Nota del autor: 9 mil 100 palabras el capítulo, para compensar la tardanza, tómenlo o déjenlo. Este es uno de mis capítulos favoritos también y que aun así no le va a ganar a otros que vendrán luego.
-Capítulo 33-
-No tiene sentido resistirse-
— ¡Vamos a hacer esto! ¡Si!
Jinx aplaudía y saltaba en su lugar. No disimulaba para nada su ansiedad y emoción. Era para Caitlyn el compañero más extraño y fuera de lo común que había tenido en su vida.
Atrás habían quedado las planificaciones silenciosas y la rigurosa y seria preparación antes de un operativo con sus hombres, respetando el espacio de cada uno mientras se alistaban y repasaban las órdenes que ella le había comandado.
Podía ver a su compañera haciendo y deshaciendo el bolso oscuro con las bombas, solo con el único fin de besarlas y prometerles que, pese que estaba oscuro en el interior, su "madre" no las dejara mucho tiempo a solas.
Ya no sabía a qué se debía, quizás las semanas trabajando juntas, o que ya había visto cosas así en el incidente con el museo o que genuinamente creía que Jinx, en su retorcida forma de trabajar, funcionaba efectivamente. Ya no lo podía decir a ciencia cierta, pero la verdad es que ni se inmutaba por ese comportamiento y hasta llegaba a verlo como algo normal.
"Normal" repasó en su cabeza, mientras podía sentir un leve tic en su ojo izquierdo.
—Deberías cambiarte de una vez, se hace tarde— recomendó, dirigiéndose a la mesa a un costado, sin darle más importancia a la de Zaun.
—Ah, es verdad, esta vez tengo un disfraz especial… especialmente aburrido.
—Sé que te gustan los colores brillantes, pero esta vez te tendrás que contener, sí. Ve al tocador y-
— ¿Tocador? Estás idiota si vas a llamarle a ese ropero del mal, tocador.
Caitlyn se detuvo a contemplar el lugar.
Habían conseguido una pequeña habitación en uno de los hoteles cercanos a la Torreta 1 y la cercanía a Zaun se notaba demasiado.
Cumplía con lo único que importaba, un lugar alto donde poder seguir a Jinx en su labor. Por el resto, el lugar constaba de una sola habitación, sucia y de madera malgastada, los muebles parecían a punto de romperse y la suciedad de las sabanas hacía dudar a cualquiera si de verdad necesitaban un descanso.
Jinx inclusive había rotó el suelo de madera al pasar cerca de la cama y ocultó el daño corriendo la alfombra de donde estaba hasta arriba de ese sector. También investigó el baño, a un costado con una puerta que no cerraba bien, la exclamación que largó al entrar y salir, le hizo tomar nota a la detective de no querer pasar por ese lugar.
—Me cambiare aquí… no espíes.
— ¿… que?
—Ya me oíste.
—Ah, y yo que me moría de ganas de dar una miradita— comentó con sarcasmo mientras le daba la espalda a Jinx y se dirigía a la ventana.
Los vidrios estaban sucios, de un color verdoso debido a las fábricas cercas y su humo toxico. Al abrirlas encontró un reducido balcón, paso sus piernas por el marco y lo aprobó al ver que se veía con claridad no solo la Torreta 1, sino también las inmediaciones y las calles que la rodeaban.
— ¿Estas segura sobre…?
— ¡Que no mires, pervertida!
Caitlyn volvió a clavar su mirada rápidamente afuera de la habitación, sintiéndose idiota a los pocos segundos por seguir tan ciegamente un comando tan innecesario.
—No tenemos mucho tiempo para perderlo en estas estupideces— comentó, pero respeto la privacidad de la otra quedándose en su lugar.
—Me rompes el corazón, lo único que te interesa es saciar tus deseos más bajos rápidamente y no tienes tiempo para el verdadero romance.
—Jinx…
—Una chica necesita entrar en ambiente ¿Sabes? No puedes ir y metérselo por detrás sin más.
—Ah...
—Humedecer algunas zonas es de vital importancia para que ambas partes disfruten de-
—Te meteré una bala entre las cejas cuando esto acabe, no me importa— contestó cruzándose de brazos. Escuchó que la chica se quejaba por algo más, pero no le dio más importancia.
Volteó disimuladamente su rostro y vio que Jinx ya se encontraba con el traje de los agentes D2. Parecía luchar con el cierre en la zona del cuello cuando reparó que la sheriff la miraba desde el balcón.
—Espiaste.
—Te di tiempo— contestó de inmediato, yendo hacia donde estaba su propio bolso y sacando de este su rifle— aparte, "se" que planeabas hacerme esperar eternamente.
Jinx rio sin poder evitarlo, pero su rostro volvió a contrariarse al no lograr arreglar sus ropas.
Caitlyn dirigió su atención al casco que completaba el disfraz apoyado en la cama, lo tomó con ambas manos y se cercioró que todo estaba en orden.
Había sido un trabajo de lo más meticuloso y exhaustivo.
Ahora ambas manejaban con cierta facilidad el lenguaje de señas y oral que los agentes de las torretas usaban para interactuar. Se necesitó de dos jornadas para robar el traje y diseñar el número del agente correcto que le tocaba la guardia ese día en la Torreta 1.
Cualquiera hubiera optado por sencillamente tomar un disfraz e infiltrarse, cruzando los dedos para que las cientos de cosas que podrían salir mal no sucedieran, pero Caitlyn estaba cansada de dejar las cosas al azar y había descubierto que Jinx, en toda su locura y arranques de ira, era realmente cuidadosa en determinados puntos valiosos.
Aun así había algo que preocupaba enormemente a la oficial, y ya no tenía que ver con el plan de plantar las bombas en la Torreta 1, eso lo tenía claro que Jinx lo haría bien, sino lo que podría suceder antes o después de que la chica ingresara allí.
— ¿Tienes todo listo?— preguntó, acercándose a ella con el casco en las manos.
—Sí, solo déjame… déjame… Por estas cosas es que a veces prefiero los botones— comentó tironeando de un lado a otro el cierre del cuello.
Caitlyn dejó el casco a un lado y, extendiendo una mano, quitó las de Jinx.
—No vas a poder, está trabado como si fuera un-
La chica se quedó sin habla cuando el sonido del cierre, corriendo hacia arriba de un solo tirón, irrumpió en la sala.
La sheriff se alejó un paso y se cruzó de brazos, inspeccionando su rostro con una ceja levantada.
—No te hagas ilusiones, es porque yo ya lo había aflojado antes.
—Claro— contestó sin más— Hey…— trató de llamar su atención cuando la vio verificando unas cosas en sus bolsillos.
—¿Mmm?
—Estas segura de… No lo tienes que hacer tú, puedo ir en tu lugar. A mí no me detectaran nunca y podremos idear… otro plan.
—No tenemos tiempo y esto es en realidad lo que a mí me interesa, así que entiendo que a ti no te interese en nada pero-
—No es eso.
—¿Oh?— preguntó finalmente poniéndole atención al rostro de la otra chica, la cual parecía luchar por darle una expresión neutra— no me digas, no me digas ¡¿Estas preocupada por mí?!
—No lo estoy.
— ¡Si lo estas! ¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¡Hiperventilo! ¡Esto nunca me pasa! ¡¿Qué se supone que haga?! ¿Debo lanzar una frase conmovedora ahora? ¿O es una de confianza como si fuera un héroe? Pero un héroe de color blanco, que si es una frase heroica lanzada por una persona de color chocolate, ambas sabemos cómo terminara eso.
—No estoy preocupada por ti, sino por la misión y todo el esfuerzo que vengo haciendo hasta ahora.
— ¿De verdad?
—De verdad… muchas cosas pueden salir mal hoy. Tenías razón al decir que mi parte con las torretas era más simple.
— ¿Qué te puedo decir? Cualquier idiota puede hacer las cosas fáciles, es para los verdaderos desafíos que se necesita un increíble genio— comentó con total confianza mientras se tocaba su propia frente.
La forma de actuar de Jinx hacia que Caitlyn quisiera meterse con ella, en esta ocasión diciendo algo como "Y es justamente por eso que temo" solo para herir su orgullo.
Eso era también algo nuevo para ella.
En una misión tan seria, con tanto por perder y habiendo hecho un esfuerzo como hacía tiempo no hacía, le parecía increíble que minutos antes de que todo empiece, le dieran ganas de bromear y ofender a quien ahora era su compañera.
Se sintió un poco infantil creyendo que cualquier persona que pudiera escucharla pensaría que estaban en una seria discusión, no por una misión de vida o muerte, sino por una competencia de "Tu mamá es tan gorda".
— ¿Tienes el comunicador?— preguntó, tratando de retomar la seriedad que el asunto requería.
—Sí, capitán ¿Me vas a contar otra historia esta noche? ¿Puedo elegir el tema?
—No y no.
—Esta vez me gustaría escuchar de la primera vez que mojaste las sabanas.
—Otra vez con eso…
—Oye, oye, lo dejo a tu interpretación con qué tipo de líquido las mojaste.
Caitlyn la miró con reproche, pero la enorme sonrisa de la otra no se borraba tan fácilmente. Seguía viéndose muy confiada y, al repasar rápidamente el plan por su mente, se contagió de esa confianza.
Una imagen de Jinx desangrándose, envenenada y a punto de morir apareció de entre sus recuerdos y la repentina seguridad tambaleo un poco nuevamente.
—Estás preocupada por mí— comentó de manera segura, mostrándole una sonrisa siniestra como si ahora la otra chica le hubiera dado un arma realmente poderosa que pudiera usar contra ella.
Jinx no sabía porque se seguía sorprendiendo de la otra chica.
Siempre que pensaba que había sido lo suficiente espeluznante, que había logrado atraparla con la manos en la masa, que esta vez de todas las veces la tenía acorralada y la chica temblaría de miedo, Caitlyn simplemente la miraba directamente a los ojos, viéndose seria y relajada, para luego darle una sonrisa de lado llena de confianza.
Inclusive cuando le apuntaba con un arma y su vida estaba a unos centímetros de mover el dedo, la chica permanecía tranquila y apacible para luego simplemente sonreírle con altanería.
Como si todo hubiera estado siempre bajo su control.
Lo odiaba.
—Ten— dijo sin más la sheriff, pasándole el casco.
— ¿Es todo?— preguntó tratando de sonar aburrida— Fría como un tempano ¿Ni siquiera un besito de la buena suerte? Puedo morir allá afuera, lo sabes, por eso estas tan preocupada y no puedes-
Caitlyn se acercó hasta pegar su pecho con la de la otra chica y la miró de cerca, haciendo que cualquier palabra en su boca se silenciara con la proximidad.
Jinx se quedó de piedra al sentirse presa de una mirada tan enfocada en ella, pero cuando la otra chica dejó de mirarle a los ojos para desviar su mirada un poco más hacia abajo e inclinar su rostro, sintiendo el cálido aliento de su boca tan cerca, sus labios temblaron.
Caitlyn notó esto último y se alejó con una nueva expresión de burla en su rostro.
—Solo eres un bebé— se mofó con soberbia mientras volvía a poner su concentración en el casco en sus manos.
—Solo eres una… anciana.
—Sí, sí, ya te escuche— comentó restándole importancia, para finalmente colocarle el casco en la cabeza y ajustarlo.
—No, en serio, a veces pienso en regalarte un bastón… Y pastillas para el alzheimer ¡Ah! Cierto, ya estás bien medicada.
—No más pastillas ni píldoras para la vieja Caitlyn. Estoy de acuerdo ¿Terminaste?
—No— contestó con contundencia, haciéndole gracia su voz dentro del casco— estás tan vieja que me preocupa que para cuando tengas bebés, tu leche salga en polvo.
—Y tu estas tan peque, que podrías ser mi propio bebé.
—…soy más alta que tú.
—Soy más que tu… en otros atributos.
— ¡Uy! Con eso sí que te esforzaste ¿Eh? Señorita pechonalidad. Muy reñida la competencia… idiota.
Caitlyn se dio por satisfecha y le dio la espalda para revisar su equipamiento. Para cuando volteó nuevamente pudo ver a Jinx revisando sus propios pechos por arriba de la tela del uniforme.
—Te odio.
—El sentimiento es mutuo—comentó sin más— Ahora ve. No tenemos toda la noche.
Caitlyn ya se encontraba muy cómoda en su lugar en el balcón, tenía el rifle con la mira apuntando a la entrada de la Torreta 1, donde podía ver a dos guardias allí.
Por la calle más cercana podía ver a un nuevo agente D2 acercándose, llevaba un bolso a su costado. No tenía dudas de que era Jinx.
—Aquí halcón a mapache, sin novedades. Dos guardianes a 70 metros, cambio— comunicó al tomar su radio, pero no escuchó ninguna devolución de Jinx.
Al ver de nuevo por la mira pudo comprobar que la chica se había detenido en su lugar en la calle.
—Aquí mapache para halcón milenario, solo para decirte que te escuchas como una idiota hablando en códigos— escuchó la voz de Jinx desde la radio— ¿Qué te crees que eres? Es una estúpida radio con una vía de comunicación. Estos imbéciles no son capaz de saber que le estamos plantando una bomba en su trasero como para decodificar una pobre señal de una línea. ¡Aparte!
—Ya cállate.
— ¡No! ¡No! Escúchame esto ¿Cuándo quedamos en los códigos? ¡¿Por qué tu eres halcón?! ¡¿Por qué yo soy un mapache?! ¡Ni siquiera me pinte los ojos hoy!
—Puedo cambiártelo a "Rata" si quieres.
— ¡Y yo puedo cambiártelo a "Ornitorrinco"!
Caitlyn tenía la radio con una de sus manos y se lo pegó con cansancio a su frente. No quería comenzar otra discusión sin sentido mientras el tiempo corría.
—¡Háblame con normalidad! ¡Ya tengo suficiente con estos imbéciles y sus lenguajes de tóxicos perseguidos!
—Bien, bien— concedió de inmediato— Solo… no te demores. Las anti-feromonas que pusimos en el traje solo duraran un par de horas cuando mucho. Eso te hará indetectable para él por el momento, pero no te confíes. Todo se arruinara si empiezas una persecución ahora y adentro de la torreta.
— ¿Estas segura que esa cosa funciona? Yo no puedo oler nada.
—… esa es la maldita idea, tú, idiota— comentó y escucho que Jinx reía.
—Eso es cierto. Ahora cállate, entrare.
Caitlyn apoyó de nuevo la radio en el marco de la ventana y volvió a tomar su rifle para ver con la mira la entrada.
Jinx se topaba con los dos guardias, uno de estos se acercó para hablarle y pudo ver que usaba los gestos con la mano.
—Le está preguntando por el bolso— comentó por lo bajo al reconocer lo que estaba pasando. También pudo ver que Jinx le contestaba con gestos sencillos y simples y luego sin más el hombre se hizo a un lado, dejándola pasar.
Suspiró sintiéndose relajada por el primer paso. Ahora ya adentro todo sería más sencillo.
Al igual que lo que hicieron con la anterior torreta, había dos bolsos escondidos cerca de los perímetros de la torreta, los cuales Jinx debía buscar luego de terminar con las instalaciones de los explosivos que llevaba encima ahora.
—Aquí la mente brillante a tortuga moribunda ¿Me copias?
Caitlyn enarcó una ceja mientras miraba de costado la radio. Iba a tomarla pero la otra chica habló antes.
—Is ini titil pirdidi di tiimpi tritir di iprindir in kidigi.
Echó la mirada hacia arriba, pero terminó sonriendo a lo que se le decía.
Jinx había tenido razón, debía concedérselo tarde o temprano. No había sido una pérdida de tiempo aprender el código, lejos de eso, era una de las armas más útiles que tenían contra esa organización ahora.
—Lo hare igual que tú. Primero comenzare con la estructura alta y luego buscare los dispositivos que corresponden a la base.
Caitlyn relajó el brazo y dejó descansar el rifle al costado al perder de vista a Jinx.
La torreta numero 1 era la más grande de todas sus hermanas y albergaba la mayor cantidad de personas en la villa que la rodeaba. Por la mismas razones tenía el doble de seguridad y estaba mejor custodiada.
Jinx no solo tenía que ser buena, tenía que ser perfecta, y ella tenía que ser el respaldo y los ojos de algo más que perfecto.
Era una operación delicada, y pensar en "delicado" y Jinx en la misma oración, le seguía dando dolores de cabeza.
—Está lleno de ellos aquí… me tomara un poco más de tiempo hacerme paso hasta la punta.
Caitlyn pensó en si contestarle algo, pero opto por mantenerse expectante hasta nuevas palabras de la otra.
La radio volvió a sonar varios minutos después.
—Tengo buenas y malas noticias para tetas de vieja ¿Cuál quieres escuchar primero?
—Mmm ¿Las buenas?— preguntó tomando la radio entre sus manos.
—Las buenas noticias es que ya estoy arriba, en los balcones de metal.
— ¿Y cuál es la mala?
—Míralo por ti misma.
Caitlyn apuntó la mira hacia lo alto, tuvo que enfocarla un par de veces para conseguir una imagen más nítida, pero cuando lo consiguió comenzó a notar el problema de a poco.
En los barandales de la parte más altas se podían ver a un grupo de guardias custodiando la zona. Muy diferente a la anterior torreta donde Caitlyn tenía total libertad en lo alto sin que nadie observara.
Le llamó la atención que a uno de los costados uno de los guardias sacudía la mano en lo alto como si la saludara, para luego bajarla de inmediato cuando uno de sus compañeros pasaba cerca, y repetir cuando este le dio la espalda.
—Ya te vi, deja de hacer eso— se apresuró a confirmar a la radio.
—Sí, por lo que entendí hay 4 guardias aquí en los balcones, yo incluida, así que en realidad son 3 idiotas que rotan cada tanto.
—Ya veo ¿Cómo quieres proseguir?
—Pues, corazón, repetiré esas románticas palabras que me dijiste aquella vez "Necesito que seas mis ojos".
—Ah, tienes unos hermosos ojos.
—Gracias… ahora. Tratare de colocar los dispositivos en cada una de mis rondas, cuando veas que los demás cavernícolas rotan, me avisas… yo no seré capaz de verlos.
—Cuenta con ello ¿Respecto con el interior de la cúpula?
—Ya pensé en eso, les diré que iré a verificar un ruido extraño de allí. De igual forma, necesitare que si alguno trata de seguirme luego, me informes.
—Supongo que puede funcionar.
—Aquí estoy abierta a propuestas nuevas ¿Si me entiendes?
—No, no… creo que es una buena idea.
—Bien… comenzare.
Caitlyn dejó descansar la radio a un lado con el canal encendido mientras observaba con atención con su rifle.
— ¿Quién es una buena bombita? ¿Quién es una buena bombita? ¡Tú lo eres! Mamá esta tan orgullosa de como creciste que es momento de dejar que salgas de debajo de sus alas. Quédate aquí, y pórtate bien.
Negaba con la cabeza mientras escuchaba la radio, pero viendo como Jinx trabajaba tan rápidamente instalando los dispositivos, no tenía ninguna queja.
Puso su atención en un guardia en el sector derecho, uno de sus compañeros se acercaba a él pero se quedaba a hablar en el lugar. Se volvían a comunicar con señas en su mano y repentinamente el que había llegado tomaba su lugar, pero el otro se retiraba al interior.
—Parece que investigan un incidente en la zona de la planta baja.
— ¿Que?
—Retiraron a dos de los guardias donde estas y al grupo de abajo, eso debería darte más tiempo.
—Genial.
—Te mantendré al tanto.
—Esta será una larga, larga… noche.
Mientras Caitlyn revisaba ahora el lado derecho, y no veía complicaciones por allí, pensó que la otra chica tenía razón y en su interior deseo que se tratara de una larga noche aburrida, en vez de una en donde estuviera entretenida pero las cosas se complicaran.
Pensando en esto sonrió de lado y miró la radio.
—Oye ¿Jinx?
— ¿Mmm?
—Cuéntame una historia.
—… Y así fue como el espadachín invalido agarró a todo su equipo y los llevó a la cima pese a que al inicio se cayó de su propia silla… 24 veces.
Caitlyn observaba que todo en la base de la torreta estaba en orden, inclusive ya a esa altura de la noche, los agente habían dejado algunos puestos y esto hacia que sea más sencillo cubrir a Jinx.
—Uno de los guardias va a dar una vuelta antes de entrar por el ala derecha de la torreta— informó aun viéndolo desde la mira— ¿Cuántos dispositivos te quedan?
—Este es el último.
—Bien…— exclamó con un suspiro, sintiéndose cansada. El brazo le dolía y sentía cierto picor en los ojos. No podría imaginar cómo se sentía Jinx en esos momentos también.
—No saldré por la entrada principal, prefiero tomar uno de los sectores del enrejado donde recogí el bolso. El lado derecho ¿Puedes decirme si está despejado?
De inmediato Caitlyn apuntó para la zona solicitada. Aun viendo un par de calles alrededor no pudo ver ni siquiera un alma cerca.
—Despejado.
—De acuerdo.
— ¿Alguna novedad sobre "ellos"?
—No, y comienzo a impacientarme.
—Está bien, todo esto va de acuerdo al plan.
—Claro, solo estoy un poco desilusionada de que realmente no pudieron detectarme.
—Todavía puedes regresar y ponerte en el medio de la torreta a… bailar.
—Tentador, de verdad que sí, justo esta noche me puse una tanga.
No le costó nada saltar el perímetro y ya caminaba con su bolso vacío por las calles. Decidió guardar silencio cuando creyó que su propia voz se podría escuchar más de lo que ella deseaba en ese desolador lugar.
Entro a un callejón y revisó los lados antes de sacarse el casco y tirarlo dentro del bolso, hizo lo mismo con la parte de arriba, quedando ahora con una camiseta corta que nada tenía que ver con el uniforme de los D2.
—Espero que no estés tocándote mientras me observas.
No recibió respuesta de la otra chica, por lo que se acomodó de nuevo el comunicador en su oreja, pero este parecía estar en buen estado.
Metió el resto de ropa en el bolso y comenzó a caminar por el callejón.
El hotel donde ambas se hospedaban esa noche quedaba a poco más de 4 cuadras ahora. Estaba segura que nadie la había detectado, así que podría volver tranquilamente en línea recta y reunirse con Caitlyn nuevamente.
La parte dos del plan ya había comenzado, pero ahora dudaba de como proseguir, si alejarse o acercarse al punto de encuentro.
Se sentía realmente cansada y le dolían los dedos. La noche era fresca y solo lo sentía ahora por haberse quitado el grueso y pesado uniforme oscuro.
—Me siento un poco…— comenzó a decir, pero temió que la chica al otro lado se burlara de ella por dejarse ver débil.
Sacudió su cabeza con brusquedad y buscó renovarse de energía. Ya lo había decidió, aunque fuera arriesgado se alejaría un poco yendo en dirección a Zaun.
Terminó por salir de ese callejón y comenzó a caminar por la calle deshabitada, ni siquiera los autos circulaban y la neblina comenzó a invadir esa zona.
Encontró otro callejón y decidió seguir por ahí en vez de estar como objetivo tan evidente por las veredas.
Comenzó a sentirse ansiosa apenas meterse en el oscuro lugar. A lo lejos podía ver el final de este, iluminado por unos faros, pero tenía cierto interés en girar y mirar hacia atrás. No lo hizo, ya había reconocido la sensación.
Caminó con lentitud y pudo escuchar otros pasos aparte de los suyos, detrás, donde antes había pisado unos charcos abundantes en la entrada.
—Jinx…— habló finalmente Caitlyn.
—Lo sé— contestó sin inmutarse mientras seguía avanzando.
La figura de un ser agazapado se presentó al final del callejón, perfilándose pronto hacia donde ella estaba y haciendo que finalmente detuviera el paso. La criatura se paró en sus patas traseras e infló su pecho, mostrándose mucho más grande ahora.
—No te des vuelta— ordenó Caitlyn— al frente, a 4 metros, unas salida a la derecha ¡Tómala!
Pero la de Zaun no se movió del lugar, sonriéndole de lado a la bestia que ya la había reconocido y clavaba sus garras en el suelo, lista para embestir.
— ¡Muévete!
El gritó la hizo reaccionar de inmediato, tomando carrera al mismo tiempo que la bestia, la cual no se esperó que su presa virara tan rápido a la derecha, pasando de largo y dándole tiempo.
El callejón ahora se hacía angosto, pero en efecto representaba una salida tal como Caitlyn le había indicado.
—Aun no veo a los otros dos idiotas.
— ¡Cállate! No gaste energía en hablar y concéntrate— le ordenó, ideando una ruta de escape de todas las que ya habían estudiado antes— toma la izquierda y cruza la calle, hay otro callejón, no permanezcas a la intemperie de esa cosa.
—Lo sé, lo sé.
Jinx dio veloces y amplias zancadas para pasar en un tiempo muy corto el tramó propuesto. Chocó su hombro al entrar al callejón y de costado pudo ver como la bestia le seguía de cerca el paso.
—Me alcanza.
—Cállate, cállate— volvió a sentir que le pedían— ese es el callejón de las viviendas, la escalera esta al final, sube.
Jinx podía ver la escalera de emergencia desde donde estaba. Si se apoyaba en el bote de basura al final podría tomarla y subir, eso le compraría tiempo en lo que la criatura escalaba.
—Bien— comentó, concentrándose en la carrera.
—Aborta.
—¡¿Qué?!
— ¡Aborta! ¡Aborta!
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!— quiso saber no viéndose capaz de frenar a tiempo.
— ¡Te interceptaran por la derecha! ¡Jinx! ¡Cuidado a la derecha!
Apenas tuvo tiempo de ver una abertura a la derecha, cuando medio cuerpo de algo gigante apareció por ahí, extendiendo su brazo y mostrando un puño cerrado.
Gracias a la información, fue capaz de tirarse de rodilla y evitar el golpe, pero el robusto hombre agarró la rienda de su bolso y casi le corta el cuello si no fuera porque la cuerda cedió.
Comenzó a toser mientras caía estrepitosamente al suelo.
Levantó la vista y pudo ver como el hombre tiraba el bolso a un lado y era acompañado por el hibrido a su costado ahora.
— ¡Jinx!
—No alcanzare la escalara.
— ¡Toma cualquiera de las ventanas del edificio a la derecha ¡Es el de las viviendas! ¡¿Recuerdas?!
La chica no lo pensó más, se puso de pie y con el codo rompió el vidrio de la ventana a su lado, entrando de inmediato.
La sala era pequeña y oscura y comenzó a adentrarse con rapidez buscando la siguiente puerta al tiempo que vio como la criatura se atoraba por la ventana por la que había pasado.
—Mientras más grande más idiota.
—¡Concéntrate! ¡Toma todos los caminos a la izquierda, eso debe llevarte a la avenida principal.
—En camino.
A la orden comenzó a abrir puertas haciéndose camino. Un pasillo medio iluminado la recibió, pero al final de este solo vio una escalera. Caitlyn no le había ordenado que suba ahora, y no sabía si en el segundo piso tendría posibilidad de saltar a la avenida.
—Estoy trabada.
—Evita las escaleras, metete en otro apartamento de ser necesario, mantén tu izquierda.
Jinx volvió a obedecer ciegamente, tratando de abrir una puerta cercana a su izquierda y, al ver que esta no cedía, le disparó.
— ¡Se cuidadosa! Desconocemos la ubicación de la mujer.
Jinx asintió y siguió avanzando. Encontró una nueva ventana que daba a una calle, no estaba segura de que fuera la avenida pero al acercarse comprobó que así era.
Sintió el desorden de la bestia tras sus espaldas y atravesó la ventana de un segundo a otro.
—En la avenida— comentó apenas recuperarse.
Pudo ver el pequeño puente que cruzaba el canal, del otro lado solo tenía dos cuadras para llegar al edificio donde estaba Caitlyn.
Comenzó a caminar, pero entonces la bestia salió de un salto, destrozando la ventana, clavando sus garras en el asfalto y encarando a ella.
—Veo que eres de los míos, me gusta, caminante no hay camino… se hace camino al andar… ¿Cómo seguía?
La bestia rugió y esto hizo que Jinx activara nuevamente la fuga.
— ¿Qué haces?— quiso saber Caitlyn teniendo una imagen clara de Jinx dirigiéndose al puente.
—Cruzare.
—No, no lo harás. Debes rodear el edificio de viviendas y recuperar el bolso que tiraste.
—¡¿Qué?!
— ¡El bolso con la ropa, Jinx! ¡Lo tiraste en el callejón! ¡Debes volver por él!
— ¡Estás loca!
— ¡Idiota! ¡Si escapas pero ellos encuentran el uniforme que dejaste atrás sabrán que te infiltraste! ¡Revisaran la torreta y encontraran las bombas!
— ¡Harás que me maten!
— ¡Y tu harás que todo lo que hicimos se vaya al infierno! ¡Recupera ese bolso!
Nuevamente la carrera que llevaba Jinx le hacía tropezar en su intento por frenar. Terminó desviándose hasta dar con ambas manos en el barandal del canal, mirando como las apestosas aguas seguían su curso abajo.
Apenas tuvo tiempo de mirar hacia atrás, cuando vio como la bestia pegaba un salto desde su lugar para alcanzarla.
Se agachó de inmediato y el hibrido pasó de largo, cayendo al canal.
— ¡Y el perro de mierda siempre fallando su ulti!— exclamó, mirando a donde la criatura había caído, viéndolo ponerse de pie nuevamente, dispuesto a retomar la persecución.
— ¡Muévete!
— ¡Ya voy! ¡Ya voy!— gritó cerrando los ojos, odiando que la otra tuviera razón en todo lo que había dicho respecto a su desliz.
—Toma de nuevo el callejón… el hombre está ingresando por la otra entrada de este y el hibrido te pisa los talones.
Jinx entró por la brecha y divisó de inmediato el bolso perdido. Ahora sabía que en línea recta estaba esperándola uno de los cazadores, pero no tenía tiempo para pensar en algo más.
Comenzó a correr hacia el bolso y lo levantó del suelo sin bajar su carrera, ya estaba cerca de la salida y cuando vio cómo se asomaba el robusto hombre, saltó por arriba del cajón de basura y luego por sus hombros.
La caída no fue tan bien ejecutada, pero logró reincorporarse rápidamente para seguir.
— ¡Eso fue increíble, Jinx!
—Aire… aire… dos tanques por favor.
—Rodea esa cuadra y dirígete hacia el puente— comentó y la chica así lo hizo— si puedes llegar a… oh no…
Antes que alcanzara la esquina una figura delgada se asomó.
Caitlyn podía sentir lo agitada de la respiración de Jinx y como esta parecía ya muy frustrada.
—Vuelve al callejón— recomendó pero pudo ver al mismo tiempo que la otra que la bestia salía de allí y el otro hombre le cortaba el paso atrás.
— ¿Sombrerotes?— preguntó, pidiendo asistencia, pero Caitlyn estaba concentrada viendo a la última figura que se había sumado.
La mujer había dejado caer su sacó y ahora podía ver un esqueleto brillante. La oficial no dudaba que se trataba de tecnología Hextech. La parte de su cerebro estaba al descubierto pero no mostraba carne ni sesos, sino un núcleo anaranjado, el cual comenzó a brillar al igual que los ojos que podía ver Jinx.
— ¡Idiota, ayúdame!
— ¡Toma el edificio al otro lado de la calle! ¡Trata de entrar por él y… no lo sé! ¡Se aleja demasiado de los planos que estudiamos! ¡Tampoco te podré seguir por allí! ¡No me alcanza el rango de visión!
— ¡Inútil!
— ¡Solo hazlo! ¡Piérdelos y vuelve a la avenida!
No quedándole otra opción, Jinx giró sobre sus pies y corrió al edificio que se le indicaba. Este tenía unas escaleras de incendio a los costados también, y no dudo en subir por estas hasta encontrar una entrada, la cual fue bloqueada de inmediato por un dispositivo que lanzo chispas en toda la zona.
— ¿Qué es esa cosa?— murmuró Caitlyn al ver como la mujer había lanzado ese detonador, pero pronto se concentró de nuevo en Jinx y como esta desaparecía adentró del edificio— te siguen, el hombre rompió la entrada principal y la mujer tomó el mismo camino tuyo por las escaleras.
— ¿Y Pompitas?
—Tomó el callejón, no lo veo ahora.
— ¡Es otra maldita residencia!
— ¡Eso es bueno!— trató de animar la oficial— trata de repetir el mismo patrón como el edificio de viviendas. Evita subir, te quedaras sin salidas.
Caitlyn buscaba por todos lados alrededor del edificio, pero no había rastros de Jinx ni de sus cazadores. Podía ver como algunas luces comenzaban a prenderse en el lugar, seguramente sus habitantes curioso de lo que sea que estaba sucediendo.
—Oh, no… necesito ¡No!
El gritó se escuchó con interferencia en la radio seguido de los gruñidos de la bestia y disparos.
—¡¿Jinx?! ¡Jinx! ¡¿Qué sucede?!
—No… ¡No!
Caitlyn pudo escuchar los lamentos de la otra chica y más ruidos de interferencia. Se desesperó en su lugar sin saber que más hacer. Por unos segundos pensó en bajar e ir de inmediato al edificio, pero rápidamente descartó esa idea sabiendo lo inútil que seria y el tiempo que perdería.
Jinx ya no le contestaba y no podía ver ninguna actividad que la delatara en el edificio hasta que identificó una pequeña explosión en unas de las ventanas unos pisos más arriba.
Puso su atención allí y a unos de los costados pudo ver como el hibrido salía, clavando sus garras en los barandales de la escalera de emergencia.
La bestia miraba hacia abajo y, luego de sacudirse, comenzó a saltar de un lado a otro para hacerse lugar hasta el suelo.
Caitlyn siguió la línea y pudo ver a Jinx saliendo del callejón. El alivio por verla con vida le duró realmente poco.
La chica se sostenía el brazo, empapado en sangre y su andar no era más que un caminar apresurado mientras arrastraba un poco el pie derecho.
— ¡Dirígete hacia el puente!— le ordenó pese a que la chica ya estaba encaminándose hacia allí.
Jinx se movió apresuradamente, recorriendo un buen tramo hasta llegar a la esquina, donde pudo ver el puente.
Miró hacia atrás y vio a la bestia tocando el suelo, pisando duramente el asfalto al tenerla en su visión, dispuesto a llevarse lo que sea con tal de alcanzarla.
—No voy a lograrlo— comentó ahogándose con su propio aliento— me alcanzara… debo… esconderme.
— ¡No! ¡Llega hasta el puente! ¡Crúzalo!
—No llegare— comentó sabiendo que ni siquiera tenía tiempo para meterse nuevamente en algún callejón o vivienda.
Corría lo más que podía, viendo el puente como su sentencia de muerte al cruzarlo, pues no había lugar más despejado y claro para que la bestia la atrapara.
— ¡Solo llega hasta el puente! ¡Necesito que lo cruces!
—No voy a lograrlo… estoy tan… tan cansada… y me duele… no puedo…
— ¡Muévete! ¡Solo un poco más!
Jinx lo intentó, logró con sus últimas fuerzas llegar a la mitad del puente y fue cuando tropezó. Puso ambas manos para que su cara no diera contra el suelo y se giró a tiempo para ver a la bestia a solo dos metros de ella, hinchando sus músculos y descubriendo sus garras, lista para saltar.
Lastimosamente trató de arrastrarse hacia atrás y sintió la desesperanza invadirla cuando ya podía sentir el aliento de la criatura sobre ella.
Pero no fueron sus gritos o el rugido de la bestia el sonido que cruzó la noche, sino otro. Un estruendo. Fue tan rápido que le tomó algunos segundos adivinar qué había pasado.
La criatura tenía clavada la cabeza al suelo, como si una lanza invisible le hubiera atravesado el cráneo, dejándola inmóvil para siempre en ese lugar.
No fue hasta que Jinx notó el casi imperceptible humor que salía de su cabeza que supo que en realidad se había tratado de una bala.
Se puso de pie y se acercó unos pasos a la bestia. El cadáver estaba inerte con los ojos abiertos y una expresión contrariada. La criatura nunca supo lo que pasó.
—Cool…— fue lo único que alcanzó a decir sin poder salir de su asombro.
—¡¿Qué haces ahí parada como imbécil?! ¡Muévete!
Jinx asintió obedientemente y, mirando a todos lados antes de girarse, comenzó a correr de nuevo.
La mujer se acomodó el saco sobre su esqueleto. Ahora había más personas en el lugar, los ruidos e incidentes de esa noche habían despertado a más de uno que aun mirándolo todo no entendían nada de lo que pasaba.
Se acercó al cadáver de su fiel compañero y lo analizó nuevamente con detenimiento. Unos pasos se acercaron a donde estaba y al levantar la vista se encontró con su otro secuas, el cual luego de unos segundos negó con la cabeza un par de veces.
—Así que esta vez no solo logró escapar de nuevo… sino que se llevó a uno con ella…— comentó la mujer, entendiendo que le habían perdido el rastro a Jinx—quizás ese hombre tenga razón, la estuvimos subestimando un poco.
— ¿Qué fue lo que le sucedió? ¿Finalmente le metió un tiro?— quiso saber el hombre también examinando el cadáver del hibrido.
—Ciertamente estaba armada como siempre, y disparó contra nosotros varias veces en los edificios… sería normal pensar que simplemente tuvo suerte y una de las tantas balas le dio en la cabeza… sí.
La mujer se acercó más, agachándose a la par de la bestia, y sin miramientos, clavó sus afiladas uñas en el cráneo del animal, extrayendo la bala.
Su expresión se endureció mas al reconocer que se trataba de un objeto más alargado que de una pistola cualquiera como la que llevaba Jinx esa noche, casi convencida de que la utilizada se trataba de algo más pesado y preciso.
Se puso de pie y miró hacia los edificios, no había nada en ellos que le pudiera soltar alguna información útil.
—Llámalo— ordenó al otro, haciendo que este la mirara sin entender— ponle al tanto de lo que ha pasado aquí. Si, dile que se nos volvió a escapar, soportaremos las reprimendas, pero dile también que fue porque ahora… no está sola.
El capitán de la zona de los agentes D2 se sentía molesto solo con la orden de moverse de su puesto con dos de sus subordinados para una simple tarea de revisión.
Los agentes estaban divididos, había quienes creían en la sumisión y cooperación de la sheriff de Piltover, y había quienes creía que lo más sencillo era hacerla desaparecer cuando antes y asumir los puestos altos de una buena vez.
Sabía que las personas arriba tenían sus intereses y movían las fichas con cuidado y cautela, y ahora él se sentía una insignificante pieza a sacrificar en ese tablero y solo le quedaba acotar las órdenes dadas.
Llegó a la residencia con el amanecer pronto a salir y titubeo al golpear la puerta. Él había sido uno de los agentes encargados de mantener vigilada a la mayor de los oficiales y en dos ocasiones había invadido el lugar sin el consentimiento de la dueña.
Le resultaba hasta irónico tener que pedir el permiso ahora.
Tratando de no pensar más en el asunto, llamó a la puerta.
No parecía haber nadie en el apartamento y esto ya suponía algo sospechoso. Debía informar que la sheriff, en efecto, no se encontraba descansando en su hogar como esperaría uno, y luego de las noticias recientes, ponían en peor postura a la oficial.
Miró a sus hombres y luego volvió a llamar, pero esta vez los tres escucharon pasos del otro lado.
Caitlyn los recibió luciendo una camiseta arrugada blanca, con un pantalón de tela ajustado. Daba toda la impresión de alguien que apenas había despertado, aunque miraba a los hombres con una seriedad y enfoque que pocos a esas horas tendrían.
—Lamento molestarla a estas horas, mayor— se disculpó de inmediato el hombre.
—Aún faltan varias horas para que comience mi turno en la central… debo suponer que esta… "visita" se debe a una emergencia.
—Así es, mayor… ¿Podemos pasar?— preguntó con cuidado y la mirada de advertencia de la mujer lo hizo tragar pesadamente.
Caitlyn se alejó de la puerta y dejó que los tres sujetos se adentraran.
El capitán dio un rápido vistazo a la sala. Nada había en ella que le haga dudar que la oficial no pasó la noche allí, sola, y que acababa de levantarse.
Ella misma no tenía ningún indicio de haber salido de allí.
Miró a sus hombres y con un gesto de mano les indicó que todo estaba bien.
— ¿Puedo invitarlos un té?— preguntó de repente la anfitriona— dudo mucho que hayan desayunado algo aun.
—Es usted muy amable, pero debemos declinar esa oferta, no nos quedaremos mucho tiempo.
—Bien… entonces ¿Qué los trae aquí?
—Confirmamos la presencia de Jinx en los alrededores de la Torreta 1 hace un par de horas.
— ¿Jinx? ¿La misma?... ¿Están seguro?
—Lo estamos. No es la primera vez que la "autentica" Jinx nos causa problema y… no queremos que nada salga fuera de lo planeado con todo el asunto de las torretas en sí.
—Ya veo. No me sorprende, no es la primera vez que se aparece cerca de nuestros asuntos ¿No es así?
Al capitán le dio gusto ver como la oficial usaba adecuadamente las palabras, ya refiriéndose como uno más de ellos.
Viéndola ahora, se podía captar el verdadero interés por los problemas de los agentes, y sabía por sus demás colegas que no era la primera vez que la sheriff se ponía de su lado.
— ¿Causo algún destrozo? ¿Algo que debamos lamentar?
—No, realmente. No tenemos en claro porque merodea cerca, pero no hizo el gran daño… esta vez.
—Perseguí a Jinx por un tiempo ya, se cómo es. No le debe causar ninguna gracia que se le adjudiquen trabajos que no hizo.
—Creemos lo mismo.
—Bien… lo investigare apenas comience la jornada… gracias por informar.
El hombre asintió pero volvió a dar una mirada al lugar. Nuevamente no pudo encontrar nada y ya estaba pensando en comunicar que, en efecto, la sheriff no tuvo que ver con lo que paso en las inmediaciones de una de las torretas esa noche.
Disimuladamente les hizo seña a sus hombres para que se retiraran y volvió a cruzar mirada con la dueña de casa. Le llamó la atención como esta sonreía de lado.
—Oh, por favor, no me haga caso… solo pensaba en todos los beneficios que de repente tengo— explicó Caitlyn sin dar muchas vueltas— Si logramos apresar a Jinx y ejecutarla, dará mucho de qué hablar en toda la ciudad. A mí se me dejara de criticar tanto por no poder atraparla y a ustedes se les alabara por finalmente hacerlo.
—Ah, es verdad, todos ganamos.
—Todos ganamos… de repente… comienzo a cogerle el gusto a no ser quien da las órdenes.
Jinx había terminado de ducharse y escuchaba todo desde el otro lado de la puerta. Le ardía la herida y se sentía mareada. Solo con tocarse el brazo podía sentirlo afiebrado y como no dejaba de sangrar.
—Puedes salir ya.
Hizo caso a la recomendación de Caitlyn y abrió la puerta, apoyándose en el marco para verla.
—Deja de manchar todo el lugar de sangre— se quejó la dueña de casa mientras se sacaba la camisa y dejaba ver la camiseta sucia que llevaba debajo— tuvimos mucha suerte.
—Sí, claro, porque planeaste en tu cerebro de detective adelantado que una patrulla de gorilas pasarían por tu apartamento.
—Obviamente no sabía eso. Sospecharon de mí, no sé porque, quizás fue el disparo a la cabeza de la bestia.
—Es verdad, mataste a Pompitas.
—No era la idea. Se supone que solo observaríamos para sacar información de tus cazadores.
—Y eliminaste uno por completo… que afortunada soy de tenerte como pareja, eres… eres un encanto.
Caitlyn vio como Jinx parecía descomponerse en el lugar y recordó porque había optado por su apartamento en vez de emprender el largo viaje a la mansión.
—Estoy bien, solo… cansada— comunicó de inmediato al ver como la otra la observaba con detenimiento.
—Claro, y te estas desangrando en mi apartamento porque solo estas cansada.
Tuvo que persuadirla para que se dirigiera a su habitación, pero apenas Jinx vio la cama se dirigió derecho a ella y se tiró boca arriba.
—Sí, es totalmente lo que parece, aparte de las paredes, te manchare las sabanas con sangre.
—No importa— contestó sin más la sheriff.
La de Zaun llevaba solo puesta la toalla con la que había salido del baño, lo que dejaba la mayoría de la espalda descubierta y los brazos. Podía ver desde donde estaba la gravedad de la herida y le dio gusto comprobar que no era tan profunda como parecía a simple vista.
El problema parecía radicar en algo que ya había visto antes. El hibrido poseía una propiedad toxica que evitaba que la sangre coagule y por esto la herida seguía abierta.
—Tendrás que limpiarte mejor eso, creo tener un botiquín con alcohol y otras cremas para las infecciones.
—Prefiero morir— contestó de manera perezosa sin mover un solo dedo de la cama.
Caitlyn se esperaba la respuesta, aun así fue a buscar lo que necesitaba y volvió al lado de la chica, haciéndose un lugar para sentarse en la cama también.
Intercambiaron mirada desde donde estaban, para que finalmente la de pelo celeste terminara tirando los ojos hacia atrás, negándose con cierta resignación, y volteando su rostro hacia el otro lado para no tener que ver a la dueña de casa, que insistía con tratar la herida.
Caitlyn tomó un par de gasas y la empapo en alcohol y solución. La herida tomaba una parte del hombro bajo y el brazo, y no tardó en comenzar a limpiar con cuidado esa zona.
—Te ardera un poco— comentó luego de ver como la piel que tocaba se erizaba al contacto de la sustancia.
—Después de esto… tendré que retocarme los tatuajes…
—Ah… ciertamente.
La labor siguió en silencio. Para cuando comenzó a ubicar las gazas para vendar el brazo, Jinx ya se había abrazado a la almohada que tenía cerca y la creyó dormida, hasta que habló.
— ¿Cuántos metros eran?
— ¿Disculpa?— preguntó sin entender.
—La distancia en la que disparaste a Pompitas… ¿Qué? Unos 200 metros.
— ¿Desde el puente al edificio donde estaba? Mmm no sé si tantos.
—Pero no estas midiendo la altura en la que te encontrabas.
—Quizás…— comentó de forma distraída mientras ajustaba la venda.
— ¿Puedes disparar así de bien… tan lejos?
—Puedo acertar a un blanco a 300 metros— comentó y no sabía porque lo estaba diciendo, no tenía intenciones de presumir— definitivamente ese disparo estaba a una menor distancia que eso.
Jinx volvió a voltear su rostro para verla de nuevo en su lado de la cama. Caitlyn vio como le sonreía de una manera que ella creyó más honesta y que no tardó en atribuírselo al cansancio que la chica llevaba.
—Fue taaaan limpio— comentó haciendo un poco aguda su voz, lo que le dio gracias a la oficial.
— ¿Impresionada?
—Lo estoy— admitió sin dar más vueltas— tanto que me dejaste sin bromas en tu contra y, desde que eres un payaso andante, es un gran gran gran logro para ti, felicidades. Dios, aún recuerdo el sonido de ese disparo y como esa cosa quedo clavada… fue tan genial.
Caitlyn podía comprobar que la chica en su cama hablaba en serio. Sus ojos parecían viajar a ese momento y volvía a sonreír.
Se sentía halagada y comenzó a experimentar esa sensación que las personas tienen al querer devolver un cumplido. Se resistió a esto y comenzó a guardar las cosas de nuevo en el botiquín.
—Tu… deberías descansar— terminó diciendo poniéndose de pie.
—En eso estoy.
—Por tu culpa deberé presentarme tempano en la comisaria a investigar un caso del que yo misma soy responsable.
—El sospechoso número uno es el mismo detective… siempre jugando con ventaja ¿Verdad, sheriff?
—Sí, aun así no creo que logre desocuparme pronto de eso. Dudo que te molesten aquí, así que puedes estar tranquila, pero cuando te sientas en condiciones, regresa a la mansión. Aún tenemos mucho trabajo que…
Mientras hablaba volvió su vista a Jinx pero la encontró ya con los ojos cerrados y una expresión tranquila en su rostro.
—… hacer.
Apagó la luz de la lámpara del lugar y optó por dejar la puerta abierta. Por unos momentos su cuerpo se movió hacia su cama, buscando el lugar en el lado derecho, en el cual entraba perfectamente para descansar también.
La idea de dormir al lado de Jinx le pareció pronto retorcida y dejó que su mente la llevara fuera de la habitación, buscando la comodidad del sofá en la sala.
Trató de conciliar el sueño y le pareció increíble que no pudiera lograrlo. Su mente seguía trabajando sin cansancio y aparte de eso la invadía una sensación de haber dejado algo inconcluso.
Sabia de que se trataba pero no podía darle crédito.
Luchó con ella misma por alrededor de una hora y el cansancio comenzó a ponerla de mal humor, resignándose se sentó en el sofá y se agarró la cabeza, tratando nuevamente de ignorarlo todo.
La sensación le recordó vagamente a su problema que tenía con las drogas, pero este definitivamente tenía una solución más sencilla.
Se puso de pie y se dirigió a la habitación. Jinx seguía en la misma posición que la había dejado, su respiración era pausada y calmada y era lo único que se llegaba a escuchar allí.
—Oye…— murmuró pero no consiguió nada de la otra chica—… esto es estúpido.
Se rascó la cabeza para apaciguar la frustración y le dio la espalda dispuesta a salir, pero giró de nuevo en su eje y se acercó a la chica.
Se sentó en el lado derecho y revisó la herida como excusa de lo que estaba haciendo. Todo parecía estar bien.
A medida que los segundos pasaban parecía que lo que debía hacer era aún más difícil y, familiarizada con su habitación, terminó por recostarse en su lado.
Aun se sentía incomoda, y aun la invadía esa sensación que no la dejaba tranquila.
Recordó cómo una vez le llevaron una especie canina a la jefatura. Era un caso complicado en el que requerían seguir un rastro y ni siquiera la tecnología con la que contaban era lo suficientemente buena como el olfato de ese animal.
Tobby, recordaba que se llamaba.
Su dueño y él trabajaron sin descanso por dos días siguiendo rastros tramposos de unos criminales demasiado escurridizos, hasta finalmente dar con ellos.
Él solo había ayudado a que un caso se cerrara en días en vez de semanas.
Felicitó al dueño y a sus hombres, pero no al animal, ya que le parecía simplemente una herramienta más que cualquier otra.
Y por días sintió la culpa de no haberlo hecho. Finalmente tuvo su oportunidad meses después en otro caso similar.
Esta vez Tobby esperaba con su dueño, y nuevamente la miraba con ojos expectantes de cariño y aprobación, justo como la primera vez que había sido ignorado por ella.
Caitlyn simplemente extendió su mano hacia el animal y palmó un par de veces la cabeza de este, con una frase sencilla dicha solo una vez "Bien hecho".
Ese simple gesto le había costado la burlas de Vi y de su grupo, que por semanas esparcieron el rumor de que la sheriff andaba buscando una mascota y más de uno le llevaba fotos de las suyas y le prometían que cuando tuvieran crías, se las regalarían.
¡Y ella no quería ningún perro!
No porque tuviera algo en contra de ellos, pero imaginárselos en un apartamento y tener que cuidar de ellos cuando solo venía a casa para dormir, le parecía de lo más estresante.
Pero, a pesar de todo y lo más importante, sintió que estaba en paz con Tobby, que ciertamente había hecho un buen trabajo para ella.
Suspiró ampliamente, llevándose el brazo a los ojos y tratando de conciliar el sueño de nuevo, pero era en vano.
Se resignó y trató de hacerlo igual de sencillo que aquella vez.
Con suerte nadie, ni siquiera Jinx, sabría de esto para burlarse de ella.
Extendió una mano hacia el costado, mirando con cuidado a la chica que dormía y la apoyó en su frente, tocando sus cabellos.
—Hiciste todo realmente muy bien hoy… buen trabajo… no… "impresionante" trabajo.
Se asustó un poco al ver como Jinx abría uno de sus ojos y la observaba con este con atención mientras una sonrisa pícara se formaba en su rostro.
Estaba despierta y veía con gusto como la oficial parecía avergonzarse cada vez más en su lado de la cama a medida que los segundos pasaban.
— ¡Lo sé!— comentó con soberbia y gracia— ¡Soy demasiado genial también! Te lo dije ¿No es así? Solo una verdadera mente maestra puede lograr lo que yo hice.
Caitlyn se llevó una mano al rostro y se cubrió con esta mientras se acomodaba en la cama. No podía creer que al final de todo había terminado haciendo algo que ahora consideraba sumamente estúpido.
—Te lo dije ¿No? Te lo dije.
—Ah… si, mencionaste algo así.
—Y ahora sabes que es cierto ¿Verdad?
—…
—¡¿Verdad?! Sabes que soy una mente superior… considérame un villano de elite… ¡Hazme una estatua!
—Dios… solo duérmete de una buena vez.
—Vamos, vamos ¿A cuántos villanos de tu cochina ciudad le has dicho que eran increíbles? ¿Ah? ¡Totalmente exhausta! ¡En la cama! "Eres increíble".
—… creí haber dicho "impresionante"… pero… sí… ciertamente es una escena… inusual.
— ¡Única! Debo ser la única ¡Soy única! Lo sabes, mientras más rápido lo admitas mejor para ti.
— ¿No estabas realmente cansada? ¿Tanto que te "morías" del cansancio?
—Estoy cansada como nunca en mi vida ¡Y sin embargo…! Soy increíble ¡No! ¡No! ¡Soy impresionante! ¿No es así, Keilin?
—…
— ¡Vamos! ¡Dilo una vez más! ¡¿No crees que soy impresionante?!
—…ya me dormí, no molestes.
— ¡Oh, por favor! Una vez más y te dejo dormir en paz.
—No.
—¡Por fis! Yo también estoy cansada ¡Ya viste el "impresionante" trabajo que hice ¡Y que estoy haciendo aun! Merezco descansar y lo sabes.
—Entonces duérmete de una buena vez.
—Lo hare si me dices que soy impresionante de nuevo.
Jinx vio como la chica ahora ubicaba uno de sus brazos en su rostro y se perfilaba al techo, concentrándose en ignorarla. Tenía otros planes para ella así que comenzó a picarla con su dedo en la mejilla hasta que finalmente la chica giró un poco su rostro y la observó con uno de sus ojos azules.
—Creo que se me movió la venda del brazo— comentó de forma cómoda en su lugar.
—No es cierto.
—No, no es cierto, solo quiero que me digas que soy impresionante.
—Prefiero morir— dijo, repitiendo la misma frase de Jinx respecto a limpiarse las heridas que seguramente hubieran causado lo mismo.
Jinx rio ante el comentario y volvió a acomodarse en su almohada, pero ya con el rostro perfilado por completo hacia la dueña de casa.
Por más que la otra chica le había dado material para molestarla de por vida, era cierto que seguía sintiéndose agotada y comenzó a sentir el sueño invadiéndola de nuevo.
Sin embargo su sonrisa se volvió a ensanchar cuando escuchó, apenas, como la oficial no podía con ella misma nuevamente.
—Quizás… tú me dejaste… solo un poco… impresionada.
