-Capítulo 26-


-El parasito-


Anita miraba con atención la entrada de la oficina principal. Sabía que Caitlyn estaba ocupada con visitas allí y esperaba poder charlar con ella.

—Así que la científica loca favorita del edificio decidió comer en las oficinas de arriba ¿Eh?

Se acomodó los anteojos y le dio un vistazo a su tazón de fideos a medio comer antes de levantar su mirada a quien le hablaba.

Dos hombres altos y fuertes, con el uniforme de la policía de Piltover se acercaban a donde estaba y se ubicaban uno a cada lado de ella en la mesa.

—Lukiano, Serga— los mencionó a modo de saludo.

—Oh, vamos, solo era una broma—comentó el pelirrojo, sacando un buen emparedado de su envoltorio.

—Sí, Anita, tenemos curiosidad… ¿Te peleaste con tus amigos?

— ¿Cuáles amigos?

— ¡Los cadáveres!

Ambos hombres rieron de su mal chiste, mientras comían sin importarte nada más.

— ¿Te digo que?— comentó el rubio, pasando con una taza de café una de las rosquillas que había traído— sea lo rara que seas… eres de los nuestros.

—Seh— concordó su amigo.

—Y entre nosotros nos cuidamos ¿Sabes, loquita?

— ¿Qué?— preguntó sin entender nada.

—He visto como esos nuevos agentes andan rondando cada rincón, cada maldito rincón.

—No entiendo porque Caitlyn no los echa de una buena vez.

—No puede— trató de explicar la chica— son ordenes que la superan… debe… ingeniársela… supongo.

—Ingeniármelas el grano de mi trasero, Caitlyn trabajo años aquí ¡Y bien!

—Sí, inclusive aun hoy— concordó su compañero— aún más de la cuenta, todo ese estrés ¡Ja! Y ya saben cómo lo está manejando ¿No?

—¡Cállate, Serga! ¡Esos rumores de mierda! ¡Puras basuras!

Anita no necesitaba preguntar sobre que rumores. Últimamente Caitlyn estaba en el foco de todos y era juzgada a diestra y siniestra. Ella misma debía admitir que la sheriff misma no ayudaba mucho.

Se la veía taciturna, errante, irascible y a veces desarreglada. Portaba un rostro desagradable desde hace semanas y miraba por arriba a prácticamente todos.

La gente había comenzado a especular a que se debía, y las peores lenguas que se animaban a hablar de ella la hacían quedar por los suelos.

—Claro, claro ¿Pero y que me dices de la pelea de ayer en el piso 2? ¿Eh?

—Tu sabes cómo… puede llegar a ser Vi.

—No, no, yo estuve ahí. Sé que Vi puede llegar a ser una idiota, pero te lo aseguro, la que parecía realmente un animal fue Caitlyn.

—¡Serga!

—No me grites, sabes que daría mi vida por nuestra sheriff, pero es innegable que algo no está bien. Vi parecía de verdad tratar de hablar con ella.

—Tampoco lo intentó mucho.

—Oye, que lo intentara antes de entrarle a los golpes ya es algo. Ni vi, ni yo, ni ninguno de los que estaba ahí se vio venir el puñetazo que recibió.

—Debió decirle algo que de verdad la molestó. Caitlyn no es el tipo de persona que golpea así sin más…

—Raro aun así… en fin, Vi le dijo una que otras verdades… pero Caitlyn la destruyó con un par de palabras.

—Si… escuche que las cosas terminaron mal entre ellas.

—Muy mal…— terminó diciendo Serga, recordándolo mientras tomaba un buen sorbo de su café.

—Como sea, escúchame bien, duende.

—Mido casi 1,55…

—Sí, sí, respetable, respetable, pero escúchame bien— la cortó Lukiano, mientras le lanzaba una mirada molesta a dos de los agentes D2 cercano— la zona de abajo… la morgue y demás… es un lugar con pocos especialistas ¿No es así?

—Emm bueno… si, prácticamente trabajo sola allí.

—Exactamente, así que no me importa que tan rara y peculiar seas…

—Yo-

—Si uno de esos tipos te molesta, los agentes nuevos… esos D2… vienes y me avisas— la volvió a interrumpir, dejando el interés por su sándwich para verla con atención— ¿Esta claro?

Anita no supo cómo tomarse la charla, por una parte era su día a día, los demás oficiales y personal burlándose de ella, pero por otro lado se sentía como si dos hermanos mayores trataran de protegerla.

—Si…

—Bien— contestó satisfecho el mayor y volvieron al interés por su comida.

Anita sabía que se vivían situaciones muy tensan dentro del cuerpo policial. Si bien la sociedad estaba contenta de tener más seguridad y agentes circulando, la realidad desde donde estaba uno era otra.

"Sin mencionar la influencia de los líderes de cada bando… los D2 con un cuerpo político fuerte y organizados, y nosotros con…" dejo colgado su pensamiento mientras miraba nuevamente la puerta del despacho que había permanecido cerrada todo este tiempo.


Cuando finalmente entró a la oficina de Caitlyn la hora del almuerzo ya había pasado y, aunque aún había luz de día afuera, adentro reinaba la oscuridad. El ambiente tenía el aire estancado y las pesadas cortinas estaban cuidadosamente cerradas.

Encontró a la sheriff en su escritorio, sentada con ambas manos cubriéndole la frente mientras apoyaba sus codos en la superficie.

Era imposible saber si dormitaba.

—Entra de una buena vez y cierra la puerta— dijo y Anita obedeció.

— ¿Día… duro?

— ¿Qué quieres?

—Tomare eso como un si…—trató con humor, pero la otra chica ni se molestó en mirarla— tengo los… informes sobre los… heridos en el robo de banco… de la otra semana…

Ahora si vio como la oficial movió la cabeza, solo un poco hacia arriba, para poder ver sus brillantes zafiros examinándola con molestia.

—…los que me pediste… ¿Lo recuerdas?

—Esta es mi oficina, puedes hablar con libertad aquí.

—Debo insistir en que…

— ¡Solo dime lo que tienes de una vez!

La doctora tembló en su lugar.

Recordó vagamente un incidente hace años, donde dos oficiales habían metido la pata, desobedeciendo las ordenes de Caitlyn en un altercado que casi les costó la vida. Todo el piso había sentido la ira de su superior cuando toco reprenderlos.

Era algo que pasaba pocas veces, pero que todos eran conscientes también, a la sheriff no le temblaba el pulso cuando debía hacer correcciones.

Si le gritaba ahora y ella perdía los estribos, y a como la veía era algo que últimamente pasaba mucho, llamara la atención de las personas afuera.

No solo se había encargado de estar atenta en la morgue, sino que también había visto movimientos extraños en los demás pisos.

Sabía que sus compañeros la consideraban una idiota paranoica, pero de verdad creía que tenía razón.

"Esta vez…"

—U-un uno de los civiles del ro-robo del banco tiene una marca, una marca que debería ver y y yo creo que sería lo mejor. Si.

Vio como Caitlyn suspiraba molestaba y se hacía para atrás en su asiento, se tocaba con sus dedos entre sus cejas y su cara se contrariaba notablemente.

Anita tenía esa sensación de ser la cosa más molesta en todo el edificio para la oficial, y esto la llenaba de pena, haciendo que bajara la mirada, sin quedarle otra que esperar la reacción que sea de su superior.

—Bien…

Escuchó que se le decía, mientras que con prepotencia Caitlyn se ponía de pie y caminaba, pasando de ella, saliendo de la oficina.

Le tomó más segundos de la cuenta saber que debía seguirla y así finalmente lo hizo.

Llegaron al auto aparcado afuera y cuando ambas subieron, Caitlyn arrancó el motor.

— ¿Es aquí lo suficientemente seguro para usted, señorita Care, o también cree que mi auto nos puede delatar?— preguntó con sarcasmo y mala gana— es decir, no descartó que le salgan orejas por los retrovisores, pero no estoy segura ya ¿Usted qué cree?

—Deberíamos ir a la casa del civil…— comentó apenas.

—Fantástico ¿Dirección?

—118 Explore High, antes de llegar al Campo de las Carreras.

Esas fueron las últimas palabras que se pronunciaron dentro del vehículo. Viajaron en silencio hasta llegar a los campos de una finca pequeña. Anita le señalo la entrada de la casa y Caitlyn aparcó allí.

Ella bajó primero y tocó la puerta, un hombre gordo, de sonrisa amable y de pelo anaranjado como una zanahoria la recibió.

—Profesor Huggs— saludó Anita— he traído a la sheriff…— comentó, mirando hacia atrás, viendo como la aludida bajaba y se acercaba a donde estaban.

Temió por unos segundos que Caitlyn, con el mal humor que traía, sea descortés o vulgar con el hombre, pero la chica le tendió una mano, estrechándole luego la suya con respeto.

—Es un gran honor tenerla aquí— comentó el hombre con honestidad, Caitlyn asintió y agradeció el gesto de dejarla entrar a su hogar.

—El profesor Huggs es un especialista en parásitos y alimañas no solo de la región sino de todo Runaterra.

—Sé que es un profesor muy admirado en la universidad principal de la ciudad. Su libro sobre los avances de los nano motivadores en seres invertebrados es uno de los más grandes aportes de la ciudad, compitiendo inclusive con la tecnología Hextech.

—Oh, por favor, no siga, hará que me ruborice.

Anita podía notar que en efecto el hombre se sonrojaba y se hacía pequeño solo por las palabras de Caitlyn.

—Él es de confianza, sheriff— sentenció la doctora y Caitlyn observó a ambos con cierto recelo, pero terminó por asentir— estuvimos trabajando con ese espécimen que encontramos en el cadáver.

—Oh, sí, si, por favor, por aquí.

Pasaron a través de un comedor, una sala, y finalmente por un pasillo hasta una especie de pequeño laboratorio bien cuidado, que también parecía un vivero.

—Este es el espécimen que trajeron— anunció el hombre mientras movía unas cajas de cristal y mostraban un gusano oscuro y grande que se pegaba al cristal, mostrando ciertas ventosas.

—¿Puede vivir aun en un ambiente así de cerrado?

—Sí, se consume a él mismo cuando no tiene en quien adherirse.

—Fascinante…

Caitlyn se aclaró la garganta, y los dos especialistas se dieron cuenta de su desdén mientras admiraban su experimento.

—Sí, si, por supuesto, al punto del asunto— comentó el profesor y buscó un manojo de papeles que le paso a Caitlyn — Esto que encontraron es una sub especie de la famosa Taenia Solium, que fue encontrada por primera vez en un brote en la aldea Kilash, de ahí su nombre. Kilashparasitario.

— ¿Kilash?— preguntó Caitlyn, y el hombre asintió— la aldea cerca de Ixtal… al sur de Shurima.

—Al sureste, sí.

—Eso queda muy… muy lejos de Piltover.

—En efecto, Sheriff, es sumamente inusual que un parasito como este llegue a Piltover, más que eso, el ambiente aquí es altamente nocivo para esta especie, siéndole imposible sobrevivir a menos que infecte a un portador… es tan raro…

— ¿Cómo es posible que lo hayamos encontrado entonces en uno de los cuerpos que inspeccionamos?

—Esa es una buena pregunta, sin duda, pero hay otras mejores— comentó el hombre y se acercó a su lado para mostrarle unas fotos en los papeles que tenía en la mano— de todas las especies de parásitos intestinales, la de Kilash es de las más débiles y fáciles de combatir.

— ¿En serio?— preguntó la oficial viendo de nuevo el enorme espécimen en el cristal.

—No se deje engañar por su tamaño, no es más grande que sus demás hermanos en esta rama, aunque si es difícil que creciera tanto. Sin la correcta estimulación, este parasito muere a las pocas semanas.

— ¿Estimulación?

—Es un parasito que se alimenta de la persona, si, y puede llegar a generar daños internos mortales, bueno si, también, pero es imposible que pase por su habitual tamaño pequeño y lo poco que viven.

—No lo entiendo doctor, sea claro— pidió Caitlyn alejando su vista de los papeles— esa cosa debe de medi metros ¿Pequeño? No lo es, y Dios sabe cuánto tiempo estuvo vivo, el suficiente para crecer así sin que lo notara el portador, tanto que murió de otra cosa antes que ese parasito lo matara por dentro.

—Cuando la infección por este parasito fue un problema en la aldea Kilash, fue problemático, sí, pero no tardaron con la solución, una capsula sencilla antiparasitaria, higiene, buena alimentación y reposo. Una fórmula de lo más simple pero efectiva.

—La gente de la torreta cuenta con un eficiente sistema de sanidad que se encarga de chequeos y otras actividades— explicó Caitlyn.

—Entonces este buen hombre tuvo mala suerte, porque su tratamiento es de lo más sencillo y es una locura pensar que alguien hoy en día pueda morir de esto… bueno, aunque Anita me dijo que no se puede descartar que la verdadera razón de su muerte sean las explosiones del atentado y no el parasito.

La doctora pude ver como Caitlyn volvía su atención a los papeles, era difícil saber en qué pensaba ahora, pero su interés parecía renovarse a medida que el experto hablaba.

—Si… usted tuviera que decir… suponer— cambio Caitlyn las palabras— como ese parasito llego este hombre y creció tanto… ¿Qué diría?

—Oh, vaya, bueno… es complicado. Uno podría suponer que se trata de un viajero que vino del sur y trajo consigo el parasito, lo cual es poco probable ya que Anita me explico que sus orígenes son de Piltover y no tenía registro de salir de la ciudad… mmm, es complicado.

— ¿Puede contagiarse de persona a otra?

—No, lo que supone que dar a como ese parasito llego aquí es aún más enigmático… diría que, de alguna forma el sujeto viajo o comió o vivió cerca de alguien que viajo desde el sur, alguien que guardaba su comida con recelo pero que compartió con este sujeto, eso podría explicar que el parasito comenzara a gestar adentro… pero aun así no explica como creció tanto… a menos que haya estado viviendo por más tiempo con este viajante y siguiera consumiendo comida donde el parasito habite… no se haya cuidado… no lo sé, oficial… es muy extraño y debe haber un montón de "casualidades". No voy a mentirle, he tratado de formular supuestos desde que ese espécimen entro a mi casa.

— ¿Y que si no es un caso aislado?— quiso saber Caitlyn lo que despertó la curiosidad de Anita, pues no había recibido ningún otro caso donde el parasito haya aparecido— ¿Y que si hablamos de una pequeña población infectada con este parasito?

— ¿En Piltover? Donde contamos con un sistema de sanidad destacado, control de calidad en las comidas y tecnología que puede detectar este tipo de cosas con una facilidad formidable, no… no lo creo.

—Pero en el hipotético caso— insistió Caitlyn, dejando de lado los papeles para mirar al hombre— de que habláramos de un grupo de infectados… ¿Cómo es posible?

—Diría entonces que quien está a cargo de la sanidad está haciendo un trabajo deplorable, más que eso, adrede mal hecho, y que seguramente el problema está en la procedencia y tratado de las comidas ¡Pero es que aun así es difícil, sheriff! El parasito debería estar siendo cultivado con cuidado, en un ambiente regulado, y las personas deberían estar siendo expuesta a este a diario de alguna forma ¡o de varias!

—Y si eso es posible entonces esa cosa…— comentó Caitlyn mirando al alimaña pegada al cristal— crecería así… mataría así.

El hombre pareció pensarlo por unos momentos, pero seguía el pensamiento de la chica y las cosas tomaban forma en su cabeza.

—Con la correcta regulación y los conocimientos necesarios… sí.

Anita vio como Caitlyn volvía su atención a los papeles y poco a poco una sonrisa amarga se formaba en su rostro.

—Esto es… esto es peor de lo que esperaba.

— ¿Qué? ¿Que lo es, Caitlyn?—quiso saber la doctora, pero la sheriff negó con la cabeza.

—Buen trabajo, a los dos— felicitó la chica— mantengamos esto en discreción hasta que tenga pruebas de lo que sucede… si adelantamos las cosas pueden que traten de borrarlo todo… no… ya lo están haciendo… Debo irme.

— ¡Espera! ¡Caitlyn!— insistió la chica mientras ambas caminaban hacia afuera— ¿Qué sucede?

—Tenías razón, ocultan algo, pero no estoy del todo segura, creo que es el parasito.

— ¿Quiénes ocultan? ¿Dónde?

—No estoy segura del todo, tengo una idea, pero si estoy en lo cierto… si estoy en lo cierto esto es enorme e involucra a tantas personas que se volvería realmente un escándalo. Hay que andar con cuidado.

— ¡Si! ¡Es lo que dije! Hay que andar con cuidado y…

Dejó de hablar cuando notó como adelante, la chica que seguía se tambaleaba, apoyándose en la baranda de la escalera, tratando de bajarla con mucha dificultad, hasta finalmente desplomarse en el suelo.


—Hizo muy bien en traerla, doctora— comentó el medico mientras examinaba con cuidado los papeles a nombre de Caitlyn— nuestra querida sheriff trae en ella un estrés y agotamiento como hacía tiempo no he visto.

— ¿De verdad?

—Sí, de verdad, y no es algo muy raro. A lo largo de todo este tiempo que he trabajado cerca de ella, incontables son las veces que le he tenido que medicar calmantes y reposo. Su cuerpo finalmente cedió al agotamiento— contestó con contundencia el clínico mientras le escribía algunas prescripciones en el papel— cómprele esto y mándela a su hogar a descansar, le daré un par de días de licencia, asegúrese que lo tome.

—Oh… si…— comentó Anita mientras ahora miraba a la sheriff en la cama, aun dormía pero mantenía una expresión contrariada.

"Involucra a tantas personas" recordaba las palabras de Caitlyn y por eso no dejó en ningún momento que nadie la alejara de su vista hasta que llegara al hospital.

— ¿Puedo ver…?— comenzó diciendo, y el medico levantó su vista a ella— ¿Esos informes?

—Lo lamento, doctora, sé que también es una colega, pero ya sabe cómo son las normas sobre sanidad y lo privado de esto, me estaría metiendo en un grave problema.

—Sí, sí, claro… lo recuerdo bien.

—Pero Caitlyn misma, cuando despierte, puede pedir los informes médicos que quiera, le enviare una copia de inmediato a su oficina.

—Eso sería de ayuda, muchas gracias.

El hombre le sonrió amablemente y guardó todos los papeles en una carpeta marrón, la cual abrazo a su pecho y se la llevó al salir de la sala en la que estaban.

Anita volvió a recordar las palabras de Caitlyn, mientras veía como esta parecía tener un mal sueño en la camilla, incapaz de despertar aun. Analizó la sala y cuido que nadie más las estuviera observando.

Sintiendo la adrenalina por ser pillada, comenzó a revisar algunos cajones y estantes con velocidad, hasta que finalmente encontró lo que buscaba.

En un sobre, herméticamente sellado, encontró una jeringa con su aguja. La tomó con ambas manos y volvió al lado de Caitlyn.

Respiró con par de veces con rapidez y abrió el paquete, preparándolo todo, lo acercó al brazo de la otra chica y la miró antes de seguir.

—Por favor, no me odies por esto.


Caitlyn despertó con náuseas y salió de su cama rumbo al baño, pero estando allí las cosas se calmaron en su interior, se apoyó en los azules de la pared y el frio que esto le trasmitían la hicieron sentir mejor.

Había escuchado todo lo que necesitaba saber, que estaba bien y solo era otro caso de agotamiento.

"Otro caso" pensó sonriendo para ella misma, recordando los días de reposo que no iba a tomar.

Buscó el bote de píldoras en la cocina y tomó las tres de un solo trago, sacando agua y ahora paseándose con el vaso por su sala.

Estaba oscuro, buscó el reloj de pared y este marcaba las 3 de la madrugada.

No se sentía recuperada, lejos estaba de eso, pero ya planeaba como salir a primera hora para explorar las torretas, las destruidas y las que aún quedaban en pie.

Había peleado con Vi, eso también la molestaba, pero lo había visto venir apenas la chica le sacó en cara su ausencia en la jefatura y el incidente en la casa de Jayce, el cual el chico había decidido decirle muy poco para evitar problemas.

No fue un error, pero era obvio que Vi se molestaría aún más.

"Deja de estorbarme" Caitlyn ni siquiera sabía porque lanzo esas palabras. Era verdad que no era un buen momento para que Vi apareciera reclamando respuestas, pero lo hubiera tratado diferente, más que eso… inclusive quizás podría haber pedido ayuda.

Pero ahora las mentiras eran muchas y tener que sincerarse por todas ellas parecía un verdadero reto.

Se puso en alerta cuando el portero electrónico le indicó que llamaban a su puerta, miró el reloj de nuevo para cerciorarse de la hora, y en efecto, no era momento para que ninguna visita casual cayera allí.

Se acercó a la pantalla de la cámara de seguridad y reconoció a Raúl, uno de sus agentes más jóvenes, el que comúnmente se encargaba de darle los informes al comenzar las jornadas.

Pegó su cabeza a la puerta, sintiendo como no estaba de humor para lo que sea que le fuera decir, pero por la insistencia de como el chico llamaba al portero, decidió dejarlo entrar.

Un par de minutos y ya lo tenía del otro lado de la entrada.

—Disculpe, mayor, sé que no son horas, pero esto… ¡Esto no podía esperar más!

—Como todo últimamente… pasa.

Caitlyn cerró la puerta y fue directo a prepare un té, trataría que lo que sea que ponía nervioso a su pequeño subordinado, lo solucionaría mientras disfrutaba de algo que beber.

"Así sentiré que esto no es una total pérdida de tiempo"

—Habla— pidió sin mirar al otro.

—Sheriff, he estado investigando sin descanso ¡Sin descanso!— recalcó el chico— sabe que, sabe muy bien que siempre he estado de su lado y que solo me acerque a los D2 por información ¡Lo sabe bien!

—Claro… claro…

— ¡Y ellos me han confiado sus cosas! Piensan que estoy por cambiarme a su bando, inclusive me recomendaron a unas posición para comenzar mi entrenamiento ¿Cree que las debo aceptar?

—Puedes hacer lo que quieras, Raúl.

—No, no, sheriff, hare lo que usted quiera ¡Estoy a sus órdenes!

—Ah, y venir aquí a decirme esto, despertarme mientras dormía y temblar mientras tartamudeas y no vas al grano… ¿Son mis órdenes?— bromeo de mala gana mientras se sentaba en su juego de living— podrías haber hecho lo mismo en mi oficina cualquier día de estos.

—Usted sabe que vivo para su servicio ¡Para el servicio de Piltover! Le he dado mi vida a mi profesión ¡A la búsqueda de la verdad! ¡Y lo sabe!

—Lo sé, lo se…

—Es por eso que no puedo quedarme de brazos cruzado cuando sé que todo lo que estamos haciendo… lo que estamos haciendo… ¡Son un montón de mentiras!

Finalmente Caitlyn levantó la vista a su subordinado, creyó que quizás si podía tener algo interesante.

—Explícate.

—Estuve trabajando duro, haciendo mis investigaciones y descubrí algo… ¡Que yo sé que suena alocado! Pero por favor escúcheme— se apresuró a decir mientras trataba de acomodar los desordenados papeles que traía consigo— mire aquí, esto, y aquí, esto ¡Y esto también!

Caitlyn podía ver las fotos que ya conocía del atentado, donde las bombas no explotaron.

—Y esto ¡Esto por sobre todo!— anuncio el chico mientras le mostraba una foto de mechas celeste, parte de la evidencia de que Jinx había atentado en el lugar— le he cortado el cabello a mi hermanita, mayor, y he hecho varios experimento con este, y nunca ¡Nunca! Ha quedado como este cabello de Jinx, mayor, es imposible, es mucho cabello, es como si alguien lo hubiera arrancado con sus manos y puesto adrede en los alambres ¡El cabello no queda así si se te queda atrapado en un alambre!

—Bien… bien… deja de gritar ¿Y que con todo esto?

—Mayor— dijo el chico con seguridad y poniendo la mayor seriedad que podía su joven rostro— creo que Jinx no atentó contra las torretas.

Caitlyn no pudo evitar la sonrisa que se formó en su rostro, y trató de disimularla con su taza de té.

—Por favor, no se ría de mí, he trabajado duro ¡Sé que suena como una locura! ¡Lo sé! Pero no puedo dejar de pensar que los agentes nuevos no son de confianza ¡No dejaría a ningún miembro de mi familia bajo su supervisión! ¡Y sé que son más grandes y fuertes, quizás más capaces también! Pero no son de confianza, lo sé, y lo sé porque esto no cierra, y que no cierre es en parte porque ellos trabajaron para que se viera así.

Caitlyn había dejado de escuchar al chico, al final de cuenta no le había traído nada nuevo, de hecho algo viejo que ya no servía e inclusive no era el primer agente que traía esa hipótesis, aunque el único que parecía defenderla tanto, justo como ella en un primer momento.

Lo miraba con cierto desdén, podía notar las ojeras y algunas vendas en sus dedos, quizás se había cortados con las hojas que había recopilado con evidencia y no dejaba de mover en sus manos con nerviosismo.

Recordaba cuando aún estaba en formación, era débil y apenas había podido pasar las pruebas de admisión, no era el más listo tampoco en algunos test tomado en el edificio, pero era verdad que era realmente alguien insistente y dedicado.

Verlo ahora, tan tarde, con el aspecto que tenía y tratando de demostrar torpemente su punto era algo que afirmaba ese concepto que tenía.

—Creo que tienes razón.

Las palabras que recibió fueron tan claras y dichas con calma que dejo de luchar con todo lo que había venido a exponer.

— ¿Qué?

—Tienes razón, Raúl… Jinx no atentó contra las torretas.

— ¿Cómo…? ¿Usted lo sabe? ¿Por seguro?

—Ah, si… hice mis propias… investigaciones, claro, no tengo una hermana pequeña a quien cortarle el cabello— bromeo, pero dándole una sonrisa más honesta.

—Entonces… ¿También cree que esto es un plan de los D2?

Caitlyn no contestó a esto, y su mirada se volvió a perder en la taza que tenía en la mesa.

Esa era una buena pregunta, por supuesto duda de ellos, dudaba de todos ahora, pero necesitaba aun hacer más cosas.

—Por favor, sheriff— la interrumpió de sus pensamientos— por favor, trabajare duro, puede confiar en mí, siento la misma pasión que cualquiera de mis compañeros, quiero la verdad ¡Quiero la justicia!

—Eso son… términos tan complicados hoy en día…

—Entiendo pero… no puedo dejar que esa "gente"… ande por ahí como si… como si no hubiera matado a decenas de inocentes… y nosotros como idiota siguiendo las pistas de cebo falso… no puedo…

Caitlyn suspiró y se acomodó en su asiento, no podía dejar de sonreír ahora, no sabía muy bien la causa, pero tener a Raúl con su jovial interés por el otro y trayendo términos como la justicia y la verdad, cosas que antes a ella misma le movía en su más pura esencia, la ponía de buen humor.

La hacía creer de nuevo.

—Está bien… de hecho… de hecho necesito de tus servicio.

— ¡¿De verdad?!— Se asombró el chico, poniéndose en firme inmediatamente— Es decir, por supuesto, lo que usted pida.

—Sospecho que las explosiones fueron para ocultar algo en las torretas.

— ¿Cómo… como borrar evidencias?

—Sí, exactamente como eso… aunque aún mas siniestro. Tenía muchas cosas para hacer, pero de repente me obligaron a tomar licencia por un par de días y sería extraño verme… husmeando algunos asuntos.

— ¡Lo hare por usted! ¡Lo hare! ¡Tiene mi palabra!

—Ese… ese es el espíritu, pero te convendría ser a partir de ahora más discreto ¿De acuerdo?

—Discreto, claro… seré una sombra.

Caitlyn no se quería burlar, así que hacia lo posible para que no se notara. Aparte de eso, Raúl era uno de los agente más eficiente que tenía, no el más fuerte o rápido, no el mas listo, pero ella tenía los informe de toda la actividad, criminal y policial, a la orden del día gracias a él.

Si tenía que confiar en alguien que pudiera ser capaz de traerle lo que necesitaba, ciertamente pocas personas se le venía a la cabeza, pero entre ellas su joven subordinado.

—Necesito que consigas los planos de las torretas y sus alrededores— comenzó la oficial— tanto las destruidas, como las que aún están en pie.

—Claro, claro— comenzó sacando un bolígrafo de sus pantalones y anotándolo con apremio entre sus papeles— ¿Busco algo en específico?

—Sí, las partes subterráneas o cualquier lugar que pudiera permanecer oculto de la vista de los transeúntes.

—Bien, lo hare.

—Con respecto a las torretas destruidas, vas a tener que hacer una investigación más cautelosa, averigua si hubo una parte que estuviera particularmente más… "detonada" que otras.

—Revisare los informes en el edificio.

—Correcto… hay otras cosas que también necesitare.

—Lo que usted diga.

—Necesito que hagas una jornada en las torretas.

— ¿Una jornada?

—Sí, una jornada laboral como un agente de los que vigila esa zona.

—Oh, sí... está bien ¿Busco algo?

—No, más bien quiero que almuerces allí.

— ¿Qué?

—Almuerza lo que sirvan… pero no te lo tragues. Esconde una porción en una bolsa o recipiente cerrado y tráelo.

El chico palideció a medida que los segundos pasaban.

— ¿Es-esta envenenada?

— ¿Qué? No, no, no es eso… solo… tengo que descartar algunas cosas ¿De acuerdo? Toma lo que sea que sirvan, el plato, el vaso, guarda una porción y llévalas al laboratorio.

—Entiendo, dejare la muestra en la jefatura y-

— ¡No! ¡No!... no lleves esa muestra a ningún departamento de policía…

— ¿Qué?

—Los laboratorios privados podrían soltar una alarma si tengo la razón… tampoco me sirve— comentó mientras pensaba en otra solución— toma esa muestra y tráemela aquí, la llevare a algún lugar de Zaun donde la analicen por mí.

— ¿Zaun?

—A veces sus políticas sirven a la causa.

—Claro ¿Algo más?

—Sí, nadie puede saber esto— agregó con apremio— Raúl, tu no lo sabes aun, pero si yo estoy en lo correcto, y las cosas comienzan a parecer que así es, no podemos confiar en nadie.

—Usted puede confiar en mí, oficial— dijo con naturalidad el chico, y Caitlyn le creyó, y por más que esto fuera un gesto simple, sintió como un gran peso abandonaba su espalda.

"Debí haber actuado así desde un principio" pensó y recordó remotamente a Vi, lamentándose de las peleas con ella y con sus demás compañeros.

—Bien, yo debo… debo buscar a Jinx.

—Pensé que estábamos de acuerdo en que ella no es la culpable de lo que pasa ahora.

—Y no lo es, pero sabe cosas que yo no… y eso sería de ayuda.

—No nos ayudara.

—Y tienes razón… pero vale la pena el tiro.

Raúl creyó que eso era todo y saludo a la mayor con posición de firme, Caitlyn le volvió a dar una sonrisa cálida y se puso de pie.

—Hiciste un buen trabajo con tus… investigaciones— felicitó, señalando los papeles desordenados— estoy impresionada.

—Gracias, mayor… ¡Significa un montón!

—Cuento contigo ahora…más que nunca.

— ¡Y yo no la defraudare!


Nota del autor

Este capítulo es uno de los típicos capítulos que son necesarios para el desarrollo de la trama, el que viene es una cosa que les digo que bárbaro y es cuando todo se desvela y la trama comienza a tomar un ritmo rápido.

Últimamente tengo ganas de escribir, quizás y lo subo a mitad de semana, no les prometo nada, porque es un capitulo que de verdad debo trabajarlo bien.

Otra cosa, muchos de ustedes ya sacaron conclusiones muy acertadas de lo que está pasando, o les parece sospechosos ciertas cosas que es por donde van los tiros, lejos de molestarme esto, estoy contenta de tener gente así que me lee, obviamente queda en mi aun sorprenderlos, pero me da gusto también que haya planteado las cosas bien de tal forma que ustedes sigan el caso así de bien, junto con Caitlyn, inclusive mejor que ella.

Nada, estoy contenta, me hubiera gustado darles un capítulo más emocionante, pero como les dije no todos tienen la misma finalidad, les prometo que el que viene les va a encantar… porque tiene mucho Caitlyn… y mucho Jinx.

50/50 de cada una, perfectamente equilibrado, diría el Thanos.