Los agonizantes gemidos inundaron la habitación, despertó pegando un brinco y aún con los ojos entrecerrados se levantó en estado de alerta mirando a su acompañantea cuál emitía tan horrorosos ruidos.
La chica estaba dormida gemía, lloraba y su cuerpo entero temblaba.
Ahí estaban de nuevo las pesadillas.
Bakugo se frotó los ojos un poco para despertar mejor y encendió una de las lámparas que tenía en su mesita de noche, acercó lentamente su mano hasta tocar el brazo de la chica, la movió con suavidad y con una gentileza poco característica en él la trató de despertar.
— Shoko, despierta. — la hablo en voz baja.
Movió un poco más a la chica la cual abrió los ojos de golpe, tomó una enorme bocanada de aire y se sentó de golpe en la cama, miró aterrorizada hacia todos lados y después se encontró con Bakugo frente a ella.
— Tranquila, soy yo. — le dijo Bakugo.
Ella no dijo nada, sus ojos se inundaron de lágrimas otra vez, Bakugo la miró con preocupación, se acercó lentamente a ella y abrió los brazos.
— ¿Puedo tocarte? — le preguntó el rubio.
La chica asintió débilmente con la cabeza y Bakugo la envolvió entre sus brazos abrazándola de manera protectora.
— ¿Quieres hablar de eso?
La chica se quedó en silencio un momento.
Ahí estaba de nuevo, la misma situación que se vivía casi a diario con ellos, ella se desperaba en medio de la noche llorando, gimiendo, incluso gritando y todo gracias a horribles pesadillas que no podía evitar gracias a todos los traumas que su padre le había hecho pasar.
Aizawa les permitía dormir juntos, de vez en cuando, solo cuando los tranquilizantes de ella no funcionaban. Bakugo y el mayor tenían un acuerdo de nada de relaciones sexuales dentro de los dormitorios, Bakugo lo mandó al diablo diciendo que nada de eso pasaría pero bueno, los jóvenes mienten un poco de vez en cuando.
Pero ese no era el caso, ella de verdad no podía dormir sola, había intentado dormir con las chicas pero su miedo empeoraba con ellas y la vergüenza la hacían caer en una profunda depresión por mostrarse así frente a ellas.
Por eso optaron por la idea de que fuera Bakugo quien la ayudará, después de todo ellos eran pareja.
Y al principio no fue nada fácil, ya que Bakugo solía molestarse cuando ella lo despertaba ¿Por qué demonios se iba a estar despertando todas las noches por un simple sueño feo? Aizawa lo regaño, lo llevó a terapia psicológica no porque la necesitará si no porque Todoroki lo necesitaba, Aizawa le explicó que si quería ser un héroe debía de actuar como tal.
Y así fue, por eso es que Bakugo se le veía tan calmado en las noches con ella, sabía qué decir, qué no decir y cómo ayudarla la mayor parte de las veces. Porque así era cómo un verdadero héroe debía actuar.
La chica de cabello bicolor se inclinó un poco y se dejó abrazar por el chico, ambos se quedaron en silencio un largo rato. En ese momento es cuando Shoko sintió que Bakugo comenzó a cabecear, estaba luchando por no caer dormido, ella sonrió de lado y tocó suavemente el brazo del chico para llamar su atención.
— Estoy mejor, ve a dormir. — le dijo ella.
Bakugo brinco al sentir el toque de la chica y se quejó un poco.
— No me estaba durmiendo. — respondió rápidamente. — ¿Necesitas algo?
Ella negó con la cabeza. Bakugo volteó a ver el reloj y eran las 3:47 de la mañana, tenían un rato más para dormir.
— ¿Agua? — le ofreció el rubio.
Ella negó con la cabeza y aún así Bakugo se la dió. Ambos se acostaron mirando el techo.
— Recordé las veces en dónde Endeavor regresaba ebrio a casa, rompía todo y golpeaba todo y... A todos. — dijo la chica con suavidad. — Mi madre llorando, mis hermanos gritando, un caos.
— A veces me cuesta creer que él sea el actual héroe número 1. — dijo Bakugo.
— Sé que él ahora va a terapia y a alcohólicos anónimos pero... El daño que hizo no creo que vaya a poder superarlo nunca. — respondió la chica de cabello bicolor.
— Perdonar el parte del proceso. — respondió él.
— Lo sé, aún no estoy lista es todo. — dijo ella en un suspiró. — Vamos a dormir, lo siento por despertarte de nuevo.
— Sé que es un proceso difícil y ahora lo entiendo más, yo a veces sueño con la vez que la liga de los villanos me secuestro, tuve miedo de que algoes llegará a pasar. — respondió Bakugo.
— Estamos aquí ahora, es lo importante. — mencionó ella. — Vamos a dormir ya.
— Sí.
Ambos de acurrucaron uno junto al otro. Así fueran mil veces las que Bakugo despertara en la noche ya no se molestaría con ella porque el proceso de sanación es diferente para cada uno y sí ella necesitaba ser escuchada mil veces así lo haría. Todo con tal de verla dormir tranquila una sola noche.
