Capitulo 12 El choque
Constanza surcaba el cielo, con Julián en sus brazos, a toda velocidad y con una destreza digna de un piloto de guerra. Los rayos de Cronos pasaban a escasos milímetros de su arcangélical cuerpo y Julián sentía ese calorcillo rozándole la piel.
-Diablos Constanza! Eso se sintió muy cerca! –
-Hay que acercarse a él lo más posible!-
El sonido de los truenos del cielo era desgarrador.
-Qué?! Como que acercarnos?!-
-Lograste tocarle, eso quiere decir que es vulnerable!-
-Estoy comenzando a creer que fue solo suerte!-
-De eso nada! Aquí no hay cabida para la suerte o el azar, todo es cuestión de perspectiva!-
-Constanza, encarnación del Arcángel Jofiel, no creo que sea el momento para filosofía angelical!-
-Momento?-
-Que no tenemos tiempo cuñadita!-
-Mi querido cuñado, Julián Solo, encarnación de la deidad Poseidón y grandísimo pendejo el tiempo es la clave en todo este desmadre!-
-La clave?!-
Así el arcángel hizo una fuerte maniobra esquivando las flamas de fuego rugientes que les amenazaban. En un instante Poseidón pudo visualizar al objetivo de la chica.
-Si te chocas contra él nos devorara!-
La sonrisa enigmática del arcángel moreno, desconcertaba al tímido Dios, pero más extraña fue su respuesta.
-Tiempo, tiempos y la mitad del tiempo… como es arriba es abajo… no hay nada nuevo debajo del sol.-
Los nervios de Julián estaban al límite aun así, algo dentro de él parecía despertar o mejor dicho recordar. No era una imagen lo que venía a su cabeza sino un sentimiento, una extraña sensación. Jofiel se acercaba al Titán y este mismo tembló al observar la mirada de aquel ser que ahora parecía mas una esfera de luz o mejor dicho un meteoro que se dirigía a toda velocidad contra él.
…
Saori, Saga, Shaina y Mu llegaban a la cima de aquella Duna y ahora estaban aterrados al ver la batalla que se estaba gestando a unos kilómetros de ellos. Shaina hizo un movimiento que Mu freno de un solo instante, atrapándola del brazo.
-De eso nada preciosa, allá es el apocalipsis y nadie ira sin la orden explicita de Athena!-
La cobra dirigió su mirada con desespero hacia su diosa, por primera vez en toda su existencia Athena experimento una de las energías más desequilibrantes que existen. Al tomar con suavidad su vientre, tuvo miedo y no por ella, sino por aquellas pequeñas quienes aún no habían conocido la vida y descansaban dentro de ella. No era necesario ser un sabio para darse cuenta y ninguno de los presentes podía juzgarla por ello. Shaina desvió su mirada y esta se cruzó en los ojos de Saga, el géminis acerco a su mujer en un abrazo, besándola con ímpetu. Saori no pudo ocultar algunas lágrimas traicioneras que la dejaron en evidencia.
-No, no por favor…-
Mu miro con un aire de reto al géminis.
-De todos los presentes, eres quien tiene más experiencia en la toma de decisiones, señor Patriarca.-
Saga se sentía confundido, pero sobre todo desesperado.
-Ese era mi padre o es que lo has olvidado!-
Mu dio un fuerte suspiro, estaba exasperándose.
-Está bien corrijo… a causa del estado de nuestra Diosa, tú eres lo más cercano a un Dios que tenemos.-
Aunque las hormonas divinas de Athena comenzaban a hacerla perder la cabeza. La Diosa sujeto con fuerza el brazo de su esposo y comenzó a llorar suplicándole.
-No… no… tiene que haber otra manera…-
Saga intentaba hacerla entrar en razón.
-Mi amor, cálmate, sino intervenimos quizás…-
Mu observaba que la atención de Shaina se dirigía, desde el inicio de aquella discusión, hacia aquel campo de batalla. No era tonto conocía perfectamente el temperamento bélico de su pareja y sobre todo su manera impulsiva de reaccionar ante el estrés. El lemuriano necesitaba una excusa, cualquier cosa para disuadir a su esposa de adentrarse impulsivamente en aquel escenario.
-Saga! Maldita sea! No tenemos tiempo!-
Fue aquella frase la que logro calmar abruptamente el ataque histérico de su diosa.
-Que dijiste Mu?-
El lemuriano atrapo a la cobra del brazo y la jalo al centro del grupo para impedir que aprovechase la situación para hacer alguna locura y después miro un poco desorientado a su diosa.
-Athena… te encuentras bien?-
Saori soltó abruptamente el brazo de Saga y salió corriendo en dirección a aquel campo de batalla, Saga sintió que aquello era una locura hormonal. Saga, Shaina y Mu salieron despavoridos detrás de su Diosa. Su esposo le gritaba a todo pulmón.
-Saori! Demonios que estás haciendo?! Vuelve acá!-
Mu corría casi a la par del géminis.
-Qué diablos le ha picado?!-
-Oye! Tú no sabes lo que esas putas hormonas les generan!-
-Yo solo quiero saber, como es que una embarazada de gemelos puede ser más rápida que nosotros?! Hace unos momentos no podía casi ni caminar y ahora mira!-
-Deben ser esas hormonas sumándole los nervios! Además te recuerdo que es una diosa, pendejo, y por si fuera poco yo la entrene! Ha y son gemelas…chiquitas!-
Shaina lograba alcanzar en velocidad a los dos hombres.
-Felicidades Saga! Que ilusión… son dos chicas!-
Mu no se quedaría atrás en sus buenos deseos.
-Espero que se parezcan a ella, porque cielos si sacan tu simpatía…-
Saga comenzaba a desesperarse.
-Ya cállate Mu! Mi mujer y mis hijas están en grave peligro, no estoy para bromas!-
Así se dirigían a gran velocidad justo cuando un rayo oro rubí descendió del cielo atrapando el cuerpo de Saori y llevándosela consigo al cielo.
-No deberías dejar que tus hormonas te controlen de esa manera.-
-Aurora… bueno mejor dicho Uriel. Gracias a la Fuente que nos han encontrado!-
Saga y Mu se detenían abruptamente mientras que Shaina, atrapada por sus nervios, no pudo evitar estrellarse contra ellos, cayendo los tres en un charco de lodo. Saga miraba al cielo y de inmediato sintió que le quitaban un peso de encima. En unos instantes más de un rostro familiar se hizo presente. Mu sintió una gran alegría, y Shaina suspiro de alivio.
Camus saco un pañuelo de su bolsillo y cubriendo con el su mano le extendió la mano al lemuriano.
Mu estallaba de risa y le dio un fuerte abrazo a un desprevenido francés quien vio con resignación que ahora él estaba cubierto de aquel lodo.
-Eso me pasa por ser amable.-
A Hades el lodo no le causaba ningún problema y así se lo hizo entender a Saga cuando le tendio su mano ayudándole a incorporarse.
-Sera un honor servirte el día de mi muerte Hades, todavía tienes mi Sapuri, espero.-
-Tranquilo muchacho hoy no morirá nadie, al menos haremos lo posible porque así sea. Sobre tu Sapuri dudo que tu padre o tu esposa me dejen reclutarte, aunque para mí sería un honor.-
Había un rostro nuevo que a Saga le atrapo su atención, una jovencita algo peculiar.
-Es una de tus chicas?-
-Si es mi Alecto, mi pequeño y adorado desastre.-
-Pero su cuerpo se ve demasiado… humano.-
-Digamos que pasara un tiempo con todos ustedes bajo la tutela de Shion.-
Saga le dedico una sonrisa a la chica. Hades solo suspiro a sabiendas de los antecedentes de su pequeña. De inmediato una luz violeta se unió a la oro rubí y ambas descendieron hasta el suelo.
Eliana con Afrodita en sus brazos y Aurora con Saori se unían al resto. Saga se dirigió a darle una nalgadita a su mujer, Saori se puso roja de vergüenza.
-Saga, nos ven, ten respeto a Hades.-
Aunque al mirarse los tres, estallaron en carcajadas ante la ironía de aquella frase, digamos que salvo por Alecto el resto ya se conocía demasiado bien.
Alecto le hablo discretamente a Shion en el oído.
-No entiendo el chiste.-
-Digamos que todos los aquí presentes hemos vivido muchas cosas juntos. Nos tenemos confianza, hasta podría decir que demasiada.-
Ahí junto a ellos Dionisio y Enio, el Dios tuvo que romper un poco aquel ambiente familiar.
-Una semana en mis tierras, si salimos de esta. Yo invito y ya saben que el dinero no es problema, pero ahora debemos desenmascarar a Cronos.-
Afrodita estaba un poco nervioso.
-No sé cómo haremos tal cosa, si aquí ni cosmos tenemos.-
Enio sonrió con un aire de picardía.
-Esta es una batalla de perspectivas, no de cosmos.-
Camus, quien veía con ojos de reto a aquella sonrisa burlona de su esposa, reflexionaba mientras trataba en vano de limpiarse en lodo de su camisa.
-Perspectiva… pero para que necesitábamos una llave si todo es cuestión de perspectiva?-
Aurora, quien se acercaba coqueta a su esposo, le respondía mientras que limpiaba una manchita de lodo de la mejilla de éste.
-La llave es indispensable pero no es la clave para vencer al Titán, digamos que esta es solo el tiro de gracia.-
-Entonces como le venceremos?-
-Cambiando de perspectiva y de vibración.-
-Qué?!-
-Tranquilo ya lo veras.-
…
Mientras tanto en el otro extremo, los tres jueces se desesperaban. Radamanthys estaba al punto de explosión.
-Escúchame bien Kanon, si tu angelito lindo no se mueve el culo, entonces te juro que…-
De inmediato Michael, quien se encontraba en la cima de un montículo a unos metros del grupo, abrió sus alas y salió a toda velocidad dejando a todo el grupo detrás. Kanon hubiese querido debatir con el juez pero alcanzar a su Arcángel le pareció lo más sensato.
-Maldición Mitchy, no puedes seguir molesta por lo de hace un rato!-
Hera tomo el mando ante los ojos atónitos de Aiacos.
-Es el momento, sigamos a Michael, y por favor dejen toda rencilla estúpida fuera de aquí! Quedo claro señores?!-
-Una gota de sudor escurrió de la frente de un muy nervioso Aiacos, Minos le dio un codazo a su homologo mientras lo miraba con un gesto de incomprensión, mientras que Radamanthys mostro sus respetos y obediencia a la Diosa.
-Tiene razón, discúlpeme mi señora.-
-No pasa nada hijo, ahora vamos, sigamos al gemelo celoso quien nos conducirá por el camino del arcángel.-
Aldebarán sonreía divertido.
-Nunca mejor explicado mí reina.-
Así a toda velocidad el grupo se dirigió a su destino.
…
Mientras en el otro extremo Gabrielle volaba a toda velocidad seguida del grupo de Dioses y caballeros quienes no perdian su rastro. Ares había casi forzado a su amazona a que se montara sobre su espalda, la chica estaba un tanto avergonzada y él podía sentirlo.
-No eres débil mujer, pero acabas de salir del hospital después de haber sido resucitada por una niña media loquita. Así que no quiero correr riesgos.-
-Odio ser un estorbo! Y peor aun cuando se trata de volver a ver con vida a mi Saga!-
-Que no eres un estorbo! Mujer, no entiendes que te amo! Te quiero conmigo, con nosotros! Además has visto a la velocidad que va esa luciérnaga loca!-
-Es el Arcángel Gabriel! Ares contrólate un poco!-
-Arcángel o no es rápida la condenada!-
Ángelo y Marín corrían tomados de la mano procurando alejarse lo mas posible de las necedades de Ares.
El amazona de Aguila trataba de ver lo positivo de todo ese lio.
-Bueno ahora nos dejara más tiempo tranquilos, no lo crees amore?-
-Mi ragazza bella no pidas milagros por hoy ya hemos tenido demasiados.-
Así esos dos apresuraron su ritmo ante la velocidad sorprendente del Arcángel.
La misma Deméter, Susana, estaba sorprendida de ver que de todos la más diestra para dar alcance al ser de luz era su hija Perséfone, seguida por Ares, Sorrento y Dokho. La pobre Susana lo tenía muy claro.
-Debo hacer más ejercicio, me lleva el pendejo de mi yerno!-
…
Cronos transformaba su cuerpo en un torbellino de arena y este formaba un enorme y enfadado rostro que abría sus fauces con la intención de devorar a la esfera de luz que se dirigía a él. Jofiel estaba seguro de sí mismo y esta seguridad impregnaba las células del Dios de los mares.
-Adelante Rayo amarillo!-
Así esa enorme boca trago por completo a aquella esfera y de inmediato cerro sus fauses celebrando su éxito.
-Zeus, Hades ustedes serán los siguientes!-
Aunque una voz proveniente del cielo le robaría aquel segundo de victoria.
-Escúchame bien viejo gruñón, a partir de hoy te pondremos a dieta!-
El Arcángel Michael descendió del cielo desenvainando su espada azul zafiro, ante los ojos molestos del Titán.
-Tu! No puede ser, si hace milenios que ni te veía! Vaya, vaya eres idiota si crees que te salvaras de mi eterno apetito, príncipe de las legiones de la Fuente! Acabo de devorar a uno de tus capitanes, así que no me será difícil…-
De los labios de Michael se escuchó una risa dulce, casi inocente, fue esta energía la que aterrorizo al Titán.
-Que haces?-
-Eres un pobre viejito testarudo, quizás fueron todos estos milenios de encierro o quizás ese ego del que ni tu pudiste escapar.-
-Viejo yo?! Como te atreves si vamos a hablar de edades tú me superas por…-
De inmediato el Titan se dio cuenta de una extraña sensación en su corazón o es que aquellas palabras tenían algún otro significado, uno que hasta él mismo había olvidado.
De inmediato volteo a ver sus manos y se percató que estabas se arrugaban, su cuerpo parecía envejecer y volverse frágil. Cronos estallo en un grito de terror.
-Que está pasándome?! Que me estás haciendo?!-
Al poco tiempo Kanon llego a la escena y no tardaron los otros tres grupos en unírseles. Gabrielle se dirigió con desespero hacia Michael.
-Donde están Julián y Constanza?-
-Están descifrando el enigma, tranquilo hermano, Jofiel ha despertado y Poseidón ha recordado.-
Kanon se acercó y se colocó junto a Michael, todos miraban a Cronos su cuerpo estaba envejeciendo frente a la mirada estupefacta de todos.
-Pero que le pasa?-
-Dime Kanon que hora es?-
-Mi Arcángel sabes que aquí el tiempo…-
El mismo se quedó frio al razonarlo.
-Por la Fuente! Que estúpidos hemos sido!-
Radamanthys aún no lo comprendía y ahora preguntaba en tono irónico.
-Alguien podría explicárnoslo, saben no somos más que humildes servidores de Hades.-
Ares no pudo ocultar su gusto de ver a Saga y a Saori con vida y salud, el Dios fue de inmediato a abrazar a su hijo detrás de él se aproximaba tímidamente su amazona.
-Por todos los mundos, no sabes cómo me tenías preocupado!-
-Estamos bien papa, además déjame decirte que vas a ser abuelo de un par de princesas.-
Ares sentía que su mandíbula se le caería de la impresión.
-Princesas?!-De eso nada, mis nietas serán dignas amazonas! Unas verdaderas guerreras! –
-Papa no exageres…-
-Maldición saliendo de aquí debo prever un par de ponis, y que ni se me olvide separarles sitio en los cursos de yudo infantil. Hoy en día hay que separar sitio con años de avance, no sabes lo que batalle para que aceptasen a Gael. –
-Papa?-
-Ni se te ocurra llevarlas con la modista de tu mujercita, no quiero imaginar a mis chicas con esos vestidos ridículos de holanes!-
-Papa!-
-Qué?!-
Saga le hizo una seña apuntando hacia sus espaldas, hacia esa hermosa mujer que estaba detrás de él. Mirándola fijamente se le hacía un tanto familiar. Ares respiro profundo.
-Veras hijo ella es…-
Aunque el grito de Saori les cortaría aquel momento tan emotivo.
Frente a ellos Cronos encendía su potencial al máximo tomando forma de arena, era un tornado furioso y que se dirigía contra sus adversarios.
Minos se aproximó junto a Kanon.
-Dime Géminis tu Arcángel sabe lidiar contra eso?-
Michael abrió sus alas mientras le grito al resto.
-Todos en guardia ahora viene lo bueno!-
Gabriel, Zadquiel y Uriel abrieron sus alas y tomaron altura listos para comenzar la batalla.
El torbellinos formo figuras de arena y para Perséfone aquello le fue muy familiar. Kanon, Sorrento, Camus y Afrodita temblaron al recordarlo. Saga no daba crédito a lo que veía.
-Maldita sea son esos monstruos de arena, pero se supone que fue la Sombra quien los controlaba!-
Saori reflexionaba llegando a la conclusión.
-Aquí no existe el tiempo por lo tanto Cronos nos está manifestando un monstruo de nuestro pasado!-
Perséfone saco su hoz, con una sonrisa de satisfacción.
-Por fin podremos hacer justicia ante esas abominaciones!-
Hades estaba atonito.
-Yo no recuerdo…-
-Fue en Las Vegas querido, en el desierto de Nevada.-
-Enfrentaste monstruos así de…-
Aunque Dokho le explicaría con tono de angustia.
-No, de hecho esas creaturas fueron vencidas por los siete rayos y nosotros ni pudimos aproximarnos!-
-Ah menos mal.-
Aunque el suspiro de Hades se vería opacado por una simple reflexión.
-Ósea que no tienen ni puta idea de cómo vencerles y por si fuese poco nos faltarían dos rayos ósea Ángela y Graciela.-
Aquella sonrisa nerviosa de Dokho lo decía todo.
Hades se unió a su esposa, después de todo él y ella eran los únicos armados, aparte de los Arcángeles y Ares, aunque eso sería por poco tiempo.
Ares saco detrás de su capa un par de espadas y le dio una a Saga.
-Ten defiende a tu mujer.-
Después le grito a Kanon, quien estaba del otro lado.
-Hey tú! Toma.-
-Gracias mi viejo!-
Kanon atrapo con destreza la espada que su padre le arrojo, ambas armas tenían sus mangos forjados en oro con incrustaciones de rubí. Hilia miraba con asombro, ahora comprendía porque antes de salir su Dios había insistido en ponerse su armadura divina, era más sencillo ocultar esas espadas detrás de su larga capa roja.
-Lo de viejo me lo dice de cariño… espero.-
En uno de sus bolsillos de piel junto a su cinturón, el Dios llevaba un pequeño trozo de maderito dorado con incrustaciones de piedras rojas. Basto con tomarlo en sus manos y este se transformó en una gran lanza roja. Hilia no daba crédito a sus ojos.
-Pero si los cosmos no funcionan como lograste que tú lanza…-
-No es una cuestión de cosmos mi amor, sino de sangre y este artilugio fue creado con mi sangre. Al igual que esas espadas.-
Hilia estaba molesta aquello comenzaba a ser casi humillante.
-Yo no soy una de tus concubinas, debiluchas!-
Ares le dio su lanza y saco otra para él.
-Nunca has sido una concubina mi amazona, eres mi único amor… y SI tengo armas hasta en los calzones!-
Saga levanto una ceja curiosa, escucho bien o su padre le llamaba mi amor, peor aún único amor, a aquella hermosa mujer. Por un instante se sintió molesto de imaginar que su padre hubiese traído consigo a alguna de sus amantes, pero ese no era el momento para discutirle nada.
Radamanthys, Aiacos y Minos se posicionaron alrededor del área de batalla aquello era un caos, un verdadero caos. El inglés les hizo una seña a sus hermanos y los tres escondían tras sus capas armas de defensa 3 por persona así se las ingeniaron para que Sorrento, Camus y Afrodita recibieran de la mano de Minos 3 catanas. De la parte de Aiacos 3 sables para Aldebarán, Dokho y Shion mientras que el inglés les entrego 3 espadas a Shaina, Mu, Ángelo. Mientras que Marin se vio algo frustrada, no puedo tener tan mala suerte y al mirar los ojos divertidos de Ángelo, esta le recrimino.
-Me niego a ser tu protegida! –
Perséfone le arrojaría una daga de buen tamaño a la amazona y la japonesa suspiro de alivio.
-Gracias!-
-No hay de que hermosa.-
Una fuerte luz cegó a todos los guerreros, los Arcángeles lanzaban fuertes rayos con sus espadas a un gigante, molesto y enfurecido, el Titán del Tiempo.
Los monstruos se precipitaron contra los guerreros y los jueces fueron los primeros en sorprenderse de la fiereza de su Diosa cuando se trataba de atacar a un oponente.
Sorrento clavo su arma sobre uno de los monstruos pero vaya ironía no se puede matar lo que no tiene vida.
-Demonios Constita, como hiciste aquella vez para mantenerte de pie?! –
Luego se percató de que ella no estaba por ningún lado y la rabia y el dolor le invadió su alma.
-Devuélveme a mi ángel especie de monstruo aberrante!-
Quizás podría utilizar su flauta, pero sabía de antemano que aquello solo haría explotar a los seres formando tres más.
Uno de los monstruos logro tumbar a Perséfone, aquello encolerizo al juez noruego.
-Nadie toca ni un cabello de mi señora!-
Imposible de matarlos con aquellas armas y sus hilos ahí era solo una ilusión, así que el juez Minos se arrojó sobre su señora para impedir que la arena de esas bestias entrara por las vías respiratorias de su soberana.
Mientras tanto Saori sentía que su vientre le dolía, no sabía si de miedo o por alguna complicación del embarazo un torbellino de arena de la altura de un hombre expulso a Saga a varios metros de ella. Ahora se sentía sola, adolorida y vulnerable, hasta que unos brazos fuertes la sujetaron, sacándola de ahí. La compañera de Ares era fuerte y de inmediato Saori supo de quien se trataba.
-Por la Fuente, esto es más que un milagro!-
-Ares defenderá a nuestros hijos y yo cuidare de ti, mi señora.-
-Me llamo Saori y aunque soy quien tu ya sabes, pues también soy la mujer de tu hijo, así que no me veas como una diosa. Somos familia.-
Hilia acaricio el tierno rostro de Saori las lágrimas llenaban los ojos de la joven diosa.
-Eres muy hermosa, normal que mi Saga se enamorase de ti. Buscare ponernos en seguridad, debes calmarte, por el bien de mis...-
-De tus nietas Hilia.-
Marín y Ángelo confundían a los monstruos haciéndoles chocarse entre sí, era lo más efectivo que encontraron.
Afrodita y Camus optaron por conducirles rumbo al mar, aunque después de ver que los seres de arena se transformaban en seres de lodo, decidieron copiar la técnica del italiano y la japonesa.
Perséfone sacaba casi forcejando a Minos de aquel panorama, el juez se estaba ahogando Radamanthys pondría su cuerpo para cubrirlos. Mientras la Diosa apretaba el pecho del joven para hacerlo expulsar aquel polvo sofocante.
-Respira mi niño! Vamos! Hades has algo!-
Shion era muy ágil para esquivar esos seres aun llevando a Alecto en sus brazos, lo que jamás se imagino es que la chica tenía otros planes. La joven se bajó de un salto y corrió a toda velocidad a las fauces del Titán. Aiacos trato de interceptarla pero la chica estaba decidida y lo esquivo con destreza.
-Maldición!-
Aldebarán atrapo a la chica por la cintura, pero ella le hablo desesperada.
-Déjame ir, se lo que hay que hacer, créeme Michael me apoyaría!-
-Estás loca vas rumbo a…-
Después el toro alzo su vista al cielo y se percató que Michael los observaba desde las alturas fue un segundo, pero para el guerrero le pareció una eternidad y sin saber ni porque lo comprendió todo. De inmediato soltó a la chica e hizo confianza a su corazón.
-Confió en la Fuente y por lo tanto tienes mi confianza, pero no te tardes, tus padres no lo verán con mi filosofía.-
-Si lo harán, todo esto es una mera ilusión, debo despertar a mi abuelo de su pesadilla.-
Kanon vio como la arena de uno de esos monstruos se dirigía a atacar los pulmones de Sorrento y este lo jalo tropezando en el trayecto justo cuando su tobillo hizo un feo sonido. El austriaco ayudo a su compañero.
-Deja de querer pagar tu karma conmigo Dragón del Mar!-
-Mi tobillo!-
Michael bajo del cielo y creo una onda de luz expansiva que desmorono a una docena de esos monstruos quienes iba a atacar a los generales. Después tomo a Kanon y lo levanto del suelo en sus brazos, he hizo una seña al sirena para que les siguiera.
-Y Constanza?
-Ya lo veras…-
Zadquiel bajo también y este ayudo a la desesperada Diosa del inframundo, sacando con un rayo de luz, la arena de los pulmones de Minos.
-Ahora deberás tener Fe en tu hija.-
La Diosa sintió que moriría cuando presencio aquella imagen.
-Mi niña!-
Aiacos y Radamanthys creyeron ver todo en cámara lenta y aunque intentaron correr rumbo a la joven, el fuerte agarre de Uriel, les detuvo a ambos.
-Es la única forma!-
Shion trato de detenerla, en verdad corrió rapidísimo, pero la chica ya estaba en la boca de aquella figura demoniaca y oscura. Tan solo se escuchó el grito del antiguo patriarca.
-No Alecto! Detente!-
Hades sintió que sus peores pesadillas volvían, se puso palido y fue hasta que Gabriel le sujeto del brazo que el Dios respiro, aunque aún con agitación.
-Confía en la Fuente, no existen las casualidades!-
Así, frente la mirada aterrorizada de los presentes, Alecto fue devorada por las fauces del mismísimo Cronos. De inmediato la tormenta se calmó y todos los monstruos que los amenazaban desaparecían como meros espejismos en medio de un desierto perdido en la nada. Ya no había playa ahora solo arena, dunas y dunas de interminable paisaje.
