Miedo
Michael
Podía sentirlo en su interior a pesar de haberse alejado de Caos, los temblores que recorrían su cuerpo se hacían cada vez más evidentes haciéndole perder el control; por un instante podía sentir de nuevo las manos de su agresor recorriendo sus entrañas, arrancando y reposicionando su alma. Generando un dolor más allá de lo que alguna vez creyó experimentar. Miles de batallas y ninguna tan dolorosa como la que enfrentaba en carne viva; la voz burlona del dios del vacío aún embargaba su mente, con las advertencias que se negó a escuchar.
-No seré nada más, soy quien soy y ni siquiera él podrá borrarlo- Se repitió negándose aceptar ese destino, sabía que su naturaleza le permitió ese pequeño milagro, pero no faltaría mucho para perder los restos de esa fuerza que le ayudo a escapar. Fue extraño tener acceso a ella nuevamente, estaba seguro de que se había perdido el día que su gemelo cayó. Fue cuando toda conexión con esa parte de él se esfumo; partiendo su propia esencia a la mitad. Y aquí estaba de nuevo tratando de unir todos los pedazos desgastados, buscando deshacerse de esa contaminación que seguramente ya formaba parte de él.
-Tantos huecos abiertos que seguro habría encontrado con facilidad el dónde- Murmuro sintiendo al fin el calor de la atmósfera, el planeta azul que remarco la creatividad del padre se hizo presente sacándolo de sus pensamientos; para atraparlo en su atmósfera y atraerlo sin lucha real de su parte. El Arcángel estaba cansado, no sabía si sería bien recibido por Amenadiel, Samael o alguno de sus otros hermanos, pero no quedaba más a donde ir. No podría huir eternamente, tampoco estaba de ánimo. Prefería morir haciendo por una vez lo correcto; tal vez entonces le daría a su nombre el peso que realmente debía tener.
Cual cometa atravesó los cielos cayendo de manera estrepitosa en una zona desértica e inhabitada. El golpe fue lo suficientemente duro como para dejarlo confundido e incapaz de moverse libremente. Dejando a la vista una figura humanoide que se enredada entre las dos alas oscuras semejantes a la noche. Busco reincorporarse, sintiendo al fin la energía que le llevo hasta ahí desvanecerse de sus manos mientras el frío hacia mella en su cuerpo semi desnudo. Algo no estaba del todo bien. Arrodillándose sintió el dolor recorrer su figura proveniente del interior, como pudo ahogo el grito dejándose caer nuevamente encerrándose en un capullo mientras luchaba por recomponerse. Sus manos revelaron al fin el inicio de esas extrañas figuras oscuras cuales tatuajes tribales; mismas que recorrieron sus brazos, espalda, piernas, finalizando en el cuello.
-¿Qué es esto?- Se pregunto confundido, sintiendo con claridad como las grietas de su ser que en un principio pensó irrecuperables sellaban con esa oscuridad que no le pertenecía. Temeroso volvió su rostro hacia sus alas esperando encontrar algo terrorífico, pero solo se encontró con las mismas plumas negras que siempre fueron parte de él. Suspirando se incorporó incapaz de descifrar que hacer. Podía sentir en cada latido esa energía ajena que le recorría dejándolo desconcertado.
-¿Qué diría su creador si lo viera ahora?, ¿Estaría decepcionado de él, se sentiría intrigado tal vez?- Resignado negó para sus adentros, eso no era importante en esos momentos, sólo el advertir. No buscaría Amenadiel, el nuevo Dios seguramente lo acusaría de ser el causante de todo antes de siguiera escucharlo, El iluminador podría ser una opción, pero el pensamiento de las tierras infernales, la cubeta y la ceniza eterne fueron suficiente para disuadirlo de buscarlo. Y mientras su mente divagaba en las posibilidades, no capto como los animales de la zona se alejaban sintiendo el aura fría y aterrorizante que rodeaba la zona.
…
Gabriel
Ella no era de las que fácilmente se daba por vencida, más cuando se proponía a lograr algo. Amenadiel estaba ocupado en efecto, pero ella era el mensajero de dios y mas le valía escucharla si quería seguir teniendo plumas en esas alas grises. Sin más entro en la habitación donde su hermano mayor revisaba algunos viejos pergaminos tan concentrado que no la escucho pasar.
-Para ser Omnipresente esto puede considerarse como una grave violación a la seguridad- Exclamo cruzándose de brazos mientras se detenía frente a él. El joven Dios le miro confundido captando finalmente el mensaje.
-Gabriel, no… bueno no pensé que tendría que ser tan drástico considerando que todos somos familia y bueno esto es el…cielo- Finalizo sonriendo con suavidad, imprimiendo ese toque bondadoso e inocente que envolvía su misma esencia, Gabriel no podía negar que su hermano le dedicaba todo a esa nueva vida buscando lo mejor para todas las partes, pero seguía siendo un ángel creado por la presencia y no un dios de nacimiento, por lo que aun le faltaba mucho camino por recorrer.
-Si supongo que, si lo pones de ese modo, mis argumentos suenan un poco fuera de lugar- Aclaro ella preparando el terreno para lo que estaba a punto de compartir. – Si no puedes estar seguro en Ciudad Plateada, entonces en donde- prosiguió con un leve toque de indiferencia.
- Supongo- Fue la sencilla respuesta, esta vez el ángel de alas grises le miro con seriedad a sabiendas de que la noticia podría no ser del todo buena o ella no estaría dando círculos en sus argumentos antes de ser completamente directa.
-Estoy a tu disposición, ¿Qué es aquello que te hizo venir hasta aquí a pesar de que pedí algo de tiempo para analizar estos convenios ancestrales?- Le cuestiono Amenadiel finalmente.
-Okay antes de que juzgues debes escucharme de principio a fin- advirtió ella sonriente atrayendo ese toque de incertidumbre en su hermano mayor.
…
Michael
El Arcangel miro el cielo buscando la intervención divina que imagino se abalanzaría sobre él en cuanto sintieran su presencia, pero nada parecía haberse percatado de su llegada, o al menos no era lo suficientemente llamativa para atraerlos. Sin más miro el agujero que dejo al aterrizar confundido, a su parecer era bastante vistoso. Aún así la ausencia de vida llamo su atención congelando sus pensamientos.
-¿Qué esta pasando?- Se pregunto finalmente buscando algún aura que indicase algún ser vivo en la cercanía. No era la primera vez que sucedía algo así en su presencia, pero esto solo se daba cuando buscaba crear la peor impresión. El temor es un arma poderosa en la batalla, más cuando esta de tu lado. A pesar de esto ahora no percibía el uso desmedido de sus habilidades; de hecho, no percibía nada. Como si no estuviese ahí; tal vez esa era la razón por la que no lo buscaban, tal vez un efecto secundario de su encuentro con Khaos.
-Rayos- Gruño a lo bajo, tenía que averiguar cómo evitar emitir esa aura o estaría completamente sólo por el resto de su existencia. A veces odiaba eso de su naturaleza y probablemente esa clase de ideologías son las que lo dejaron cojo y dolido durante eras. Resignado busco concentrarse tratando de envolver esa onda de terror que recorría sus alrededores para sellarla en su interior. Al menos en medio del desierto no existían muchas posibilidades de toparse con humanos, no quería imaginar el caos que ocasionaría si fuera el caso.
-El Apocalipsis- Exclamo.
…
Lucifer detuvo el paso, a diferencia del resto de las criaturas, poseía una habilidad nata para detectar cosas fuera de lo natural, era parte de su naturaleza como Arcángel y caído o no simplemente era algo que no podía ignorar; más cuando el acontecimiento parecía abrir los cielos de un modo antinatural.
-¡Algo viene!- Dijo llamando la atención de la Detective.
-¿Tu gemelo?- Le cuestiono ella, pero él aún no podía identificar del todo que o quien era, tenía un toque familiar, pero algo lo más le invadía envolviendo su firma para pasar a ser casi imperceptible.
-Lo que sea esta mal- Continuo para sí. -Se siente…corrupto- prosiguió tomando a su compañera en brazos para emprender el vuelo, él sabía que no podía dejarla atrás y por mucho que quisiera defenderla Chloe era lo suficientemente independiente para cuidar de si misma fuese un alma o no.
La estrella de la mañana emprendió vuelo nuevamente buscando aquello que enmarco el cielo con ese toque frío y tétrico, esperando en su interior que no fuera Michael.
…
Amenadiel
El joven dios le miro estupefacto, las palabras de su hermana, su advertencia era realmente preocupante. Es verdad que el Caos había sido reprimido, un mal necesario para la formación del universo como se conocía en esos tiempos; sin embargo, si este ser de poder inimaginable volvía podría significar el final de la gran obra de su padre. Algo que no podía permitir.
Él conocía la batalla, había combatido en muchas guerras durante eras, custodiado el gran reino de dios junto con sus hermanos y manteniendo a raya a los que buscaban aprovecharse de cualquier oportunidad; sin embargo, el estratega entidades siempre había sido Michael. El mismo que por palabras de su hermana sabía perdido a manos de esa entidad.
-Tonto se regaño preocupado, no dudo de ella; pues vio lo que mensajera experimento cuando le permitió revivir ese momento. Se sintió mal por dejar de lado a su Hermano, pero algo en su interior lo rechazaba sin una explicación lógica, o tal vez el enojo de un padre hacia aquel que pensó le había hecho daño a su hijo, lo que fuera podía tener consecuencias devastadoras o tal vez fue el destino dándole la oportunidad de una advertencia; aunque si ese fue el caso, sacrificar un Arcángel para obtener esa información le sonaba un poco drástico.
-¿Y bien?- Le cuestiono ella esperando alguna respuesta para su revelación. Amenadiel sabía que buscaba algo, lo que fuese para tener tal vez un ápice de esperanza sobre la recuperación de su Hermano, pero él mejor que nadie sabía que no podía prometer lo imposible.
-Yo… Debo hablar con los demás para idear una estrategia que nos permita detener a este ser de inmenso poder, es imperativo que reúnas a todos; no podemos dejar pasar más tiempo. No sabemos de cuanto tiempo disponemos y si Michael se arriesgo de ese modo para comunicar tal situación, al menos hagamos que esto no sea en vano.
Gabriel le miro al escuchar sus palabras, entendía lo que el joven dios decía, pero esto sólo confirmo sus sospechas; tal vez el viejo general no encontraría modo de redimirse ante un padre herido.
-Honrare a mi hermano con sus órdenes, pero al mismo tiempo pido que hagas de conocimiento público lo que nos dio esta ventaja una vez que esto haya terminado; no deseo que su partida y sacrificio sea olvidado - Aclaro antes de levantar vuelo para dar prioridad a las instrucciones del nuevo Dios.
…
Lucifer voló sobre el campo que ahora se divisaba vació, muerto; carente de vida. El frío recorrió su espina a pesar del calor que una criatura como él creaba, el quien fuese la luz que ilumino el universo con las estrellas, con esas alas majestuosas que brillaban irrumpiendo la oscuridad apocalíptica que los rodeaba. Atravesó ese vacío creado en la tierra, preocupado por el aura intensa que dominaba los alrededores creando oleadas de miedo que fácilmente matarían a un ser vivo de sólo sentirlo.
-Esto es malo- Escucho la voz de Chloe señalando los cuerpos de las criaturas que en su terror parecían haber perecido antes de siquiera entender lo que estaba sucediendo. La estrella de la mañana no replico, no había palabras para describir lo que estaba sintiendo, por un lado, sabía que sólo una criatura podía causar algo como eso; pero a pesar de todos los problemas que tuvieron no pensó que haría uso de esas habilidades para algo de tal magnitud. Aunque después de tanto tiempo atrapado en el Infierno se podía decir que no conocía del todo el resultado final de ese castigo. La energía sofocante envolvió su forma mientras los protegía a ambos con el calor de su naturaleza.
-¡Michael!- Grito descendiendo al lado del gran cráter creado por el Arcángel oscuro; sin pensarlo sus alas se tensaron convirtiendo sus plumas inferiores en navajas llenas de luz, Chloe no conocía esa faceta de su pareja, ni de ninguno de sus hermanos; pero la energía que emitía Lucifer era impactante, como la de aquel al que vino a encontrar. Pues ella a pesar de no poseer un cuerpo físico pudo sentir el miedo en su interior, mismo que se veía contrarrestado por su compañero. Probablemente si La estrella de la mañana no estuviese presente sufriría el terror desde el interior de su alma de un modo que no tenía descripción. Un monstruo a su parecer; una criatura terrorífica que no entendía el porqué de su creación. Nada que ver con la batalla que tuvieron en el estadio años antes.
La forma del Guerrero se hizo presente, abriendo las alas del mismo modo que su hermano, se trataba de ese instinto de supervivencia que se hacía presente sólo en momentos de ese tipo.
Chloe admiro ambas presencias entendiendo ahora la magnitud de este evento, percatándose al final de que si Michael hubiese querido crear verdadero daño lo habría hecho eras antes, era ridículo pensar que toda su fuerza; la misma que enfrento a cientos de enemigos desde el principio de las eras cayera con un mero disparo o golpe. Era como un juego entre hermanos, pero no una batalla real.
Con una postura perfecta a pesar de no poseer más que unos viejos pantalones desgastado y sucios, las gigantescas alas negras se elevaban mostrando su estado perfecto, tragándose con su oscuridad la luz emitida por su compañero. Las marcas negras que recalcaban esa piel clara cubierta de polvo contrastaban como el bien y el mal. La criatura que les observaba ahora era la "Espada de dios", el guerrero temido por muchos otros dioses. Aunque algo no encajaba con la imagen; se trataba de la mirada aterrada en la cara que llevaba su cicatriz. La misma que Lucifer causo.
-¡No te acerques más!- advirtió Michael bajando las alas a una posición no agresiva, al percatarse de la presencia de su hermano. En ese momento lo que menos le importaba era regresar al infierno; aunque igual que el resto seguramente resultaría contraproducente.
-¿Pero que rayos?- Le cuestiono el Arcángel caído distinguiendo el dolor claro en el gesto de su hermano, él pensó que tendría que enfrentar a su gemelo una vez más; pero por la situación de los alrededores imagino algo realmente peligroso y mortal.
-No sabía que eras de los que les gustan los tatuajes. De haberlo sabido podría recomendar algunos estilos más acordes a tu naturaleza, aunque esos no se ven tan mal considerando que no hay manera de hacerlos en el cuerpo de un ser como tú- Aclaro buscando relajar el ambiente, era claro que Michael causo todo eso; pero al parecer se debía a una falta de control, lo que lo dejo confundido. Pues el Ángel del miedo era un experto en manejar sus dones, aunque la corrupción que se sentía en el aire venía de él, de igual modo eso podía ser el catalizador de tal desgracia.
Su gemelo siguió observándolo tenso antes de reírse libremente, algo que el Diablo pensó jamás escuchar de él.
-Sólo tú dirías algo sobre estilos en un momento como este- Replico liberando un suspiro antes de continuar la oración. -Si estas aquí para llevarme de regreso al infierno sugeriría la prisión más alejada de todos- Confirmo. -Tal vez así no destroce todo lo que se acerque a mi- Susurro para sí.
-¿Qué te sucedió?- Pregunto finalmente la estrella de la mañana con un toque lleno de tristeza y curiosidad; esa no era la manera en la que pensaba enfrentar al guerrero mítico. Sucio, agotado, temeroso de su propio poder, con esa energía ajena envuelta entre los toques familiares de su propio ser.
Michael quería llorar, muy en lo profundo deseaba olvidar todo, dejar atrás todo para desvanecerse y al mismo tiempo temía por su vida, por el futuro; consiente de que la autorrealización no estaba teniendo ningún efecto en él en ese momento, el odio que sintió por si mismo al verse invadido por esa corrupción, por la energía de esa deidad le habría creado estragos claros en su forma; más que una simple cojera o un ala mal alineada. Lo que aumento su temor y probablemente eso era lo que estaba proyectando en los alrededores.
-¿Acaso ya no era uno de ellos?, ¿Ese viejo dios había cumplido su objetivo?- Inconscientemente rodeo su figura con sus alas dejándose caer de rodillas en la tierra, sin saber de qué modo confesar lo que estaba sucediendo.
Para Chloe toda la debacle fue tan confusa que no vio modo de intervenir, había cosas que aún no comprendía y los acontecimientos sólo le dejaron un mal sabor de boca al verse incapaz de ser del todo empática con el Arcángel que claramente estaba sufriendo, Lucifer se encamino hacia la forma caída resistiendo la necesidad de hacer gestos ante lo que estaba sintiendo, esas ondas de energía que no formaban parte de su hermano.
-¿Qué fue lo que sucedió?- respondió el general poco después enfocándolo, Lucifer se detuvo temiendo la respuesta.
-Khaos- Fue la sencilla respuesta, -El ha vuelto y viene en camino para reclamar lo que asegura es suyo.
Continuará…
