Capítulo 23 La prisión de nuestras viejas heridas.
En un sitio oscuro y nebuloso Kanon caminaba a paso firme nervioso de lo que pudiese encontrar.
-Por la mismísima Fuente, se supone que el inconsciente de un Arcángel debería de ser un sitio de paz y de luz. Esto parece el escenario de… de la nada…-
En unos instantes aquella espesa nube comenzaba a tomar matices rojizos como si una ola de fuego la invadiese. Kanon solo opto por cubrirse el rostro mientras que aquel fuego de luz cegadora invadió todo el espacio. Sintió como si un remolino lo atrapase y se vio jalado sin más remedio por un agujero negro que yacía en medio de aquella tormenta de fuego y niebla.
-En qué demonios estaba pensando cuando me metí aquí?! –
Después se vio tragado por una imponente oscuridad.
…
Saga intentaba mover el cuerpo herido de Enio, aunque aquello parecía más perjudicial que dejarla en aquel sitio. Saori estaba en un dilema, por un lado Julián, quien estaba al borde de perder la totalidad de su conciencia, junto al cuerpo desmayado de Kanon, a unos cuantos metros Gabrielle, totalmente inconsciente y por si fuese colmo Enio con aquella espada atravesando aun su pecho.
La peli morada opto por lo más urgente, la peli plateada aún estaba consciente en medio de aquel charco de sangre.
-Saga no se te ocurra moverla, la espada aún está enterrada en el suelo, si sigue vive es por el poderoso cosmos del Arcángel Remiel.-
Saga trataba de darse ánimos así mismo y al resto.
-Además sigue siendo mitad diosa y…-
Ares le rompería la esperanza.
-Mi espada puede acabar con el cuerpo divino de cualquier Dios. Athena tiene razón es Remiel quien la mantiene con vida.-
El Dios se puso en guardia aquello estaba lejos de terminar, Saga se inquietó al ver a su padre desenvainar otra espada divina.
-Tenemos que hablar de lo que acabas de decirnos.-
El Dios negó con su cabeza, aunque quisiese disimularlo, estaba totalmente destrozado, si Lilith quería destruirlo aquella revelación había sido su tiro de gracia.
-Ponte en guardia y deja que Athena cuide del resto.-
-Pero…-
-Los parásitos están a nuestro alrededor.-
Y no se equivocó ya que segundos después se materializaron una decena de sombras que poco a poco tomaban forma de plasma oscuro.
Ambos hombres se pusieron en guardia, eran solo dos para proteger a los suyos.
…
Mientras tanto Mu y su grupo se encontrarlos a unos kilómetros de donde ellos percibían el cosmos de Athena. Milo estaba bastante inquieto.
-Dinos la verdad Mu, no soy tonto y sé que jamás sueles fallar en tus teles transportaciones.-
El lemuriano cogió fuerte la mano de Shaina.
-Tienes razón algo está bloqueando mis habilidades y de más en mas.-
June se percató de algo aterrador.
-Milo, mira eso…-
A un kilómetro un grupo de personas caminaban en fila, se veían en un estado de trance avanzado. Lo que más les aterro era ver que casi todos llevaban a pequeños niños, algunos hasta recién nacidos.
No fue necesario decir nada mas de inmediato los cuatro optaron por alcanzar aquella masa y averiguar qué era lo que pretendían. No tardaron mucho en averiguarlo al final del camino el primer hombre de la fila quien llevaba a un recién nacido se disponía a arrojarle en el centro de una hoguera que otro grupo de poseídos había formado. Aquello era más de lo que el escorpión pudo soportar, apunto con toda la fuerza de su cosmos hacia aquel hombre.
-Suficiente! No permitiré una abominación de este tipo! Restricción!-
El ataque de Milo paralizo a una decena de hombres.
Shaina fue lo suficientemente hábil para saltar entre los obstáculos y lograr arrebatar aquel inocente de los brazos de su verdugo. Aunque en segundos se dieron cuenta de que no se trataba de una sola victima sino de cientos de niños que estaban siendo llevados a aquel sacrificio masivo. June creyó tener una idea, al menos lo único que parecía viable.
-Mu tele transporta a los niños, pronto!-
-Pero son centenas! Y algunos son recién nacidos!-
-Shaina, quien llevaba al recién nacido en brazos, se conmovió al ver como este intentaba chuparle su debo en busca de comida. Al mismo tiempo el grito del resto de los pequeños, quienes no se veían en estado de trance, ya que estaban muy conscientes y aterrorizados hicieron reaccionar al lemuriano. Sobre todo al escuchar el grito de súplica de su esposa.
-Sácalos de aquí Mu, pronto!-
El peli rosa uso toda la fuerza de su cosmos para tele transportar a una centena de infantes colocándoles a su alrededor. Un acto que requirió tanta energía que le dejo en un estado bastante bajo. Los poseídos coléricos, por haber perdido a sus víctimas, se dirigieron de nuevo en sus búsquedas. El espíritu de Lilith les tenía totalmente atrapados en aquella ofrenda de Sangre. Uno de los poseídos gritaba y daba vida a la voz de la caída.
-Sangre derramada por la sangre que derramaste! La sangre de tus hijos en pago a la de los míos!-
Milo se dio prisa colocándose frente al cansado Lemuriano, June y Shaina le siguieron, había que proteger y cubrir a todos esos inocentes, quienes lloraban víctimas del terror. Una pequeñita castaña de no más de dos años se abrazó con fuerza de la pierna de Milo, este le acaricio rápidamente la cabecita mientras la trato de tranquilizar.
-Nadie les va a tocar un pelo, no mientras yo esté vivo!-
La aguja de Milo se afilo, y uno de los niños le grito desesperado.
-Por favor despierte a mi papa y dígale que no volveré a hacer tonterías, señor!-
Otro niño gritaba también desesperado.
-No le haga nada a mi mama, ella solo está dormida! Por favor despiértela, pero no le haga nada malo!-
June y Milo se miraron con horror, aquellas personas estaban por sacrificar a sus propios hijos. Shaina trato de buscar una solución para que aquello no se tornara en un rio de sangre.
-Mu utiliza tu muro! Es la única forma de no herirles! Milo no uses tu aguja escarlata, solo tu ataque de parálisis!-
Así que Milo concentro todo su cosmos en un ataque colectivo.
-Restricción!-
Su ataque inmovilizaría a una decena de personas, pero había alrededor de cien. June y Shaina se miraron cómplices y la rubia tomaría la palabra.
-Mu! Shaina y yo te enviaremos la fuerza de nuestro cosmos haremos que tu muro resista más de lo normal! Vamos!-
Y no fueron las únicas ya que Milo dedico la poca energía que le quedaba a fortalecer el muro protector que Mu acababa de colocar. De esa manera se pudo poner a salvo a una centena de pequeños. Al menos por el momento.
…
En una camioneta bien equipada Minos conducía a toda velocidad de regreso a la arena de box.
-Por ustedes! Mis señores discúlpenme pero estoy comenzando a marearme de dar tantas vueltas repetitivas.-
Dentro de la camioneta Shion sintió un extraño malestar en el centro del pecho que comenzó a dificultarle su respiración. Alecto lo sujeto de los brazos, alarmada.
-Shion, por favor dime que tu estas bien.-
-Mu… puedo sentir el cosmos de Mu y está en grave peligro.-
Aunque Dokho no quería ser negativo en aquellas circunstancias era imposible no serlo.
-Amigo mío dudo que alguien en esta ciudad este a salvo.-
De inmediato seria Susana quien se vería afectada por un fuerte dolor en su pecho.
-Niños… cielos! Pronto debemos desviarnos!-
Hades la miro desconcertado.
-Que ocurre Deméter?-
-Lilith está dirigiendo su cosmos para matar niños!-
Perséfone sintió un asco terrible ante aquel panorama.
-Es una loca!-
Eliana dejo salir un par de lágrimas de dolor.
-Ojo por ojo y diente por diente. Por la Fuente, Lilith hará todo hasta que alguien le de lo que ella busca.-
Afrodita estaba desorientado.
-Pero que quiere? Eli tú lo sabes verdad?-
Eliana solo bajo la cabeza triste, no estaba en la posición de contestarle aquella pregunta a su esposo.
Dokho tomo a Susana de la mano con fuerza, mientras trato de calmarla.
-Dinos por donde ir.-
De inmediato Hades les daría instrucciones a sus jueces.
-Prepárense para detener una masacre!-
Minos miro de reojo a Aiacos, quien llevaba al albinito sentado en las piernas, el juez de Grifón se decía en voz alta.
-Quien lo diría hace años escucharía un "Prepárense para iniciar la masacre", ahora somos nosotros quienes la detendremos. Necesito un poco de tiempo para adaptarme.-
Radamanthys, quien aún estaba adolorido de sus costillas, le respondería seco y frio.
-Quieres tener centenas de almas de chiquillos haciendo desmadre en tu juzgado?-
La simple idea le puso la piel de gallo al juez albino y así piso el acelerador a tope.
-Allá vamos mis señores!-
Sin embargo dentro de aquella camioneta, no todos compartían la misma idea.
Gael le dio un fuerte beso a Perséfone en el rostro, mientras le decía.
-No te preocupes por mi madrina, recuerda que te quiero mucho, pero debo irme.-
Los ojos de la rubia y de todos los presentes quisieron salirse de sus orbitas.
-Qué?!-
-Así sin más el pequeño desapareció dejándoles en pleno camino.
…
Mientras tanto Kanon se despertaba un tanto aturdido ahora se encontraba en medio de una ciudad desierta. Se puso de pie y camino entre el ruido del viento que soplaba por aquellas calles vacías. Aquellos edificios imponentes le hablaban probablemente de Nueva York, pero no estaba del todo seguro. Después de todo él sabía bien que aquello era el inconsciente de Gabrielle.
-Vaya cualquiera diría que adoro aquel viaje que le ofreció Julián por su luna de miel. Aunque bueno aquí está más solo que…-
De inmediato escucho el sonido de pasos acelerados como quien corre escondiéndose, pero a su alrededor no se encontraba nadie.
No quiso aventurarse por aquellos callejones oscuros, bastante tenía ya con aquel panorama vacío como para buscarse líos en lo que podía ser una pesadilla de Gabrielle. Siguió el camino por aquella gran avenida, hasta llegar a lo que él llamaría la versión Gabrielica de Central Park. En un segundo el resto de los edificios a su espalda parecían desaparecer y convertirse en aquella espesa y ardiente neblina, el único camino que le quedaba se encontraba hacia adelante en el interior de aquel parque abandonado.
No lo dudo ni un segundo y se aventuró a toda prisa. Camino alrededor de un kilómetro justo cuando encontró lo que parecía una puerta estilo en arco.
-Cualquiera diría que es idéntica a la antigua puerta del inframundo. Que querrán decir esos extraños símbolos que están alrededor de ella.-
Decidió que el único camino posible era atravesando aquel emblemático arco, no había nada en particular del otro lado. Al menos no a simple vista, pero dentro de la mente de alguien, uno nunca sabe. Continúo su rumbo y se maravilló de ver cómo mientras andaba hermosas flores de colores iban adornando los bordes del camino empedrado. Miro hacia el cielo, en él una luna llena y dorada brillaba con todo su esplendor con tanta luz que cualquiera diría que opacaba al sol de los mortales. Metros después escucho el sonido de un ave que él hubiese jurado que se trataba de un ruiseñor. Este cantaba sobre el tronco de un fuerte roble y a los pies del mismo hermosos lirios blancos rodeaban este escenario.
-Vaya por eso siempre se le suele asociar a Gabriel con los lirios, aunque Mitchelle nunca me ha querido explicar su significado.-
-La vida y la muerte.-
Aquella voz femenina atraería la total atención del géminis.
-Gaby eres tú!-
-Que haces en mi mundo Kanon?-
-Vengo a despertarte! Tenemos una crisis de las buenas. Veras Julián está muy grave y Mitchelle y mi madre están en peligro ya que Lilith…-
-Lilith. Así que ha llegado el momento.-
-El momento?-
-Así que es el fin de los tiempos.-
Kanon sintió que sus oídos le fallaban.
-Qué dices?!-
-En el último tiempo la mujer herida despertara con la furia de milenios y arrasara con todos aquellos quienes mancillaron a su estirpe, a su linaje.-
-Gabrielle debes despertar y ayudarnos. Julián esta…-
-Está muriendo… si lo sé…-
-Y no te importa?-
-La vida y la muerte son solo energía que se mueve…-
Kanon la miro dudoso.
-Quien eres tú?-
La chica se desvaneció frente a sus ojos y junto a ella toda aquella escena, transportando a Kanon a lo que él reconocería como la antigua sala de trono de Poseidón. En el trono estaba Gabrielle, vestida con joyas y un largo vestido negro de gran elegancia. Por los bordes del trono salían rayos como eléctricos que destellaban un poderoso cosmos.
-Qué demonios está pasando?-
A su lado otra mujer hizo su aparición, esta era joven de cabello castaño, ojos miel y rostro simple sin maquillaje, estaba vestida con un jean y una simple camiseta blanca, y le hablo suavemente en el oído a Kanon, como un suspiro.
-Ten cuidado, es el demonio Gabrielle.-
El géminis la miro incrédulo, él la conocía muy bien, no solo había peleado junto a ella y el resto de sus hermanas, sino que Gabrielle se había convertido en una de sus mejores amigas después de la guerra santa. Era su cuñada y hasta cierto punto su segundo jefe, desde que había recuperado su puesto de General de Poseidón.
-No, es imposible yo conozco a Gabriel es un Arcángel intachable y un ser lleno de amor. No es un demonio.-
Desde el trono aquel ser vestido de negro se puso de pie mirando a Kanon directo a los ojos. Ahí el griego pudo constatar que el color de los ojos de esta eran negros como la noche.
-Ven conmigo Kanon, yo te amare y después te destruiré.-
El hombre miro aquellos ojos vacíos, dentro de ellos se deslumbraba su pasado. Su prisión en Cabo Sunion, su plan maquiavélico utilizando a Poseidón y a Athena, su redención en la guerra contra Hades. Pudo verse ahogándose de nuevo en aquel obelisco junto a su hermano, hasta volver a rehacer su vida en aquel periodo de guerra contra La Sombra y Eris. Se perdió en la visión de poder un día encontrar a Eris y hacerle pagar por el infierno de haber perdido la oportunidad de tener una verdadera familia. La voz de la bella y oscura Gabrielle le insistía.
-Ven junto a mi Kanon, te llenare de amor y después te destruiré… es mi naturaleza…-
Estaba atrapado en aquellos ojos negros, imaginándose su infancia de la mano de su madre. El y Saga escondiéndose en sus sabanas los días de tormenta, mientras ella seguro les abrazaría y ambos dormirían sintiendo el calor y los latidos de su corazón junto a ellos, la mejor melodía del mundo. Luego estaba aquella imagen de ellos creciendo bajo la tutela de su poderoso padre, Ares, seguro que nada les hubiese faltado.
No pudo evitar contrastar aquellos anhelos con lo que había sido su realidad, una niñez desdichada, forzado a cubrirse su rostro con una máscara. Destinado a ser una simple sombra, aquellas noches de su niñez cuando busco el calor de un abrazo, en las noches de tormenta y se encontró solo. Saga había ganado su armadura bastante joven desde aquel día su maldición había comenzado.
Aquella mascara, aun podía sentirla, era como hierro que le quemaba la piel. Aquella soledad, aquella maldición, un día no tienes nada y te llenas de odio porque te arrebatan lo único que tenías. Su única familia, su hermano, jamás podría compartir con él nada que no fuese a escondidas. El dolor de aquel pasado parecía de nuevo arder como flechas de fuego directo en su pecho.
Sintió que se sofocaba y en un instante se dio cuenta que la máscara, de la cual creyó haberse librado, aún estaba sujetando con fuerza su rostro.
…
En el interior de la arena de boxeo Mitchelle se sujetó por un segundo el pecho con dolor.
-Kanon…-
Hilia ayudaba a Dionisio a alimentar aquella pequeña recién nacida, pero la amazona tenia buen oído, sobre todo cuando se trataba de sus hijos.
-Mi bebe… que le pasa?-
-Está sufriendo, horriblemente…-
Frank abrazaba con ternura el cuerpo de aquella creatura mientras reflexionaba.
-Y quién no? Estamos en el infierno señoras, ni Hades en su momento más toxico se acerca a este horror.-
Mitchelle reactivo su campo de energía antes de que los parasito retomaran fuerza.
-Kanon está en Yesod, el mundo del inconsciente, la esfera regida por el Arcángel Gabriel. Sera confrontado a todo aquello que ha guardado en sí mismo, todos sus temores, sus obsesiones y sus debilidades. Es el reino de la luna, aquí todo lo oculto sale a la luz. La dualidad lo bueno y lo malo.-
Frank no comprendía mucho por qué Kanon había optado por aventurarse en aquellos rumbos después de todo bastante desastre tenían ellos ahí como para buscar más peligros por fuera.
Hilia comenzaba a desesperarse.
-Tendremos que enfrentar a Lilith, tarde o temprano. Maldita sea qué quiere esta creatura?! Como podremos sacar a mi Kanon de ese sitio estando atorados aquí?-
Aunque Frank tenía otras dudas.
-Porque no nos ha matado aun?-
Hilia lo miraría desconcertada.
-Porque dices…-
-Ella nos supera en cosmos… no le fue difícil asesinar frente a nuestras narices haciéndonos sentir unos inútiles y unas basuras. Pero seguimos aquí…-
Mitchelle negaría con ironía ante aquella observación del Dios.
-Hasta ahora te das cuenta. Ella no quiere matarnos, no a nosotros.-
Frank le pasaría el bebe a Hilia.
-Enio está herida, lo sé… y sin embargo sé que no lo hizo por herirme a mí… ella quiere ir contra Ares, pero no lastima a Hilia… Tenemos que acabar con esto, debo ir con Enio!-
De inmediato la sombra de Lilith se aparecería dentro del campo de energía, Hilia cubriría al bebe con su cuerpo asustada. Aunque Mitchelle ni se inmutaría, ante esta demostración de poder y de osadía de la caída.
-Sabía que estabas aquí, junto a nosotros Lili.-
Frank e Hilia miraban con ojos de susto al Arcangel ante tal confesión y la caída le respondería tranquila.
-Si tú quieres, yo ya estaría destruida, San Michael, la Fuente te ha dado todo el poder y no lo has usado contra mí. Has visto morir a dos inocentes y no has hecho…-
Mitchelle le respondería muy seria.
-La madre del bebe moriría en un par de meses ya que tiene cáncer avanzado, pero no lo sabía. Probablemente tu acto horrible, termino por salvarle la vida al bebe. El hombre que asesinaste, estaba infestado con odio y en unas horas cometería asesinato. Así que acabas de salvar la vida de una familia entera.-
-He ordenado el sacrificio de…-
-Has dirigido tu cosmos hacia los caballeros y dioses, los has desviado para que ellos mismos detengan tu masacre.-
Lilith tomo a Frank del brazo, este estaba sorprendido.
-Que deseas? Porque haces esto?-
La caída tomaría el rostro de este en sus manos, y juntos desaparecerían ante la mirada aterrada de Hilia.
-A donde lo llevo?-
-Tranquila Dionisio es un Dios muy poderoso y Lilith lo lleva a la sala de los espejos.-
-Explícate.-
-Son flamas gemelas, él es ella y ella es él, solo que ella ha sufrido demasiado, mientras que él ha sido protegido por el sistema.-
-Lo que has dicho es cierto? Ella en realidad no es… es decir…-
-Dímelo tu Hilia.-
-Cómo?-
-Nadie mejor que tu podría comprender a Lilith, eres su sangre.-
-Que dices?!-
-Vienes de un linaje guerrero y femenino, ellas son las hijas de Lilith, quienes fueron masacradas por el patriarcado, pero siguen de pie como lo que son guerreras.-
-Yo no soy hija de esa…-
-Diosa, Arcángel o ambas.-
-Ella quiere matar a Ares y a mis hijos!-
-A Ares sí, pero dudo que quiera ir por tus hijos, después de todo son su sangre, su linaje. Si no dime porque tus hijos han sufrido desde sus primeras encarnaciones? Eris les maldijo, por sus celos, ella era del linaje de Zeus y sin embargo Ares puso sus ojos en una amazona. Ares manchaba la línea patriarcal de los Olimpos al engendrar con una descendiente de la caída.-
-Imposible dudo que Eris supiese…-
-Y no lo sabía, no conscientemente, pero su instinto se lo decía algo en sus células se lo recordaban. Tú eres el nexo que une a los caídos con los dioses, eres el puente de la reconciliación de una guerra que tiene miles de años destruyendo a la tierra. Míralo el Dios de la guerra (ahora de la energía vital) enamorado de la descendiente de la Diosa Salvaje.-
-Dijiste que no podías vencerla y ella acaba de decir que…-
-Si matamos a Lilith toda la vida se extinguiría, ella es el fuego sagrado del placer que da vida. Es la loba salvaje, el espíritu que mantiene a los instintos sensuales.
-Ahora que debemos hacer?-
-Esperar a que Dionisio consiga lo que el resto de los olimpos no lograron en milenios.-
-Y si lo logra mi Kanon lograra…-
-Yesod es independiente de Lilith, ahí es Gabriel quien comanda, aun así no se trata de nuestra Gaby sino del Arcángel de la Pureza y Perfección.-
-Que hace Kanon ahí?-
-Supongo que de algún modo la Fuente quiere que Kanon enfrente cara a cara a sus tinieblas.-
…
En otro punto de las Vegas una voz pacifica se escuchó con firmeza y fuerza.
-Tesoro del cielo!-
Del otro lado Hades cargaba a un par de niños asustados, lo mismo que Dokho, Susana, Alecto, Aiacos llevaba al sirenito en sus hombros mientras cargaba a otros dos cubriéndolos con su cosmos, mientras que Minos estaba frustrado sosteniendo en brazos aquella bebe de apenas seis meses. El juez albino remarco ese cabellito color aguamarina y esos ojos azul intenso.
-Vaya debo aceptar que eres linda.-
Radamanthys, quien llevaba a un pequeño negrito que miraba curioso aquel Sapuri, recriminaba a su hermano mayor.
-En serio que ese tal Albafica te marco de por vida, seguro que no eres gay?-
-Oye la niña es linda y… basta ya con aquel asunto de los floristas venenosos de Piscis!-
A unos metros Afrodita les recriminaría.
-Hey mis rosas violeta solo hacen dormir! Dejen de joder con que los piscis somos unos venenosos!-
Eliana brindaba fuerza al escudo protector de Shion que cubría a todos los niños indefensos. Fuera del escudo Shaka y Angela, quienes habían seguido la energía de Deméter, habían optado por quitar momentáneamente los sentidos a aquella masa de casi zombis. El rubio estaba comenzando a preocuparse.
-Cuanto tiempo durara esto Angie?-
-Hasta que los dos polos se reconcilien, entonces vendrá el fin de los tiempos.-
