Disclaimer: League of legends y sus personajes no me pertenecen… y ya le eche un buen ojo a la nueva Carmen Sandiego y la shipeo pasionalmente con Julia.


Capítulo 17


La noche en Zaun


Caitlyn sintió un escalofrío recogerle la espalda cuando finalmente tuvieron al hombre que era anunciado por sus pasos.

Un sujeto alto, aunque encorvado, le faltaba gran parte de la mandíbula y la mitad del rostro brillaba por una cicatriz blanca.

—Aw, pero si es mordiditas Jakson— lo saludó Jinx y Caitlyn pudo ver que al hombre no le causo gracia— ¿Qué hay de nuevo, grandote? ¿Mucha concurrencia hoy? ¿Algo interesante?

El hombre no contesto, aunque el razonamiento de Caitlyn la llevó a creer que no podría, aunque quisiera, simplemente le dio la espalda y comenzó a caminar, de manera lenta, como si las esperara.

—Camina— le ordenó Jinx, y Caitlyn la siguió apenas pudo ver que la cadena se tensaba.

Desde la correa hasta la mano de la tiradora no había mucha distancia de libertad, pero tampoco quería tener un brusco tirón como el de hace unos momentos, decidió que caminar a la par de Jinx en la medida de lo posible era lo mejor.

El pasillo era largo, las paredes tenían revestimiento de tela metálica, atrás de eso rocas desiguales y poco cuidadas, cada tramo de dos metros los enormes portales de metal oxidado cuidaban que nada se cayera sobre ellas.

El camino se abrió de un momento a otro, mostrando otros túneles, había puertas de metal cada tramo y Caitlyn comenzó a escuchar las voces de otras personas allí.

Cada paso que daba era un adelanto a lo sofocante del lugar. La luz, que en un principio era clara, brillante gracias a las lámparas, ninguna igual a la anterior, comenzaba a ser remplazada por luces de neón rojas y lilas, que le daba al lugar una apariencia más privada.

Se sentía inquieta e insegura, como si algo pudiera matarla en cualquier momento. Las voces, a veces tranquilas y graves otras veces carcajadas, golpes, alaridos de lamento. Todo en un mismo sitio.

Odiaba ese lugar y solo había pasado 2 minutos en él.

Llegaron finalmente a entrada, un portal con una cortina oscura y pesada. Un hombre con traje, que parecía fuera de lugar por su apariencia tranquila y limpia, hizo una pequeña reverencia a ambas.

—Veo que la señorita trajo compañía— comentó con educación y por alguna razón a Caitlyn se le revolvió el estómago.

—Sí, mi perra, la compre hace poco, recién le estoy enseñando a que no debe hacer sus necesidades adentro, no te preocupes— comentó con animo Jinx mientras le despeinaba algunos mechones a Caitlyn.

—Sí la señorita lo desea, puedo conseguirle una caja de arena.

—Es una perra, idiota, no un gato.

—Por supuesto, lamento mi ignorancia— se disculpó el hombre— pondré a su disposición a uno de los brutos para que saque a su mascota a uno de los depósitos, ahí hay una zona verde, con árboles, si desea hacer sus necesidades.

—¿Oh? ¿Qué dices chica? ¿Quién es una buena chica? Tu eres ¿verdad? — le comentó con cariño mientras le apretaba ambas mejillas— ¿Tienes ganas de hacer pipí? ¿Popo acaso?

Caitlyn la miró enojada por sobre la tela, pero no dijo nada.

—Creo que no quiere, pero si necesito algo yo misma la llevare, me gusta verla defecar.

—Por supuesto— asintió el hombre— aun falta unos minutos para que empiece, pero siéntanse libres de esperar adentro ¿Desean algo para tomar?... ¿Comer esta noche?

El hombre de un principio, sin previo aviso le puso una mano en el hombro a Caitlyn, haciéndola arrodillarse por la presión que metían, le arrancó el abrigo que llevaba sin que pudiera hacer nada.

—Claro, un refresco de fresas estaría bien y…— Jinx seguía como si nada, sacándose ella misma el abrigo y entregándoselo al hombre que le hablaba— un jarrón con croquetas y otro con agua.

—Esta armada.

Jinx se detuvo en seco, sonriendo gélidamente mientras volteaba a ver a Caitlyn.

El hombre sin mandíbula llevaba ahora una pequeña arma negra en su mano, era obvio que se lo había sacado de las prendas de la oficial, la cual estaba aun de rodillas con la camiseta llena de tajos, lo que ellas había echo con las tijeras para este momento.

—Esta armada— repitió el hombre de buenos modales tomando el arma entre sus manos— no se permiten armas, lo sabe muy bien, señorita.

El hombre se armó con la pistola y apuntó directamente a la frente de Caitlyn, la cual escuchó como el seguro se retiraba.

Apretó fuerte los puños a punto de empujar al hombre deforme quien la tenia fuertemente agarrada de los cabellos, en su cabeza solo tenia una sola oportunidad de salvarse del tiró.

Fue cuando su mente se quedó en blanco al recibir un fuerte golpe en su rostro.

—¡Perra mala! ¡Perra mala! — gritaba Jinx mientras le pisoteaba el rostro con su bota, acción que tomó a ambos hombres por sorpresa.

Caitlyn soportó los golpes encogiéndose en el suelo y apretando la mandíbula, cesaron mas pronto de lo que ella hubiera imaginado.

—Lo lamento tanto— comenzó Jinx sin un atisbo de remordiendo en su voz— nos cruzamos con unos polis antes de llegar, la estoy entrenando para destripar miembros, seguro se guardo el arma de uno como recuerdo… ¿Es reglamentaria no es así?

El hombre volvió a contemplar el arma y pudo ver la marca de la policía de Piltover en el mango.

—Oh, es una lástima, es un buen recuerdo de casería— se lamentó el hombro dándosela con cuidado al otro— la pondré en la caja de botín para que su mascota no pierda su juguete.

—Grandioso, gracias. Que buen servicio.

Caitlyn sintió el tirón de la cadena y trató de ponerse en pie, pero ahora Jinx le presionaba el hombro para que no lo lograra, sin embargo, seguía avanzando.

Adivinó pronto las intenciones y terminó por aceptarlas, gateando lentamente a su lado hasta que pasaron las cortinas.

No tuvo tiempo de analizar su entorno, apenas quedaron solas de nuevo, la de pelo celeste la agarró de los hombros acorralándola a un lado.

—¡¿Eres idiota?! ¡Te dije que no trajeras armas!

—Jinx— la llamó apretando los dientes— me vuelves a tocar… una vez más… y te mato.

—Eso no contesta mi pregunta, sarnosa ¡Te dije claramente que no trajeras armas!

—Estas loca si piensas que entrare a Zaun desarmada.

—¡No hay nada a que disparar aquí abajo, imbécil! Ellos tienen todo controlado. ¡Las únicas cosas destructivas aquí son las cosas que se venden y déjame decirte que recién uno las ve luego!

—¿En la caja de botín?

—Si, si, Sherlock, muy bien. Ahora dime ¿Debo patearte de nuevo el rostro y montar una nueva escena para que no nos maten cada vez que se te ocurre una brillante idea o puedes decirme ahora si tienes otro plan para esta noche?

Caitlyn trató de alejarla, harta de tenerla tan cerca amenazándola, pero Jinx volvió a empujarla.

—¡No! ¡En serio! ¡Dime!

—¡No! ¡Jinx! Dios, ya entendí…

—¡¿Entendiste que?!

—Hare lo que tú digas.

Apenas decirlo el agarre se aflojó y Caitlyn pudo ver a la otra tiradora con una expresión extraña, perpleja, alejándose unos pasos de ellas.

—¿Y ahora que tienes? — le preguntó con curiosidad por el brusco cambio de actitud.

—Creo que me excite.

—¿Qué?

—Sí, en serio, como que me dieron ganas de besarte… o violarte… eso me gusto.

—¿De qué demonios hablas?

—Vuelve a decir eso.

—¡¿Qué?!

—Eso… "Hare lo que tu digas" pero esta vez siéntate en el suelo como si fueras un perro.

—No hare eso.

—Ay, por favor, ya tienes la correa y estas golpeada, hasta te sangra el labio. Solo una vez mas ¿Sí?

Caitlyn decidió no reparar mas en su acompañante mientras se tocaba los labios con los dedos y corroboraba que lo que se le decía era verdad.

—Me pateaste muy fuerte— se quejó apenas, ahora tenía más interés en el lugar en el que se encontraba.

—No es cierto, pude haberte pateado mejor. Pero ¡Hey! "Una patada muy fuerte" "Una bala muy fuerte" tu dime que prefieres.

"Ciertamente salvo la situación… pero no se lo vamos a decir" pensó para sus adentros y ya su mente solo se dedicó a contemplar lo que la rodeaba.

Se encontraban en una habitación pequeña con un enorme vidrio en frente. Solo acercarse uno podía ver que del otro lado había una especie de escenario pequeño, bien iluminado en el centro y oscuro a los costados.

Uno debía concentrarse para ver los demás vidrios al fondo, a derecha e izquierda del lugar.

"Mas habitaciones como estas" concluyo Caitlyn rápidamente "Es una especie de mostrador, pero dado vuelta"

Era imposible ver dentro de las demás habitaciones, como suponía que era imposible ver a través del vidrio que tenía en frente.

Abajo existía un tablero con números y letras, todo metalizado.

La habitación, oscura con una lampara tenue roja, se terminaba con unos cuantos asientos, el cual uno ya era ocupado por Jinx, pero no parecía que alguien fuera a acompañarlas.

—Tu cara de perro policía es divertida— comentó Jinx— es como "activando el modo detective ahora, chuffff"

Caitlyn la ignoró mientras ahora veía como en el escenario aparecían unas personas, limpias, de traje y casco, traían una especie de explosivo y lo ponían sobre una mesa.

Demostraban como funcionaba lo que mostraban y al poco tiempo unos números aparecían arriba de los vidrios oscuros.

—Están pujando.

—Ahí estas ¿Lo ves? Todo un sabueso.

—Las unidades especiales tiene su propia área debido a las características de cada criatura, por ende, cada unidad se dedica a algo en específico. La fisionomía de los sabuesos está en su capacidad de olfatear, sus largas orejas le permiten traer el olor una segunda vez cuando pasan por el lugar de investigación. La raza es buena para seguir rastros o encontrar ciertas sustancias.

—Mmm…

—Estoy un poco cansada de escuchar tus chistes sin gracia sin una pizca de sentido. Mis capacidades deductivas aquí no tienen nada que ver con "olfatear una pista" … idiota.

—Eso esta muy bien, detective, pero podrías considerar que tienes una correa y yo la cadena y que gateaste para entrar aquí, lo que te asemeja a un "can". Decirte sabueso solo es porque en la cultura popular, junto con el ovejero alemán, son los mas comunes usados por la policía. Hacer una acotación como la que hice, cuando es evidente que ya "oliste" de que va todo esto… no lo sé, es bastante acertado si me lo preguntas a mí.

—Mmm…— ahora era el turno de hacer la misma exclamación para Caitlyn.

—¿Mmm?— insistió Jinx, por respuesta Caitlyn se perfilo a ella y sonrió de lado, a la de pelo celeste le pareció sentir la mirada llena de orgullo pese a no poderla ver por la venda.

—¿Así que tus bromas son mucha mas elaboradas de lo que parecen?

—Qué tu materia gris no sea suficiente no significa que algo sea elaborado o complejo ¿sabes? A muchos niños les cuesta llegar a la conclusión de que 2 mas 2 son 4… no por eso es complejo o elaborado.

—Oh, pero tu sabes que mi materia gris es mucho más eficiente que eso.

—¿Disculpa?

—Te la pasas dando por sentado que yo resolveré ciertas cosas— comentó con desdén, mirando de nuevo al escenario— o que te arruinare otras. Piensas mucho en mi cuando actúas o dices algo porque sabes que puedo con eso.

—¿Y de donde sacas eso? ¿De tus sueños?

—Lo saco de tu forma de actuar. Tu sabes que soy mas inteligente que eso… mas inteligente que tu… tu… me tienes miedo.

—Acabo de patearte la cara, le dije a un sujeto que cuando tengas ganas de defecar te habilitara un árbol y pedí croquetas para ti mientras te tengo encadenada con un collar para perros… ¡¿Y yo te tengo miedo?!

—No lo estas negando así que…

—¡Que estupidez! Lo niego ¿Me escuchas? Esta soy yo, negándolo: no te tengo miedo… agh… voy a concederte eso ¿Sí? Eres graciosa, cielos.

La charla se interrumpió cuando las cortinas se abrieron. Caitlyn se obligó a no moverse del vidrio hasta que sintió que los movimientos cesaron.

—Ya se fueron— anuncio Jinx y Caitlyn volteo.

La de pelo celeste tenia una enorme copa de vidrio con un liquido rosa, le señalaba el suelo y Caitlyn vio dos tazones, uno con alimento para perro y el otro a medio llenar con agua.

—¿Las mascotas humanas son muy comunes aquí?

—No es lo más alocado que vi.

—¿Qué más es común aquí? — preguntó con cuidado, sentándose a un lado de su acompañante, viendo la nueva arma que se exponía— ¿Solo exponen armas?

Jinx no le contestó, parecía mas concentrada en su bebida, pero Caitlyn vio como la nueva exposición, un pequeño dispositivo parecido a un bolígrafo, derretía un trozo de carne.

—¿Solo subastan artefactos? — volvió a preguntar sin tener respuestas— ¿O…?

Pudo ver que el escenario era ocupado por una camilla en diagonal, un hombre estaba atado a ella, forcejeaba.

Uno de los empleados mostraba una enorme jeringa vacía y la llenaba con la sustancia que antes había puesto en el artefacto que se asemejaba a un bolígrafo. No se desvió mucho y se la inyecto al sujeto de prueba, el cual se sacudía con violencia, solo se necesitó un par de segundos mas para ver como su cuerpo se derretía, como si la sustancia hubiera viajado por sus venas y se encargara de cada sector de su cuerpo.

—Debe ser un acido que reacciona con alguna sustancia propia de la sangre, no le hizo nada al bolígrafo estando contenido ahí, ni a la jeringa, pero cuando entro al cuerpo se activó, como en el trozo de carne— razonó Jinx sin mucho interés.

—¿De donde sacan a los sujetos de prueba?

—¿Quién sabe? A nadie le importa…

—¿Qué más subastan aquí?

—Cualquier cosa que no puedas conseguir por otros medios

—¿Cómo… personas?

—He visto cosas peores a mejor precio que "personas" pero si… Ya te lo dije ¿No es así? Tu podrías ser la adquisición mas preciada de la noche… y te tengo aquí, con una correa, a mi lado— confesó con una sonrisa— parece ser que es verdad eso que dicen "Hay cosas que el dinero no puede comprar"

—Jinx, las cosas que mencionaste que necesitabas ¿La piensas conseguir pujando? ¿Son parte de las subastas de hoy?

—Mmm no, creo que no.

—… voy a golpearte.

—Oye, el batido es gratis, piensa en esto como venir a ver una obra donde te regalan las palomitas. Casi nunca muestran algo que me interese, pero como gratis…

—¡Ya comías gratis en la mansión!

—Si, pero no podía ver a un hombre desintegrándose mientras.

—¡Solo consigue las malditas cosas y vámonos!

—Ya…ya…— accedió acercándose al tablero de metal— Le quitas lo divertido a la vida.

Caitlyn la vio marcar y luego esperar, unas letras aparecieron en el tablero, las cuales no pudo leer y luego la de pelo celeste volvió a su lugar en el asiento.

—¿Y bien?

—Bueno… te recuerdo que los perros no se sientan en los muebles así que… "al suelo"

—¿Qué?

—¡Al suelo! — repitió señalándole el piso— shu shu ¡Échate!

—Debes estar…

—¿Qué paso con el "hare lo que tu digas"? ¿Eh? — preguntó con inocencia, pero Caitlyn solo se le quedo viendo— vendrá alguien ahora y necesito que te comportes.

—¿Vendrá alguien?

—Tírate-al-suelo— volvió a puntualizar.

No terminaba de convencerse, pero aun así lo hizo, dejo su lugar en el sillón y se arrodillo a un costado de este.

—Buena chica— la felicitó Jinx.

No pudieron seguir hablando pues las cortinas se abrieron dejando paso a un hombre de baja estatura.

—¡Jinx! — saludó este y la aludida le devolvió el gesto.

—Ahí esta mi estéril enano favorito—devolvió el saludo.

—Ha pasado un tiempo desde que no te pasas por aquí. Escuche que van a exponer una sustancia muy toxica esta noche, noxiana ¿Viniste por eso?

—No, la verdad es que vine a buscarte, necesito unas cosas…

—Directo al grano, bien ¿Qué es?

Jinx le pasó una lista que sacó de sus bolsillos y el hombre las leyó con cuidado.

—¿Tanto?

—¿Hay algún problema?

—No, no, ninguno.

—Excelente, cárgalo a la cuenta de esta caja.

—Por supuesto… oh…

El hombre se detuvo para admirar a Caitlyn.

—¿Es tuya?

—Ammm si…— contestó está sonriendo.

—Pero miren nomas, ese color de piel, ese cabello.

El hombre se había agachado a la par de Caitlyn y le pellizcaba la mejilla, tomando sin cuidado el cabello a un costado.

—Nunca he visto una mascota es tan buen estado ¿Dónde la conseguiste?

—Ah… mmm… fue un… regalo.

—¿Ah sí?

—Si, parece que tiene buena salud, pero mírala, es una perra idiota y ciego.

—Ah, es verdad, pero tiene buen color.

—¿Tú crees?

—Si, seguramente la estaban alimentado bien.

—A esta perrita le encantan las croquetas.

—¿De verdad?

—Si, mira, ahí tiene su tazón.

El hombre ubico el objeto y automáticamente lleno su mano con el contenido, se lo acercó a Caitlyn a la boca y el olor le llego de lleno, haciendo que su nariz se frunza en rechazo.

—Vamos, come, come…

—Sí, Cait, come…

—¿Cait?

—Así se llama.

—¿Cómo… Caitlyn?

—Mmh, ¿Te digo a la verdad? No me gustan las mascotas, pero esta… se parecía tanto a la sherrif de Piltover que no me pude negar.

—Ah, es verdad… lastima por las marcas… come, come, Cait.

Caitlyn negó un poco con la cabeza, tratando de alejar, pero el mismo sujeto que antes le acariciaba la piel y el cabello ahora tiraba de ellos con fuerza, sosteniéndole la nuca.

—Come, perra mal agradecida.

"Este tipo está loco" pensó resistiéndose de gritar por los tirones. En vano esperó una respuesta de Jinx, no la podía ver, pero presentía que disfrutaba del momento.

El sujeto levantó una mano amenazante, listo a abofetear el mal comportamiento, pero su enojo se fue de inmediato al ver como la chica apoyaba sus labios en el alimento, el sonido de las croquetas siento trituradas lo relajó de inmediato y ahora le acariciaba a la par de la oreja.

—Es adorable…— le comentó a Jinx a modo de felicitarla por el ejemplar.

—Sí, ajam… adorable…— concordó viéndola toser y escupir el alimento con cierto disimulo.

—Te enviare las cosas de inmediato.

—Genial.

Y así como vino, el sujeto cruzo las cortinas. Estas no se cerraron de inmediato y Caitlyn pudo ver como unos hombres lo atajaban para hablarle.

—Te dije que ibas a comer gratis…— comentó Jinx una vez que la oscuridad del lugar se recuperó, tratando de no reírse mientras llevaba el sorbete de su batido a la boca— es un excelente servicio con espectáculo aparte ¿Qué más puedes…?

Dejó de hablar al tiempo que buscaba a la sheriff, la cual no solo no se encontraba a la par de los tazones o en el suelo, sino que ya no la acompañaba.

Le dio un rápido vistazo a la habitación antes de empezar a tirar de la cadena, cuando la correa llego a su mano, desabrochada.

—¡No lo puedo creer! — se quejó exasperada— quizás la maldita si tenga razón, quizás si le tengo miedo… ¡Miedo a las estupideces que puede llegar a hacer!


El caso tenía mal a Caitlyn.

Había trabajado en el alrededor de un mes en algo que al principio parecía simple, un homicidio pasional, y luego se había convertido en la entrada de un posible asesino en serie que llevaba años sin poder ser capturado.

Toda la información que sabia de él, es que era un hombre de Zaun, secuestraba ciudadanos para hacer experimentos y luego solo encontraban los cadáveres, llenos de sustancias y en condiciones putrefactas en los límites de Piltover.

Y ahora, por haber matado a una chica y tenerlo en sus manos, finalmente podrían hacer las pruebas necesarias para arrestarlo.

Todo gracias a la nueva chica que se sumo a su equipo, Susan Banthony.

Caitlyn no se llevaba bien con los nuevos miembros, prefería dejárselo a las posiciones por debajo de ella, pero esta chica había escalado rápido, y fue ella la que resolvió el asesinato en un primer momento, poniendo al sospechoso en custodia.

No había nada que recriminarle.

El juicio se llevaría rápido, pero un día antes de que eso sucediera, el sospechoso se suicidó en su celda.

Dejó una carta con instrucciones en la cual confesaba sus crimines. Gracias a la carta encontraron pequeños "trofeos" de varias de las victimas torturadas hasta la muerte, lo que indudablemente, junto con la confesión, lo hacían el sujeto que por años había atormentado a la ciudad.

"Es demasiado fácil"

Ese pensamiento no la dejo en paz, aun cuando todos hablaban de que así se comportaba una rata cobarde, se ve acorralada y prefiere la muerte.

No, ese no era el perfil del asesino que buscaba Caitlyn.

El caso, aun así, por orden del juez, se dio por cerrado y quedo archivado.

Susan subió dos puestos esa misma semana y manejaba un departamento mucho mas cercano al rango de Caitlyn ahora.

Entonces…

"¿Qué hace una de las novatas estrella de la policía de Piltover aquí abajo?"

Caitlyn se las ingenio para seguirla junto con el hombre bajito que habló con Jinx.

No era difícil, estaba en un pasillo que no había recorrido antes, con mas personas y la luz roja de nuevo, era mas amplio y con salas en donde dispersarse.

El pequeño sujeto desapareció por una puerta y fue cuando Susan fue interceptada por otros dos hombres, los tres cambiaron drásticamente el camino y se dirigieron hacia la izquierda.

Nuevamente los siguió.

Llegaron hasta un lugar con el techo de piedra muy alto. Sus pies comenzaron a pisar tierra en vez de las típicas rejas.

"El lugar donde se supone que vendré a hacer mis necesidades" razonó viendo que en efecto ahora parecían estar en una cueva con vegetación, muy extraña, para su percepción.

Seguían viendo cosas que recordaba a los demás pasillos, como mesas de metal dispersa y enormes cajas.

Podía escuchar el sonido del agua al correr y algunas maquinas que trabajaban.

—Saquen a todos de aquí

Caitlyn no reconoció la voz, pero era evidente que tenía autoridad. Uno por uno, de las pocas personas que estaban allí, se alejaron, tomando el pasillo por donde ella había entrado u otra salida.

Se las ingenió para esconderse en un montón de cajas, de donde podía ver a Susan, ahora parada de brazos cruzados, a la par de ella a cada lado, los hombres que la habían acompañado.

Ahora se sumaba un tercero. Un hombre gordo, alto, con puños irrealmente inmensos, calvo, lleno de cicatrices.

—Dijiste que traerías 5… y aquí solo veo 2.

—Es difícil conseguir sujetos así por así… Piltover esta muy bien custodiada, no es sencillo.

—No, mocosa inmunda, se te dio todo para que subieras los pasos necesarios para que "tu" mandes a dejar de custodiar ciertas zonas para que nosotros podamos capturar con tranquilidad… ¿Y solo nos traes dos? ¡¿En un mes?!

—Eres muy pretencioso Jafar. Dime ¿Qué pasaría si la sherrif descubre que 5 nuevas desapariciones sucedieron en mi turno por no cubrir zonas que debería? ¿En un mes? Por dios, ella misma me metería al interrogatorio. No es idiota.

—No, aquí me parece que la idiota… es otra chica.

Caitlyn vio como el hombre le hacia señas a sus subordinados, y estos agarraban de los brazos a Susan, poniéndola arriba de una mesa de metal.

—Dicen por ahí que las cicatrices de guerras son muy bien vistas en el departamento de policía… bueno, te hare una que dará de que hablar a todos tus compañeros.

—Espera, por favor… espera Jafar.

—No, no esperare más, niña inútil.

—Esto no es por los sujetos ¿Verdad?

—Claro que es por tu incompetencia.

—No, no lo es, me tratas diferente… todo desde que se murió ese inútil.

—¡Mi hermano no era ningún inútil!

—El no se debía suicidar, debía resistir, dejar que lo encarcelen.

—Mi hermano siguió tus inmundas órdenes. Montaste toda esa escena de asesinato, y el se quedo para que lo descubran, como tu dijiste. Te ascendieron, bien por ti… y por nosotros, pero le aseguraste que lo sacarías de ahí.

—Y lo haría…

—Mentirosa.

—¡No fue mi culpa! ¡La sheriff ordenó que en el juicio lo interrogaran con un detector! Tu hermano era débil, hablaría, lo haría.

—Mi hermano era mas fiel que lo que tú, basura, nunca serás. El nos conseguía muchos sujetos mensuales y lo cambiamos por ti, una ridícula policía que mete la cola entre las patas apenas menciona a la sheriff.

—Y si era tan leal…. ¿Por qué se suicidio? Porque sabía… sabía que hablaría… yo solo se lo dije… no lo obligue a matarse.

—…pero se lo recomendaste.

—¿Y ahora debo pagar que tengas hombres mediocres, como tu hermano, de tu lado?

Ahí estaba, justo la actitud que detestaba de la chica nueva. Caitlyn daba una orden y ella lo discutía o cuestionaba. Cuando prefería la seguridad de sus hombres ella atacaba a su hombría o capacidad.

Era inteligente y detallista, muy profesional, pero a Caitlyn nunca le había dejado de parecer una malcriada egoísta quien amaba tener la razón por sobre todas las cosas.

El grito del hombre hizo vibrar las cajas próximas, mientras sus puños se levantaron y se hundieron en el cuerpo de la policía, una y otra vez, como si se tratara de una bestia cuya ira era incapaz de contener.

La mesa de metal se hizo trozos mientras el hombre pulverizaba el cuerpo.

Caitlyn se tapó la boca con ambas manos para que su sobresalto y respiración no la delataran, mientras veía como la sangre salpicaba el suelo y empapaban los puños del más grande.

—Agh… ah…— exclamó el tipo cuando su ira bajo. Tendió la mano y uno de sus hombres le paso un enorme pañuelo con el cual comenzó a secarse las manos— como detesto la arrogancia ¿No te lo dije, George? La arrogancia no te llevara a nada.

Contempló lo que quedaba de la chica con cierto desencanto y luego devolvió el pañuelo.

—Córtala en pedazos, aun se le ve bien el rostro. Mándaselo en una caja al departamento de policía. Sera un llamativo mensaje para la Sheriff.

Los tres levantaron sus miradas a la misma dirección cuando vieron como un tumulto de cajas se caían.

No podían ver nada, pero el sonido siguió por uno de los pasillos, con prisa.

—Vayan— ordenó el sujeto y sus subordinados emprendieron una rápida marcha detrás de su objetivo.


Caitlyn solo tuvo tiempo de salir del lugar por uno de los pasillos, se atropellaba con la gente que se cruzaba, los que exclamaban molestos y seguro hacia que los subordinados de aquel sujeto tuvieran su pista con más asertividad.

Tomo un camino que no conocía, no sabia por donde ir, pero sus manos chocaron con la peor solución, una pared.

Tenia que volver por sus pasos, las puertas más cercanas no se abrían.

Corrió deprisa y dobló a la izquierda, tomó otro pasillo y fue cuando chocó con alguien que la agarró con fuerza del brazo, obligándola a detener su carrera.


Sus subordinados tardaban, así que Jafar decidió seguirles el paso.

No tardo mucho en dar con ellos, la gente allí le temía y le daban lugar a sus ojos para que encontrara lo que quería.

Se topó con la espalda de uno de ellos y lo alcanzó, viendo lo que el también presenciaba.

—Jinx…— murmuró con cierto desprecio.

La chica de pelo celeste estaba arrodillada, tenia una enorme sonrisa mientras abrazaba y acariciaba a otra chica, una de ropas oscuras y rasgadas con una venda en los ojos, actuaba como si se tratara de un animal doméstico que sentía cariño por su dueño.

Vio como la mujer con venda lamio la mejilla de Jinx de abajo hacia arriba y está en recompensación la tomaba de las mejillas para besarla.

—¿Quién es una buena chica? ¿Quién es una buena chica? — le repetía con cariño mientras la despeinaba, para volverla a besar con fuerza— ¿Y ustedes qué? ¿Le va la zoofilia?

Jafar le dio una mirada de asco, conocía a Jinx y toda su reputación, la detestaba con fuerza, a ella y su impredecible forma destructiva de ser.

Un ruido metálico torpe llamó su atención, a uno de los costados un montón de cajas junto con un cilindro metálico hacían un desastre.

El otro subordinado apareció, acercándose al lio. Extendió su mano hacia abajo y atrapo algo por el cuello.

—Las ratas aquí son enormes— se quejó el hombre mientras le mostraba a su jefe una rata del tamaño de un perro para luego ejecutarla torciéndole el cuello.

—Ratas…— repitió Jafar con cierto desinterés mientras volvía su mirada a Jinx.

—Puaghh… sabes a alimento para perro, no más besos para ti.

—Asquerosas ratas… si…

—¿Qué? ¿Es lo que te repites cuando ves a tu esposa e hija en la cama por las mañanas? — comentó Jinx, sin dejar de mirar a la otra chica— ¿Qué tienes? ¿Quieres ir al baño? ¿Quién quiere ir al baño? Si, tú quieres, tú quieres.

Se puso de pie, ya con el collar y la correa amarrada a la otra, pero solo dar dos pasos uno de los subordinados la detuvo del hombro.

—Voy a buscarte y volarte esa mano en mil pedazos. Tendrás que hacer un curso para aprender a masturbarte con una mano ortopédica.

El hombre la retiró de inmediato de ella y miró con cuidado a su jefe.

—Déjenlas… tenemos otras cosas que hacer— comentó y le dio la espalda, empezando a caminar, con desdén vio la rata muerta en el suelo a un costado— ratas…

Jinx los vio desaparecer por el pasillo, pasaron unos cuantos segundos hasta que la gente comenzó a murmurar y el ambiente comenzó a ser el mismo de antes.

—¿Quién es una perra con suerte? ¿Quién es una perra con suerte? — comenzó a preguntar mientras Caitlyn se ponía de pie a su lado— tu eres, tu eres una perrita con suerte.

Iba a seguir molestándola, incluso ya estrujaba la correa para zarandearla un poco cuando notó la falta de interés de la otra chica.

Estaba seria, aun con las vendas se notaba que no estaba viéndola o a cualquier otra cosa aquí. No hizo nada hasta que Jinx comenzó a caminar, y para su sorpresa la siguió obedientemente, en silencio.


La sheriff ya llevaba mas de media hora en uno de los asientos delanteros de una camioneta que no conocía.

Jinx no le dijo nada al dejarla allí, pero suponía que debía limitarse a esperarla y así lo hizo.

Pronto escuchó como cargaban la caja trasera, unos diez minutos mas y Jinx se le unió en el asiento del volante. Arrancando y alejándose del lugar a un rumbo desconocido.

Caitlyn suponía que se adentrarían a Zaun por la dirección, pero de repente la otra tiradora doblo y se estacionó en un pequeño callejón.

Sin decirle nada tiró del nudo de las vendas y se las sacó, arrojándole luego el sacó que había traído en un principio y del que no volvió a saber nada hasta ahora.

Sus ojos le dolían y tardaron en acostumbrarse a la cabina, trataba de enfocar a Jinx, quien la veía con cierto encanto.

—Y ahora, corazón, es tu momento de brillar.


El oficial detuvo al enorme camión haciéndole señas con las manos para que se detuviera.

Odiaba a los camiones con carga a esa hora, más si salían de las calles que conducían a Zaun. Era obligatorio investigarlos a fondo, cada rincón, aun si eran tan tarde por la noche y debía despertar a sus compañeros de guardia para que los ayude.

—¿De dónde vienes, amigo? — le preguntó de un terrible humor mientras le daba dos golpes a la ventanilla para que la bajara.

—Bueno, es evidente que de Zaun.

El hombre no necesito ni revisar, la voz inmediatamente le hizo poner en firme y cambiar su postura.

—She-sheriff, señora, sí.

—Logramos dar con un sospechoso y traigo unas cuantas cosas que seguro el departamento de investigación muere por ponerle las manos encima.

—Claro, por supuesto, lo lamento… desconocía que estuviera en acción, pensé que se había tomado unos días… o eso dijeron.

—Bueno, uno nunca realmente deja el uniforme ¿O sí?

—Sí, es verdad. Gracias por su esfuerzo.

—Gracias por el tuyo, oficial.

El hombre se sintió orgulloso por unos momentos y el mismo fue a levantar la barrera que controlaba el transito de esa calle para darle lugar.

Caitlyn lo agradeció con una sonrisa y pasó, dejando atrás el control para adentrarse a la ciudad.

Escuchó la pequeña risa de Jinx en la oscuridad de la cabina, y agradeció por sus adentros que de ella no se escuchara nada más.


Llevaba horas conduciendo en esa ruta donde no había visto un auto en toda la noche, ya tomaba el desvió a la mansión cuando un bache hizo saltar la camioneta.

Vio de costado y notó que eso había logrado despertar a su copiloto.

Jinx bostezó y se estiró, mirando por la ventana el enorme descampado. La noche arriba de ellas era clara, las estrellas brillaban iluminándolo todo, anunciando el día caluroso y soleado que tendrían por la mañana.

—Jinx…

—¿Mmm?—murmuró acomodándose de nuevo en su asiento para tratar de retomar el sueño.

—¿Tu confías en alguien?

—Mmm si…

—¿Ah sí?

—En mi misma… y en nadie más… por eso trabajo sola… con mis armas, confió en mis armas.

—Ya veo… supuse que dirías eso.

—¿Y si ya lo sabes para que lo preguntas?

—Tenía curiosidad… ¿Por qué no confías en nadie?

—¿Te pones charlatana a cierta hora de la noche? Que molesto…

—Estoy cansada y estoy empezando a cabecear… es peligro si uno conduce en ese estado, podría dormirme y tener un accidente.

—¿Así que necesitas que te hables? Agh…

—Si muero en un accidente supongo que no querrás morir conmigo en el mismo, imagínate, las dos haciendo filas delante de la puerta del infierno.

—Ya, ya, me convenciste, eso seria peor que el infierno… vale…

Jinx se acomodó esta vez perfilándose al lado de Caitlyn, viéndola con desdén mientras conducía.

—¿Cuál era la pregunta? — quiso saber mientras se le escapaba un bostezo.

—¿Por qué no confías en nadie?

—Eso es sencillo, por la misma razón que no le dices nada a manotas de que trabajas conmigo para destruir el museo.

—…

—Porque las personas son imbéciles y no vale la pena arriesgarse por imbéciles que pueden hacer algo por ellos mismos "imbécilmente".

—¿No confías en nadie porque crees que los demás son incompetentes?

—Sí, y tú haces lo mismo… no somos muy diferentes en ese sentido.

—Yo si tengo personas en las cuales confió.

—¿Ah sí? Porque no he visto a nadie mas aparte de mi en la mansión... sigues teniendo el explosivo en tu nuca y… apagaste tu móvil. No me parece que estés recibiendo mucha ayuda "confiable" últimamente.

—Eso es porque decidí hacer esto sola, no significa que nunca confié en nadie.

—Si, bueno… suerte con eso.

Caitlyn sabia que esa era una forma de dar por terminada una conversación no deseada y quizás sea lo mejor.

No sabia muy bien porque se lo estaba preguntando.

Era verdad que estaba cansada, pero no lo consideraba riesgoso.

Su mente le trajo recuerdos de una misión hace poco, donde sus hombres entraban en un tiroteo en un edificio para atrapar unos ladrones.

Susan los ordenaba, daba las instrucciones para armar dos grupos, uno que entrara por detrás y otro por uno de los ventanales.

Ella estaba ahí, consideró acertada las indicaciones y entró con el grupo que se encargaría de la parte trasera.

Fue un éxito, nadie salió lastimado y los criminales fueron neutralizados.

Susan sonreía y le estrechaba la mano. Supo que sus hombres se reunirían en un bar para festejar el arresto.

Caitlyn declinó la invitación porque prefería quedarse en su oficina.

Aun así, los felicitó a todos y les invitó la ronda.

"Dile que lo cargue a mi cuenta. Buen trabajo hoy, Susan"


Nota del autor:


Ustedes son un encanto conmigo, les dije que tenía unos problemas y me escribieron un montón, mensajes privados, comentarios, en wattpad y FF… me siento muy querida por ustedes ahora, muchas gracias.

Se viene San Valentin y siempre escribo algo para la fecha, asi que díganme ¿Hay algo que les gustaría leer?

Leere las sugerencias y al final hare lo que yo quiera (Era re troll la mina) pero a veces tiran ideas que activan mi imaginación, asi que díganme.

Buen fin de semana a todos.

Love u All