Capítulo 38 La verdadera naturaleza de un Dios.
Desierto de Edfu.
Perdidos en medio de la arena Ares y Hilia trataban de ubicarse.
-Me lleva el demonio, se supone que teníamos que teníamos que llegar a Edfu!-
Ares detestaba los errores y peor cuando venían de él, aunque Hilia no era tan visceral y menos conociendo el terreno que estaban pisando.
-No creo que sea tu culpa, algo se está moviendo. La serpiente debió haber sido liberada.-
-Mujer, si esa bestia estuviese suelta, ya no existiríamos.-
-Y si estuviese dormida, o dividida? Me imagino que una energía tan poderosa, necesitaría algo más que los deseos de un loco para despertarla.-
Ares reflexiono unos segundos.
-Energía, esa cosa se alimenta de energía. La alineación entre las dimensiones esta por realizarse.-
-Qué quiere decir eso?
-Que dentro de un par de días los planetas estarán en posición directa con Sirus ( El Gran Sol) este abrirá un túnel de luz en su conjunción con Alcyone ( El sol central en Pléyades) y nuestro sol. Esto abrirá una compuerta en el centro de la Tierra y el Inframundo coexistirá con nuestra dimensión por unos cuantos segundos.-
-El mundo de Hades coexistirá con el nuestro, pero eso es imposible. –
-No muñeca es posible y es perfecto. Las almas que fueron pérdidas durante los años de exilio de Hades podrán recuperar el rumbo hacia el inframundo, como siempre debió ser. –
-Pero solo serán unos segundos.-
-Lo suficiente para que todas las almas errantes encuentren su camino al inframundo. Además conociendo al tío Hades, seguro ya envió a sus espectros para asegurar que nadie se pierda. –
Hilia reflexiono y se le puso la piel de gallina.
-Al menos que algo las desvié o las…-
Ares asintió con desgano.
-O las devore.-
Hilia tomo el brazo de Ares con ímpetu.
-Quiero encontrar a mis hijos y a mi nieto, no perdamos más tiempo.-
-Dame ideas, ya que mi cosmos nos dejó tumbados.-
La peli azul le saco el celular del bolsillo al dios.
-Dale gracias a la fuente por las nuevas tecnologías.-
El peli gris quiso quitarle el teléfono a su mujer, pero le basto una sola mirada de ella, para darse cuenta que aquello sería una muy mala idea.
….
Saga contesto el teléfono, en medio de un ambiente de griterío e histeria protagonizado por Serket y Maat.
-Especie de zorra debías tener cola en vez de plumas, es tu culpa qué todo esto nos esté pasando!-
-Por qué no te picas con tu propio veneno, frígida celosa!-
En medio deteniendo a las chicas de un lado Anubis, que con destreza detenía con un solo brazo a la dama escorpión y por el otro Kanon quién abrazaba por la espalda a su mujer.
-Cuantas veces debo repetirte qué no debes prestar atención a ese tipo de comentarios!-
Saga tomo la llamada con desespero.
-Papá! –
La voz de su madre, no le daría tiempo a actuar con sus típicos nervios.
-Está a mi lado y ahí se queda! Ahora mismo quiero que me digas por donde tienes el sol y que me describas un poco el paisaje qué te rodea!-
-Mama bueno, la verdad…-
-Si no tienes una brújula utiliza el sentido común.-
-Es de tarde y no tardara en ponerse así que…-
Así es, ahora sigue la dirección sur y hazme el favor de poner el alta voz ahora mismo!-
-Pero mama…-
-Es una orden Saga!-
Saga trago saliva y apretó el botón.
-Si mamá!-
En medio del escándalo los gritos de Hilia se dejaron oír.
-No sé qué demonio pasa ahí, pero les sugiero que dejen de comportarse como una banda de críos y se muevan el culo! El monstruo esta por ser liberado y se alimentara de millones de almas perdidas! El mundo y el universo serán destruidos, y todo porque una banda de Arcángeles, Dioses y Semi -Dioses se están haciendo pendejos, peleando por niñerías!-
Algo tenía aquella voz que bajo los humores de ambas chicas, seria aquel recuerdo del regaño maternal.
Kanon sonrió satisfecho y Anubis agradeció a la Fuente por aquel milagro.
Saga intervino tímidamente.
-Gracias mamá, seguiremos la dirección sur, a unos 10 kilómetros se ven un par de montañas.-
Hilia señalo con su índice a un distante objetivo, Ares observo un par de montañas que se veían en el horizonte.
El Dios reflexiono con a voz alta.
-A falta de cosmos estaremos ahí por la mañana.-
Hilia respiro profundo.
-Es hora de rememorar los entrenamientos que recibieron en el Santuario! Nos encontraremos por la noche.-
La amazona colgó el teléfono, mientras Ares la observaba con esa sonrisa de orgullo.
-Sigues siendo una guerrera preciosa, y ahora qué?-
Ella le sonrió con un aire de reto.
-Veamos si sigues resistiendo como solías hacerlo, esta vez no habrá cosmos que te de ventaja.-
-Oye no necesito de ningún cosmos para…-
De ahí Ares tuvo que salir corriendo detrás de ella, rememorando aquellos tiempos de viejos entrenamientos y alta resistencia. Si aquellos eran sus últimos días, sin duda ella sabía cómo hacérselos deliciosos.
…
El Cairo cerca de la frontera con Alejandría.
Eliana no podía negar que era la primera vez que vivía una experiencia tan… ideal. Es que por más que intento orbitar en Alejandría su cosmos la había situado en medio de una pequeña comunidad del Cairo. Ahí estaba por fin montando un camello en medio del desierto junto a su amado Afrodita y su hermana Aurora. Eliana había mostrado una enorme admiración sobre la historia de Egipto, era una verdadera amante de aquella cultura. Compartir un camello junto a su esposo para ella era casi como montar en un corcel junto a su príncipe azul.
Sin embargo para el caballero Semi-Dios aquello era la simple y pura expresión del Karma, él y su maldito karma que ahora se empeñaba en hacerlo sufrir a través de lo incomodo que era montar sobre esas jorobas. Aunque con el evidente estrés que conllevaba aquella situación, el guardián de piscis haría de todo, menos demostrar lo incomodo de su trasero.
En un dromedario justo a su lado, Aurora quién parecía diestra montando aquel animalito observaba la estrella que montaba, el inicio de la noche.
-Venus, la estrella del norte.-
Afrodita intentaba permanecer lo más tranquilo que podía.
-A dónde vamos Eli?-
-A un sitio que dejo de existir desde hace milenios, al antiguo continente la Atlántida.-
El Piscis hizo una extraña mueca de asombro.
-Estamos en medio del desierto!-
-Eso no quiere decir que hace milenios, aquí no hubiese un océano. Además ya les dije debemos cruzar la frontera y llegar al Mediterráneo.-
Aurora la miro sorprendida.
-Yo estaba convencida que las ruinas estaban bajo el océano Atlántico.-
Eliana negó con algo de fastidio.
-Estamos hablando de un continente y no de cualquiera, sino de uno, gigantesco. Su hundimiento y el de Lemuria pueden haber sido la causa de la actual distribución continental.-
Aurora se desesperaba.
-Por qué quieres que vayamos ahí?-
-No lo sé, solo lo sé.-
-Vamos Eli, soy yo la de las visiones y en esta ocasión no veo nada fuera de sangre y muerte.-
-Tal vez no soy la vidente, pero creo en mi corazón y este es una brújula de la Fuente, así que no perderé mi fe en ella.-
Afrodita pidió en silencio porque su esposa tuviese razón y que al menos en aquel sitio pudiesen encontrar respuestas.
….
El Cairo, Egipto
-Porqué el desierto tiene que ser así?-
Poseidón creía que en cualquier momento perdería la poca agua que aun albergaban sus células. Hades miraba con fastidio a su querido hermano, en verdad que ninguno de sus consanguíneos aguantaba ni el más mínimo cambio de atmosfera.
-Porque en teoría no tendríamos que aparecer en medio de la nada.-
Aunque Julián seguía empeñado en maldecir a los astros.
-Estas alineaciones terminaran por matarme.-
Hades se aproximó a su hermano y lo tomo del costado en un abrazo, para ayudarle a caminar.
-No te quiero viviendo en mi reino, ya estamos bastante saturados entre el trabajo y los líos que crean tus sobrinas.-
-Porqué tiene esto que influir en nuestros cosmos? No puedo ni comunicar con Gaby, y tengo el presentimiento que ella y el resto no están tampoco en seguridad.-
Camus comenzaba a inquietarse, las palabras de Poseidón le tocaban una fibra oculta. No podía dejar de pensar en Aurora y en la idea de que no era una sola la hija del sol sino dos. Los ojos de su esposa, el fuego, su elemento y sus similitudes con Mitchelle le perturbaron. De las siete esas dos tenían una vibración muy similar. La voz de una dama herida lo traería de regreso al presente.
Hathor se valía por sí misma para caminar en medio de la arena.
-Dices qué tu esposa tiene ojos como el ámbar.-
Camus se acercó a la Diosa y le ofreció su brazo, para ayudarse a caminar, aunque la diosa se negó en un principio.
-Es muy amable, pero no me gusta que se me trate como una débil.-
-Usted no es débil mi lady, sino jamás hubiese sobrevivido a los horrores que esos desgraciados le infringieron. –
-Mi esposo hubiese dicho todo lo contrario, le agradezco el gesto caballero. Ustedes saben dónde están mis hijas, no es así?-
Camus trago saliva, no quería mentir, pero tampoco dar falsas esperanzas y menos a quien podría ser su "suegra".
-Para serle sincero mi Lady, no estoy seguro. Desde hace cinco años siete Arcángeles caminan en cuerpos humanos. Son siete chicas maravillosas que junto a nosotros han protegido la Tierra y al Universo con todas sus fuerzas.-
Hathor lo miro con emoción.
-Arcángeles… La Fuente se compadeció de mi tristeza y ha despertado a los espíritus de mis niñas a través de sus Monads.-
-Eso parece mi Lady.-
-Y por casualidad tu esposa no es uno de esos Arcángeles?-
Camus solo asintió con una sonrisa, Hathor parecía recobrar sus fuerzas.
-Háblame de ella, como se llama, qué le gusta, es feliz?-
-Se llama Aurora, sus gustos… bueno… le encanta comer picante, observar las estrellas por las noches, y la aurora boreal, adora jugar como si fuese una niña, cuando se enoja arroja fuego… literalmente. Si es feliz… lo único que puedo asegurarle es que hago todo porque así sea. –
-Tienen hijos?-
-No aun no, aunque sé que ella lo desea tanto como yo. Creo que el ver crecer a nuestro sobrino nos ha concientizado de la responsabilidad que es traer un bebe al mundo.-
-Sobrino? Hay un bebe?-
-Si es, el pequeño Gael hijo de Mitchelle del rayo azul y de Kanon.-
-Kanon es otro caballero?-
-Bueno lo fue en un pasado, ahora es un General Marino de Poseidón, además de ser hijo del Dios Ares.-
-Ares! El señor de la guerra!-
-No mi señora, ahora es solo el Dios del impulso y de la energía vital, aquí todo ha cambiado y mucho.-
-Ese Kanon es hijo de él?-
-Si mi señora, él y su hermano gemelo Saga.-
Hathor apretó con fuerza el brazo de Camus a causa de su emoción.
-La historia se repite para corregir nuestros errores. Son ellos, por la Fuente!-
Camus paro unos segundos para tratar de calmar a la Diosa mientras que Mu se aproximó curioso y con el fin de ayudar.
-Mi señora desconozco lo que se vivió en aquella época, pero le aseguro que en esta era Kanon se ha comportado como todo un hombre de bien. Es un buen padre de familia y ama muchísimo a su esposa y al niño.-
Aunque la diosa parecía estar atrapada en otra perspectiva.
-Aurora y Mitchelle… y un pequeño…-
-Gael tiene cinco años mi señora. –
-Mi nieto, mis hijas… tenemos que detener a Seth antes de que los destruya.-
Camus solo observo en silencio a Mu, quién le hizo entender con la mirada qué no había de que preocuparse.
Shaina le daba su hombro a Radamanthys para que pudiese seguirles el paso.
-Qué vergüenza!-
-Es porque soy una mujer o porque soy una viviente?-
-Lo digo por mí y no por ti. No puedo creer que esa cosa me drenase mi energía así por así. Soy un Juez del Hades.-
-Esa cosa es una especie de Demonio, nadie está preparado para eso, ni siquiera los dioses.-
-Te agradezco tu ayuda, amazona.-
-No hay de que, para eso son los aliados, no lo crees?-
-Después de tantos milenios es extraño poder contar con aliados. En cualquier caso, admito que es muy agradable.-
Shaina se sonrojo ante las palabras del juez, hasta que Mu se paró junto a ellos.
-Necesitas ayuda mi amor?-
La peli verde trato de justificar sus amabilidades.
-Mi cielo, solo estoy… es que míralo esta pálido. –
Wyvern no quería iniciar una serie de mal entendidos.
-Tu mujer es hermosa caballero, pero yo tengo quien me espera en el inframundo y no me gustaría ser recibido a sartenazos a causa de un simple acto de galantería.-
Mu les detuvo y sostuvo la mano del juez para tomarle el pulso.
-Estás muy débil, esa bestia estaba por matarte.-
Así Mu le paso un cántaro al joven juez.
-Qué es?-
-Jugo de arándanos, te dará vitaminas, toma un poco. Ayudará en lo que asimilas la energía que te pasó Toth.-
-Te lo agradezco.-
-No hay de qué.-
Ahora fue el lemuriano quién relevo a Shaina, ofreciéndole su hombro al juez en lo que este recuperaba sus fuerzas.
Junto a ellos June, Toth y Milo observaban la escena, el escorpión estaba perturbado.
-Es increíble mi herida está casi sanada, sin embargo Radamanthys tiene una palidez espantosa.-
Toth le palmaria el hombro para reconfortarle.
-Con suerte tus heridas no fueron infligidas por Ammit, si el Juez sigue vivo es gracias al hecho que tiene un aura del inframundo. Un ser de nuestra dimensión ya estaría muerto.-
-Y porqué aun no asimila tu energía? –
-El proceso es lento, pero seguro. Insisto un humano ya estaría muerto con todo y que tuviese un súper cosmos. Así que cuídate y cuida a mi June, de lo contrario te arrancare cada uña de tus manos y pies una a una, lentamente.-
Justo cuando Milo creía ganar puntos.
-Podrías ya dejar ir lo de Vegas? Mira que June y yo seguimos felizmente casados.-
-Para el bien de tu cabeza, Heleno.-
Milo solo rodo los ojos, seguro que en el fondo aquella deidad debía tenerle un mínimo de aprecio.
…
Alejandría, Egipto.
Alecto sintió que su estómago estaba por desgarrársele del dolor. Shion la sostuvo entre sus brazos mientras buscaba la sombra de algún árbol para cubrirse, la ciudad estaba a escasos diez kilómetros a pie. En otras condiciones habrían llegado en un abrir y cerrar de ojos, pero el bloqueo en sus cosmos no les permitió tele transportarse hasta el destino deseado.
-Porque me duele más, ahora que antes?-
-Porque debemos estar cerca del portal.-
-No deberíamos alejarnos de él en vez de acercarnos?-
-El ojo de Horus y de Ra no tardaran en venir, el portal los traerá de alguna u otra manera. Si queremos liberarte de esta bestia y destruirla debemos esperar aquí. –
-Qué pasara si Seth nos encuentra primero?-
-Esperemos que no sea así.-
Alecto respiro profundo, hasta conseguir calmar por un instante aquel dolor. El lemuriano y la chica emprendieron su camino hasta llegar a la ciudad. El peli verde la condujo en dirección a un hotel no muy lejos del mar.
-Tú crees que nos dejen pasar, se ve que este sitio es caro?-
-No te preocupes que tengo saldo libre por parte de la Fundación Kido, además necesitamos asearnos y descansar, sobre todo tú.-
-Shion podríamos meternos en un lio si nos ven compartir una habitación. –
-Qué tiene de malo que mi esposa y yo compartamos la alcoba?-
Alecto se puso roja como un tomate y sintió como su pulso se le acelero al máximo.
El antiguo Patriarca le acaricio el pómulo para después apretárselo en un tierno pellizco.
-No hagas eso, eres demasiado linda cuando te sonrojas.-
Después cubrió la cara de la chica con la tela que sobraba de su turbante.
-Así nadie resultara ofendido, anda vamos, necesitas descansar.-
…
En alguna parte pasando la Franja de Gaza.
Antes de poder tomar otro medio de transporte seguro, los Dioses y Gael tuvieron que pasar ciertos tramos de su peregrinaje a pie. Ahora se encontraban en medio de una zona que había sido sacudida a causa de unos explosivos. Cuanto dolor existía en ese planeta, en ese mundo, durante sus cortos años de vida Gael había visto guerras sobre naturales pero nunca algo así de horripilante como lo eran las guerras entre humanos. Aquellos rostros desfigurados a causa del horror, los corazones vacíos de toda esperanza y algunos totalmente opuestos, aquellos que se aferraban a la vida y que se abrían paso en medio de tanta desolación. Ahora comprendía el sufrimiento de su abuelo Ares y las razones por las que se entregaba a su nueva misión apasionadamente. También comprendía las razones que llevaron a la Fuente a enviar a sus siete Arcángeles en persona, la promesa del arcoíris era la única esperanza que le quedaba a la lastimada raza humana.
Eris había logrado hundir al mundo en el sueño de la aniquilación, de la desesperanza y del dolor.
Horus llevaba en sus brazos al pequeño Gael quién miraba horrorizado un hospital que ardía en llamas.
-Qué les paso, necesitan ayuda!-
El señor del sol quiso morirse al ver como el chiquillo se le salía de los brazos corriendo rumbo a aquel sitio en llamas.
-Oye vuelve acá!-
Vishnu corrió detrás del niño y de su desesperado abuelo y ambos adultos se sorprendieron al encontrar al pequeño tomando la mano de una anciana que estaba tirada en el suelo, entre el humo llorando del dolor.
La luz arcoíris de Gael cubrió a la mujer, aliviando aquellos horribles dolores de sus quemaduras.
La mujer hablaba en árabe, pero no se necesitaba ser un traductor para comprender lo que decía.
-Bendito seas Ala por traerme la paz.-
Ella relajo su cuerpo y acaricio el rostro de Gael, así fue como los dioses se dieron cuenta que la anciana estaba ciega.
El aura de Gael le trajo paz, pero su hora había llegado y nadie podía ir en contra de esto. Así sobre la mirada llorosa y aterrorizada de un niño arcoíris de tan solo cinco años la mujer dio su último respiro y su alma le abandono. Horus se apresuró a tomar al chico entre sus brazos, aunque este forcejeaba.
-No! No puedes dejarles morir así!-
Gael daba fuertes patadas, era frustrante estar en medio de esos horrores y no poder hacer nada. En vano su abuelo intentaba disuadirlo.
-No podemos intervenir Gael, esto es una guerra entre humanos!-
-No! Mi abuelito Ares ya no fomenta la guerra, esto tiene que parar! Haz algo para que pare!-
-Y qué quieres que haga?-
Vishnú jalo el brazo del Dios sol.
-El niño tiene razón, no se trata de intervenir sino de tener compasión, nosotros fuimos creados para expresar ese rostro de la Fuente. No hay divinidad sin amor y sin compasión, lo único que queda después son los velos del ego, la ilusión que nos separa y destruye. –
A unos metros Shiva se las había ingeniado para tomar vestimentas de los médicos de Cruz Roja. Ahora tomaba la mano de una niña de no más de tres años que sangraba de la frente y lloraba a causa de su brazo quemado. Le hizo una seña a su homologo y Vishnú le paso unas vendas y algo de desinfectante que pudo recuperar de una de las ambulancias que asistían.
La pequeña se encontró en la mirada de amor protector del señor de la destrucción y de la nueva creación. Más allá que la energía del dios era esas muestras de amor, lo que llevaban paz a aquellas almas torturadas.
Horus se quedó sorprendido en medio de aquel caos de humo, y olores de muerte y sufrimiento, su nieto se abría paso para aportar un poco de paz a aquellos seres que sufrían. El señor del sol podía sentir el miedo en el espíritu de su nieto, pero este no era más grande que su deseo de detener el dolor de aquellas personas.
-Eres idéntico a tu madre, pequeño rojito.-
Quizás Gael no sabía nada de medicina, pero era consciente que una mirada compasiva y la luz del corazón de la Fuente podían obrar milagros. Aquella tarde esos cuatro brindaron su ayuda a aquellas víctimas del terror, con sus presencias y sus cuidados. Gael y su abuelo aprendieron que de nada sirve un gran poder si este no se usa en servicio de quienes lo necesitan.
Cuando la noche cayó y el último herido fue trasladado a otro hospital los cuatro retomaron su camino.
…
Shion salía de la ducha con apenas un pantalón de algodón blanco que le cubría. El lemuriano esperaba encontrar a la chica casi durmiendo pero en vez de eso tenía a una Alecto sentada en la cama vestida aun con el albornoz. Su mirada era vidriosa y un tanto vacía.
-No dejare que esa cosa te mate, eso te lo juro.-
-No jures lo que no está en tus manos cumplir, Shion.-
El lemuriano se dirigía al sofá, cuando se sorprendió al ver que la diosa se ponía de pie dejando resbalar aquel albornoz. Estaba desnuda frente a él y no era tonto para no percibir su miedo. Miedo a morir o mejor dicho a abandonar aquel envoltorio humano y quizás de una manera dolorosa. Miedo a que si Seth triunfase no habría ni un inframundo en donde rencontrarse.
-Dime Shion soy horrible?-
Aquella pregunta desubico al antiguo patriarca. Shion se acercó a la joven quién parecía más en un estado de sufrimiento que de seducción. La mano del peli verde acaricio suavemente su mejilla y sus ojos se clavaron en aquella mirada triste y casi vacía.
-Eres lo más hermoso que conozco.-
Un par de lágrimas se deslizaron de los ojos de la chica.
-Tanto como mi madre?-
-Más aun, eres la razón por la que me iría gustoso al mismísimo infierno.-
Después sus labios se posaron sobre los de ella, fue un beso tierno que hizo que ambos se deslizaran en los pliegues de aquella cama. En ese instante estaba solo ella, Alecto, su pequeño y divino desastre. Sus pechos eran tan suaves y su piel tan cálida que era imposible situarla como una deidad del inframundo. Quizás dentro de los más ardientes infiernos, ahí donde la pasión pierde el freno, donde la locura se vuelve delirante y el placer inunda cada partícula.
Vaya locura estaba haciéndole el amor a la hija de Hades y probablemente este lo empalaría si se enterase. Aunque viendo el panorama y las esperanzas que tenían de sobrevivir, más vale un momento de plenitud que una eternidad en vacío de un amor no consumado.
Los pantalones de Shion encontraron rápido su sitio en el suelo y Alecto sintió que estaba flotando al sentir los marcados músculos y la suave piel del Lemuriano. La beso con adoración, poco a poco sus piernas, su vientre, sus pechos en donde paso un poco de tiempo degustándolo con suavidad y con devoción. Ella se enredó con destreza en las caderas del guerrero llevándolo de camino a su interior. Parecía que el dolor no era un impedimento para que la chica disfrutase, hasta sentían que el cosmos de la serpiente perdía fuerzas en ese momento. Su boca se volvía loca cuando sentía la lengua de la chica adentrándose en busca de atrapar la suya.
Su ritmo fue calmo al principio lleno de besos suaves y de caricias que invadían cada parte en donde sus manos alcanzasen. Después el calor comenzó a traicionarles y el lado bueno de Shion se volvió posesivo, entrando con desespero y acelerando sus embestidas para placer de Alecto quién no pudo evitar dejar salir uno que otro gemido de placer. Más duro y más fuerte, hasta el punto de perder la consciencia y caer rendidos, desplomados el uno sobre el otro. Después unos besos y sus cuerpos se enredaron para buscar la seguridad y entregarse a una noche de reposo.
-Shion no quiero que este monstruo nos destruya, te amo.-
Este la estrecho aún más fuerte para que ella se acomodase en su pecho.
-Te hice un juramento y lo pienso cumplir, saldremos de esto Alecto, te lo prometo.
Los ojos de la chica lo miraron con incertidumbre.
-Y yo también te amo, pequeño desastre.-
