Primero que nada debo aclarar que esta historia no está basada sobre ningún texto egipcio oficial. La Teoría de los ojos de Ra y de Horus es solo una fantasía que me nació hace algún tiempo y quise ponerla en papel. La historia es ficción así como mis explicaciones sobre el famoso diluvio Atlante, los personajes y todo. Esta historia tiene el fin de entretener a los lectores y no de en doctrinar a nadie.
Después de todos ya me conocen me encanta crear paralelos y realidades alternativas.
Esta historia es para ustedes y espero que la disfruten, tanto como yo disfruto imaginar y escribir todas estas versiones.
Para ustedes con mucho corazón.
Archangel of Fire 777
Capítulo 34 El nacimiento del ojo de Horus.
Alecto abría lentamente sus ojos, para percatarse que el sol brillaba con mucha fuerza. Se giró adolorida encontrándose en que ella describiría como la oficina de una gran biblioteca. A un par de metros de ella Shion buscaba desesperado entre una pila de antiguos papiros.
-Qué haces?-
-Busco soluciones…-
-No se puede destruir a la destrucción misma, sería absurdo.-
-Esa cosa es aniquilación, eso va más allá de la destrucción cíclica.-
La chica se acercó hacia el escritorio y observo curiosa aquellos papiros.
-Donde estamos Shion?-
-En Paris, en los subterráneos de Louvre.-
-Este sitio es… demasiado solitario para ser parte de un museo.-
-Es un área secreta, solo algunos tenemos acceso a ella.-
-Cómo es que nosotros lo tenemos?
-Athena es la Diosa de la sabiduría greco-romana y Dionisio el Dios de las artes. Yo trabajo para Athena y Dionisio, alias Franck, nos dio ciertos códigos secretos.-
Alecto suspiro profundo, sentía que su espíritu estaba desfalleciendo.
-Tú oíste a Hécate, estoy perdida.-
-No!-
-Shion no quiero que te hagas falsas ilusiones…-
El lemuriano dejo caer aquel viejo libro sobre el escritorio y se dirigió con aquel tono desesperado y frustrado.
-Tu no vas a desaparecer! Me oíste! Así tenga que revolver los antiguos infiernos que se encuentran más allá de los dominios de tu padre!-
La chica estallo en llanto, abrazándose a sí misma como un reflejo de su miedo e impotencia. Shion recapacito, su actitud no era la más adecuada, pero dadas las circunstancias, toda su antigua paciencia se estaba hiendo por el retrete. Mientras que Alecto insistía.
-Escribiré una carta a mi padre, le narrare todo lo que he hecho, tú no tienes la culpa de mis estupideces. Créeme no lo tomara contra ti.-
Aquello desespero aún más al lemuriano.
-Me tiene sin cuidado las reacciones de tu padre! No se trata de él, ni de mi, sino de ti!-
-Yo soy una estúpida caprichosa, que ha jugado más de una vez con las almas de los seres de nuestro universo. Me tengo bien merecido, esto y más!-
Los ojos de Shion ardían en desesperación y así rompió la distancia para tomarla con sus brazos obligándola a dejar esa posición tan cerrada.
-Niña estúpida! Que no te das cuenta que si te pierdo, yo soy el que me auto aniquilaría!-
-Shion ya te dije que…-
Aquella frase seria cortada por un beso desesperado, pero a la vez reconfortante. Luego las manos de aquel hombre acariciándole su rostro. Después de todo ese tiempo Alecto sintió que su corazón latía pleno de alegría.
Sintió como el caballero la condujo a reposar su cabeza en su pecho, y conto cada latino de su corazón como el sonido más celestial que jamás hubiese escuchado.
-Porque me haces esto Shion? Es porque sabes que voy a morir?-
-Soy un imbécil por no haberlo hecho antes. Te aseguro que no vas a morir, encontrare la clave para sacarte esa cosa.-
Después hubo un breve instante de silencio y Alecto reflexiono en voz alta.
-Esa cosa no está completa…-
Shion la giro para mirarla de frente.
-Porque dices eso?-
-Porque de ser así ya estaría yo destruida. Además puedo escucharla, grita feroz, busca sus otros fragmentos. Sobre todo busca a un ojo…-
-El ojo de Ra?-
-No estoy segura, solo veo ese ojo de fuego y a su paso un rio de sangre. Cadáveres y pestilencias.-
-Qué más ves?-
La voz de Alecto parecía perdida en otra dimensión.
-Tinieblas que lo envuelven todo hasta llegar al otro lado del horizonte y después…-
-Después qué?
-Nuestro fin… supongo…-
…
Ares e Hilia seguían su rumbo hasta encontrar en su camino a un hombre tocando una flauta. Su melodía era bastante agradable y no fue sino hasta llegar a escasos centímetros que vieron a las dos cobras esmeralda danzando al ritmo de aquella flauta. Hilia se tomó de la mano del Dios, había algo extraño en aquel hombre.
-Amor mira él, tienes cosmos.-
Ares levanto su voz rompiendo con aquel sagrado ritual.
-Cuál de todos eres?-
El hombre saco la flauta de sus labios y contesto sin dirigirles la mirada.
-Uno pacifico.-
Ares esbozo una media sonrisa.
-Tan famoso soy.-
Aquel ser rodaba los ojos en señal de fastidio.
-No es una reputación de la cual enorgullecerse.-
A Ares le fastidiaba igual o más, tanta renuencia.
-Hago lo que puedo por limpiarla.-
-Ya era hora.-
Ambas serpientes se dirigieron hacia la pareja colocándose en posición de ataque. Se podían apreciar los filosos colmillos. Ares movió a Hilia suavemente detrás suyo, la amazona pudo contestar con el poder de su cosmos. Aunque la amazona no era tonta desde lejos se sentía la energía de aquellas bestias.
-Estás loco, no son de este planeta, podrían herirte!-
-Es una prueba, si caemos perderemos la oportunidad de que éste nos de las respuestas que buscamos.-
Una tercera voz se dejaría escuchar dentro de sus mentes.
-Muy inteligente, lástima que tanta inteligencia hubiese sido desperdiciada en matar.-
Ares suspiro resignado, definitivamente se trataba de un homologo, quién además era bastante osado como para entrar en sus canales telepáticos..
-Tengo pruebas de mis nuevos esfuerzos.-
El hombre hizo deslizar a una de las cobras enredándose en la pierna de Hilia. Ares recordó los ejercicios que solía practicar con las guardianas de los rayos, durante la guerra contra la Sombra.
Respiro profundo, una vez, dos, tres… mientras le hablaba a su mujer.
-Las cobras no son seres malignos, Hilia si guardas la calma no te atacara.-
El hombre quien dejaba a la vista sus hermosos collares de piedras preciosas y su limpio turbante color hueso se aproximó.
-Demasiada energía, acaso eres digno de portar el emblema de un Dios?-
-Hago lo mejor que puedo, por sanar a este mundo del mal que le infringí.-
Ahora el hombre se rascaba la barbilla con curiosidad.
-Porque? Y no te atrevas a mentirme porque entonces no detendré a las vedas.-
Ares suspiro profundo, más le valía no arriesgar su suerte delante de aquellas creaturas y de su maestro.
-Porque descubrí que este mundo me dio lo más valioso que tengo. Me dio la oportunidad de experimentar el amor… el verdadero amor.-
El hombre esbozo una leve sonrisa y ambas serpientes retrocedieron, enrollándose sobre el cuerpo del hombre hasta hacer con sus cabezas una diadema sobre la frente del sujeto.
-Buscas al niño no es así?-
Ambos sintieron que el corazón se les saldría del pacho.
-Es mi nieto, donde está, como esta?-
-Ahora mismo se encuentra junto al halcón solar y dudo que puedas alcanzarlos. El monstruo comienza a sentirse y probablemente el halcón ya haya llevado consigo al pequeño para protegerlo.-
A Ares se le puso la sangre helada ante la noticia.
-Horus, tiene a Gael.-
El hombre frotaba su flauta, y la llevaba de regreso a su boca y antes de que eso ocurriese Marte lo detendría.
-Acaso sabe que el niño es… quién es?-
-Es un Dios, observador, divinidad, consciencia pura… en fin como quieras llamarlo. El cosmos no miente. Aunque a veces las emociones puedan nublarlo.-
Ares insistía.
-Su madre nació con un cosmos lumínico, no tiene por qué sentirse el alelo de su vida paralela.-
El hombro soplo con desespero, vaya que a Ares le encantaba cortarle en medio de su momento de inspiración.
-El cosmos de un Arcángel lleva dentro toda la información de sus divisiones y fragmentos. Es solo cuestión de tiempo para que él lo lea.-
-Si lastima a mi chico, juro que…!-
-Porque habría de lastimar a su propia simiente, si tú no eres capaz, él mucho menos.-
-Dónde están?-
-No lo sé, pero mientras el chico este con él, nada malo podrá ocurrirles. El halcón destrozara a quién ose lastimar al niño.-
-Cómo puedes estar tan seguro?-
-Por dos razones, la primera porque el espíritu de Horus necesita de la ternura de ese niño, para él es como su redención.-
Ares respiraba con furia.
-y la segunda?-
-Porque de no ser así jamás hubiese permitido que se encontrasen.-
-Fuiste tú?! Como te atreviste? Quien te crees que eres?-
-Quizás soy el único que aún guarda fe ciega en la Fuente y en la calidez de un corazón puro. Ya que no existe en el universo un tesoro más grande que el que te da el amor de un alma sincera.-
Así junto sus labios en aquella flauta y desapareció dejando a Ares e Hilia con un sentimiento de impotencia. La mujer se percató que algo había quedado en el suelo y fue a recogerlo. Se trataba de una medalla de oro con el emblema de un hombre con cabeza de elefante. La amazona suspiro con un aire de frustración.
-Ganesh.-
…
Mitchelle y Azrael se encontraban deambulando en las calles del Cairo.
-No sé cómo me convenciste de venir aquí?-
-La respuesta se encuentra en aquel edificio.-
Frente a ellos el Museo del Cairo, mismo que guarda en si una amplia colección de esculturas y sarcófagos del antiguo Egipto. No les costó trabajo entrar, la fila parecía desvanecerse en cuanto ellos se aproximaban.
-Azrael qué haces?-
-Trampa, porque no tenemos tiempo de jugar a ser legales, además no dañamos a nadie.-
-Al menos pagaremos la entrada, espero?-
El hombre de la taquilla les sonrió muy amable.
-Señor Isra qué gusto tenerle por aquí!-
-Buenos días Mohamed, permíteme presentarte a mi hermana Mitchelle.-
-Es un honor recibirles, pero por favor pasen por aquí!-
La pelirroja le miro con fastidio.
-Tienes membresía, tarjeta de fidelidad o algo así?-
-Relájate mujer.-
En el interior del museo pasaron por la sala destinada a los antiguos faraones. Mitchelle sintió que la piel se le erizaba de solo ver aquellas esculturas.
-No lo soporto! Me va a dar algo.-
-Debes tranquilizarte, aquello ocurrió en otro paralelo. Conéctate a la Fuente así no serás atrapada por aquellas memorias.-
La mente de Mitchelle deseaba hacerlo, pero había una fuerza muy de su interior que la jalaba y la hacía viajar a otras dimensiones.
Flashback
-Te amo Lisandro, te lo suplico no escuches al loco de Seth!-
-Es nuestra oportunidad, te aseguro que todos estaremos bien.-
-Esta consumido por el odio, y te aseguro que miente. –
-Solo necesita que le demos el medallón y me juro con un pacto de sangre que él se encargara de que tú seas mía.-
-No! Reacciona esto no está bien! Yo te amo y me he entregado a ti! Mi padre no podrá ofrecerme a nadie, el ojo sagrado dictaminara que no soy virgen. No puede darme a nadie que no seas tú!-
-Si eso ocurre serás tachada de traidora, serás repudiada por tu familia, probablemente te castiguen. He visto lo que le hacen a las que no son castas, son penas de latigazos o lapidaciones!-
-Pero no me mataran y si tú quieres podrás recuperarme.-
-Tú no eres una cualquiera, yo te amo y no pienso permitir que te lastimen! Te quiero para mi esposa y ese sello de repudio no permitirá que te despose.-
-Lisandro, yo te amo, puedo ser tu amante por siempre a mí no me importa.-
El joven la tomo del rostro con desespero.
-Te amo, eres mi única y me niego a que te vean como una cualquiera, eso jamás!-
Fin del flashback
Mitchelle sintió que el odio la cegaba cuando vio la esfinge de Seth.
-Miserable, mentiroso, nos manipulo a todos hasta orillarnos a aquel sacrificio!-
Azrael se giró para confirmar sus sospechas, era inevitable que ella fuese aun presa de aquellas viejas cadenas. La tomo con fuerza de la mano para mostrarle su apoyo y acompañarla en espíritu de regreso por aquel sendero viejo y oxidado.
Flashback
En la punta de un inmenso acantilado, Maat presenciaba como las olas comenzaban a cubrir aquellas tierras antes fértiles y cálidas. El cielo estaba gris, los relámpagos retumbaban furiosos y en aquel retumbe se abría la bóveda celeste. Detrás de ella se escuchó el grito de un ser que intentaba llegar a toda prisa. Ella se giró un segundo y extendió su brazo creando una barrera que impedía el paso al hombre. Lisandro gritaba desesperado.
-No lo hagas! Te lo suplico, te lo imploro!-
Los ojos de la chica se habían vuelto blancos y su voz se deformo con el sonido de los truenos.
-Un sacrificio a cambio de la paz! Sangre inmortal a cambio del perdón de las vidas mortales!-
Aunque para él aquello era espeluznante.
-No! Tu no!-
La joven se quitó su collar quien tenía un hermoso zafiro en el centro y con su poderoso cosmos lo hizo aparecer detrás de la barrera a los pies de su amado.
-Guárdalo hasta el día de la gran tribulación, entonces volveremos a vernos. Volveremos a amarnos y con suerte esta tragedia no volverá a ser.-
Por los cielos un ser con cuerpo de hombre y alas de halcón de acercaba a gran velocidad. La joven exploto su cosmos al máximo ampliando la barrera deteniendo su avance. Luego hablo fuerte y su voz retumbo por los cielos.
-Renuncio por propia voluntad a mi inmortalidad, acepto este destino por propia decisión. Que mi sangre vertida en la tierra te sirva de espada para que venzas al mal.-
-No! Esta no es tu guerra, regresa a casa es una orden!-
-Yo no tengo casa, tú me quitaste ese derecho por haberme entregado al amor! Yo te deshonré, así que recibe mi sangre como pago por mi afrenta y labra con ella el talismán que destruya a esa abominación! -
Le hablo con su espíritu a Lisandro.
-Te protegeré siempre.-
Después sin una sola duda, ni miedo Maat se arrojó al vacío. Lisandro cayó de rodillas y exploto su cosmos con rabia e impotencia. El escudo se disolvió y Horus se precipito volando por el precipicio guardando esperanza de que ella aún se encontrase con vida. Encontró su cuerpo postrado entre unas rocas y la playa que rabiosa enviaba sus olas intentando llevarse aquel sagrado cuerpo.
El alma de Horus se quebró, al ver el cuerpo de una de sus pequeñas lleno de sangre, sin vida.
La abrazo con fuerza y lloro como nunca lo había hecho. Las lágrimas del dios halcón cayeron en el cuerpo sin vida de su niña creando chispas de luz al entrar en contacto con su sangre. El cuerpo se desintegro en sus manos, quedando solo un diamante que brillaba con una luz dorado/plateada.
Horus alzo sus ojos al cielo, Seth le esperaba desde las alturas con una carcajada cruel.
-Si me habrías cedido el trono, quizás no hubieses perdido a la niña de tus ojos. Aunque no desesperes, aun te queda una, la gata. Corre pronto, no vayas a quedar ciego si pierdes tus dos ojos!-
Poco le duro el gusto a Seth, ya que Lisandro se abalanzo con la fuerza de su cosmos haciéndole caer de su nave.
El joven lo había tomado por desprevenido.
-Miserable sangre mezclada, me ocupare de darte tu merecido!-
-Tu eres una mierda, que no merece hacer llamar Dios!-
-Tu padre no es mejor que yo! Al menos yo no engendro hijos con sucias esclavas!-
Ambos cayeron al suelo y desenfundaron sus respectivos sables en un duelo a muerte.
Fin del flashback
Azrael la abrazo contra su pecho, Mitchelle estaba helada.
-Cómo puedes simplemente abrazar otra existencia, cuando llevas tantas heridas aun sangrando?-
-Por eso la Fuente te recupero y te fusiono a tu ser Arcangélico, para que a través de su fortaleza tu resurgieras de las cenizas como el ave fénix. Ahora debes despertar, tu eres Mitchelle, él avatar del Arcángel Michael, eres uno con la Fuente. Es en esa fuerza en donde debes centrarte.-
-Pero Lisandro…-
-Se llama Kanon, y es tu esposo.-
Azrael le levanto su rostro para hacerla reaccionar.
-Kanon es tu esposo, están juntos, tienen un hijo. Esa es tu realidad, la única en la que debes de enfocarte cuando sientas que las antiguas emociones te jalan. Aprovecha el don de recordar para que podamos utilizar esa información contra Seth.-
-Gael… mi hijo… estoy muy nerviosa. Siento que algo le pasa.-
-Yo estaría más preocupado por el otro niñito. Tu niño grande y celoso.-
-Kanon…-
Después Azrael le mostro a la chica unas tablas con jeroglíficos y ella sintió un escalofrió.
-El mapa.-
-Sí y mira quién lo custodia.-
-Ay no! Ella no!-
…
Edfu, Egipto.
En lo más profundo de las catacumbas del viejo templo de Horus.
Saga se levantaba con la sensación de haber sido arrollado por un camión.
-Por la divinidad en turno, es como si Saori hubiese vuelto a sus locuras de conducir.-
Kanon estaba ya despierto, y permanecía sentado en aquel lúgubre calabozo de piedra. Aunque el comentario de su hermano le hizo levantar una ceja de curiosidad.
-No decías por teléfono que era un As del volante?-
-No seas bruto, ella estaba a mi lado. No podía decirte frente a sus narices que conduce como un camionero con ganas de mear. Además, aquí entre nos, confunde la primera con la reversa y la última vez ya mero y me mata.-
Kanon saco una risa con lágrimas, que desoriento un poco a su hermano.
-Pero no llores por mí, mira sigo vivo y soy muy feliz. Además desde que nacieron las nenas, encuentro mil escusas para no dejarle el volante.-
Kanon se secó las lágrimas de su risilla y solo suspiro.
-Somos un par de cabrones con suerte, tú y yo. Hemos pisado y nadado en la mierda y aun así seguimos vivos y en buenos brazos.-
Saga se sentó en el suelo y se arrastró junto a su hermano, para tomarlo del brazo.
-No sé qué jodidos orquestaste en tus otras vidas, pero te confieso algo. Me vale madres! Eres mi hermano y te quiero. Hemos caído juntos y nos hemos levantado juntos también. Esta vez no será la excepción, además tenemos a papa para patearnos las nalgas en caso de que lo necesitemos.-
Kanon solo negó con lágrimas divertidas, mientras que no podía evitar sentir aquella pena.
-Ella me ama, a pesar de todas mis pendejadas, siempre me ha amado, en esta vida y en todas. No sé qué diablos hice para merecer algo así de bello, pero no quiero ni puedo renunciar a ello. –
-No lo hagas! A la mierda toda esta bola de familia política desquiciada.-
Luego miro con curiosidad aquel sitio tan viejo y extraño.
-Donde jodidos estaremos? No me gusta esta decoración tan… arenosa…-
-Debe ser alguna mazmorra egipcia, no ves lo lindo de sus piedras color… arena.-
Saga levantaba los ojos en señal de fastidio.
-No le veo nada de romántico a este sitio polvoso, viejo y caliente.-
-Todo depende de tu estilo, tu eres más asiático… supongo.-
-No le veo nada interesante a pasearse en las jorobas de esos camellos pedorros y por si fuera poco bajo kilos de sabanas. No quiero imaginar cómo huele uno al final del día. Oye apropósito en aquella época Mitchy andaba de ensabanada o qué?-
Kanon lo miro con fastidio, vaya ideas las de su hermano.
-Era en el antiguo continente, no aquí. Además era normal que una doncella se cubriese su rostro sobre todo ella, que era… era…una divinidad.-
La mente de Kanon viajo de nuevo a tiempos de antaño.
Flashback
Dentro de una cabaña dos jóvenes se divertían, Lisandro tocaba la guitarra mientras que Maat danzaba a ritmo.
Poco a poco los finos velos de seda, que cubrían el rostro y parte de su vestido, iban cayendo uno a uno. Mientras ella se acercaba por el suelo imitando los pasos de un felino en celo, hasta llegar a sus pies. Él se sorprendió cuando ella comenzó a despojarle sus sandalias.
-Espera, tengo que lavarme.-
-Yo lo hare, no te muevas.-
-Estás loca eso es de esclavas.-
-En tu cultura quizás, en la mía es una muestra de amor.-
Así con algo de asombro vio como ella tomo una jarra con agua tibia, lavándole sus pies, para después untarlos con aceite.
-Eso también es cultural?-
-Dame tu confianza Lisandro.-
El suspiro fuerte y se relajó mientras comenzó a sentir el suave y en momentos firme masaje que le vino de perlas. Luego la joven se puso de pie y fue a lavarse las manos y cambiar el agua. Cuando la vio regresar con ese jaro de cerámica podía jurar que sus caderas danzaban a ritmo de la luna. Sintió como ahora la chica le pasaba un ungüento de aceite por la cabeza y le masajeaba con ritmo.
Lisandro se relajaba al tiempo que su entrepierna dejaba sentirse. La tomo de la cintura poniéndola sobre él.
-Mira lo que me has hecho, mi reina.-
Las manos con aceite de ella se deslizaron de su rostro hasta tomar su melena y besarlo.
Así que no dudo en despojarle los últimos dos velos que la separaban del roce de sus pieles. Cada velo tan suave e impregnado a su perfume, a su aroma, a su esencia.
Fin del flashback.
Saga le daba un buen coscorrón a su hermano.
-Quieres controlarte demonios!-
Kanon miro con vergüenza que su recuerdo estaba dejando señales en su pantalón.
-Oye es tu culpa, porque me haces recordar ciertas cosas!-
-Soy tu hermano!-
-No pensaba en ti, además no me digas que nunca fantaseas con Saori vestida de Geisha?-
Saga lo medito dos minutos y la simple imagen le hizo babear. Luego reflexiono de la vergüenza dándole un buen codazo al calenturiento de su hermano.
-Estamos atorados en esta cloaca y tu dándome ideas!-
-Es para levantar los ánimos.-
-El problema es que se levantan muy en duro.-
-Prefiero guardar ese tipo de recuerdos y no otros que la verdad desgarran el alma.-
Flash back
-Aléjate de él, eres una bestia!-
Maat se arrojaba furiosa contra Seth, quien tenía a Lisandro cogido del cuello, mientras sostenía con su mano libre un dije de oro.
-El ojo de Ra es mío y ahora tu queridísimo amante puede irse a la mierda! –
En el forcejeo Seth cayó al suelo liberando a Lisandro y perdiendo de sus manos aquel amuleto.
Maat se deslizo por el suelo atrapándolo, esto enfureció al Dios.
-Dame eso pedazo de zorra!-
-Jamás controlaras el ojo, primero muerta que dártelo, asesino!-
-Tu abuelo lo tenía muy merecido, el trono es mío, tu padre es un usurpador!-
Seth recupero su báculo con cabeza de serpiente y dirigió un rayo contra la chica, pero el rayo fue desviado por otro rayo, uno que venía de la otra punta de la cámara.
-No te atrevas a tocar a ninguna de mis hijas desgraciado!-
-Te refieres a la gatita miedosa o esta zorra que ha estado acostándose con el engendro que Ares concibió con una esclava?-
La mirada de Horus era impenetrable, Maat solo bajo su cabeza en señal de vergüenza y Lisandro corrió para recuperarla por miedo a que el halcón pudiese castigarla.
-Vámonos de Maati…-
-No! Seth quiere el ojo de Ra para controlar al monstruo y piensa usarlo contra tu reino padre!-
Aunque Seth no se quedaría callado.
-No me fue difícil conseguirlo, el amante de tu niña se encargó de robártelo para mí.-
-Lo engañaste, lo manipulaste…-
-Basta!-
El grito de Horus fue contundente.
-No avanzaras mas Seth, en cuanto a ti Maat me has deshonrado y pagaras caro tu afrenta!-
Aunque Lisandro no se quedaría callado.
-Sobre mi cadáver, a ella no la toca nadie! Ni siquiera tú, altísimo señor del Sol! –
-Tu miserable rata te juro que te despellejare vivo con mis propias manos y ni tu padre podrá defenderte! Maat estas desterrada de nuestro hogar y de nuestro linaje, pagaras con tu sangre esta deshonra serás latigada y castigada con la reclusión en uno de nuestros templos!-
Seth se moría de risa.
-Eres todo un as del romance sobrinito!-
La espada de Horus brillo con un destello rojo, como la rabia que lo inundaba y así báculo contra espada se enfrentaron sin tregua.
Lisandro saco a Maat por la fuerza de aquel recinto y ambos observaron con horror que el cielo estaba poniéndose oscuro e inestable. Después escucharon el ruido del mar que se volvía furioso. La chica señalo hacia el templo principal.
-Toth debe saber cómo detener esta catástrofe!-
Corrieron a toda prisa para encontrar a Toth sin su máscara observando asustado el firmamento.
-El cosmos de la isla está siendo afectado por otra cosa!-
Maat corrió y le entrego el amuleto al Dios.
-Seth lo quería para controlar a la bestia, él la ha despertado!-
-La bestia solo puede ser controlada con las dos energías, la de Ra, representada por este amuleto, pero falta la energía del rey. Horus es el rey, debo confeccionar dos caras la del sol y la de la luna.-
Lisandro se inquietaba.
-Que necesitas?
-Necesito sangre de Horus y en unos días cuando la luna crezca…-
Maat lo tomo de los hombros.
-No hay tiempo, el monstruos sube, la isla será destruida y quizás el planeta entero.-
-Si la luna no sube Horus tendría que dar el máximo de su energía, eso le costaría la vida!-
Maat negaba desesperada.
-No! No perderé a mi padre por culpa de nuestra ignorancia!-
Toth miro curioso a Lisandro y reflexiono.
-Seth no pudo haber despertado al monstruo sin antes haber previsto el modo de controlarlo.-
Entonces el dios observo al amuleto del ojo de Ra.
-Horus guardaba esta arma con celo, porque está en tus manos Maat?-
Lisandro la tomo poniéndola detrás de él.
-Yo lo mande robar para dárselo a Seth, él me prometió que en cuanto recuperara el trono, Maat sería mi esposa.-
Toth cogió a Lisandro del cuello de su túnica.
-Niño estúpido cómo pudiste hacer tal tontería!-
Maat los separaría.
-Basta el amuleto esta en tus manos, ahora Seth no puede usarlo.-
Aunque la reflexión de Toth no aportaría soluciones.
-Apofis esta despierta y seguro que Seth sabe de la importancia de la sangre de tu padre para controlar a la creatura!-
La chica dejaría escapar algunas lágrimas de miedo y de tristeza, ahora comprendía lo que podía hacer para solucionar aquel cataclismo.
-Aún no he sido desterrada, aun mi cosmos arde con la insignia de mi padre.-
Lisandro la tomaba con fuerza del brazo.
-No! Eso jamás!-
-Todo este tiempo hemos guardado el secreto, sabíamos que Seth quería el ojo. Aunque no sabíamos para qué, pero el haberlo callado nos hace tan culpables de esta catástrofe como a él.-
La chica encendió su cosmos, expulsando a Lisandro y Toth, ambos cayeron de espaldas unos cuantos metros lejos de ella.
Detrás de ella otra divinidad apareció.
-Maat qué haces?-
-Anubis… lo siento tanto… -
-Lo escuche todo, Maat debe haber otro modo.-
-Que nadie toque a mi hermana o a mi padre, esto es mi culpa y tienes que apoyarme.-
El dios cabeza de chacal la tomo de la mano justo cuando Toth y Lisandro lograban ponerse de pie solo para presenciar como la joven desaparecía con el poder del báculo del Dios de la Muerte.
…
-Daré mi vida por protegerla, te lo juro, esta vez nadie va a lastimarla Saga, nadie.-
Un aplauso resonó en el vacío de aquella pieza y de la oscuridad la figura de Serket.
-Bravo Lisandro! Así que eres tú el miserable que deshonro y destruyo el alma de mi señor. Que gusto me va dar darle tus entrañas como comida para los cocodrilos.-
