-Capítulo 30-


-El súper, mega, re elaborado, sin fallas, increíble plan de Jinx-


Caitlyn sostenía una bolsa con hielo en su frente, aunque no de forma estática, ya que solía moverlo de un lado a otro de su cuerpo según sentía donde dolía.

Ver a Jinx usar su apartamento para luego hacerse su cena ya era de por sí muy bizarro, pero la tiradora lo hacía aún más mientras trataba de darle platica sobre el clima, el tráfico en la ciudad, los cantantes de Piltover y Zaun y, en lo último que había puesto atención, trataba de convencerla de que las botas son un calzado que uno puede usar cuando sea y no necesariamente en baja temperaturas.

Tan retorcida era la situación, como si no hubieran estado esa misma noche golpeándose para matarse, que inclusive llegó a estar de acuerdo con respecto a las botas.

Por lo demás la oficial permaneció en silencio. Su instinto le decía que era lo mejor.

Jinx no la mataría, parecía necesitarla por motivos que aun la chica no develaba, pero hacerla enojar o provocar algún tipo de reacción en ella podría llevarla al suelo de nuevo, y no se sentía con ganas de volver a luchar contra su propia casa.

Ese pensamiento hizo que su mirada se desviara a las esposas en el suelo.

En términos normales, y conociendo el objeto como ella lo conocía, habría logrado librarse en segundos, pero esta vez le tomó mucho más que eso. No, lo que era peor, había logrado llevarla hasta el borde de la frustración.

Eso era solamente otro recordatorio más de lo mal que estaban las cosas para ella.

Jinx comenzó a moverse nuevamente por la sala, llamando su atención.

La chica parecía preparar algo desde ya hacía varios minutos. Había tomado unos marcadores, de los cuales se había quejado por los escasos colores, sacó la pizarra táctica blanca que Caitlyn a veces usaba para casos que llevaba a su casa y ahora parecía ubicar unas sillas cerca del sofá del lugar, donde acomodó una de sus armas.

"Creo que ella le llama… "Chispitas" a esa" pensó cuando la chica parecía asegurarse de que su arma estuviera cómoda.

Caitlyn recordó vagamente las otras armas de Jinx y lo mucho que esta las querías, pero no las encontró en la sala. Trató de recordar si las había visto esa noche y le pareció que no.

"Lo que significa que aún tiene un escondite donde guardarlas o algo así" razonó mientras llevaba la bolsa de hielo a su labio y se regocijo en el frio.

—De acuerdo… ¡Todo listo! ¡Empecemos!—anuncio, pero solo recibió una mirada desconfiada e interrogativa de la dueña de casa.

La tenia sentada en el sofá, a la par de donde había ubicado la silla con su arma y justo al frente de la pizarra y aun no tenía idea de que es lo que pretendía la otra tiradora.

Jinx comenzó a dibujar en la pizarra. Primero dos figuras, personas con extremidades en palitos. Una de ellas tenía un sombrero y la otra, dos trenzas.

— ¡Aquí estamos nosotras!

—Waho… jamás lo hubiera imaginado.

— ¡Si! ¡Y estamos tristes! ¿Ves?— anunció mientras le dibujaba caras tristes a donde deberían ir los rostros— ¡Y estamos triste por estas cosas! Dame un minuto…

Jinx se tomó su tiempo para dibujar 6 rectángulos bastante chuecos con algunos detalles absurdos en la parte superior. Caitlyn adivinaba que se trataba de las torretas. Luego dibujo 2 personas de diferente tamaño y lo que parecía un perro.

—Estas 3 están destruidas y… ¡Ya!— anuncio mientras tachaba 3 de los rectángulos— listo, esta es nuestra situación actual ¿Me sigues hasta ahí?

Caitlyn negó vagamente y cerró los ojos. La cabeza comenzaba a dolerle de nuevo y no se sentía motivada para siquiera escuchar a Jinx.

— ¡Oh, vamos! ¡Pensé que ya habías recuperado un poco de espíritu! ¡No hagas que vuelva a buscar a otro niño rubio burgués para disparar!

—Solo di lo que quieres de una buena vez.

—Yo quiero lo que tú quieres… ambas queremos lo mismo ¿No lo ves?

—No… yo no tengo idea de que es lo que tú quieres o no, pero estoy segura que lo que yo quiero… no puede ser más contrario a tu existencia… así que no… no lo veo.

— ¿De verdad? Porque yo quiero destruir las torretas que ese tipo plantó en la ciudad y que están matando a "tus" queridos ciudadanos de Piltover.

— ¿Por qué querrías hacer eso?— preguntó sin darle crédito aun.

—Ah… ahí me atrapaste, es verdad. A mí no me interesa lo mismo que a ti te interesa, o sea, salvar gente, pobres y necesitamos. El bien y la justicia. Toda esa basura te la puedes quedar tú, en serio, no me enojo.

— ¿Y bien?

—No hablemos de eso aun ¿Quieres? Cada cosa a su tiempo. Todo está fríamente calculado y ubicado en el brillante plan que hice ¿Si?

Caitlyn se le quedó viendo, pero era evidente que la otra chica necesitaba más para poder seguir, así que sencillamente se encogió de hombros y volvió a tirar su espalda en el respaldo del sofá.

—Quiero que tú y yo… hagamos algo que ya hicimos antes— anunció mientras ahora dibujaba llamas en las torretas restantes— un atentado en el museo 2.0.

Caitlyn, ya desde antes, no tenía ningún tipo de esperanza en esa charla o en Jinx en general, pero ahora mucho menos y no sabía si realmente quería discutir los puntos de interés con ella.

—Yo no quiero destruir las torretas— trató de explicar apenas— matara a muchos ciudadanos, de hecho fue lo que empezó todo ¿Qué te hace pensar que…?

— ¿No me escuchaste? Haremos de vuelta lo del museo.

— ¿Qué? Sacar a todos, llevarlos lejos y explotar las cosas cuando no haya nadie ¿Eso?

—Sí, más o menos.

—No funcionara nunca— explicó nuevamente con pesar— no estamos hablando aquí de un edificio, sino de toda una zona que compromete las torretas. ¡Y no es una sola! No estas teniendo en cuenta como un millón de factores que-

— ¡Tengo en cuenta el más importante de todo ellos!— la interrumpió Jinx mientras dibujaba una enorme bola de humo que salía del fuego con una cara diabólica en ellas— Y por eso no necesito contemplar nada más.

— ¿Ah sí?— preguntó con ironía la oficial, pero cuando Jinx se dio vuelta la vio con una enorme seguridad y una sonrisa triunfal en su rostro.

—Si… ¡El miedo!

— ¿…El miedo?— preguntó sin entenderlo, a lo que la otra chica asintió.

—Dime, sombrerotes ¿Hay algún evento importante en estos días en Piltover? Algo que atraiga demasiado la atención de todos.

Caitlyn volvió a pensar en todas las fallas del plan. Si Jinx quería que los sectores de las 3 torretas que quedaban se concentren solo en un lugar por un evento, se equivocaba en grande, pero cuando la chica insistió de nuevo, tuvo que hacer un esfuerzo por pensar.

—Ah… en unas semanas… Marangoni anunciara la creación de una nueva torreta en Zaun, esa es la sorpresa que dará en un acto político.

— ¡Excelente!

—Ni tanto… el acto se llevara a cabo en la torreta 5… tu plan no funcionara.

—Oh no, sombrerotes. Tú no tienes idea de lo que planeo hacer— comentó con gusto y volvió a la pizarra— Dime… ¿Cuántos días faltan para ese acto?

—Más de 3 semanas.

—Es perfecto… podemos dividir el tiempo en una semana por torreta y la última seria la numero 5— hablaba para ella mientras volvía a tomar los marcadores.

—No sé qué es lo que piensas… pero no funcionara.

—Agh… con esa actitud…

—Yo no tengo nada que ver, imbécil. Las torretas están altamente vigiladas, ahora más que nunca, por mis hombres y los D2. Si atentas contra una, doblegaran los esfuerzos en la segunda y lo triplicaran en la tercera. Ya de por si es imposible lo que estás diciendo, menos aun sin provocar muertes. Tú no estás dimensionando nada.

—Atacaremos las 3 al mismo tiempo.

— ¡Dios!— se quejó la oficial sintiendo como la cabeza le explotaría en cualquier momento si seguía escuchando los sin sentidos de Jinx.

—No te pongas así, mi bebé, ya no quiero verte llorar— la calmó con gracia— lo explicare lentamente para que puedas entenderlo ¿De acuerdo?

—No tiene sentido…

—Shh…shhh— se burló, lo que hizo que Caitlyn la mirara mal, pero logrando su cometido finalmente— Bien, dime sombrerotes ¿Sabes que hacen las personas cuando me ven?— preguntó pero no consiguió nada de Caitlyn— corren de mi ¿Sabes por qué?

—Ah, es que tienes un encantador historial de… leerle cuentos a los huérfanos y jugar bingo con los ancianos del asilo.

—Graciosa, pero veo que entiendes el punto. Yo y mis "amigos" tenemos mucha presencia, sí.

—Y con amigos te refieres a tus armas y bombas ¿Verdad?— siguió burlándose de mala gana— Porque son las únicas cosas que se me ocurren te pueden llegar a soportar en…

Se detuvo de inmediato al entender esa parte del plan. Jinx tenía razón respecto a algo. El miedo que provocaba era real.

—Por más que quisiera, no puedo estar en 3 lugares al mismo tiempo, eso es cierto, pero puedo dejar representantes en mi nombre— siguió explicando, complacida de que la oficial se tragara sus palabras.

— ¿Quieres plantar bombas en las 3 torretas para detonarlas juntas?

—Si.

—Pero… eso es lo mismo que hacen Marangoni y sus hombres.

—Ah… pero ellos no lo andan anunciando antes ¿Verdad?— aclaró finalmente, develando su plan— Dime ¿Cuánto crees que las personas tarden en evacuar un sector si se les anuncia que hay peligro de bomba?

Caitlyn no respondió. Ya se había inclinado un poco hacia adelante y ponía más atención a lo que Jinx dibujaba.

—Apuesto a que si saben que soy yo quien las planea detonar evacuan más deprisa ¿No es así?

—Tu plan es… plantar un atentado pero avisar de este… ¿A todos?

—Más o menos… sí.

Caitlyn lo analizó por algunos segundos. Varios inconvenientes comenzaron a aparecer en ese plan, pero junto con ellos, las soluciones.

Entendió entonces porque Jinx la había buscado. Gran parte de los problemas que el plan tenia, Caitlyn podría arreglarlo. ¡Y viceversa! De querer llevar un plan como ese, ella tendría muchos inconvenientes, pero la de Zaun podía superarlos.

—Un museo 2.0…—murmuró viendo ahora las semejanzas.

—Brillantes ¿No es así?

—No, Jinx… no lo es— le anuncio, poniéndoselo en claro, aunque aún no era consiente que ella misma comenzaba a tomarlo muy en serio— tiene un montón de fallos y-y nos falta mucha información para hacer las cosas segura. El modo de operar de los D2, el parasito, la gente involucrada ¡Hasta el tiempo!

—Ah, y no olvidemos tu adicción, ese punto es mucho muy importante.

— ¡Si! Es decir… si…

—Awww… no me pongas esa cara— le comentó mientras le agarraba las mejillas y las apretaba, para luego estirarlas y formarle una sonrisa, acción que Caitlyn despreció y empujó con sus manos— ¡Tengo todo lo que necesitamos… aquí!— anuncio mientras con sus dedos golpeaba la frente de Caitlyn.

El reloj de sala hizo un pequeño sonido que distrajo a Caitlyn. Ya era su habitual hora para ir a trabajar.

Había perdido toda la noche lidiando con Jinx y ahora esta le proponía algo que jamás hubiera pensando siquiera por ella misma.

—No lo hare.

— ¿Qué?— se sorprendió la otra, pero no dejó que la oficial se levantara de su lugar, empujándola de nuevo.

—Si eso es todo lo que viniste a decir puedes irte ya. No formare parte de lo que sea que propones… y hazte a un lado, debo ir a trabajar.

Jinx volvió a empujarla de los hombros para que no se pudiera poner en pie y contempló con gracia la mirada molesta que se le daba.

— ¿Trabajar? ¿No querrás decir… "lamer culos" quizás?

—No me interesa lo que tú pienses.

— ¡Oh vamos! Yo ya conozco esto… te estás haciendo la difícil.

—No

— ¿Eso es un "si" camuflajeado?... ¿Cómo la canción?— inquirió con gracia mientras volvía a frustrar otro intento de Caitlyn para pararse, esta vez sentándose ella misma en su regazo y abrazando su cuello.

—Bájate— le ordenó de mal humor, mientras veía con hastió como Jinx pestañeaba con rapidez, encantada de tenerla cerca.

—Si vas a lamer culos con tanta desesperación ¡Lame el mío! no el de ellos.

— ¿Sabes? Ese es un buen punto. En lo que a mi concierne, no hay diferencias entre trabajar contigo o con ellos. Los dos son malos para la ciudad y muy malos para mí ¿Por qué debería aceptar las ideas de una lunática que se la pasa tratando de destruir la ciudad y matarme? ¿Eh?

—Porque yo… soy más encantadora y divertida.

—… no me importa.

— ¡Bien!... ¿Qué es lo que "tu" quieres? Agh…

—Que te bajes.

—Denegado, capitán, estoy cómoda así.

Caitlyn trató nuevamente de alejarla, pero a la acción Jinx se acomodó más, aprisionándola entre ella y el sofá, por lo que la oficial desistió al temor de verse aún más acorralada.

Increíble cómo le pareciera, mentía. Y lo que era peor para ella, Jinx no estaba equivocada del todo.

La tiradora había traído a sus puertas una propuesta que cuando poco le parecía curiosa y atractiva, pero que no dejaba de tener fallas y no pasaba por alto que la tenía fuertemente involucrada de por medio.

Nada le decía que Jinx no la traicionaría y la mataría una vez que tenga lo que quería, o peor, si quería plantar bombas como si nada, no solo la mataría a ella, sino a cualquier implicado y a las personas en los límites de las torretas.

Caitlyn conocía bien a Jinx.

Era un criminal que había perseguido por un buen tiempo ahora. Estaba mal de la cabeza y era cruel y despiadada. No media ni en gastos ni en vidas cuando lo único que quería era divertirse explotándolo todo.

No tenía una sola razón para confiar en Jinx y si lo seguía analizando sabía que su raciocinio le diría que Marangoni y sus torretas eran menos peligrosa que la chica sentada en su regazo.

Sabía que estaba viviendo un momento de esos donde la cura podría ser peor que la enfermedad.

Lo que la llevaba al siguiente punto.

Paso sus manos por la cintura de Jinx y acaricio con cierto desdén la tela del suéter celeste que tenía Jinx ahora, el cual había robado sin permiso de su ropero luego de bañarse. La miró directamente y le dio gusto ver que la chica ya no parecía tan confiada, aunque siguió sonriéndole de forma siniestra.

De verdad la conocía. Sabía que en el momento en que demostrara sentirse amenazada por Jinx o en un estado de inferioridad con ella, perdía por completo todo lo que estuviera en juego.

Una gran muestra de eso fue lo que vivía durante la noche y había decidido que no se repetiría.

Extraño como pareciera, el episodio de Jinx con su arma apuntando a los vecinos le recordó algunas cosas que eran importantes para ella. Dudaba que hayan sido las intenciones de la tiradora, pero ahora las cosas estaban así.

—Aun no me dices que ganas con esto— le comentó de forma clara. Develando el punto en cuestión donde sabía podía sacar más ventaja.

— ¡Oh, amor! ¿Estas todo el tiempo pensando en mí?— comentó con gracia la otra, volviendo a poner una expresión que ella consideraba adorable para con Caitlyn—Que considerada…

—Más bien sentía curiosidad por saber qué fue lo que te hizo arrastrarte hasta aquí a buscar mi ayuda.

—"Arrastrar" dices… Por si no lo recuerdas, hace unos días la que se "arrastraba" por mi ayuda eras tú. Hasta me lo suplicabas.

—Ah, si… y también recuerdo que "me" rechazaste— comentó, actuando herida, para luego darle una mirada segura— ¿Qué cambió?

—Odio cuando te quieres pasar de lista…

Jinx amplió su sonrisa mientras acariciaba los hombros de Caitlyn y luego hundía su dedo índice en una de sus mejillas, pero no consiguió que la oficial dejara de mostrarse tranquila y concentrada, hasta le daba gracia que llegaba a parecer aburrida ahora.

—Surgieron unos… inconvenientes…

— ¿"Unos inconvenientes"?— repitió Caitlyn sin inmutarse.

—Sí, del tipo que se debe encargar la plebe ¿Sabes? Esos problemas que no son dignos de la realeza como yo— anuncio la tiradora mientras se tocaba el pecho— pero que al ser inferiores y menores le corresponden a personas como tú.

Caitlyn sonrió de lado al escucharlo.

—Interesante, tienes unos pequeños problemas de los que quiere que me encargue.

—Vas entendiendo… no porque yo no pueda ¿Eh? Que te quede bien en claro que claro que puedo con todo esto, solo que me parece… aburrido.

— ¿Y eso "aburrido" de casualidad no es lo mismo que casi te mata la última vez?— inquirió la detective, a lo que Jinx actuó distraída por unos segundos— ¿Su majestad?

—Vaya, me alegró que ¡Por fin! Tus neuronas se acordaron de que eres un detective, de verdad, que gusto, que placer…

— ¿Quieres tratar de ser clara conmigo aquí? Comienzo a perder el interés rápidamente.

—Por supuesto, iré al grano, no soy yo… eres tú. Definitivamente eres tu ¿Cómo iba a ser yo? Por favor.

—Jinx…

—Agh… Son tres, están muy relacionados a las torretas, destruyéndolas los sacos de su madriguera y sería más fácil matarlos… aparte… de verdad me molesta como usan mi nombre en trabajos tan mediocres y sin gracia, quiero demostrarle como se hacen pero no me dejan… ni siquiera me dejan ir al baño tranquila, de hecho.

— ¿Tres qué?

—… ¿Tres que de qué?

— ¿Qué es lo que te está causando problemas que "son tres"?

—Como ya te dije… es demasiado aburrido y tedioso para mí-

—Ni siquiera tienes idea ¿No es así?

—Borra esa sonrisa de tu rostro ¿De acuerdo? Estoy tratando de hacer maravillas con lo poco útil que me eres.

—Tú ni siquiera sabes a que te enfrentas.

—Puedo dibujártelos.

—Eso no servirá.

— ¿Por qué no? Nos dibuje bien en la pizarra… tu adivinaste de que se trataba todo… haz lo mismo ahora.

Caitlyn desvió su atención a la pizarra que señalaba Jinx, sin mirarla realmente.

Ahora sabía que la chica también estaba en aprietos, lo que era deducible desde un primer momento ya que estaba ahí tratando de arrastrarla a esa locura de volar las torretas, pero finalmente tomaba forma lo que la movía.

—Así que… tienes enemigos muy fuertes con los que no puedes lidiar bien… y yo… tengo enemigos muy fuertes con los que no puedo lidiar bien… y todos estos "enemigos" están relacionados.

—Es bueno ver que las drogas no te cocinaron el cerebro aun.

—No es suficiente, necesitare que me digas todo lo que sabes.

—Uff, esto puede llevar tiempo. Bueno… en primer lugar, ¡Indispensable! Cada taza de arroz, dos de agua— Caitlyn lanzó su mirada hacia atrás, suspirando con frustración—No, en serio, una vez quise cocinar y cuando termine había suficiente arroz para tres cuadras a la redonda.

—Quiero que me digas todo lo que sabes respecto a las torretas y estas cosas que te persiguen.

—No es justo. Yo no te puedo exigir lo mismo desde que no sabes una mierda y solo estas ahí perdida y llorando.

—Cierto, cierto… te lo concedo— dijo sin inmutarse, haciendo que la otra sonriera complacida— pero te puedo asegurar que puedo conseguir toda la información que quieras… si me orientas.

Jinx se inclinó un poco, apoyando su codo en el sofá a la par del hombro de Caitlyn y volvió a jugar con su dedo en su mejilla.

—Nada me dice que no me mataras en cualquier momento por cualquier motivo— comentó finalmente Caitlyn, tratando de ignorar la molestia en su cara.

—Nada me dice que no me mataras en cualquier momento por cualquier motivo— repitió Jinx, sonriendo mientras seguía jugando con su piel.

Caitlyn sonrió, concediéndole también eso. Terminó por tomar la mano que no dejaba de hundir el dedo en su rostro y miró nuevamente la pizarra antes de buscar la mirada de Jinx.

—Dime lo que sabes, todo… también tu plan. Y "luego" analizare si vale la pena— concluyó a modo de ultimátum— Si vale la pena… su majestad.

—Está bien— terminó sin querer dar más vuelta, sorprendiendo a Caitlyn con lo accesible de la respuesta— ¡Y hey! Si te portas bien y prestas atención, de modo que no deba repetir mucho las cosas, quizás te ascienda.

—Vaya, ¿En serio?

—Sí, de plebeya a bufón real ¿Qué te parece?— anuncio poniéndose de pie y preparando la pizarra— total… el sombrero de payaso ya lo tienes.


Se había tomado el día anterior libre.

No le iba a salir barato, pero creyó que era lo necesario para presentarse a primera hora en la jefatura con un buen plan diseñado de las cosas por hacer.

Saludó a un par de sus hombres mientras el trabajo matutino la alcanzaba. En los primero momentos trató de verse lo más profesional posible y aceptó y coordinó la ayuda de los agentes D2, viéndose más dócil y favorables para con ellos.

Sabía que tarde o temprano debía lidiar con Marangoni y ponerse a sus servicios, pero no pareciera que sería el día de hoy. Preguntó por él y uno de los agentes le avisó de su ausencia por asuntos políticos y sociales de su agenda.

"¿Quiere que le acerquemos algún mensaje?" recordó que le preguntaron.

"Solo que estoy buscando otra oportunidad para hablar con él. Y acércale los horarios de patrulla de los sectores nuevos que discutimos hoy. Espero quede complacido"

Caitlyn pensaba que eso era suficiente para que el hombre sepa que estaba más dispuesta a estar de su lado ahora.

Sabía que no lo terminaría de convencer del todo y que dudaría de ella, lo cual era esperable, pero mientras trabajaba en eso tenía objetivos claros de los cuales encargarse.

Ese día había mucho por hacer de por sí solo con su trabajo habitual.

Había delegado casi todo lo relacionado a las torretas a uno de los capitanes D2, bajo la recomendación de este mismo, y para no poner más tensión en la confianza de sus hombres, le reforzó las jornadas con cambios de turno en los sectores que ellos ya controlaban, una de las torretas incluidas. Aunque los suyos solo se limitaban a mantener la guardia en alto, los D2 se seguirían encargando de los asuntos de los atentados previos de ahora en adelante.

Eso le daba la libertad de manejar y ocultar todo a su antojo y sacar de en medio a la policía. Este acto sumiso por parte de Caitlyn también daría mucho de qué hablar, entre los suyos y los D2, pero debía concentrarse solo en estos últimos y mantenerlos satisfechos.

No fue hasta la hora del almuerzo que finalmente pudo darse un tiempo para ir a su oficina por un poco de privacidad.

Se sentía cansada y ansiosa. Inclusive su mal humor era difícilmente manejable y en un par de ocasiones puso en su lugar a un par de oficiales que cuestionaron su obrar, pero lo autoritaria y poco tolerante que se había visto frente a ellos había ayudado a que los demás se limitaran a obedecerla sin discutir más.

La abstinencia de la sustancia no la dejaba estar en ningún lugar y la voz de Jinx comenzaba a hacer eco en su conciencia.

La tiradora le había propuesto una salida rápida al descontrolado deseo de radianita que, básicamente, consistía en clavarse un cuchillo en la pierna cuando sienta que no podría sostener más la lucha.

"Trata de evitarlo así por hoy, mañana te tendré una sorpresa"

Caitlyn dudaba que le fuera a gustar lo que sea que Jinx preparaba, pero de todo lo que habían discutido el día anterior a ambas le quedaba en claro algo.

Todo dependía de que Caitlyn fuera capaz de no sucumbir ante el consumo de la droga.

Ahora, ya habiendo pasado más de 24 horas sin consumirla, comenzaba a dudar de que realmente fuera así.

Cada hora que pasaba creía que consumir la sustancia no era tan terrible y que la otra chica exageraba.

Se reía de ella misma cuando se veía analizando minuciosamente si podría o no tomar aunque sea un poco para estabilizarse y que esta no se notara.

Ya no podía mentir más. No tenía control sobre eso y sabía que si no estaba tomando las píldoras como caramelos era porque justamente no la tenía en su posesión o a la vista.

Lo que la llevaba a otra de las indicaciones de Jinx.

"Si tu no confías en ti, pues yo menos que menos, así que descuida, no te dejare mucho tiempo sola, hay muchas cosas divertidas que debemos hacer. Encárgate de lo que hablamos y consigue esas cosas… yo haré lo mío y luego veras que estaré justo a tu lado. Más de una vez lo he estado"

Le molestaba como no siempre podía seguirle el ritmo a la de Zaun, pero a veces sencillamente su cabeza se apagaba y entraba en un modo donde ya no podía importarle menos.

Se sentó en su escritorio y sacó un papel doblado en varias partes. Al abrirlo pudo leer la lista con claridad.

"Cosas que son mucho muy importantes que consigas y que debido a tu estupidez o estado deplorable quizás olvides:

-Grabaciones de las cámaras de seguridad de la jefatura, comisaria, torretas, cualquier maldito lugar que consigas donde se pueda ver a los idiotas de negro.

-Planos y fotos actuales de las torretas y sectores de estas que aún quedan en pie (Las 3, idiotas, que no se te olvide alguna, aunque pensándolo bien… no, si, de las 3)

-Un horario detallado y sin fallas de las guardias de las torretas (Ya sé que me dijiste que no puedes hacer mucho con la Torreta 1, pero ingéniatelas, endúlzale la oreja a uno de esos agentes o acaríciale la morsa)"

Llegado a este punto de la nota Caitlyn dejó de leer para estrujarla en su mano y volverla a guardar en su bolsillo.

La cabeza comenzaba a dolerle de nuevo y sentía sed, fue cuando tocó con sus dedos las demás hojas en su sacó y terminó por sacarlas también.

Lo que vio no ayudo con su humor.

Se trataba de 3 hojas pequeñas, en ellas había 3 dibujos.

El primero se trataba de lo que parecía ser un perro grande con un hocico deforme cuya espalda parecía tener incrustado piedras y metales. El segundo una mujer delgada que se le podía ver el esqueleto en su capa y parecía llevar una máscara donde Jinx le dibujo los ojos chuecos. El último de estos dibujos parecía sencillamente un ropero con forma de persona, donde Jinx escribió arriba de su cabeza "Más duro que el corazón de tu ex".

Caitlyn vio uno por uno los dibujos que la otra chica había hecho cuando trató de darle toda la información sobre los cazadores.

Al contrario de lo que uno podría pensar, no era que a Caitlyn le faltaran ideas, sino que sencillamente esos tipos de sujetos podrían encontrarse en cualquier lado. Criminales y héroes en las calles de Piltover y Zaun había de todas las formas y tamaños.

Era evidente, luego de pensarlo bastante y analizando no solo lo que Jinx decía, sino por como la había encontrado y la información que le había dado Jayce, que estaban ante la presencia de seres con mejoras, ayudado de algún tipo de tecnología.

Rastrearlos iba a ser difícil, pero no tan problemático e importante como saber qué hacer con ellos una vez se los ubique.

Caitlyn se hizo hacia atrás en su asiento y miró el techo.

Había tanto por hacer.

Ni siquiera le había alcanzado todo el día de ayer para organizarse y, como el tiempo apremiaba, solo habían quedado en cosas puntuales. El verdadero desafío sería una vez llegue a la mansión, donde habían quedado, seria el lugar en común.

"Pero, hazte el favor, no seas tan idiota de conducir directamente hacia allí, agh ¿Qué te pido? Ni siquiera puedes caminar derecha."

Jinx era molesta e irritante, sabía perfectamente como meterse con el ego de Caitlyn y jugar con ella por horas, pero luego de pasar todo el día y la noche escuchándola plantear sus ideas, no le quedaba duda.

—La muy idiota es "algo"… ingeniosa— terminó confesando por lo bajo mientras sonreía sintiéndose una burla— seria problemático que me deje atrás.

No necesitaba las notas de Jinx, ella también tenía sus propias ideas y cálculos de lo que se debía hacer y las cosas que ambas necesitaban.

No iba a ser fácil y había muchas posibilidades de que las cosas salieran terriblemente mal, y por alguna razón, con todo en contra, Caitlyn se sentía extrañamente motivada.

Miró el pequeño corta cartas y pensó en si de verdad lo iba a necesitar para controlar sus ansias de radianita. No terminó del todo convencida y lo tomó escondiéndolo también en su bolsillo en el caso de necesitarlo más adelante.

Por lo pronto, se abocó a trabajar.


La noche cayó junto con la sospecha de que el agente D2 que cada tanto pasaba por su oficina era de los más raros.

El tipo no disimulaba mirar a Caitlyn con atención y hasta le llegaba a hacer burla con su rifle cuando notaba que nadie más lo veía.

Al principio pensó que se trataba de una burla para comprobar que tan incapaz era Caitlyn para hacerle frente, pero esa idea desapareció cuando tuvo en cuenta otras cosas como la estatura y modo de comportarse con otros agentes que tenía este en cuestión.

"No creo que sea la primera vez que se hace pasar por un agente… la muy infeliz" pensó mientras le lanzaba una mirada molesta a lo que ella había identificado como una Jinx encubierta.

Ahora entendía porque la chica había dicho sobre estar a su lado como antes. Inclusive había ido tan lejos de dirigirle la palabra con una voz forzada, ronca, para decirle que ella sería su carro cuando la jornada termine.

Era verdad que eso le había ahorrado que otros agentes la escoltaran y que la siguieran luego, pero hacerse pasar por uno de ellos, luego de uno de los puntos que habían planteado el día anterior, era sumamente arriesgado y eso la ponía de mal humor.

¿De qué le servía estarse sacrificando tanto si Jinx no iba a hacer su parte?

Con malestar miró a su regazo debajo del escritorio y vio como la venda improvisada que tuvo que ponerse, ya comenzaba a mancharse de sangre en el centro.

No había medido bien su fuerza con el corta pluma, pero tampoco se lamentaba.

Tenía ya lo que necesitaban, solo estaba haciendo tiempo para que la central se quedara con menos personal. Solo mirar unos momentos a ese extraño agente y como se lo veía impaciente, supo que esa no era una buena idea y que lo mejor era irse ahora.

Se puso de pie y se resintió del dolor en su pierna, pero no dejó que se le notara. Caminó hacia la puerta de su oficina pero justo antes de poder atravesar ese umbral una persona le cortó el paso.

—Tenemos que hablar— comentó con seguridad Anita, mostrándose decidida y molesta.

—Ah… un terrible tiempo… como siempre.

— ¡Puedes decir lo que quieras de mí! ¡He decidido que no me importa! Me vas a escuchar lo que tengo para decirte… ¡Quieras o no!

Caitlyn notaba el chispazo de determinación en la especialista. Se la veía molesta al tiempo que se podía notar su nerviosismo por estarla desafiando.

A la sheriff le recordó a un pequeño animalito que temblaba frente a su cazador, tratando de verse intimidante como último recurso para no morir.

—¡Ya-ya sé que no tengo un buen historial con-con tu equipo! ¡Pero esto es diferente!

— ¿Ah sí?— Caitlyn trataba de sonar distante, pero la verdad apreciaba lo que la otra chica estaba haciendo pese a todo.

— ¡Si! ¡Y también-también se sobre lo tuyo!

— ¿Sobre lo mío?— siguió burlándose la mayor, pero notaba como algunos agentes se paraban a escuchar la conversación. No veía a Jinx ahora, y sin ella que la apurara, se concentró en Anita.

—Sí, sobre… sobre…— la voz de la chica comenzaba a titubear y hacerse bajita.

—Si es todo lo que tiene, entonces no tiene nada. Ya se lo dije, pierdes el tiempo aquí, niña. No sé porque aun sigues-

—Sobre lo que tienes en la sangre.

Caitlyn entrecerró los ojos, dándole una mirada amenazante, no había levantado la voz con lo último, pero si la chica había dado con la verdad, era sumamente peligroso para ella que cualquiera allí la escuchara.

—No-no me importa que me mires así— anuncio, armándose de valor, apretando en su pecho las carpetas que traía— ¡Yo sé sobre la radiani-!

Caitlyn no la dejó terminar, agarrando una de sus manos y haciéndola pasar por arriba de sus hombros, besándola con fuerza.

Dio unos cuantos pasos hacia atrás sin despegar su cara y logró cerrar la puerta de la oficina al momento que divisó como algunos curiosos se interesaban en su interacción.

La tomó fuerte por la cintura y la empujó hasta aprisionarla contra la pared, solo entonces se separó y miró a su costado. Estaba casi segura que no la podían ver del todo pero seguramente sus siluetas podían distinguirse a través del vidrio.

— ¿Qué-que-que-que…?

Caitlyn volvió su vista a su subordinada y podía ver como el color de sus mejillas estaban en un rojo tan fuerte que podían notarse aun con lo oscuro de su tez.

— ¿Sabes que aquí se tiene tolerancia cero con este tipo de comportamientos, señorita Care?

— ¿…que?— preguntó nuevamente sin entender.

—Sobrepasarse con un compañero de trabajo es demasiado grave, más aun faltarle el respeto a su superior de esta forma ¿A qué cree que está jugando?

— ¿Qué? Pero yo no hice…

—Claro que lo hizo, esto sumando a su desempeño tan poco profesional y sus resultados deplorable en el campo… ya no puedo hacer la vista gorda— habló con contundencia y la chica parecía entrar de a poco en pánico en su lugar, por lo que Caitlyn sonrió de lado— esta despedida… estas tan… tan despedida.

— ¡¿Qué?! ¡No!

—Elevare una nota donde dictaminare cada punto que me hizo tomar esta decisión, yo te recomiendo tomar tus cosas ahora para agilizar los trámites.

— ¡Yo no hice…! ¡Yo no hice nada!— se quejaba Anita tratando ahora de librarse de lo acorralada que estaba, pero Caitlyn la tomó de las mejillas y agachándose un poco, pegó su frente a la suya, sonriéndole.

— ¿Cómo supiste lo de la radianita?— le preguntó en voz baja, con una amabilidad que contrastaba tanto con el anterior trato, que Anita se sintió desorientada.

—Yo-yo… le tome unas muestras de sangre. Cuando se desmayó, el informe que me dio el agente de turno en el sanatorio… no me convenció, era demasiado raro, y por lo que sospechábamos del parasito, yo-yo-yo sé que estuvo mal, pero tenía el presentimiento que-

—Ya veo…— comentó con gracia la mayor— ¿Debería poner eso también en el informe que elevare sobre ti?

— ¿Caitlyn?

—Muchas gracias.

—Me-me temo que no… no entiendo.

—Tú tenías la razón… en todo. El parasito, los cadáveres, los D2, su forma extraña de actuar y como ocultaste y reservaste la información hasta el último momento. Inclusive descubriste lo de la radianita.

Caitlyn hablaba con un dejo de nostalgia y pena en su voz, mientras se abrazaba a su cintura.

—Gracias y perdón, Anita. No importa lo que los demás digan, eres el agente más brillante de Piltover. Un genio— terminó concediendo, totalmente convencida de eso— Resolviste uno de los casos más difíciles que he visto y lo hiciste con la mitad de las pistas que yo tenía a mano.

— ¿Y entonces… porque me…?

—Porque hasta aquí me puedes acompañar. Lo demás, por favor, déjalo en mis manos.

— ¡No te dejare sola!

—No lo estoy— le contestó convencida— y esa es la otra razón por la que te necesito fuera de esto. Pondré todo de mí, me esforzare como nunca antes, no los defraudare… de nuevo. Pero en el caso de que las cosas salgan aun así mal, tú serás mi última esperanza… y por eso te necesito con vida y bien.

— ¿Quitándome de en medio?

—Reservándote como mi arma secreta— corrigió Caitlyn mirándola con detenimiento— habló en serio.

Anita miró con desconfianza el rostro que tenía en frente, pero la mirada azul y llena de determinación que hacía tiempo no veía estaba ahí de vuelta.

—No estás de su lado— dijo y no era una pregunta, sino más bien una resolución de su parte.

—No, no lo estoy. Todo lo contrario. Yo me encargare de hacerlos caer.

La doctora terminó por tomarle una de las manos que sostenía su rostro y asintió un par de veces.

—No hables con nadie de esto. Déjame la causa de tu deceso en las fuerzas policiales a mí. Quema toda evidencia o muestra que pueda llegar a ser descubierta y conserva lo demás. Vete unos días a las afueras de la ciudad, haz valer el bono que se te darán en remuneración por haberte corrido de aquí— indicó con detenimiento, sonriendo con gracia en lo último.

—…De acuerdo— terminó diciendo no muy convencida, pero dispuesta a confiar en Caitlyn como siempre lo había hecho— prométeme… prométeme que vas a estar bien… pase lo que pase.

— ¿Ah? ¿Qué es eso? ¿Acaso quieres otro beso?— bromeó con su subordinada que olvido completamente su temple para ponerse nerviosa nuevamente— estaré bien— le aseguró, alejándose un par de pasos y extendiendo su mano a modo de despedida.

La otra chica la estrechó con duda, pero el firme agarre de Caitlyn la llenó de confianza nuevamente.

Anita no supo que más decir en esa situación, tenía tantas dudas y tanto que quería hablar con la mayor, que no sabía por dónde empezar, pero entendiendo a trote que podía perjudicarla, terminó por retirarse apenas Caitlyn le soltó la mano.

La sheriff la siguió con la vista mientras abría la puerta y se perdía entre los pasillos. No tuvo mucho tiempo a solas, pues el agente "extraño" ingresó a los pocos segundos, apoyando su cadera en el escritorio.

— ¿Qué demonios fue todo eso?— preguntó Jinx en su tono de voz normal.

La chica trataba de que el cuello apretado del uniforme se abriera un poco para que le entrara aire a su pecho, pero al no conseguirlo terminó por sacarse el casco para respirar de forma exagerada.

Caitlyn se tocó la frente con molestia, caminando hacia el escritorio con los brazos cruzados y apoyándose del mismo lado aunque alejada de Jinx.

—Esa… esa fue la última persona en la que tenía esperanzas que me ayudara con todo el caso de las torretas— comentó con cierto malestar— y la acabó de mandar de vacaciones muy lejos de todo esto.

—Ah, nuestra querida sheriff de Piltover no puede dejar de ser ella misma y sigue alejando a todos. Un clásico.

—A todo lo que valga la pena, si…— confirmó sonriendo un poco—y es por eso, que a ti, basura, te mantendré cerca ¿No es así?

—Fue en lo que quedamos anoche, sí que sí.

—Sí, ahora puedes estar segura de eso. Solo seremos nosotras dos.

—Solo tú y yo, sombrerotes… bueno y ellos, pero a ellos lo debemos eliminar— comentó conteniendo la emoción apenas.

Caitlyn dejó caer su rostro a un lado, miró a Jinx y esta le extendía una mano con el puño cerrado, esperando a que esta se lo chocara con el propio.

Solo le levantó una ceja y negó un par de veces el gesto con la cabeza, para volver a mirar al frente. Dejó la cómoda posición en la que estaba para extender su brazo al costado y su puño encontró con facilidad el de Jinx, haciendo que esta sonriera aún más.

— ¡Esto va a ser divertido!


Nota del autor:

Estoy pensando en cambiar los días de actualización a los fines de semana ¿Cómo lo prefieren ustedes?