He vuelto después de meses de mucho trabajo, exámenes y fatigas por fin un tiempo para continuar esta historia que a partir de hoy tomara tintes nuevos.

Otras mitologías entran en juego, la Fuente tiene muchos mundos y muchos paralelos. Es hora de que los Olimpos se encuentren cara a cara con viejos amigos.

En esta nueva amenaza para la Tierra los opuestos deberán aliarse, pero no es tan simple crear alianzas donde antes hubo grietas y rencillas.

Capítulo 28 Mi otro nombre.

Cinco meses después…

El Cairo, Egipto.

A unos kilómetros de la gran ciudad un par de hombres, montando grandes camellos se aventuraban sigilosos en la oscuridad del cercano desierto. El cielo se veía claro, y las estrellas presentaban un espectáculo único.

-Una lluvia de estrellas, como en aquellos tiempos…-

El otro hombre permanecía callado, su mente estaba concentrada en seguir todo indicio. En unos instantes un par de aerolitos de un color más rojizo se divisaron pasando a gran velocidad con dirección al norte. Los camellos fueron dirigidos en dirección de aquellos fragmentos de estrellas.

En la aparente soledad de aquel desierto el cielo parecía haber dejado un par de líneas rojas, simples a seguir. Uno de los hombres señaló hacia un montículo de arena que se divisaba a unos cuantos kilómetros.

Ambos hombres llegaron a toda prisa, dirigiéndose desesperados en lo que parecía un simple montículo de escasos dos metros de altura. Los turbantes en sus cabezas solo dejaban al descubierto sus grandes ojos, que al contacto de la luz lunar tomaban un color rojizo como un par rubíes para después en segundos volver a cambiar a un naranja vivo. Ambos se lanzaron a mover la arena con sus manos descubriendo los vestigios de una pequeña puerta al nivel del suelo. Al soplar sobre los bordes se podían apreciar dos símbolos hebraicos.

-Aleph y Aleph final… es aquí… con suerte y aún estamos a tiempo.-

Justo debajo de ambas letras hebraicas un par de jeroglíficos egipcios junto a un disco dorado.

-El halcón y el ojo… siempre junto al sol.-

-Démonos prisa…-

Uno de los hombres paso su mano derecha sobre aquellos símbolos y la luz de la luna que se reflejaba hizo el resto, la luz del reflejo del astro menor abrió aquella puerta que presentaba una escalera de piedra con dirección subterránea.

El descenso fue rápido a su paso las antorchas que se encontraban al borde de la escalera se iban encendiendo una a una a causa de una fuerza que emanaba de la mano de uno de los hombres. En el fondo se llegó a una puerta de oro puro en el centro de ella. El emblema de un enorme ojo cubría la puerta. Ambos hombres pronunciaron una frase que parecía venir de alguna lengua muerta.

La puerta se abrió dejando a la vista una cámara redonda, sus muros estaban adornados de un enorme fresco que mostraba al señor del alto Egipto Horus-Ra en un combate su espada chocaba con la de Seth ambos a escasos centímetros de tocarse mutuamente con sus filos. En el centro de la pieza un par de urnas y junto a ellas una pequeña caja de mármol.

Uno de los hombres miro con horror, que la caja estaba abierta, tomo desesperado la tapa de la caja y observo la figura de aquella serpiente de dientes filosos que adornaba la reliquia.

-Llegamos tarde, la llave ha sido robada!-

Ambos hombres se deshicieron de sus turbantes dejando al descubierto sus rostros albinos con un tenue brillo que comenzaba a surgir de sus pieles.

-Ella está libre…-

A miles de kilómetros en una cabaña tropical situada en una isla desconocida en medio del Atlántico Norte, Mitchelle despertaba de aquella pesadilla. Miro nerviosa a su alrededor y se descubrió sola en su habitación, Gael dormía en la habitación de enfrente y seguramente Kanon aún no volvía de su ronda nocturna. Decidió que un vaso de agua fresca podría venirle muy bien. La luna estaba llena y ante aquella luz no había necesidad de encender la electricidad.

-Cielos que calor, odio cuando Kanon tiene rondas nocturnas.-

Una voz femenina la substrajo de sus pensamientos.

-Si hubieses aceptado dormir en su pilar no tendrías este resultado.-

No supo por qué aquella presencia no le incomodaba, y respondió sin tapujos.

-Quien eres y qué haces aquí? Cuanto tiempo tienes espiándonos?-

De la sombra una mujer morena de ojos marrones y largos cabellos negros se dejó ver.

-Los sueños de un Arcángel no son para menospreciarse y menos para subestimarse.-

La mujer se aproximó y le entrego un colgante en forma de un ojo, que Mitchelle reconoció de inmediato.

-Ra.-

-Te necesita, de lo contrario todo este planeta será devorado por las tinieblas.-

-Pero…-

-Ella lo devora todo y solo él puede detenerla, pero no podrá hacerlo solo, ella es muy poderosa.-

La pelirroja miro sorprendida en los ojos de aquella mujer y su alma le transmitió su identidad.

-Isis…-

-Debes darte prisa porque esta vez creo que ni los observadores podrán detener la aniquilación.-

-Nosotros podemos…-

-Ella no conoce el bien ni el mal, ella no responde al equilibrio.-

-Yo soy…-

-Un Arcángel Humano y esto es una guerra entre Dioses, unos más antiguos que tus observadores. Los Dioses creadores deben enfrentarse al caos que todo lo aniquila, el caos que está por encima del tiempo y de sus paradojas. Así que ahora debes dejar tu forma de Arcangel y despertar a tu otra forma. Debes darte prisa queda poco tiempo.

Ella es un agujero negro que todo lo devora y que todo destruye, fue creada para eso.

Ella es el mecanismo de auto destrucción de esta galaxia.

Ella supera en fuerza a los Titanes porque fue creada antes que ellos surgieran.-

-Porque me buscas a mí y de qué otra forma mía estás hablando?-

La mujer abrió su mano y de ella salió una flama celeste que se estrelló en el pecho de Mitchelle, siendo absorbido por completo.

-Tú eres el nexo entre los creadores, los observadores y la Fuente. San Michael es la emanación primaria, pero existes en todos los planos y en muchas formas, solo debes recordar, despertar.

Debes encontrarle y despertarle antes de que Seth realice su venganza.-

Los ojos de la pelirroja se encendieron y miles de imágenes venían a su cerebro eran como recuerdos de otro tiempo, de otra forma, de otro cuerpo.

-Donde esta Ra?-

-Nadie lo sabe… es a ti de encontrarle antes de que sea demasiado tarde para todos.-

-Pero…-

De inmediato la luz de la cocina se encendió y aquella mujer desapareció, dejando a la vista de Mitchelle el rostro de su esposo quien la veía sorprendido.

-Que haces a estas horas despierta y a oscuras? Desde cuando hablas sola? Porque estás sola, verdad?-

La pelirroja se veía bastante perturbada y no le dio ni una sola respuesta a su ahora estresado esposo quien la tomaba con ambas manos del rostro.

-Muñequita…-

-Kanon debo irme por unos días, crees que tus padres puedan cuidar de Gael?-

-No iras a ningún sitio sin mí. Ahora quiero saber que está pasando y con quién estabas?-

Era la primera vez que Kanon hablaba serio sin montarle una escena de celos desenfrenados, aquello saco una pequeña sonrisa comprensiva de la parte de la pelirroja y decidió que lo mejor era hablarle de frente como siempre.

-La llave que mantiene encerrada a Apofis ha sido robada, sin duda quien lo hizo piensa despertar al monstruo. Así que debo buscar a Ra y unirme a sus filas para detener el caos.-

-Lo ves debemos ir juntos.-

-Ra no aceptara si te ve conmigo.-

-Qué?! Oye eres mi esposa!-

-No ante los ojos de Ra.-

-Tú y él?-

-No! No seas tonto, no es lo que crees.-

-Entonces qué?-

-Kanon, Gabrielle no es la única en haber tenido emanaciones en los otros planos de la Fuente.-

-Dijiste que esta es tu primera Encarnación.-

-Como humana sí, pero ya antes he venido y no como humano.-

-Eres un Arcángel eso ya lo sé.-

-También soy… fui… bueno soy un guardián perteneciente a la simiente creadora.-

-Explícate.-

-Los Olimpos eran los observadores que cayeron y que ahora están retomando su misión, yo tengo un sitio en esa jerarquía.-

-Eres un Olimpo?-

-No, yo no pertenezco a esa familia, pero los Olimpos no son los únicos que han tenido a su cuidado la Tierra. También existen los creadores, Ra es la cabeza de aquel grupo y yo soy su hija.-

-Mitchelle…-

-Maat, mi otro nombre es Maat.-

A muchos kilómetros en la profundidad del océano, la belleza del templo de Poseidón asemejaba a una perla preciosa que brillaba en medio de aquellas aguas profundas.

Dentro de aquel palacio real Gabrielle tomaba su tercera ducha, mientras Julián revisaba en su despacho una pila de papeles.

-Increíble por más que uno quiere parece que nunca se terminan estos putos trámites.-

Del otro lado una pelota golpeaba uno de sus pilares y un pequeño albinito la atrapaba en un coro de risa.

-Andy cuidado vas a terminar por hacerte daño.-

Julián decidió que entre los papeles y el chiquitín la cabeza ya le dolía bastante, además de que Gabrielle con cinco meses de embarazo era más bipolar que Saga o Kanon. Así que mejor opto por ocuparse del pequeño.

-Muy bien se acabó creo que es hora de que tú también tomes una ducha, la cena no tardara en salir.-

Así en unos minutos Gabrielle salió cubierta con una toalla con las lágrimas a punto de salirle de los ojos.

-Julián me muero de calor!-

-Preciosa son las hormonas cálmate, no podemos subir más la clima, mira ya Andy está resfriándose.-

-Andy! Cielos lo siento cariño, seguro que tiene hambre y yo estoy perdida en mis tumultos emocionales.-

El pequeño corrió directo a abrazar a la rubia, mientras que Julián saco un papel que Kanon le había dejado en su escritorio.

Respira, de todas formas no ganaras esta guerra.

PD. Ellas siempre ganan.

Su General tenía tanta razón, así que lo mejor era disfrutar el momento.

-El cocinero está preparando una sopa de algas como las que te gustan chaparrito y un buen pastel de chocolate.-

A Gabrielle el llanto la ahogaba.

-Me voy a poner muy gorda!-

Poseidón trato de calmarla, a su manera.

-Si no lo quieres yo puedo…-

-Sabes que me encanta! Gracias mi amor!-

Andy solo se encogió de hombros y ambos hombres respiraron resignados, nadie le gana a una mujer embarazada y bipolar.

En alguna hermosa playa de Grecia.

-Cinco meses y ya son unas campeonas, que te dije Hilia si todo lo que lleva nuestra sangre es de alta calidad.-

Elise estaba bebiendo su biberón de los brazos de su abuela mientras que Elodie reía a pulmón abierto ante las cosquillas que Ares le hacía en sus piecitos. La amazona tenía un aire radiante y es que tendría a sus nietas por dos días mientras que Saga y Saori pasarían la noche en un Hotel de lujo.

-Así me gusta, verte contenta, te dije que nuestro chico se repondría.-

-Que hayas aceptado que él y Saori pasasen dos días románticos, sin que les sacases tus comentarios venenosos es mi mejor regalo.-

-De qué otra forma convencería a la pelos morados para que nos dejase a las nenas.-

-Estoy orgullosa de ti Dios de la energía vital.-

La sonrisa insinuante de Ares anunciaba sus evidentes intenciones.

-Cuando quieras te hago una niña.-

-Déjame recuperar a mis dos niños primero, no lo crees?-

-De qué hablas, si ya van mucho mejor.-

-Aun me miran con algo de … miedo.-

-De menos en menos mujer.-

-Ares se lógico mis hijos son padres y yo tengo la edad de su hermana menor.-

-Si te hubiese convertido en una diosa no verías la diferencia pero ni quieres hablar del tema.-

-No quiero enterrar a mis hijos.-

-A ellos también podría…-

-Ellos no quieren Ares y yo tampoco, somos humanos y viviremos como tales.-

-Y qué hay de mí?-

-Yo tampoco quiero verles partir.-

-A mí lo que más me preocupa es que el tiempo cambie tus sentimientos por nosotros… bueno por mi.-

-Hilia no pienso dejarte por nada.-

-Envejeceré eso es inevitable.-

-Siempre serás mi amazona, siempre, así y tengas cien años.-

Hilia solo negó resignada y bastante incrédula.

-Sabes… cuándo servía en las tropas de Athena jamás imagine que llegaría a mas allá de los treinta. Sabía que con suerte no tendrías tiempo de cansarte de mí, después cuando supe de mi embarazo pensé que si un día te perdiera, al menos conservaría un pedacito de ti a través de nuestros hijos.-

Elodie le pedía los brazos a su abuelo, Ares la tomo más por inercia que con consciencia, la verdad se sentía más adolorido que después de una batalla titánica. Su voz estaba quebrada tanto como su alma al descubrir la imagen que tenía su mujer de él.

-Yo no soy así Hilia, no soy de los que abandonan ni de los que se cansan. Soy terco y profundo, cuando me entrego no dejo nada a medias.-

Elise terminaba su biberón e Hilia la levantaba para frotarle su espaldita.

-Tú eres un Dios Ares, ni siquiera estas encarnado, siempre serás joven y perfecto. –

Después solo el sonido de los balbuceos de las niñas reino en aquella pieza, en lo más profundo de su alma Ares sabía que Hilia le había tocado un punto débil.

En alguna parte de la selva amazónica Shion daba claras instrucciones a su acompañante, y es que en medio de aquella jungla de hiervas y humedad lo que menos necesitaba el lemuriano era perderse a causa de alguna tontería.

-Donde está tu soga Alecto?-

La chica observaba a su alrededor nerviosa.

-Sigue atrás.-

-Perfecto no la pierdas de vista y recuerda jamás debes encontrar la otra punta delante sino…-

La chica trago saliva del estrés.

-Si no estamos bajo la influencia de un animal capaz de devorarnos.-

A Shion le divertía ver aquella gota de sudor bajar por la frente de la estresada diosa.

-Te recuerdo que las anacondas no suelen atacar humanos, pero las leyendas fueron escritas por algo y es mejor tomar nuestras precauciones.-

-Shion debo confesarte que no me gustan las serpientes y menos las que tienen el tamaño de devorarnos.-

-Tu madre tiene un dragón de mascota y tu temes a los reptiles?-

-Dije serpientes no dragones, además no se trata de todas las serpientes solo aquellas que devoran todo.-

-Prefieres una venenosa?-

-Mejor morir envenenada que devorada.-

-Yo no quisiera experimentar ninguna.

El lemuriano atrapo el brazo libre de la chica y la jalo rumbo a su cintura en un gesto cariñoso que puso el rostro de Alecto al rojo vivo.

-Tranquila esto es solo un pequeño entrenamiento, dudo que ningún animal tenga las intenciones de cazarnos.-

En un instante un ruido como de mil truenos que provenía del cielo atrapo la atención de aquella pareja. Era una enorme nube con colores rojizos y se movía por el cielo de aquella zona oscureciendo todo a su paso.

Ninguno se dijo una sola palabra, pero ambos emprendieron su marcha en dirección de aquel extraño fenómeno.

….

-Tu padre! Y porque diablos no me lo quieres presentar?! Soy tu esposo y por si fuese poco tenemos un hijo y quien sabe quizás otro ya esté en camino!-

-Kanon aquello ocurrió en otro tiempo y en otro paralelo, no sé dónde se encuentra Ra y si sabe quién soy o quién es. Pero de ser así jamás aceptara que yo haya contraído matrimonio sin su aprobación.-

-Déjame reír tu pedirle permiso a alguien y sobre todo someterte a las órdenes de un hombre? Mitchy esa no eres tú! Criticaste a Zeus y su machismo y mírate.-

-Ra no es machista, no se trata de eso.-

-Entonces?-

-Es complicado… y yo solo quiero protegerte, a ti y a nuestro hijo.-

Kanon la tomo entre sus brazos y la miro lo firmeza.

-Soy hijo de Ares, sabes que no lograras persuadirme.-

-Eres el amor de mis vidas, no soportaría el perderte, te protegeré aunque sea contra tu voluntad.-

Los labios de Mitchelle se fundieron a los de su esposo, pero Kanon no era tonto y sabía lo que vendría. Solo sintió una chispa de luz zafiro y su cuerpo se desplomo preso de un sueño profundo. Del otro lado de la puerta una vocecilla dormilona le hablo.

-Mama que paso? Papa está bien?-

Mitchelle tomo a Kanon en brazos y lo llevo a la habitación, Gael les seguía.

-Mi bebe quiero que en cuanto papa despierte vayan tú y él a casa de tu abuelito. Voy a escribirle una carta y debes dársela a tu abuelito, es muy importante que lo hagas.-

-Si mami y tú que vas a hacer?-

-Yo debo resolver un viejo asunto.-

-Mama tengo miedo, no sé porque no quiero que vayas tu sola.-

-Cuida de tu papa y no olvides darle la carta a tu abuelito, es muy importante mi amor. Yo te prometo que volveré pronto.-

Así Mitchelle redacto su carta, después de dársela a Gael le dio un beso y lo abrazo con fuerza. Después beso a Kanon mientras dormía enviándole en sus labios un pequeño rayo azul zafiro que fue directo a su cerebro.

-Siempre fue por ti, pero sabes qué… no me importa. Lo volvería a hacer, una y mil veces, te amo.-

En una cueva por la selva amazonas un grupo de hombres terminaban de cavar dejando al descubierto lo que parecía una roca con extrañas inscripciones. Entre el grupo, un hombre cubierto con una capa negra se abrió paso hasta posar sus manos sobre aquella enorme loza.

-Es el primer indicio.-

Nota: para comprender como Mitchelle puede tener tantas existencias a través del espacio tiempo debemos partir de la premisa de que todos existimos en muchos mundos, en miles de formas y en todos los paralelos y realidades al mismo tiempo. Un concepto muy metafísico, pero ya me conocen, esos son temas que me encantan.

En la Alianza Secreta, Gabrielle también tiene otra existencia en otro paralelo como Anfitrite, consorte de Poseidón.

Ambas ideas son producto solo de mi imaginación no existe ninguna teoría que vincule los Ángeles o los Arcángeles con esas Deidades mitológicas.