-Te veo en el cine mañana-

-No puedo esperar-

-¿Cuelgas tú?-

-No, hazlo tú-

Marinette suspiró. Estaba sentada junto a su amiga Alya, en la escuela Françoise Dupont. Adrien y su amigo Nino se sentaban frente a las chicas. A simple vista, todo parecía igual que siempre.

El rubio extendió una mano hacia ella y le entregó un papelito en el que podía leerse "AM" Emocionada, ella lo leyó.

(Me aburro, miau lady. Hablemos por carta) Marinette tomó su lapicera.

(¿De qué quieres hablar, mi gatito?)

Ella le alcanzó el papel. Acción que no pasó desapercibida por Alya.

-Marinette, ¿Hay algo que no me hayas contado?- Ella se sonrojó. Adrien volvió a pasarle el papelito, por lo que ignoró a su amiga, casi sin darse cuenta.

(Tal vez de lo prreciosos que son tus ojos, Marinette. Qué ciego estaba antes, que no me daba cuenta) Marinette disimuló una risita tonta -¿Marinette?- La reportera y leal amiga de la azabache no entendía nada.

El corazón de Marinette se saltó un latido mientras escribía su respuesta.

(Bueno, estamos iguales, prríncipe. Chat Noir es un bombón)

Cuando leyó aquella hojita de papel, Adrien miró a Marinette tan conmovido que ella creyó que lloraría.

(¡Mi lady hizo un juego de palabras de gatos! ¡Para hacerme un cumplido! Me voy a desmiauyar) Logró leer una letra muy pequeña, aunque increíblemente prolija. Sobre todo comparada con sus garabatos. Marinette, ansiosa, arrancó una hoja de su cuaderno.

(Gatito tonto) escribió y se la entregó, sólo para descubrir que Adrien también había arrancado una hoja de su cuaderno.

-Lo siento, Alya, ¿Qué decías?-

-Marinette, me estás ignorando y tú estás... ¿Adrien y tú están intercambiando notitas, o es imaginación mía?- Su amiga sonrió de oreja a oreja.

-Adrien y yo somos, eh, somos amigos novios, quiero decir amigovios, no, que por fin somos novios- Susurró, cubriéndole la boca a su amiga para que no se pusiera a chillar de la emoción y la profesora de turno las echara del salón.

-Tienes que darme todos los detalles, niña- Marinette asintió y volvió su atención a la hoja de papel, a su maravillosa realidad, que la emocionaba, sólo para descubrir que todo podía ser aún mejor.

(Pero soy tu gatito, Marinette. Y siempre lo seré ¿Verdad?) Había escrito Adrien.

(Sí, siempre lo serás. Te quiero, Adrien, te quiero muchísimo. Eres todo para mí)

A Marinette le temblaba la mano cuando volvió a pasarle la hoja de papel a su novio. A todo esto, la señorita Bustier ya se había dado cuenta de que no estaban prestando atención a su clase, pero ella siempre había pensado que esos dos alumnos suyos harían una hermosa pareja, y ahora que pasaba algo entre ellos, no pensaba interrumpir.

(Mejor dejemos de escribir por ahora. Sólo quiero salir de aquí y llevarte conmigo, pero no puedo. Extrañarte ya se volvió frustrante)

Marinette se rió levemente.

(¿Extrañarme? Estoy a dos metros de ti, incluso podría tomarte de la mano)

Eso le dio una idea.

-Alya, por favor, ¿Podemos mover un poco el pupitre?- Su amiga sonrió con dulzura.

-Déjame adivinar. Quieres estar más cerca de Adrien-

-Y él también de mí. Oh, es tan maravilloso- Marinette estaba tan feliz que le costaba creerlo. Su amiga la ayudó, y lo más disimuladamente que pudieron, movieron la mesa y sus asientos hacia adelante, hacia sus respectivos novios.

-Psst, príncipe- Adrien se giró hacia ella, su rostro repentinamente estaba muy cerca del de su lady, Marinette. Los dos se pusieron rojos. Ella sonrió con timidez e inocencia, derritiendo el corazón del rubio.

-¿Me extrañas menos ahora, cosita?-

Con una sonrisa de enamorado, Adrien le robó un beso fugaz en los labios. Marinette sintió que se iba a desmayar. Miró a todos lados, pero nadie aparte de Alya se había dado cuenta.

Marinette se quedó congelada, pero espabiló cuando Adrien la tomó de la mano, entrelazando los dedos con los suyos. Huyendo de sus inocentes y profundos ojos verdes, miró al frente. Había muchas cosas escritas en el pizarrón. Fechas, páginas del libro de Historia e incluso tarea para el hogar. Con la mano que tenía libre, la derecha, Marinette intentó tomar nota de lo que la profesora estaba diciendo, copiar lo que estaba en el pizarrón, algo, pero terminó garabateando (AM LBCN) distraídamente por el márgen de la hoja, dibujó montones de corazones y también un gato negro con ojos de corazón que corría tras una mariquita. Sintiendo la calidez de la mano que sostenía la suya, volvió a suspirar.

-Oh, chica, ya perdí la cuenta de todas las veces que suspiraste- Comentó Alta, haciéndola sonrojar.

-¿Y qué más puedo hacer? Estoy en el cielo, Alya. Él es el cielo en la tierra- Adrien, que obviamente la escuchó, estando sentado tan cerca suyo, le dio un cariñoso apretón a su mano, pero también estaba nervioso.

-Lo siento, prrincesa, mi mano está eh, sudando y es, es asqueroso- Susurró Adrien, e hizo un intento de soltarla, pero ella no lo dejó.

-No, no lo es- Ella le dio una sonrisa sincera y, para que no le quedara ninguna duda, se inclinó y besó el dorso de su mano.

-Tus manos son muy bonitas, Adrien, y tan suaves- Él le sonrió. Nunca en su vida había sonreído tanto. Tal vez cuando era pequeño y su madre le cantaba hasta que se dormía sobre su regazo.

-Oye, viejo, ¿Me explicas la cinco? No entendí- Estaba diciendo Nino, quien intentaba ponerse al día con esa materia que tanto le costaba. No había mirado a su compañero de pupitre en toda la hora, y entonces notó que tomaba la mano de Marinette, y sonreía tanto que seguro le dolían las mejillas.

-Lo siento, bro ¿Dijis-dijiste algo?- Nino le dio una palmada amistosa en el hombro.

-Olvídalo, Ad, sé feliz con tu novia-

-No es mi novia- Susurró Adrien, lo más bajito que pudo -Aún- Añadió, para alivio del moreno.

-Verás, nosotros eh, hicimos click?- Explicó torpemente el modelo, haciendo reír a su amigo.

-Te diste cuenta de que hay química entre Marinette y tú. ¡Ya era hora!-

-S-Sí, exacto, pero no somos novios. Aún no se lo pido. Oh, pero lo haré, y-y quiero que sea especial- Nino se sintió orgulloso de su amigo y le dio algunos consejos románticos.