Ésta es la tercera historia, naruto no es mío, aunque los instrumentos musicales sí. Doy gracias a HinataHana que ha leído mis dos capítulos, y me ha apoyado siempre (me pongo a llorar de la emoción, alguien me apoya! que bonito se siente), al igual que lo estoy pensando. y AyumI-Yus. Gracias! Me agrada que les llegue la historia. Me siento como... si fuera un buen autor. Ahora que me calmé de la emoción, mi 3era historia.
EL LLAMADO
Se ve la imagen de una chica conversando en un bonito campo, y ellos, al hacer un alto después de palabras que salieron mecánicamente de la dulce e inocente boca de la chica de los ojos albinos, se produjo un incómodo silencio, incluso el chico rubio de ojos color zafiro, que participaba en el cuadro también, miraba de reojo un poco acojonado por la pregunta que acababa de hacerle su buena amiga. "¿Buena amiga?" ¿Se preguntan? Si tienen curiosidad, nos remontaremos en épocas que ya están enterradas en el pasado, época de la academia, donde todo transcurrió desde entonces un poco diferente a como se imaginan…
Ya saben que la tímida Hinata nunca quiso de lleno ser ninja, pero sus esperanzas de ser otra cosa se ahogaron por culpa de su orgulloso padre, el cual le repitió siempre que debía ser una ninja importante, ya que era la heredera de la rama principal de la familia. Ella siempre le dijo a su padre que quería ser una concertista de violín, ya que siempre quedaba atónita al escuchar la interpretación de uno. Pero su padre firme en su decisión, se lo prohibió terminantemente, con lo que Hinata llegó tímidamente a la academia. No resaltaba mucho, era buena alumna, pero no superaba las expectativas de los maestros, ya que la vara de su clan había quedado muy alta por su primo Hyuuga Neji. Siempre observó interesada, pero tímidamente a un chico de su curso: Uzumaki Naruto, el cual era… bien… un gamberro más. Pero tenía valor, lo cual Hinata valoraba mucho, ya que ésta carecía de ese don. También veía en él que siempre se esforzaba mucho, pensamientos totalmente al contrario de los demás compañeros de curso, y de los profesores, y del pueblo en general…
La situación del chico rubio en la academia en ese minuto era bastante riesgosa. Por más que se esforzara, no sacaba buenas notas, por lo que si no sacaba un 95 de aprobación en el siguiente examen, repetiría de curso. el chico estaba nervioso, así que estudió todos los días. A la hora del exámen, de las veinte preguntas¡sólo sabía 17! el chico estaba a punto de romper su prueba, cuando un avioncito de papel cae en su pupitre. Fue algo bastante hábil como para que Iruka-sensei no se haya dado cuenta de la temeraria acción de quién diablos haya sido el que haya tirado ese avioncito que parecía… ¿escrito? lo abrió disimuladamente para ver su contenido: A C E. después de cranear un poco la situación se dio cuenta que eran las tres respuestas que le faltaban. Miró hacia atrás para encontrar quién le había ayudado tan oportunamente, y se encontró con una mirada de una chica, que estaba sentada en un rincón, que al percibir la mirada del muchacho se sonrojó notoriamente, recordando el único "acto de bandalismo" que había hecho en todo el año. No sabía a ciencia cierta de por qué lo había hecho, pero tal vez no quería separarse del chico que le había transmitido un poco de determinación.
Determinación que se manifestaron con la compra del instrumento en que ella ansiaba, y sigue ansiando todavía, establecer su vida junto a él. Lo dejó todo en secreto y durante las noches, se colocaba una capuca, y fuera de sus aposentos, lo más lejos que pudiera de la amenaza de los ojos ajenos, practicaba. No tenía ningún talento especial, pero le gustaba y eso era lo que se valía. Pronto darían frutos. "La práctica hace al maestro".
Al final del exámen, ella procedía a irse rápido, como solía hacerlo siempre. Pero una mano agarró su brazo. Era Naruto, el gamberro.
-Hey, chica¿tú eres quien envió esto?
-… s-s-s-sí- estaba nerviosa, un nerviosismo especial, que le oprimía el pecho dificultándole respirar, que le oprimía el cuello haciendo que tartamudeara sin remedio. Que le oprimía el corazón, haciendo que su sangre circulara más rápido, quedando estancada mágicamente en sus mejillas, las cuales ardían. Nunca había sentido algo más… ¿lindo? Su primera experiencia nueva: descubrir el amor. (Aaahhh, que bonito xD)
-¡Pues muchas gracias!-le dijo el chico con una gran sonrisa.-¡Me has salvado la vida!
-D-d-d-de… ¡de nada!-sentía que sus mejillas iban a explotar y que se iba a desmayar.
-¡Me llamo Uzumaki Naruto¿Cómo te llamas?
-Hyuu-Hyuuga… Hi-hi-hina-hinat…a…
-¡Ah¡Gracias Hinata, nos vemos!
Y el chico se fue saltando de alegría. Con esto él podía seguir estudiando en la academia, y ella podía seguir viéndolo. Una sonrisa se dibujó en los labios de la chica. Ese momento se puede recordar como la primera vez que Hinata se sentía feliz en la academia.
Al día siguiente, ella como de costumbre, se sentaba en la esquina del salón, la más cercana a la puerta para que nadie la molestara. Pero este tendría más compañía, ya que el joven Uzumaki se sentó a su lado.
-¡Hola Hinata¿Me puedo sentar a tu lado?
-S-sí.-respondió tímidamente la chica.
-Oye, te quería agradecer por lo que hiciste ayer. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
-N-no te preocupes, pensé que era correcto que lo hiciera.
-"¿Desde cuándo ayudar a alguien a copiar es correcto? Creo que no debo dormir tanto en clases, creo que me he perdido de algo" Pensaba Naruto.-¡Hola Sakura-chaan!-dijo al ver entrar a una chica de pelo rosado a la clase. Sin darle respuesta ella entró, ignorándolo completamente.
-¿A ti t-te gusta esa chica?-le preguntó mecánicamente Hinata a Naruto. No sabía qué estaba haciendo ni a qué vino esa pregunta por parte suya. Su segunda experiencia nueva: celos (muhahahahaah).
-¡Sí, es muy bonita!-dijo el chico rubio. Hablaba con su nueva amiga como si de una confidente que hubiera conocido desde hace años se tratara. Le caía bien (excepto el que sea muy tímida), y para no perder una amistad, quiso acceder a la conversa, decir algo que continúe con el tema, y que sea agradable.
-Oye, de casualidad… ¿A ti no te gusta el soquete de –toma aire- Sasuke-kuun?-lo dice con una voz muy extraña, arrugando la nariz, y mostrando el desprecio que le tenía.
-No, a mí me gust-gustas-¡digo! me gusta o-otro chico…
-¡Ah! es que creí que eras una de esas tontas babosas que iban tras Sasuke.-este chico tenía una facilidad de… ¡ARRRGGHH! hasta a mí me da rabia, y ni siquiera se da cuenta de lo que dice el muy! -¡pero me alegro mucho de que no seas una de ellas! en realidad tienes pinta de alguien más agradable.-Le esboza una sonrisa, que ella responde de la misma manera. Al menos sabe arreglar las embarradas que hace sin darse cuenta.
-G-gracias Na…ruto-kun…
-Sólo dime Naruto¡es que con kun me haces 5 años más viejo, tú entiendes!-decía bromeando, dentro de lo más recóndito de su organismo le gustaba ver reír a su amiga.
El tiempo iba pasando. Ella practicaba a escondidas, y con muchas ganas en su violín. Le fascinaba impregnar el lugar en donde practicaba la dicha de ella al tener a su amado todos los días tan cerca, y Ella ayudaba a Naruto en sus estudios. Éste siempre le agradecía, pero no sabía cómo ayudarla para recompensarla. Un día le pidió que lo acompañara a su casa. cuando llegaron, aparte de la mirada de desagrado y compasión al ver la casa hecha un desastre, Naruto le dijo que se sentara en la mesa de su comedor.
-¡Bien! estas serán las clases de "ánimos hasta el cielo" –pone voz de chino sabiondo-Lo primero que debes aprender es conocer el combustible que elevará tu flama de la juventud hasta el límite"(me ha salido muy Gai-sensei)
-Y…¿cuál es?-preguntó tímidamente, aún extrañada por las cosas raras que le decía su amigo.
-Muy simple¡RAMEN¡A comer!-puso dos boles con ramen en la mesa, y éste se dispuso a comer al instante. Hinata solamente reía, esa era la manera más peculiar que había visto para invitar a comer a alguien a su casa…
Decidió hacerle caso a su "sensei", y en la noche, a la hora de su práctica, llevó un bol de ramen al área que tenía para practicar. Se dispuso a comer "para que su llama de la juventud crezca", pero con sólo recordar a su gran amigo Naruto, sus ánimos y su alegría ya fueron bastantes estimulantes para salir adelante con su práctica.
Pasaba el tiempo. Salieron de la academia, ya no podrían encontrarse tan seguido. Por eso, una tarde se reunieron a charlar.
-Creo que ya no podré depender más de ti si necesito que me ayuden…-decía en broma Naruto.
-S-sí…-le respondía tímidamente Hinata. Era un diálogo incómodo, como una despedida. Pero ella no quería, y él tampoco. Y ahora viene la escena del principio, en donde Hinata de la nada le pregunta a Naruto.
-¿CU-CUAL ES T-T-TU TELE-LEFONO?-estaba nerviosa, lo cual hizo que aumentara el volumen de su voz.
La pregunta fue un poco incómoda. De parte por la chica de ojos albinos porque sentía mucha pena (de vergüenza, no de tristeza) al preguntarle eso a Naruto, y de parte de éste, bueno…
-Es que verás, yo… no tengo teléfono.
Él nunca lo necesitó. Nunca tuvo necesidad de llamar un doctor (gracias al Kyuubi, se curaba al instante), y además nadie le había pedido eso nunca. No lo necesitaba para nada.
-¡Pero dame el tuyo!-le dijo el rubio ojiazul-hay una cabina telefónica en la esquina de mi cuadra¡Yo te voy a llamar! Pero aún así voy a esperar el día en que tú me llames.
-E-está bien…-se sonrojó notoriamente al escuchar que el chico la iba a llamar, y que quería que ella lo llamara- cinco tres, cinco tres, dos tres…
-Cinco tres cinco tres dos tres,-empezó a decir bajito, y con ritmo, como si lo cantara (ayuda a memorizar, al menos a mí xD)- cinco tres cinco tres dos tres, cinco tres cinco tres dos tres, cinco tres cinco tres dos tres¡Ya está! ya no se me olvida. Yo te llamo en la noche, Hinata-chan. Nos vemos.-y se fue corriendo, meneando el brazo en forma de despedida.
En la noche, Hinata proseguía a irse de su cuarto a su lugar de práctica con su instrumento en su mochila, pero recordó que su amigo la iba a llamar, y en efecto, su teléfono sonó.
-Hola Hinata-chan¿podemos juntarnos?
-¿Ahora?
-Sí, es que tú sabes que en el día con nuestros grupos y las misiones y eso, ya no podemos juntarnos. Entonces… ¿Qué dices?
-De… acuerdo.
Dejó su instrumento debajo de la cama, para que no lo encontraran y se fue por la ventana. Se juntaron, conversaron un buen rato sobre sus nuevos compañeros de equipo. A lo de las dos y media se retiraron, ya que el sueño les estaba ganando. (¿Por qué creen que Naruto llegó con tanto sueño cuando tuvieron que hacer la prueba de supervivencia? xD)
Y al día siguiente, Naruto invertía una moneda de su presupuesto en la cabina telefónica y conversó con su amiga por un buen rato. Y al día siguiente, y al siguiente…
Naruto llamaba a Hinata todas las noches. En realidad extrañaba a su amiga. Y ella, siempre esperaba el llamado, y después de éste, iba a practicar. Así cada noche.
Una noche en especial, Hinata al ir a ensayar al bosque, olvidó cerrar bien su puerta, y al dejar la ventana abierta, la cerradura se abrió, dejando entreabierta la puerta. (Ya no hacen las cerraduras como en mis tiempos xD) Y Neji iba pasando por ahí en dirección a su cuarto, cuando percata de que Hinata no se encuentra. Entra a su cuarto y se va por la ventana: a lo lejos la veía. La fue a seguir, de manera sigilosa, para que no lo detectara: quería saber en qué estaba metida. De repente su oido pone especial atención a la melodía que se está interpretando por ahí cerca. Interpretada con una habilidad que lo dejó muy sorprendido. Y quedó completamente impresionado al ver a su prima bailando sobre el agua al ritmo en que tocaba su alegre canción (no estaba desnuda por si acaso, pero sí se quitó la chaqueta). Cuando terminó, Neji la interrumpió.
-¡Hinata-sama!
-¡NEJI-ONIISAN! PE-PERO…
Neji se quedó sin palabras. Pero debía llamarle la atención, ya que era la heredera del clan, no podía perder el tiempo con bailes y menos con la música.
-Hinata-sama… -se calló un rato-… eso fue… muy hermoso…
Claro, debía llamarle la atención, pero sus sentimientos afloraron por sobre el protocolo, haciendo que la alabara en vez de acusarla.
-Gracias… Neji-oniisan. Por favor… no le digas a mi-
-No se preocupe, Hinata-sama, por mí puede quedarse tranquila.-le sonríe graciosamente-Se supone que debo protegerla, así que eso es lo que voy a hacer…-vuelve a poner su cara seria-pero no se va a tardar mucho en enterarse de esto por sus propios medios Hiashi-sama, así que vaya con cuidado.-media vuelta y se va caminando.
Era de noche y Hinata reflexionaba en lo que le había pasado recién. Si su primo lo había descubierto¿Por qué no Naruto? Así que decidió ir a visitarlo.
Al llegar cerca de su casa, vió como Naruto dormía plácidamente en su cama. Al verlo así no quiso despertarlo, por lo que al igual que su primo, se dio media vuelta y se fue de ahí. De vuelta en el bosque, de pie sobre la copa de uno, empezó a tocar una arrulladora melodía dedicada a su amigo en descanso.
Naruto despertaba de sus sueños, oyendo a lo lejos una música de orígen desconocido. Quiso optar por seguir durmiendo, pero algo dentro de él lo arrastraba a seguir escuchando. Pero lo que hizo en realidad fue levantarse, y seguir el sonido del violín, como si le estuviera incitando a ir. Se sentía familiarmente contento y tranquilo. De árbol en árbol, de rama en rama, seguía el acompasado sonido del instrumento a través del espeso bosque. Se subió a una copa de árbol. Y al llegar, vio al intérprete desconocido, en el árbol del lado, cubierto por su capucha. El sonido del viento, la agitaba mientras seguía con su canción de cuna arrullando el corazón del rubio en su presencia. La luz de la luna no hacía acto de presencia, pero a pesar de todo, cuando el intérprete desconocido terminó su presentación, el chico soltó con voz suave y cálida, la más cálida que podía brindar desde su corazón…
-Sabía que algún día tú me llamarías… Hinata-chan…
Y desde las copas de los árboles, se miraron fijamente…
Bien, ahí tienen la tercera historia. Me gusta hacer las historias con finales abiertos. Así el lector le da el final que más encuentre apropiado. Verán, yo pensé en estas tres historias, viendo los pensamientos de estos personajes si siguieran la música, y agregándoles alguna trama. y así surgieron estas historias. El problema es que no se me ocurre ningún personaje más al cual agregarle de forma interesante la música a su vida. Si tienen alguna idea, pues sólo manden un review. Sino, sólo tendré que continuar con la historia de humor de "El festival de talentos de Konoha". No muy graciosa según mis amigos, pero ¡quien sabe! ellos son unos amargados, pero en fin...
Sin más, me despido. Bye!
