Corelia, a 2 años estandar ABY (antes de la batalla de Yavin)

El ruido la aturdía. Anthe miraba hacia el cielo estirando el cuello. Dos destructores estelares tapaban el sol. Gruñían con sus motores de iones al amarrar en la plataforma de despegue y detrás de ellos una fila de cazas TIE desfilaban sobre los banderines rojos con la insignia imperial. Anthe los seguía con la mirada. Le costaba porque habían muchos otros cadetes junto a ella que le superaban en estatura. Ella apenas cumplía el mínimo requisito de altura y contextura física para enlistarse. Pensó en eso un momento con una risa torcida. Si supieran todo lo que tenía para dar...la hubieran ascendido antes de terminar la academia.

—¿ansiosa? —dijo Meda, que estaba a su derecha, viéndola con una sonrisa de oreja a oreja.

Anthe miró un momento a su alrededor. Los cadetes hablaban alto, muy alto. Competían contra el tronar de los motores y el ruido de los cazas cortando el viento al pasar, a velocidades supersónicas. Todas eran miradas curiosas. Meda era la única que parecía relajada.

—mira con atención, pajarito, ese de allá es el Devastador —dijo Meda sacando pecho —es el nuestro

Anthe respiraba el aire denso y vaporoso de la madrugada y se encandilaba con el brillo del sol reflejado en la coraza blanca del Devastador.

"—nuestro"

Todo el escenario era majestuoso. Y las palabras de Meda la llenaban de anticipación.

—estoy aquí al final —dijo Anthe, más para sí misma, con aire melancólico.

—hey, no te lleves todo el crédito. No olvides quién te recomendó —le dijo Meda colgándose de su cuello, haciéndola perder el equilibrio. Se les escapó una risa divertida, opacada por el ruido de las sirenas. La multitud empezó a ponerse inquieta.

—gracias

—el uniforme te sienta bien —le dijo Meda, orgullosa, casi que la hizo ruborizar, la muy tonta. Pensaba en lo mucho que habían crecido. En lo importante que se había convertido para ella, más que su amiga, se había vuelto una hermana mayor. Siempre cuidándole las espaldas. Y la veía orgullosa, con su trenza alta e impecable. Ahora era su turno de demostrarle al mundo quién era. Sin ayuda de terceros.

—booo!

Una mano les tocó el hombro repentinamente y les hizo dar un salto. Ambas voltearon al grito de:

—¡estúpido! —le gritó Meda al chico que estaba ahora junto a ellas.

—Norian

Estaba acompañado de otros dos jóvenes más.

—tendrían que haberse visto las caras —dijo Norian —el hilo de baba que les colgaba —dijo estallando de risa con sus amigos

Anthe y Meda los miraban con las cejas levantadas, fingiendo seriedad. Pero Anthe no podía con sus ojos azules, su cabello negro, su sonrisa que le arrugaba la nariz y la sien de forma tan encantadora.

—¿no me vas a felicitar? —le dijo Anthe de brazos cruzados.

—sí amor mío, felicitaciones —le dijo Norian, llevando su boca a la de Anthe.

—ugh- dijo Meda, rodando los ojos. El ruido de la multitud iba en aumento. Anthe y Norian todavía se besaban cuando escucharon el grito de un oficial, e inmediatamente todos se callaron e irguieron. El tumulto desordenado de cadetes se transformó en varias filas, ordenadas desde el más alto rango hasta los menores. Anthe contenía la risa. Miraba a Norian de reojo. Meda también hacía un esfuerzo por mantener la compostura al caminar dos filas más adelante junto a otros suboficiales de su rango

—¡atención! Están a punto de presenciar la magnificencia del Imperio. El comienzo de una era gloriosa, frente a sus ojos está el poder supremo!. Y ustedes formarán parte de él, ahora como pioneros, soldados de la más alta categoría.- dijo el oficial, acompañado de dos stormtroopers de armadura reluciente. -han sido asignados al Devastador, y ese es un privilegio que no debe tomarse a la ligera. Cumplan con sus tareas al pie de la letra...

Blah, blah, blah. Todos eran puros palabreríos para ella. Anthe no podía pensar en otra cosa que no fuera subir a ese destructor, caminar por sus pasillos, y quizas algún dia sentarse junto a los grandes oficiales en el puente de mando. Soñar no costaba nada. La vida daba un giro satisfactorio para cualquier cadete del Imperio asignado a un destructor estelar de esa estirpe. Los créditos en su cuenta bancaria también darían un giro satisfactorio, y toda su vida en general, eso se lo repetía una y otra vez por sobre las palabras elegantes del ofical frente a ella.

"La cabeza en las nubes, como siempre."

Después de muchos discursos y de abordar un convoy que los transportó a una de las plataformas del Devastador, Anthe se vio recorriendo un pasillo extenso hacia los camarotes. El piso brillaba tanto que podía ver su reflejo en él. En los corredores merodeaban oficiales y suboficiales, robots de protocolo y astromecánicos. Siguiendo otro pasillo angosto encontró su número de camarote. Con una combinación la puerta automática se abrió. Encontró sus pertenencias junto a su litera. Y en la de abajo, Meda la esperaba de piernas cruzadas.

—¿nos asignaron camarote juntas?

No podía dejar de pensar en lo afortunada que era. De tener Meda. Su talento la había llevado muy lejos esos dos últimos años. Con su especialidad en táctica y sistemas de rastreos, había conseguido contactos suficientes para ponerla a bordo del Devastador. Y no solo eso, incluso conseguirle un lugar en uno de los camarotes más grandes.

—¡mira la ducha!

Anthe no pudo decir mucho más porque casi tartamudeaba de los nervios. Lo cierto era que el lujo dentro del camarote era aun mejor de lo que Meda le había anticipado.

—lo sé. Éstos se los reservan a los cadetes graduados con honores, los de especialización y claro, los favoritos.

—tú eres mi favorita —dijo Anthe

Celebraron una risa cómplice, justo antes de escuchar la primer ignición de las máquinas.

—ahora es tu momento de lucirte —dijo Meda, jugando con la vicera de su gorra militar.

—tsk —Anthe soltó una risa relajada. Todavía no se acostumbraba a la idea de estar trabajando junto a los mejores oficiales del imperio.

El suelo empezó a vibrar.

—estamos por despegar —dijo Meda, justo antes de que una voz sonara por los parlantes advirtiendo el inminente despegue.-puedes ir al tercer corredor a mirar por la ventana. O puedes venir conmigo y te mostraré algo aún mejor.- le dijo Meda guiñando un ojo. Y sabía que cuando guiñaba un ojo se trataba de algo sobroso. Se miraron fijamente un momento y dispararon fuera del camarote, ajustándose la cola de caballo y el uniforme.

"tres minutos estándar para el despegue"

—¡no corras! —le dijo Meda apretándole el brazo.

La risa ya era imposible de contener para ese momento. Casi chocan contra dos stormtroopers que patrullaban el pasillo. Causar alboroto el primer día no estaba en sus planes. No eran las únicas inquietas allí de todos modos.

Meda caminaba a paso veloz de derecha a izquierda por pasillos y corredores, abriendo puertas y esquivando droides. Subieron por dos ascensores. El primero era de uso público. El segundo requirió un código de seguridad que Meda activó.

—¿a dónde me llevas? —dijo Anthe con respiración agitada. Y aunque sabía que la había escuchado, Meda no le respondió.

Los corredores empezaron a volverse más amplios y lujosos, algunos oficiales de alto rango pasaron caminando cerca de ellas con holopads. Parecía que iban hacia proa.

Se detuvieron frente a una doble puerta sellada y con un avanzado sistema de seguridad. Había muchos oficiales a su alrededor que les dedicaron miradas curiosas. La computadora pidió una identificación de voz.

—Meda Aztuc

—¿en dónde nos estás metiendo? —dijo Anthe

Meda de repente parecía más tensa. La vio cambiar su expresión por completo, un segundo antes de entrar a la sala de mando. Un momento, ¿la sala de mando? ¡Eso era solo una habitación contigua al puente!

Al abrirse la puerta, Anthe quedó maravillada, porque frente a ella había un ventanal gigante que ocupaba casi todo el lateral de la sala. Podía ver su planeta alejándose lentamente a medida que el destructor ganaba altura. Algunos oficiales realizaban monitoreos en sus holopads, otros manejaban las computadoras subyacentes y otros oficiales simplemente se paraban frente al ventanal a contemplar el despegue. Algunos saludaron a Meda de buena forma, y por su puesto que la miraron a ella también, pero nadie se atrevía a preguntar nada.

Un grupo de oficiales acompañaban al almirante Ozzel al puente. Los cadetes y suboficiales le abrieron paso y lo saludaron correctamente. Era la primera vez que Anthe veía a un gran oficial en persona. Un poco antes de ingresar, Ozzel miró en dirección a ellas, cosa que le dio escalofríos.

—ofical Aztuc —dijo Ozzel, con una casi sonrisa.

Meda le devolvió el gesto y luego lo vio marcharse. Anthe estaba boquiabierta. Ahora tenía aún más razones para admirar a Meda.

—justo a tu derecha, a solo una puerta, está el puente —dijo Meda a su oído —algún día podrás entrar por ahí.

Eso era algo que estaba dentro de sus sueños más locos. Si había algo que Anthe era, era ambiciosa. Se imaginaba llevando la insignia de un oficial al mando, incluso de comandante, dando órdenes mientras todos se inclinaban ante su presencia. Después, otro lado más frágil y enternecido de ella solo esperaba tener suficientes créditos para llevar a su casa, y ganarse el lugar que quería tener desde hacía tanto tiempo. En ese momento solo podía pensar en completar su próxima misión y llevarse una jugosa recompensa. Se imaginaba todas las cosas que podría comprar una vez recibiera su primer pago. Imaginaba todos los planetas que podría visitar. Todo eso en una fracción de segundo, justo antes de despegar.

Por el altavoz anunciaron el salto a la velocidad de la luz, en cuenta regresiva. Meda y ella se sonrieron y la nave dio un golpe brusco y repentino. A pesar de contar con compensadores de inercia, era la primera vez que Anthe vivía un salto hacia el hiperespacio y el empujón le dio náuseas. El ventanal se inundó de luces fugaces. El destructor avanzaba dentro de un túnel luminoso, a miles de años luz, los ojos de Anthe brillaban con el celeste resplandeciente del hiperespacio. Meda no pudo evitar reírse ante su expresión. Un poco después llamaron a todos a sus puestos, en especial a los operadores de maquinaria, el lugar que le correspondía.

—vamos, tenemos trabajo

—sí

Meda la acompañó diez pisos abajo, justo antes de partir para su propio camino, junto a los cadetes de especialización. Anthe encontró la cámara de control y su asiento vacío, con las pantallas frente a ella. Comenzó a revisar el rendimiento de los motores y a hacer estadísticas. Todo funcionaba en orden. Estaban por dejar el hiperespacio es una hora estándar aproximadamente.

—¿dónde estabas? —le dijo Norian desde otra silla a sus espaldas.

Anthe se rió. Pensaba en lo que se había perdido. Encerrada en esa habitación, sería difícil disfrutar el resto del viaje. Ese era un privilegio que solo Meda y otros oficiales tenían. Pero pronto se ganaría su lugar

El resto del viaje fue muy distinto a lo que se imaginaba. No hubieron imprevistos, ni problemas técnicos ni nada interesante. Se pasó casi tres horas dentro de la cabina de control, escuchando el pitido de las máquinas, las manos de otros cadetes tipeando y el bostezo de Norian, que era todo menos disimulado. Sonó la primer campana de descanso y todos salieron disparados al comedor principal. A llegar, Anthe se sintió aturdida. Estaba lleno de cadetes hablando a los gritos. Escuchaba choques de bandejas y risas en el fondo. Vio a Shaffu y Geers en la fila esperando con sus bandejas. Meda estaba junto a ellos. Le hicieron señas a Anthe y Norian para que se les unieran.

—¿qué tal su primer día? —dijo Shaffu, luciendo orgullosa su rodete.

—no vamos a mentirte, lejos de interesante —respondió Norian

Anthe miraba las bandejas llenarse frente a ella. Aunque habia escuchado quejas acerca de la comida a bordo de los destructores, esa no te veía tan mal. De todas formas no tenía mucho apetito. Su entusiasmo se había desmoronado por alguna razón y ya no veía a los cadetes de la misma forma que hacía un rato. En vez de celebrar, solo quería acostarse en su litera.

"Estás con Norian y Meda" le decia su voz interior. Pero eso no la reconfortaba.

—Kriff, esto sabe a cartón —se quejó Norian al darle un bocado al pan e hizo una mueca.

Más que para quejarse, la payasada solo pretendía hacer reir a las mujeres en la mesa. Meda y Anthe no se rieron, siguieron su conversación. Habían llegado a tal punto en sus años de amistad, que podían casi comunicarse telepáticamente. Anthe captó el mensaje de Meda al instante.

"—es un idiota" a lo que Anthe asintió.

—cómo conseguiste formar parte del equipo de especialización? Le preguntó Anthe a Meda. Llamó la atención de todos

—bueno, parece que la chica está apurada en su primer día —bromeó Shaffu

—muchos te dirán que cumpliendo y trabajando duro te ascenderán. Pero lo cierto es que para cuando logres ascender ya habrás pasado el límite de edad. Para llegar alto debes llamar la atención de un gran oficial.

Todos escuchaban atentos

—tengo pensado presentar mi proyecto de la academia

—¿ves a esos de ahi? —señaló Meda al fondo con su tenedor. En una mesa, un grupo mixto de cadetes hablaban por lo bajo, y miraron justo hacia ellos —son tu competencia. Han presentado más de diez proyectos cada uno. De estadística, sistemas de hackeo, de espionaje, programas de decodificación, hasta diseño de armas. Todo para impresionar al almirante y a los moffs. Pero Ozzel es muy reticente.

—tú por otro lado has logrado una buena impresión con el almirante Ozzel —dijo Anthe. Meda se puso seria. Anthe no logró decifrar su expresión.

—bueno pero Anthe sacó un reconocimiento por su proyecto de la academia. Era un programa de códigos no? —dijo Norian

—un sistema de hackeo adaptativo en tiempo real —le corrigió Anthe, molesta

—claro, cerebrito.

—yo creo que deben tener simpatía. Mi hermana ganó dos puestos sobre el que tenía por sonreirle a un teniente —dijo Shaffu sin reparos.

Anthe se sintió asqueada de solo pensarlo. Recordó el bigote amarillento del almirante Ozzel y se le revolvió el estó no necesitaba venderse para conseguir sus méritos.

—ningún oficial al mando es lo suficientemente interesante para que eso valga la pena

—ustedes sabrán —dijo Geers en tono de broma, porque la charla se había tornado algo extraña.

—y tú ¿por qué estas aquí, Geers? Cuál es tu objetivo? —dijo Anthe

—¿no es obvio? Por el Imperio. Para contribuir a una buena causa. Lograr la paz que desde hace tanto tiempo se ha esperado. La rebelión representa todo lo que no tolero en esta sociedad

—¿y qué es?

—cuestionamiento, egoísmo, sublevación

Anthe por un momento pensó en sí misma y cómo cada una de esas palabras la describía perfectamente.

Meda le hizo señas para que mirara abajo de la mesa. Ya lo había visto. La mano de Norian que acariciaba una de las piernas de Shaffu, descaradamente y frente a sus narices. Aquel día no parecía poder empeorar.

A partir de ahi contó cada minuto hasta que pudo regresar a su camarote. Llegaron ambas, Meda y Anthe, y tiraron sus gorras sobre la litera. Anthe Estaba más agotada de lo que pensaba.

—¿¡es una broma!? ¿cómo puede hacer eso? —gritaba Meda, quitándose el uniforme, hecha una furia.

—solo era Norian siendo Norian

—¡pero eso no solo es descarado! ¡es inmundo! ¿desde cuándo es tan cariñoso con Shaffu?

—no lo sé

—creí que habías dicho que las cosas habían mejorado

—han mejorado

—¿eso es tu "mejor"?

Anthe se sentó en su litera, pensativa

—no lo sé, tal vez tengo que admitir que el cabello de Shaffu es muy bonito.

—no puedes estar hablando en serio

—nunca me ha engañado

—¿nunca lo ha hecho o nunca lo has visto?

—Norian fue quien me acogió cuando me fui de casa.

—Lo sé

—él pagó mi ingreso a la academia

—¡lo sé! pero...

Meda miró los ojos de su amiga. Vio una mujer muy joven y muy agotada. A pesar de parecer siempre en movimiento y lista para pelear, lo cierto es que Anthe estaba agotada. Nunca se permitía un descanso de nada. Ni de nadie.

—sabes, lo siento. Olvídate de Norian. Veras que todo saldrá de maravilla —Meda la tomó de los hombros —y ni bien tenga una oportunidad de presentar tu proyecto a Ozzel lo haré.

—gracias

Hicieron silencio un momento. Se apagaron las luces y Anthe se encontró recostada boca arriba en su litera. Esperaba que Meda le hablara de algo más. Quizás así sí podría dormir.

—tienes que descansar —le dijo Meda. Anthe sabía a lo que se refería —¿cuándo fue la última vez que dormiste?

—ayer. Pero si te refieres a cuándo fue la última vez que descansé... —Anthe se calló.

—¿qué harás luego de que consigas el prestigio que quieres? —dijo Meda

—¿a qué te refieres?

—¿qué haras cuando seas comandante, almirante, capitán de navío?

—me postularé para Moff —bromeó Anthe y ambas rieron a carcajadas —no lo sé, no he pensado en eso

—¿no hay algo que quieras más que el éxito de tu carrera?

—sí claro

—¿que es? ¿qué es lo que realmente querrías?

Anthe lo meditó un momento.

—no, te burlarás de mí.

—¡oh vamos! -insistió Meda.

—no lo sé. Siempre he querido vivir algo apasionante, un peligro, una aventura...quizás un romance. Ya sé que suena como la fantasía de una niña. Me he imaginado casándome con Norian, pero...

—¿pero?

—no lo sé. Hemos estado juntos tanto tiempo. He visto la forma en que mi hermano vivía junto a sus esposa, era tan diferente. Quisiera saber como se siente...tu sabes.

—¿el deseo? ¿la pasión? —dijo Meda, haciendo voz de tonta.

—algo que me consuma, lo que sea. No enamorarme. Sino consumirme. Experimentar lo que se siente estar viva de verdad.

—wow —dijo Meda, que no había podido evitar reírse —¿crees que Norian no puede darte eso verdad?

Anthe se quedó en silencio. Por un momento se sintió nuevamente en casa, consumiendo los olores del mercado, el olor a aceite quemado y motores rugiendo en los talleres. El rostro de Norian de repente se le hizo tan nítido que parecía que podía tocarlo con sus manos...


Hola! Estoy de regreso! Este año ha sido terrible para mí como para muchos, pero en estos últimos días encontré un pequeño momento para escribir nuevamente. Espero que les haya gustado este capítulo y por fin el inicio de esta aventura. Anthe nos narra sus primeros pasos a bordo del gran destructor el Devastador! No tiene idea de los acontecimientos que están por venir. Gracias a ustedes por su inmensa paciencia y espero verlos en el próximo capítulo que pronto estaré subiendo! Déjenme sus reviews

S.F