Disclaimer: League of Legends y sus personajes no me pertenecen... y aquí estoy.


Capítulo 18


Antes de la explosión


El sonido de un teléfono, con su timbre anticuado y agudo, resonando en toda la sala, le molestaba casi tanto como para levantarse.

Pero aún no lo lograba.

Su ceño se aflojó cuando, al parecer, dejaron de intentar… pero pronto el sonido comenzó a interrumpir su sueño de nuevo.

Gruño por lo bajo, agarrando con fuerza la frazada que la cubría para llevarla hasta su frente, se giró en el sofá, dándole la espalda a la sala, tratando de ignorarlo nuevamente.

Sus oídos distinguieron un sonido distintos esta vez, unos pasos que se acercaban con calma.

Saltó en su lugar al escuchar la explosión.

Miró hacia donde estaba el teléfono de sala y encontró la pequeña mesa que lo sostenía destruida y quemada.

Buscó a la responsable y encontró pronto a Jinx en el marco de la puerta, sostenía un arma más pequeña que su habitual bazuca, pero aun así un arma de fuego grande.

— ¡Me estaba matando!— se quejó tirando el arma a un lado— ¡¿Para qué demonios tienes un teléfono como ese?! ¡Qué asco! ¡¿Tan mal es la paga de la policía de Piltover que no les alcanza para un celular?!

—Agh… tus gritos son aun peor.

—Aww, rompes mi corazón, pensé que le tenías cariño ya a mis grititos encantadores.

—Y si tengo un móvil, pero lo apague cuando entramos a Zaun y no volví a encenderlo— explicó mientras se acomodaba vagamente los cabellos— solo una persona sabe que estoy aquí y le di el número para casos de extrema emergencia.

—Uy ¿Y por qué la esquemática y correcta sheriff de Piltover no quiere atender una llamada tan importante?

—Porque se bien para que es… y no es algo con la que quiera tratar ahora—contestó sin intención de dar más explicaciones.

Se puso de pie, acomodando un poco sus ropas, mientras se dirigía a la cocina en busca de alguna infusión que se le antojara a la vista.

—Y no soy esquemática… eso me haría predecible.

Jinx rió por lo bajo, pero terminó asintiendo para ella misma mientras la seguía.

—Tomare lo que tu tomes— comentó cuando se acercaron a la isla de la cocina y Jinx la vio apunto de hervir agua.

— ¿Y qué te hace pensar que quiero hacerte el desayuno?

—Son las 4 de la tarde.

Caitlyn pensó donde podría comprobar que lo que decía Jinx era cierto, recordaba haber dejado su reloj de muñeca en cerca del sofá donde durmió y su móvil cerca en alguna parte de esa sala.

Terminó girando su rostro a uno de los ventanales. Era verdad, la luz que entraba era brillante, trasmitía calor en lo que tocaba.

Era difícil decir con exactitud la hora con eso, pero le constaba que no era de mañana como pensaba.

—Haré café.

—Yo odio el café.

—Entonces es una lástima, porque es lo que haré.

—Te toleraba un té… con leche, pensándolo bien, hazme una chocolatada.

—La única forma en que te prepare un chocolatada es que pretenda que te la tomes… envenenada.

—Sí aun así me la vas a hacer…— trató dejando caer su quijada en la isla, haciendo un puchero con su boca que no cambio la actitud de la oficial— tengo demasiada hambre.

—Nada te evita que te cocines algo.

—Me da pereza, prefiero que me lo hagas tú.

—Agh…

—Te gusta negociar, así que… hazme un chocolate con un par de bollitos y… te contare todo lo que planeé para la destrucción del museo.

— ¿Qué tipo de negociación mediocre es esa? De por si debemos planearlos juntas…

—No… aunque quizás me conviene que creas eso… así que… "Tal vez"

Era algo que Caitlyn ya tenía contemplado. Jinx no era de fiar. Estaba segura que haga lo que haga, investigara como sea, con la máxima de su atención, aun así lo que sucediera el día de ejecutar el plan, sería una sorpresa para ella.

Terminó por calentar un poco de leche al lado de su garro de café. Para cuando le acercó una taza a Jinx, la tiradora estaba con la cabeza apoyada en la isla, totalmente dispersa, tanto que cuando la taza se colocó frente a sus ojos no supo lo que era en un primer momento.

—Te amo— le confesó a la oficial, mientras sus dedos se cerraban alrededor del objeto, sintiendo como su piel se calentaba con el contenido— no más de lo que amaría matarte, pero es algo ¿Sabes?

Jinx dejó de hablar cuando sintió como la sheriff, con sus pasos, salía de la habitación. Pensaba que ya que había cedido a hacer lo que ella quería, esperaría que le contara sus planes, pero no fue así.

Inclusive pudo ver una bolsa de papel madera cerca de la taza, un poco abierta, dejando ver los bollitos de pan adentro de esta.

Se terminó de convencer a l cabo de unos minutos que la oficial no iría a volver, y llevándose dos trozos a su boca, agarró la taza y salió a buscarla.

La encontró en la sala principal, lugar que Jinx había adoptado como taller y pasaba la mayor parte del tiempo, inclusive dormía allí.

— ¿Así que…?— comenzó a decir la de pelo celeste, apoyándose en una pila de explosivos que había hecho a un lado la noche anterior— ¿Te gusta que te persigan?

— ¿Qué?

—Ya sabes, que te cacen, que te supliquen ¿Te crees única inalcanzable?

—Voy a suponer que este es tu intento del día de tratar de hacer una broma elaborada.

—No, pregunta honesta ¿Eres ese tipo de chica que le gusta tener a todos oliéndole su trasero?

—No tengo idea de lo que hablas… como siempre.

—No me pareces de las que buscan, así que debes de ser de la que "es buscada"

Caitlyn dejo la taza de café arriba de una mesa con una pila de planos azules, y tomó el que parecía más reciente. Podía entender un poco el mecanismo de bomba que se trataba de explicar en él.

—Por eso no tienes pareja— terminó de decir Jinx, incorporándose para acercarse a la mesa también.

— ¿Te parece que quiera una?

—Es lo que digo, te gustan que te busquen.

—No me "gusta", imbécil. Déjales eso a las personas que no tienen nada más que hacer en su vida. A mi sencillamente no me importa… si de lo que estas tratando de hablar conmigo es sobre "parejas" de verdad, no me interesa.

—Ah… entonces quizás seas asexual.

—Definitivamente no… y ya estás de nuevo de curiosa en mi vida sexual. Podrías disimular un poco ¿Sabes?

Jinx rio ante la ocurrencia y dejo su taza, tomando otro de los planos antes de que la mano de Caitlyn pudiera siquiera pasar por encima de este, ocasionando que la oficial la mirara con curiosidad.

— ¿Y yo como porque haría eso?

—… ¿Qué?

— ¿Qué?— repitió tratando de recordar lo último de lo que estuvieron hablando— ah sí, a veces tengo sueños húmedos que te involucran.

—Interesante— comentó sin mucho ánimo, tratando de tomar el plano que ahora Jinx parecía cuidar.

—Sí, de verdad, usas una correa negra de perra y tienes tus manos apresadas con unas esposas a un caño que sale de un callejón oscuro y sucio.

—Una oficial apresada con sus esposas, una fantasía muy original si me permites decirlo.

Caitlyn ya no insistió en quitarle el plano, ahora se cruzaba de brazos esperando a que la misma Jinx lo explique.

—Sí, bueno, luego aparezco yo con un strap-on hextech mágico cuyo interior está cargado con litros y litros de semen de diferentes viejos y sucios vagabundos con dentadura destruida por las caries.

—Waho…

—Sí, eso fue lo que yo pensé cuando te lo metí entero y tú comenzaba a gemir y moverte para ver si no te llegaba aún más adentro.— siguió relatando obviando la cara de aburrimiento de la otra chica— Luego suplicabas que me moviera más rápido y el mecanismo se activo liberándolo todo ese semen dentro tuyo.

—Impresiónate…— volvió a exclamar sin ánimos la sheriff, mirando de reojo el plano— ¿Ya acabaste?

—Si… dentro de ti ¿No escuchaste?

—Me interesa más escuchar sobre lo que tienes en las manos… ahora.

—¿Esto?— preguntó, mostrándole el plano ahora enrollado— pfff, no es nada, es solo una maquina en la que estoy trabajando… te despierta por las mañanas y te prepara la ducha… luego te sirve un té… pero estoy teniendo algunas dificultades para que sepa bien cuantas cucharadas de azúcar ponerle… ya sabes… no todas las tazas son iguales.

—Te serví tu chocolatada, hice mi parte, te toca.

—Agh… eres demasiado pretenciosa.

—Lo soy. Ahora, si no te molesta… ¿Por qué no me enseñas a hacer "té"?


Vi estaba recostada sobre el sofá de oficina del pasillo del departamento de policía, el más cercano al despacho de Caitlyn.

Tenía sus brazos apoyando su cabeza, mirando el techo y como el aire acondicionado del lugar hacía temblar las telarañas más alejadas.

Los días así la ponían de mal humor.

Todos corrían de un lado a otro, gritando, los informes volando, la prensa empujando en la planta baja con el sonido de las cámaras.

La tensión era tanta que era casi palpable.

Caitlyn había puesto a uno de sus mejores hombres para que se hiciera cargo en su ausencia, un hombre que hasta Vi respetaba un poco, pero aun así no era suficiente para calmar los nervios y medio de los últimos dos días.

Gruñó sintiendo una nueva oleada de alboroto pero, como lo había decidido ayer, no iba a hacer absolutamente nada hasta que la sheriff regresara.

Le molestaba no saber nada de ella. Le constaba que no estaba en su apartamento por estos días pero solía contestar los mensajes o llamadas, no era así desde las últimas 48 horas y más.

Sabía que Jayce conocía donde estaba, pero el héroe no había soltado palabra al respecto.

Ya empezaba a creer que sería otra jornada espantosa cuando un nuevo alboroto se escuchó, este a diferencia de los anteriores, trajo un repentino silencio y las cosas dejaron de moverse segundo a segundo.

Vi inclino su cabeza un poco, y ahora tenía una visión medio torcida de las oficinas. Aunque muchos de los oficiales ahí parecían querer decir algo, ninguno se puso en el camino de Caitlyn mientras esta se dirigía a su despacho.

— ¡Maldita sea! ¡Ya era hora!

El grito de la pelo rosa quebró el delicado momento de calma, ahora volvía a sentirse los murmullos y el acomodar de hojas, pero notoriamente más controlado y había una que otra exclamación de alivio que se dejaba escuchar por las oficinas.

— ¡¿Dónde rayos te habías metido?! ¡¿Crees que te puedes tomar vacaciones así por así?! ¡Te tratamos de ubicar como condenados!

Ante los reclamos, Caitlyn solo suspiró y se detuvo frente a la otra chica.

— ¡Y ni se te ocurra pedirme que me calme! ¡Esto es una locura! Juro que si-

—Necesitamos hablar.

—Llegas a siquiera pedir algo de… ¿Qué?

—Necesitamos hablar… a solas— sostuvo mirándola con paciencia— Realmente necesito hablar contigo.


Luego de dar las indicaciones del día, y de tener que escuchar y aceptar los informes que sus subordinados le acercaban, Caitlyn se la ingenio para hacerse camino al último piso, allí comenzó a subir las escaleras de metal que daban al tejado.

Esperó sola uno cuantos minutos y pronto Vi apareció frente suyo, subiendo por el edificio de una manera muy poco discreta a la de la sheriff.

La de pelo rosa se cruzo de brazos y esperó a que la otra hablara, pero esta simplemente permaneció en silencio, observándola.

—Mataron a Susan ¿Lo sabes?— comenzó Vi, ya sin paciencia— no solo la mataron, la dejaron en una caja, cortada en trozos, con un letrero que decía tu nombre.

—Oh… si, me entere…

— ¡¿Y por qué no llegaste antes?! ¡¿Vamos a dejar que esos desgraciados nos intimiden así sin más?! ¡¿Descuartizando aun oficial para burlarse de nosotros en nuestras caras?!

—Vi— la llamó con una calma que solo molestó mas a la otra chica.

Caitlyn sabía que había más cosas que le molestaban a su compañera, y que solo estaba usando lo del caso de Susan para hacer catarsis desde allí.

—Entiendo la situación… aun más de lo que todos aquí entiende.

— ¡¿Y qué demonios significa eso?! ¡¿Dónde estuviste todo este tiempo?! ¡¿Qué estuviste haciendo?!

—Es complicado.

— ¡No me salgas con eso ahora, Caitlyn!

Ambas permanecieron en silencio, mientras Vi esperaba que su compañera dijera algo, lo que sea, pero al ver que no sería el caso, bufó molesta.

— ¡Bien! Púdrete, no me lo digas…— se resigno, dándole la espalda y comenzando a alejarse— estoy cansada de esta mierda…

Caitlyn no pudo evitar sonreír ante la actitud. Esperaba ese tipo de comportamiento de la más alta. Cuando no conseguía lo que quería, lo sacaba a golpes, pero… ¿Que pasa cuando no puedes golpear algo tan valioso para ti?

—Te lo diré todo.

Las palabras hicieron un efecto inmediato, Vi se detuvo y la encaró con curiosidad.

—Más que eso… necesito de tu ayuda.

La más alta caminó hacia la sheriff, aun trataba de portar una actitud molesta, pero se notaba que estaba interesada, gustaba inclusive, de escuchar justamente esas palabras.

—Estoy en problemas…


Nota del autor:

Sé que es un capitulo corto, pero el que viene es por demás largo y es todo desde el punto de vista de Vi. Suceden muchas cosas y terminan otras.