió dejarlo ahí, ya había conseguido molestar a la otra chica y eso le hacía ganar la pequeña batalla de ofensas que había comenzado hacía unos minutos.

Se sentó en el destruido sofá del living y se quedó en silencio por unos momentos.

Jinx tenía razón al decir que estaban en problemas. Podría llamar a los encargados para que se ocuparan del departamento y ella cubrir los daños luego, pero debería crear una buena excusa para todo primero.

También estaba el asunto de su departamento. Tener a Jinx y ausentarse por tras de esta, levantaban las sospechas, no tardaría mucho en tener otros oficiales tratando de averiguar lo que pasaba.

Recodaba que Jinx le dijo que mintió a sus vecinos respecto a la policía, eso les dio algo de tiempo, era verdad, pero debería blanquear el asunto pronto y no se sentía en condiciones de pensar en todo.

—Te dije que estabas en problema— comentó con humor la otra, viendo como la sheriff parecía sufrir en su cabeza.

—Ah… es verdad… las cosas se están complicando bastante.

Por su parte, las preocupaciones de Jinx eran otras. Quería sus armas de vueltas, pero aprecia imposible de momento. Sabía que Caitlyn se las podía devolver, pero solo cooperaria si destruía el museo. También la sacaba de quicio haber perdido todas sus cosas y que la misma oficial que lo ocasionara no pudiera traer un gran número de sus aparatos.

También estaba el asunto del lugar.

El apartamento era amplio, sí, pero no lo suficiente como para poder trabajar bombas en él. Ahora tenía mucho dinero, y tenía la perfecta idea de qué hacer con él para alcanzar sus objetivos.

Pero de nada le servía si no tenía un lugar en donde trabajar.

—Oye, sombrerotes…

—Shhs

—No me shushees.

—Solo dame unos segundos, no hables— se quejó suspirando, miró el techo por unos momentos— sé lo que vas a decir.

—No creo…

—Bueno… si estás pensando en la situación en la que estamos… sé lo que necesitamos…— concluyó Caitlyn— las dos…

—Mmhm… ¿Vas a salir a comprar supositorios?

— ¡¿Qué?!

—Los vamos a necesitar desde que destruí los dos baños.

—Agh… no importa… tengo la solución para todo…

— ¿Para los supositorios también?

—Sí, para eso también.


Caitlyn realmente no manejaba nada que no sea una patrulla, y eso pasaba realmente poco desde que era Vi la que conducía siempre. Por lo que el volante de su negra camioneta personal le parecía extraño.

La había comprado hace varios años atrás y, pese a hacerle un mantenimiento, no la usaba realmente, menos aún hacerla correr una distancia tan grande.

Hacia un buen tramo que los edificios habían desaparecidos de la ruta, inclusive las casas o cualquier estructura.

Le había llevado todo el día organizarse y aún quedaban algunos asuntos pendientes, pero se propuso resolverlos a su tiempo, ahora quería disfrutar de la carretera tranquila y ya entrando en penumbras.

El que fuera una camioneta y que hace un buen rato Jinx haya optado por ir en la parte de atrás, lo hacía aún mejor.

Estaba sola en la cabina.

Y si algo había aprendido de la otra tiradora era lo mucho que detestaban el tiempo juntas. Por lo que estar separadas, pero avanzando, era algo que ambas agradecían, aunque no se lo dijeran.


Jinx estaba a punto de quedarse dormida cuando la camioneta se detuvo.

Le pareció que se encontraban en medio de la nada hasta que miró al lado izquierdo de la carretera y fue invadida por un sentimiento tan extraño que no fue capaz de apartar la vista.

En el medio de la oscuridad, la luz de la luna iluminaba una enorme, aunque espeluznante casa. Se la veía a lo lejos aún, ya que antes debían pasar unas rejas muy gruesas y un largo camino que hacía de frente.

Caitlyn puso de nuevo en marcha el vehículo cuando pasaron el primer obstáculo, que era la gran puerta de rejas.

Se bajó de un salto de la caja de carga cuando el vehículo volvió a detenerse, esta vez justo en la entrada principal del lugar.

Para ella era como estar en un sueño que había tenido hace mucho tiempo. Recordaba haber visto algo similar, aunque diferente.

Las plantas que adornaban debajo de los ventanales estaban arruinadas y muertas, justo como el resto de todo lo que rodeaba el lugar.

Las paredes con las pinturas desgastadas y algunos vidrios rotos.

—Yo…— comentó, llamando la atención de Caitlyn que ya había bajado y llevaba en su hombro un bolso con sus cosas— ya estuve aquí antes.

—Eso es imposible— fue la contundente respuesta.

— ¡¿Y tú como vas a saber todos los lugares donde yo he estado, genio?! ¡¿Ah?!

—Estamos realmente lejos de la capital de Piltover, más aún de Zaun. De hecho, estamos alejadas por muchos kilómetros de cualquier otra vivienda o algo que se le parezca.

— ¿Y qué? Pude pasar por aquí, es una ruta, pasan vehículos, es posible.

—No lo es. La carretera que vez es una que se aleja deliberadamente a la ruta común, la única función que tiene es dirigirse a esta casa y más adelante a un lago, el cual también es privado— explicó poniendo una enorme llave en la puerta, girándola haciendo un ruido oxidado y abriendo la puerta— nadie viene aquí.

— ¿Y qué?... ¿Eres… la dueña?

—Lo soy.

Entraron y fueron recibidas por un enorme vestíbulo.

Cada paso que Jinx daba en el lugar, su cabeza le demandaba más atención.

El lugar estaba envuelto en polvo de acumularse por años, los muebles, los poco que había, los cubrían unas frazadas.

EL olor a humedad y encierro de momentos le hacia querer salir nuevamente.

Pero la curiosidad era más poderosa.

—¿Oye… sombrerotes?

—Dime.

—¿Qué era eso que decías… sobre olvidar?

—Viajamos en el tiempo… por eso sabemos que Vi morirá— explicó con cuidado. Memorizando la parte importante la cual repetía junto con una alarma en su reloj de muñeca.

Ahora le puso atención a la de pelo celeste, quien había entrado en la sala de la derecha, miraba con curiosidad el techo ahora. Luego la contemplo suspirando pesadamente.

—¿Qué es? — preguntó, pero la otra tiradora no le contesto—Jinx… dijiste que habías estado aquí… ¿Es posible que cuando fuiste al futuro… llegaste aquí?

—No— contestó con aburrimiento— tenías razón, jamás he estado en un mugrero como este antes.

Sin mirarla paso a su lado y se interno en la casa, subiendo unas escaleras.

—¿A dónde vas?

—A dormir, estoy cansada de tener que lidiar con tu cara y ya es de noche, es el horario donde las chicas angelicales como yo se reúnen con la almohada.

—Jinx, espera…

La aludida la ignoró mientras ya se encontraba en el primer piso.

Sus pies la condujeron sola hacia donde sabia estaba esa enorme habitación con la cama matrimonial y el balcón.

Se la podía imaginar cubierta de polvo y con esas frazadas que cubrían todos los muebles, pero no podía importarle menos.

Puso la mano en la perilla y trató de girarla. Fue cuando la tomaron de los hombros con brusquedad y la alejaron de ahí.

—¡Oye! ¡¿Qué te pasa?!— se quejó de mal humor cuando su espalda golpeo la pared, mientras Caitlyn la empujaba de los hombros.

—¡Nadie te dijo que podías entrar ahí!

Por respuesta Jinx puso sus manos en el cuello de la oficial y la presionó impulsándose con su cuerpo para que girara y sea ahora ella la acorralada contra la pared.

—¡Como si necesitara pedirte permiso, idiota!

—¡Si, si necesitas pedirme permiso! — retrucó mientras también apretaba con fuerza su garganta, tanto que Jinx necesito empujarla.

—¡La que debe lamerme las botas y suplicar eres tú, señorita cuello ortopédico!

—¡Pues mas te vale volarme la cabeza porque te meteré un tiró en la tuya si llegas a entrar a las habitaciones!

—¡Ay, por favor!

Con un nuevo movimiento Caitlyn logró dar vuelta las posiciones solo para que Jinx le tomara el hombro herido con fuerza y se lo torciera, haciendo que el dolor nublara la vista de la oficial.

Solo atinó a agregarle los cabellos con fuerza y jalarlos.

—No, basta ¡Basta dije! — se quejó la criminal soltándola y empujándola con fuerza para quedar enfrentada a pocos metros— ¿Quieres pelear como idiotas de nuevo? ¡Bien! Pondré una alarma por la mañana y luego de desayunar nos golpearemos hasta que una caiga inconsciente.

Concluyó, mientras pasaba una mano por atrás en su espalda buscando el picaporte, y girándolo sin que Caitlyn alcanzará esta vez en detenerla.

—Ahora déjame dormir y…

No entendía porque se había quedado sin palabras. Quizás simplemente había sido el hecho de esperar algo que antes había visto en el lugar y ahora no estaba, o por lo increíblemente diferente que era.

La habitación era enorme, como lo recordaba, con el balcón en el fondo. Pero solo se encontraban allí algunos cuadros rotos, todos rotos, y un escritorio a un costado con una silla destruida.

La cama y los muebles que bien adornaban aquella noche que paso allí, no estaban.

Inclusive daba la impresión que en algún momento, existió una cama grande en el lugar, pero ahora solo estaban las marcas de las patas en el suelo de parqué.

No entendía muy bien el sentimiento, pero se sintió deprimida solo con contemplarlo unos segundos.

El momento de empecinamiento terminó pronto, cuando Caitlyn la jalo hacia afuera de nuevo y le cerró la puerta, quedando ambas ahora en el pasillo de nuevo.

—¡Te dije que no! — le reclamó con enojo, y esta vez la otra no discutió— puedes hacer lo que quieras en la planta de abajo, encuentra un sofá y duerme ahí, inclusive hay una habitación que se le asignaba a la encargada de limpieza, hay una cama, úsala, no me importa. Pero no entres a las habitaciones de arriba.

—Agh… yo hare lo que quiera, imbécil. Tu no me lo impedirás.

—Ya veremos.

No le gusto el tonó desafiante de la oficial y la miró molesta, lista para empezar una nueva discusión, inclusive se sintió tentada de activar el dispositivo y acabar con su molesta presencia.

Intercambiaron una mirada intensa, de rencor, pero luego de unos segundos fue Jinx la que la desvió, bajando las escaleras.

Caitlyn la perdió de vista desde donde estaba, al poco tiempo ya ni siquiera escuchaba sus pasos.

Suspiró de forma pesada y volvió su vista a la puerta que acababa de cerrar

"¿Por qué? ¿Por qué de todas las habitaciones… tuvo que venir a esta?"


Nota del autor:

¡Feliz año nuevo!... ¡Atrasado! ¡Como los 5 días de atraso que tiene tu novia! ¡Feliz día del padre/madre! Ah re.

Nota del autor:

Se imaginan estar tomando una soda y de repente presencian un robo y la ayudan a Caitlyn a que todo salga bien, y la invitas a tomar algo y acepta porque se siente en deuda, pero le terminas agradando y luego ella te busca para algo.

Como es que esa no es la persona más afortunada del mundo ¿Cómo?