Capítulo 5 El despertar de mi conciencia
Aun no tenían ni un minuto adentro sin que el teléfono ya se encontrara sonando con fuerza, para Ares era lógico que después de haber movido a medio batallón en busca de su nieto, todos comenzasen a reportarle los avances. Antes de siquiera tomar el aparato, el Dios sabía de antemano de quien se trataba.
-Ángelo, ya podemos relajarnos, el pequeño ha vuelto.-
-Me da gusto escuchar eso, sin embargo creo que la opción de relajarnos está lejos de ser la nuestra.-
-De que hablas?-
-Enciende tu cosmos Dios Marte, y sal a observar el firmamento. Después explícanos como podemos tener un espectáculo de Aurora Boreal en esta época y con este clima?-
Los ojos de Ares se abrieron como platos, ante tal revelación, y disimuladamente se asomó por la ventana que daba al balcón.
-Por Zeus! Esto tiene que ser un sueño.-
Su joven acompañante observaba como los pequeños se dirigían a la habitación de Gael, mientras que ella se acercó al peli gris para apreciar por primera vez en su vida aquel despliegue de colores que descendían desde las bóvedas celestiales.
-Es hermoso, pero porque presiento que no es normal.-
Ares volteo a mirarla y sintió en el brillo de sus ojos una extraña sensación, parecía lejos de la sombra que la amnesia le había dejado en su mirada. Cualquier otro le hubiese mentido, pero él era consciente de la cantidad de información que ya le estaba ocultando, así que prefirió ir al grano.
-Así es mi hermosa, no es normal y no es una buena señal.-
Hilia comenzó a respirar nerviosa, su corazón parecía saltarle como si algo dentro de ella quisiese tomar forma o despertar. Su mirada se volvió seria y sus ojos se clavaron en las negras orbes de Ares. Sus dudas salieron una a una y aunque pareciesen amenazas, ella uso un tono de voz tan calmo como pudo.
-Quien eres tu realmente? Donde estoy… y que diablos está sucediendo?-
-Pero…-
-Quizás he perdido mi memoria, pero no soy tan idiota como para no reconocer que este sitio no es normal. Tu nieto desapareció con una herida sangrante hace unas horas y ahora ha vuelto como por obra de magia y no tiene ni marca del corte. –
-Escucha Hilia no es sencillo de explicar, pero te juro que nadie de los que estamos aquí te haríamos daño.-
-Tu me conoces, verdad? No me has dado ese nombre por mera simpatía.-
El silencio del peli gris decía más que mil argumentos, la peli azul le tomo del brazo en señal de exigencia o quizás de súplica.
-Si es verdad lo que acabas de decir entonces quiero que seas sincero conmigo, no me mientas.-
-Y si la verdad puede hacerte más daño que bien?-
-Por muy horrible que sea tendré el valor para aceptarla, pero si me mientes jamás volveré a creer ni una sola palabra que venga de tus labios.-
Definitivamente esa era la Hilia guerrera que él siempre amo, decidida, fuerte y responsable. Ares tenía un historial de mentiras y manipulaciones, pero frente a esa creatura todo aquello se tornaba en cenizas. Se lo debía, después de todo ella le entrego en vida todo y él era el Dios de la energía, de la fuerza de voluntad, del espíritu guerrero.
Le condujo hasta el balcón, cerrando la puerta de vidrio para evitar toda interrupción. La chica volvió a tomar su brazo en señal de súplica, mientras que Ares sujeto con su mano libre la de la chica mirándola muy serio.
-Debes jurarme que no saldrás huyendo asustada.-
Aquello toco las fibras del orgullo de la joven, quien no tardó en responder.
-Seré amnésica, más nunca cobarde.-
-De eso estoy al cien por ciento seguro.-
-Quién eres?-
El Dios encendió moderadamente su cosmos, dejando visible su aura luminosa color roja y naranja. Los ojos de la joven se abrieron asombrados, y ella se mantuvo firme más por convicción que por otra cosa.
-Yo soy Ares, el Dios Marte antes fui el señor de la guerra sanguinaria, hoy gracias a ti soy el Dios del espíritu guerrero, de la fuerza de voluntad.-
Ella estaba sorprendida, pero no podía dudar de las palabras de aquel ser y menos después de tal muestra de energía.
-Quien soy…-
-Tú eres Hilia, la amazona de plata de la constelación de géminis y cuyo símbolo de fuerza es el halcón.-
La chica sintió que el suelo se movía, aun así quería mantener su temple, su fuerza. Todo aquello sonaba tan extraño y a la vez tan familiar. Tomo una fuerte bocanada de aire para respirar, mientras se percató que sus manos le temblaban.
-Maldición, debo calmarme.-
Quería llorar, aunque ni siquiera se explicaba las razones de ese deseo, quizás fuese solo como desahogo, ya que en ese momento se sentía casi devorada por todos esos locos pensamientos que chocaban dentro de su cabeza uno contra el otro. Ares le tomo de los brazos al ver como ella comenzaba a esconder su rostro entre sus propias manos tratando de canalizar su estrés. El simple toque del Dios la hizo reaccionar, liberando su rostro, aunque jamás se imaginó que en fracciones de segundos tendría sus labios recibiendo los cálidos y devoradores labios del Dios. Ni siquiera intento frenar aquel beso, era tan delicioso, tan cálido, tan liberador, además estaban las caricias que las inquietas manos de Ares le proferían en su espalda y en sus caderas. Aquello debía ser un déjà vu, era demasiado familiar, su cuerpo se lo exigía, sus manos se perdieron en la melena gris de aquel hermoso hombre y se dejó levantar por aquellos fuertes brazos hasta encontrarse sentada sobre él en aquella banca blanca recibiendo entre besos y caricias la suave brisa del mar.
-Hilia, preciosa me has recordado?-
-Sí y no. Sé que te necesito, que vives dentro de mí, pero no hay imágenes en mi cerebro, solo este sentimiento. Estas sensaciones...-
-Es normal tienes poco de haber vuelto.-
-En donde estuve? Cuanto tiempo estuve?-
-Estuviste muerta por casi cuarenta años.-
-Qué?!-
…
Alecto estaba muy contenta, Shion le había mostrado no solo el campamento, sino hasta una que otra aldea no muy lejana al sitio en donde ellos guardaban a los refugiados. La Diosa estaba embelesada, el antiguo caballero de Aries, además de ser un excelente guerrero era un hombre muy compasivo y amable. Era increíble el cariño que todas esas personas le profesaban y como no, si después de vivir verdaderos infiernos de torturas, violaciones o inclusive presenciar los asesinatos de seres queridos, las personas encontraban en los caballeros de los Dioses algo más allá que atenciones médicas y comida. En ese campamento había hermandad y cariño, ambas eran indispensables para esos pobres seres. Alecto veía como contrarrestaba su vida de cuidados y atenciones en el inframundo con la triste realidad que aquellas personas, también almas vivientes, pasaban a diario. Miles de preguntas surgían en la mente de la peli negra y Shion no era tonto como para no percatarse.
-Que ocurre pequeña? –
-No… bueno sabes… yo siempre quejándome de la vida que llevo con los cuidados de mis padres y de los jueces… y estas personas… Creo que comprendo porque mi madre quería que yo viniese aquí.-
El rostro de Alecto se tornó con una sombra de tristeza, se sintió por primera vez tan tonta, tan infantil y peor aún indigna de conseguir la atención de un caballero como lo era Shion de Aries. Aunque el lemuriano estaba muy lejos de ser una persona que juzgara a sus semejantes y mucho menos a una diosa joven y con ese aire de ternura que presentaba la peli negra.
-Sabes Alecto, parte de la responsabilidad de ser un Dios es la conciencia, el servicio y la compasión. De nada sirve tener dones si no los utilizamos para el bien de todos.-
Los ojos de Alecto brillaron al encontrarse de frente con el brillo violeta de los de Aries, haciéndole a él sentir un extraño y nervioso escalofrió.
-Tu eres un ser muy hermoso Shion, eres la creatura más bella que yo jamás creí encontrar.-
El rostro del lemuriano tomo tintes rosados, ante las afirmaciones de la chica. Alecto le hablaba pero por primera vez sus movimientos y su tono no fueron los de una niña coqueta, sino los de una mujer conmovida.
-Alecto, señorita…-
La mirada aguamarina de la chica parecía perderse en las profundidades de lo desconocido, mientras que su alma hablaba con sinceridad.
-No lo digo solo por la belleza de tus facciones, ni por tu hermoso cuerpo… tu eres un alma pura, sabes de esas que no solemos ver con mucha frecuencia. –
Una triste lágrima salió de los ojos de la joven diosa, mientras que Shion no dudo en recuperarla con su índice. Sintió una extraña nostalgia proveniente de aquella tibia gotita de Alecto, y aunque no deseaba perder su mente a causa de una hermosa jovencita algo muy escondido dentro de sus fibras se había movido.
De inmediato la chica tomo compostura y saco su más sincera y alegre sonrisa, mientras se le vino a su mente una de sus grandes ideas.
-Sabes Shion este sitio es muy seco, quizás podría ayudarles con un poco de mi toque mágico.-
Aquello hizo que el antiguo patriarca arqueara sus cejas en señal de rareza.
-Quieres hacer que llueva? No, no, no… sabes con la madre naturaleza lo mejor es no meterse. Gaia podría enterarse y mandarnos a alguno de sus guardianes.-
-No pensaba en crear lluvia, sino algo más consistente.-
-Escucha por hoy nada de hechicería, aún tenemos que encargarnos de descargar los helicópteros y pasar la lista de provisiones para Aldebarán.-
-Es otro caballero, supongo?-
-Si es el caballero de Tauro y le fascina volar esos artilugios.-
-A ti te da miedo volar?-
-No… bueno la verdad ni lo he pensado, sabes tengo muchas cosas interesantes que hacer sobre el suelo firme como para surcan las majestuosas bóvedas celestiales. Bueno me ayudas con la lista para el Toro?-
-Claro que sí, estaré encantada.-
Así tranquilamente esos dos siguieron con su rutina sin imaginarse lo que en el resto del mundo estaba aconteciendo.
…
-Depredadores extintos! Aquí y ahora?-
Mitchelle comenzaba a hilar toda la información que su cuñado, el señor de los mares, les estaba transmitiendo.
-Sí y algunos bastante peligrosos, he aquí la urgencia en reunirlos.-
Por unos instantes Kanon dirigió su mirada a la mano de su esposa, tomándola y mostrándosela a Julián quien no dudo en aproximarse a observar aquellas marcas. Así le explico directamente a su Dios delante de todos.
-Mitchelle fue atacada ayer por la tarde, dice que una especie de morena le mordió, pero peor aún que su mordida parecía contener algún tipo de sedante o veneno.-
Poseidón inspecciono cada detalle de aquella cicatriz, se veía demasiado antigua para haber sido dejada de un día al otro.
-Como lograste un proceso de curación tan rápido, digo creí que solo Ángela podía…-
-No, todas podemos auto curarnos, pero para lograrlo necesitamos fijar nuestra energía en esa herida. Yo estaba cayendo en una especie de sueño, no podía concentrarme…-
-Entonces…-
-Fue un pequeño tritón quien me sano… o una sirenita… en realidad era tan joven que no sabría que sexo tenía.-
Kanon solo negó con su cabeza, mientras seguía dudando de aquella visión.
-Estabas drogada, probablemente fue solo una alucinación.-
-Te digo que era real, era casi un bebe…-
Gabrielle sintió que su corazón palpitaba de nervios.
-Un bebe tritón aquí y solito! Y con esas bestias ahí sueltas!-
Kanon insistía frente a la mirada atónita sobre todo de Sorrento quien no le veía ni pies ni cabeza a nada.
-No cuñada, tranquila, la chiquis estaba con resaca y para colmo esa cosa le mordió. Yo insisto en que…-
Mitchelle se desesperaba ante la negativa de su esposo.
-Basta! Gabrielle tiene razón es un bebe y puede estar en peligro, esas bestias podrían matarlo! Además si ya tenemos monstruos prehistóricos porque no pequeños tritones?-
Julián le miro curioso.
-Descríbelo.-
-Cabello casi blanco, piel aún más blanca, ojos azules debía tener entre dos o tres años y su cola era plateada casi blanca. Su rostro era redondito y su naricita fina.-
Ahora era Constanza quien quería salir en busca de aquel pequeñito.
-Dos o tres años! Sorren es un bebe! Por todas las dimensiones debemos encontrarlo antes de que… solo espero que no haya terminado encontrándose con alguna de esas bestias!-
Sorrento solo miro a Kanon con evidente resignación, era predecible cual sería la prioridad para el equipo. Después se dirigió a su emperador en busca de alguna orden u opinión.
-Emperador, es posible que esa creatura sea real?-
Julián dio un fuerte suspiro y su rostro reflejo bastante incertidumbre.
-La descripción coincide con una variedad de sirenas, aunque…-
Kanon le secundaria.
-Aunque…-
-Estos se extinguieron hace miles de años.-
Gabrielle se desesperaba.
-Julián…-
-Mandare una manada de mis más veloces delfines para que rastreen el fondo de este océano y nos informen, si ven al pequeño lo pondrán en seguridad. Créanme son más rápidos que ninguna de esas creaturas. Sorrento encuentra a Camus y a Aurora necesitaremos de ellos. Kanon mañana a primera hora debes ir en busca de Hades, ya sabes en donde está la puerta al inframundo. Debes informarle de todo esto lo más rápido posible. Mitchelle debes ir por tu amado suegro y traerle aquí, debemos unir nuestras fuerzas para encontrar las razones de este desequilibrio y poner todo en orden. Gaby, amor debes encontrar a Eliana y a Afrodita seguro están con Shura y Graciela, en fin… que debemos de reunir a todos los caballeros y ángeles disponibles.
Constanza necesitare de tu ayuda para mantener a esas creaturas vivas, pero tranquilas, podrías entonar alguna de tus melodías, sin llegar a reventarles las células? Después de todo esos seres no son malos simplemente siguen su instinto.-
La morena se sonrió complacida.
-Por supuesto, no te preocupes, solo déjame en el soporte principal. Expandiré mi canto por todo este océano.-
Ninguno se atrevió a debatir las órdenes del Dios de los mares, un tierno beso de despedida en los labios de sus parejas, y así cada uno partió de inmediato hacia sus objetivos.
…
-Cuarenta años! Esto tiene que ser una mala broma, o una pesadilla!-
-Cálmate pequeña por desgracia es así, has vuelto a la vida después de cuarenta años de fallecida.-
-Pero eso es imposible! Al menos que… Fuiste tú? Tú me reviviste?-
-De haber sido yo, créeme que hubieras revivido desde hace mucho, por desgracia yo no tengo potestad sobre el mas allá.-
-Y quien la tiene?-
-Hades, mi tío y señor de los mundos paralelos.-
-Entonces tú le pediste a él que…-
-Sí, pero no de esta manera. En teoría nos volveríamos a encontrar siguiendo el ciclo sano de la reencarnación, pero algo sucedió, algo que no puedo explicar y que te trajo aquí con el mismo cuerpo de antes de tu partida.-
Hilia permaneció unos minutos en silencio tratando de meditar toda aquella información, Ares parecía sincero además eran tangibles los sentimientos que él le dedicaba. Sin embargo había demasiadas cuestiones, demasiadas dudas que sin proponérselo le llenaban su alma de miedo.
-Hilia no me temas, te juro por la Fuente de toda vida que estoy siendo sincero, aun cuando se lo peligroso que eso puede ser a nivel psicológico para ti.-
La chica tomo un fuerte respiro y le tomo la mano al peli gris mientras directamente le suplico.
-Hazme recordar.-
Ares le miro sorprendido.
-Que?-
-Eres un Dios y aunque no controlas el ciclo de la vida, si tendrás influencia en la mente de los seres vivientes.-
-Bueno… pues si… pero sabes quizás deberías…-
-Vamos señor de la fuerza de voluntad, hazme recordar!-
-Hilia es demasiado arriesgado hay demasiadas cosas que es mejor que asimiles poco a poco y además…-
-No soy una debilucha. Además si en realidad no me has mentido se supone que soy una guerrera, una amazona tuya.-
-En realidad eras una amazona de mi hermana Athena.-
-De la chica de cabellos plateados, Enio?-
-No esa es mi hermana, la Diosa del renacimiento, antes de la destrucción, aunque ya no tiene cuerpo de Diosa y su cosmos está mezclado con el de un ángel…-
Hilia miraba con cara de interrogación al reflexivo Ares, mientras que él comprendió que estaba cayendo en explicaciones irrelevantes en aquel momento. Vaya que el antiguo señor de la guerra se daba cuenta de la increíble influencia que Mitchelle tenia sobre él.
-Esa loca ya me está pegando lo atolondrado.-
La peli azul reaccionaba un tanto confusa.
-Qué… Quién… Yo…?!-
-Ha no, no hablo de ti preciosa sino de mi nuera…-
-Tu nuera? Ósea la esposa de uno de tus hijos.-
-Bueno en realidad es nuestra nuera, sabes nuestros chicos tienen gustos raros.-
-Nuestros hijos!-
Ahora estaba en un lio, la chica se ponía casi taquicardica y él no dejaba de decir tonterías, victima también de su propio estrés.
-Sabes preciosa yo creo que lo mejor sería calmarnos, mira el firmamento, esa aurora boreal es hermosa, pero no es una buena señal. Al menos no aquí.-
-Vamos ya! Si eres un Dios entonces demuéstramelo, regrésame mis recuerdos, yo te lo exijo. No sé qué diablos paso antes entre nosotros, pero de alguna manera me lo debes.
Una frase hiriente, pero tan real que ni Ares pudo negar que lo mínimo que podría darle a su gran amor era aquello que por derecho le pertenecía, su conciencia despierta. Después de todo ella tenía razón, él se lo debía, por haberla dejado a merced de la Discordia, por haber lastimado a los hijos de ambos. Aun recordaba las palabras de Mu sobre el peligro de recibir toda esa información de un golpe, pero Ares mejor que nadie conocía el espíritu férreo de su amazona preferida, no el balde sus hijos tenían el carácter que tenían.
Aspiro con fuerza mientras que acepto lo inevitable.
-Que la Fuente tenga misericordia de nosotros.-
Después tomo el rostro de la chica con suavidad y de nuevo la beso, encendiendo en ese instante la fuerza de su cosmos divino. Los labios de Hilia se movían al ritmo de los del Dios mientras que una ola de imágenes llegaban una a una a su cerebro. Su dura infancia, siendo abandonada desde muy niña por haber nacido mujer, su maestra la amazona quien le había encontrado y reclutado en aquel campamento en Creta. Sus años de entrenamiento y de esfuerzo hasta llegar a ganar aquella armadura de plata. El día en que conoció al Dios, su secuestro exprés, así como los momentos junto a él que la llevaron a enamorarse de una deidad en aquella época enemiga de su propia diosa.
Lo más impactante fue recordar su embarazo y el nacimiento de sus gemelos, Saga y Kanon, apenas y llego a compartir algunos meses junto a ellos, cuando Eris, la hermana gemela de su amante, le arrebataba su vida con aquella daga.
Fue demasiado, de la impresión el beso se cortó y la chica fue sostenida por los brazos del Dios ya que aquella punzada en su corazón amenazaba con hacerle perder el conocimiento. Ares se asustó, más cuando sintió que el corazón de ella corría peligro.
-Te lo suplico no te vayas, resiste! No puedo volverte a perder, ha sido un infierno, aun después de recuperar a los chicos, jamás me he repuesto de tu partida.-
Hilia se abrazó con fuerza de él y dejo salir lágrimas de extrema aflicción. Con esfuerzo pudo cortar aquel silencio.
-Estamos juntos de nuevo y nuestros hijos… cielos han pasado cuarenta años. Eris me robo a mis bebes…-
-Escucha preciosa no te contare los detalles, pero hoy en día ambos están vivos y a salvo. Claro que de bebes pues no tienen nada.-
-Me perdí la infancia de mis niños y tu…-
Ares la sujetaba con fuerza para que no se fuese a desvanecer, mientras que al mismo tiempo le hablaba casi en suplica.
-Yo he sido un imbécil desde que te perdí… sabes no he dejado de hacer pendejadas, te lo suplico no vuelvas a dejarme. No puedo regresarte el tiempo perdido, pero tenemos un nieto es pequeño y la loca de Saori va a tener un par de gemelitas. –
-Saori?-
-Es la rencarnación de mi hermana Athena.-
-Athena, la diosa virgen de la sabiduría.-
-Bueno de virgen solo le queda el espíritu, porque nuestro chico se ha encargado del resto.-
-Que?!-
-Si pequeña. Saga se casó con Athena y ahora están esperando a nuestras nietas.-
-Mi hijo se acuesta con mi diosa!-
Ares solo se rasco la cabeza mientras suspiraba de resignación.
-Lo sé preciosa, pero no te angusties en realidad fue mi culpa, no supe ser un buen padre y nuestros chicos terminaron amarrándose con un par de adefesios, pero ve el lado positivo, hacen unos niños sanos y hermosos.-
Hilia miro con ojos de clara molestia ante el comentario de su amado Dios, mientras que Ares casi sudaba frio adivinando los pensamientos de su amada.
-No has cambiado sigues pesado con el tema de Athena.-
-No, no, no … es más… ahora hasta somos aliados, es lógico que no era lo que yo había soñado para uno de mis hijos predilectos, pero bueno… él es feliz con ella y eso es lo que importa no es así?-
Una sonrisa nerviosa, una gota de sudor y el estrés a mil era lo que sentía el pobre peli gris en ese instante.
-Por todos ustedes, mis hijos ya son adultos y uno de ellos se ha convertido en el consorte de mi diosa. Y mi Kanon?-
-Bueno quien crees que engendro a nuestro Gael?-
-Gael es mi nieto! Es tan hermoso.-
-Si no fuera de pelos rojos como la luciérnaga de su madre, seria idéntico a ti, mi reina.-
-Luciérnaga?-
-Es el apodo cariñoso que Poseidón les puso a Mitchelle y a sus hermanas, esos arcángeles encarnados brillan como semáforos.-
-Arcángeles?! Kanon se casó con un Arcángel!-
Ares la tomo acercándola a su pecho para abrazarla con fuerza, le debía muchísimas explicaciones, pero sabía que en primer lugar estaba su obligación como Dios observo hacia el cielo aquel despliegue de luz seguía en el firmamento, ya habría tiempo para explicaciones primero debía reunirse con Enio, Mu, Shaina, Marin y Ángelo. Aquel hermoso espectáculo le daba un mal presentimiento.
…
En el asiento trasero de un coche de alto lujo dos seres se llenaban de caricias y besos.
-Enio preciosa, se supone que buscaríamos a Gael.-
-Conozco al chico, sé que fue a dar con su madre, en este momento ya Kanon le tuvo que haber mandado de regreso. Se lo merece ese loco de Ares por comportarse como energúmeno con el bebe.-
Dionisio sacaba una de sus mejores botellas que guardaba en una pequeña hielera para mantenerle a la justa temperatura. Sin más la destapo y sirvió un par de copas de cristal con el líquido claro y espumoso.
-Entonces brindemos por este momento mi Enio. Como mínimo nos dio una excusa para podernos ver sin el estrés de que tu hermano nos mate.-
-Franck, no empieces con eso.-
-Tenemos ya casi tres años que estamos juntos y no veo cuál es tu terror de que Ares se entere? Al menos que te avergüences de nuestra relación?-
-No, eso no! Eres lo mejor que me ha pasado Franck, yo si te amo.-
-Y yo a ti! Así es que no sé porque no podríamos hacer como hacen todos, ósea casarnos y formar una familia. Sabes que tengo los medios para instalarme en cualquier sitio del planeta. El dinero nunca ha sido un problema para mí.-
-De verdad quieres casarte conmigo?-
-Sí, porque lo dudas?-
-Aunque ahora soy mitad ángel, sigo llevando esta energía de destrucción dentro de mí y…-
-Enio, yo no te tengo miedo, sin embargo presiento que tú guardas algo dentro de ti, algo que te impide ser feliz. Ojala pudieses decírmelo, créeme yo te ayudaría.-
El calor de los brazos de Enio callaron por completo a las frases del Dios, eso sin contar lo ardientes y sensuales besos que la chica le daba. El dios del placer no encontraba un placer más intenso que el estar junto a ella. Podría hacerle el amor cada día de sus eternas existencias, en esa encarnación y en todas, aunque sus pensamientos amorosos se vieron interrumpidos por los sonidos del teléfono celular de la diosa. El joven magnate se preguntaba.
-Ares de nuevo?-
-No, es extraño es Shaina, pero se supone que hoy es su noche libre.-
Tomo la llamaba para encontrar a la voz de la cobra un tanto nerviosa.
-Enio, por todos ustedes Mu y yo hemos salido al balcón y mira el firmamento!-
-Pero Shiana de que…-
La peli plateada tomo el brazo de su acompañante y juntos salieron del coche y al contemplar el cielo ambos quedaron atónitos.
-Franck… pero qué…-
-Se acabó. Iremos ambos a reunirnos con el loco de tu hermano, mi cosmos reacciona ante ese fenómeno, no natural. Lo siento mi amor, pero ahora menos que nunca quiero que sepas que no pienso dejarte sola.-
