Disclaimers: los nombres de los personajes pertenecen a Rowling, no a mí.
Esta historia es Drinny, pero puede que no se vea como tal, puede verse como un drinny indirecto.
Este aporte es parte del Drinny-Con 2021, organizado este año por la página de Facebook DrinnyZone.
D05. Columpio.
Las risas se escuchaban a lo lejos y aunque su instinto le decía que debería ignorar aquel sonido que era casi de ultratumba, su lado más estúpido lo guio hasta ahí, a lo lejos, había tres niños cada uno sobre un columpio, riendo mientras se balanceaban en ellos, el lugar estaba lleno de neblina y estaba bastante oscuro como para saber quiénes eran además mientras más rápido se balanceaban más distorsionadas se veían sus siluetas.
La risa de los niños comenzó a sonar más y más fuerte en los oídos de Draco, se dio media vuelta intentando alejarse, pero una niña sin rostro estaba frente a él, con un vestido blanco y cabellos rojos sangre, ¿estaba relacionada con aquella chica a la que le parecía cada vez más difícil acceder?
Había una regla general que Draco desconocía, no hables con los otros, porque nunca sabes que van a decirte y si pueden llevarte una vez que creas una línea doble.
—Niña ¿cómo te llamas? ¿Conoces a la pelirroja encerrada en aquella finca?
La niña sin rostro desvió la cabeza como si realmente estuviese viendo en esa dirección, su mano se levantó y con su pequeño dedo índice lo señaló a él.
—Necesito encontrarla ¿puedes llevarme con ella?
La vio asentir, y un extraño escalofrío recorrió toda su espalda, en señal de que aquello había sido una muy mala decisión, pero era un sueño ¿qué cosa mala podía pasar en un sueño? Ella se echó a correr mientras él meditaba los riesgos que aparentemente no deberían existir. En menos de un segundo quedó de pie frente a un columpio, estaba vacío pero seguía meciéndose como si alguien estuviese ahí y él no pudiese verlo.
— ¿Quién eres y qué quieres?
En cuanto terminó de formular aquella pregunta, el columpio se quedó quieto, su espalda golpeó el suelo y la pelirroja estaba sobre él, sus manos se colocaron en su cuello, estaba tan fría como un cadáver debería estarlo, su rostro estaba lleno de tierra, y su cabello alborotado y un poco sucio, aun así el olor que despedía era amaderado, como un viejo perfume que usaba su madre en el pasado y habían dejado de fabricar.
Aquella aroma iba con ella, pensó Draco, la joven acercó más su rostro a él, curiosa por que no mostrara la mínima gota de miedo, así que sonrió, se quitó de encima de él y se sentó de nuevo en el columpio, comenzando a mecerse.
—Tenemos que irnos –le informó –dime ¿cómo te llamas?— La joven sonrió divertida y abrió la boca, para mostrar que le habían cortado la lengua, haciendo que el corazón de Draco se agitara, mientras ella se mecía tranquila en el columpio.
