Capítulo 20: La venganza de Lilith

Afuera de la arena de box, Saga enviaba descaradamente los ataques más fuertes que su cosmos podía crear. De todas formas Dionisio se había encargado de desviar la atención de las personas normales enviándolas lejos de aquel sitio. Al menos todas las que se encontraban fuera del edificio, porque dentro la situación era muy diferente.

Frank estaba asustado, casi aterrorizado ante aquel panorama casi macabro.

-Que hago linda, mira sus rostros parecen… zombis.-

Mitchelle trataba de enfriar su cabeza ante aquel panorama, lleno de personas, cuyos rostros parecían palidecer a cada segundo, mientras que sus labios tomaban matices grisáceos.

-Aun no son zombis, siguen vivos solo están… bueno… están siendo drenados.-

-Drenados?-

-Su energía vital está siendo vaciada.-

-Eso es vampirismo!-

-Si pero incorpóreo, que es aún peor.-

-Debes hacer algo, detenla o dime que hacer para detenerla, mírala esta junto a mi hermana!-

-No creo que quiera atacar a Saori, al menos no tan pronto.-

-Entonces qué quiere? Porque hace esto? Y porque dices que no podremos vencerla como a la Sombra?-

-Porque Lilith es real Dionisio, demasiado real.-

Las personas se movían casi en automático seguían sus conversaciones como si nada, ciegos de los cambios físicos que la energía de la caída les ocasionaba. Aquello hasta cierto punto parecía calmar los nervios de la del rayo azul. Aunque Frank no estaba tan tranquilo.

-En aquel bar estaban Ares y Kanon por si fuese poco estaba Enio, ellos sí que saben de batallas, pero en vez de llevarles contigo me traes a mí! Mientras que a ellos los dejas allá tirados sin la mínima de las explicaciones. Porque? Sabes de ante mano que yo ni siquiera participe en la guerra contra la Sombra.-

-Necesito de tu ayuda Dionisio, Athena te necesita, de hecho en estos momentos el planeta entero depende de ti.-

Frank trago saliva y miro aterrorizado a la pelirroja quien parecía buscar algo entre la masa de dormidos.

-Es mi condena por esconderme en Las Vegas junto a Deméter, mientras que ustedes lidiaban la gran guerra?-

-Dejate de tonterías y ahora acerquémonos pero despacio, si Llith se lo propone esta aparente calma se puede convertir en un verdadero infierno.-

Fuera en las calles ahora casi desoladas, Julián y Hades se unían al poderoso ataque del géminis, sin éxito alguno. Mientras que Minos intentaba a cómo podía hacer funcionar aquel celular con el que intentaba contactar con el perdido de Aiacos. Radamanthys por su parte era la cuarta vez que daba vueltas por aquel sitio buscando un punto débil para quebrar el campo de energía, sin éxito alguno.

Fuera del coche Perséfone y Gabriel intentaban contactar con sus cosmos a sus allegados sin resultados. La del rayo blanco sintió un fuerte dolor en el centro de su pecho, tan fuerte que apenas y podía mantener la respiración, preocupando gravemente a la reina del inframundo.

-Gaby que ocurre?-

-El cosmos que guarda ese sitio está lleno de dolor, es un dolor agonizante, siento como si me apretara el musculo de mi corazón.-

-Yo no siento ni la energía de Alecto, estoy preocupada, siento que mientras estamos aquí algo grave está ocurriéndole a mi bebe y probablemente a Shion.-

De inmediato la voz del inglés atrapo su atención.

-Mi señora no hay ni un hueco, nada.- Después observo preocupado hacia el rostro de Gabrielle.

-Señora Gabrielle deberíamos llevarle con un médico, se ve muy mal.-

El arcángel rubio trato de excusarse pero las fuerzas se le fueron y cayó al suelo desmayada. El juez no perdió ni un segundo y tomo a la joven en sus brazos, mientras que Poseidón detuvo de golpe su rayo de ataque al sentir él mismo un pequeño dolor en su pecho.

-Gabrielle!-

Hades y Saga hicieron una pausa para ver lo que les rodeaba.

Julián encontró a Radamanthys intentando reanimar con pequeños golpecitos en el rostro a la rubia sin éxito alguno, mientras que Perséfone tomaba el brazo de Minos desesperada.

-Algo le paso a mi Alecto, lo sé.-

-Mi señora tranquila, iré en su búsqueda de inmediato.-

-Encuéntrala porque creo que este Cosmos maligno puede estar detrás de todos nosotros.-

Hades estaba más frio que nunca ante aquella idea, si esa barrera ya no se sentía con el cosmos de Dionisio y si era así de impenetrable, no dudaba que aquella fuerza pudiese fácilmente acabar con cualquier caballero dorado por muy fuerte que este fuese.

-Minos haz lo que mi esposa te dice y trae contigo a Shion y a los otros, espero que esto no este desparramándose por todas Las Vegas.-

-Si mis señores, yo me encargo de traer a todos, incluyendo al pendejo de Aiacos!-

Julián veía desesperado al juez de Caina.

-Solo porque te conozco no te agarro a golpes por toquetear a mi esposa.-

-Está muy mal!-

-Lo sé y ahora debo llevarla a un médico.-

-Y que va a decirle al médico? Disculpe mi esposa mitad sirena y encarnación de un poderoso arcángel acaba de tener un ataque de empatía, clarisentencia?-

Hades y Julián miraron al rubio con ojos de asombro y este contesto con su semblante solemne y un aire de fastidio.

-He estado leyendo de estos temas desde mi última resurrección, después de todo es una forma de comprenderle mi señor Hades.-

-Eso me da gusto hijo, debo aceptar que el tema de los Arcángeles de la Fuente y de sus poderes es un tanto confuso para mis espectros. Siempre les enseñe a hacer la guerra y bueno no teníamos mucho tiempo de comprender otro tipo de energías.-

Poseidón reflexiono rápido, el rubio tenía mucha razón, así que solo atino en sujetar el mismo a la chica en sus brazos y utilizar suavemente su cosmos para intentar despertarla.

Hades le sonrió suavemente a la angustiada de su esposa.

-Tranquila, nuestra chica está en buenas manos y por si fuese poco Minos ya va en camino y éste no dudara en despedazar a quien quiera lastimarla.-

Perséfone estaba nerviosa.

-Jamás había sentido una energía así de poderosa, es como un volcán lleno de rabia y de…-

Julián terminaría la frase.

-De un inmenso dolor.-

En el lujoso hotel Constanza salía a toda velocidad de aquella suite de lujo seguida por un muy desconcertado Sorrento.

-Mi amor, tranquilízate!-

-No, no, no! Algo salió del equilibrio, puedo sentir que Gabrielle está mal y Mitchelle… por la Fuente no puedo sentir a mi hermana!-

El Austriaco abrochaba su camisa a toda velocidad mientras seguía a cómo podía los pasos presurosos de su esposa.

-Deberíamos buscar a los niños, a Mu y al resto.-

-No hay tiempo y tengo el sentimiento de que los niños están bien, pero mis hermanas… es más siento como si Eliana también estuviese entrando en energías turbias.-

De inmediato la puerta del ascensor se abrió y dentro estaban Aurora y Camus, estos también habían perdido aquel aire de lunamieleros con el que habían llegado. La morena se dirigió hasta la pelirroja.

-Lo sentiste?-

- Y quién no? Las reglas se rompieron y eso solo puede significar que ahí fuera hay algo muy peligroso que se está moviendo en total libertad.-

El ascensor no tardó en llegar a su destino y la puerta del hotel Marín y Ángelo esperaban, con un rostro muy serio, al resto.

Camus se sonrió casi con un aire de frustración mientras el italiano le confirmo.

-Ni de locos iremos solos, la luciérnaga azul no rompe las reglas solo por placer.-

Aurora se dirigió rápidamente hacia el parking del hotel sabía perfectamente reconocer los coches de lujo de Frank y sabía perfectamente en donde y a quien pedir las llaves. Así se dirigió a sus compañeros.

-Sigan las señales del cosmos de Gaby creo que ahí se encuentra el ojo del huracán.-

En un taxi a toda velocidad Afrodita sobornaba al chofer para llegar rápido hacia algún hospital cercano.

-Vamos ya le dije que no se preocupe por el precio, pero dese prisa esta niña tiene mala cara.-

Shion intentaba ser discreto con su cosmos sanador y así mandaba luz con sus manos al corazón de Alecto, el cual parecía perder su juvenil vitalidad.

-Vamos niña resiste ya estamos por llegar hasta la ayuda.-

En un instante Eliana, quien estaba sentada junto a Shion en el asiento trasero, se puso muy inquieta y se apresuró hacia el asiento del copiloto tomando el brazo de Afrodita.

-Nena tranquila ya vamos a…-

Eliana le hablo por cosmos a su sueco.

-Detenlo! Detén a este hombre ahora mismo!-

El caballero de piscis se sorprendió ante ese comentario y observo curioso hacia el rostro del conductor. Esa palidez distanciaba mucho a ser el semblante que tenía el hombre cuando les había dejado montar en su taxi y peor aún aquellas ojeras que se volvían casi grisáceas. Trato de ser cortes.

-Le importaría parar el coche, pero era como hablar con un cadáver.-

Trato de sujetar el volante y aquel hombre le contesto con un fuerte codazo, que el sueco intercepto con rapidez, y se decidió por la manera dura. Un fuerte puñetazo en el rostro que no tuvo ningún efecto y que comenzó el gran forcejeo entre ambos hombres. Mientras que en el asiento detrás Shion observo el pálido rostro de Alecto y decidió tomar medidas extremas. Así se dirigió a Eliana.

-Haz lo que tienes que hacer y alcánzame en la clínica central!-

Así Shion se tele transportó con Alecto en brazos mientras que Eliana detuvo a Afrodita quien estaba por clavarle una rosa sangrienta al conductor.

-No! Esta poseído pero aun es humano y sigue vivo!-

-Y yo quiero que nosotros sigamos con vida cielo! Así que dame ideas, estoy abierto!-

-Sujétate!-

La chica tele transporto a los tres fuera del taxi, que terminó estrellándose contra un viejo muro, sin causar heridos.

Los tres aparecieron a la puerta del hospital central y como el hombre seguía sin reaccionar, el caballero le dio tremendo puñetazo en el rostro y esta vez consiguió que su oponente cayese desmayado en el suelo.

-Lo siento es por su bien.-

Así la chica y el caballero entraron a toda velocidad en aquel hospital en busca del antiguo patriarca y de la hija de Hades.

Mu y Shaina habían optado por dejar el coche en algún sitio céntrico, mientras el lemuriano, se tele transporto junto a su amazona hacia el interior de otro coche que iba a gran velocidad.

June llevo el susto de su vida cuando vio a la peliverde aparecer junto al lemuriano en el asiento trasero. Aunque parecía que Milo ya se lo esperaba, ya que les hablo con mucha familiaridad.

-En la arena de box, es allá en donde se siente ese vacío horrendo y porque tardaron tanto?-

-Oye Shaka acaba de avisarnos, por el contrario no hemos encontrado a los chicos.-

El griego se rio con ironía.

-Ese par son tremendos dudo que ninguna fuerza del mal les ponga la mano encima y tengo el presentimiento de que están en buenas manos.-

Mu levanto su ceja curioso.

-Desde cuando eres tan intuitivo Milo?-

-Soy escorpión, somos el signo psíquico por excelencia. Los cuatro se miraron por un segundo y tiraron la carcajada, así que el griego tuvo que confesarse.-

-En realidad no tengo ni puta idea pero si ese chiquillo de Kanon tiene los siete rayos de La Fuente más el cosmos de Ares, que es un viejo zorro astuto, no dudo que estén más que a salvo.-

Mu reflexiono.

-Es una deducción muy lógica, tienes razón.-

-Ahora nuestro deber como guardianes de este mundo es acudir a donde se siente ese hueco energético, si Saga y los dioses han violado las reglas es que algo muy malo debe estar ocurriendo.-

El acelerador toco el fondo y los cuatro se perdieron en el horizonte.

Hilia llegaba a toda prisa hasta donde Saga se encontraba desesperado a punto de echarse él mismo sobre aquella barrera. La amazona alcanzo a interceptar a su hijo cortándole el camino.

-Estás loco! Esa barrera tiene un cosmos oscuro, si te toca no sabemos que daños pueda ocasionarte!-

-Mama! Saori está adentro y mis hijas!-

Los ojos de Hilia eran severos, tanto que hasta Saga se sintió intimidado por su mirada.

-Y tu cuñada también, así como la pareja de tu tía, así que cálmate ya!-

Detrás de él, Kanon y Ares veían sorprendidos como sus poderosos rayos tenían el mismo efecto que con Saga y los dioses ósea ninguno. Aunque Hilia fue más observadora que el resto.

-El próximo que envié un rayo de su cosmos a esa barrera se llevara un puñetazo de mi propia mano y eso incluye a los Olimpos!-

Los dioses abrían sus ojos sorprendidos de la demostración de carácter de la amazona. Después ella continúo.

-Esa barrera está alimentándose de sus energías, es como una sanguijuela, no están haciendo otra cosa más que engordándola!-

Kanon se colocó junto a su madre sorprendido y observando aquel escudo invisible, mientras que Radamanthys aplaudía con alivio las sabias palabras de la dama.

-Por fin alguien que se da cuenta!-

Hades lo miro con cara de desesperación.

-Porque diablos no nos dices?!-

-En qué momento si, desde hace horas lo único que intentamos es hacer volver al Arcángel Blanco?!-

Kanon se dirigió afligido hasta donde Julián sujetaba a Gabrielle ahora demasiado pálida.

-Poseidón que le pasa a Gaby?!-

-Está perdiendo toda su energía, es como si algo estuviese drenándola! No puedo detenerlo!-

El cosmos de Julián subía más y más con el único afán de detener el deterioro que mostraba el cuerpo de Gabrielle, pero no se veía ningún resultado. Peor aún él mismo Dios comenzaba a sentir frio en sus articulaciones, este subía cada vez más. Kanon se atrevió a hacer algo radical y opto por hablar con su cosmos a su padre y este reacciono de inmediato arrebatando a la chica de los brazos de Poseidón. Julián estaba más que contrariado, al ver a Kanon jalándole lejos de su chica y a Ares llevándosela al interior de la camioneta.

-Ares que haces no!-

El dragón del mar lo sujeto de los hombros y lo sacudió para hacerle reaccionar.

-Te está comiendo tu vitalidad! Lo que está afectando a Gaby está afectándote a ti! Debes retirarte o terminara por devorarles a ambos!-

-Basta es mi esposa! Tu jamás dejarías a Mitchy!-

-Julián mírame!-

El peli celeste se negaba a entender razones, y hasta intento activar su cosmos contra Kanon pero se sorprendió de que este no se activara.

Hades corrió a tomar con fuerza el rostro de su hermano y hacerle reaccionar.

-Despierta! Kanon tiene razón, mírate no puedes casi ni ponerte de pie!-

La respiración del Dragón del mar comenzó a agitarse, el simple hecho de pensarlo le daban nauseas.

Hilia abrazo con fuerzas a Saga mientras que Perséfone tomo del hombro a Kanon.

-Ella es fuerte siempre lo ha sido.-

-Sí, pero también es extremadamente sabia, si se aventuró a ir sin nosotros es porque teme que no sobrevivamos a esa amenaza.-

-Se llevó a Dionisio consigo, acabamos de verle entrar.-

Enio, quien venía de asegurarse junto a Ares del estado de Gabrielle, estaba de muy mal humor.

-Seguro que el pendejo de Frank se ofreció a ayudar en esa misión suicida! Todo es mi culpa!-

La reina del inframundo miro con pena a la destructora.

-Enio no subestimes Dionisio él también es un Dios.-

-Tiene ese complejo de que necesita ser el mejor para merecerme, para agradar al pendejo de Ares.-

El peli gris no lo tomaría tan en broma.

-Oye no estoy pintado cabezota!-

Enio comenzaba a adquirir tonos rojizos a causa de su furia y no dudo en enfrentarse cara a cara con su hermano en frente de todos.

-Todo esto es tu maldita culpa Ares! Nadie te agrada, nadie es lo suficiente bueno para ti! Ni Athena, ni Mitchelle, ni Frank!-

-Cálmate aun nada está perdido!-

-Pues debes estar contento imbécil, ahora tienes todo lo que deseas. Esa cosa tiene atrapados a Frank, a Saori y a Mitchelle, las cosas no pueden salir mejor para ti!-

-Estás loca! Como puedes pensar que yo pueda estar feliz en esta situación?! La pelos morados está embarazada de mis nietas y la luciérnaga es la madre de mi Gael! Por si fuese poco tu queridísimo Frank es uno de los nuestros!-

La destructora sintió una energía que le invadía en el centro del pecho, rabia de la más intensa y peor aún dolor. Un dolor que la estaba trastornando. Sin más explicaciones lanzo un puñetazo contra el rostro de su hermano, el cual lo esquivo con destreza. El cabello plateado de Enio comenzaba a tomar matices grises y sus ojos se tornaban negros, su cosmos estaba mutando.

Hilia se sorprendió al ver a su Dios liado en una guerra de golpes contra su propia hermana, los gemelos estaban desorientados aquello parecía una extraña pesadilla. Radamanthys fue el único capaz de tomar cartas en el asunto ante la estupefacción del resto. El juez de Caina tomo a la joven del dorso y se sorprendió al recibir un fuerte golpe directo en sus costillas, después un gran dolor se apodero del rubio. Kanon reacciono al percatarse que el juez sangraba de la boca, aquello no tenía buena pinta. Corrió a tomar al rubio para jalarlo fuera de aquella batalla, el peliazul no pudo evitar percatarse del estado de sus costillas.

-Esto es demasiado! Basta ya los dos!-

En ese momento fue Perséfone quien tomaría el relevo del joven juez explotando su cosmos en medio de aquellos dos. El impacto de su rayo separo a ambos dioses y la reina del inframundo corrió a ver el estado de su juez. Kanon estaba preocupado.

-Enio le rompió una costilla, y tiene mala pinta debemos llevarlo a un hospital.-

El juez intento disuadir al géminis, pero de su boca solo salieron quejidos dolorosos. Para Kanon todo era claro.

-Le perforaron un pulmón, debes llevarle a un hospital y ya!-

La diosa tomo al rubio en su regazo mientras se dirigía a Hades.

-Debemos ir a un hospital, Gabrielle y Radamanthys no van bien.-

Por su parte Kanon intento dialogar con su tía antes de que aquello degenerara aún más.

-Enio por favor regresa a ti, esta no eres tú! Te necesitamos más que nunca. Frank te necesita, mi Mitchelle y Saori también.-

Ares se ponía de pie cuando Saga e Hilia le ayudaron y le mantuvieron al margen de la negociación de Kanon. El gemelo mayor le suplicaba a su padre al oído.

-Por favor ahora no, necesitamos toda la ayuda posible para sacarles a todos de ahí.-

-No lo entiendes esta que ves no es tu actual tía, sino la antigua destructora, aquella de antes de la guerra contra las sombras. Por si fuese poco esta colérica, furiosa.-

-No es posible la sangre de Remiel está en sus venas.-

-Te digo que algo anda mal, esta no es nuestra Enio.-

Sin pronunciar ninguna palabra Hilia observo aquella situación, mientras que decidió tomar distancia alejándose en silencio de la mirada de todos.

Dentro de aquel edificio Athena sostenía una charla muy poco convencional.

-Lilith la primera, jamás pensé encontrarme contigo.-

-Athena la gran diosa de la sabiduría, nacida de la cabeza del gran Zeus. Eres toda una deidad, tan perfecta tan inmaculada.-

-Qué quieres?-

-Quiero que me devuelvan lo que me robaron! Todo lo que por derecho me pertenece, lo que merezco por añadiría.-

Saori la miro un tanto dudosa.

-Puedes ser más específica.-

La dama se voltio de inmediato levantando su mano y encendiendo una bola de plasma oscuro y así sonrió con sus filosos colmillos.

-Mira.-

Una mujer que se encontraba a un par de metros de Saori comenzó a gritar, aquel sonido fue espeluznante lleno de dolor.

Mitchelle y Dionisio se sorprendieron al ver a aquella mujer comenzar a sangrar de sus ojos y oídos mientras sujetaba con fuerza su cabeza, el dolor la estaba devorando.

Saori tomo el brazo de la caída exigiéndole.

-Basta es suficiente! Déjala ella no te ha hecho nada!-

En un instante Lilith sujeto a Athena del cuello inmovilizando mientras que con su otra mano seguía sujetando la bola de plasma.

-Ella, tu, todos nadie está exento, nadie es inocente. Tu progenie, tus ancestros, los suyos, los de ellos, nadie estará libre de mi alcance y de mi maldición.-

Frank llego corriendo hasta la mujer y estaba a punto de tocarla para brindarle auxilio, pero Mitchelle le detuvo sujetándole el brazo. El joven Dios no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo.

-Que haces? Necesita ayuda está siendo asesinada!-

-Si la tocas te infectaras!-

-Y que se supone que debo hacer? Dejarla morir?-

La respuesta de la del rayo azul dejo helado al Dios.

-Sí, no tienes otra opción.-

-Qué!-

Lilith se deleitaba al percibir el miedo en los ojos de Athena.

-Tiembla como yo temblé y sufre como yo sufrí. He aquí el resultado de tu línea ancestral y aquí tienes las consecuencias!-

La mano que sostenía la bola de plasma negra se cerró desvaneciendo aquella burbuja viscosa; El grito de aquella mujer se ahogó y Frank vio con horror como su propia sangre termino por ahogarla hasta dejarla en el más absoluto de los silencios. Mitchelle derramo un a lagrima de impotencia y cien más de compasión ante tan horrible desenlace. Saori lloro de pena mientras Lilith soltó suavemente su cuello, para después ponerse de pie dejándose ver abiertamente por el Arcángel y el joven Dios.

-San Michael, tú conoces la ley, no es así?-

Mitchelle coloco a Dionisio tras ella.

-Tú también la conoces Lilith.-

-Estoy en mi derecho, me lo debes, todos ustedes me lo deben!-

-La Tierra no es un tablero de ajedrez para tu venganza, ven conmigo y hablaremos.-

-Dile a la Fuente que exijo mi derecho karmico y lo quiero ahora mismo!-

-Tú misma lo has despertado, nadie te quitara tú derecho, pero el karma tiene muchas formas de operar.-

-Entonces acepta mi propuesta y ven a jugar Arcángel de la justicia.-

-Deja ir a Athena y a cambio yo entrare en tu juego.-

-No! Ella, así como ese chico hermoso que te acompaña, ambos vienen contigo.-

-No Saori no!-

Lilith sonrió con sadismo.

-Entonces esa hermosa dama les acompañara.-

Frank miro desorientado a Mitchelle.

-Aquí todas tienen una pinta tan pálida que…-

Una voz femenina se dejó oír a las espaldas de Mitchelle.

-Acepto su propuesta, pero Athena saldrá sana y salva de aquí.-

Saori y el resto no daban cabida a lo que veían.

-Hilia!-

Mitchelle la tomo fuerte del brazo;

-Sal de aquí! Qué diablos haz hecho!-

-Soy la amazona del halcón, caballero de plata al servicio de mi Diosa Athena, preste juramento y protegeré con mi vida a mi señora!-

-No hagas esto, Ares y tus hijos te necesitan!-

-Que pasa que el Arcángel Michael no quiere pelear codo a codo conmigo? Saori tiene una esperanza de salir de aquí ilesa, pero a ti no te dejara ir. Y no soy tonta para no adivinar que allá afuera las cosas no irán mejor que aquí. O me equivoco?-

Aquel comentario saco una fuerte carcajada a Lilith.

-Sin duda eres una amazona muy astuta.-

Mitchelle tomo la mano de Dionisio.

-Frank…-

-Lo haremos juntos Michael, nosotros tres le haremos frente a esta demencial dama, después de todo Hilia tiene razón Lilith no dejara sin ocupación a los de afuera.-

La pelirroja se dirigio de inmediato a Saori.

-Sal de aquí chiquis, rápido!-

-Mitchelle no puedo dejarles solos con…-

-Hazlo por las niñas, hazlo ya!-

La peli morada se puso de pie alejándose de la caída mientras lagrimas traicioneras inundaban sus ojos.

-Mitchelle… Hilia … Frank.-

La del rayo azul le hablo con el tono más tranquilo que encontró;

-Dile a Kanon que le amo muchísimo y si no nos volvemos a ver…-

Saori comenzaba a llorar desconsolada.

-No digas eso, te lo suplico no puedes dejarnos solos, piensa en Gael.-

Frank no perdería su momento.

-Dile a mi peleonera que no tardare y que traeré a estas dos mujeres de regreso sanas y salvas! Ares no tendrá excusa para rechazarme, estoy por enfrentarme a la gran Lilith!-

La caída le miro con ojos de sorpresa ese joven dios parecía sacado de otro mundo.

Mientras que Hilia le sonrió a su diosa.

-No moriremos mi señora, dígale a Ares que use todo su cosmos porque allá afuera aquello va arder y puede que peor que aquí.-

Mitchelle cortaría de inmediato aquella larga despedida.

-Vete ya! Vamos!-

Así la joven salió lo más rápido posible de aquel sitio infectado del horror.

Lilith sonrió triunfante ante sus tres invitados.

-Vaya ni siquiera se preocuparon por sacar al resto de los civiles, quien lo diría.-

Hilia le respondería.

-Ningún ser sin cosmos se salvara de tu alcance, así que está de más sacar al resto de tus victimas.-

-En realidad eres una mujer muy inteligente demasiado para dejarte someter por ese miserable dios.-

-Ares jamás me ha sometido, es mi amante no mi amo.-

-Que ilusa, tú y todas las que creen que dentro de un hombre hay algo más allá de su violencia. Los hombres fueron hechos para dominar no para amar, solo sirven para destruir y no para preservar y el tuyo ha sido la peor maldición que ha tenido este mundo!-

Frank tragaba saliva mientras reflexionaba en voz alta.

-Parece haber tomado un seminario de superación personal con la tía Deméter, saben antes de que Dokho la relajara.-

Hilia y Mitchelle solo suspiraron ante el comentario de Frank, estaban seguras que el resto no tendría las cosas tan simples.

En la piscina del hotel Aiacos sostenía a Andy quien estaba montado en su cuello cuando se percató de algo extraño. Como era posible que no hubiese casi nadie en aquella gran piscina. En cuanto Gael le arrojo la pelota el juez la detuvo de un golpe y le hablo al pequeño.

-Hey rojito aquí pasa algo raro, nos vamos de aquí inmediatamente.-

Los tres se cambiaron de ropa y dejaron la piscina. Al entrar al hotel éste estaba casi desierto, el pequeño Andy se cogió fuerte de la mano del moreno. Mientras que Gael le miro nervioso.

-Tengo miedo señor juez.-

-Tranquilos muchachos no sé qué diablos este pasando, pero aquí nadie saldrá herido.-

Aiacos cogió a cada niño en un brazo y salió corriendo en busca de algún coche, una cosa tenia clara y es que debían salir de ahí lo antes posible.

Fuera del edificio Saga vio con asombro la figura de Saori que salía de aquel lugar sin ser tocada por la letal barrera. El joven salió corriendo a tomar en brazos a la chica que lloraba afligida.

-Preciosa estas bien!-

-Saga lo siento muchísimo!-

-Estas bien verdad?-

El gemelo no dejaba de besar el rostro lloroso de su esposa.

-Preciosa que está pasando?-

Kanon no tardaría en asediar a Saori con preguntas.

-Saori que pasa ahí? Donde esta Mitchelle? Que le pasa? Porque…-

-Están adentro con ella, se quedaron para que ella me dejase salir.-

-Ella?-

-Mitchelle, Frank e Hilia se ofrecieron a cambio de mi liberación.-

Enio y Ares estaban atónitos aquello debía ser una pesadilla.

El Dios del impulso no podía comprender aquello.

-Pero la barrera era imposible de…-

De inmediato Kanon se percató de la tapa de una alcantarilla tirada por el suelo.

-Mama… pero porque no se nos ocurrió!-

Saori miro triste a Ares.

-Perdóname, esta vez tienes razón y ha sido mi culpa.-

Aunque el dios no buscaba culpables sino respuestas.

-Qué es eso que les tiene encerrados?-

-Lilith.-

Kanon estaba muy desesperado.

-Quien es ella? Y que le ha hecho a mi mujer? Dime Mitchy está bien?!-

-No lo sé, no sé si están bien, solo sé que Lilith es dolor y está llena de rencor.-

Por su lado Julián seguía desesperado al no poder acercarse a Gabrielle, los colores de la rubia estaban de más en más fríos.

Hades había partido minutos atrás junto a su esposa para llevar al juez de Caina a urgencias el rubio estaba bastante grave. Mientras que Enio, de la angustia, volvía a perder por segundos el color plateado de su cabellera. Estaba desesperada una rabia incontrolable desbordaba por sus venas y Ares se percató de aquella transformación.

-Lilith la primera, la rebelde, la sometida, la humillada, la herida… es su cosmos lo que esta trastornando a Enio y a Gabrielle.-

Saga abrazaba a Saori mientras interrogaba a su padre delante de un atento Kanon.

-Quien es esa mujer? Porque está haciendo todo esto?-

Ares negó con resignación.

-Lilith hijo mío es la consecuencia de nuestra estupidez.-

Kanon estaba desesperado.

-Si es un demonio como las Sombras habrá que ir contra ella y…-

-Cállate Kanon! Es que no entiendes nada?-

-Explícate ya!-

-Lilith es real, es la herida que causamos en el cosmos de este mundo. No podremos ir contra ella y no podremos vencerla.-

-Pero la Fuente puede ayudarnos!-

-La Fuente es quien la trajo de regreso.-

-Qué?!-

En el hospital central Hades y Perséfone veían con desespero que nadie atendía en la sala de urgencias. Perséfone se desesperó y llamo con fuerza al cosmos de alguien del inframundo. De inmediato una joven de cabellos negros idéntica a Alecto se mostró frente a ella.

-Madre que pasa?-

-Tessa ayúdanos, Radamanthys está muy grave!-

De inmediato Hades se percató de algo nada grato el cosmos de aquel sitio se volvía turbio.

-Hija date prisa algo anda mal, usa lo que necesites de esta sala y que sea rápido!-

No muy lejos de ahí a unos cubículos más lejos Shion y Afrodita buscaban como locos entre todas las medicinas. Alecto convulsionaba en la mesa y solo se mantenía con el cosmos de Eliana.

Afrodita estaba decidido.

-Estoy seguro que este suero le sacara la mierda esa del sistema!-

Shion mantenía al mismo tiempo, con fuerza, su escudo protector ya que el poco personal que quedaba en aquel hospital tenía el aire de pertenecer más al mundo de los muertos.

El sueco inyecto a la joven mientras que Shion reforzaba más aquel escudo.

-Qué diablos está pasando, que cosmos maligno puede estar ocasionando estos trastornos en los humanos?-

Eliana le respondería.

-Uno que está lleno de horror, desprende una fuerza increíble.-

Segundos después Alecto comenzaba a reaccionar y mientras abrió los ojos se percató de aquel escenario bizarro y después aquel hombre violento que se estrellaba contra el escudo de Shion golpeando con fuerza hasta sangrar sus puños en él.

Afrodita miraba aquello con horror.

-Dioses esta poseído o qué?!-

Alecto trato de ponerse de pie y Eliana la sostenía.

-Ese hombre fue quien me dio las bebidas en la discoteca.-

Shion volteo su rostro sorprendido viendo a la joven.

-Estas segura?-

-Si es él.-

El pecho del hombre tenía tatuado un extraño símbolo y Eliana tembló al reconocerlo.

-Demencia, el parasito de los horrores!-