UN EQUIPO POCO CONVENCIONAL

Capítulo 3: Cena familiar, el ataque de los clones.

"Eis, lo siento, pero yo no puedo ir, tengo una… cena familiar".

Akane recordó esas palabras sin poder evitar una ligera sonrisa. Estaba segura de que si sus amigas hubieran sabido más cosas de esa cena no hubiesen dudado un momento en cancelar sus planes y acoplarse a dormir a su casa. Para ellas sería algo divertido, pero Akane estaba deseando que esa noche pasara lo más rápido posible, y todo por la presencia de una persona: Kaede Rukawa.

Y allí estaba ella, tomando un baño mientras intentaba escoger mentalmente la ropa que se iba a poner. Salió de la bañera mientras se enrollaba el pelo en una toalla, y entró en la habitación. Se sorprendió al ver lo ordenado que estaba todo, sus ojos aún no se habían acostumbrado a ello. Y es que la chica había pasado toda la tarde anterior recogiendo la ropa, los libros y otros objetos que hacían de su habitación un caos, por orden de sus padres. Si se tratara de una situación cualquiera habría pasado de ellos, pero sabiendo que al día siguiente vendría Rukawa, prefirió hacerles caso, sabía que el chico entraría en su cuarto, y no quería darle demasiados motivos para meterse con ella, prefería que el tema fuera a la inversa. Le dio un último repaso a la habitación, y al ver que todo estaba en orden, se plantó delante del armario. Al abrirlo se topó con un gran problema "¿qué me pongo?". Y en su gravísimo dilema mental, al mirar el reloj llegó a una conclusión: tenía que elegir algo, y ya. Finalmente escogió unos pantalones blancos y una camiseta roja que dejaba a la vista sus hombros. Se soltó el pelo, mostrando una larga melena rizada que caía por su espalda, y mientras se echaba espuma (mucha espuma --) llamaron al timbre.

"¡Akane, baja a recibir a los invitados!"gritó su madre.

La chica bajó las escaleras, y antes de estar abajo del todo se cruzó con la mirada indiferente de Rukawa.

"¡Cuánto has crecido, Akane¡Y qué guapa estás!" le dijo la madre de Rukawa, dedicándole una sonrisa. Mientras, su hijo reía por lo bajo, por lo cual, cuando dejaron de prestar atención a los "enanos", Akane le dio una colleja a Rukawa.

"Eso ha dolido, idiota" se quejó él.

"Lo sé" Akane sonrió.

"¬¬…"

"¡Venga, a cenar!" les gritó una voz a sus espaldas, interrumpiendo su disputa. Ambos le hicieron caso.

Cinco minutos más tarde ya estaban todos sentados comiendo el primer plato. Para la desgracia de Akane, le habían sentado al lado de Rukawa. Los dos chicos, que estaban algo incómodos, intentaban ocupar toda su atención en el plato de tempura que tenían delante, sin apartar la vista ni un momento.

"Pues Akane al final las aprobó todas. Y que conste que en el trimestre anterior no suspendió por hacer el vago, era para darle emoción y eso... " explicaba la señora Satô, empezando a cabrearse recordando "viejos tiempos".

"¿Haciendo el vago?" preguntó Rukawa a Akane por lo bajo con cierto sarcasmo en la voz.

"Ya ves, tanto tiempo contigo… Eres una mala influencia." contestó la chica.

"Vaya, qué suerte. Yo no sé qué tengo que hacer con Kaede, no hay manera de que rinda en los estudios..." se lamentaba la señora Rukawa.

"Es que por mucho que el cerebro también esté en funcionamiento mientras duermes no sirve para tanto… Y más si tenemos en cuenta que despierto tampoco hace mucho"pinchó ahora Akane.

"Sí… Sé que también te he pegado eso" respondió él.

"Bueno, pero el chico tiene talento en el baloncesto, aparte de muchas admiradoras" el padre de Rukawa entró en la conversación, dando a entender que se sentía orgulloso de su hijo.

"¿Admiradoras?" se interesó el padre de Akane. "Pues ya sabes, que deje a cualquier chica antes de prometerse con Akane" Después de escuchar esta frase, Akane y Rukawa empezaron a toser descontroladamente.

"¿Estáis bien?" les preguntaron todos.

"Eh...Sí, supongo, es que no he oído bien la última frase" respondió Akane, algo nerviosa. Por su lado, Rukawa seguía tosiendo.

"Sólo era una bromita" tras esas palabras del señor Satô, los dos jóvenes suspiraron aliviados.

"Yo más bien intentaba respirar…" comentó Rukawa de nuevo en voz baja, pero esta vez sin sarcasmo.

"Me alegro de que por fin estemos de acuerdo en algo..." corroboró Akane. Y con esto pactaron una tregua de silencio que duró hasta el postre.

Mientras, sus padres hablaban del enorme potencial de Rukawa para el baloncesto y lo mucho que había crecido Akane (aunque su apenas metro sesenta no era nada comparado con el casi metro noventa del chico). Y a la hora del postre…

"¿Dónde está?" preguntó la madre de Akane desconcertada.

"¿Dónde está el que?" dijo la madre de Rukawa en el mismo tono.

"¡El postre!" se notaba ironía en la señora Satô.

"¿Pero no lo hacíais vosotros?" comentó el señor Rukawa, quien prefería pensar que todo era una broma, pues se moría de ganas por probar un postre casero.

"No...Al final os dejé un mensaje en el contestador¿no lo habéis oído?" explicó la madre de Akane.

"Creo que sé lo que ha pasado..."la madre de Rukawa miró a su marido con cierta rabia. "Así que no miraste el buzón de voz..."

"Pues...no..." Todos cayeron al suelo al estilo anime.

Y después de meditarlo un rato llegaron a la conclusión de que lo mejor sería ir a comprar helado (aunque estaban en diciembre). Rukawa fue el elegido para ir a comprar, y con una larga lista de helados de varios sabores y bajo las amenazas de su hambriento padre, se levantó de la mesa.

"Yo paso... Id vosotros" se quejó por última vez el chico.

"Kaede..." amenazó su padre.

"Ok... Estáis colgados, estamos en diciembre, cuando estéis en cama con hipotermia me lo contáis..." Rukawa se fue maldiciendo por lo bajo. Pero se olvidó de un pequeñito, diminuto, chiquitín pero muy crucial detalle…

"¡La cartera, campeón!" le gritaba una cansada Akane al chico que tenía a unos cinco metros de ella mientras seguía corriendo hacia él y se ponía bien la chaqueta que había cogido antes de salir. Al oírla y darse cuenta de que se la había olvidado en casa, paró. "Se dice gracias" Le espetó la chica.

"Déjame, tengo sueño"

"Ah, claro, que tú te duermes con los lunnies, y como ya han salido..." Akane bromeó.

"Qué graciosa..."

Y entre disputas llegaron a la dichosa heladería. Nada más llegar, Akane oyó cuchicheos a sus espaldas que la pusieron bastante nerviosa. De repente, un ejército de adolescentes hormonadas pasaron al lado suya, algunas de ellas empujándola, y se hicieron sitio al lado de Rukawa, quien ni siquiera se inmutó al verlas, aunque cuando empezaron a hablarle podía leerse claramente en su cara la frase "qué pesadas...".

"¡Eh, vosotras!" la patrulla de chicas con uniforme de animadoras y pompones (sí, si, es que estas chicas no se olvidan de Rukawa ni en sus ratos libres, deben formar parte de una secta o algo...) se giró hacia Akane, quien las miraba enfurecida.

"¿Qué te pasa¿Y quién eres¿QUÉ HACES CON RUKAWA? Kyahhhhhh!" contestó la que parecía ser la jefa de ese grupo de locas en minifalda.

"Que me habéis empujado, Akane Satô, NO TE IMPORTA." Akane aún alucinaba¿cómo podía haber chicas tan idiotas?

"Como miembro oficial del club de fans de Rukawa tengo la obligación de saber cualquier cosa".

"-No, si yo entiendo que como capullas sin dignidad, aix, quiero decir, como miembro oficial del club de fans y toda esa mierda, tienes la obligación de saber cualquier cosa… QUE TE INCUMBA ¿NO? Y… esta es una de esas que no lo hace¿o sí Kaede?" Akane le dio un codazo.

"¿Qué te pasa ahora?" dijo éste.

Mientras, se escuchaban gritos histéricos en plan "kyahh¡ha hablado!", pero hubo un murmullo general al escuchar la frase de Akane.

"Lo ha llamado Kaede..." se decían unas a otras.

"Sí… Rukawa es su apellido… vaya mierda club de fans" comentó Akane.

"¿Quién eres tú para nombrar el sagrado nombre de Kaede¡Ah¡Lo he dicho!" ahora quien más lo flipaba era Rukawa, si por ellas fuera se celebraría una fiesta a nivel nacional en su "honor".

"Sagrado nombre de..." Akane empezó a reírse de mala manera. "¿Os queda algo de dignidad? xDD por Dios, con esas faldas…"

"¡Cállate!" Interrumpió la pava principal. "¿Quién te crees que eres para decirnos eso?"

"Ohhhh, mi querida y dulce Barbie" La miró de arriba a abajo con desprecio, Rukawa pagó los helados y se fue con su acompañante camino a su casa.

"Esas chicas son unas repelentes." decía Akane con rabia. "¡No las soporto!".

"Vaya, ya tenemos algo en común" casi susurró el chico.

Llevaban por lo menos seis tarrinas, y se repartieron las bolsas. Incluso tuvieron una conversación medio decente, y a los cinco minutos de camino, Akane se tropezó con un trozo de asfalto levantado. Rukawa, quien no estaba a falta de reflejos, logró cogerla por la cintura antes de que cayera de boca al suelo.

"Gra...cias" logró pronunciar Akane, algo sorprendida. Pronto entendió que no podía quedarse mucho tiempo así, e involuntariamente se giró hacia el chico.

"Qué patosa" Rukawa llevó una mano a la cara de la chica para apartarle un poco de helado de fresa que le había salpicado, posiblemente de una tarrina mal cerrada, al casi caerse. Akane se sonrojó de tal manera que tuvo que girarse rápidamente y seguir caminando.

Una vez en la casa, en lugar de ponerse a comer el postre en bols y con cucharitas como las personas civilizadas, como cada uno quería un sabor diferente empezaron a comer el helado de la misma tarrina con cuchara grande. Y, debido a los continuos y odiosos comentarios de sus padres, Akane y Rukawa acabaron en la habitación de ella con sus respectivas tarrinas.

"¿Aún no te vas a dormir?" bromeó Akane mientras se quitaba la chaqueta y la colgaba.

"No si antes puedo reírme de ti un rato..." entonces él recordó algo "¡Mierda! Me he dejado la chaqueta en el Ryonan.

"Jajajaja xD"

"Pues a mí no me hace gracia, seguro que la ha cogido el enano ese de las notas..."

"xDDD Que va hombre, la he cogido yo".

"Ah, gracias, dámela"

"Sí claaaaro".

"Eh tío, ni que la quisieras para algo".

"Claro que sí, la voy a subastar".

"¿Pero qué dices? A demás¿quién la va a querer?"

"Te daré una pista: Kyahhhhh".

"O.o NO ¬¬".

"Ohhhh sí".

"No... no eres capaz" dijo riendo nerviosamente.

"Ohhhh sí".

"Que no, vete tú a saber que harán con la chaqueta".

"Te daré una pista...".

"No importa ¬¬".

"Jajaja xDDD Oksss".

"Si no me la das la buscaré yo" Rukawa se fue al armario.

"¿A dónde vas!" se interpuso en su trayectoria "¿Tú no sabes que en los armarios de las chicas no se mira?"

Él sólo la ignoró y siguió su camino.

"¡Quieto chiquitín!" Akane comenzó a pegarle en vista de que era la única opción para detenerle "Te-esto-dando-la-paliza

-de-tu-vida".

"Au, no, no me pegues, no puedo soportarlo, me muero" se quejaba falsamente y con voz aburrida, finalmente, abrió el armario y recuperó su chaqueta.

"Mi dinero T.T" lloró ella.

Estuvieron hablando un rato más hasta que Rukawa tuvo que irse.

"Mmmmm... Bueno, yo me voy...".

"Oksss, ya nos vemos..." se despidió tristemente ella.

"No ha sido tan malo al fin y al cabo".

"Tienes razón, podría haber sido peor".

"Jeje, venga... buenas noches" Rukawa salió de la habitación.

"Hasta luego" Akane rió satisfactoriamente, se había olvidado de nuevo la chaqueta.


Este capítulo lo hemos subido muy deprisan.n (es que lo corregimos el día que subimos el dos U.U). Esperamos que os guste ymuxas asias por los reviews (por favor, seguid con ellos, estamos faltas de amor T.T). Ybueno... na' más.

En el próximo capítulo:

Sayaka: Anda! Si son las warras del Ryonan!

Nae: Pero cállate que están cabreadas!

Sayaka: A mí esas no me dan miedo.

Akane: Cuando estés sin dientes me lo cuentas...

Atsuko: SHHHHHH! Ke por el otro lao vienen los del Shohoku... ¿les hemos hexo lago pa' ke estén enfadados?

S&N&A: Nooooooooooooooo ¿tu crees? ¬.¬

Atsuko: Mira el lado "bueno" Sayaka, tú te vas acompañada xD.

Sayaka: No me lo recuerdes ¬.¬ Aunque por alguna extraña razón me siento más ligera n.n

Nae: Será que no llevas compresa.

Akane: La vida es una surpreeeeeeeeeeesa (8)

Sayaka: La otra -.-U

Akane: Se xuuuucla com una cumpreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesa (8).

Atsuko: Eh tío... ya basta de soltadas... Nos vemos peña!

75 restante de Marauders: Xaueeeeeeeeeeets!

N.A.S.A