Capítulo 35 Dos cosmos iguales.

-Serket, parece que por fin hablamos el mismo idioma.-

Kanon sacaba su sonrisa más irreverente, ante los ojos de resignación de Saga.

-Porque eres así Kanon? Podríamos negociar?-

-Esta no conoce los términos de una negociación. No es así venenosa?-

El cabello negro de Serket comenzaba a erizarse de la rabia, ese semi-dios seguía siendo tan insolente como en aquellos tiempos.

-Yo soy fiel a mi señor Ra, en cambio tu…-

-Yo soy fiel a tu hermana, te acuerdas de ella?-

-Maat perdió la cabeza por tus embrujos, de eso no me queda la menor duda! Tú le enviaste un conjuro!-

-Serás idiota! Yo no necesito de esos artilugios, tu hermana me amo y me sigue amando porque así lo decidió de ella misma!-

Serket levanto su ceja derecha ante aquella revelación.

-Maat esta rencarnada?-

Saga se sobaba las sienes, la cabeza comenzaba a dolerle.

-Es Seth el problema y no Maat! –

Luego reflexiono dos segundos.

-Por la Fuente tu trabajas para Seth?-

Aquello sonó tan mal dentro de los oídos de Serket que hasta se estremeció de solo pensarlo.

-Claro que no, qué todos en tu familia son idiotas!-

Saga sacudió la cabeza ante lo evidente.

-Entonces qué diablos haces encerrándonos aquí! Somos tus aliados contra ese monstruo!-

-Mi padre se exilió en este mundo desde la muerte del avatar de Maat. El avatar de Baset fue asesinada por Seth y nuestra madre, no pudo soportar tanto dolor así que se recluyo en un monasterio estelar. Mi padre quedo destrozado, lo perdimos todo y todo por tu culpa miserable engendro de Ares.-

Kanon estaba serio y a la vez se cuestionaba.

-Porque Horus-Ra decide quedarse anclado en esta dimensión en vez de utilizar sus poderes de regeneración celular para traer de regreso a sus hijas?-

Serket saco una sonrisa de amargura.

-Porque la Fuente de toda vida, le negó el acceso a esas almas.-

-Pero los poderes de Anubis…-

-Anubis se negó a ayudarnos y días después desapareció, no sabemos nada de él.-

El cosmos de Serket se encendió lleno de rabia.

-Ya me canse de tanta charla! Ahora voy a darte tu merecido!-

Una luz zafiro se encendió desde el pecho de Kanon, la piedra de Maat volvía a activarse. Esto ponía mucho más furiosa a la diosa escorpión.

-Cómo puedes seguirlo protegiendo especie de tonta!-

Otra voz femenina le cortaría el aliento a la colérica divinidad.

-Lo seguiré protegiendo aun en el no tiempo!-

Un fuerte rayo se impactó contra el pecho de Serket impulsándola contra la pared.

Kanon sintió que le volvía la sangre a su cuerpo.

-Mitchelle!-

De la esquina contraria Mitchelle y Azrael se mostraban sin ningún miedo.

-Pronto Anubis sácales de ahí!-

El poderoso cosmos del Arcángel-Dios derribo la pesada puerta y los gemelos salieron a toda velocidad. Kanon se dirigió hacia su esposa, y ni se esperó que esta lo enviara de un empujón hasta Anubis. Al mismo tiempo que la Diosa escorpión se impactaba con rabia contra el avatar de la que era su hermana.

-Miserable traidora!-

Mitchelle forcejeaba contra una colérica creatura quien intentaba asfixiarla con el bastón de su báculo. Los dos cosmos brillaron y explotaron creando un temblor, mientras que la sala se llenó de miles de escorpiones que se dirigían hacia los tres individuos restantes.

Anubis apareció un báculo con una gema verde en su punta y le hizo brillar con fuerza. Esto creo una pared invisible que les protegía de los insectos.

Kanon estaba histérico.

-Diablos déjame salir, antes de que esa loca la mate!-

El Arcángel le hablo firme,

-Pronto arroja el zafiro por encima de mi muro, y Maat se encargara del resto.-

Kanon saco la gema y la arrojo con la esperanza de que su Mitchelle pudiese alcanzarla. Para sorpresa de todos, la piedra se dirigió como un imán hasta ella, creando una onda expansiva que arrojo a Serket hasta el fondo del pasillo. Los escorpiones cambiaron su rumbo y se perdieron entre las grietas de las piedras del muro, y así Anubis pudo bajar su escudo.

Desde el suelo Mitchelle se giró, tosiendo, mientras que intentaba recuperar el aliento. De inmediato sintió un par de manos ásperas que la tomaban de los brazos con suavidad, ayudándole a reincorporarse.

-Mitchy…-

Esta solo se abrazó con fuerza de él.

-No me odies, te lo suplico. Sé que me pase al irme de esa manera, pero…-

Solo sintió los labios de su esposo, tan tibios y tan agradables. Segundos después Kanon cortó el beso, había prioridades indispensables a tratar.

-Gael está desaparecido Mitchy.-

Ella sintió el cuerpo helado, y el terror se apodero de sus sentidos.

-Mi bebe!-

….

A unos kilómetros…

-Oiga señor, como puedo hacer yo para tener a un amigo así como el suyo.-

Gael estaba feliz dándole caricias en la cabeza al halcón, mientras que Horus volvía de su ensimismamiento. El niño tenía tanto parecido a su pequeña que era casi abrumador. Fue en un segundo cuando el niño levanto sus brazos hacia el cielo, bostezando cuando pudo percibir algo muy peculiar. El Dios se aproximó y tomo al pequeño del vientre.

-Quítate la camiseta unos instantes.-

El niño lo miro con recelo.

-Mi abuelito me dijo que nunca hiciera eso delante de desconocidos!-

En dos segundos Horus no pudo evitar sacar una sonrisa tierna ante el carácter del pequeño. Vaya que se parecía a su pequeña y mucho.

-Y tu abuelo tiene mucha razón, pero no te preocupes no soy un degenerado y creo que tú lo sabes tan bien como yo.-

Gael lo miro con curiosidad, ese hombre era sin duda una figura imponente. Por lo general él no solía asustarse delante de otras divinidades, pero esta era algo peculiar. Siguió observándolo y percibió algo que lo tranquilizo bastante. Había bondad en el corazón de aquel ser de apariencia dura y fría.

Gael era curioso por naturaleza.

-Porque?-

Horus suspiro resignado.

-Tienes un lunar en tu espalda, del lado derecho?-

-No.-

Horus pudo respirar con desahogo, aunque no por mucho tiempo.

-Pero en el lado izquierdo si, la que lo tiene en el derecho es mi mama.-

En ese instante sus ojos se abrieron como platos.

-Tu madre… háblame de ella…-

-Es pelirroja como yo, es bonita y es muy poderosa.-

-Con que poderosa. Dime cual es el color de su cosmos predominante?-

Horus se mordió la lengua, al reflexionar que el chiquito solo tenía 6 años y que esos temas probablemente fueran demasiado complicados.

Vaya sorpresa se llevó el Dios.

-Azul zafiro, mi mama es la regente del rayo azul zafiro de la Fuente.-

El señor del Gran Sol Central encendió su cosmos dejando a Gael un poco asustado ante aquel despliegue de poder.

-No tengas miedo y observa.-

El cosmos de Ra comenzó a resonar con un ritmo bastante peculiar y harmonioso. Gael se calmó y encontró aquel detalle bastante divertido, solo su madre podía orquestar aquel tipo de vibración. El niño encendió el suyo y ambos cosmos resonaron al mismo ritmo.

Desde Egipto…

Serket se levantaba con la ayuda de Anubis, quien le miraba calmo, pero firme.

-Por todos los universos, alguien más siente lo mismo que yo?-

Kanon, Saga y Mitchelle reaccionaron a la vez.

-Gael!-

Serket giro sus ojos en señal de fastidio, ante la dizque estupidez de esos tres.

-Es Ra, trio de pendejos!-

Aunque Anubis le sembraría algunas dudas.

-Estas segura?-

-A decir verdad, pareciese haber dos cosmos solares.-

Mitchelle reacciono.

-Mi hijo esta con… mi padre!-

Kanon solo se cubrió los ojos ante aquel desastre.

-No… de todos los sitios en donde podía irse a meter porque tenía que ser con mi suegro?-

Saga suspiro de alivio.

-Menos mal que no fue a dar con el loco de Seth, quieren calmarse. No creo que Horus lastime a su propio nieto, sino todo lo contrario.-

Anubis no quitaba la vista de la diosa escorpión, mientras que les haría ver a todos el verdadero panorama que acaba de manifestarse.

-Por desgracia, no somos los únicos que hemos percibido esos cosmos y ahora Seth sabe que Horus ha despertado.-

….

En lo alto de una montaña en el otro continente.

-No puede ser!-

El rayo de Seth se impactó furioso contra el pecho de uno de sus súbditos desintegrándolo frente a los ojos del resto de su ejército.

-No soportare más errores! Quiero que den con el sitio exacto del otro fragmento!-

Su plan se complicaba el fragmento que correspondía al tercio del alma de Apofis había desaparecido delante de sus narices. La pregunta era, en donde se pudo haber escondido aquel pedazo inmenso de alma. Aún tenía que encontrar el famoso ojo de Ra, de lo contrario su plan corría un fuerte riesgo de irse por la borda. Aunque aún tenía un as bajo la manga, uno que no pensaba dejar pasar.

-Azjar!-

Un ser con armadura plateada se ponía de rodillas frente al colérico Dios.

-Si mi señor. –

-Tráela ante mí. Ahora!-

Este se dio media vuelta volviendo minutos después con una mujer que llevaba ambas manos encadenadas. Ella era bella, de piel de porcelana, cabellos oscuros, orejitas puntiagudas y ojos color arándano. Su presencia emanaba una energía que lograba poner en duda la lealtad de todos aquellos hombres que le custodiaban.

-Hathor mi linda, mira que sería te pones, deberías ser más cooperativa y decirme de una vez en donde diablos guardo Horus el ojo de Ra?-

-Pues al lado del ojo de Horus, siempre ha sido así y siempre será así. –

-Eso no responde mi pregunta!-

Ella se sonrió ante la estupidez del ser que la tenía encadenada.

En las profundidades del océano.

Aurora se despertaba aterrorizada, junto a ella Eliana, quien permanecía sentaba velando sus pesadillas.

-Qué haces aquí? Debes irte, esa cosa puede despertar y lastimarte.-

-No me iré y no insistas.-

-No viste lo que estuve a punto de hacer?-

-Esa energía es violenta y bruta, pero ni aun así desistiremos en ayudarte.-

-Entonces saquen a los niños de aquí? –

-No será necesario.-

Aurora se levantó muy angustiada.

-Tú no has visto todo lo que yo vi, esa cosa mata de todo! La sangre le embriaga!-

Otra voz interrumpiría con calma en aquella pieza.

-Sekmet siempre ha sido muy violenta, pero también tiene un lado muy tierno.-

Saori entraba con una jarra de tila y la colocaba en una mesita, sirviéndole una taza para su amiga.

-Toma te ayudara.-

Aurora bebió despacio aquella infusión, mientras que algunas lágrimas traicioneras se apoderaron de ella.

-Porque esa Diosa viene contra mí?-

-No creo que ella venga contra ti, creo que ambas son la misma.-

La peli naranja dejo la taza en las manos de su hermana Eliana y se cubrió el rostro de vergüenza.

-Cómo puede un Arcángel de la Fuente ser a la vez una creatura sanguinaria y cruel? Es imposible, yo no soy así!-

Saori le abrazo con fuerza, mientras trataba de hacerle comprender.

-No se trata de tu esencia sino de una energía en su estado bruto, son dos cosas diferentes. Tu esencia es amor, Aurora. Sekmet es una energía bruta, sin ningún tipo de conciencia, todos llevamos ese aspecto dentro de nuestro inconsciente. Debes de controlarla, después de todo tu eres la consciencia activa, ella deberá de someterse ante su consciencia superior.-

-No sé cómo hacer eso? Jamás pensé que tendría que lidiar con algo así.-

Del otro lado de la puerta Sorrento y Afrodita discutían en voz baja. El marino insistía que debían buscar otro sitio en donde resguardar a los pequeños.

-Podríamos llevar a los niños a mi Pilar.-

Una voz femenina les interrumpiría.

-No voy a abandonar a mi hermana.-

Constanza estaba bastante preocupada por la salud de Aurora.

-Nena es por el bien de los niños.-

-Ustedes no lo entienden, de las siete Aurora siempre se llevó la peor parte. Es ella la que tiene esas horribles visiones, la que pierde mucha energía luchando por mantenerse lucida entre las realidades paralelas y la nuestra. Gracias a ella siempre llevamos un paso en adelante durante la guerra contra la sombra. Ella hizo mucho por todos nosotros y ahora es nuestro momento de hacer algo por ella.-

Afrodita suspiro al tiempo en que hacia un leve movimiento afirmativo con su cabeza.

-Yo me quedare con ella. Que Eliana, Gaby, Saori y tú lleven a las niñas al Pilar del Atlántico sur.-

Sorrento hizo un movimiento afirmativo.

-En cuanto las chicas estén en mi Pilar, vendré a apoyarte.-

-Oigan podrían tenerme Fe, yo puedo lidiar con mi cuñada solo. Les recuerdo que mi cosmos es poderoso, soy el hijo de una Diosa.-

-Hace unas horas sacaste una rosa venenosa y estabas por arrojársela.-

-Pero no lo hice.-

-Esa cosa podría volver y atacarte.-

-Camus podría volver y congelarme, así que como pueden ver, la vida siempre guarda finales fatídicos para los pobres y hermosos Piscis. -

Gabriel les cortaría su tan dramática conversación.

-He sentido un fuerte cosmos, y creo que Gael esta con esa creatura.-

Afrodita comenzaba a tronarse los dedos, un mal habito que había adoptado para dizque disimular su estrés. Gabriel y Sorrento lo miraron si entender.

-Fue desde la boda de Shura, saben creo que yo también necesito tomar esos cursos de yoga a los que va Mitchelle.-

Eliana salía de la habitación con charola del Té, al ver a todos ahí fuera no dudo de lo que estaban planeando.

-Yo no iré, me quedare con ella.-

Afrodita le sacaba una hermosa rosa roja, ofreciéndosela con esos ojos de súplica a su hermosa esposa.

-Chiquis por favor…-

-No.-

-Esa cosa te puede lastimar, además hay que cuidar de los niños.-

-No es no. Gaby, Saori y Constanza podrán ocuparse bien. Yo me quedo con ella, es más aún mejor yo me la llevare lejos de aquí.-

Al Piscis se le quería caer la quijada.

-Ah no, eso sí que ni en sueños!-

-Saori ha descubierto lo que está apoderándose de Aurora, y creo saber cómo ayudarle.-

Afrodita respiro profundo mientras le dirigió una tierna sonrisa a su mujer.

-Y a donde vamos a ir?-

Selva del Amazonas.

En medio de la selva Poseidón, Hades y los caballeros seguían su camino rumbo a la cima de aquella enorme montaña.

Hades comenzaba a sentir como su energía se desequilibraba.

-Tenían razón Seth debe esconderse en aquella montaña, lo que me preocupa es esta extraña perturbación.

El señor del inframundo sintió un fuerte dolor en el pecho, tan inmenso que le hizo perder el equilibrio.

Camus se adelantó sujetando al dios del brazo, impidiendo su caída.

-Por la Fuente, Hades!-

El dolor se volvía de más en más insoportable, Shaina corrió al rio cercano para traer un poco de agua para aliviar al Dios.

Radamanthys estaba nervioso.

-Qué diablos está pasando?-

Milo sujeto al Dios del otro brazo e incentivo un movimiento para recostarlo.

-No puede ser, ustedes son inmortales, pero parece que le está dando un infarto.-

Poseidón corrió a tomar el rostro de su hermano quien estaba perdiendo la consciencia.

-Hermano! Por la Fuente hermano, no me hagas esto! No te regreses a casa tan pronto.-

Radamanthys recibió con gratitud el agua que Shaina traía.

-En el inframundo no sufrimos de infartos, bueno al menos los dioses no lo hacen.-

Milo se desesperó.

-Déjenme pasar!-

Así el escorpión comenzó a darle un masaje cardiaco al Dios, trayendo de regreso su consciencia. El señor de los muertos, dejo salir un angustioso suspiro.

-Alecto…

Paris, Francia.

En la biblioteca de Louvre, Shion recopilaba una cantidad de fotocopias, de tantos libros que Alecto no sabía ni que pensar de todo aquello.

-Y qué vamos a hacer con todo esto?-

-Buscar los ojos, los dos!-

-A ver si lo entiendo, debemos buscar dos talismanes que se perdieron durante el periodo Atlante de nuestro mundo.-

-Ambos están ligados a la historia de la misma Deidad, Ra-Horus.-

-Pero de donde te basas para estar seguro que Ra y Horus son ahora la misma persona. En las leyendas se dice que son dos.-

Shion se jalo el cabello del estrés, pero aun así respiro y prefirió tomar a la chica de ambas mejillas y la apretó tanto que hasta se le saltaron los labios de la pobre. Se veía demasiado linda y no pudo evitar darle un buen beso que le sirviese como motor de inspiración.

-Ra es el origen y Horus es el avatar. Por eso guardan el mismo astro el sol, digamos que uno es la rencarnación del otro.-

Alecto solo afirmo con un movimiento mecánico de cabeza, mientras que Shion se guía apretándole sus mejillas y explicándole.

-Al heredar el nombre secreto, la energía matriz Ra se trasladó al vientre de Isis quien después dio a luz a su avatar Horus.-

Alecto le hizo ojitos a Shion y este reacciono soltando sus mejillas, por fin la chica recobro su rostro.

-Eso no indica en donde están los talismanes.-

-El debió esconderlos, como lo haría cualquier creatura inteligente.-

-Si pero en donde, cielo?-

Shion se sonrió con un aire de asombro, por fin lo veía todo con claridad.

-Los Dioses siempre esconden sus armas en el único sitio en que nadie puede acceder. En su sangre.-

-Qué?!-

-Athena lo hizo durante la guerra contra tu padre. La armadura de Athena despertaba por medio de la sangre de su avatar.-

-Ni siquiera sabemos quién es ese Horus, y tú ya lo quieres sangrar!-

Shion la tomo de la cintura y le miro con picardía, tanta que Alecto se puso nerviosa.

-Qué pasa?-

El lemuriano le paso una tela suave color celeste, y la chica hizo un puchero de desconfianza.

-Dime qué estás bien, Shion estas asustándome. Qué es esto?-

-Es un velo, cúbrete la cabeza que nos vamos ahora.

-Heeee.-

Así sin previo aviso el lemuriano y la diosa se tele transportaron en busca de las piezas que faltaban en aquel rompecabezas ancestral.

El rostro de aquel soldado de Seth se quedó clavado en el suelo, por muy sanguinarios que pudiesen ser aquello les parecía inadmisible.

Hathor recibió en silencio los electrochoques del báculo de Seth sin pronunciar ni una sola palabra de dolor. El diabólico Dios les hizo una seña a sus soldados para que se llevasen a aquella insensible mujer lejos de su presencia.

Odiaba verla de frente, le recordaba demasiado a su esposa Neftis. Seth jamás pudo perdonar la traición de su esposa, quien se había entregado a los brazos de su hermano Osiris. Aquel odio era tan fuerte, que le era imposible dejarlo ir. Esa familia y todo por lo que ella había luchado debía ser aniquilado. El planeta tierra era parte del paquete, después de todo ahí había fijado su trono el bastardo de su sobrino.

-Gobernare en la galaxia de Orion hasta los confines de este universo. Ra apagara su luz y vendrá mi era, la era de las tinieblas.-