-Capítulo 24-
-Inconsistencias-
Caitlyn odiaba las inconsistencias, y leer con detenimiento algunos de los informes sobre los atentados a las torretas, hacía que varias de estas aparecieran.
—Luces como si estuvieras a punto de patear el trasero a alguien— fue la forma en la que Vi con dos pequeños golpes al marco de la puerta, se introdujo ese día.
—Ganas no me faltan— comentó con cansancio mientras dejaba a un lado un tomo de hojas y se reclinaba en su sillón.
Desde donde estaba podía ver que afuera de sus oficina los hombres pasaban todo el tiempo, le daba gusto saber que la mayoría eran aun "sus" hombres, pero cada tanto podía ver un par de uniformados con el lema de los D2 en el pecho que le hacía fruncir el ceño en desaprobación.
— ¿Qué es?— quiso saber la más alta, entrando y cerrando la puerta detrás de ella.
—Sobre los atentados en las torretas.
— ¿Las explosiones que ocasionó Jinx?
Caitlyn se quedó en silencio sin mirarla por unos segundos, para cuando lo hizo vio que la chica la observaba con atención y de brazos cruzados.
"Siempre he creído que tiene tanto potencial" pensó mientras sonreía de lado, sabiendo que Vi no se tragaría cualquier cosa que dijera.
—No creo que haya sido Jinx… no… en estas alturas del caso, estoy convencida que no fue Jinx.
— ¿Tan así? Pero tú la escuchaste… y Jayce… y tanto otros la vieron… aparte sus marcas, el modo de operar.
—Es diferente a Jinx, se cometieron muchos errores. Eso ya me parecía sospechoso, una experta en explosivos fallando un porcentaje considerable de ellos… no.
—Sí, algo así dijiste.
—Sí, y si lo pensamos bien, ni yo ni Jayce la vimos en el lugar de los hechos. Los demás testigos escucharon la carcajada, si ¿Pero era realmente de Jinx? Es imposible de saber.
— ¿Y los testigos que la vieron?
—Ah… de eso me estuve encargando estos días. Primero leí los informes. Son… bastante ambiguos. Ayer visite las casa de dos de los testigos, uno resultó ser un agente de D2 que me asegura haberla visto en el segundo atentado de la torreta, que vio su inconfundible cabello celeste en trenzas… mmm…
— ¿Crees que miente?
—… no estoy segura. La segunda persona era una mujer, una civil, solo hablar unos momentos con ella me di cuenta que no era posible que la haya identificado, sus lentes tenían el grosor de una botella y ella asegura haber estado en su casa cuando la vio… la cual queda a dos cuadras de la torreta… no lo sé. Creo que lo dijo para recibir atención de los periodistas… aunque los oficiales le tomaron el testimonio para adjuntarlo.
—Entonces… ¿Nadie realmente vio a Jinx?
—Entreviste a un superviviente del primer atentado, uno de los muy pocos, le amputaron una pierna esta semana, no la pudieron salvar, un hombre notablemente alterado por todo lo que perdió. Era otros de los testigos que dice vio a Jinx.
— ¿Ah sí?
—Si… cuando lo entreviste me dijo exactamente lo que estaba escrito en el informe.
—Un hombre que recuerda bien su trauma, es normal.
—No, Vi… no lo entiendes… me dijo "exactamente" lo que estaba en el informe.
Vi levantó una ceja, había notado al connotación en la palabra, pero no lo entendía del todo.
— ¿Cómo qué?
—Como si lo supiera de memoria… fue raro. Y cuando comencé a hacerle preguntas, su seguridad cayó estrepitosamente… como si tuviera mucho miedo.
— ¿A Jinx?
—No… a mí— terminó diciendo, mientras apoyaba sus codos en el escritorio y pensaba más en el asunto— como sea… la evidencia que tengo de que Jinx fue la causante se reduce a las firmas, grafitis, explosiones, que cualquier otro pudo hacer, y la carcajada… la cual también puede ser imitada por alguien más.
— ¿Crees que alguien trata de incriminar a Jinx?— preguntó con gracia— es decir, es como ponerle más rayas a un tigre ¿No? No se puede ensuciar un nombre tan sucio.
—Ciertamente, no creo que sea un caso de difamación… no.
— ¿Entonces… por qué?
—Esa, oficial… esa es la verdadera pregunta.
Aún quedaban 4 de las 6 torretas en la ciudad y todas contaban con la máxima de las seguridades en esos momentos. Caitlyn en persona había pasado por las 4 pese a estar tan alejadas solo para cerciorarse de algunas cosas y todo parecía en orden.
Había hecho una parada en la casa de Jayce, Jinx no presentaba ninguna mejora significativa pero se mantenía estable, aunque inconsciente.
"Ya pasaron 3 días… me pregunto si no tendrá realmente una muerte cerebral o algo" pensó de nuevo, recordando que Jayce había descartado esa idea, proponiendo e insistiendo en que llevaran a Jinx a un lugar donde pudiera tratarla de verdad. Fue el turno de Caitlyn de descartar ideas.
Decidió volver a la escena del crimen, nada realmente útil quedaba del primer atentado, pero creyó que el segundo aún podría tirarle una pista.
Llego tarde y unas nubes oscuras sobre su cabeza le dijo que debería esperar para dar una mejor mirada al lugar.
Se sentía desanimada mientras las primeras gotas comenzaban a caer. De verdad esperaba encontrar más cosas que la condujeran a alguna dirección.
Sacó de su bolsillo el frasco de píldoras que últimamente la acompañaba a todos lados y se lamentó aún más al ver que solo le quedaban dos.
Se había percatado de esto temprano y había decidido pasar por el consultorio del doctor por más, pero en el ir y venir del día no había logrado hacerse un tiempo. El mal humor comenzó a crecer por esta falla y decidió solo tomar una, guardando la otra para el resto de la jornada.
Sin más que hacer allí, regresó sobre sus pasos, vio las luces de la comisaria cercana prendida y con mucho movimiento adentro y pensó en hacerle una visita y preguntar a sus hombres por cualquier anomalía que hayan notado.
Inmediatamente al cruzar la puerta el agente de la recepción la reconoció y se paró para saludarla, ofreciéndole una taza de café que Caitlyn rechazó cortésmente.
— ¿Qué está pasando?— preguntó al ver a través del vidrio de una de las oficinas. Un hombre flaco, mal vestido y sucio, luchaba con dos agentes, tenía las manos esposadas a la espalda.
—Ah, un caso lamentable, a decir verdad— comentó con mucha pena el agente— lo trajeron hace un par de horas, los agentes nuevos, los D2, dos de ellos, ayudaron bastante.
Caitlyn observó con disimuló el resto del lugar y en efecto encontró a dos uniformados con el casco y traje de la nueva división. Notaron la mirada de la sheriff y la saludaron con respeto antes de volver a su conversación.
La chica notó que uno de ellos tenía una pierna vendada, la mancha de sangre parecía resiente.
— ¿Lo atacaron?— quiso saber.
—Sí, el mismo hombre que trajeron, le disparó, la bala no entro, solo le hizo un corte a un lado, la enfermera de turno lo curó bien.
—Bien— felicitó Caitlyn y volvió a poner atención al criminal— ¿Por eso lo arrestaron? ¿Agresión a la autoridad?
—No, mayor… por asesinato.
— ¿Mmm?
—Aun no está confirmado… vera— comenzó el agente, dirigiéndose a su escritorio y sacando un par de papeles— El hombre se llama Peter Grund. Ya tenía un par de antecedentes por robo a mano armada… nada fuera de lo común en esta zona de la ciudad si me permite decirlo, la proximidad con el puerto de Noxus siempre nos ha traído algunos problemas… aunque con la aparición de la torreta abastecedora las cosas mejoraron mucho.
—Ah, si… leí los informes que se elevaban mensualmente.
—Claro, claro… No supimos de este pillo por un buen tiempo, pero esta tarde se puso en acción de nuevo. Se acercó bastante a la avenida Lighstone y trató de robarle a una familia que pasaba por allí. El hombre quiso defender a su familia, Mayor.
Caitlyn miró a donde el agente le señalaba y se acercó a otra de las oficinas, allí estaba una mujer con un vestido corto, trataba de ocultar sus lágrimas en un llamativo paño turquesa mientras le acariciaba la cabeza a una niña rubia cuyo vestido combinaba con la mujer.
—El padre de familia se llamaba Cortes Meyer. Recibió un solo tiro antes de caer al suelo, el malviviente parece que también buscaba el bolso de la mujer no conforme con lo que ya tenía del bolsillo de Meyer y fue cuando los D2 lo interceptaron.
Caitlyn asintió mientras volvía a poner atención en la oficina donde tenían al criminal, seguía haciendo mucho ruido y luchaba por hacer el trabajo más difícil a los agentes.
—… ¡No tenía opción! ¡Necesitaba el dinero! ¡Mi hijo! ¡Mi hijo lo necesitaba! ¡¿De dónde más lo sacaría?! ¡No me toques, basura repúgnate! ¡Él estaba enfermo! ¡Él necesita su medicina!
—El hombre ni siquiera tiene un hijo— comentó el agente acercándose a Caitlyn— Siempre nos dice algo diferente, su abuela, su hermano, siempre alguien está enfermo cuando sale a robar… Ya no le creemos.
—Ya veo…— comentó Caitlyn quien con dos pequeños pero precisos golpes en el vidrio llamó la atención de los agentes adentros, luego levanto un dedo llevándoselo a los labios y los hombres asintieron.
— ¡No! ¡No! ¡Quítame las manos! ¡Saca eso! ¡No me lo acerques! ¡No!— gritó con temor viendo como le acercaban la picana eléctrica y lo ponían a dormir de una descarga.
— ¿La situación del civil?
—La bala atravesó el lóbulo derecho, mayor, es imposible que sobreviviera, se llevaron el cuerpo y estamos esperando la confirmación de la muerte, deberían de llamar en cualquier minuto… no le dijimos nada a la familia antes de la sentencia de baja… como manda el protocolo.
—Bien… buen trabajo.
El agente asintió y Caitlyn se alejó de él. Había visto una máquina de expreso en uno de los corredores y se dirigió a él.
Casos como este eran comúnmente, prácticamente ya no sentía nada en el proceder de estos. Lo había vivido en carnes propias cuando era aún muy joven. Con el tiempo, y estar ahora en el lado donde observaba a las víctimas y no ser una de ellas, había hecho de su vida una costumbre, aunque nunca había perdido la empatía por la parte afectada.
Los agentes D2 dejaron de conversar entre ellos cuando la sheriff apareció frente a ellos. Llevaba dos tazas de café que le extendió a cada uno y estos se apresuraron en tomar en sus manos.
—No te levantes— le ordenó al de la pierna vendada, que antes de que ella llegara permanecía sentado en la butaca de oficiales— ¿Herida de bala?
—Nada muy grave, mayor.
—Aun así será mejor que te revisen, parece una buena venda pero estar cerca de los puertos, y el trabajo diario en la zona, puede infectar hasta la herida más pequeña… créeme.
—Sí, mayor, al regresar a base pediré que me atiendan.
Caitlyn se sintió un poco sorprendida por la total sumisión a su recomendación, ni siquiera una orden, pero se mantuvo inexpresiva.
—Así que salvaron el día.
—No a todos— le contestó uno de ellos.
Era difícil ver que era lo que sus rostros decían, por el casco y lo abultado de los uniformes, pero Caitlyn creyó sentir la humanidad y la empatía en sus palabras.
—No, pero a los que pudieron sí— contestó con firmeza e inclinó su cabeza de lado con una sonrisa amable— buen trabajo.
Ambos agentes asintieron con rapidez y con un leve gesto de su cabeza Caitlyn se despidió de ellos.
No le gustaba, no le gustaba para nada, pero debía admitir que si las cosas se hacían bien, no había razón para no alentarlas, y más aún si eso significaba que dos vidas inocentes habían sido resguardadas aun cuando la vida propia corría peligro.
Tenían eso en común, y no era poca cosa.
Decidió salir a tomar un poco de aire. La lluvia comenzaba a caer más sonoramente así que se limitó a estar en la pequeña entrada de la comisaria, donde un par de bancos y el techo de chapa supondrían la comodidad suficiente.
—Ya se lo dije ¿No es así?
Caitlyn se giró con lentitud y miró de costado al señor Marangoni, se encontraba sentado en uno de los bancos y fumaba de una larga vara dorada, cuyo final se podía ver el cigarrillo.
—No somos sus enemigos— terminó la frase mirando hacia adentro de la comisaria.
—Ah… ¿No está usted muy lejos de su casa, señor?— comentó con cierto desdén.
— ¿Y no está muy lejos del departamento principal?
—Mi deber no me restringe de ninguna jurisdicción de la ciudad.
—Ah, es verdad, es verdad, lo lamento, sheriff, no quise sonar… entrometido— trató de hablar con cuidado— me entere que uno de mis hombres resulto herido y… vine.
— ¿Así sin más?— preguntó con gracia.
—Así sin más… ellos son importantes para mí. Sé que tienes un horrendo concepto sobre mucha de las cosas que hago… o sobre mi persona en general, pero creo que puedes entender ese sentimiento.
—Mmm… quizás.
—Bien… bien…— comentó el hombre, acomodándose aún más en los asientos— Es desalentador ¿No es así?
— ¿Disculpe?
—Este tipo de casos… ¿no cree, sheriff?— preguntó dándole una buena bocanada a su cigarro— conocía a Meyer ¡Buen hombre! Amable, brillante, generoso… muy cariñoso con su esposa e hija… una lástima que una luz tan brillante se apagara de repente.
—No sabía que le conocía, lamento su perdida.
—Gracias, gracias… trabaje un tiempo con él… siento cierta impotencia ahora. Decir que se apagó no sería correcto tampoco… "lo apagaron" si… eso suena más correcto. Lo mataron.
—Sé que los sentimientos que se tienen frente a una perdida son diferentes de "un accidente" a algo "intencional".
—Claro, me saca realmente mucha ventaja en este ámbito ¿No es así, sheriff? Seguro ha visto miles de casos como este… dígame… ¿Cuáles creen que serán las palabras de la mujer de Meyer cuando se entere que su esposo murió a mano de un criminal? ¿Qué dirá su hija? ¿Qué es lo que comúnmente dicen las víctimas?
Caitlyn miró con atención al hombre, ni siquiera pensando realmente en sus preguntas, sino por el tono. Parecía alguien que trataba de demostrar un punto, pero para ella se estaba tardando demasiado en presentarlo.
—Yo lo he escuchado un par de veces… ese mensaje de odio— siguió hablando solo— tiene razón, no es como un accidente, donde los involucrados dicen cosas como "desearía no haber pasado por allí" "Ojala hubiera mirado antes de cruzar" cosas así, no… ellos dicen cosas como "Maldito sea" "Ese engendro se llevó a mi papá" "A mi esposo" "Ojala se muriera" "Ojala los mataran a todos" son… sentimientos realmente fuertes… más para que una niña pequeña los afrontara ¿No es así? Esa niña… ni siquiera tiene 6 años y ya tendrá que lidiar con el asesinato de su padre… ah… pero usted sabe más que eso…
—Ciertamente— comentó, no había necesidad de ocultar un hecho público hace años— los sentimientos de venganza son sentimientos muy poderosos… no lo voy a negar.
—Y así el mal continua y continua… nunca se acaba… es desalentador… son como… manzanas podridas, donde tocan siguen corrompiendo a todo.
—Son palabras muy duras para alguien que defiende tan duramente los derechos de los más necesitados.
—Oh, sheriff, he trabajo día y noche, sin descanso, por tanto tiempo, para darle lo mejor a todos, no me puedes culpar por sentirme cansado ¿No te sientes así? Tanto trabajo, dándole lo mejor… ¿Y cómo te pagan?
Su discurso fue interrumpido cuando adentro se dejó escuchar un teléfono. El agente encargado de la recepción levantó el aparato y recibió la llamada, asintió un par de veces antes de colgar.
Se sacó el sombrero reglamentario y tomó aire varias veces antes de entrar a la oficina donde se encontraba la mujer y la niña. Solo unos segundos y Caitlyn pudo ver como la expresión de la mujer se desfiguraba en dolor, su boca hacia una mueca extraña mientras apretaba con ambos brazos la cabeza de su hija.
El señor Marangoni le dio una sacudida a su vara y se deshizo del cigarrillo.
—El perro mordiendo la mano que le da de comer…— comentó con desdén mientras se acomodaba su saco— que tenga una buena noche, sheriff… algunos la tienen peores que otros.
El rostro de Caitlyn se iluminaba con la luz verdosa que salía de la camilla de recuperación, donde el agua y el factor fluorescente que tenía donde Jinx estaba metida, le devolvía el reflejo.
La de Zaun seguía acostada como si durmiera plácidamente. Los parámetros que mostraban la pantalla indicaban una mejora considerable, pero no despertaba.
Caitlyn delineo el contorno de la capsula con uno de sus dedos antes de pasar a delinear el contorno del vaso de licor que la acompañaba.
Se había tomado la última pastilla y eso la dejaba sin reservas, y por alguna razón, el alcohol y lo dulce que olía en especial ese licor, la hacía sentir menos molesta, aunque sabía que era algo pasajero.
Escuchó unos pasos detrás de ella y ni siquiera se molestó en mirar.
—Debería matarla… así como esta… sería tan fácil— comentó viendo el rostro de Jinx, con la mascarilla de aire cubriéndole la mitad.
—Ah, entonces obtuviste grandes avances en la investigación de las torretas—celebró Jayce.
—No realmente— confesó la otra y se tiró hacia atrás, tocándose la cabeza con frustración.
— ¿Entonces aun la necesitas con vida?
—Necesito que despierte…
—He dejado de suministrarle algunas sustancia… prácticamente está sola con el líquido de la cámara…
—La esposaste.
—Sí, bueno… no quiero a una loca despertando en un lugar que no conoce con antecedentes criminales graves en mi taller… suelta.
—Haces bien, pero casi le rebanan la pierna y le sacan el brazo ¿Qué tanto daño podría hacer?
—No lo sabemos… aparte… la he estado observando.
—Oh, Jayce… no sabía esa parte de ti…
—No juegues conmigo, Caitlyn… y habló en serio. Su manera de sanar… no es normal.
— ¿Mejor?
—No sé si mejor, pero diferente, claro que si… aunque te lo repito…
—No es tu campo… lo sé, lo sé— comentó con cansancio, poniéndose de pie y acercándose más a Jinx.
Jayce vio como Caitlyn acercaba su rostro, mirándola con detenimiento, para luego agarrar su vaso y verter el contenido en la capsula.
— ¿Qué haces?
—Esta sustancia fluorescente… es inflamable.
—En pequeña medida… si, pero no creo que… ¡¿Qué haces?!— se alteró al ver como tomaba de la mesa una caja de fósforos y prendía uno.
La sheriff jugaba con el cerillo prendido en sus dedos, pero entonces su móvil comenzó a sonar, haciendo que se le cayera de las manos y con torpeza comenzó a dar manotazos hasta atrapar de nuevo y apagarlo con su propia mano, quemándose un poco.
— ¿Eres idiota?
—Cállate— le indicó con mal humor al dueño de casa, y tras sacudir su mano un poco tomó el móvil— Es pasada la media noche… más vale que sea importante.
Llegó a la jefatura principal en menos de una hora, apenas puso un pie allí las luces le parecieron demasiado brillante y comenzó a resentirse del vaso de licor que había probado, creía aun así que había sido demasiado sutil, pero su cuerpo le estaba diciendo que quizás se le paso un poco.
Saludó a los oficiales de turno y bajó directamente al subsuelo, donde estaba la morgue de la ciudad.
Gruñó por lo bajo cuando descubrió a dos agentes de D2 allí, pero también los saludó cortésmente antes de seguir su camino.
Solo tenía que cruzar una puerta más y allí estaba.
—Oh, tan dedicada como siempre, mayor.
—Anita… ¿Qué sucede?— quiso saber obviando el saludo.
Una chica de tez morena, de estatura baja y delgada, con un uniforme blanco impecable, la recibía con una sonrisa.
—Tengo el informe que pidió de los cuerpos listo.
Caitlyn la fulminó con la mirada, totalmente molesta, cosa que la chica pareció entender, pero no se justificó en lo más mínimo.
—Dijo que quería cuanto antes el informe de las autopsias de los cuerpos hallados en los atentados de las torretas.
—Y supongo que encontraste alguna anomalía, algo realmente extraño ¿No es así?
—Para nada.
— ¿Qué?— Caitlyn estaba a punto de sacar su enojo por haberla molestado tan tarde, luego de un día tan largo, para nada, pero antes de que pudiera decir algo, la chica le pasó una carpeta.
—Mírelo usted misma— la invitó y le señaló unos papeles y fotos en la carpeta.
Caitlyn no entendía que estaba viendo, solo fotos de los cadáveres y las letras pequeñas de un informe que en eso momentos no le interesaba en los más mínimos.
—Son heridas normales que los cuerpos recibirían de explosiones y derrumbe, se ve claro en las fotos.
La sheriff notó como el dedo de Anita señalaba una de las fotos con insistencia y al poner atención al cuerpo notó que había escrito algo con sangre en él.
"Actúa"
Enarcó una ceja sin despegar la mirada de los informes, no dijo nada y no tardó en darse cuenta que la sangre allí era fresca cuando tomaron la foto, debieron escribirlo cuando el cuerpo ya estaba en la morgue, alguien de confianza, Anita misma.
Disimuló poner atención a la carpeta y a los cuerpos allí y vio como los agentes de D2 seguían en la entrada de la sala, hablaban entre ellos pero a Caitlyn no se le pasó por alto que también les ponía atención.
—Ya veo, así que… no es muy diferente a cualquier atentado que Jinx nos hubiera hecho pasar antes— comentó cerrando la carpeta y devolviéndosela a la doctora.
—Sí, es verdad, pensé lo mismo.
—Muy bien… gracias por tu arduo trabajo, es tan tarde.
—Lo sé, pero se lo mucho que a nuestra querida sheriff le gusta las cosas a tiempo.
—Lo lamento.
—Está bien.
—Si ya no tienes nada más que hacer aquí, lo mínimo que puedo hacer es acercarte a tu hogar ¿No crees?
—Oh, me encantaría, pero aún tengo trabajo que hacer con estos… cuerpos.
Caitlyn volvió a mirar con disimuló a los agentes y estos parecían dispuestos a quedarse allí para siempre, así que no podrían hablar. Podía escucharlos hablar sobre un puesto de comida en la ciudad, nada importante, pero fue cuando lo notó.
El más alto de ellos hizo una seña con su dedo en círculo y luego golpeo uno de sus dedos con su palma. El gesto podría pasar tranquilamente desapercibido sino fuera porque el otro hombre hizo otro par de gestos con sus manos.
Siguieron hablando con normalidad luego de eso y por unos segundos Caitlyn pensó que solo se trataba de su propio cansancio, pero el asunto la dejó atontada unos segundos más.
—No hay nada más que reportar aquí, mayor.
La voz de Anita la trajo de nuevo a tierra y Caitlyn la miró inexpresivamente.
—Por favor, dime que trajiste lo que te pedí— pidió esta con una expresión jovial en su rostro.
— ¿Qué?
—Ese exquisito té del que tanto me hablaste— insistió la chica— dijiste que estabas por la zona y sabias que me quedaría tan tarde trabajando… ¿el té? El que me dijiste que te despierta.
— ¿…Un café?
—Sabes que odio el café y me dijiste que este té era bueno.
Caitlyn se sintió perdida nuevamente y el mal humor comenzaba a aparecer de nuevo, pero lo entendió cuando la chica le guiño un ojo.
—Ah… si… el té…
— ¿Dónde está?
—Lo olvide en el auto… perdón.
—Oh, vamos, me estoy muriendo aquí ¿En serio?
—Sí, iré a buscarlo ahora.
—Te acompañare, no resisto mas, juro que pasare directamente a la sala de descanso luego de esto— comentó mientras tomaba el brazo de Caitlyn y la conducía escalera arriba.
Caitlyn les dio una nueva mirada a los agentes, estos la saludaron cuando pasaron y mantuvieron su conversación sobre la comida de calle, pero ahí estaba de nuevo, esos gestos con las manos.
Llegaron al auto y ambas se metieron en él.
— ¿Viste eso?— preguntó Anita.
—He visto un montón de cosas, por favor, se especifica.
—Esas cosas con las manos, la hacen todo el tiempo ¡Y antes que digas nada sobre mis teorías de conspiración, tengo pruebas!
Caitlyn conocía a Anita desde hace bastante ya. La menor le debía la vida gracias a un caso de secuestro que ella resolvió bastante bien. Quiso alistarse para la policía de la ciudad, pero era realmente mala en todo lo que se necesitaba para el puesto, aunque era realmente brillante para la medicina y fue por ahí donde finalmente convenció a la sheriff.
Aparte de eso solía ser el motivo de burlas en la jefatura con sus conclusiones que nunca acertaban al caso.
"Hagamos directamente lo contrario que dice Anita, es un plan sin fallas" recordaba que dijo Vi en uno de los casos, pero a Caitlyn no le causaba gracia.
Pese a ser mala deduciendo cosas y prácticamente nula en cualquier destreza física, la chica había demostrado cierta genialidad referido al cuerpo humano, la apreciaba, y si la estaba llamando en horas extras, tan convencida, debía ser algo importante.
— ¿Para qué me llamaste?
—Encontré algo extraño.
Anita le pasó un par de fotografías a Caitlyn, en una de ellas se podía ver una especie de parasito enorme, como un gusano de dos metros, la segunda foto estaba el mismo espécimen solo que a la par de un cuerpo abierto en el vientre.
— ¿Qué es?
—No lo sé con certeza, es una especie de parasito intestinal.
— ¿Dónde lo encontraste?
—En una víctima del atentado.
— ¿En uno solo…? ¿Es solo un caso aislado entonces? ¿Qué hay de los demás cuerpos?
—Ninguno de los otros tiene algo así, no, contusiones y heridas por las explosiones, sí, pero solo este presentó esta cosa.
—No es tan raro, la gente en la zona de las torretas no tiene una sanidad muy buena, es normal que un parasito como este crezca sin problemas en un entorno sin control…
—Es extraño que sea tan grande aun así.
—Quizás.
—No lo puse en el informe que mande.
— ¿Por qué no?
—Porque ese informe es el oficial, y ya no solo se eleva a ti, sino a otras autoridades de las que no… me fio.
—Entiendo el descontento en general con los nuevos agentes pero no veo como la existencia de un parasito en un cuerpo aislado pueda-
—Es mucha casualidad— la interrumpió de inmediato, Anita, mientras observaba con cuidado el estacionamiento y se aseguraba que nadie más las miraba— es mucha casualidad.
— ¿El qué?
—Mira, al dividirse las tareas en el lugar del incidente, los D2 ayudaron de inmediato ¿No es así?
—Ah, sí, en el segundo atentado sí.
—No sé qué fue lo que paso en el primer atentado, pero la llegada de los cuerpos se demoró varios días ¿Estabas al tanto de eso?
—…no.
—Se demoró exactamente hasta el segundo atentado, por lo que los cuerpos de ambos atentados llegaron a la morgue juntos.
—Eso es extraño…
—Y no es todo, las personas que me trajeron los cuerpos eran personal de los D2, ellos se apuraron en "ayudar". Inclusive tienen su propio personal médico forense y demás que me hicieron llegar su informe y varios de los cuerpos ya estaban listos para abrir y revisar, al principio pensé "genial, menos trabajo" porque en realidad son realmente buenos, de verdad que sí.
— ¿Y en ninguno de esos informes apareció esta… "criatura"?
—No, ni en uno solo, porque en efecto, estaban libres de lo que sea esta cosa.
— ¿Entonces?
—Hoy sacaron otro cuerpo del lugar, pero este cuerpo fue encontrado por Carles ¿Recuerdas a Carles?
—Sí, sí, uno de nuestros hombres.
—Exacto, él y su patrulla lo trajeron de inmediato a la morgue porque sabían que se estaba haciendo la investigación de los cuerpos, no pasaron por las manos de los D2.
Las ideas comenzaban a tomar forma con cierta lentitud en la cabeza de Caitlyn, pero no podía dejar de sentirse distraída y aturdida por alguna razón que escapaba de su razonamiento.
— ¿Te sientes bien?
—Sí, si… solo… algo cansada. Estas diciendo que de todos los cuerpos traídos por los D2 se les escapó este, y nuestros agentes fueron los encargados de traerlo a la morgue.
—Exacto.
— ¿Y bien?
—Este es el único cuerpo que los D2 no pusieron sus manos y es casualmente el que tenía ese parasito adentro… ¿No te parece eso extraño?
—Entiendo que pienses que es demasiada casualidad… sí.
—No solo eso, desde que el cuerpo llegó, tengo a dos agentes de D2 siempre en el subsuelo conmigo, no le han apartado los ojos al cuerpo desde que llegó a la jefatura.
— ¿Qué hiciste con el parasito?
—Lo extirpe y lo guarde en un contenedor, nadie sabe que esta allí y si revisan el cuerpo y el informe notaran que no existe ahora.
—Sí, bien… bien pensando— felicitó mientras su cabeza comenzaba dolerle.
—Y otra cosa más, eso que viste, lo de las manos… nos están mintiendo.
— ¿Qué?
—Se comunican entre ellos con un código que los demás no podemos ver.
— ¿Por qué harían eso?
—Por la misma razón que no querían que nadie supiera que hay un parasito de dos metros en el cuerpo de una de las victimas… ¡Ellos esconden algo!
—Agh…
— ¡Caitlyn! ¡Tengo las pruebas justo aquí! ¡No es un disparate mío… esta vez!
—Está bien, está bien… solo… cállate por unos minutos ¿De acuerdo?
—¿Qué pasa contigo?
— ¡Cállate!— gritó golpeando el manubrio, lo que ocasionó lo que quería. Por varios segundos todo fue silencio adentró del vehículo.
Abrió la boca para respirar con profundidad y trató de aclarar sus ideas. El caso parecía una verdadera pesadilla ahora, en vez de tirar luz todo se volvía más turbio. Donde antes había una que otra pregunta ahora había varias.
Le frustraba y saber que había un reloj con la cuenta atrás le molestaba aún más, no saber dónde explotaría la bomba que dependía de él, aun peor.
—Lo lamento— dijo finalmente, llevándose una mano a la frente, lamentaba no tener sus píldoras— hiciste un buen trabajo, de verdad que sí.
—Mírame— le ordenó y Caitlyn de mala gana lo hizo.
La doctora le examinó el rostro y luego se acercó, tocándole por debajo del cuenco de los ojos y estirando la piel para poderla ver mejor.
La poca luz del auto la hizo buscar en sus bolsillos la pequeña linterna de oficio, apenas la prendió Caitlyn le dio un manotazo, haciendo que se eche hacia atrás.
— ¡¿Qué está mal contigo?! ¡Es solo una linterna!
— ¡Nada! ¡Solo estoy cansada! Es todo…
—Déjame ver— volvió a ordenar y esta vez, con cuidado examinó los ojos de la sheriff— los tienes irritados.
—Te lo dije, no estoy durmiendo bien.
—Tienes temblores también ¿Lo notaste?— le pregunto tomándola con cuidado de los hombres y luego agarrando sus manos.
Caitlyn sintió el tacto incómodo y extraño y volvió a alejarla, pero esta vez con cuidado.
—Si es por el sueño… puedo recetarte unas pastillas.
—No más medicina, por favor—comentó con aburrimiento.
— ¿Estas tomando algo?
—Sí, unos… analgésicos por una herida en el cuello.
Anita notó que la chica ponía toda su atención afuera, apoyando su quijada en su palma, como si quisiera que todo terminara allí.
—Caitlyn…
—Estoy bien— sentencio sin dejar lugar a mas charla sobre el asunto— de lo que de verdad quiero hablar es sobre… lo que investigaste.
—Claro… ¿Qué sigue?
—Estoy de acuerdo contigo, los D2 no son de confianza, no agregues nada nuevo a tu informe y actúa como si no hubieras encontrado nada.
— ¿Y el parasito?
—No sé qué hacer con eso… ¿Puedes investigarlo más?
—Seguro.
—Bien… yo… investigare mañana las demás torretas que aún están en pie, veré si le puedo sacar algo a las personas de la zona.
Se hizo una pausa de silencio en el vehículo, Caitlyn ladeó un poco su mirada para ver a su acompañante y podía ver la atención que le ponían.
Anita le parecía tan predecible, era obvio que estaba haciendo uso de toda su capacidad cerebral alrededor de otra teoría, esta vez sobre ella misma, y le molestaba.
Pensó que quizás Vi y los demás en la oficina tenían razón en burlarse de ella.
"Que fastidiosa es" pensó frunciendo el ceño molesta, pero al momento de pensarlo se sintió mal.
—De verdad creo que debo volver a descansar ahora— se excusó con la doctora.
—Claro, yo también… será mejor que regrese, no quiero dejar mi laboratorio a merced de esos agentes— comentó abriendo finalmente la puerta del vehículo— te mantendré informada.
—Te lo encargó mucho— comentó honestamente, la chica le sonrió y antes de que bajara por completo Caitlyn la tomó del brazo— y por favor… ten cuidado.
Fue la primera en entrar ese día al consultorio del doctor. Sus análisis estuvieron de una hora a otra y ya sentada en la camilla se le leía las conclusiones.
—Todo está muy bien, Sheriff— comentó el hombre, señalándole en los papeles los valores en sangre— aunque el número de glóbulos blancos sigue siendo muy elevado, ah… lamentable ¿Esta segura que no le puso otra cosa cuando le introdujeron esa cosa en el cuello?
—Algo así.
—Pues es evidente que no está curando bien, su cuerpo se sigue comportando como si la infección aun debiera combatirse— explicó mientras escribía unas cosas en su agenda, luego levantó la mirada y le sonrió— nada fuera de lo normal, se lo aseguro, pero quizás sea mejor subir la dosis de las píldoras a tres… dos dosis por día.
El profesional sacó esta vez dos frascos y se los ofreció. Caitlyn tomó uno y solo con sentir el frio del vidrio en sus dedos se sintió reconfortada.
—Esto es… raro.
— ¿Raro? No más de lo que una herida que casi le toca la medula podría ser, se lo aseguro— trató de calmarla el doctor— realmente era profunda, no sé cómo alguien siquiera pensó en que ese dispositivo entrara.
—Ah… no importa ahora.
—Bueno, sus valores están bien, parece saludable… aunque la notó cansada ¿Está durmiendo bien?
—Para nada— dijo en tono de broma, pero era una realidad.
—Le recetare unas píldoras de clonazepam— dijo y de inmediato le escribió una receta— tómese una para antes de la hora de dormir y dentro de una semana me comenta como le fue con eso. La puede comprar en cualquier farmacia.
A Caitlyn le molestó el hecho de tener que buscar la medicina en otro lugar, prefería que se la diera como las demás píldoras, pero no se quejó por esto.
—Gracias, doctor.
—Un placer, y ya sabe, no deje de consultarme por cualquier cosa. Búsqueme cuando se acaben esas píldoras y veremos cómo sigue todo.
Salió de allí, compró lo que le faltaba en el lugar más cercano. Comenzó a planificar su día y fue cuando su móvil la interrumpió.
Se apresuró en contestar cuando vio que se trataba de Jayce, pero al atender nada se escuchaba del otro lado.
— ¿Jayce?— trató pero nada—Jayce, no es gracioso, habla.
—Ah… Caitlyn— se alivió al reconocer la voz de su amigo— tenemos un problema.
—Despertó— adivinó sin tener ninguna duda, subiéndose a su auto para de inmediato ponerse en marcha.
—Ah, si… y no de buen humor… se fue.
— ¿Se fue?
—Si…
— ¿Jayce? ¡Jayce! ¡¿Estas bien?! ¡Estoy en camino!
—No… estoy bien… ve por ella… nosotros…
Caitlyn tenía miedo de perder la comunicación, el chico parecía débil, quizás estaba herido.
—Nosotros… nos equivocamos.
— ¿Qué?
—Jinx fue la que atentó contra las torretas… está en camino… lo hará de vuelta.
— ¿De qué hablas?
—Se dirige a la Torreta 4… en Kriston… va a destruirla… los matara a todos… esta tan… tan molesta…
— ¿Qué? ¿Cómo sabes eso?... ¿Jayce? ¡Resiste!
Caitlyn esperó unos segundos pero nada pudo escuchar del otro lado.
Se metió al auto sin esperar nada más, sabia donde quedaba la Torreta 4, justamente una de las más alejadas de la casa de Jayce. No podría elegir ambos.
Golpeó un par de veces el manubrio con el puño antes de lanzar una exclamación de frustración, y luego sencillamente piso el acelerador.
