-Capítulo 25-
-Debajo del progreso-
El destino que eligió fue la casa de Jayce. Llegó y ni siquiera apago el motor del auto, bajando y abriendo la puerta.
— ¡Jayce!— gritó en el primer pasillo, caminando ya hacia el taller, el lugar no estaba tan destruido como creyó que lo encontraría, de hecho todo parecía en orden— ¡Jayce!
Encontró a quien llamaba tirado a la par de la capsula de recuperación, se apresuró a agacharse a su lado, respiraba y no parecía herido, al levantarle un poco su cabeza el hombre abrió sus ojos.
—No, te dije que fueras a la torreta 4…
—Olvida eso ¿Qué tienes? ¿Qué fue lo que sucedió?
—Ella… fingió estar dormida… no sé cuánto tiempo lo fingió.
— ¿Lo estaba fingiendo?
—Si… cuando me acerque… me inyectó uno de los calmantes… fue muy rápida.
— ¿Dijo algo? ¿Lo que sea?
—Hablaba enojada y pateaba las cosas con furia… creo que registro más habitaciones de la casa… no lo sé.
— ¿Por qué me dijiste que atacaría la torreta 4?
—Se llevó… mi auto— terminó diciendo con dificultad y levantó el dedo índice para mostrar una de las pantallas.
Caitlyn lo acomodó en el suelo y se puso de pie para acercarse al lugar señalado, parecía un monitor mapeado, el vehículo debía de tener un rastreador que Jayce había activado, la luz tintineante con el número de la patente del vehículo brillaba en la zona de Kriston, donde Caitlyn sabía, estaba una de las torretas.
—No es tan malo… no significa que la vaya a destruir en realidad…
—Se llevó… varias de mis armas.
—… de acuerdo, si es muy malo— concedió ahora.
Aunque estaba segura que Jinx no había atentado contra las dos anteriores torretas, nada decía que no lo haría con la tercera. No tenía ni idea de porque se había dirigido allí ahora y pensar lo peor, viniendo de la tiradora, era realmente algo razonable.
—Iré a buscarla.
—Quizás ya sea muy tarde…
—Quizás… pero no hace la diferencia.
Caitlyn comenzó a bajar la velocidad a medida que podía vislumbrar la torreta número 4. Las calles, su gente, los negocios, todo parecía en orden.
Kriston quedaba en la región norte de Piltover, tomando la entrada Oeste, era una de las dos zonas más fronterizas que la ciudad tenía con Noxus en tierra y la fuerza política que ponían los lideres allí era realmente potenciada por el imperio.
Ambos lados mantenían a raya a su nación para evitar conflictos y esto era respetado por los habitantes de la zona.
Los noxianos temían a la tecnología de los oficiales en Piltover y los de Piltover temían la fuerza brutal que podrían desatar si no se acotaban las normas. Por lo demás era una zona que vivía en cierta armonía.
La torreta 4 ubicada allí fue bien recibida por ambos bandos, al igual que una de sus hermanas, la torreta 6, ubicada en la zona noreste.
Se bajó de su auto y no tardó con dar con el de Jayce. Para mal o para bien, su dueño tenía razón, quien lo haya conducido lo dejo exactamente en los perímetros de la torreta abastecedora.
Se acercó con cautela y escondiendo una pistola en su mano, registró los alrededores y finalmente el vehículo mismo, no había nadie.
Regresó con apremio a su vehículo y cerró la puerta. Le parecía evidente que Jinx había entrado a la zona de abastecimiento y la villa que la envolvía era basta.
"De todas maneras tenía que investigar la zona" pensó suspirando, ya planeando cómo llevar a cabo la labor del día.
Miró la radio en el panel y pensó en todas las posibilidades que tenía. Podía inclusive decir la verdad y pedir refuerzos. Sus hombres y los D2 estarían allí en unos segundos, todos por los atentados previos, solo con decir que alguien creyó ver a alguien parecido a Jinx, saltaría la alarma en todos.
"Pero eso… arruinaría muchas cosas"
Se lamentaba haber sido tan imprudente de dejar a Jinx sin más vigilancia y apresada. Hubiera sido tan fácil sacarle información y luego matarla, y ahora no tenía nada, peor que eso, tenía un posible atentado a escasos centímetros de su nariz.
Finalmente extendió uno de sus dedos y se comunicó con la estación más cercana.
—Les habla su sheriff… solicito asistencia por un vehículo robado, matrícula 12b3r33, encontrado a 300 metros de la entrada de la torreta 4 en Kriston.
—Copiado, mayor, mandaremos dos unidades.
—Traigan la grúa también.
—Sí, mayor.
Titubeó al cerrar la comunicación, pero finalmente lo hizo.
Trató de convencerse nuevamente de que no había gran peligro. Jinx no podría destruir el lugar desde que no estaba armada. Aun si se llevó parte del armamento de Jayce, no sería capaz de atentar de forma masiva como las anteriores veces.
Aun así, saber eso, solo generaba más incertidumbres en el caso y en por qué la tiradora se había dirigido hacia allí.
Con todas las preguntas encima, terminó por salir del vehículo y dirigirse a la entrada de la villa.
Ya había registrado algunas calles, hablado parcialmente con los civiles y preguntado por algunas irregularidades a sus hombres. Nada fuera de lo normal.
Ningún rastro de Jinx tampoco.
La zona estaba bien cuidada, tanto por personal de la policía de Piltover como de agentes D2 bien armados en cada esquina.
Se notaba que nadie estaba dispuesto a que otra catástrofe sucediera y trataban de brindarle el mejor apoyo y confianza a los civiles de esa humilde villa.
A medida que el tiempo pasaba comenzaba a sentirse frustrada por ver que su jornada no iba a llegar a nada.
De mala gana sacó sus píldoras y contó las tres que ahora tenía medicada. Se la llevó a la boca y con dificultad las paso, lamentándose no tener algo que beber a mano.
Suspiró ampliamente y trató de concentrarse de nuevo.
Le llamó la atención como las personas hacían una fila larga en una de las entradas de la torreta. Al acercarse comprendió que se trataba de la hora de comer, pues unas encargadas, con un delantal impecable, les servían un plato de comida a la fila.
Caitlyn miró con atención como las personas al recibir su ración se dispersaban a sus hogares o hacían uso de las mesas cerca de la zona.
—Buenas tardes, Sheriff… ¿Almorzó ya? ¿Le apetece un plato de comida?— saludó una de las encargadas cuando se acercó un poco más.
Notó que se trataba de un alimento muy básico, una pasta de maíz con un pedazo de pan y un vaso de agua. Negó la oferta con la cabeza.
—Oh, es una pena que tenga que ver el menú de hoy— se excusó la chica con algo de vergüenza— sé que no es un plato llamativo pero es con los que nos ingeniamos durante la semana. Ayer el menú incluyó una presa de pollo y ensalada, seguro más llamativo para el apetito.
—No lo rechazo porque luzca mal, lo contrario, está bastante bien, solo… estoy en servicio ahora, quizás lo acepte más tarde— comentó con educación, haciendo que la cara de la chica se mostrara aliviada.
—Le guardare una ración, me asegurare que su plato este caliente para cuando vuelva.
Caitlyn agradeció con una sonrisa y se alejó. Pudo ver a quienes comían cerca de ella que en efecto parecían disfrutar de su plato.
Con cierto disimulo volvió a mirar a la fila y a las encargadas, la chica que le había hablado parecía reservar un plato, quizás el suyo, como le había prometido.
Pensó en el trabajo diario de esa gente y en lo mucho que los políticos que apoyaban el proyecto siempre buscaban más fondos para mejorar la situación en las torretas.
"Debe ser difícil… aunque parece que se esfuerzan mucho" pensó, tratando de quitarle importancia al asunto, pero fue cuando notó algo curioso.
Ya había visto a unos uniformados cerca de las filas, normal si se quería tener orden, pero uno mantenía la vista atenta a las encargadas de comida. Parecía que también prefería reservar un plato y que era toda la comunicación que los dos tendrían, pero notó como la mujer que había hablado con ella le hizo una seña en su pecho, un circulo con los dedos que cruzaba a la mitad, todo mientras hablaban de la comida como si nada, pero que al hombre no pareció pasar desapercibido, haciendo una seña con una de las manos también.
Parecieron reír y hablar con naturalidad luego, y el agente se alejó volviendo a su puesto.
"Ellos esconden algo" Recordó las palabras de Anita y su teoría de que no se les estaba diciendo toda la verdad.
Caitlyn sabía que los D2 no eran de confianza, le faltaban razones y no podía ir por ahí solo diciendo "Es una corazonada". No tenía pruebas y que uno que otro jugara con sus manos, como si se tratara de un mensaje codificado de niños, no significaba realmente nada.
Hasta el día, lo único que había hecho el nuevo cuerpo de agentes había sido ayudar, y de manera eficiente si debía admitirlo.
Tenían bajo control la zona y no parecía que Jinx atacaría el lugar o que cualquier otra entidad lo hiciera.
Comenzó a pensar que perdía el tiempo allí.
Pensó en Anita y en su trabajo con el parasito, sabía que la contactaría si descubría algo pero aun eso no pasaba.
Recordó que las torretas tenían su propio centro de sanidad y decidió darle una visita.
Se acercó a uno de los agentes de la zona y le pidió indicaciones, este automáticamente se ofreció a escoltarla y comenzó a caminar hacia adentro de la torreta.
Caitlyn entró con él, no sin antes ver de nuevo un cambio de interacciones con manos en algunos de los agentes. Sintió el inconfundible sentimiento de estarse adentrando en problemas.
—Se me comunico que los agentes de D2 no son llamados por su nombre, sino por un cifrado ¿No es así?— comenzó a hablar cuando la luz del día quedo atrás mientras se adentraban al lugar.
—Así es, mayor.
— ¿Cuál es tu numero?
—Agento 89, a su servicios, mayor.
—89…— mencionó Caitlyn a modo de recordarlo— ¿Por qué le asignan un numero?
—Para proteger nuestra identidad, mayor.
— ¿Protección?
—Sí, mayor.
— ¿Puede explayarse en su respuesta?— pidió Caitlyn, con un dejo de autoridad en su voz.
—Sí, mayor. Al ingresar a las fuerzas de D2 se nos asigna un valor numérico, incambiable. La razón detrás de esto se nos explicó en nuestro proceso de formación. Las razones van desde una mejor eficiencia al organizarnos en grupos, facilidad para buscarnos por medios de datos y también es un beneficio al agente mismo, ya que al no ser revelado nuestro verdadero nombre nuestro círculo social no se ve afectado ni amenazado.
—Ah…— comentó Caitlyn mientras se distraía mirando los alrededores. Tenía sentido lo que se le decía, en su vida como oficial había visto muchos casos de extorsión y venganza contra su cuerpo, inclusive contra ella misma. Creyó que mantener a sus agentes en cubierto cubría esa parte.
"Pero también los hace irreconocible para cualquier persona fuera de esa organización, la policía de Piltover y yo incluida. Es muy inteligente… es imposible decir si lo hacen por el bien de los suyo o por el mal de los nuestro… que molesto."
—Mayor, le presentó a la doctora Camilla— comentó el agente que la había acompañado al llegar al frente de una mujer con bata blanca, esta se paró de inmediato y saludó con respeto a Caitlyn— ella es la encargada del servicio de sanidad de la torreta 4.
—Encantada, sheriff.
—Lo mismo digo.
— ¿En qué puedo ayudarla?
—Solo quería tener una plática para que se me ponga al tanto de las actividades aquí— dijo sin inmutarse y pareciendo relajada— estoy preocupada porque la gente de la villa reciba la alimentación adecuada, tengo un gran inversor interesado en abastecer este sector de la ciudad y estaría encantando de cubrir los recursos que primeramente falten.
—Oh, eso estaría muy bien— comentó la mujer, agradeciendo al agente que acompañó a Caitlyn, el cual se retiró unos pasos para darle privacidad.
Esto le molestaba. La forma de actuar le parecía ridículamente organizada, y nunca creyó que algo así resultara malo, pero no podía dejar pasar como su mente le exigía estar en alerta todo el tiempo.
—Mayormente conseguir una buena fuente de hierro es lo que más notamos que falta en la nutrición de las personas aquí.
— ¿Hierro? Ya veo… ¿Llevan un buen control de la población?
—Ah, sí, mayor. La gente aquí se somete a chequeos, todos a voluntad— aclaró con rapidez— instamos a las madres a que traigan a sus hijos, la desnutrición es algo que nos preocupamos mucho en cubrir, creemos que es uno de los pilares para que la sociedad mejore.
—Creo lo mismo— comentó Caitlyn, logrando una sonrisa de satisfacción en la doctora— ¿Qué otro tipo de… controles llevan aquí?
—No mucho más que eso, mayor. Las personas vienen aquí cuando se sienten enfermas, cuando se sienten mal, y como centro sanitario tratamos de ayudarle.
— ¿Hay algún mal que los aqueje particularmente?
—No, mayor, nada fuera de lo normal, a veces gripe, otras veces resfrió. Casos complejos, como un parto o alguna operación, no las realizamos aquí, sino que los derivamos a otro centro en la ciudad más calificado para eso.
—Ya veo… ¿Qué tal la mortalidad en la zona?
—Me complace anunciarle que no hemos tenidos muertos en estos meses dentro de la villa.
— ¿Eh?
—Es uno de los mayores orgullos que tenemos aquí en la torreta 4. Antes de que todo se instalara, la inseguridad, el hambre y las enfermedades hacían de la zona un lugar de constante muerte y enfermedades, pero desde que logramos instalarnos aquí, las condiciones de vida mejoraron estrepitosamente. Estamos todos muy contentos con esto.
—…ya veo.
"No es imposible" pensó con condescendencia, sabiendo que en las otras zonas donde las torretas abastecedoras habían entrado la calidad de vida había mejorado, de hecho los números eran maravillosos.
"Claro, hasta antes de los atentados."
Pese a todo lo que había creído, y como se sentía. Fue escoltada nuevamente por el agente 89 afuera de la torreta. Nunca se le prohibió inspeccionar algo y cualquier duda que tenía era contestada inmediatamente.
Las personas parecían trabajar tanto a su servicio como al de cualquier superior, pareciendo inclusive transparente.
Salió por la entrada donde había aparcado cerca y subiendo a su auto, dispuesta a irse, volvió a ver la interacción con las manos, tan disimulado, tan apenas, que Caitlyn dudo nuevamente si eran ideas suyas.
Instintivamente metió su mano en el bolsillo, esta vez jugo con las píldoras antes de tomarla.
Se sentía cansada y la tarde ya había caído. Dejó que su cabeza golpeara con el respaldo de su asiento y se quedó así, divagando en todo lo que había logrado sacar y los acontecimientos de esos días.
Ahora Jinx era todo lo que ocupaba su cabeza.
Si había alguna pista que seguir, alguien que buscar, cualquier cosa que pudiera tirarle algo de luz a todo lo que pasaba, esa era Jinx.
Y se le había escapado de las manos.
"Como siempre"
Sonrió con cierto desdén y encendió su auto. No se alejó mucho, solo lo suficiente como para que cualquier persona en las proximidades la diera por ausente y entonces volvió a acercarse donde había visto el auto de Jayce.
El vehículo ya no se encontraba allí, y al analizar un poco más la zona vio las ruedas de neumático de un vehículo más grande y pesado, seguramente la grúa se lo había llevado de vuelta a su dueño.
Estaba segura que Jinx había descendido sin problemas en ese lugar, no había en el auto en las cercanías muestra de violencia o fuerza, así que podía estar segura que nada le paso a la chica al llegar.
Había un muro de metal precario que envolvía la villa, parecía reciente, seguramente puesto cuando ocurrieron los atentados, en un intento de los agentes de tener cierto perímetro y, al juzgar por la cantidad de hombres, suyos y de D2, era imposible para ella que Jinx entrara, saltando el muro sin más.
"O tiene a los agentes D2 de su lado, lo cual dudo, o… ella no entró. Y si no entró…" comenzó a pensar mientras su vista divagaba por el territorio, buscando algún indicio de donde pudo ir Jinx.
Su nariz la hizo parar en sus razonamientos, pues había un olor repugnante en el aire. Sabía que los lugares como ese podían llegar a oler mal, ya sea por la poca higiene del lugar o por la falta de un sistema de cloacas decente, cosa que no pasaba en el epicentro de la ciudad, pero este hedor le pareció uno de los más nauseabundos que alguna vez sintió.
Volvió a concentrarse en Jinx y sus teorías, mientras caminaba por la zona, tratando de buscar algo, lo que sea, de la tiradora.
Descubrió que al alejarse de la villa el olor empeoraba, lo que no tenía sentido si uno pensaba en el lugar como el foco de la razón.
Dejó de pensar en la tiradora y comenzó a sentir curiosidad por lo que ocasionaba ese olor.
"Ah, claro… las cloacas mismas… que misterio resolviste hoy, Caitlyn" Se burló de ella misma al llegar a un pequeño riachuelo, sucio y de aguas turbias, si uno lo seguía podía ver que conectaba con las villas por medios de canales.
Seguía oliendo terriblemente mal, pero no podía dejar de apartar su vista de uno de los túneles donde el agua salía, era grande y una persona podía entrar en él. Se acercó y sintió en su cabeza una pequeña luz de victoria, había encontrado pisadas en el fango que se dirigían al interior.
Podían o no ser de la persona que buscaba, valía la pena el intento.
Se hizo hacia atrás unos pasos para mirar de nuevo el túnel y las cercanías. Le parecía siniestro y oscuro, y el hecho de que nadie estuviera cerca y todo el misterio que envolvía los acontecimientos, no mejoraban a su ánimo.
Se distrajo por unas ratas tratando de abrir una de las bolsas de basura cerca y luego corriendo con rapidez adentro del túnel.
—… bueno, si ellas no tienen miedo ¿Por qué debería de tenerlo yo?— se preguntó, dándose valor, pisando con firmeza el interior y comenzando a caminar, aunque en su mente varias respuestas aparecieron para esa pregunta.
Comenzaba a sentirse desalentada luego de caminar por ese apestoso lugar por más de media hora y no encontrar nada.
Mientras más avanzaba menos luz tenia y el panorama no mejoraba. Se topó con una válvula en el suelo, estaba abierta y dejaba ver un escape a medio tomar. Terminó por empujarlo y descubrió una escalera que la conducía hacia abajo, nada se veía un metro de donde ella estaba.
—Genial…— comentó con hastió y desgano, pero antes de que pudiera pensar en algo más el olor se volvió insoportable.
No había duda, sea lo que sea que lo provocaba venia de allí.
Suspiró y buscó entre sus bolsillo, largó una maldición al recordar que había dejado su medicina en el auto y comenzó a calcular cuánto tiempo tardaría en ir y volver.
"Claro, en el caso que pueda salir de este lugar y sea capaz de repetir mis pasos hasta aquí… ¡Esto no tiene sentido!"
Pensó que estaba caminando sobre una pista tan poco convincente que el deseo de desistir y buscar por otro lado la apoderó por unos momentos.
Deseaba salir de ahí, deseaba volver a su auto, deseaba tomar su medicina y darse un baño. Necesitó de un buen uso de su fuerza de voluntad para convencerse a ella misma de bajar y dar un vistazo.
El plan era simple, bajaba las escaleras, veía el lugar, lo que sea que fuera, y si no encontraba nada, entonces nada era, y seguiría investigando otro día, quizás con Anita, quizás con Vi, hablando con Jayce, tenía tantas opciones más que seguir caminando por un túnel que no le proporcionaba nada.
Comenzó a descender por las escaleras cuando uno de los peldaños se rompió, fue tan rápida como pudo de aferrarse a los de arriba y quedarse inmóvil.
—Lo que faltaba— murmuró y en su cabeza ya lo había decidido, saldría de ese lugar.
Trató de apoyarse de nuevo, esta vez para subir cuando la estructura se terminó de romper y ya no tuvo de dónde agarrarse.
Su rodilla chocó con algo que no pudo ver y su cuerpo giro, su espalda tocaba una pared húmeda mientras se arrastraba con velocidad hacia abajo. Tocó la superficie con brusquedad y giró en el suelo hasta que pudo frenarse.
Para cuando lo hizo sus dos manos conocían el suelo, donde el agua sucia le cubría hasta las muñecas. Podía escuchar el sonido de las ratas y hasta pudo sentir y ver como una le caminaba en las manos antes de alejarse.
Gruñó con molestia mientras se ponía de pie. Sentía sus ropas sucias y no había ningún sentido en tratar de limpiarlas.
Un sonido diferente se escuchó a pocos metros de ella, estaba convencida de que no se trataba de las ratas, parecían pisadas acercándose, caminando por el agua, y deteniéndose.
Sacó de inmediato su arma y antes de que alguien pudiera aparecer por donde el sonido venia, ya tenía la mira lista en ese lugar.
No se sorprendió al ver como el cañón brillante de un arma también le apuntaba a ella, pero si fue grata la sensación que recibió al reconocer quien le apuntaba.
—Y yo que pensaba que ya no podía ver ratas más grandes que estas— fue la forma de saludar de Jinx— aunque te juro que ninguna se puso tan alegre de verme. ¡Mírate!, ni siquiera puedes disimular esa sonrisa, sombrerotes.
—Jinx…
—Keilin…
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Qué haces "tu" aquí?
—Eso no son tus asuntos— contestó con contundencia y vio como la chica se rio de ella.
—Pues, corazón, te devolveré la respuesta y agregare "Esos no son tus asuntos" ¡y! tienes mierda en la cara.
Caitlyn volvió a gruñir, sabiendo que era posible que la chica tuviera razón, pero no podía distraerse para limpiarse y dejar que le dé un tiro.
—Anda, límpiate, no te disparare mientras lo haces— comentó, pareciendo adivinar lo que la otra pensaba— ¿No? Bueno… aunque será difícil concentrarme con todas las ideas que tengo respecto a tu nuevo… "look"
—No se compara con el aspecto que tu tenías días atrás.
La respuesta hizo que la chica dejara de reírse y la mirara con cierta curiosidad pese a aun sostener la sonrisa.
—Sí, nunca pensé eso de ti ¿Sabes, corazón? Caer tan bajo para contratar esas bestias para matarme… creí que tenías códigos, pero ya veo que no, te gusta jugar tan sucio como meterte cosas en la cara.
— ¿Contratar… bestias?— era el momento de Caitlyn para lucir interesada— No sé de qué hablas.
—De esas cosas que… un momento, un momento ¿De qué hablas tú?
—No, tu primero, ¿De qué hablas tú?
—Agh ¿Somos infantes ahora? genial, te propongo un juego, nos matamos, la que quede con vida le dice a la otra todo lo que sabe ¿Si? ¡Un trato justo!
—Alguien te quiere muerta ¿No es así? ¿Quiénes?... ¿O qué?
—Tu— comentó Jinx luego de reír un poco.
—Obviamente… pero yo no te ataque esta vez.
— ¿Qué?— preguntó sin creérselo, pero al inspeccionar el rostro de la otra se dio cuenta que realmente parecía no entender— ¡Oh por Dios! ¡Eres aún más idiota de lo que pensé!
—Explícate.
—No tengo que— dijo riendo un poco con maldad, viendo a Caitlyn con otros ojos que le desagrado a la oficial— tú no sabes nada… eres una verdadera pérdida de tiempo, y yo no tengo mucho ahora.
Y dicho esto, dejó de apuntarle para darle la espalda y alejarse, pero la otra le dio un tiro de advertencia que paso al lado de su rostro y pegó en la pared.
Caitlyn creyó que tenía su atención de nuevo, pero cuando la chica se dio la vuelta la miraba con furia y caminó con paso firme sin importarle que la oficial le apuntara aun con el arma.
—Detente ahí o-
No pudo terminar su advertencia ya que Jinx logró golpearla con su puño, al tiempo que la tomaba del cuello y la recluía en la pared.
— ¡¿Eres idiota?! ¡Lo eres! ¡¿Verdad?! ¡¿Verdad?!— le gritaba mientras la aprisionaba y la golpeaba.
Caitlyn logró apuntarle de nuevo, pero antes de que pudiera disparar Jinx le dobló la muñeca, haciendo que tirara su pistola.
Jinx la alejó de la pared solo para doblar su brazo en la espalda, ahogó una exclamación por el dolor, antes que su cara diera contra la pared y así se quedara recluida por Jinx.
—Vuelve a dispararme, imbécil buena para nada, y las dos moriremos aquí ¡¿Quieres morir aquí, sombrerotes?! ¡¿Llena de ratas y mierdas?!
Caitlyn trató de quebrar el agarre, pero era inútil, Jinx la tenía por completo, trató de forcejear más y fue cuando Jinx levanto más su codo, haciéndola temblar de dolor.
— ¡Contéstame cuando te hablo!— dijo de forma sádica, usando su otra mano para hundir el rostro de Caitlyn contra la putrefacta superficie— ¡¿Quieres morir aquí?!
—No…
— ¡¿No te escucho?! ¡Las ratas hablan más fuerte!— insistió mientras la alejaba y la pegaba de nuevo contra la superficie.
— ¡No!
Jinx la soltó de repente, lo que la hizo perder el equilibrio y caer de rodillas.
—Bien… mucho mejor… ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer.
— ¿Mas importante que matarme?— preguntó mientras se volvía a poner de pie, tomándose el brazo que ahora le dolía— vaya… tu sí que sabes cómo poner a una chica celosa.
—No puedo matarte aunque quisiera en estos momentos… y créeme que quiero, ganas de ver que tanto resiste tu rostro a mis golpes no me faltan, pero quizás me tome más tiempo del que tengo… paso… esta vez.
—Tienes un arma y ahora yo no— comentó, rindiéndose de buscar su pistola entre las cloacas— puedes disparar e irte… así de rápido ¿No?
Jinx volvió a reír y Caitlyn sintió nuevamente que la broma era ella misma.
—Tú de verdad… no sabes nada.
—Explícame entonces… ¿Qué haces aquí?— intentó de nuevo.
—Lo que vengo haciendo… destruir estas… torretas.
—Eso es una mentira.
— ¿Disculpa?
—Tú no destruiste las torretas.
Jinx dejó de discutirle, seguía sosteniendo la sonrisa sádica, pero Caitlyn sabía que había logrado despertar su curiosidad.
—Sé que no fue obra tuya— insistió.
— ¿Acaso no ven las noticias en el departamento de policía?
—Lo hicieron ver como si se tratara de ti, es verdad, pero yo sé que no fuiste tú.
—Oh, me intrigas ¿Y cómo llego a esa conclusión, detective?
—Había varios explosivos que no detonaron con eficiencia. Aunque las personas sintieron tus risas, no lograron verte y los que dijeron que si… mienten o no están seguro. Lo cual no tiene sentido, porque de todo este tiempo que estuve detrás de ti, y te estudie, se cómo eres… y eres… una… presumida. Una sádica, experta en la piromanía que le gusta ver sus obras porque le encanta la destrucción que es capaz de hacer… ¿Por qué hacer algo tan grande y desaparecer? No… más que eso ¿Por qué hacer algo tan grande de lo que no poder jactarse y apreciarlo? ¿Tanto que ni siquiera te quedaste para ver que todo hubiera estado bien efectuado? No fuiste tú… tu… tú lo hubieras hecho diferente… lo hubieras mejor… y te habrías asegurado de que vean tu cara como la responsable de algo imparable que te llenara de orgullo.
—Awww ¿No eres toda una ternura? ¡Tienes un crush por mí!
Caitlyn sonrió, ahora tenía la confirmación de la misma Jinx, ella no había atentado contra las torretas. Tomó esa pequeña victoria y se apoyó en la pared, sintiéndose cansada de nuevo.
—Ah, y otra cosa, fui yo quien te rescató de la mansión y te llevó para que te curaras. Los tiempos no daban para ponerte como autora del segundo atentado.
— ¡Eres mi héroe!— comentó con ambas manos en la mejilla, actuando encantada— Eso no lo sabía… ¿Cómo me encontraste? Lo único que recuerdo fue el suelo de esa mansión y luego estar rodeada de agua en un laboratorio.
—Un taller…
—Lo que sea, le inyecte en el culo al doc. un poco de su propia medicina.
—No era un… no importa— cortó sintiendo que la cabeza le comenzaba a doler de nuevo.
—No te ves bien…— comentó con gracia la otra, analizándola de nuevo— ¿Estas drogada? Pareces la sombra de lo que comúnmente eres… y te aprisione contra la pared con facilidad… o quizás querías que lo hiciera…
—La cosa que me metiste en el cuello… me está causando muchos problemas…
— ¿Qué?— preguntó riendo de nuevo— ¿La cosa que te metí en el cuello? ¿La que no explotó y te sacaron hace meses? ¿Esa cosa dices?
—Ah, veo que no eres ajena a esa información.
—Veo que no puedes dejar de sorprenderme con tu idiotez— devolvió divertida— mira, sé que no puedes dejar de pensar en mi ¿De acuerdo? Y no te culpo, soy un encanto, pero no puedes simplemente culparme por todo lo malo que te pasa ¿De acuerdo? Ve a un psicólogo, haz terapia, de verdad funciona.
Dicho esto se dispuso a marchar y se quejó cuando nuevamente Caitlyn le habló.
— Me lo debes…
— ¡¿Qué?!— Preguntó sin darle crédito a lo que decía— ¡¿Qué te debo?! ¡¿Qué exactamente?! ¡¿El que no me hayas dejado morir solo para matarme unos días después?! ¡Oh por Dios! ¡No me endeude tanto con alguien desde que salieron las skin de las guardianas estelares! ¡No me hagas reír! ¡No te debo nada!
— ¡Es por eso que no me matas! ¡Porque lo sabes!
— ¡¿Crees que no te mato porque te debo la vida?! ¡Despierta, querida! ¡Ni siquiera tenía la certeza de que habías sido tú hasta que me lo dijiste! ¡Y aunque lo supiera me importaría una mierda!
Caitlyn sabía que lo que decía Jinx era cierto. Le costaba razonar y se sentía torpe y cansada, no era ni siquiera capaz de seguir la conversión en esos momentos. Muchas cosas seguían sin tener sentido, entre ellas el que la otra no la matara teniendo la oportunidad.
¿De verdad era tan apremiante lo que debía hacer? ¿Qué era? ¿Qué la había atacado?
—Oh por dios… estás desesperada— se burló Jinx, viendo como la otra parecía tratar de averiguar todo lo que esos escasos minutos le quedaban.
—Te propongo un trato— comentó pero esto solo hizo reír más a Jinx.
—Lo rechazo— dijo con contundencia y una sonrisa de burla aun dibujada.
—Dime lo que sabes y yo te diré todo lo que se… ayudémonos.
—Yo no necesito tu ayuda.
—No me pareció eso cuando te encontré casi muerta.
—Uh, buen disparo, vaquero— concedió la chica— pero no cambia las cosas, no quiero tu ayuda, así que púdrete aquí o vete… me da lo mismo.
Jinx dejó de hablar apenas Caitlyn sacó a su vista una especie de vara de un color bronce brillante, la reconoció al mismo tiempo que con disimuló se tocó el muslo.
—Veo que tu pierna curó bien.
—Ah… esa cosa— comentó Jinx, quitándole importancia al asunto.
—Es de Zaun.
—Sé que es de Zaun.
— ¿Entonces sabes quienes te atacaron?
—Lo sé.
— ¿Sabes cómo rastrearlos?
—…
Caitlyn sonrió, pensando que encontró por donde convencer a Jinx.
— ¿Es por eso que estas aquí? ¿Los estas buscando?
—Tú no sabes nada— insistió la chica con humor— dices que nos ayudemos pero en realidad no tienes nada que ofrecer y yo… yo y los que están haciendo esto, estamos años luz de distancias de donde tu estas… no solo estas varios pasos atrás… estas… estas tan perdida…
Caitlyn apretó la mandíbula y no dijo nada, espero a Jinx pero la otra solo la siguió viendo de pies a cabeza con gracia.
—Eres un chiste— concluyó y nuevamente, dándole la espalda comenzó a caminar alejándose de ella.
Solo llegó a dar unos cuantos pasos antes de sentir el inconfundible sonido de un arma siendo cargada.
Apretó la mandíbula y volvió a encarar a Caitlyn, le estaba apuntando de nuevo, al parecer había recuperado el arma de las aguas.
—Tienes razón… estoy desesperada— confesó Caitlyn— y si al final de cuenta no me sirves para nada…
— ¿Tienes idea de donde estas parada, corazón?— preguntó finalmente.
—En las cloacas cercanas a la villa de la torreta 4… debemos estar unos… 300 metros antes de llegar justo debajo, quizás menos.
—"No"… la respuesta es "no". Tú no tienes "idea" de donde estamos.
Se quedó en el lugar, apuntándole, pero la de Zaun no hizo más que cruzarse de brazos, esperando.
Fue entonces cuando se tomó el tiempo de ver el lugar en el que estaban.
Nada parecía raro a primera vista, unos túneles con una forma amplia, justo donde ellas estaban, el agua salía y se iba por los drenajes a los costados y las ratas picaban las bolsas de residuos cerca. Se percató también de la existencia de unas cajas marrones, deterioradas por la humedad y el tiempo, a algunas le faltaba parte del exterior y pudo ver en ellas el contenido adentro.
Jinx sonrió satisfecha cuando vio la expresión de la sheriff cambiar de segura a confundida a media que el tiempo pasaba, y con esto como bajaba el arma, finalmente entendiéndolo.
—Son explosivos…— comentó casi sin palabras. Las cajas dejaban ver cartuchos de dinamita y observando con más detenimientos las paredes, podía encontrar cajas de material explosivo escondido detrás de unos muros improvisados. Inclusive podía encontrar algunos cartuchos flotando entre el desagüe y los excrementos.
—Un tiro más y quizás esta vez no tengas tantas suerte, corazón… nos harás volar en pedazo a ambas.
— ¿Tu preparaste todo esto?
—No— fue la contundente respuesta que dio— ¿Por qué armaría algo así en un lugar como este? Que desperdicio de potencial… no, jamás.
— ¿Y por qué…?
El silencio del lugar fue interrumpido por un rugido agudo, que hizo a Caitlyn temblar en su lugar.
—Agh… se me acabo el tiempo— comentó con aburrimiento Jinx— ¿Lo ves? De verdad resultaste ser solo eso… un desperdicio de tiempo… que molesto.
— ¡No te vayas! ¡Explícame que sucede! ¡¿Quién armo esto aquí?! ¿Por qué?!
—Tu eres la detective, yo solo vuelo cosas… aparte… adoro ver tu rostro todo desesperado y perdido… tiene su encanto.
— ¡Jinx!— la llamó pero la chica no volvió a reparar en ella mientras se alejaba.
Ahora entendía porque no le había disparado, ella también sentía la necesidad de hacerlo, pero era verdad, no podían como tiradoras hacer nada ahora.
— ¡Jinx!— Volvió a intentar mientras movía por las aguas y trataba de alcanzarla, pero entre la oscuridad del lugar la chica desapareció.
—Es un horrible lugar para hablar, sombrerotes— escuchó su voz resonando en el eco del lugar—Huele tan, tan, tan…. Mal ¿No lo crees?
Caitlyn se movió por el lugar, descubriendo más explosivos y de repente notó que no había muchas salidas. Ahora no solo estaba sola y sin el rastro de Jinx, sino que tampoco podía salir del lugar.
Buscó por unos minutos más hasta que finalmente pudo dar con un túnel, el aire le llego del otro lado y sabía que podía tratarse de una salida.
"Si huele muy mal" pensó, echando su vista atrás al oscuro lugar que había descubierto. Sabía que era normal debido a donde se encontraba, pero la voz de Jinx y como ella misma había decidido que era un olor nauseabundo atípico, la hizo volver en sus pasos.
Vio a las ratas, nuevamente tratando de romper una de las bolsas a unos costados. Caitlyn se acercó a donde estaban y esto las ahuyento.
Se quedó viendo el bulto por unos segundos y creyó descomponerse al poder oler el hedor que emanaba de allí.
Sacó la cuchilla retráctil que había atacado a Jinx y descubrió su filo, clavándola en la bolsa y haciendo un tajo grande de izquierda a derecha.
El contenido cayó y Caitlyn comenzó a toser, vomitando pronto por el repugnante olor que había desatado y que ahora, podía reconocer.
Volvió la vista, tapándose la boca y la nariz con el codo y vio los cadáveres en descomposición flotando en el agua.
—No puede ser…— murmuró caminando hacia atrás, tocando con su espalda otras bolsas. Rápidamente hizo lo mismo y más cuerpos pudriéndose cayeron de estas.
En un arranque de desesperación comenzó a romper todas las bolsas que veía en su camino. No todas tenían cuerpos, pero descubrió en varias de ellas cadáveres, completos, en descomposición y partes humadas, que trataban de camuflarse entre la basura del lugar.
El escenario comenzó a parecerle una pesadilla y sintió que mientras más permanecía allí la locura la alcanzaría.
Comenzó a correr por el túnel que había identificado, giró varias veces, tropezó otras tantas, empujó cualquier cosa que estuviera en su camino.
Cuando finalmente dio con el exterior, se dio paso como pudo hasta llegar a un lugar seco, y apoyó sus dos rodillas en el suelo, vomitando nuevamente.
Le costaba calmarse y las náuseas no se iban.
Era de noche y hacia frio, algo que en los acueductos no notaba.
Sabía que había logrado salir en el mismo lugar donde había entrado y su auto no estaba muy lejos, pero se sintió incapaz de dejar el lugar, quería tirarse y dormir. Se sentía agotada y descompuesta.
Se puso de pie apenas y volvió a ver a las ratas, mordía nuevamente la bolsa que había visto en un principio.
Se acercó a estas y pateo a una de ellas. La criatura chillo y volvió al refugio de los túneles, las demás la imitaron.
Caitlyn se puso de rodilla y abrió la bolsa con la cuchilla, no parecía que hubiera nada allí, pero escarbando dio con el cuerpo de alguien. Un niño al juzgar por los testículos, le había arrancado la cabeza y el brazo. Pensó que de esa forma se escondía mejor en una bolsa de residuo.
"Ellos esconden algo" recordó las palabras de Anita y con esto en mente volvió a empuñar la cuchilla.
La clavó en el vientre del cadáver y de un solo arranque lo abrió de un lado a otro. Las vísceras cayeron, verdes, podridas y junto con ellas un enorme parasito oscuro que seguía moviéndose con vida.
