Capítulo 37
-El mejor espectáculo-
-Donde los fugitivos están controlando la noche-
Siempre le había gustado juntarse a hablar con sus compañeros políticos. Aun cuando sus ideas eran diferente a lo de los demás, no dejaba de ser para él una experiencia grata donde podía apreciar el punto de vista ajeno, creciendo en ese proceso también.
Sin embargo, ese día todo parecía ser que él tenía la delantera a cualquier pensamiento que pudiera ir en su contra.
Sabía que luego del acto y la conferencia que daría hoy, todos estarían de acuerdo, y la luz verde para avanzar con las torretas en Zaun, seria absoluta.
Llegaron a la zona, donde, atípicamente, estaba concurrida de gente, varios de ellos con traje, y las enormes cámaras y cables para el evento ya estaban en todos los lugares.
Se bajó siendo escoltado por dos de sus hombres. A lo lejos pudo visualizar a más de estos con una chica de sombrero vistoso. Sonrió al reconocerla y verla trabajar tan bien con los demás.
Pensó que con el tiempo, no solo ella, sino el resto de la policía de Piltover, verían lo productivo y bien presentados que eran los trajes oscuros de los D2 y todos, al mismo tiempo y a juego, estarían usándolos.
—Puntual como siempre, señor— fue el modo de saludar de Caitlyn cuando este se juntó con los demás encargados ese día.
—No hay que hacer esperar a nadie ¿No es así?— preguntó mientras se acomodaba las mangas de la camisa y finalmente le daba unos toques a su saco— ¿Todo en orden?
—A decir verdad… casi— confesó Caitlyn quien pidió la compañía de dos agentes D2 con ella— me preocupa la zona de la mina baja, esta inhabitada y sin movimientos, pero aun así prefiero que por lo menos un grupo vigile esa parte.
Marangoni conocía bien la torreta 5 y sus inmediaciones, todo estaba bien calculado al momento de la instalación y sus edificaciones.
Siempre había querido construir ya sobre las estructuras de las minas, pero solo habían podido utilizar la parte superior y luego edificaron la torreta rodeando uno de los más grande cráteres que la mina había conseguido. Sin embargo, detrás de esta, había otros cráteres con sus túneles aun con mayor profundidad, que por la peligrosidad de que colapsara y lo inútil que sería asegurar la zona, no se tuvo en cuenta.
La torreta 5 era quizás la más grande de todas las demás, y un gran orgullo para la ingeniería y tecnología de la época, y aun así tenía tanto potencial de expansión que hacia dudar hasta el mismísimo Marangoni sobre el día que tocara hundirlo todo.
—Estoy de acuerdo respecto a la seguridad en las minas, pero en la central, no hay necesidad de mandar hombres a las demás— comentó uno de los capitanes D2, pero el político levantó una de sus manos para que este guardara silencio.
—Si la sheriff, que todo este tiempo ha mantenido a esta ciudad a salvo, dice que cierta zona necesita más seguridad… necesita más seguridad— aclaró logrando que la mujer sonriera de lado.
—Sí, señor, dispondré de inmediato dos grupos que patrullen esa área.
—Perfecto— contestó con autoridad la oficial y vieron como el capitán se retiraba.
—Hablaba en serio con respecto a estar del mismo lado, sheriff— le aseguró el hombre y encantado vio como la chica asentía también a lo dicho.
La había estado vigilando, por supuesto, y había comportamientos extraños en ella, pero no tardó en adjudicarlo al de una mujer desesperada por ocultar su condición de adicta. Las repentinas desapariciones de su despacho, las escapadas, todo para reaparecer más dócil y predispuesta que nunca.
Un peón perfecto al que cada vez daba más gusto ver.
Ante tal mejoría había tratado de persuadir a los demás de los planes que se tenía para con la mujer, pero solo había logrado un pequeño "recuento" en la situación. Estaba totalmente convencido, aun así, de que si ella veían en lo que habían logrado convertir a Caitlyn, cederían a su favor.
"Aparte… una pieza tan preciosa como valiosa…"
—Señor, será mejor que se reúna ahora con el equipo de trasmisión, saldrá en vivo en pocos minutos— comentó una de sus asistentes.
—Por supuesto, si me disculpan, caballeros— se despidió a sus hombres y luego miró a Caitlyn— señorita.
La chica dio un nuevo asentimiento y el hombre finalmente partió.
Escuchó las indicaciones de su asistente, saludó a una que otra persona que se acercaron a él en el camino y ya ahora ya estaba frente a un montón de micrófonos, en un podio de madera para comenzar a decir las tan esperadas palabras por todo.
—Siempre pensando en el mañana— comenzó, como una de las frases más conocidas para la ciudad— hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy, y al que le sigue a ese día, aún más brillantes para todos.
Los aplausos de entre la gente no se hicieron esperar, podía ver entre la muchedumbre no solo a los de clase alta, sino también aquellos pobres cuyo programa estaba destinado, también reconociéndolo y vitoreándolo.
Sonrió porque pese a todo aún tenía razón. Eran como animales sin inteligencia, aplaudiendo porque que se le ofrecía comida que no sabía que estaba envenenando.
—Muchos son los proyectos en los que estamos trabajando, pero ninguno tan importante como en el que estamos hoy. Las torretas abas-
Un horrible sonido metálico salió de los altavoces, interrumpiendo sus palabras y haciendo que toda la gente a su alrededor se encogiera en malestar.
Miró con mala cara a la gente a cargo, pero estos se encogieron de hombros, revisando y procurando que todo estuviera en orden.
—Mis disculpas, ya saben cómo es esto de los avances, siempre hay esos conocidos "desperfectos técnicos"— comentó logrando algunas risas— como iba diciendo… nuestras torretas abastecedoras han-
Una nueva interferencia le hizo apretar los dientes, molesto aún más al ver que sus queridos invitados también lo sufrían.
Prefirió esperar en el lugar, dándole más segundos a su equipo para solucionar el problema. Sus hombres se tomaron su tiempo pero finalmente le mostraron el pulgar arriba.
—Lo lamento, nuevamente, no sé qué es lo que ocurre— se disculpó ahora sintiéndose algo incómodo— seré breve. Como todos saben, he deseado hace mucho tiempo que todos, en igualdad, gocemos de un hermoso-
—Pene.
La palabra salió clara del altavoz, pero él no la había pronunciado. Miró hacia todos lados y ahora la gente se miraba entre ellos sin comprender.
—Lo lamento, algo malo pasa con el sistema de audio, les aseguro que-
—Quiero un enorme pene...
—¡¿Pero qué demonios sucede?!— se quejó mirando amenazante a su equipo, pero estos ya se encontraban tratando de solucionar el problema a gran velocidad.
—Tengo mi trasero aristócrata tan grande— se siguió escuchando por toda la torreta— que me entran… un kilo de penes.
Sentía que la sangre le hervía en la cabeza y las orejas comenzaban a zumbarle. Miró a sus invitados y los vio con expresiones variadas, la mayoría avergonzados igual que él, otros desconcertados, pero otros riendo ya, sin poder ocultarlo.
Entre los que parecían disfrutar el momento vio a algunos indulgentes, y como una niña entre ellos, sonriendo, les señalaba a los mayores con el dedo índice hacia arriba.
Poco a poco los demás fueron imitando el gesto, mirando algo sobre la cabeza del político. Este se bajó del podio y comenzó a caminar hacia atrás, tratando de vislumbrar lo que le llamaba la atención a todos.
Su cara pasó rápidamente de una expresión furiosa, al desconcierto y luego al pánico.
Jinx estaba sentada entre unos cables que pendían de la torreta, una de sus piernas colgaba de un lado a otro mientras sostenía un micrófono con el que ahora molestaba a todos con sonidos tratando de imitar a un beat box muy malo.
Al sentirse descubierta dejó de hacerlo para verlos, sonriéndoles ampliamente. Todos los medios apuntaban a ella y tenía la atención de quien quisiera.
—No me miren a mí, yo no soy la que quiero penes en mi trasero, de verdad— dijo, señalando al político— pero ya que tengo su atención, les daré algunos anuncios que son mucho muy importantes, y que les va a interesar demasiados a sus propios traseros… independientemente de que le gusten los penes ahí o no, como a cierta persona.
La gente estaban estáticas, solo algunos ya comenzaban a caminar hacia atrás con temor y cuidado. La tensión pendía de un hilo cuando Jinx se puso de pie entre los cables y se aclaró la garganta.
— ¿Saben por qué la gallina cruzó la calle?— preguntó, pero nadie se animaba siquiera a mover un dedo— ¿No? Vamos… ¿Nadie? ¿En serio? Bueno… porque…
Comenzó la chica mientras mostraba un interruptor con un enorme botón rojo.
—Del lado de la vereda de la gallina estaba esta torretitas, y esta torretitas chiquitita, bonita, preciosa de papá, junto con sus dos hermanitas, justo ahora…— comentó lo último antes de presionar el botón— Van a explotar.
La calma de sus palabras contrastó con la gran explosión a sus espaldas.
El político creyó que el tiempo se detenía cuando el sonido de las explosiones lo aturdieron, tirándolo hacia atrás, y haciendo que se arrastre.
A medida que el sonido volvía a su cabeza se aturdía con el caos por las personas, gritos de horror y desesperación mientras todos corrían del lugar.
— ¡Eso es! ¡Gallinas! ¡Crucen esa calle!
Los gritos de Jinx y su risa desquiciada fueron lo último que reprodujeron los parlantes antes de que un nuevo detonante explotara la zona de comunicación.
— ¡Los voy a desplumar a todos a bombazos!
A las explosiones se le sumó el inconfundible sonido de balas, que zumbaban muy cerca de su cabeza.
Comenzó a gritar por ayuda, pero nadie le hacía caso entre la desesperación.
Finalmente sintió que le tomaban del brazo y lo ayudaban a parar. Eran sus agentes, que ya lo sacaban del lugar.
— ¡Por aquí! ¡Rápido!
La voz de Caitlyn lo tranquilizó, y más fue su alivio al ver como la chica, con gran habilidad, los guiaba fuera de esa parte de la torreta.
— ¡Quiero a esos hombres fuera de aquí! ¡Que la ruta principal este libre! ¡Cualquiera que venga hacia aquí, que no esté autorizado, lo quiero reducido! ¡Todo el mundo fuera!
—Mi-mi auto, el chofer…— logró decir entre tartamudeos, y vio como la chica asentía.
Una nueva explosión le cortó el camino, pero la mujer sin perder el tiempo los guio por otro pasillo. Organizó a dos de sus hombres para levantar unas compuertas y en menos de un minuto ya se encontraban en las afueras de las torretas.
El caos era inmenso.
La tierra no dejaba ver nada y el sonido de balas y explosiones lo inundaba todo.
Podía ver algunos coches acelerando para salir de allí cuanto antes, la gente gritando y empujándose, bloqueando la salida.
— ¡Orden en esa puerta! ¡Amenacen a todos con armas si es necesario! ¡Ya! ¡Ya! ¡Quiero la vía libre para hacer correr estos carros! ¡Es la prioridad!
Sus hombres lograron llevarlo hasta su vehículo, el chofer encendió el motor de inmediato.
—Ordenes, Señor— preguntó uno de sus hombres al asegurar el perímetro y permitir que se subiera, Caitlyn llegó a su lado, corroborando que todo estuviera bien también.
—Ha-hagan todo lo que la sheriff diga.
— ¿Señor?
— ¡Con un demonio! ¡Hagan todo lo que diga! ¡No quiero a ningún político o gente de poder muerto!
—Si— asintió Caitlyn de inmediato, y el capitán de D2 asintió también a la orden.
Caitlyn cerró la puerta del vehículo y le dio dos golpes al techo. El conductor pisó el acelerador a fondo y se perdió entre los demás autos que trataban de huir.
—Ordenes… mayor— pidió el agente D2 y Caitlyn sonrió complacida.
A Jinx le daba igual a quien disparar. Para ella todos eran pingüinos, algunos de trajes negros otro de trajes azules, pero pingüinos en fin.
—Este si— disparaba a uno al azar— este no…
Había extrañado el sonido de las explosiones, y solo pensar que aún faltaban las más grandes le hacía desear presionar aquel botón que tenía bien guardado para la ocasión especial de un segundo a otro.
—No, no… debo ser fuerte… ¿Quién come el postre antes del plato principal?— preguntó mientras le sacaba el seguro a una granada y la tiraba contra unas cajas de donde algunos oficiales le disparaban— ¿Quién se limpia el culo y luego va a cagar?
La explosión se dejó escuchar junto con el gritó de los hombres. Jinx les dio la espalda y siguió avanzando por las escaleras abiertas de la torreta.
— ¿Quién… se pone el preservativo luego de acabar? Eso… bueno, supongo que sirve si te olvidaste y tu novia te pregunta y para no tener problemas de inmediato mientes y le muestras las pruebas… pero creo que sería mucho más problemáticos nueve meses desp-
La explosión le dio justo en frente de donde estaba, haciéndola volar varios metros hacia atrás.
Se tocó el estómago y sentía que la cabeza le iba a explotar, pero eso le causo gracia mientras levantaba la miraba y buscaba al responsable del ataque que esta vez ella no había ocasionado.
Un hombre enorme con un grueso casco de metal se abrió paso poco a poco entre el humo y dejo ver un lanzamisiles que no llegaba a opacar su tamaño pero que aun así era considerablemente grande.
—Finalmente…— comentó, poniéndose de pie, cargando a chispitas hasta el máximo de potencia— empezaba a sentirme un poco… ignorada.
Jinx vio como el sujeto apuntaba contra ella y dejó el comentario al aire para tirarse a un lado al tiempo que el lugar donde estaba estallaba.
Comenzó la carrera por un barandal a la derecha hasta llegar a un pasillo.
Unos escombros le cortaron el paso y debió saltar para pasar por sobre ellos, pero el hombre sencillamente volvió a apuntar el lanzamisiles contra este obstáculo para seguir avanzando.
—Si… yo hubiera hecho lo mismo…— comentó mientras se ponía en marcha de vuelta al saber que le seguían el paso de cerca— si tuviera un lanzamisiles… ¡Y si tengo uno ¿Sabes?!
Sintió el sonido del misil silbando al tiempo que lo esquivaba y este daba con parte de la torreta.
Viendo todo el desorden que había ahora en el lugar se lamentó de haber puesto tantos explosivos de inicio.
Recordaba como Caitlyn le había insistido con el término "Explosión controlada" al momento de armar el primer acto, donde ambas tendrían el control suficiente para maniobrar pese al estado de caos.
"No existen en realidad las "explosiones controladas". No las mías por lo menos" recordaba haberle dicho, pero también recordaba la contundente respuesta que la otra le dio.
"Pues ahora no son solo tuyas ¿No es así?"
Jinx recordaba bien el camino. Dos pisos más arriban por la escalera abierta de metal y estaría cerca del detonante.
Activó uno de los explosivos un piso después, lo que la ayudó a darse tiempo con el insistente cazador que la seguía.
Reconoció el lugar al llegar y se dio vuelta, esperando al hombre, pero este no subió detrás de ella.
Por varios segundos lo esperó pero nada pasaba, hasta que sintió el peso de algo cayendo a sus espaldas.
—Agh… detesto cuando la gente no sigue el guio ¿No leíste el libreto, idiota?— le preguntó comenzando a caminar hacia atrás, mientras el gigantesco hombre se le acercaba amenazante— . .escalera— puntualizó mientras sacaba a chispitas y le disparaba, ocasionando nada— mierda…
Sabía que las cosas saldrían mal pero sacó su lanzacohetes y rápidamente disparó contra él.
El hombre vio el arma, reconociendo de inmediato el daño que podría recibir de esta, y se cubrió con uno de sus brazos.
Jinx aprovechó que no la veía para correr en dirección hacia él y deslizar por debajo de sus piernas, logrando estar en una posición que prefería.
Ahora el sujeto tenía destruidas sus ropas y el casco presentaba una grieta, pero se seguía mostrando entero y, por la mirada que Jinx logró percibir, furioso de haber recibido ese daño.
La tiradora analizó la situación, y descubrió que necesitaba que su blanco se moviera unos cuantos pasos hacia atrás. No lo pensó más, apunto de nuevo el lanzacohetes y disparó contra él.
—Dios, no puedo creer lo duro que eres—comentó luego de tantos ataques, viendo como solo lograba hacerlo retroceder y cubrirse, pero sin ocasionarle gran daño.
Solo le faltaban unos cuantos pasos más, calculaba que por lo menos un ataque más, pero al tirar el gatillo, nada salió.
Se había quedado sin municiones.
— ¡No mana! ¡No mana!— gritó frustrada, mientras buscaba recargar el arma— ¡Espera! ¡Por favor! ¡No te muevas! ¡Solo unos segundos!— pidió, temiendo que su blanco se aproximara.
El hombre vio a la chica en aprietos y tomó su oportunidad, alzando el lanzamisiles contra ella, pero antes de que pudiera disparar un gran impacto le pegó el hombro.
Debía tratarse de una bala, pero no estaba seguro, trató de identificar quien era el tirador pero no pudo distinguirlo entre el fuego que comenzaba a crecer y el humo.
Dos tiros más, fuertes, le golpearon el pecho, y con temor levantó un brazo para cubrirse mientras retrocedía y se posicionaba mejor.
Jinx vio el retroceso y dejó de luchar con su lanzacohetes, buscando entre sus bolsillos uno de los tantos detonantes que tenía, encontrando varios de forma rectangular con botones amarillos.
—Agh… no se cual es… a ver ¿Este?— presionó uno, pero nada paso— ¿O quizás este?... no, este de seguro.
El sujeto la vio ignorándolo y su ira creció. Trató de nuevo de buscar al tirador, pero al parecer este con sus ataques habían desapareció por completo.
— ¿Este?... no… este tampoco.
La voz de Jinx le hizo apretar la mandíbula, y levantó de nuevo el lanzamisiles, apoyando bien el pie derecho para soportar el impulso cuando algo explotó arriba de su cabeza.
No supo que se trataba, pero la explosión derrumbo la pared al lado suyo y un pesado andamio de metal lo golpeo al costado, haciendo que cayera al vacío de la profundidad de la mina.
—Ah… ese era.
Se reincorporó y buscó por la torreta, pero no pudo dar con quien buscaba. Se sacudió el polvo y se puso en marcha, sabía que aun la estaban acechando.
Levantó una mano y con ella el dedo de en medio, que sabía que por lo menos si ella no la podía ver era seguro que la otra si, y siguió avanzando mientras recordaba sus palabras, que ahora como en ese momento, le molestaban enormemente.
"Ahora son "nuestras" explosiones"
Loretta había visto desde su lugar como su compañero caía y golpeaba entre unas vigas, varios niveles abajo. Se quedó esperando, viendo el enorme cuerpo del sujeto con sus ojos prismáticos y comprobó como este se ponía de pie, retirándose los restos del casco ahora roto y mostrando finalmente su rostro.
Ya comprobado que su compañero estaba bien, se daba cuenta que no tenía sentido esperar a que subiera de nuevo, perderían a su presa, como tantas otras veces, y no era su intención.
Dos brazos de metal, cuyos dedos se agudizaban como sable, salieron de su espalda y la ayudaron a escalar por la pared de metal hasta llegar al piso donde había visto por ultimo a Jinx. Sin embargo, la chica ya no estaba allí.
Sus ojos se pusieron en naranja y comenzaron a rastrear la zona, hasta que algunos pisos más arriba, encontraron lo que buscaba.
Jinx se había bajado el pantalón y le mostraba su trasero, moviéndolo de un lado a otro, hasta dándose una nalgada ella misma, para luego girar su rostro y sacarle la lengua mientras hacia otras señas infantiles con sus manos a ambos lados de su rostro.
Se sintió asqueada de saber que tenía que tratar con un ser tan vulgar como infantil y se juró para ella misma que acabaría con ese asunto sin que pasara un solo día mas.
Jinx desapareció de su vista y la mujer inmediatamente escaló hacia donde estaba. Al llegar no la pudo encontrar, y agudizó sus oídos mejorados para dar con ella.
"Hay un hombre atrapado entre los escombros"
"Agua, agua, necesitamos agua aquí"
"No hay tiempo, quien sabe lo que está loca le hizo a la torreta, no podemos salvarla, evacuamos"
"Dieron ordenes de evacuar las demás también, todo ¡Todo!"
Las voces de los oficiales en las cercanías le impedían encontrar lo que buscaban, pero su frustración hacia ellos fue cuando uno le apuntó con el arma, creyéndola una amenaza.
—Por favor— comentó, clavando una de sus brazos en el hombro del sujeto, lanzándolo a un costado para que ya no le estorbara.
"Tu ponte aquí, y tu aquí, y siéntate aquí… esto va a ser divertido"
Identificó la voz que quería entre todas y se puso en marcha. Tuvo que dejar el cielo abierto de la torreta para entrar a los pasillos internos, hasta abrirse paso entre unos pasillos destruidos, finalmente encontró la sala donde la voz salía y entró sin pensarlo en la oscuridad.
Activó su visión nocturna, pero antes de poder rastrar algo las luces se encendieron, haciendo que sus ojos dolieran, y se viera obligada a cubrir el rostro.
Sacó todo su arsenal de inmediato, creyendo que había caído en una trampa, pero al ver se descubrió en una sala de conferencia, abandonada y destruida. Pudo ver en unas sillas a lado derecho a las armas de Jinx sobre ellas, cada una ocupando un lugar, y a su dueña a un lado de estas, acomodándose unos enormes guantes marrones, que a simple vista parecían de boxeo.
—Bien, el público ya hizo sus apuestas… y lamento desilusionarte… no eres la favorita.
No entendía porque la chica creía que tenía una oportunidad contra ella de ese modo, pero no se molestó tampoco en analizarlo mucho, su objetivo parecía calentar en su lugar, con saltos y golpes al aire.
—Soy rápida… no, no, más que rápida, soy veloz… no, no más que eso— comenzó a decir mientras le mostraba sus movimientos— soy más rápida que el sonido, que la luz, que una persona con diarrea apurándose a llegar a su casa luego de estar viajando en el bus por 2 horas ¡Yo soy el rayo!
Con el ultimo gritó Jinx se tiró contra ella, dando dos golpes que pudo esquivar con cierta facilidad, aunque ahora comprobando que la chica tenía razón, era curiosamente veloz y sus movimientos no estaban mal.
Aun sentía que no podría usar sus ojos mejorados por el daño que estos habían recibido de lleno por los reflectores, pero no los necesitaba si podía ver tan bien a la chica.
Trató de que su esqueleto se agrandara, pero al hacerlo su cabeza golpeo con el techo, dándose cuenta que la sala no era tan alta, y los objetos en ella, aunque pocos, le habían reducido bastante la capacidad para pelear.
Jinx había aprovechado bien esto, logrando golpearla un par de veces, pero no sentía el daño, viendo que, aunque la chica era rápida, la fuerza de sus golpes no la acompañaban.
Se preparó para un nuevo round, pero esta vez pudo leer bien a su rival, que logró golpear con su puño parte de su esqueleto, pero no pudo esquivar el azote de uno de sus brazos.
Vio con gusto como la chica pegaba contra un pizarrón de pie y lo destruía, cayendo sin gracia al suelo.
—Eso… eso seguro me quita puntos— escuchó decir mientras la tiradora se ponía de pie.
Había perdido uno de los guantes y parecía buscarlo en el suelo, pero al no encontrarlo, sencillamente levantó los brazos, poniéndose en guardia nuevamente.
— ¡Vamos! ¡Vamos! No podemos desilusionar al público ¡Esto es peso pluma, señora y señores!
Atacó a la chica con fuerza, tratando de apuñalarla con sus brazos mejorados, pero era rápida, aun así fue sometida a varios de sus golpes, y cuando creyó que ya la tenía, apuntó a su pecho, afilando una de sus extremidades izquierdas.
El sonido del disparo invadió la sala al tiempo que su brazo caía al suelo. Su articulación había sido destruida por completo.
Miró su extremidad y pudo ver el agujero junto con la bala, la analizó y descubrió que se trataba de la misma que había dado fin a su compañero canino.
Dirigió su vista a la puerta e identificó al tirador junto con su arma.
Caitlyn dejó de apuntarle y bajó su franco, adentrándose a la sala, cerrando la puerta detrás de ella, con su llave, para luego tirarla a un costado.
La estaba encerrando junto con ambas.
—Y esto se convirtió en un trio— comentó Jinx, que había aprovechado la intromisión para alejarse de sus ataques y ubicarse a un lado de la habitación.
—Ya me vio, así que sabes lo que eso significa— comentó Caitlyn.
—Sí, sí, es como cuando robas un banco y está tu vecino, George, allí, y te reconoce pese a la máscara y el muy idiota dice "Pero si eres Brian ¿Me recuerdas? Tu mamá y mi mamá solían hornear galletas juntas". ¿Qué se supone que hagas? ¿Decirle "Ah, George, me acuerdo bien de ti, como esta doña Norma"? ¡Claro que no, idiota, estas robando el banco!
—Para términos generales, sí.
— ¡Tendrás que matarlo para que no te delate! ¡Nunca le digas a un criminal que le reconoces! ¡Dios!
—Y por eso… será mejor que no salga con vida de aquí ¿Entendido?
—Yo sí, no se ella ¿Entendiste lo que pasa aquí, fideos metálicos?
Loretta no perdió de vista a Caitlyn, que por alguna razón que desconocía, estaba dejando su rifle de lado para levantar algo del suelo, el guante que Jinx había tirado, y ahora se lo ponía en su mano derecha.
—Uy ¿Sabes pelear?— se interesó Jinx al otro lado, haciendo algunos movimientos de boxeo, burlándose de Caitlyn.
—Sabes que si— le aseguró la otra, haciéndola reír.
—Oh… yo sé que sí.
La cazadora tenía en claro que ahora, la sheriff de Piltover dejaba en evidencia de qué lado estaba, y como tal, ahora también era su enemiga y de la organización para la que trabajaba.
No tenía ninguna orden respecto a ella, su único objetivo era Jinx, pero dada a como estaban las cosas, parecía que tendría que eliminar a ambas.
Desplegó sus demás extremidades y se preparó para ser atacada, pues las chicas no le habían dado más tiempo para nada más.
Jinx era la que más le causaba problemas, era realmente rápida y sus golpes tenían cierta técnica que la oficial no manejaba. Caitlyn parecía simplemente limitarse a golpearla solo cuando estaba ocupada atacando a la otra, pero era un objetivo fácil de atacar.
Creía que habría terminado con ambas en solo segundos, pero el horrible lugar donde se desenvolvían hacia que sus extremidades golpearan en el techo o las paredes, evitando demostrar todo su potencial.
Podrían estar así por horas, y eso le convenía, la carne humana se cansaba, ella no, y comenzaba a notarlo en sus adversarias.
—¡Cuidado!
Pero Jinx no pudo evitar el golpe de costado que la envió a volar al otro lado de la habitación.
No perdió el tiempo y se perfilo a Caitlyn, eliminar a una primero para luego encargarse de la otra.
La vio traspirando y con la respiración agitada, pudo esquivar sus dos primeros ataques, pero al tercero logró agarrar con una de sus manos metálica la cabeza de la sheriff y levantarla aun pese a los intentos de la chica por evitarlo.
La sintió gritar mientras aplicaba fuerza, llegando a la suficiente para romperle el cráneo, cuando Jinx se le colgó de la espalda y comenzó a darle golpes, pero no eran suficiente para detenerla.
— ¡Comete un rayo!
Sintió la pistola en su cien, pero en vez de una bala, fue una tormentosa descarga la que le hizo retorcerse, tirando a Caitlyn a un lado con fuerza, para luego tomar a Jinx y lanzarla también, mientras ahora se tomaba la cabeza y algo le decía que estaba terriblemente mal.
Comenzó a tirar golpes a un lado y al otro, mientras su mente se organizaba, con el afán de que ninguna de sus rivales se acercara a ella.
Poco a poco el daño de la descarga comenzó a quedar atrás y ya se sentía lista para terminar con sus enemigas, cuando no las encontró en la sala a simple vista.
Con solo buscar un poco encontró a Caitlyn pasando de un lado a otro de la habitación, para reunirse con el cuerpo de Jinx y arrastrarla hasta lo que quedaba de una mesa de metal, tirándola a un lado para esconderse detrás de esta.
"¡Jinx!"
"¡¿Qué?!"
"¡Hazlo!"
"¡Eso intento!"
Reconocía las voces detrás de la mesa, y ahora podía ver como la cabeza de ambas se asomaban para verla.
"Viene hacia aquí, idiota ¡Rápido!"
"¡No me apures! ¡Sabes que las personas pueden llegar a no funcionar bien bajo presión!"
"¡Solo hazlo!"
Sintió que todo en ella estaba bien, y que era capaz de acabar con ambas ahora, y con eso en mente comenzó a caminar hacia allí.
"¡Jinx, hazlo antes de que se dé cuenta de las bombas!"
"No se dio cuenta que se las estuvimos poniendo todo este tiempo, no se dará cuenta ahora!… agh, eso sonó mal"
"¡Déjate de estupideces y explota esa cosa antes de que nos mate!"
Las palabras le llamaron la atención al tiempo de que vio el brillo de algo debajo de sus ojos. Al bajar la mirada comprobó que su esqueleto estaba repletos de pequeñas esferas de metal. Realizó el análisis con sus ojos y de inmediato todo se puso en rojo, alertándola del peligro.
"¡Hazlo, Jinx!"
Loretta dio rápidamente un par de pasos hacia ellas, sin saber que más hacer, al tiempo de que una enorme explosión le destruía el abdomen y su cerebro se veía corrompido de una forma tan desgarradora como nunca antes había sentido.
Su sistema luchaba ahora por mantenerse, pero todo le indicaba la falla determinante. Su rostro estaba perfilado a un lado y solo pudo ver lo que le parecían un par de botas acercándose a donde su cabeza estaba, para luego sentir una pausa y ser aplastada hasta su destrucción.
—Te dije que organizaras mejor tus detonadores y… cosas— se quejó Caitlyn saliendo de su escondite detrás de la mesa.
—Yo… te daré la razón en esta ocasión— confesó la otra volviendo a pisar con fuerza la cabeza del cazador, totalmente eliminado.
— ¿De verdad?
—Bueno, en mi defensa ¡Este lugar es enorme!
—Y aun no se viene abajo…
Jinx miró a su compañera, quien parecía haber interrumpido su hablar para tocarse el estómago.
— ¿Estas bien?
— ¿Por qué? ¿Estas preocupada?— se burló la oficial, alcanzándola en la habitación.
Ambas estaban sucias y traspiradas, aun se recuperaban de la batalla con el cazador y ahora tenían un pequeño momento en reparar en sus heridas.
Por respuesta Jinx se sacó el guante, dejándolo caer a un lado, y se puso en guardia con una posición de boxeo, golpeando amistosamente el hombro de Caitlyn dos veces.
—Tu defensa es terrible.
—Ah, si… me lo dijeron un par de veces ¿Pero sabes? Resulta que rara vez debes defenderte a golpes cuando llevas un rifle.
— ¿Esa es tu excusa? Yo también llevo armas y no recibe ¿Cómo qué? 800 golpes de esa cosa.
— ¡¿800 golpes, Jinx?!
—… te he dicho, como un millón de veces, que no me digas que soy exagerada.
—No recibí tantos golpes.
—Te ves como si hubieras recibido cientos.
—Tú te ves peor.
—Oye… estoy haciendo dieta… es un tema delicado para mí.
Caitlyn tomó su rifle y se lo puso al hombro, quedando a tres pasos de la puerta que ella había cerrado con llave, la cual sería imposible de encontrar entre el desastre del lugar.
—Por cierto… no te pedí tu ayuda— confesó la de Zaun caminando hasta ponerse a su lado.
Caitlyn negó con la cabeza, pero terminó sonriendo.
—De nada.
Ambas caminaron deprisa, al mismo tiempo, para dar una fuerte patada a la puerta y hacer que esta cediera, encontrándose nuevamente con el caos en la torreta.
—Ya casi no quedan personas aquí, evacuare a los que restan a medida que baje— anunció Caitlyn mientras caminaba con Jinx por el pasillo hacia los exteriores.
—Yo debo subir y acomodar unos explosivos en la zona este de los pisos superiores.
— ¿Por qué? Los explosivos de abajo derrumbaran todo, no es necesario tanta atención en la punta con esta estructura. Me preocupa que no tengas tiempo para-
— ¿Te preocupa?— preguntó fingiendo un tono encantador.
—Jinx…
—Solo, de verdad, quiero hacer esto a mi modo ¿De acuerdo? ¿Puedo? ¿Mami?
—Haz lo que quieras… evacuare a todos y luego esperare a que salgas para activar el detonante final… recuerda que no es como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
—Calcula 5 minutos y aprieta ese botón.
— ¿De verdad te basta con 5 minutos?
—Si no me basta, yo no apretare mi botón.
—No ¡No! Eso no fue lo que acordamos. Detonaríamos los explosivos juntas, no cuando tú quisieras.
—Entonces calcula 5 minutos y aprieta el botón, yo calculare 5 minutos y apretare el mío ¡Apretemos botones juntas! Solo que separas… pero al mismo tiempo… es como ¿Nunca has tenido sexo telefónico?
—Te quiero fuera de la torreta cuando detone mi parte— aclaró Caitlyn, deteniéndose en la bifurcación del pasillo.
— ¿Vas a elegir este momento para ponerte romántica? ¿Es porque dije la palabra "sexo"? Puedo cambiarla para no excitarte tanto, a ver… ¿Nunca hiciste el amor por llamada?— bromeó, pero al mirarla la vio seria y concentrada en su respuesta— ¿Nunca? Mira, si nadie te quiere, existen estas líneas… líneas calientes se llaman. Las personas que atienden tienen todo tipo de voces, escoge la que mejor te haga sentir.
—Jinx…
—Tengo una conocida que por tu número de tarjeta de crédito te llama senpai y hace sonidos de "uwu"… a mí no me convence, pero tú eres rara ¿No es así?
Una nueva explosión hizo temblar el lugar. Algunos gritos se escucharon en las afuera, y Caitlyn reconoció las sirenas de otras unidades llegando al lugar.
Miró a Jinx de vuelta y pudo notar que ambas sbian que les quedaba poco tiempo. Se acomodó de nuevo el rifle y miró hacia los pisos de la torreta, viendo a sus hombres tratando de salvar a un grupo que estaban atorados en otro sector.
—Hagamos esto— comentó, encarando por la derecha, hacia donde bajar para asistir a sus hombres.
— ¡Sí, señor!— se burló Jinx, dándole la espalda y caminando en sentido contrario, donde quedaban las escaleras.
La de Zaun comenzó a subir algunos peldaños, cuando notó que este era el final del acuerdo. Se detuvo e instintivamente se dio vuelta, pensando en un comentario sarcástico e irónico que hacerle a Caitlyn, cuando vio su espalda, alejándose, sin detenerse.
Iba a darse la vuelta para seguir con sus asuntos, pero entonces Caitlyn se detuvo y también giró, perfilándose un poco de lado para verla.
Un sentimiento extraño le invadió la garganta y luego lo sintió en el estómago, pero luchó por ignorarlo, al tiempo que vio como la oficial le sonreía de lado y volvió a darle la espalda para desaparecer escalera abajo.
—Que rara es…— comentó, desagradándole todo lo sentía de repente, y agarrando con su mano el barandal para seguir subiendo.
Llegó dos pisos más arriba y sacó de su bolsillo el interruptor principal. Lo miró mientras caminaba hasta el nuevo segmentó de la torreta, pero al pasar al lado de un pasillo sintió una presencia extraña.
Tardó solo un poco, pero el tiempo suficiente, para no poder esquivar el golpe que la envió de nuevo a las escaleras, agarrándose con fuerza de la reja de seguridad para no caer.
El interruptor se había desprendido de su mano y lo vio atorado en una lámina de hierro a varios metros debajo de donde estaba ahora.
Volvió su vista justo a tiempo para esquivar un puñetazo pesado que destruyó el segmento de la escalera en donde se encontraba.
Por más que ahora no llevaba la máscara que le cubría el rostro, Jinx podía reconocer al enorme sujeto como el cazador que tantos problemas le ocasionaba.
—Tú… sí que eres feo— comentó al ver lo desfigurado de su rostro, con ojos diferentes, como si hubieran experimentado con él. Le faltaba la mitad de la mandíbula, la cual había sido remplazada con una prótesis de bronces mal fundido.
El hombre no la esperó más, lanzando dos puñetazos en donde se encontraba, aplastando el aceró con cierta facilidad mientras Jinx saltaba de un lado a otro.
Se concentró en el interruptor, y tomó un gran impulso para llegar a la lámina donde quedaba. Lamentablemente para ella, el cazador salto también, agarrándola y haciendo que la lámina se rompiera, tirándolo a ambos al fondo de la mina.
Lo único que pudo hacer Jinx fue presionar el botón.
Vi pudo doblar la viga y hacer lugar para que dos de sus compañeros pasaran a la zona segura, pero había 3 hombres aun atorados en un segmentos en el piso de arriba, sin posibilidad de moverse ni a un lado ni a otro.
Las cosas se ponían peor, el fuego ya comenzaba a sofocarlos a todos, no solo dificultándoles respirar, sino también pensar.
Vio una lámina que podía romper, quizás si la lograba bajar, los hombres atrapados podrían usarla como rampa al siguiente piso y poder escapar así.
El problema se presentó en la distancia hasta esa zona, no llegaría y no veía ninguna forma de alcanzarla.
Busco a su alrededor y encontró algunos objetos con los cuales poder lanzar, intentando así romper las vigas o las láminas de modo que estas cayeran, pero solo atinó a apuntar antes de lanzar, pues con un certero disparo, la viga cedió, haciendo que el segmento del pasillo cayera, y como ella había pensado, ahora los hombres tenían una rampa para escapar.
—Bien pensando.
— ¡Caitlyn!— la llamó al verla subida en unas máquinas, a pocos metros de donde estaba.
Se acercó a ella y extendió sus manos para ayudarla a bajar de ese lugar, su compañera aceptó la ayuda y ya se tenían la una a la otra en frente ahora.
— ¿Están todos fuera?— preguntó mientras se apuraba a salir del lugar.
—Creo que ellos eran los últimos.
—Bien… salgamos de aquí.
—Por supuesto.
Caminó deprisa y vio con gusto como todo estaba despejado para ambas. El trabajo estaba hecho y solo debían abandonar el lugar antes de que sea muy tarde.
—La gente de la villa también evacuó, hay algunos cuantos heridos, pero para lo que suele ser cuando… ¿Caitlyn?
Vi interrumpió sus palabras al ver que la otra no la seguía, miró hacia atrás y la vio contemplando lo alto de la torreta desde el barandal del pasillo que deba a los interiores.
— ¿Qué haces?
—Solo… de verdad me aseguro que no queda nadie adentro.
— ¿Arriba? De ninguna forma ¡Este lugar va a caerse! ¡Vámonos!
Caitlyn asintió y comenzó a correr a su lado. Sabía que ya habían pasado más de 5 minutos. No podía ver a Jinx por ninguna parte, pero tampoco habían quedado en que debían buscarse luego.
Temía por la seguridad de la otra, y no quería dejarle la gran responsabilidad de ser ella quien detone por último la estructura.
Se vio sin salida y terminó por dejarle esa victoria a Jinx.
Buscó en su bolsillo el detonador y lo apretó sin darle más vuelta al asunto.
Para su sorpresa, los explosivos se detonaron al instante, comenzando por la zona más alta de la torreta.
Caitlyn detuvo su marcha y miró incrédula hacia atrás. Sabía cómo funcionaban los explosivos finales, comenzarían arriba y seguirían su camino con poco tiempo hasta la parte más baja. Las tres torretas al mismo tiempo, por lo que ella no solo había activado la que estaban dejando atrás, sino las demás de las ciudades.
— ¡Maldita sea! ¡¿Cuántos explosivos puso esa infeliz?!— se quejó Vi, viendo como parte de la torreta caía, sin darle descanso para que el siguiente segmente de repente explotara también— ¡Caitlyn!
Al escuchar su nombre la chica retomó la marcha, buscando sin sentido a Jinx por los alrededores.
Se juntó con sus hombres, a medida que se acercaban a un perímetro seguro, pero no podía sentirse ahora más intranquila.
— ¡Las minas también son un peligro!
— ¡¿Qué?!
— ¡Están explotando también las minas! ¡Debemos agrandar el perímetro de peligro!
— ¡Todo el maldito lugar va a bolar!— gritó más fuerte Vi— ¡Evacuen todo el maldito lugar!
—No llegamos a poner explosivos en las minas…
—¡¿Qué?!— preguntó al no entender las palabras de Caitlyn.
— ¡Tu!— gritó Caitlyn viendo al hombre que había registrado ese lugar— ¿Qué dijiste de las minas?
— ¡La están bombardeando!
— ¡Imposible!
—Mayor, lo vi, hay actividad también en las minas ¡No es seguro los niveles bajos tampoco!
—¡¿Estás seguro?!
— ¡Si, mayor!
Caitlyn miró hacia atrás, donde los explosivos del siguiente segmento se detonaron y hacían que gran parte de la torreta cayera.
Cerró los ojos, sintiéndose totalmente frustrada. Sabía que había una posibilidad, una pequeña posibilidad, que no se tratara de lo que pensaba, pero quería aun así quitarla.
— ¡Saca a todos de aquí! ¡Amplia el perímetro y que nadie se acerque! ¡Ahora!— ordenó y sus hombres le obedecieron de inmediato, pero ella les dio la espalda y apuró su paso de nuevo hacia la torreta.
Vi la tomó del brazo con fuerza y la obligó a encararla.
—¡¿Qué crees que haces?! ¡Debemos irnos!
— ¡Necesito volver!
—¡¿Estás loca?! ¡Vas a explotar con todo este maldito lugar! ¡Vámonos!
— ¡Suéltame!
— ¡No!
— ¡Vi! ¡Es una orden!
— ¡Me importa una mierda tus ordenes! ¡Nos vamos!— anuncio y tiró con fuerza del brazo de la chica, pese a la resistencia de esta.
— ¡Suéltame ahora!— gritó dándole un golpe al agarre de la chica, empujándola con fuerza, haciendo que finalmente la soltara.
—Caitlyn, por favor…— suplicó la otra, pero al ver como la sheriff comenzaba a dar unos pasos hacia atrás supo que no la haría cambiar de opinión— no te dejare.
Conocía a Vi, sabía que era verdad. Cuando algo se le metía en la cabeza no lo soltaba, menos si pensaba que estaba en peligro.
Sabía que no podía luchar contra ella tampoco, era aplastantemente más fuerte e iba a arrastrarla afuera de esto si era necesario.
—Necesito… necesito volver, cerciorarme que-
—No vale la pena, morirás— sentenció la de pelo rosa— vámonos… no me obligues a-
—Está bien— la interrumpió de repente, caminando hacia donde la chica estaba. Vi la pudo ver cansada y frustrada, pero acercándose— tienes razón…tienes razón… vámonos… rápido.
—Si— exclamó con un dejo de alivio al saber que ese día terminaría sin más complicaciones.
Esperó a su compañera y esta extendió una mano hasta tocar su hombro, agradeciéndole con ese gesto que la hiciera entrar en razón.
La mano de Caitlyn paso de su hombro a su cuello, donde pudo sentir la piel, le sonrió de cerca, pero era una expresión que Vi conocía bien y que, confundida, no pudo saber lo que pasaba hasta que fue tarde.
—Lo siento.
Sintió las palabras deslizándose de los labios de la sheriff al tiempo que una descarga descomunal salió de sus dedos y la tiraba al suelo.
Caitlyn la vio retorcerse con una expresión de dolor y prefirió desviar su mirada al pequeño aparato aturdidor que le había obsequiado Jinx.
— ¡Ayuda! ¡Aquí!— gritó al ver a su compañera totalmente reducida.
Dos de sus hombres se apresuraron a llegar a su lado y tomar a Vi.
—Sáquenla, y sigan retrocediendo, no sabemos hasta que zona Jinx plantó sus bombas.
—Sí, mayor.
Vio como sus hombres se retiraban, arrastrando a Vi de los hombros y sacudió su cabeza, sabiendo las terribles consecuencia de todo lo que estaba haciendo.
No lo pensó más y volvió a la torreta.
Las explosiones ya llegaban casi a donde estaban, le debían quedar escasos minutos a la zona. Se sacó el rifle y con su mira apuntó a lo bajo del centro de esta, a las minas abandonadas.
—Vamos… vamos…— murmuró registrando zona por zona, hasta que finalmente vio una explosión. Una generada por un lanzacohetes.
Ajusto su mira y pudo ver a Jinx luchando contra el cazador más grande de los 3.
Se retiró el rifle y se inclinó sobre la baranda, apoyando sus manos y gritando con frustración mientras le daba pisotones y sentía que perdía la cabeza.
Luchó porque el sentimiento no la nublara por completo y se esforzó en pensar.
La zona en donde estaba no tardaría en explotar, haga lo que haga, y luego la explosión seguiría hacia abajo, donde la estructura que sostenía lo que quedaba del lugar volaría en pedazos, terminando con todo. Las minas donde ahora se encontraba Jinx terminarían sepultadas también.
Se acomodó el rifle al hombro nuevamente y miro hacia arriba, llevándose ambas manos al rostro, negando con la cabeza. Se rio de ella misma al saber que estaba trataba con fuerza de ignorarlos la parte racional de su mente.
Ya lo había decidido, y para cuando las explosiones llegaron al nivel donde había estado, estas ya no la encontraron allí.
—…y luego le dije "Pero amor, fue algo de una sola vez" ¡De verdad!— gritó Jinx mientras disparaba contra el enorme sujeto, sin encontrarle ningún caso al asunto— nunca había engañado a Pum-pum con un maldito rifle de precisión… ¡Pero se sintió tan bien! Tú me entiendes ¿Verdad? Solo fue una noche… no puedes comparar una noche con toda una vida de relación… ¡Claro que pum-pum es mejor! ¡Le escogería una y mil veces!
El hombre levantó sus puños y trató de aplastar a Jinx, pero esta volvía a escaparse de sus manos.
La tiradora ya no tenía más municiones, así que sacó una pequeña pistola y priorizó las balas.
Había logrado hacerse tiempo, disparando solo cuando era necesario y esquivando las embestidas y golpes del cazador, a sabiendo que cuando este llegara a acertar uno de sus golpes, sería el fin.
Se tropezó con una de las vías de los carriles de construcción y se lastimó las rodillas, apenas se pudo quejar de eso y ya se tuvo que parar para esquivar el siguiente golpe.
Apuntó a la cara del sujeto y disparó un par de veces, pero las balas rebotaban como si se tratara de metal.
—Agh… esto apesta…— se quejó totalmente cansada.
Se distrajo por una nueva explosión en lo alto, en la estructura de la torreta, y pensó que por lo menos estaba siendo acompañada de ese hermoso sonido que tanto le gustaba.
Su atención se posó de repente en un objeto que recorría las escaleras de metal y los pasillos al exterior con cierta rapidez.
—No puede ser… ¡Que idiota es!— se quejó sintiéndose frustrada al tiempo que reconocía a Caitlyn.
La oficial bajaba, saltando y tropezando, de segmentos que aún se mantenían en pie a otros que el desnivel la ayudaba a llegar.
El cazador le exigió de nuevo su atención y volvió a esquivar un par de golpes mientras apuntaba su pistola y le disparaba.
Al quedarse sin balas sencillamente opto por tirarle la pistola, el arma rebotó en la cabeza del sujeto, pero no hizo nada para detener su paso.
—¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!— gritó de forma malcriada, mientras esquivaba otro golpe.
Corrió por el lugar para darse tiempo.
Se trataba de un círculo bastante grande, lleno de elementos de construcción y tierra naranja, los rieles molestaban en el suelo y las salidas estaban bloqueadas de modo que la única forma de salir era por las escaleras a las torreras, que para esa sección de la mina ya no existían.
Buscó a Caitlyn con la mirada y la encontró casi llegando al último nivel bajo. Su respiración se congeló al ver como la estructura donde la chica estaba se caía y la tiraba dos pisos hacia abajo, la oficial había logrado agarrarse de unos cables, pero estos cedieron y la tiraron.
Creyó que se había matado, pero luego la vio sentándose en el lugar, para pararse y retomar su marcha.
—Es el peor trapecista que he visto en mi vida…— se quejó entre risas, pero entonces vio como la oficial le señalaba algo a donde se dirigía.
Siguió la vista y pudo ver uno de los túneles abiertos, estaba oscuro pero quizás podía tratarse de una salida.
El pasillo donde se encontraba Caitlyn era el último antes de llegar al suelo donde se encontraba, ella podía seguir por ese piso hasta llegar a posicionarse en esa entrada. Jinx pensó que podría alcanzarla también, pero aún tenía un gran problema.
El cazador ya la había alcanzado y apenas pudo esquivarlo esta vez.
Corrió mientras tropezaba hasta ese sector, pero lo único que alcanzó fue a chocar con un carro minero que bloqueaba esa salida. Trató de empujarlo pero estaba fuertemente trabado.
Se dio vuelta, apoyando su espalda en el carro, tratando de empujarlo así, logrando moverlo apenas, al tiempo que el cazador ya estaba frente suyo levantando su enorme puño para aplastarla.
— ¡Esta bien! ¡Está bien! ¡Me rindo!— anuncio poniéndose de pie y levantó su manos en alto, logrando con esto que el enorme sujeto se detuviera— ¡Tú ganas! ¡Tú ganas! ¡Pero no me mates aun! No si antes… saberlo.
Jinx había perdido de vista a Caitlyn por lo que suponía que debía estar ya en algún sector arriba de ella.
—Yo conocí a… Batman— dijo finalmente, pero el tipo vio que todo era una broma más y se acercó un par de pasos para terminar con su trabajo— ¡No! ¡No! En serio ¿Crees que hice todo esto sola? ¿Quién crees que mato a peludo amigo? ¿Ah? Fue Batman…
El sujeto sabía que había algo de cierto en eso, pero aun así no quitaba que el objetivo principal era la chica en frente.
— ¿Ah? ¿Te dio curiosidad? Es normal, Batman es alguien muy genial y famoso… aunque, bueno, se trata de una mujer ¿Sabes? Y no es tan genial decir "Oye, conocí a Batgirl" porque bueno, no es tan genial como Batman, no quiero sonar machista, pero otras verdaderas fueron dicha en peor forma ¿Si me entiendes?
Jinx podía ver que al sujeto perdía el interés muy rápido y ya volvía a levantar su puño.
—Espera, espera, por favor, te juro que esto te interesara. De todas formas ya me tienes, es sobre el gran secreto de Batman ¿Quieres saber? Pues sí, todo el mundo sabe cosas muy obvias que son ciertas. Es millonario, tiene una mansión, un pasado misterioso y con eso una aura de misterio también, que estoy convencida que ella cree que es genial y lo hace a propósito. Algunos gadgets, por supuesto, y una mirada y expresión seria hasta la muerte, aunque te concedo que lleva cierto, peculiar y muy extraño encanto… Pero ese no es su mayor secreto, no ¿Quieres saber cuál es?— preguntó y sintió que la muerte estaba a una simple acción del otro tipo— ¡¿Quieres saber cuál es su mayor secreto, maldito armario oxidado lleno de moho?! ¡Pues yo te lo diré!
El tipo iba a gruñir al tiempo que cargaba el golpe pero una figura cayó en frente de Jinx. Tardó en reconocer a Caitlyn mientras esta apoyaba firmemente el pie que adelantaba para apuntarlo con su rifle.
Jinx se abrazó a la espalda de la oficial, su rostro ahora estaba a la par del de Caitlyn y había sacado un brazo a la par de su cintura para mostrarle el dedo de en medio muy alto a su cazador.
— ¡Ella es mía!
El gruñido salió de su boca, lleno de ira, dispuesto a acabar con ambas de un solo puñetazo, no importaba lo que la chica disparara no lo iba a detener, pero lo que salió del rifle no fue una bala sino una red, que redujo su avance mientras impulsaba a ambas chicas hacia atrás, haciéndolas caer en el carro minero, deslizándose ya por los rieles y perdiéndose en la oscuridad del túnel.
El cazador trató de seguir a Jinx, pero solo logró dar dos pasos cuando una enorme viga lo atravesó desde el hombro, clavándolo al suelo, siendo seguida de las estructura de la torreta, la explosión había llegado finalmente al nivel más bajo.
El carro se deslizaba en picada por los rieles a una velocidad impresionante. Solo podían agarrarse con fuerza de los bordes mientras luchaban por mantener sus cuerpos dentro.
Caitlyn podía apenas ver los viejos andamios de madera que sostenían las minas, mientras avanzaban sin control, incapaces de saber cuándo se estrellarían con cualquier cosa ajena de los rieles.
—Vamos a morir ¡Vamos a morir!
— ¡Ha! ¡Ha! ¡Wiiiii!
Las ruedas, degastadas y oxidadas sacaban chispas mientras avanzaban. Sintió que ya no bajaban y solamente iban en horizontal, pero el impulso que traían no había bajado en lo más mínimo.
La oficial trataba de recordar lo que sea de los planos de la mina, pero estaba convencida que ya no se encontraban en donde la torreta había sido edificada, sino en las continuas, y no tenía idea de que tanto se había trabajado en las otras.
Pudo ver una bifurcación unos metros más adelante.
— ¡Dobla a la izquierda!
—¡¿Qué?!
— ¡Toma la izquierda!— le repitió a Jinx.
— ¡Por supuesto! ¡¿Y no quiere también que estacione en la sombra?! ¡¿Crees que estamos conduciendo un vehículo?! ¡¿Ves el manubrio?! ¡¿O si quiera el freno?!
— ¡Jinx la izquierda! ¡Pon tu peso a la izquierda!
— ¡No creo que funcione así!
— ¡Solo hazlo!
Ambas se inclinaron hacia allí y el carro fue capaz con esa inclinación de asegurar el carril izquierdo. Había visto luz de ese lado y quizás eso las sacaría de donde estaba en vez de seguir en las minas.
Pronto ambas vieron que lo que le esperaba era peor que seguir adentro. Salieron al aire libre, en la zona de cañón, como Caitlyn suponía, pero más adelante se acababa el carril y les esperaba un acantilado.
Jinx se tomó sus últimos segundos para mirar a Caitlyn con una expresión aburrida.
—Te odio.
Al terminar las vías, el carro comenzó a temblar en terreno de tierra, hasta que las piedras trabaron las ruedas antes del risco, haciendo que ambas salieran despedidas varios metros.
Jinx trató de mover sus brazos frenéticamente como ave mientras estaba en el aire, pero poco a poco el impulso que llevaba comenzó a bajar. Sonrió al ver que habían logrado solo con eso llegar hasta la meseta en frente del risco, pero su sonrisa desapareció al saber que chocaría con el suelo de esta de todas formas.
—No, no, no, no, no ¡No!— repitió mientras volvía a intentar volar con sus brazos, pero terminó por ponerlos frente de su cara para que esta no recibiera el golpe contra tierra.
Su cuerpo rodo por el terreno, levantando una enorme nube de polvo, hasta que finalmente se detuvo.
El polvo se asentó a su alrededor mientras tenia los labios besando la arcilla naranja, para cuando suspiro y exhaló el aire, una nueva nube de polvo envolvió su rostro.
Le dolía todo el cuerpo y pensó en quedarse en ese lugar por siempre, pero luchó por sentarse. Se quejaba cada vez que movía un musculo hasta que finalmente logró ponerse de pie.
Tenía las rodillas ensangrentadas al igual que otros sectores del cuerpo donde el líquido rojo había mojado el polvo de arcilla.
Miró a su alrededor y se encontró en una parte alta de alguna meseta de los cañones que envolvían esa zona.
Encontró el cuerpo de Caitlyn a uno metros de donde ella había caído y se acercó hasta allí.
—Oye… ¿Batman?
—Agh… cierra la maldita boca de una vez…
Sonrió al saber que estaba con vida y observó como la chica hacía lo propio por poner sus manos en el suelo y así luego sentarse.
Estaba en el mismo estado que ella, llena de golpes de donde la sangre salía y cubierta de polvo.
—La próxima vez… yo elijo donde aparcar— comentó mientras la oficial trataba de limpiarse un poco el rostro.
Le extendió una mano y vio como Caitlyn miraba el gesto, entre cansada y adormecida. Aun así no tardó en extender su propia mano y agarrarla con fuerza.
—Eso es…— exclamó mientras tiraba de la oficial para ponerla en pie.
Sujeto su mano, esperando a que la chica estuviera bien parada por su cuenta y luego le sostuvo la mirada con una sonrisa, viéndola despeinada y con el rostro sucio.
Una explosión a lo lejos le llamó la atención y ambas vieron lo que habían dejado atrás.
La meseta donde estaban se encontraba lejos ya de la civilización, pero desde allí podían ver gran parte de la ciudad, la cual tenían dos lugares donde el humo y el fuego salían. Sin embardo era la torreta 5, de la que acaban de salir, la que más próxima tenían para admirar la destrucción realizada.
Caitlyn se acercó unos pasos y contempló la escena. Jinx se le sumo cuando vio como la chica con cuidado se sentaba de nuevo, para estar más cómoda mientras lo observaba todo.
Metió sus manos en sus bolsillos, recordaba haber traído goma de mascar ya que el polvo en su nariz y boca le molestaba, pero en vez de eso encontró algo duro en ellos. Una tapa de un frasco, el de las drogas de Caitlyn.
El símbolo volvió a llamarle la atención y no pudo evitar preocuparse de repente.
— ¿Sabes?— habló Caitlyn llamando su atención, haciendo que escondiera nuevamente la tapa en su bolsillo— creo que te entiendo ahora un poco.
— ¿Ah sí?— preguntó, llegando a su lado y sentándose también.
—Si… las explosiones… tienen cierto encanto.
—Yo sé— comentó complacida, mientras ahora también se divertía viendo el humo y los ruidos lejanos de las explosiones— lo hice muy bien.
—Sí, realmente destructivo… bien hecho.
—Oye, no te quites merito, tú también estuviste… no tan terrible.
— ¿De verdad?— bromeo Caitlyn inclinando su rostro para poder verla.
—Sí, si… eso de los guantes y poner las pequeñas bombas para disimular pegar pero en realidad dejar los imanes… fue listo.
—Me preocupaba que no fueran lo suficientemente potente.
— ¿Qué? No la viste ¡Le desintegramos el abdomen! Conozco trabajos de liposucción peores hechos— comentó y tuvo que detenerse para poder ver con sus propios ojos lo que escuchaba.
Caitlyn reía de su broma, con los ojos cerrados y mirando al cielo. No era una carcajada ni mucho menos, pero era lo más honesto que le había logrado sacar en todo ese tiempo.
— ¿Y viste su rostro?— siguió, riendo también— Se le desfiguro la cara al ver las bombas.
—Sí, supo que era su final... pero no se compara a la expresión que puso ese cazador en las minas… Estaba furioso ¡Y no lo culpo! Tú desquicias a cualquiera.
—Es un don— comentó Jinx feliz, mientras se miraban para luego volver sus vistas a la ciudad.
La de Zaun recordó como había resistido el enfrentamiento abajo, había buscado con su vista alguna salida, pero no la había encontrado desde su posición. Se sentía como estar en una arena de combate, sin lugar a donde ir, solo luchando hasta que uno de los dos contrincantes muriera, y ella sabía que no podía bajar a su adversario, solo estaba ahí, haciendo tiempo para morir.
—Yo no… yo no vi el túnel a las minas continuas.
—¿Mmm?— se interesó Caitlyn, volviendo su rostro a la chica, pero Jinx tenía la mirada clavada en la ciudad, incomoda.
—No vi la salida.
—Ah… Mientras bajaba vi que ese túnel estaba sin bloqueos. Pensé que podríamos tomarlo, pero claro… nada nos decía que no estuviera bloqueado a poco metros, donde la oscuridad no nos dejaba ver… algún derrumbo o lo que sea… tuvimos suerte, supongo.
—No tuvimos suerte— comentó con contundencia— bueno, sí, es verdad, podría haber salido muy mal, así que si, tuvimos suerte, si… en poder salir por las vías pero yo… yo no fui…— comenzó a decir mientras se armaba de valor para mirar a la otra chica—no fue suerte lo que tuve.
Caitlyn sonrió, disfrutando al ver la incomodidad de la otra, pero entendiéndolo al instante.
—Ah… ya veo…— comentó y vio como la otra la miraba molesta por estarse burlando— de nada.
—Agh… ¿Sabes? Tú también eres un poco insufrible.
—Sí, sí, ya me lo dijiste, pero no te preocupes, no soy competencia para ti.
La sheriff podía entender bien el sentimiento, lo tenía cada vez que miraba ahora hacia la ciudad.
Habían sido semanas terribles. Le dolía no solo todo el cuerpo, sino hasta los pensamientos. No era cansancio ya, era un profundo agotamiento, pero saber que no estaba sola sintiendo todas esas cosas negativas, la hacía sentir de alguna forma acompañada y agradecida.
Pero no iba a decírselo a Jinx, de la misma forma que ella tampoco lo hacía, aunque lo intentara.
—Creo… creo que es un buen momento para tomarme mis días de vacaciones… dormiré 3 días seguidos, lo juro.
—Amen, hermana, yo dormiré una semana entera— coincidió Jinx— No, no, en serio, cerrare los ojos y no los abriré, si muero en el proceso, moriré feliz.
—Agh, morir no suena tan mal ahora— agregó Caitlyn comenzando a sentir todos los daños de su cuerpo.
—Bueno, realmente, sin exagerar, cuando te duermes realmente es como si te murieras… y cuando te despiertan eres como un monstruo que parecía estar disfrutando su descanso eterno.
—Trabajo mucho y duro, me gusta disfrutar mis horas de descanso. No puedes culparme. Tú, por otra parte, parece que odias dormir.
—Me aburro.
— ¡Estas durmiendo! No se supone que sea divertido.
—Tu pareces tener un gran momento durmiendo, hablas dormida.
— ¿De verdad?
—Si.
—Pues tú hablas "y" babeas.
—… son babas de angelito.
Logró conseguir otro gesto honesto de Caitlyn, esta vez mientras ambas se miraban y se sonreían. Sintió una gran curiosidad por saber si podía provocar más de esos momentos.
Volvieron a concentrarse en la ciudad, mientras un leve viento le pegaba el rostro, haciendo que ambas lanzaran un suspiro cansino al mismo tiempo, riendo de escucharse mutuamente por eso.
— ¿Sabes que sería perfecto?— comentó Caitlyn sin intención de moverse del lugar.
—Por favor, no digas un té.
—… pensaba en algo más fresco.
—Ah, podría tomar algo fresco, aunque sea lo que sea se haría barro con la cantidad de tierra que trague. No soy fan de comer barro… pero podría comer pizza.
—Por favor, no más pizza… me dejaste toda la mansión llena de cajas y podría jurar que el olor a queso derretido que trae ese lugar no se ira por semanas.
— ¿Hamburguesas entonces?
—Podría comer unas hamburguesas…
— ¿Con queso fundido?
—No más queso por un tiempo, Jinx…
— ¿Con papas?
—Las papas suenan bien.
—Dime que te gusta el Kétchup.
—Me encanta el Kétchup.
—Marchan dos hamburguesas con unas raciones extra gigantes de papas bañadas en Kétchup— comentó mientras asentía.
—Yo me encargó de las bebidas.
El sonido de unas sirenas acercándose interrumpió su plática. Caitlyn agudizo la vista y pudo ver las luces de las patrullas acercándose a lo lejos por el camino de tierra de los cañones.
—Te encontraron muy rápido— comentó Jinx, en un tono aburrido que le hizo gracia a la oficial.
—Ciertamente… bueno, aún tengo mucho trabajo que hacer después de todo.
—Hazte caso a ti misma para variar… tomate esas vacaciones.
—Lo hare— aseguró con gracia y miró a la otra con una sonrisa, pero no pudo hacerle cambiar la expresión desganada de su rostro— será mejor que te vayas.
— ¿Oh? Pensé que el trabajo de la policía era atrapar criminales… ¿Y ahora me corres?
—Te perseguiré la próxima vez— prometió— ahora vete.
Caitlyn la vio ponerse de pie y mirar de nuevo hacia las patrullas. Se sentía muy cansada para levantarse así que prefirió quedarse en su lugar mientras cuidaba el avance de la caravana que ya se acercaba.
No tardaría nada en estar con sus hombres y que estos la llevaran a recuperarse. Aun le quedaba mucho por hacer y lo sabía bien, así que, aunque deseaba tomarse un descanso, era casi seguro que no sería así.
— ¿Sabes? Yo creo que si…
La oficial no terminó su oración, ya que al buscar a su compañera a su lado no la encontró. Apoyó una mano atrás y giró su rostro a los lados, pero ya no había rastros de Jinx.
Sonrió al sentirse sola y volvió a respirar con profundidad, mirando de nuevo la ciudad.
—Las hamburguesas con papas y las bebidas… sonaban bien.
Nota del autor:
10 mil palabras… el capítulo final de este arco, y ustedes se van sin comentar.
Hacen doler mi pequeño corazón.
El prólogo en estos días, antes de Arcane seguro.
Tengan linda semana.
Es una orden, no una sugerencia.
A veces el mundo no necesita a un héroe, necesita a un monstruo
