Nota del autor:
El epilogo más largo que he escrito. 5000 palabras… parecen menos.
Con este epilogo damos por finalizado este enorme arco, que es el arco más grande que tendrá la historia, los demás no son tan largos.
El nuevo arco lo comenzare luego de Arcane y de que pueda ordenarme con todo lo nuevo y canónico que traerá este evento tan importante al que Riot le está poniendo muchas ganas.
Estoy enamorada del rework visual de Caitlyn, de lo bien que se ve Jinx, Jayce, entre otros y ansió poder ver la final con la ceremonia de apertura a pesar de que le aposte todo a T1.
Estoy segura que Riot no nos va a desilusionar y siento ya emoción por el fin de semana.
Iré subiendo una adaptación que nada tendrá que ver con League of Legends (Que para variar está bien, tengo otros trabajos que les fue muy bien fuera de este fandom) pero al no ser un fanfictión no lo podré subir por , así que la gente que me lee de ahí, los invito a mis cuentas de Wattpad o Ao3.
El siguiente arco de este trabajo es más corto pero más emocionante. Si en este nos concentramos en Caitlyn en el que sigue nos concentramos más en Jinx.
Yo sé que si van disfrutando la historia, van a amar el nuevo arco, porque está muy bien. Tiene un poco de misterio por resolver, con sufrimiento y nuevamente con mucha genialidad de nuestras dos protagonistas, para finalmente darles lo que toda novela de romance promete, y cuando esa parte llegue, les juro, no se guardaran nada.
Epilogo
¿Qué hay en un nombre?
-Lo que llamamos rosa olería igual de dulce con cualquier otro nombre-
El hombre salió del laboratorio corriendo, chocando con las camillas y algunas máquinas justo antes de que una enorme explosión le llegara desde la espalda e hiciera que su cuerpo saliera disparado.
Se había quebrado el brazo pero el terror que sentía lo impulso a seguir. Creyó que podría estar a salvo si llegaba a la sala final, donde la puerta era reforzada y así lo hizo.
Había sido un día normal, ya estaban despidiéndose de todos cuando la alarma de intruso sonó, pero no era alguien que se hubiera escabullido y escondido luego. Se trataba de alguien que había hecho volar la puerta principal y avanzaba lanzando granadas y disparando a todo quien se pusiera en el camino.
¿Por qué Jinx los atacaba? No tenía ningún sentido.
El sistema de seguridad mando algunos robots balísticos que resistieron mejor los intentos humanos por reducirla.
Él mismo vio el daño que la de pelo celeste había recibido, el suficiente como para hacerla volver en sus pasos, pero para desgracia de los pocos sobrevivientes esa noche, vieron por las cámaras como, aun lastimada, la chica seguía avanzando por el lugar.
Había esperado a cualquiera de sus compañeros, pero al revisar los pasillos solo vio el fuego y la muerte que la chica estaba dejando.
Cerró la puerta en ese improvisado bunker y operó una de las pantallas. Mandaría una descarga eléctrica a todo el lugar salvo esa sala, con la esperanza de acabar con Jinx.
Presionó el botón y pudo escuchar los gritos de las personas afuera, más cosas explotando y los focos del lugar rindiéndose ante la descarga también.
Se encontraba a oscuras y el silencio comenzó a inundar el lugar, hasta que la puerta explotó y del humo y el fuego salió Jinx, cargando contra él su enorme lanzacohetes.
—No… por favor… hare lo que sea, lo que pidas… ¡Por favor!— gritó lo último al ver que la chica disparaba, destruyéndole el brazo por completo.
Creyó morir pero entonces la tiradora lo tomó de los pelos y le obligó a mirarla.
—Esto— comentó mientras ponía en frente de sus narices una tapa de un frasco con un símbolo que con enorme horror reconoció.
—No-no-no no entiendo— tartamudeo exteriorizando la verdad— No-no-no tiene nada que-que ver contigo.
—Yo decido que tiene que ver conmigo y que no… y he decidido que esto tiene que ver conmigo ¿Me entiendes?— preguntó la chica, apuntando una pistola pequeña justo en la punta de su nariz.
— ¿Po-po-por qué?
—Yo hago las preguntas… tú las contestas. La están preparando ¿No es así?
El hombre sintió como su mandíbula temblaba tanto por el miedo que le impedía hablar.
—Contesta…— invitó la chica, como si él se tratara de un perro que debía hacer algún truco.
—No-no-no no entiendo de-de que estas hablando.
Jinx desvió la pistola hacia su pierna y disparó, haciéndolo gritar de dolor.
Se lo imaginaba, iba a morir, pero sabía que de decir la verdad le esperaba un destino peor que la muerte que le pueda dar Jinx. Más que eso, podía apostar que la chica también lo sabía.
—Bien, mira… este lugar a volar, contigo adentro sin dudas— siguió hablando la chica mientras miraba los escritorios y metía todas las carpetas que encontraba en un bolso que colgaba de su hombro, pudo ver que ya había estado en el trabajo de recolectar varios informes antes por la cantidad de papeles adentro— Así que ¿No quieres decir algo que te ayude a redimir? Parece que sería una buena causa. Considéralo tu última acción buena.
Cerró los ojos sintiendo la impotencia de su vida al acabar pronto, pero no se le ocurrió nada por decir.
—Tú-tú no sabes a lo que te enfrentas… no te conviene tenerlos en tu contra ¿Por-por qué haces esto?
—Me puedo hacer un idea bastante buena ¿Sabes? Lo que no sé… es que quieren, a donde quieren, cuando quieren ¿Nombres y cuantos nombres? La verdad no me importa. Una bomba puede abarcar esas incógnitas muy bien.
Vio que Jinx goteaba sangre. Le habían hecho el suficiente daño como para hacer que se arrastrara, pero tenía una determinación en su búsqueda de información por el lugar que la hacía ignorar el daño de momento.
—Bueno, se nos acabó el tiempo— anuncio la chica al sentir una gran explosión en los pasillos cercanos— Un gusto, tu… ¿Cómo dijiste que te llamabas?
—No-no te lo dije.
—Exacto… porque a nadie les importa los cadáveres calcinados en Zaun.
Si Caitlyn tuviera que ir al cementerio para rememorar una vida que había visto partir, no le alcanzaría ni siquiera con organizar la agenda de todo un año.
Sin embargó ahí estaba, llevando un ramo de flores, caminando por el césped bien cuidado hasta la lápida que quería encontrar.
"Raúl Leiton- Querido hijo y hermano protector. Siempre al servicio de todas las familias de Piltover"
Dejó el ramo de flores y retrocedió un par de pasos para contemplar el lugar sin realmente verlo.
—Soy… pésima para estas cosas, pero… ni siquiera te enterraron por lo que en realidad paso. Les mintieron a todos que fue un robo en el que salvaste la vidas de varios. Tus padres y hermanas estaban orgullosos igual que dolidos— recordó ese día con una sonrisa amarga— tienen buenas razones para estarlo.
Se armó de valor para volver su vista a la lápida.
—Seré breve… como siempre. No buscare otro secretario personal, no tiene sentido, ninguno te llegara a los talones. Siempre hiciste un excelente trabajo, hasta el último momento… Gracias.
Comenzó a sentir que quizás no pueda continuar y decidió dejar de intentarlo. En posición de firme, saludó, y luego le dio una sonrisa, partiendo pronto del lugar.
A medida que se alejaba sintió que todo volvía a la normalidad. Aun le esperaba trabajo por hacer, y solo quedaba lamentarse de que tan poco podía permitirse esos momentos de duelo por tantos que cuidar de que no sufrieran lo mismo.
Un sentimiento curioso comenzó a recorrerle, se sentía nuevamente vigilada, pero al ver a su alrededor no encontró a nadie.
Creyó ver unas largas trenzas en un árbol a lo lejos, y comenzó a caminar hacia allí, pero no había nadie más en el cementerio y al llegar a donde quería, pudo comprobarlo así.
Podía jurar que veía a Jinx en varias ocasiones esas semanas, pero cuando quería acercarse no estaba.
Se sentía mejor de su dependencia a las drogas, ya no las consumía y era muy raro que necesitara las descargas para concentrarse.
No creía que la ilusión de ver a la de Zaun se debiera a su abstinencia.
Sencillamente en todo ese tiempo no había tenido ningún contacto con ella, salvo en ocasiones como esa que creía que iba a aparecer con algún comentario ocurrente y cobrar lo que se habían acordado, pero no era así.
No demoró más en aquel lugar y retomó sus pasos a la salida.
Las cosas estaban más movidas que nunca en la jefatura principal.
A los recados normales que la ciudad demanda, se sumaban las incontables jornadas por los daños en 3 sectores de Piltover, las 3 torretas que se vinieron abajo por Jinx y el temor entre todos de que la tiradora, ahora sin algún objetivo fijo, atacara a cualquier otro punto.
Caitlyn sabía que no sería así por un tiempo, pero no había forma de trasmitir esa calma a los demás.
Los incidentes trajeron males que no había contemplado, como la idea de que los D2 ahora eran un bien indispensable para la seguridad de la ciudad.
Se le había dado más importancia a estos en las reuniones de líderes y ahora se debatían la creación de nuevo puestos en los cuales tanto la policía como los nuevos agentes, articulen.
Encontraron algunas inconsistencia en el lugar de los atentados, muchísimas, inclusive pistas que ponían en jaque a los organismos encargados de las torretas, y por lo mismo varias personas de los altos mandos tenían una custodia extra, la cual servía tanto para protegerlos como para tenerlos vigilados.
Y ella tenía que lidiar con lo propio.
Los agentes D2 se turnaban para escoltarla o "estar a sus servicios" todo el tiempo, siempre había uno muy cerca de ella, y no tenía como darlo de baja sin que una discusión se armara al respecto.
No solo lo padecía ella, sino varios en un lugar similar.
Eran días realmente calurosos y conocía bien el traje que los cubría de pies cabezas, por lo que hoy más que nunca, hacían jornadas de 4 horas.
Un agente la seguía por todos lados durante esas horas, y luego era remplazado por otro.
Le parecía estúpido, pero de esa forma mantenían todo bajo control sin que su atención se viera mermada.
Se encontraba en su oficina, y ya pasando el horario del almuerzo, el vapor y calor que entraba por su ventana le pareció de los peores que había sentido. Miró el reloj antes de ojear con cierto disimuló al costado al agente que la custodiaba, no iba a hacer ni el menor esfuerzo por hacerle menos tormentoso el tener que vigilarla.
Solo unos minutos más y llamaron a la puerta. Caitlyn ni se molestó en levantar la vista de sus papeles. El agente D2 llegó hasta allí y se saludó con su compañero, cambiando la guardia.
Creía que no terminaría hoy con todos los papeles que debía firmar, las autorizaciones que debía dar, las cartas que debía enviar a cada distrito con sus respectivas operaciones y los casos que, pese a tener más personal, no dejaban de juntarse.
Se sentía frustrada de por si teniendo que compartir su despacho con una persona desconocida que hacía de estatua a un lado mientras la vigilaba, por eso cuando llamaron de nuevo a la puerta esa tarde, contestó de manera mordaz.
—Disculpe— comentó una persona de voz dulce y apagada, mientras apenado se colaba dentro de la habitación.
La sheriff reconoció al hijo de señor Manes de inmediato. Un hombre ya, que había visto crecer desde su juventud, portaba la misma mirada amable que su padre aunque notablemente más tímido y menos dado a los asuntos sociales.
Era evidente que se había visto responsable del mal humor por molestarla en su trabajo, y deseaba ahora disculparse.
Caitlyn suspiró dejando sus papeles de lado un momento y trató de sonreír lo poco que su cansancio le dejaba.
—Sé que debe estar muy ocupada, sheriff, perdone ¿Quizás deba volver en otro momento? Usted dirá.
—Está bien, necesito descasar un poco la vista de estos papeles ¿Qué lo trae hasta aquí?
El hombre sonrió más animado y se adentró al despacho, llegando hasta el escritorio de la Sheriff y dejando sobre este un pequeño ramo de flores bien ornamentado con cintas de colores claros y otros adornos en dorado, a la par de este dejó un sobre de color natural.
Caitlyn miró con curiosidad ahora al chico, pero este parecía conforme solamente con ese gesto.
— ¿Va a invitarme a salir?— preguntó con una sonrisa.
El joven cambio su expresión de inmediato, ahora parecía muy avergonzado y sus mejillas habían tomado color, luchaba por que las palabras salieran.
—Oh, no, no, esto es… esto es un regalo, un regalo de la fundación en la que estamos trabajando.
—Ah…— comentó la oficial, aun divertida por haberse metido con su interlocutor— ¿Todo va bien con las personas de las torretas?
—Sí, sheriff, todo ha ido muy bien— explicó el hombre y, ya superando la vergüenza previa, volvió a mostrar una sonrisa amable— Muchas personas perdieron sus hogares en los atentados de las torretas, algunos directamente sus familias y era difícil de pensar en rehacer un hogar… pero gracias a nuestros esfuerzos y la buena comunicación que hay en la ciudad, logramos grandes avances.
—Sí, he visto lo que han estado haciendo… no deja de parecerme una campaña política.
—Sé que a veces se ve así, a mí también me molesta… pero ¿Qué importa si podemos ayudar a los que nos necesitan? El progreso también está en la solidaridad… me gusta pensar así.
Caitlyn analizó al chico y no pudo evitar sentir cierta nostalgia. Regresó su vista al presente con la tarjeta de agradecimiento.
—Oh, los ciudadanos están realmente agradecidos con su desempeño— explicó el hombre al notarla curiosa con lo que había traído— todos hablan de lo bien que se trabajó para que el caos ocasionado en las torretas se redujera a lo mínimo. Nadie duda de que su liderazgo salvó a todos. Este es solo un pequeño obsequio que las personas en el sector donde antes estaba la torreta 6 se organizaron para enviarle. Me ofrecí para acercárselo hasta aquí.
—No debieron molestarse— comentó de inmediato, pero cambio rápido su postura, volviendo a sonreír— gracias.
El chico asintió conforme y se quedó así por varios segundos, hasta que se dio cuenta de que ya no tenía nada más por hacer.
—Lo lamento de nuevo, mi intromisión me refiero y… quitarle tiempo— se excusó de manera torpe— la dejó trabajar.
—Su intromisión ha sido muy grata— comentó con amabilidad— y me encantaron las flores.
—Me alegra tanto saberlo— comentó mientras caminaba hacia atrás, tropezando pero encontrando la puerta finalmente— se los hare saber.
—Adiós.
—Ah, sí, adiós sheriff, no se exija demasiado. Buenas noches, quiero decir tardes, que tenga buenas tardes.
Iba a reír un poco de todo ese escenario cuando el chico cerró finalmente la puerta, pero recordó que no estaba sola.
Miró de reojo al agente D2 y su buen humor desapareció solo con eso. Prefirió volver a sus asuntos y terminar cuanto antes los labores del día.
Ya había decidido que no iba a llegar a abarcar con todo lo de su escritorio cuando llamaron a la puerta nuevamente. Miró de reojo el reloj de pared y supo que se debía al cambio de turno.
El agente D2 se movió de su lugar y fue a abrir la puerta y en efecto, se encontró con otro de sus compañeros.
Caitlyn siguió la interacción con aburrimiento. Pudo ver el lenguaje que ellos pensaban no entendía, pero que ahora lo manejaba con tanta facilidad que ya nada le extrañaba.
El agente nuevo le informaba del cambio de turno pero por alguna razón el agente que había permanecido con ella daba la negativa con las señas.
Caitlyn levantó una ceja y se quedó en su lugar, inmóvil.
El agente nuevo preguntaba ahora si todo estaba bien, y el otro formaba un círculo con sus dedos indicándole que todo estaba en orden, pero que tomaría el siguiente turno por órdenes superiores.
Discutieron por unos segundos más, pero era contundente.
"¿Cubrirán ahora rondas de 8 horas? Que extraño" pensó mientras disimulaba acomodar sus papeles ahora más interesada en ese cambio de horarios el cual no se le informó.
El agente que había estado todo el tiempo con ella despidió al otro pero no volvió a su posición, se quedó escribiendo algo en una mesa continua a la puerta, en la que siempre dejaba libre para que los nuevos informes o expediente del caso se dejaran allí.
El agente finalmente volvió a su posición pero pidió permiso con la cabeza a Caitlyn para acercarle los nuevos informes que habían dejado en la entrada.
—Déjalos donde estaban, no te di autorización de tocar mis cosas— comentó con desdén, pero el hombre pareció titubear— Entrégamelos pero no creo que los revise hoy, ya tengo demasiado con lo que hay en este escritorio.
El hombre así lo hizo, y dejó las carpetas nuevas a un lado de los demás informes que revisaba Caitlyn, volviendo a su lugar, cerca de la pared derecha, donde había pasado toda la tarde.
La sheriff siguió trabajando en lo que tenía por un par de horas más, pero ya comenzaba a sentirse cansada.
La luz anaranjada del exterior invadía su despacho, no tardaría mucho en anochecer.
Ya era poco el movimiento que veía afuera de su oficina y se preguntó si también tendría que lidiar con sus molestos escoltas camino a su hogar.
Miró de mala gana al que tenía en su despacho y lo encontró clavado en la misma posición, para ella no había diferencia con un repulsivo adorno merodearon.
Sus ojos se concentraron entonces en las carpetas nuevas y vio un trazo extraño en una de ellas. Apartó la que estaba arriba y trajo al centró del escritorio la segunda.
Era una carpeta donde se adjuntaban un montón de hojas de diferentes tamaños y estados, algunas arrugadas, manchadas y escritas, pero la caratula tenía algo realmente llamativo.
Se trataba de un dibujo improvisado de un ramo de flores, desprolijo y hecho a las apuradas, pero se entendía muy bien.
Caitlyn adivinó de inmediato que lo había hecho el agente D2 en la de entrada, luego de rechazar el cambio de guardia.
—Jinx— murmuró al tiempo que giraba con rapidez su cabeza al agente en su sala y notó que este había perfilado su casco a ella ahora.
Iba a ponerse de pie, pero entonces el agente levantó su mano e hizo la señal de rechazó de nuevo, seguido por el gesto "peligro".
Caitlyn permaneció en su asiento y pudo escuchar y ver algunos agentes D2 pasando cerca de su despacho. Volvió a adoptar una postura encogida en su escritorio mientras esperaba unos prudentes segundos para poder interactuar más cómodamente con la chica.
Volvió a mirarla y esta vez recibió otros dos gestos. "Importante" "Ahí"
Se refería a los informes que tenía ahora arriba de todo.
Caitlyn volvió a inspeccionar el lugar, es cierto que no se sentía segura pese a toda la vigilancia que tenía. Se acomodó como si siguiera trabajando en los deberes que debía terminar para ese día y se puso a leer lo que Jinx había traído.
En un principio la chica no tenía ni idea de lo que estaba leyendo, pero a medida que avanza y su mente comenzaba a atar los hilos de todo, no le daba crédito a todo lo que tenía en frente.
Miró a Jinx de reojo pero la chica parecía nuevamente aquel agente desconocido que, clavado en su lugar, miraba algún punto fijo en la pared de en frente.
La carpeta ordenaba diferentes informes de una investigación científica lo suficientemente compleja para que escapara del entendimiento de la oficial, pero Jinx había ordenado y resaltado algunos puntos importaste en cada papel. Había trozos de anotaciones que pegaba con otro que le había parecido relevante y las unía con trazos para que cualquiera pudiera relacionarlo.
Caitlyn pensó que un trabajo así podría haberle llevados días entero, y valorando el esfuerzo, se dedicó a leerlo todo minuciosamente.
No tenía en claro para que era la investigación o que era lo que se estaba desarrollando, la ubicación del grupo también parecía desconocida, pero tenía los resultados de algunos sujetos de prueba los cuales habían sido sometidos a largos tratamientos de una sustancia que los ponía en las óptimas condiciones para tratarlos como ratas de laboratorio.
La sustancia en cuestión era inofensiva y pasiva, casi indetectable en la sangre, solo era de utilidad para llevar los experimentos posteriores que la organización demandaba.
"Factor alterno 303" leyó Caitlyn, mientras tenía a continuación algunos informes de como un par de sujetos de prueba reaccionaban a esta, favorablemente para luego facilitar diferentes experimentos en ellos.
Parecía que faltaba algo en todos los informes, como si estuviera borrado a propósito, y por como Jinx había recopilado todo, era evidente que no había sido la chica.
Sin embargo su desconcierto llegó a su tope cuando entre los informes de sujetos de prueba se encontraba ella misma.
Una pequeña foto de perfil y las anotaciones de como se había comportado en los últimos 90 días.
"No tiene sentido" pensó al saber que no había pasado por ningún laboratorio o mesa de examen como para que alguien pudiera tener datos tan precisos de su estado.
Pensó en la droga que había estado consumiendo y como los hombres de Marangoni tenían informes sobre su comportamiento y creyó que por ahí es donde venía la mano, pero el comportamiento de la droga y del factor con el que se preparaban los sujetos de prueba no tenía relación.
"A menos que se me estuvieran administrando las dos cosas" concluyó y dejó de ver el informe para posar su mirada al frente, en ningún punto específico, analizándolo todo.
Algunas de las especificaciones del factor es que era duradero, pero no eterno en la sangre, las propiedades valiosas se perdía entre los 20 a 30 días de no consumirlo.
Caitlyn sabia por esto que, si su teoría era cierta, y ella había estado consumiendo aparte de las drogas ese factor, el periodo de caducidad estaba en su fecha limite ahora.
¿Qué pasaba con los sujetos de pruebas cuando dejaban de consumir el factor?
Los informes no lo decían, quizás porque no era importante, la verdadera perdida es que los experimentos se veían mermado al no contar con la sustancia que ponía a sus ratas en las mejores condiciones para manipular.
Muchas cosas no tenían sentido pero de repente había una que si lo tenía, y pensando en ella volvió su vista a Jinx.
Ahora sabía que en todo ese, no habían sido ideas suyas, la chica en efecto se mantenía cerca pero oculta de su vista y la de los demás.
"No estabas ahí, acechándome para lastimarme… estabas vigilándome… para cuidarme… pero ¿De qué? O ¿De quién?"
Se puso finalmente de pie, pero antes de que se pudiera acercar a la otra, volvieron a llamar a la puerta.
—Ah, mayor ¿Ya se va?— preguntó el nuevo agente quedándose en su lugar— permítame escoltarla.
—No es necesario— contestó Caitlyn, temiendo perder a Jinx en esa oportunidad.
—Mayor, sabe que son órdenes para todos. Últimamente las cosas son bastante inestables y… sospechosas.
—Sé muy bien como es el modo de operar en estos días, yo misma participe en la reunión donde se tomaron esas decisiones— acotó con autoridad, haciendo que el agente se ubicara en su lugar con los hombros rígidos— dije que no era necesario porque recibí una invitación del señor Manes esta noche— agregó, señalando la carta y el ramo de flores a un costado— Este agente me llevare con él.
El agente nuevo miró a Jinx, asintiendo un par de veces.
— ¿Ah, es así?— comentó el hombre disimulando unas señas por lo bajo para que Jinx le contestara. La chica no se hizo esperar, respondiendo que todo estaba bien.
—Apenas si accedí a tener un escolta por turno, dos me parece insoportable. Preferirían que vigilen la ciudad antes que a mi… no tienten mi paciencia— comentó de mal humor, cruzando de brazos.
—Claro, mayor, lo lamento— se disculpó el agente, saludando y retirándose.
Caitlyn se acercó a la entrada y le echó una mirada a los pasillos, para esa hora estaban en un color cálido en naranja apagado, vacíos.
Cerró y espero unos segundos para girar el seguro de la puerta de tal modo que el "clic" sea imperceptible.
Bajó las persianas y una vez se aseguró de que nadie pudiera verlas se volvió a Jinx. La encontró tratando de quitarse su casco, con débiles movimientos antes que su cuerpo se inclinara de lado, apoyándose en la pared para no caer.
Caitlyn se apuró en socorrerla, agarrándola del brazo y llevándola hasta el sofá de su despacho. La sentó allí y, ya ahora de cerca, podía escuchar la respiración errática de la otra a través del casco.
—Jinx…— la llamó mientras sacaba las trabas del casco y se lo sacaba, dejándolo de lado.
La chica tenía todo el rostro traspirado, inclusive sus cabellos estaban húmedos y tenía las mejillas sonrojadas.
—Te estaba dando un golpe de calor, idiota…— comentó Caitlyn, dejándola para abrir sus ventanas y traer la jarra de agua con uno de los vasos que descasaba en una mesa detrás de su escritorio— estos estúpidos trajes parecen diseñados para matar a su portador en climas como este… por eso hacen turnos y se cambian. Tú rechazaste eso y estuviste parada ahí, con esta cosa puesta, por más de 8 horas.
Jinx no la miraba a los ojos, parecía tener la mirada perdida en algún sector de sus mejillas pero sin enfocar los ojos en ningún momento.
—Ten, bebe— recomendó, acercándole el vaso a los labios y se alegró de comprobar que la otra le hacía caso, tomando de a sorbos.
Una sonrisa extraña se formó en el rostro de la tiradora mientras Caitlyn dejaba el vaso en el suelo y de rodillas se ponía en frente de esta, para en una posición cómoda, limpiarle el rostro.
— ¿Te gustaron las flores?
Caitlyn tardó en entender la pregunta, pero entonces recordó el garabato que había en la portada de la carpeta.
—Las flores…
— ¿Las mías?— preguntó la de Zaun aun sin enfocar la vista— ¿Te gustaron mis flores más que las de él? Son menos bonitas… pero pensé— siguió hablando apenas, riendo por lo bajo— las mías son mas útiles.
—Ah… estoy de acuerdo— confesó Caitlyn— tus flores me gustaron más.
— ¿De verdad?
—Sí, utilidad sobre belleza… también lo prefiero así.
La chica volvió a sonreír de una forma extraña que hizo que el corazón de Caitlyn se sintiera pequeño en su pecho. Percibía que algo andaba mal y no podía evitar preocuparse.
La analizó de nuevo y no parecía tener alguna herida grave, pero claro, el traje D2 le cubría casi la totalidad, dejándole solo ver el rostro cansado y sofocado de Jinx.
—Adornaste esas flores muy bien, toda una artista— trató de bromear, para provocar que la chica le siguiera hablando— fue todo un gesto ordenarlas tan… armoniosamente para que alguien como yo las entendiera— siguió diciendo al recordar las anotaciones, detalles y notas con la que Jinx había armado la carpeta— ¿Quién diría que serias alguien tan detallista?
—Lo soy… quiero… si te… dulces… mío…
Jinx comenzaba a hablar en un hilo de voz. No la escuchaba bien, y parecía que su voz se hacía cada vez más baja.
— ¿Jinx…?— la llamó, pero pudo ver que movía los labios, como si hablara, las palabras apenas se podían escuchar.
Caitlyn se acercó un poco más a su rostro, tratando de descifrar lo que la otra decía, pero entonces los ojos de Jinx se elevaron, buscando los suyos, y la pudo ver de repente muy concentrada en ella.
Pudo ver la sonrisa de satisfacción que la chica le dedicó antes de que cerrara los ojos con lentitud y con la misma velocidad se inclinara un poco para pegar sus labios a los suyos.
El gesto la tomó por sorpresa, tanto que no se pudo mover mientras mantenía los ojos abiertos, pestañando un par de veces para procesar lo que pasaba El gesto solo duro unos pocos segundos antes que la chica alejara el rostro con la misma velocidad con la que lo había acercado.
—Lo sabía— confesó Jinx mirándola de nuevo— no eres la gran cosa.
Caitlyn se quedó en su lugar, observándola, pero Jinx parecía ponerse de mal humor rápidamente, llevándose una mano a la cabeza, apretándose con violencia para pararse de repente.
La oficial la imitó y vio como la chica se alejaba solo para voltearse a verla molesta.
Reconocía la mirada, quería pelear contra ella. Podía ver la ira contenida en sus ojos para luego ver como los cerraba con fuerza y apretaba la mandibulada. Nuevamente se agarraba con fuerza de la cabeza, como si le doliera.
Caitlyn se quedó en el lugar, sin hacer nada. Todo le decía que sea lo que sea que intentara, lo más mínimo, sería la chispa que lo incendiaria todo.
Finalmente la de Zaun pareció calmarse, pero solo le dio una mirada cansada y triste a Caitlyn. Pareció sentir que su enojo aparecería sin poder evitarlo, y por eso tomó su casco y se lo puso nuevamente, sacando el seguro a la puerta y atravesándola, dando un portazo al salir.
La oficial finalmente suspiró, sintiendo la sensación de peligro desvanecerse en el aire ahora que estaba sola.
Se llevó dos de sus dedos a los labios y los torció un poco en desagrado.
—Salado— comentó al sentir el sabor que la otra le había dejado por la suciedad que traía.
Se acercó a su escritorio y se apoyó en este, cruzándose de brazos para acomodarse allí por unos minutos. Mirando de lado podía ver aun la carpeta que Jinx le había traído.
Estiró sus manos para revisar de nuevo las hojas y luego de leerlas un poco las volvió a colocar en la carpeta, cerrando la tapa y descubriendo nuevamente el dibujo de flores.
Sus dedos delinearon el contorno del garabato mientras lo miraba y pudo sentir en ella diferentes cosas al hacerlo.
Ninguna le pareció buena.
—Que… problemático.
Continuara…
