Capítulo 10 Descendiendo a los orígenes.

Alecto seguía su rumbo a toda prisa lo único que tenía en mente era llegar a la cima de aquella montaña y encontrar la vieja caverna central, una en la que su padre ni siquiera había pensado. Estaba segura que ahí encontraría la puerta y de ahí se adentraría por otro de los conductos en dirección a donde le señalaba aquel viejo pergamino.

-Con suerte mi padre aun no llega al mundo de los Titanes.-

No tardó mucho en dar con aquella gruta, y sin preguntárselo entro en aquella aparente y tenebrosa oscuridad. Con su poder limitado, al de un humano con cosmos, la joven diosa se tuvo que conformar con encender su energía para poder así alumbrar su camino.1 La gruta mostraba una ancha y húmeda escalera blanca formada por los yacimientos de cuarzos. Pasó a paso, y cuidando de no resbalar, la joven descendió siguiendo las indicaciones de su pergamino y poniendo toda su fe en estar haciendo lo correcto.

-Hades cálmate debemos seguir el plan previsto, conozco a nuestra niña y sé hacia dónde se habrá dirigido.-

Perséfone intentaba disimular su propio miedo, manteniendo la cabeza fría y lógica.

-Debí haberte hecho caso a tiempo, siempre me lo advertiste que darles todo terminaría por crear más problemas que cariño!-

Ares comenzaba a impacientarse, e intento mediar aquel momento de comprensible furia.

-Vamos a lo nuestro tío, estoy seguro que uno de los grupos dará con la niña. Ahora hay que apresurarnos, mi hijo y mis nietas corren peligro, además Poseidón y el resto.-

Hilia se cruzó de brazos un tanto molesta por las palabras de Marte.

-Si nuestro hijo está ahí, pero no olvides que nuestra nuera también, al menos delante de mí intenta disfrazar tus rencillas contra mi diosa.-

-Vamos pequeña, sabes que aunque me cague, esa peluda es la madre de mis nietas, no pienso dejarla ahí tirada.-

Kanon se adelantó con rumbo a Hades, dando la espalda a Mitchelle y a sus padres, la pelirroja estaba comenzando a encenderse.

-Oye qué diablos haces?! No estamos pintados!-

-Basta Mitchelle créeme hoy no estoy de humor, si quieres quedarte con ellos allá tú, yo voy a rescatar a mi hermano!-

El dragón del mar le hizo una seña a Hades.

-Después de ti.-

Hades solo pudo afirmar con un leve movimiento de cabeza, mientras que Perséfone les hizo una seña a los jueces para que tomasen su grupo y saliesen de inmediato.

Ángelo, Marín se unirían a la diosa del inframundo, junto con Gabrielle, Sorrento, Dokho, Deméter, Ares e Hilia. Para sorpresa de todos, Mitchelle decidiría seguir el grupo de los tres jueces junto con Hera y Aldebarán. Aunque al ver al Arcángel del rayo azul seguir estos rumbos Kanon cambiaría su parecer casi de inmediato dejando a Hades junto a Shion, Camus, Aurora, Afrodita y Eliana. El caballero de piscis se sobaba la sien de ver lo infantil que podía ser el gemelo menor, aunque Camus, palmeándole el hombro a su compañero, parecía tomarlo con más filosofía.

-Mon ami, tu harías lo mismo si tu chica se fuera junto a un juez que evidentemente se la quiere comer.-

Afrodita miro de reojo a Eliana, su esposa, quien no podía dejar de admirar el imponente sapuri de Radamanthys (de espaldas ósea su trasero) y solo atino en darle un disimulado pellizco, mientras le contesto al francés.

-Pues si, tienes razón amigo.-

Eliana frunció su nariz mientras que se sobaba el trasero con un evidente sonrojo y estrés al ver a su bello caballero con una cara de muy pocos amigos.

-No seas mal pensado, es que los dragones me parecen bastante…-

El Arcángel albino decidió callar al ver que cada palabra le marcaba más el ceño a su esposo.

Cada grupo tomo rumbo, a toda prisa, con dirección a las tres cavernas en donde se escondían los tres pasadizos hacia el mundo de los Titanes.

El temblor se volvió más intenso Poseidón y Constanza unía sus luces y su Fe y a paso firme se dirigieron rumbo al origen de aquella voz de trueno, su luz solo les cubría a ellos más allá del grosor de diez centímetros no se divisaba más que oscuridad. Julián estaba decidido a terminar con aquella tortura psicológica de horas de cautividad.

-Vamos viejo, no tenías tanta prisa en abrazar a tu hijo! Maldita sea ven aquí que no te tengo miedo!-

En segundos se sintió una vibración y de inmediato se percataron de un pequeño punto de luz que subía del fondo de aquel charco que había bajo sus pies. La luz parecía del tamaño de una diminuta luciérnaga. Salió suavemente del agua y fue tomando altura mientras que en su avance se volvía más grande y más luminosa. En dos minutos aquel lúgubre sitio se vio iluminado por lo que parecía un enorme sol blanco, y vaya sorpresa se llevaron el Arcángel del rayo amarillo y el dios al ver que lo que ellos concebían como una caverna, estrecha y húmeda, en realidad era una playa inmensa, llena de palmeras y colores. El aire comenzó a correr de manera suave y casi armoniosa. Constanza comenzaba a inquietarse.

-Pero qué diablos está ocurriendo?-

-No tengo ni la menor idea cuñada.-

Una voz masculina, serena y con un aire de madurez les atrajo su atención.

-El tiempo crea puertas, las puertas conducen a los caminos y en esos dominios se crean los mundos, las galaxias, los universos y las dimensiones. Los paralelos es la franja que separa el ayer, del hoy y del mañana.-

Frente a ellos un hombre con apariencia madura, alrededor de los sesenta años, de cabello cano y no muy abundante, piel blanca con un extraño brillo cari nacarado y ojos rojos como la sangre les hablaba. Su vestimenta una túnica color gris claro y en su cadera un extraño cinturón con forma de cadena negra brillante. Julián no pudo evitar sentir un extraño escalofrió.

-Cronos.-

-Que esperabas ver? A un gallardo rubio de fuerte musculatura? Soy el reflejo de lo que este encierro ha creado. Soy el tiempo, viejo, eterno e imparable.-

Aunque en apariencia aquel ser se veía casi inofensivo, ambos sabían qué había detrás de aquella sencilla imagen.

-Así es que piensas devorarnos, y nos has tendido una trampa para vengarte de nosotros.-

Los labios de aquel hombre se adornaron con una sonrisa casi macabra.

-Porque destruir a tu presa antes de poder divertirte con ella?-

Un segundo después aquel hombre desapareció, y ambos jóvenes se percataron de que la luz tomaba un color extraño. Al mirar hacia el cielo, el sol se tornaba rojo escarlata, como si lo tiñesen de sangre, después aquella sensación casi asfixiante, Constanza parecía comprender lo que ocurría.

-La temperatura está subiendo! –

De aquel aparente astro salieron rayos que se precipitaron con fuerza en dirección de ellos. Eran llamas de fuego rojo incandescentes como si aquella estrella fuese un volcán en plena erupción.

Julián tomo a la chica del brazo y ambos corrieron tratando de escapar de aquel ataque.

-El hijo de puta nos quiere quemar vivos.-

-Creo que eso no es todo?-

Julián se alarmo al escuchar aquellas palabras y de inmediato supo lo que la morena le estaba insinuando. Sus pies estaban hundiéndose en la arena de aquella playa, literalmente infernal.

La risa desquiciada de Cronos no se dejaría esperar.

-Espero que disfruten de este acogedor sauna.-

Constanza se movió rápido forzando al dios de los mares a seguir su paso sin parar.

-Escúchame Julián, son arenas movedizas pero con suerte no son tan rápidas, debemos correr sin detenernos de lo contrario nos hundiremos.-

-Si no digo lo contrario, pero no ves hacia arriba o qué?!-

-Corre y evita los rayos, vamos con suerte y la ayuda no tardará en llegar!-

Mu y Shaina corrían a gran velocidad detrás de aquella hermosa mariposa de luz, por segundos la cobra se maldecía a si misma por haber escogido esa vida de amazona al servicio de la justicia, aunque al ver como venían los de atrás, se dijo que había peores. La sonrisa burlona de Mu le daba a entender que hasta en eso su carnero la apoyaba. Detrás de ellos Saga quien llevaba a Saori en sus brazos, corría con signos de que aquella acción no le era muy cómoda que digamos. Para colmo su diosa podía estar embarazada, pero eso no le quitaba aquel orgullo divino.

-Te digo que puedo correr yo misma porque eres tan terco, hombre!-

Aunque al toparse con los ojos, evidentemente molestos, y el rostro rojo y bañado en sudor de su esposo la joven diosa decidió tomar un respiro y dejarlo hacer. Bueno, a quien queremos engañar en un embarazo las hormonas no respetan ni a las diosas.

-Sabes te ves tan sexy, así todo sonrojado y tan fuerte, mi hermoso Caballero.-

Ahora la chica se abrazaba con fuerza de su cuello mientras le besaba en el lóbulo de su oreja. No es que a Saga no le gustase ese gesto, pero bajo esas condiciones y a esa velocidad, lo que él más deseaba era un tanque de oxígeno seguido de una buena botella de agua fría. Decidió contestarle vía cosmos mientras que con su mirada seguía a la hermosa mariposilla.

-En cuanto salgamos de aquí seré todo tuyo mi diosa.-

-De verdad me encuentras sexy?-

Ahora sí que sentía que de seguir así le daría un infarto (no porque ella le pareciese fea, sino por lo imprudente de su pregunta), pero como todo buen caballero y esposo enamorado decidió hacer lo correcto, ósea mentirle piadosa y descaradamente.

-Mi vida si el embarazo a penas y se te nota.-

Saori comenzó a llorar desconsolada, subiéndole aún más el estrés a Saga y a la otra pareja, Mu decidió tomar medidas extremas.

-Shaina mi preciosa, que te parece si apresuramos aún más el paso, antes de terminar presenciando una escena porno entre estos dos?-

-Mu, Saori es nuestra diosa y…-

La cobra volteo rápidamente solo para presenciar cómo entre tantas lágrimas Saori se comía a besos el rostro de Saga quien no bajaba ni un poco su velocidad, Shaina sintió vergüenza ajena y compasión por el géminis.

-Sabes que mi carnerito tienes razón, es más el primero que llegue recibe un masajito si sobrevivimos.-

-Esa es mi chica fuerte.-

Los cuatro siguieron corriendo dejando atrás túneles y túneles de escarlatitas y metales preciosos.

Dentro de una caverna en los bordes de la colina de Yomotsu, Radamanthys hacia hasta lo imposible por recordarse de la clave para abrir aquella puerta de piedra. Frente a ellos había un tablero de piedra con símbolos extraños, los símbolos eran movibles, el problema era recordar en qué orden.

-Como jodidos pudiste olvidar algo tan importante, Rada!-

Aiacos estaba hecho una furia y detrás de él Minos suspiraba con evidente fastidio mientras desviaba su mirada en busca de inspeccionar el trasero de cierta pelirroja, quien le daba la espalda mientras hablaba con Hera.

-Por Hades, pero que buenas …-

Aunque alguien le interrumpiría su inspiración.

-Tienen dueño perro lanudo del inframundo, y debo recordarte que son mías!-

-Kanon, con ese carácter de veleta celosa que tienes terminara largándote y te aseguro que estaré listo para consolarla.-

-No te acerques ni un centímetro a ella! Es mi mujer, mi Arcángel y mi…-

Hera levanto una ceja en señal de problemas y Mitchelle lo comprendió en el acto, dándose la media vuelta rapidísimo hasta jalar al dragón del mar en dirección a sus labios. Un buen beso y una nalgada de su Arcángel le bastaron a Kanon para quedarse quieto.

-Quieres dejar de hacerle caso a todo aquel que te hace ese tipo de bromas, si yo me pusiese celosa por cada chica que te come con los ojos o que se te insinúa ya te habría matado.-

Kanon solo hizo un puchero infantil mientras que señalo hacia Minos acusándole.

-El comenzó!-

Mitchelle se dirigió al juez, tranquilamente.

-Señor Minos…-

-Discúlpame ángel hermoso, pero es más fuerte que yo…-

Basto que la chica le clavase una mirada bastante seria.

-Está bien prometo dejarle en paz.-

Aunque Aldebarán quien se unía a los otros dos jueces sacaría a esos tres de su absurda discusión.

-Déjense de celos pendejos y ayúdenos a encontrar la clave.-

Hera se acercó para ver aquel tablero, mientras que ante la proximidad de la diosa, Aiacos se dio media vuelta buscando apartarse lo más posible de la deidad. Radamanthys le miro con cara de fastidio y sin comprender el porqué de aquel absurdo gesto. La diosa castaña se situó junto al juez de Caina, mientras miraba un tanto curiosa aquel tablero.

-Sucedió hace tanto tiempo que espero aun recordar lo suficiente.-

-A qué se refiere mi señora?-

La diosa dirigió su mirada a Radamanthys mientras le sonrió con un dejo de nostalgia.

-Después de la guerra contra los Titanes, se le dio a Hades la potestad de encerrarles en alguno de sus paralelos. Yo estuve presente durante la guerra y durante el periodo de transición. Estos símbolos son parte de mi pasado, debería de saberlos de memoria, pero he mal gastado mi tiempo siguiendo a mis celos y jugando a la despechada. Si hubiese sido más inteligente hubiese continuado el estudio de estos códigos y de muchas otras cosas.

La diosa dio un fuerte suspiro justo cuando Aldebarán la acerco en un abrazo.

-Deja el pasado atrás, aquel tiempo ya no existe. Me gustaría que dejaras de lastimarte, con tu voluntad basta para que recuperes el tiempo perdido, además eres una diosa y no estas encarnada en un cuerpo humano. Así que el tiempo no existe para ti.-

Hera se quedó pensando en aquella frase, lo medito dos minutos y después puso su mano en aquel tablero. Tomo los símbolos uno a uno y como si de un rompecabezas se tratase, poco a poco los fue ensamblando hasta que al colocar la última pieza una luz brillo de cada símbolo y de inmediato la puerta se abrió lentamente ante la mirada de asombro de todos.

Mitchelle tomo a Kanon de la mano mientras observo curiosa a la diosa del matrimonio y ahora también del divorcio.

-Que dice ese tablero Hera?-

-Dice que: En el no tiempo se crea la ilusión del momento.-

Los ojos azul verdoso de Mitchelle tomaron un tono casi celeste hasta volverse zafiros, el único en percatarse de aquel cambio fue Kanon, pero prefirió guardarlo en la discreción del cosmos, telepatía.

-Qué quiere decir eso mi muñequita?-

-Que nos dirigimos rumbo a una trampa.-

-Y qué hacemos?-

-Seguir adelante. Tomate fuerte de mi mano precioso.-

Minos se unió a sus compañeros y del grupo fue el primero en entrar por aquella macabra puerta seguido de cerca por el resto.

Mientras tanto y al mismo tiempo Hades y Shion encabezaban al segundo grupo, por suerte el señor del inframundo conocía perfectamente la clave de entrada y ahora lograban alumbrar aquella oscuridad con la ayuda de la luz de la Fuente.

-Es de locos nuestros cosmos parecen apagados.-

Afrodita de Piscis, tomaba con fuerza la mano de Eliana, ella por su parte lograba encender su luz violeta con más fuerza que ni la del Dios del Inframundo, uniéndola a la de su caballero dorado.

Aurora brillaba con mucha fuerza aunque le era imposible acceder al poder de su clarividencia como mínimo conservaba su escudo lumínico, Camus estaba inquieto se sentía que su vista partía con rapidez ante el mínimo sonido.

-Esto me huele a emboscada, no creo en las casualidades.-

Hades y Shion estaban vigilantes y a la vez algo inquietos, el antiguo patriarca no disimulaba su estrés.

-Maldición, debí imaginármelo que se sentiría culpable e iría en busca de solucionarlo por ella misma.-

-Y como podrías adivinarlo, apenas y tienes poco de conocer a mi hija. Mírame a mí que soy su padre, le cambiaba sus pañales, estuve ahí para sus primeros pasos, debo confesar que ni yo mismo logro leerle la mente a mis tres bebes.-

-Se sentía avergonzada por los daños colaterales de su osadía, además creo que tocar y ver a esas personas en el campamento le conmovió mucho.-

-Eso está bien, que aprenda por medio del contacto, de la experiencia. Perséfone siempre lo quiso así, pero yo estaba tan emocionado después de milenios era bendecido con la paternidad y por triple. Quería darles todo, que no tocaran el suelo, que no conocieran el sufrimiento, ni el peligro. Ahora mira el resultado, los Titanes pueden destruirlo todo, el mundo de los vivos y el nuestro. Debí haber sido más duro, debí haber sido más estricto…-

Shion le tomo el hombro al dios en señal de apoyo.

-No se nace siendo padre, en tu lugar y con todas nuestras experiencias yo hubiese hecho como tú. Alecto es una buena chica Hades, tiene buen corazón y tengo fe de que la encontraremos antes de que cometa alguna estupidez.-

Hades solo hizo una mueca de resignación.

-Una estupidez más…

De inmediato un ruido extraño rompió la monotonía de aquellas voces. Afrodita se puso en posición de ataque y de inmediato se frustro al ver que ninguna de sus rosas parecía tener vida en aquella cueva.

-Vaya mierda! Eli, preciosa, ponte detrás de mí!-

Camus quiso tomar la misma actitud protectora con Aurora aunque su pelirroja fue mucho más rápida y ágil que él, jalándolo del brazo y dejándolo detrás de ella.

-Aurora, Cherie…-

-Olvidas que soy el Arcángel Uriel mi vida.

Aunque de inmediato las dudas se dispersaron, una lechuza blanca se estrelló en el rostro del caballero de piscis enviándolo directo hasta el suelo para su propio bochorno. El animalito se veía bastante desorientado, y de inmediato Hades tomo la iniciativa dejando atrás a Shion para recoger del suelo al ave.

-Yo a ti te conozco.-

Eliana recogía del suelo a un frustrado caballero de piscis, mientras que Camus, sintiendo vergüenza ajena, intentaba taparle la boca a Aurora quien se carcajeaba ante la escena. Afrodita se sobaba la cara mientras observaba como Hades le retiraba aquella tira de papel de la pata del animal.

-Un mensaje, aquí?-

-Así es muchacho se trata de Hécate, ella es fanática de estas creaturas al igual que mi sobrina, Athena.-

Shion iría directo al grano.

-De que se trata?-

-Alecto …-

En el tercer túnel Perséfone recorría meticulosa cada metro del camino, Deméter permanecía sujetando la mano de Dokho en silencio, mientras que Ares sujetaba protectoramente el brazo de su amazona.

-Vaya desastre, volver de entre los muertos y encontrar a mis hijos que ahora parecen tener la edad de mis padres, no me sorprende que Kanon me haya rechazado.-

-Deja de decir bobadas mujer, Kanon no te rechazo, solo está sorprendido y créeme, nuestro hijo es un poco complejo.-

-Y yo que intuía que Saga sería el más complicado…-

-Ambos son unas cajas de sorpresas, pero son buenos chicos, dales tiempo, y déjame a mí ocuparme de todo. Por favor.-

- Ares tengo miedo, me siento desorientada y no sé ni cómo, ni cuando…-

El Dios tomo el rostro de la chica entre sus manos, dejando que el resto del grupo siguiese el rumbo, mientras que él le hablo mirándole a los ojos con firmeza y tranquilidad.

-Me amas Hilia?-

-Sí. Sabes que si mi Dios guerrero, testarudo y cabezota.-

El peli gris tomo un fuerte suspiro dejando salir una sonrisa de resignación.

-Entonces hazme confianza, yo me ocupare de todo. Esta vez es a mí de cuidar de nosotros y de nuestra familia.-

-Pero si mis chicos no llegasen a…-

-Me diste dos hermosos, cabezas duras, pero tienen tu buen corazón y créeme en el fondo siempre desearon tenerte de regreso, tanto como yo.-

Gabrielle se tomaba fuerte de la mano de Sorrento, mientras encendía su campo de luz blanco a una intensidad casi cegadora, con suerte el flautista se lo hizo entender.

-Gaby, eres uno de los Arcángeles más poderosos de la Fuente, si sigues a este ritmo terminaras por matarme o volverme ciego. Sabes quisiera encontrar al mío sano y salvo. Le prometí a Constita una semana en las Maldivas, con suerte y nos vamos dos y regresamos tres.-

La rubia bajo un poco su luminosidad un poco abochornada por su descuido.

-Soren perdóname, estoy nerviosa, tengo miedo que no volvamos a verlos, pero… Por la Fuente, desde que estoy en este cuerpo humano he perdido mucho mi temple pacifico!-

-Julián está bien, yo estoy seguro. Es un gran Dios y por si fuese poco esta junto a mi Arcángel amado, quiero pensar así y no de otra manera.-

Perséfone se paró de inmediato, señalándoles un muro de piedra que parecía cortarles el camino. La diosa del inframundo saco su hoz, y aunque en apariencia su cosmos no tenía efecto, dirigió el filo de su arma hacia la dura pared, sorprendiendo a Deméter.

-Hija, que haces?-

-Esta pared no es real, no la recuerdo, es un holograma.-

La hoz golpeaba la pared dando la sensación de firmeza.

-Core, quizás te confundes, eso se ve demasiado…-

De inmediato Dokho tomo la delantera.

-Permíteme Perséfone.-

-Adelante Tigre.-

Un fuerte respiro y el caballero acerco su mano tranquilamente y esta traspaso el muro como si este fuese de gelatina. El chino saco rápidamente su mano y sus cinco compañeros estaban maravillados.

-No me miren así, Perséfone tiene razón, es un holograma. Es solo que para atravesarlo debes tener tu mente sin pensamientos. Apuesto a que tu dirigiste tu hoz con furia o preocupación, o me equivoco?-

La diosa dejo ver una sonrisa de resignación.

-No dejo de pensar en que Alecto puede estar en peligro. Entiéndame después de todo es mi hija.-

Deméter solo se sonrió comprensivamente, mientras que Gabrielle tomo a la diosa del hombro.

-Créeme todos te comprendemos. Pero creo que es el momento de vaciar nuestros pensamientos si queremos atravesar esa muralla invisible.-

Dos minutos de silencio con sus ojos cerrados y de inmediato el grupo se adentró franjeando la barrera invisible que los separaba del otro universo.

El camino de Alecto se volvió un extraño escenario de oscuridad, en donde las escarlatitas de cuarzos de colores brillaban como si fuesen luces que señalaban el camino hacia abajo. La joven diosa comenzaba a transpirar de los nervios, su vista le mostraba por un lado el camino iluminado por las piedras y a su lado una densa y tenebrosa oscuridad. En su mano aquella llave hermosa que la sabia Hécate le había dado comenzaba a brillar aumentando, en cada escalón que la chica descendía, su brillo.

-La puerta no debe estar lejos. Vamos debo mantener el temple, que diría el hermoso Shion si me viera transpirar como lo estoy haciendo.-

La chica trago saliva y saco fuerzas, cinco minutos después llego a su destino. Aunque la escalera parecía descender interminablemente, en medio de aquel trayecto se encontró con una puerta de madera, vieja y mohosa. La llave brillaba con una luz cegadora, y una extraña fuerza de atracción le arranco aquella pieza de su mano llevándola a la vieja y enmohecida cerradura.

-Por mi amado padre!-

La puerta se abrió sola dejando una estela de luz que emanaba del interior y la joven diosa dio sus pasos hacia aquel extraño y luminoso sitio. Detrás de ella quedo la oscuridad y frente a sus ojos el suelo se veía verde y vivo y hacia arriba un cielo claro puro y celeste.

-Es hermoso, en dónde estoy?-

Una firme y apacible voz femenina le respondería con rapidez.

-Bienvenida a la dimensión Alfa, niña sagrada, tenemos siglos esperándote. Ahora te hare una sola pregunta estas lista para descifrar el enigma?-

De inmediato frente a la joven diosa se forma la imagen de una mujer de edad mediana, su cuerpo cubierto por hojas como si la vistiera una enredadera con flores, su rostro manchado con tierra dejaba a resaltar el verde de sus orbes. Alecto respiro nerviosa, más cuando sintió como el cielo se, antes claro se cubría de grises nubes y fuertes truenos se dejaron entender.

-Quien es usted y que está pasando?-

1

Aclaración : Alecto no está en el mismo sitio que Hades y el resto por eso ella si tiene el cosmos activo.