Capítulo 21
Hora de actuar
Vi cruzó sus brazos y apoyó su espalda al árbol más próximo. La sombra de este era un alivio en ese día tan caluroso, pero ni siquiera eso la hacía cambiar su humor.
El parque estaba lleno de gente, todos emocionados por ver tantas esculturas y pinturas al aire libre.
"Una nueva forma de apreciar el arte" recordaba que decían uno de los tantos panfletos que convocaban ese día.
Le parecía increíble que con todas las cosas malas pasando cerca, y con el asesinato de una oficial, más la carta de amenaza, más de la mitad de la policía del lugar estuviera ahí y no haciendo otras cosas más importantes.
Encontró a Caitlyn con la mirada, estaba hablando con el dueño del museo y dos organizadores más, todos parecían contentos y relajados.
Sabía que su compañera había trabajo duro para que así sea. Se encontraba particularmente motivada para que todo en ese día saliera bien.
No era algo nuevo para Vi que Caitlyn sintiera gran interés por la historia y la ciencia que envolvía muchas cosas del museo.
"Compartirlo con el resto de la ciudad en un entorno más ameno beneficiaria a todos y quizás logremos que más personas se interesen en el pasado en una ciudad que siempre ve al futuro"
Recordaba haberla escuchado en un anuncio de prensa, donde recibió muchos halagos al ver que la policía de Piltover estaba igual de comprometida que el resto de la ciudad en su crecimiento.
Sin embargo no era lo que Vi más recordaba de las palabras de la Sheriff, lejos de esos, las palabras que más tenía en cuenta ahora fueron las dichas en confianza cuando ambas estaban solas.
"Estoy en problemas"
Solo recordarlas hizo que se dejara en recargar en el árbol para comenzar a caminar con seguridad por el lugar.
"¿Recuerdas el caso de la joyería Cynthia?"
Vi lo recordaba bien, de hecho todos en la ciudad ya tenían grabado ese nombre con las imágenes de las calles con sangre.
No había sido fácil.
Un científico lunático de Zaun, como si faltaran pocos de esos, se había hecho con la fábrica de una conocida joyería de la ciudad. Para cuando la policía notó que algo andaba mal, la marca estaba en una noche de gala exhibiendo sus últimos accesorios.
Viéndose acorralado y no consiguiendo lo que exigía mediante amenazas, el científico activo un detonante que hizo explotar los accesorios.
Los afortunados de esa noche se quedaron sin dedos o con la mitad de sus orejas, los menos afortunados sin una mano, pero lo fatalmente afectados perdieron su cabeza, de una forma tan literal que aun todo el salón y las calles que llevaban a él aun lo recuerdan.
"Llevo leyendo los informes de ese acontecimiento por días, pero no consigo lo que quiero. Veras, tengo razones para pensar que lo que le paso a la agente Banthony tiene una fuerte relación. Deseo hablar con el científico… a solas, y si bien, tengo la autoridad para hacerlo, el protocolo me indica que debo llevarlo a una sala de interrogatorio. No puedo hacer eso, quiero hablar de una forma "especial" con él en su celda."
Solo con esas palabras Vi ya sabía que algo no andaba bien. No era tan raro para ella que Caitlyn violara uno que otro código, solía hacerlo sin que nadie se enterara y siempre en pos de un bien mayor, pero la mención del caso de la joyería junto con la caja donde apareció la agente descuartizada no tenía sentido para ella.
Quiso indagar más pero Caitlyn no la dejó, terminó accediendo a ayudarla a conseguir una oportunidad para hablar con el convicto.
"Hay algo más"
Vi se distrajo viendo como unos niños discutían con uno de los oficiales, al parecer los chicos querían tocar una pieza de museo y el agente los detuvo a tiempo.
Cuando volvió su vista a buscar a Caitlyn no la encontró con los demás dirigentes. Giró su cabeza un par de veces, mirando a los alrededores y comenzó a preocuparse al no encontrarla.
"Esto que te voy a pedir… de verdad necesito que lo hagas. Durante todo el día que dure la exhibición del museo en el parque… necesito que me protejas. Ahora, no me pongas ese rostro, se lo que piensas y la respuesta es sí, estoy en peligro… y quizás esto se escape de mis manos, así que necesito poder confiar en alguien. Me puedo cuidar sola, lo sabes bien, pero necesitare ayuda esta vez, así que solo por ahora… me pondré en tus manos. Lamento tener que ser una carga en ese aspecto, pero te aseguro que solo será por ese día. Durante todo ese día, no me dejes, pase lo que pase."
Vi perdió la poca paciencia que tenía con rapidez, y comenzó a moverse con velocidad entre las personas. Comenzó a preguntar a sus compañeros y a la gente que conocía.
La idea de que la siguiente caja que recibieran en el departamento de policía fuera el cuerpo de Caitlyn en pedazos comenzó a agitarla.
—Creo que fue hacia la sala de controles.
— ¿Sala de controles?— repitió sin entender. No conocía si el parque tuviera una y el oficial sencillamente le indicó con su dedo índice a donde debía ir.
Vi giró y vio el enorme reloj de sol, adornado con flores que estaba en la mitad del parque. NO lo pensó más y se encaminó hacia allí.
La estructura estaba ornamentada para el día, inclusive contaba con un escenario para dar los anuncios que tenía el museo para poder disfrutar más de las cosas que se exhibían.
Rodeo el lugar. La parte trasera estaba compuesta por una sala grande donde adentro las cosas no eran tan bellas y armoniosas. El sitio era oscuro y estaba lleno de cables desorganizados.
Había poca luz allí pero encontró a Caitlyn. Suspiró en alivio cuando la vio sana y salva, manipulando algunas cosas del lugar.
— ¿Qué haces aquí?— le preguntó y le dio algo de gracia ver como la sheriff saltaba en su lugar, asustada por la intromisión.
— ¿Tu qué haces aquí?— devolvió, encarándola mientras dejaba lo que hacía.
—Veo por ti— contestó con contundencia y su compañera terminó dándole media sonrisa.
—Claro… yo… quería asegurarme que todo aquí estaba bien. Creí ver a alguien entrando pero parece que solo fue idea mía.
—Es posible… te ves terrible— terminó diciendo, cruzándose nuevamente de brazos. La sheriff le enarcó una ceja— es decir… te ves cansada, no que te veas mal. Parece que no dormiste en años, a eso me refería.
—Quizás. Todo este asunto me tiene preocupada— confesó mientras se llevaba una mano al cuello y se tocaba como si tuviera una contractura.
— ¿Quieres que te ayude con…? — ofreció la más alta, acercándose unos pasos, pero Caitlyn pronto levantó una mano para que no se acercara.
—Estoy bien— la cortó— estoy bien… tienes razón, quizás necesite descansar un poco…
— ¿De verdad crees que lo que le pasó a Susan tiene que ver con el caso de la joyería? No tiene mucho sentido. La autopsia reveló que fue cortada por una máquina, no por explosivos... ¿Y cómo es posible que eso te ponga en peligro a ti?
—Bueno, hace poco una caja con unos explosivos parecidos a los de Cinthya llegó a la comisaria. El equipo lo desmantelo antes que pudiera hacer daño a alguien… y luego dejaron la caja con el cuerpo.
— ¿De verdad? No sabía nada de la primera caja.
No quería cuestionar lo que se le decía, genuinamente trataba de recordar lo que Caitlyn decía, pero no podía.
—Tuvimos suerte ese día, estábamos alertas por las explosiones que sufrió el mercado de la esquina Trofee ¿Lo recuerdas?
—Oh, es verdad…— comentó ahora si recordando el incidente, pero aun sin recordar si alguien le había comentado el intento de atentado a la comisaria.
—Pensé que quizás estaba relacionado, pero quizás me equivoque.
— ¿Le pudiste sacar algo al científico loco?
—No mucho…
— ¿No?— volvió a cuestionar, pareciéndole extraño. Caitlyn solía conseguir lo que quería y ese día, cuando logró tener unos minutos en la celda con el sujeto, salió relativamente rápido, como si hubiera conseguido lo que quería.
—No, como te dije, temo que quizás me equivoque.
—Ya veo…
Vi la analizó nuevamente con la mirada, seguía sintiendo que no se estaba enterando de algo. El que Caitlyn no le sostuviera la mirada y se distrajera viendo su reloj y luego dando un leve vistazo alrededor tampoco ayudaba.
—Vámonos de aquí— ofreció la oficial— preferiría disfrutar el día afuera.
—Oh… si— concordó y ambas salieron de la sala de controles.
El sol las recibió gratamente y Vi se olvidó por unos momentos de todas las sospechas que traía.
—Deberíamos comer algo.
— ¿Tienes hambre ya? ¿Tan temprano?— indagó con gracia la sheriff, haciendo que la otra se encogiera de hombros— bien, he visto unos puestos cerca de aquí y-
Vi levantó una ceja mientras indagaba porque la otra se había interrumpido, pero justo comenzó a escuchar lo mismo.
Los gritos se unieron al caos, una muchedumbre corría asustada, todos empujándose y dejando todo de lado.
— ¿Qué ocurre?— quiso saber la de pelo rosa.
—No tengo idea.
Se apresuraron en ir contra la corriente, pronto encontraron a algunos organizadores que parecían querer dar con ellas.
— ¡El museo! ¡Es el museo! ¡Esta en llamas!— le gritó uno de los sujetos mientras trataba de obligar a los oficiales a hacer algo al respecto.
El museo de la ciudad quedaba a pocas cuadras de donde estaba el parque, pero mover a todos los efectivos de un lado a otro llevaría su tiempo.
Vi levantó la vista y pudo ver que en efecto, de la cúpula gigante que siempre se distinguía del resto de los edificios, salía humo.
— ¡Bombardean el museo!— avisó uno de sus compañeros, lo que hizo que el dueño del lugar se desmayara, siendo socorrido inmediatamente por sus más allegados.
— ¿El museo?— se extrañó Vi.
—La seguridad allí por el evento de hoy es mínima, es una buena oportunidad para que alguien lo ataque— explicó con seriedad la mayor— pero… es estúpido, las cosas de valor están aquí ¿Qué podría ganar alguien metiéndose allí ahora?
—No lo sé… ¡Pero vamos a averiguarlo!— dijo con determinación la de pelo rosa.
— ¡Correcto!— concordó su compañera— ¡Quiero a todos los civiles a salvo!— gritó ordenando a sus hombres— ¡Nuestra prioridad son la vida de estas personas! ¡Y que todo el mundo cubra las piezas de valor! ¡No dejaremos que nada más se arruine mientras estemos aquí!
Sus hombres se apresuraron en afirmar la orden y comenzaron a movilizarse para que sean acatadas cuanto antes.
— ¡Sargento!— llamó la chica y un hombre alto y musculoso se puso en firme frente a ella— quiero que arma rápidamente un escuadrón pequeño para averiguar que está pasando en el museo ¡No entren en el campo si es peligroso! ¡Solo reconocimiento! ¡Quiero un perímetro controlado en las dos cuadras que lo rodea! ¡Nadie entra ni sale!
— ¡Si, señora!
—Vi, cúbreme.
— ¡Si!
La de pelo rosa vio cómo su compañera parecía buscar algo entre el caos.
—Están muy alterados— comentó como si aún le preocuparan los civiles en el parque— le daré unas indicaciones y luego iremos directo al museo.
—De acuerdo.
Caitlyn corrió de regreso a la estructura del reloj, subió al escenario y trató de llegar al micrófono.
—Habla la sheriff— anunció apenas llegar al frente del aparato— quiero que todos sigan las-
Una interferencia aguda se escuchó en los parlantes, seguido de un sonido eléctrico. Vi fue capaz de ver los segundos pasar lentamente al notar como con solo poner su mano en el micrófono, Caitlyn recibía una descarga eléctrica tan fuerte que al desprenderse su cuerpo fue impulsado hacia atrás, perdiéndose entre la utilería del escenario.
— ¡Caitlyn!— la llamó, dejándolo todo para subir al escenario, sin tener cuidado en los demás objetos averiados ahora— ¡Caitlyn!
Se acercó al cuerpo de la oficial, que se encontraba encogido entre los cables y demás artefactos.
Recibió un leve chispazo al tratar de romper las cosas que la tenían apresadas, pero no le importó. De dos rápidas y fuertes maniobras logró sacar el cuerpo y alejarlo del lugar, hasta llevarla al camino.
Vi comenzó a llamarla varias veces, pero el cuerpo que sostenía no se movía. Caitlyn tenía los ojos cerrados pacíficamente y no parecía próxima a despertar.
— ¡Tu! ¡Trae a la ambulancia!— le indicó a uno de los oficiales, que perplejo no supo que hacer— ¡Ya!
Finalmente el hombre se movió del lugar, dejándola solas rápidamente.
Vi siguió intentando de traer de vuelta a la sheriff sin conseguir absolutamente nada. No tenía pulso y no respiraba, lo que hacía que la situación empeorara con rapidez ante sus ojos.
Levantó la vista y pudo ver el humo en el museo, cada vez más grande, las explosiones eran tantas que inclusive llegaban a escucharse como si fueran a unos metros.
— ¿Qué está pasando?— se preguntó sin entenderlo para nada, mientras abrazaba el cuerpo de la chica, recordando que ese día, pasara lo que pasara, solo tenía una misión, y ese era quedarse a su lado.
—Las autoridades informaron que ningún civil resulto gravemente heridos. Lo que deja este incidente con cero muertes, algo increíble ¿No crees, Rustrel?
—Ciertamente, María. Todo parece ser un afortunado acontecimiento después de todo.
—El nombre de la criminal número uno de Piltover no puede relacionarse con algo afortunado.
—Otro acierto de tu parte, María. La bala perdida puede estar a gusto sabiendo que destruyó finalmente uno de los edificios mejor cuidados y blindados de toda la ciudad. Si ella pudo finalmente tirarlo abajo… ¿Qué podemos esperar de nuestras casas?
Vi agarró el control y cambio el canal, pero por más que lo intentaba no había ninguno que no estuviera la noticia del museo.
—El museo de Piltover, fundado por el segundo gobernarte en el periodo más próspero de Piltover, un golpe duro a la historia de la ciudad.
—El 90 % de las piezas del museo están en perfecto estado gracias la rápida respuesta de la comisaria número 13, ahora resguardada bajo los galpones de la zona este de la ciudad, donde se planea conservar todo hasta planificar su nuevo hogar.
—Fuentes claves nos indican que al llegar a las proximidades del atentado, otras explosiones terminaron por quebrar la infraestructura, haciendo que todo viniera abajo. Habla con nosotros el Sargento Roy.
—Muchas gracias, y ante todo le pido a los ciudadanos que tengan calma. Hemos trabajado todo este tiempo para asegurar la seguridad de la ciudad, la vida de nuestros civiles siempre fue la prioridad y lo sigue siendo. No tenemos indicios de que la criminal identificada como "Jinx" vuelva a atacar pronto, pero mientras, se pide cautela y calma.
— ¿Cuál es la situación de la policía en este momento?
—No podría estar mejor, todo gracias a las órdenes clara de nuestra mayor. Fue muy aguda en darnos las indicaciones de no ingresar al edificio mientras no tengamos la certeza de que fuera seguro, y eso seguro nos salvó la vida. De entrar teniendo como prioridad la baja del criminal en cuestión, la estructura se nos hubiera venido encima.
—Para el canal 53 de noticias, hablo Merguri.
—Gracias por la información fresca a nuestro móvil. Y como siempre, queda tan en claro lo eficiente y profesional del cuerpo de policía a cargo de nuestra querida Sheriff.
—Totalmente, Nestir. La mayor a cargo fue vista acompañando a los civiles en la plaza para organizarlos hasta el último momento. Ya saben lo que dicen los sabios. El dinero y las cosas se recuperan, las vidas no.
—Agh… increíble que se me dé tanto crédito cuando simplemente me la he pasado dormida ¿No crees?
Vi giró su cabeza rápidamente, dejando de poner atención al televisor de la habitación de sanatorio donde estaban, para ver hacia la cama.
—Caitlyn— susurró, poniéndose de pie y acercándose hacia donde estaba la chica.
La vio apenas abriendo los ojos, y mirando un poco a su alrededor. Por como la conocía, sabía que estaba tratando de averiguar todo lo que podía de su entorno.
— ¿Hora?— preguntó mientras trataba de sentarse, pero dejó de intentarlo de inmediato, haciendo una mueca de dolor.
—4 p.m. quizás más tarde que eso.
— ¿… del día siguiente?
—Si.
—Ya veo.
Caitlyn estaba ahora viendo el techo. Su expresión parecía cansada. Llevaba una venda en el cuello que se lo cubría casi completamente. Levantó sus manos a la altura de sus ojos, las cuales también estaban vendadas.
—Tenías razón.
— ¿Mmm?— exclamó con desdén la sherrif, dejando que sus brazos volvieran a descansar al lado de su cuerpo.
—Si sabotearon la sala de control. Cuando hicimos las pericias, descubrimos que un par de tableros estaban alterados. El cable del micrófono y algunos parlantes estaban conectados a una batería de corriente alterna que daba a otra fuente.
— ¿Es así?... pero yo los recibe.
—Quizás no del todo bien— comentó con media sonrisa— se te da mejor disparar cosas, déjame a mí la tecnología.
Caitlyn sonrió también y giró su cabeza en la almohada, perfilándose hacia Vi. Ahora parecía perdida en sus pensamientos mientras la miraba con cariño y calma.
—Te quedaste conmigo— terminó diciéndole en un susurro.
—Era lo que la sheriff me ordenó ¿No es así?— comentó ahora sintiéndose incomoda de la cercanía.
—Ah…— dejó escapar de sus labios mientras cerraba de nuevo sus ojos, completamente relajada y sin preocupaciones ahora, tratando de dormir nuevamente.
—Su estado es estable y mejorando— anunció el doctor viendo la planilla que uno de sus asistentes le había pasado, firmó un par de hojas y se la regresó.
—Eso es excelente—comentó Vi desde su lugar en la habitación, Caitlyn asintió.
—Lo es, si no tenemos ningún inconveniente durante la noche le daré el alta por la mañana— siguió comentando el profesional, donde una leve mirada a la sheriff y luego a Vi— ahora…como dicta el protocolo… me gustaría tener un tiempo a solas con la paciente.
Caitlyn abrió grande los ojos, pero rápidamente disimulo la sorpresa.
— ¿El protocolo?— indagó Vi sin entender.
—El estado de la paciente, por ser una eminencia en la ciudad y su estatus de dirigente en las fuerzas que rigen el orden, es sumamente confidencial. Es protocolo.
Vi ya había escuchado eso en otras ocasiones, pero el protocolo solo se activaba si había algo complejo de por medio. Una descarga eléctrica, aunque casi le haya causado la muerte, no era complejo.
—No lo entiendo…
—Vi, está bien. No debe ser nada. Sabes lo riguroso que son con estas cosas, danos unos minutos— le aseguró con calma.
La chica terminó accediendo de mala gana, y fue acompañada por una de las enfermeras afuera de la habitación.
Cuando Caitlyn escuchó que la puerta se cerró miró con advertencia al doctor, que sin saber porque, se encogió en su lugar.
—Solo quiero…
—Hace bien en activar el protocolo, por eso mi cobertura médica es tan cara, lo hubiera demandado de haber hecho lo contrario. Aunque hubiera esperado otro momento.
—Claro, si… por supuesto, lo lamento.
—Da igual. Informe.
—Como bien sabrá, al ingresar aquí se le hace un estudio completo. Si bien usted ingresó por un cuadro de paró, y las quemaduras en su manos y los testimonios nos indica que fue por una fuerte descarga eléctrica, eso no explica los demás hematomas y daños que se registraron en su cuerpo.
—Gajes del oficio— comentó sin más.
—Por supuesto, y lo tenemos contemplados, pero no así el curioso dispositivo que extrajimos de su cuello.
—Ah, si… suponía que todo esto era por eso.
—Sí, y lamentó decirle que no fue una cirugía sencilla de llevar. El dispositivo estaba muy comprometido con sus nervios. Mis asistentes y yo nos alertamos mucho al ver que el artefacto contenía cierto potencial explosivo.
—No se iba a activar, pero si, están en lo cierto. ¿Qué más?
—"¿Qué más?"
—Quiero pensar que no me considera alguien tan poco sutil como para no darme cuenta que tenía esa cosa pegada a mi carne.
—No, claro que no.
—Hicieron un buen trabajo quitándomelo, no puedo darle detalles, pero es parte de mi trabajo también.
—Como médico, no recomiendo este tipo de… "inserciones" sin supervisión de un experto.
Caitlyn sonrió, negando con la cabeza. No era del tipo de personas que disfrutara de esas prácticas, pero entendía que para el doctor allí no sea raro. Muchas personas en la ciudad solían hacerse "mejoras" de algún tipo.
—Descuide, no planeo que se repita.
—Bien. Aun así, el tejido en la zona quedó sensible, y al ser un lugar tan fuertemente involucrado con los nervios, recomiendo reposo absoluto por unos días.
—Lo tendré en cuenta.
—Le estoy dejando una medicación especial que quiero que tome para su correcta recuperación— terminó diciendo el hombre, dejando un frasco de color blanco en la mesa de luz del lugar— tome dos al día, y cuando termine el frasco, por favor pase por una nueva cita para retirar uno nuevo.
—Claro.
—Se lo advierto, sheriff.
—De acuerdo, de acuerdo— terminó diciendo, mientras suspiraba en resignación.
—Es normal que se sienta cansada— comentó viendo como la chica parecía dar indicios de lo que decía— trate de aprovechar este momento en el hospital. Me dijeron que es una adicta al trabajo, así que mis esperanzas que haga un adecuado reposo son pocas.
Caitlyn rio por lo bajo mientras el doctor abría la puerta nuevamente. La enfermera y Vi regresaron al lugar.
—Que se tome las pastillas. Es indispensable que siga la medicación— le indicó a Vi con la esperanza de que la chica pudiera influenciar más a la mayor.
—Claro— comentó con contundencia, al tiempo que levantaba el dedo índice hacia Caitlyn y la amenazaba.
La sheriff echó la mirada hacia atrás, y con una de sus manos tomó el frasco, abriéndolo y depositando con cuidado en su otro mano dos de las píldoras, llevándoselas luego a la boca y tragándolas.
Vi se apresuró a alcanzarle un vaso con agua y con esto el doctor quedo satisfecho.
—Cada 24 horas… ¡Y no olvide visitarme aquí luego de que se acabe!
Caitlyn abrió los ojos con pereza. Una fría brisa le había pegado en la mejilla.
Su habitación de hospital estaba oscura y solo la luz azul clara de la noche entraba por la ventana.
Se quedó mirando el techo por unos segundos. Sabía que no estaba sola ahora. Había enviado a Vi a descansar y la chica accedió con la promesa que la recogería para dejarla en su hogar cuando le den el alta.
Había tenido la esperanza de poder descansar, pero la nueva presencia le hizo saber que había pretendido demasiado.
—Odio las frituras— comentó identificando primero por su olfato.
— ¡Como todo lo bueno de la vida!— agregó con certeza Jinx, mientras se acercaba a la cama y se metía un puñado de papas fritas a la boca.
Caitlyn la siguió con la mirada y desaprobó con hastió al ver como la chica tiraba el paquete a un lado y se limpiaba las manos con sus sabanas.
—Así que… ¿Cómo está mi invalida emocional favorita esta noche?— quiso saber, acercándose a la silla que tenía a un lado de la cama, sentándose al revés, abrazando el respaldo con sus brazos.
—He tenido mejores noches… de verdad.
—Oh, me ofendes de alguna forma que aún no termino de captar, pero que cuando lo haga, seguramente me sentiré ofendida.
Nuevamente Caitlyn trató de sentarse en su cama, pero aún le estaba costando.
— ¡Ten!— gritó Jinx, agarrando una almohada y arrogándola contra la cara de la oficial con tanta fuerza que la hizo acostar de nuevo— uy, uy, lo siento… cuidado a los enfermos, cuidado con los enfermos.
—Agh…— se quejó quitándose la almohada, que irónicamente le sirvió para ponerla en sus espaldas y finalmente inclinarse un poco hacia adelante para poder ver mejor todo el lugar.
— ¿Mejor? A que sí.
— ¿Qué quieres?
—Que Riot nerfee a Samira. No, en serio, siento que esa mujer se toma viagra del bueno cada vez que-
—Sabes bien que te daré tus armas donde acordamos, así que no tiene ningún sentido que estés aquí. Vete.
—Oye ¿Así tratas a tus aliados?— comentó para luego chasquear la lengua mientras negaba en desaprobación— tus padres estarían tan desilusionados de ver que criaron a una mocosa tan odiosa.
—Mis padres estarían tan desilusionados solo de saber que me alié con un engendro tan desastroso.
—Uy ¿Y que dirán cuando se enteren que te use de perra? Con collar y todo… hasta comiste de un plato en el suelo… Se me hace agua… ya sabes, ahí abajo, solo de pensarlo.
—Déjame adivinar… estas aburrida.
—¡Ding, ding, ding!
—Pues no soy tu payaso.
—Claro que no, eres un payaso público, no privado, lo capto, lo capto— comentó animada— ya que todos vieron cómo te fuiste a electrocutar con un par de cables, que ridículo, por Dios. Hay videos en la red ¿Sabes? No tienen desperdicio. Inclusive mira, hay uno que le puso música de fondo.
Jinx sacó un celular de su bolsillo y busco en él por unos momentos, luego se acercó a Caitlyn y la obligó a mirar la pantalla.
Podía verse en la pantalla, tratando de llegar al micrófono, para salir disparada unos metros luego de poner su mano en él. Los segundos antes de recibir el golpe se repetían rápidamente, la música de fondo tenía un ritmo que combinaba con el momento en el que era electrocutada.
Escucho que Jinx reía viendo el video que solo duraba unos 10 segundos.
—Otra vez, otra vez— pidió mientras lo ponía de vuelta y volvía a reírse.
— ¿Quién hizo eso?
—Yo… lo subí hace unas horas, miles de visitas… eres toda una celebridad… deberías considerar volverte "influencer".
—Nunca.
—Como gustes— concedió, guardando su aparato y volviendo con ánimo a la silla, para abrazar su respaldo nuevamente.
Se dedicó ahora en darle una mirada contemplativa, de pies a cabeza. La sheriff la miraba también con curiosidad, enarcándole una ceja, esperando a que dijera el porqué de su visita.
Finalmente Caitlyn sonrió de una forma que la hizo molestar y poner de mal humor.
— ¿Qué?— preguntó impaciente.
—Estas preocupada.
Jinx rio incrédula.
—Perdón ¿Qué?
—No me esperaba eso… ¿Estas preocupada por tu aliada?
—Oh por Dios, ese chispazo si te debió pegar más fuerte de lo que pensaba.
—Me pego lo "suficiente" pero gracias por preocuparte.
—No estoy preocupada por ti idiota. Estoy impaciente porque me des mis armas y pueda volarte la cabeza y todo vuelva a ser el caos que era antes… no necesariamente en ese orden.
—Tendría que ser en ese orden, me necesitas con vida para recuperar tus armas.
—Y es la única razón por la que no te parto en dos ese hermoso cuello que tienes…
Jinx dejó las palabras colgando al notar que la chica tenia vendada toda esa parte.
Caitlyn volvió a sonreírle, ahora con más confianza.
—No, imposible… si te trataban de quitar el explosivo te dejaban sin cabeza— comentó no creyéndoselo.
—Es el frasco que esta por allá… lo sumergieron en formol… ni idea de porque, supongo que quieren que me lo lleve de recuerdo— se burló ahora la sheriff.
Jinx se puso de pie de inmediato y se dirigió a donde la chica el indicaba. En efecto había un frasco y al acercarse pudo comprobar que se trataba del dispositivo que ella misma le había puesto.
—Oh, bueno… puedes llevártelo tu como recuerdo… un recuerdo de lo predecible que eres— comentó lo último sabiendo lo mucho que esto le molestaba a la de pelo celeste.
—No hay forma… no puede ser…
Tomó el frasco en sus manos y se giró para ver a Caitlyn. A la sheriff le daba gusto ver la expresión de perplejidad de la otra.
Jinx trataba de comprender que había pasado, pero por muchos segundos no era capaz de ver la forma.
Estaba convencida que conocía bien el mecanismo y de haber puesto todo en orden para ni Caitlyn ni nadie sea capaz de tocarlo sin que se activara.
La oficial pudo ver el momento donde Jinx comenzó a hilar la solución. Le tomó menos de lo que había creído, pero parecía que finalmente lo estaba consiguiendo.
—Tu… fuiste tú— terminó diciendo con los ojos bien abierto, y una sonrisa sádica se formó en su boca.
— ¿Yo?— preguntó Caitlyn.
—Tu saboteaste la sala de controles… tu conectaste esos cables para electrificar el micrófono.
— ¿Ah sí? ¿Eso hice?
—… fue brillante. El dispositivo se desactivo al recibir tan alto voltaje… tú lo sabias… ¿Cómo?
—Tengo mis contactos…
—…El joyero de los collares bonitos.
— ¿Bonitos?— se extrañó Caitlyn recordando como nadie hubiera dicho jamás eso de ese incidente.
—Decidiste recibir una descarga para invalidar el dispositivo… y lo hiciste frente de todos, para recibir una ayuda inmediata en caso de que la descarga fuera demasiado para ti. Eso fue… fue muy inteligente.
—… gracias— comentó sin saber que decir, ahora la chica parecía encogerse en su lugar, como una bomba que iba a detonar en cualquier momento y antes de expandir su daño, se encogía.
— ¡Oh por Dios! Estoy muy excitada ahora— comentó arrastrándose hacia la cama— Estas loca… y eres un sádica pero un maldito genio al mismo tiempo.
Caitlyn no pudo hacer mucho cuando Jinx llevó sus manos, rodeándole la garganta, obligándola a acostar de nuevo.
— ¡Te auto-electrocutaste y casi te matas! ¡Solo para poder quitarte ese maldito explosivo! ¡Dios! ¡Fue tan inteligente!— exclamó mientras pegaba sus caderas a la cintura de Caitlyn— ¡Nadie sospecho nada! ¡Ni siquiera yo! ¡Y mantuviste a manotas a tu lado todo el tiempo, evitando que vaya al museo! ¡Porque ella estaba preocupada por ti!
Caitlyn podía sentir como Jinx movía su cadera en contra de ella, pero el dolor que sentía en el cuello por la presión que la otra chica estaba ejerciendo, hacía que intentara desesperadamente de quitársela de encima.
— ¡Eres tan brillante! ¡Y cruel! Jugar con los sentimientos de los ciudadanos, de tus hombres… de manotas!... para salirte con la tuya, estás loca… Oh… toda una sádica y calculadora perra… ¿Quién es una perra loca? ¿Quién es? ¿Quién es? ¡Tú eres!
Caitlyn tomó con fuerza las muñecas de Jinx, pero esto solo hizo que la chica cerrara más su agarre, casi estrangulándola.
Empezó a sentir que el aire no le llegaba y su visión se volvía borrosa. Terminó por deslizar su mano desde las muñecas de Jinx hasta subir por su brazo y llegar a tocar su rostro.
—…inx… Jinx…
La aludida pestañó al escuchar su nombre y aflojó su agarre.
—Oh… perdón, corazón. Me deje llevar por la emoción del momento… ya sabes, casi me vengo… y tu casi te vas… estábamos en el lado opuesto de la autopista.
Caitlyn trató de que no se le notara tan agitada cuando empezó a recuperar el aliento. Sentía extrañamente los latidos en su cabeza.
—Es solo que no logro entenderlo de todo— confesó finalmente la de pelo celeste, aun estando sentada a horcajadas sobre la oficial— no me malinterpretes, pase un "gran momento" pero… tanto esfuerzo… y casi te mueres… ¿Por qué?
—Ya te lo dije… era importante… y no lo entenderías.
— ¿Manotas? ¿Tan importante? No lo creo. Destruir un museo invaluable, tantas preparaciones, tu hogar, aliarte con alguien que odias… para ser un genio eres una maldita descarriada… no estás bien de la cabeza… aunque lo de electrocutarte fue una buena cereza de un postre retorcido. Tanto esfuerzo y dedicaciones, waho…
— ¿Celosa?
Nuevamente la temeraria actitud de la chica que tenía abajo le hizo morder los labios.
—Descuida, cuando terminemos esto… te pondré mucho "esfuerzo y dedicación" también— le aseguró la sheriff— en encerrarte para que te pudras por todo lo que hiciste.
—Uy, quieres ponerle sazón al asunto, me gusta, me gusta— confesó mientras se inclinaba, acercándose a su rostro, tocando con la punta de su dedo índice la nariz de la sheriff— entonces cuando terminemos todo esto, me asegurare que no puedas distraerte de mí ni un segundo, corazón.
—Te crees la gran cosa… pero en realidad no eres ni por cerca el peor criminal que enfrente.
Las palabras fueron directas y con un peso distinto y serio, de verdad quería herirla. Sabía que la provocaría y Jinx se lo concedió sonriendo fríamente.
—Veremos.
—Sí, ya lo veremos— concordó Caitlyn devolviéndole la sonrisa.
Jinx finalmente se levantó de la cama, en un rápido movimiento, y comenzó a alejarse.
— ¡Quiero mis armas, soldadito!— le gritó antes de saltar por la ventana y desaparecer en la noche.
Caitlyn esperó unos segundos y cuando estuvo convencida de que la habían dejado nuevamente sola, echó su cabeza hacia atrás, suspirando ampliamente.
Rio por lo bajo aunque honestamente esta vez, negando con la cabeza.
—"Soldadito"— repitió.
Solo habían pasado dos días de su alta. No la dejaban volver a trabajar con normalidad, y tuvo que aceptarlo a regañadientes.
Sacó de su bolsillo el frasco con las píldoras recetadas y tomó dos, llevándoselas a la boca y recriminándose luego de no tener algo con que pasarlas más fácilmente.
— ¿Estas segura de esto?
—Por favor, no me lo vuelvas a preguntas, seguro me arrepentiré.
—Claro— concedió Ezreal, mientras volvía a pegar su espalda a la pared del túnel, en unas de las calles más próximas de Piltover con Zaun.
El chico cargaba una bolsa con unos cuantos artefactos. Sabía que se trataban de las armas de Jinx, pero no hizo mención de eso en toda la noche.
— ¿Puedo considerar este gesto como un indicio de que me quieres y confías en mi nuevamente?— preguntó con humor.
—Confió en ti— contestó sin dar muchas vueltas la oficial— de hecho no conozco a nadie más con el que pueda contar para algo como esto.
—Oh, sí, yo también te quiero.
—Dije solo que confiaba en ti.
— ¿Segura?
—Si.
— ¿… aun después de lo que paso con el portal?
Caitlyn no contestó a esto, tomándose su tiempo y luego viéndolo con curiosidad.
—El doc. dijo que olvidaríamos todo— comentó Caitlyn.
— ¿Tu olvidaste todo?
—No… pero con el tiempo se hace fácil olvidar.
—Es lo normal, creo que en un par de semanas ya no recordaremos nada— agregó Ezreal.
— ¿… como haces para aun recordarlo?
—Lo escribí.
—Se nos recomendó no hacer nada de eso porque-
— ¿Y tú?— la interrumpió el chico.
—Grabe unos registros.
—Sera mejor que los borres.
— ¿Por qué?
—Estuve estudiando todo lo que paso con el portal, muchas cosas no tienen sentido. Jinx y Vi piensan que viajaron al futuro. Tú y yo pensamos que viajamos al pasado, pero nada nos dice siquiera que nos hayamos movido de donde estábamos. ¿Y que si todo lo que vimos fueron productos de una magia del portal que manipuló nuestras mentes?
— ¿En conjunto? No lo creo.
—Sí, yo tampoco y por eso descarte esa teoría, pero hay muchas más. Tú crees que conociste a Jinx de pequeña, y era una niña curiosa y buena que abandonaste a su suerte, pero puedes estar equivocada.
—Lo sé.
—No, ese es justamente el punto, no lo sabes. Y crees ciegamente que lo que viste es cierto, y que en el futuro Vi de alguna forma muere… y ¡Oh! ¡Qué casualidad! El museo está destruido… por Jinx, que Dios sabe cómo, escapó de la cárcel donde tú misma la metiste. Hable con algunos referentes del museo y descubrí que una de las personas que dio la idea de este evento en el parque ¡Fuiste tú!… y dos días luego de semejante ataque ¡Le estas devolviendo sus armas!
—Se claro, ya demostraste que eres listo.
—Tu destruiste el museo ¿No es así?
—Si.
— ¡Caitlyn!
—Cállate, ya esta aquí.
Unos pasos se escucharon en lo oscuro del túnel y Ezreal fue capaz de ver primero la enorme sonrisa con unos dientes brillantes antes que todo el rostro de Jinx.
—Vaya, vaya… pero que curioso es el lugar que decidiste para nuestra cita, corazón… pero pensé que estaríamos a solas.
Caitlyn tomó el bolsón con las armas y caminó unos cuantos pasos alejándose de Ezreal. Jinx hizo lo mismo acercándose a donde estaba.
—Un trato es un trato— sentencio Caitlyn— y con esto se termina todo lo que tuvimos.
—Tan hiriente como siempre— comentó fingiendo dolor, mientras se llevaba ambas manos al pecho— pero te equivocas, con esto firmaste una sentencia que comienza hoy.
—Lo que tú digas.
Caitlyn dejó la bolsa frente de Jinx y esta la tomó del suelo de inmediato, inspeccionando su contenido. Una vez satisfecha miró a la oficial con un brillo amenazante en sus ojos.
—Un trato es un trato— repitió la de pelo celeste, y extendió su mano para estrechar la de la mayor.
Caitlyn solo sonrió con altanería y comenzó a alejarse, caminando hacia atrás, rechazando el gesto y pronto dándole la espalda.
—Vámonos— le indicó a Ezreal. El chico no bajó la guardia, cubriendo la espalda de Caitlyn de cualquier cosa que intentara la otra chica, pero para su sorpresa Jinx hizo lo mismo, caminando de espalda hasta que se perdió en la oscuridad del túnel.
— ¿Y ahora qué?— quiso saber el rubio, sumándosele en la calle, caminando hasta sus hogares.
—Si lo que quieres es que tome responsabilidades de lo que hice, lo hare.
—No quiero eso, Caitlyn. Solo creo que te estas comportando como una total imbécil.
—Que honestidad…
—No importa que fue lo que nos mostró el portal, no tenemos la certeza de que sea cierto, pero si tenemos por seguro que Jinx es peligrosa, mató a muchos y matara a tantos más, y tu confiaste en ella ¡Y esta vez puede que las cosas salieran como tú lo planeaste! Pero te aseguro que la siguiente no tendrás tanta suerte.
—Agh… últimamente siento que todos están tan preocupados por mi… que molesto.
—Lo digo en serio.
—Ya… te aseguro que esto fue una cosa de una sola vez. Tengo en claro mis prioridades y me deber.
—Está bien…— comentó por lo bajo, mientras sacaba de su chaqueta un pequeño diario que llevaba con él.
— ¿Qué es?
—Donde tengo todo lo que paso en esta aventura— confesó y con un chispazo de su dedo, destruyó el diario— te pediré que hagas lo mismo.
— ¿Por qué?
—Caitlyn…
La chica cerró los ojos, sintiéndose un poco irritada, pero sabía en su interior que el tirador tenía razón en más de una cosa que había planteado.
—De acuerdo— concedió y sacó de uno de sus bolsillos el grabador. Honestamente no tenía una copia más de lo que estaba grabado allí así que tuvo que pensarlo un par de veces más.
La imagen de una niña de pelo celeste, pequeña e indefensa, siendo pisoteada por las mugrosas botas de unos seres en Zaun le llegó a la memoria.
Fue lo suficiente para que el grabador cayera de sus manos y una de sus botas le pasara por encima, destruyéndolo por completo.
—Tomaste la decisión correcta— trató de consolar su amigo, pero la sheriff sencillamente negó con la cabeza.
—No existen las decisiones correctas.
Nota del autor:
Con este capítulo cierra el primer arco, lo sé, increíble, todo esto fue un solo arco. Planeo que esta historia tenga por lo menos 4.
Cada arco será como un final de la historia. Si ven, la historia podría terminar aquí y estaría bastante bien… pero podría ser mejor.
El siguiente arco es más… oscuro y moralmente peor que este, aunque más cortó. Y el que le sigue, nooooo, el que le sigue es lo mejor que mi mente haya creado nunca.
Ojala Dios me de vida para que puedan llegar a leer eso.
Los quiero.
Tengan linda semana.
