Declaimer: Este fic esta basado en la historia "Relación Peligrosa" de Ebony Clark, yo solo la adapte un poco a los personajes de JK. Ante cualquier demanda, comunicarse con mi abogado...
"Amor en Custodia"
Por Lady Verónica Black.
Capítulo Dos
¿Sospechosa de qué...?"
Lily desvió la mirada hasta sus zapatos cuando el hombre clavó sus ojos en ella. Había pensado que pasaría desapercibida si no llamaba demasiado la atención. No quería que el accidente del día anterior se repitiera y finalmente la despidieran de todos modos. Y por otro lado, Florence había sido muy clara aquella mañana.
-"Si vuelves a dejarme en evidencia delante de cualquiera, estás despedida. No creas que me engañas con esa cara de mosca muerta".
Lily se había disculpado y había reprimido el deseo de enviarla al diablo. Por nada del mundo pensaba dejar que alguien como Florence McKendrie arruinara su mejor empleo y la enviara de vuelta a San Jorge. Antes aceptaría aquella pequeña humillación. Y lo haría sumisamente, tal y como lo había hecho aquella mañana. Era solo que… No entendía porqué el señor L'antino, a quien nunca había visto antes más que en las portadas de las revistas de moda, quería verla.
Niccolo L'Antino…
Aún entendía menos porqué la habían hecho ir hasta su despacho con mentiras. Hubiera obedecido igual si le hubieran dicho que la despediría L'Antino en persona. Lo miró de reojo mientras él atendía una llamada de teléfono con expresión impaciente. Era bastante alto, podía apreciarlo mejor ahora mientras su figura se recortaba contra la ventana del despacho y hablaba desde su teléfono celular en un tono confidencial. Unos veinticinco años, talvez veintisiete… Al volverse hacia ella para sentarse en la butaca frente al escritorio de caoba descubrió que el castaño de sus ojos adquiría distintas tonalidades según incidía la luz en ellos. Le pareció más atractivo que el día anterior y se ruborizó al notar que comenzaba a imaginar tórridas escenas entre ambos que la excitaban. Debía controlarse, no estaba bien que pensara esas cosas de alguien que apenas si conocía, no estaba bien siquiera que las pensara. Él no era un pueblerino de San Jorge. Y decididamente no era Stuart Wilson, ni alguien parecido. Él era James Potter. Jefe de no se qué importante departamento, objetivo sexual de las fantasías de Florence McKendrie y por lo tanto, sujeto completamente prohibido para ella. En definitiva, el tipo de hombre que jamás la citaría en su despacho o en cualquier otro lugar al menos que sea para despedirla.
Sin embargo, allí estaban. ¿Acaso ese hombre quería ver como se humillaba? Él no lo sabía, pero se humillaría hasta el final si era necesario… Haría cualquier cosa excepto vender su cuerpo con tal de seguir trabajando para esa empresa. Y empezaba a temer que incluso ese pequeño límite moral sería vencido si él continuaba mirándola de aquel modo.
-"Susan, le he dicho antes que no me pasara llamadas…" -su voz era peligrosamente suave al dirigirse a la mujer al otro lado del intercomunicador. Lily imaginó a la mujer temblando al otro lado de la línea.
Era bien sabido que Niccolo L'Antino era famoso en el mundo por tres hechos: el primero, sus hermosos diseños destinados a vestir a las más elegantes e influyentes mujeres. El segundo era que consideraba a la mujer como un objeto que debía ser vestido o desvestido según la ocasión. Y la tercera, y más preocupante en ese momento, era su talante arrogante y malhumorado, y su ideología de que el resto del mundo debía soportarlo a cualquier precio solo por ser él. Se preguntó si L'Antino contrataría a su personal con su mismo perfil. Lily se preparó para lo peor cuando el hombre cortó la comunicación del intercomunicador y la miró fijamente a los ojos.
En realidad, Lily pudo descifrar su expresión disgustada al analizar en silencio su aspecto. Cruzó las manos a la espalda con nerviosismo, rezando porque no reparara en sus viejos y desgastados zapatos de gamuza. No eran precisamente bonitos, pero le resultaban cómodos y además, odiaba tirar a la basura algo que había recorrido tanto camino junto a ella. Aunque, no le molestaría comprarse un par nuevo si tuviera el dinero necesario para ello... Se movió con disimulo hasta ocultar los pies tras las patas de la silla.
-"¿No quiere sentarse, señorita Evans…?"
Ella vio como echaba una rápida ojeada a su agenda electrónica que no cesaba de sonar y después centraba nuevamente su atención en ella.
-"Por favor…" -indicó con un gesto la silla de cuero negro, y ella sin saber más que hacer obedeció. Y sin poder evitarlo, su boca se abrió para comenzar su propia defensa. No se marcharía sin antes luchar por su empleo.
–"Señor Potter, yo…"
En dos minutos, ya se había disculpado por el percance en los pasillos y por el desafortunado episodio con su spray anti violadores, a eso había añadido la disputa que ella y Florence habían tenido a primera hora de la mañana. Florence la acusaba de estropear un diseño y enviar a la máquina de corte una cantidad enorme de tela que no era la elegida por ella. Lily había intentado que le creyera. No tenía ni idea de quien lo había hecho, pero no había sido ella. Al final, harta de soportar sus insultos y con la firme convicción de que la propia Florence había sido la responsable y de que solo buscaba una excusa para despedirla, no había podido evitar mandarla al diablo. Se lo contó todo con la mayor sinceridad posible. Al terminar, el hombre la observaba como si tuviera ante sí a alguien que había perdido el juicio.
-"Señorita Evans…No se de qué demonios me habla. Y con sinceridad, sea lo que sea lo que le haya pasado con Florence McKendrie esta mañana, no me interesa."
-"¿Ah, no?" –Lily tragó saliva, confundida y avergonzada.
-"No. La he hecho llamar por otro motivo."
-"¿En serio?" -se sintió estúpida e inexperta. Trató de colocarse en una de esas posturas de mujer experimentada que le había enseñado Wen sin mucho éxito. El resultado fue que la silla cayó hacia un lado al inclinarse demasiado sobre ella. El señor Potter se apresuró a ayudarla, aunque fue demasiado tarde. Lily había caído de bruces sobre la fina alfombra de forma no muy elegante, se levantó de un salto, estirando su ropa como pudo y ordenándole a sus mejillas que volvieran a ser de un color que no fuera el rojo. Potter la observaba con fastidio e hizo una especie de mueca con los labios que demostraba sus molestia.
-"¿Se encuentra bien?" -preguntó con voz áspera y tono amable, pero con un deje de fastidio muy notable para su interlocutora.
-"Oh, si… Muy bien. Gracias, señor... Entonces, yo no…"
-"No está despedida, Lily."
-"¿De veras? ¿Puedo quedarme…?" -entornó los párpados, extasiada por el movimiento de los largos dedos de él que martilleaban acompasadamente sobre la mesa.
-"Si promete estarse quieta, no tocar nada, no tirarse al suelo de cabeza y no sacar otro frasco de ese gas letal que lleva consigo, le contaré de qué se trata todo esto. ¿Cree que podrá hacerlo, Lily?" -nada más decirlo, la ojiverde se tensó sobre su asiento. ¿Qué se había creído ese tipo? Ella no era ninguna tonta, por supuesto que podía permanecer quieta sin que apenas notaran su presencia. De hecho, no pensaba siquiera respirar para demostrarle que no era un completo desastre-. "Buena chica."
Ella no contestó, aunque su comentario le molesto... ¿'Buena chica'? ¿Acaso tenia pinta de perro? Sabía que no era especialmente agraciada, pero... ¿un perro?
James la miró con fijeza durante un buen rato, sin decir una sola palabra, solo analizando sus facciones. A Lily le pareció que él buscaba algo en su interior, como si esperara que de repente, algo en ella cambiara. Se removió incomoda en la silla y empezó a estrujarse las manos con nerviosismo. ¿Qué le pasaba a ese hombre? Parecía que estuviera buscando algún tipo de tesoro en su rostro. Si estaba buscando algo en ella, ¿algo como qué? Le inquietó la profundidad de su mirada, que se teñía de destellos dorados y cobrizos según como la luz del atardecer, que entraba por el ventanal, iluminaba su rostro.
-"Bien, señorita Evans. Ahora debe concentrarse, ¿de acuerdo? Voy a mostrarle unas fotografías y las mirará detenidamente" -Lily no comprendía una palabra de lo que estaba ocurriendo. Su mente trabajaba a toda prisa mientras hacía lo que él le había pedido. ¿Alguien más del taller estaba implicado en el asunto del diseño estropeado de Florence? ¡Por Dios, tampoco era para tanto! Casi tuvo ganas de reír y declararse culpable para evitar aquella ridiculez. Claro que por la expresión seria del hombre, supo que si lo hacía, a él no iba a parecerle nada divertido.
Cuando hubo terminado de mirara todas las fotografías, lo miró con cara de "está bien, he sido yo, que alguien llame al alguacil". Siempre le había gustado aquella frase que había escuchado en una divertida comedia de la que no recordaba el título. Potter no pestañeó y volvió a señalar las fotografías con la mirada, furioso porque ella se lo estaba tomando como un juego.
Mujer estúpida… En ese momento, ya sabía que era el tipo de mujer de la que no podía esperar demasiado. El lío en que estaba metida y la ligereza con que se lo tomaba, fingiendo que no entendía nada, lo confirmaban. Chasqueó la lengua, contrariado al ver como ella elevaba los hombros y sonreía tímidamente. Una auténtica idiota, eso es lo que era la señorita Evans si pensaba que lo engañaba con su aparente aspecto de niña buena.
-"¿Y bien? ¿Nada? ¿Está segura? Mírelas otra vez… Por favor."
Lily obedeció. Vaya, ya comenzaba a cansarse. Si quería despedirla, ¿por qué no se limitaba a hacerlo y dejaba de interpretar aquel papel de detective de película de bajo presupuesto? Negó con la cabeza y suspiró.
-"Lo siento, no conozco a ninguno de estos hombres… Oiga, ¿sucede algo malo? Yo no sabía que esto era tan importante para Florence. Pero le juro que no es tan grave…"
-"Ya le dije que esto no tiene nada que ver con Florence McKendrie" -la interrumpió con tono cortante, sin dejar de mirarla.
-"¿Ah, no?"
-"No, señorita Evans."
-"Entonces, ¿con qué tiene que ver?" –de pronto, Lily sonrió y se sintió más tranquila al recordar lo ocurrido la semana anterior en el taller-. "Oh, ya entiendo… Es por ese maniquí que desapareció y apareció después, ya sabe, el del hombre con busto prominente… Deje que le diga una cosa. Le doy mi palabra de honor de que ninguno de esos pervertidos de sus fotos trabaja aquí. Y tampoco se trata de ninguno de los chicos de las mensajerías, ni de los que abastecen la cafetería. El tipo que le hizo eso al maniquí no puede ser nadie que yo conozca… A menos, claro está, que haya alguien que no haya sido del todo sincero con sus inclinaciones sexuales. Y en ese caso, ¿cómo espera que lo sepa algún otro empleado? ¿Cree que la gente va diciéndole por ahí a sus compañeros de trabajo que tiene otra tendencia sexual y que disfruta haciéndole eso a... un maniquí? Oiga, no creo que la gente de…"
-"Santo Dios, cállese, ¿quiere? Conseguirá volverme loco" –él controló un poco su tono al ver como ella daba un respingo, sobresaltada por su reacción-. "Solo mire las fotos y diga si está segura de que no le suena ninguna cara."
-"Ya le he dicho que no" -replicó.
-"Mírelas bien, Lily. Es muy importante."
-"Un momento… Ese hombre…"
-"¿Si…?" -James se inclinó sobre ella, esperanzado, con los ojos brillantes.
-"Se parece mucho a aquel actor mexicano, ¿recuerda?... El que interpretaba a uno de los abogados en aquella serie de médicos… Vaya, sí que se parece."
James reprimió el impulso inicial de dar unos cuantos puñetazos sobre la mesa y pegar un grito de frustración. Apretó los labios, convencido de que sin su ayuda, la atolondrada señorita Evans estaría muerta antes de que finalizara la semana. Ella lo miró, avergonzada al leer la censura en los ojos masculinos.
-"Por favor, no se enfade conmigo. No puedo permitirme perder este empleo, de verdad. Pero no se nada de lo que usted supone que debo saber, se lo juro. Así que si va a despedirme…"
-"¡Diablos, Lily! No tiene ni la menor idea de lo que pasa, ¿no es cierto?" -se pasó la mano por el cabello de forma frenética un par de veces y Lily observó que varios mechones caían desprolijamente sobre su frente y que lo llevaba más largo de lo usual, mucho más de lo que L'Antino solía permitir a sus empleados. La imagen de la firma era fundamental, le había dicho Florence en una ocasión, y mucho más la de los altos ejecutivos. Clavó los ojos en el rostro del hombre, segura ahora de que algo iba realmente mal. Ese hombre no…
-"Usted no me ha llamado esta mañana para despedirme, ¿verdad?" -le preguntó, temiendo que su respuesta no le iba a gustar nada.
-"No, señorita Evans." –dijo el hombre, luego de respirar profundamente, en un vano gesto de intentar controlarse frente a la pelirroja.
Ella desvió la mirada hasta su tarjeta de identificación y después volvió a mirarlo.
-"¿Se llama James Potter?" -suspiró aliviada cuando asintió con la cabeza. Pero al instante, él le mostró algo metálico que la cegó momentáneamente con su brillo, y que solo podía tener un significado. 'Problemas'. Y tal vez muy graves, a juzgar por su expresión. Él volvió a guardar la placa en el bolsillo interior de su chaqueta, y Lily tragó saliva con dificultad-. "¿Policía?"
-"Exacto" –le respondió lacónicamente-. "Soy detective."
-"Su encuentro conmigo ayer, no fue casualidad, ¿verdad?"
-"Es una chica lista... ¿Tampoco conoce a este tipo, señorita Evans?" -esta vez, extrajo unas cuantas fotografías de un sobre marrón, cada una con una secuencia de números y una breve reseña en el anverso. Lily se cubrió la boca con la mano para ahogar las náuseas. Se volvió y le hizo un gesto para que las guardara. Era la primera vez en su vida que veía un cadáver real y pensó que él no estaba siendo muy amable para tratarse de la tercera cita entre ellos-. "Lo lamento. Tenía que cerciorarme."
-"Oiga, no se que… Oh, Dios… Es horrible lo que le han hecho a ese pobre hombre…" -las rodillas le temblaron y él la sujetó por los hombros. Durante un breve instante, sus miradas se encontraron y Lily se apartó enseguida, avergonzada por su debilidad.
-"Lo es, Lily. Por eso tiene que ayudarme a encontrar a la persona que lo hizo" -la obligó a sentarse derecha otra vez y le sirvió un poco de coñac del mini bar que estaba en una esquina de la lujosa oficina. Ella lo rechazó, pero él insistió-. "Tómelo, se sentirá mejor."
Lily bebió un trago demasiado largo que le hizo toser por varios minutos. Sonrió tontamente cuando él le palmeó la espalda con rudeza.
-"¿Mejor?"
-"Gracias… Pero yo… Sigo sin saber… ¿Cómo podré ayudarlo? No puedo ni imaginar que conozca a alguien capaz de hacer algo así… Vaya… ¡Cielos, es horrible!"
-"Pero la conoce, Lily. De hecho, usted estaba allí cuando ocurrió."
Esta vez, Lily no pudo evitar lanzar una sonora exclamación.
-"¿¡QUÉ?... Pero, pero.. ¿qué dice… acaso se ha vuelto loco?"
-"El hombre de las fotografías es Jim Graham, ¿le suena?"
-"Ya le he dicho que no…"
-"Quizá si viera el aspecto que tenía mientras estaba vivo" -colocó frente a sus ojos una instantánea en la que se apreciaba a un hombre de unos veinticinco años, bastante más favorecido que en las fotografías hechas por el forense de algún depósito de cadáveres. Era muy atractivo, a decir verdad, cabello rubio, ojos verdes y una sonrisa de dientes perfectos.
-"Probablemente era modelo." –pensó analizando la postura elegante y arrogante del sujeto.
Lily creyó esta vez haberlo visto en alguna parte. Se mordió el labio inferior en un gesto inconsciente de inseguridad que cautivó a Potter. "No lo hagas, James. Nada de eso", se dijo mientras golpeaba ligeramente con su dedo índice la fotografía.
-"Espere… Es posible que lo haya visto… Pero no estoy segura… yo, no, no se... yo…"
-"No mienta, Lily."
-"¡No lo hago!" –Protestó y de pronto, pensó que dadas las circunstancias no estaba siendo demasiado paciente con ella-. "Oiga… ¿no debería leerme mis derechos o algo así? Tal vez deba llamar a un abogado, y tengo derecho a una llamada…"
-"No sea tonta, Lily. No está detenida" -dijo, evidentemente molesto por su desconfianza.
-"Entonces, no quiero seguir aquí con esto. Todo esto es… muy raro… Creo que me iré" -estaba a punto de levantarse, cuando la mano del hombre sujetó la suya con fuerza y tiró de ella hasta volverla sentrar en el asiento con rudeza.
-"Siéntese… Por favor, señorita Evans." –dijo el moreno con una mueca que simulaba ser una sonrisa amable.
Lily dudó un segundo. Aceptó cuando los dedos de él aflojaron la presión hasta soltarla totalmente.
-"Está bien. Pero dígame ahora mismo qué está pasando. Explíqueme eso de que yo estaba con ese hombre cuando murió" -exigió con toda la firmeza que su voz le permitía. Él rodeó la mesa y se apoyó en el borde de ella, quedando de pie frente a Lily a una altura desde la que podía vigilarla bien. Cruzó los brazos sobre el pecho antes de hablar con un tono firme que le puso el bello de la nuca de punta.
-"No murió, Lily, lo asesinaron" –aclaró la situación, ligeramente conmovido cuando percibió el estremecimiento del cuerpo femenino-. "Usted y Jim Graham se alojaron en un motel de las afueras el fin de semana pasado. Incomprensiblemente, Graham se registró con un nombre falso, pero usted fue tan tonta o inocente, o ambas cosas, para no ocultar el suyo. Poco antes de la media noche del viernes pasado, él abonó la cuenta del motel por adelantado. Pagó por todo el fin de semana. Para dos personas, dijo él al encargado. Lily Evans y Niccolo L'Antino, así fue como firmó en el libro de la recepción. A usted nadie la vio entrar ni salir. ¿No le parece extraño? Jim Graham hizo la reserva nada menos que a nombre de su jefe. Y ahora, Graham está muerto y usted viva. ¿Me sigue, señorita Evans?"
-"Yo no…"
-"Usted no sabe el lío en el que está metida, Lily. Pero sepa que si no me cuenta ahora mismo la verdad, necesitará ese abogado al que quería llamar. O peor aún, si no lo hace, es muy probable que lo que necesite sea un sacerdote."
-"¿Para confesarme?" -su pregunta era ridícula, pero es que la situación lo era más.
-"Y para absolverla de sus pecados antes de que pase a mejor vida, señorita Evans" -la asustó intencionadamente, esperando que ella reaccionara al fin y confiara en él-. "En serio, Lily. Quiero ayudarla. Pero tendrá que contármelo todo."
-"¡Pero yo no estuve allí!" –replicó la pelirroja.
-"Estuvo, señorita Evans. Y no era la primera vez. El encargado del motel nos mostró los libros de registro de las seis últimas semanas y su nombre aparece al menos en tres ocasiones" -la miró con cierto desprecio. Aquella chica era una inconsciente o una actriz excelente. Decidió quemar un último cartucho antes de pasar al plan B-. "Lily, tarde o temprano lo averiguaré. Puede ayudarme o puede seguir haciéndose la tonta. Es su vida la que está en peligro. Usted decide."
-"¿Mi vida?" -Lily pestañeó, confusa. Después de meditarlo un instante, abandonó el asiento, retándolo con la mirada a que la detuviera. James no se movió-. "Ah, no… usted no va a convencerme de que conozco a alguien a quien no conozco, de que estuve con ese hombre en ese motel, y mucho menos de que tengo algo que ver con el asesinato de ese hombre."
-"Píenselo bien, Lily" -la instó a reconsiderarlo.
-"No tengo nada que pensar, señor Potter" -respondió con terquedad-. "Jamás he hablado con ese Graham y apenas estoy segura de haberlo visto alguna vez. Y si no he hablado con él, comprenderá que mucho menos he ido a pasar un fin de semana con él en un motel. ¿Quién se cree que soy… Mata Hari… La Viuda Negra…? ¿Acaso le parezco capaz de hacer algo así? Potter, míreme bien… ¿tengo aspecto de salir siquiera con alguien como Graham? Por Dios, ese hombre no me hubiera rozado la mano sin desinfectármela antes..."
James la miró fijamente. A decir verdad, la señorita Evans no parecía el tipo de mujer en la que Jim Graham se fijaría. Desde luego, no podía imaginarla recreando el Kama-Sutra con Jim Graham sobre la cama de ese motel. Pero no podía dejarse engatusar por su mirada ingenua y su apariencia. A estas alturas de su profesión y de su vida personal, ya sabía que no se podía confiar en las mujeres. En ninguna. Y Lily Evans no era una excepción.
-"Le doy media hora para que recoja sus cosas. Vendrá conmigo" –ordenó implacable.
-"No lo haré." –le respondió ella con el mismo tono.
-"¿¡Acaso no lo entiende? Puede haber sido testigo de un asesinato..."
-"¡Pero no lo soy!" –Gimió sin apartarse de la puerta-. "Yo no vi nada…No estuve allí."
-"Es posible. Pero puede que el asesino crea que sí lo estaba. Lo de ese automóvil, anoche…"
-"¿Cree que alguien intentó atropellarme deliberadamente?" -preguntó, aterrorizada ante la posibilidad de que fuera así.
-"No lo sé..."
-"¡Lo cree!" –exclamó, abriendo los ojos horrorizada ante el descubrimiento-. "Por eso insistió tanto en acompañarme a casa…"
-"Y la acompañé, Lily" -sonrió a medias-. "He pasado toda la noche vigilando su apartamento. Por cierto, sepa que su vecina del cuarto piso, engaña a su marido."
-"¿Cómo que paso...? Un momento, ¿la señora Parker? ¡Eso es imposible!" -dijo, olvidando el tema del que estaban hablando, y recordando de pronto al buen señor Parker-. "Oh, pobre Oliver… Él la adora, ¿sabe? Hace turnos dobles en la fábrica donde trabaja solo para contentarla y comprarle regalos. Dice que algún día habrá ahorrado lo suficiente para comprarle a su mujer una gran casa con jardín en un barrio bonito en las afueras de la ciudad."
-"Seguro que es un buen tipo" -reconoció James, sintiéndose inexplicablemente afectado por la bondad de aquella mujer. Alguien quería matarla, pero a ella solo le preocupaba que la señora Parker le fuera infiel a su marido-. "Pero ella lo engaña con un chico que podría ser su hijo. Cabello castaño largo, a la altura de los hombros, ojos claros, delgado, no muy alto. Quizá viva en el mismo edificio. Usó una llave para entrar."
-"Por la descripción, podría ser ese chico… Martin Crandall" –Se frotó el mentón pensativa-. "Él y otro universitario comparten departamento en el sexto piso. ¡Quien iba a decirlo!... ¿Y cómo sabe que Martin no subía simplemente a su apartamento?"
-"El señor Parker salió del edificio a eso de las veintidós cuarenta y cinco. La señora Parker lo despidió con un beso desde su ventana. Crandall fumaba en la calle y el señor Parker lo saludó al pasar cinco minutos despues y nada más verlo desaparecer, Crandall entró rápidamente al edificio a eso de las . Poco después, a eso de las veintidós cuarenta y ocho ambos se estaban desnudando en el dormitorio del departamento de los Parker. Pude verlos desde la misma ventana desde donde ella acababa de despedir a su marido."
-"Vaya, qué mala suerte… Oliver Parker es un buen hombre, y adora a su mujer" –repitió ella tristemente. James recordó repentinamente que no estaba allí para consolarla porque el mundo la decepcionara.
-"Es mejor que venga conmigo, Lily, créame."
-"No puedo…"
-"Ya hemos hablado con el señor L'Antino. No debe preocuparse por su empleo."
-"¿Le ha dicho al señor L'Antino que soy sospechosa de asesinato?" -preguntó atónita.
Ahora sí que tenía que preocuparse por su regreso a San Jorge. De un modo u otro, su corta experiencia fuera de su pueblo natal había tocado su fin. Lo más probable es que no regresara allí directamente, quizá pasaría primero por algún correccional de mujeres donde alguna chica que la doblaría en peso y estatura, le daría unas cuantas lecciones sobre corte y confección… cosiéndole los botones de la camisa a la piel. O peor aún, su madre la visitaría cada domingo para recordarle lo ventajoso que podía haber sido aceptar a Stuart Wilson como esposo.
-"Estoy acabada. Florence McKendrie ya debe estar celebrándolo."
-"No sea tonta, Lily" -James apartó la mirada de ella, pues llevaba varios segundos fascinado con la expresión cómica de su cara-. "Nadie ha dicho que usted sea sospechosa. Y por otro lado, alguien que está muerto firmó con el nombre de Nicollo L'Antino en el motel. Su jefe tenía derecho a saberlo. De hecho, puede incluso que él fuera realmente el objetivo del asesino. Solo le hemos contado que quizá usted sea testigo de un delito y que necesitamos que se ausente por un tiempo para protegerla. Por su parte, el señor L'Antino ha aceptado que le asignemos protección hasta que este asunto se aclare."
-"Pero Wen… mi compañera de piso, ella podría quedarse conmigo mientras…"
-"¿Se refiere a Wendoline Alberta Hudson, la chica de los anuncios de la ropa interior de sabores?" -la interrumpió secamente.
Lily asintió. A Wen siempre le había avergonzado aquel pequeño desliz en su carrera como modelo.
-"Ella debía regresar hoy de…"
-"Las Vegas, lo sabemos. Una compañera suya nos habló de su amiga."
-"Entiendo…" -lo miró con rabia-. "Han estado investigándome, ¿no es así? ¿Y dice que no soy sospechosa?"
-"No sea ridícula, Lily. Solo intentamos que nadie le haga daño."
-"Pero no me cree cuando le digo que jamás he estado en ese motel y que no conozco a ese Jim Graham" -le espetó, abriendo la puerta con violencia.
-"¿Acaso se le ocurre alguna razón por la que alguien querría suplantar su personalidad?" -Potter había hecho la pregunta sin convicción. La reacción de ella, al encogerse de hombros, le sirvió como respuesta. La observó con fijeza nuevamente… Diablos, ella no era una chica corriente jugando a ser frívola y superficial, la gente no imitaba a las chicas como ella. La gente ni siquiera reparaba en chicas como Lily Evans, no muy bonitas y demasiado parlanchinas. Excepto él, quien se sentía profundamente intrigado por sus ojos verdes y su pelo rojo desordenado-. "La esperaré en los aparcamientos. Si no viene, subiré a buscarla personalmente."
-"¿Es una orden?" -inquirió, molesta por su tono autoritario.
-"Me temo que sí, Lily. Y por favor, no haga tonterías."
-"¿Qué cree que voy a hacer, escapar por la ventana del baño?" -Lily apretó los puños con rabia-. "Señor Potter… Puede que usted sea muy listo, pero le diré una cosa... No sabe nada de mí, no sabe nada de mi vida. No puede mirarme con esa expresión de perro sabueso y darme órdenes como si fuera mi padre… Y no puede decirme que tengo que resignarme a tenerlo pegado a mis faldas el resto de mi vida… No, señor, no puede…"
-"No pretendo ser su custodio el resto de su vida, Lily" -sonrió contra su voluntad. Ella estaba realmente encantadora con aquellos puntitos brillantes en los ojos y las mejillas encendidas. Borró la sonrisa de inmediato al ver como ella apretaba los labios furiosa-. "Solo mientras dure la investigación, solo hasta que sepamos más de la situación y si esto la puede perjudicar. Después, le prometo que no volverá a ver mi cara de… ¿cómo ha dicho antes…, ahh si, perro sabueso."
-"Oh, ¡váyase al diablo, Potter!"
-"Recuerde, Lily. Media hora, ni un minuto más. Si no está en el estacionamiento pasado ese tiempo, la bajaré en brazos delante de sus compañeros y le haré pasar la mayor vergüenza que pueda recordar, ¿ha comprendido?"
-"Sí, sí… maldito idiota insensible…" -masculló mientras se dirigía a su casillero para recoger sus objetos personales.
Continuara...
Nota de la Autora:
Buenas a todos! Hay no saben lo feliz que me han hecho con todos sus comentarios... soy feliz, feliz, feliz! Gracias por cada uno de sus reviews, me han encantado! WoW! A que no es un montón 29 en un primer capítulo? Jejeje, estoy pero súper emocionada con esto!
Como pueden ver nos hemos enterado un poco de porque James esta interesado en conocer a Lily, de ahora en más tendrán que estar juntos y no creo que esto vaya a terminar muy bien que se diga, al final parecía que se llevaban tan bien en el primer capítulo y ahora que paso... ¿ya se agarran como perro y gato? Jejeje será que se dieron cuenta q son muy distintos. Qué opinan sobre el asesinato? Tendrá algo que ver Lily con todo esto? Cómo rayos termino metida en semejante lio? Todo esto se ira respondiendo a su debido tiempo jojojo...
Ahh quiero hacer una aclaración, la verdad no me acuerdo el nombre de quien lo dijo en sus reviews, y la verdad ya varios me lo han comentado por mails y MSN... no es que Lily fuera la versión pelirroja de 'Betty la fea', ¡Por dios claro que no! Solo quise decir que no es una belleza despampanante con cuerpo de modelo. Es una chica normal, con un cuerpo normal, con una personalidad tímida con los hombres pero con carácter muy fuerte... solo eso, okis? Bueno, espero que esto no lo tomen mal, solo quería aclarar, no quiero que se imaginen a Una Lily tan fea, solo normal...
Bien, aclarado este tema, solo me resta volverles a agradecer por su reviews, pedirles que con este capítulo sean igual (o más jeje) de generosos con sus comentarios, y desearles lo mejor. Nos vemos pronto! Cuídense mucho! Un montón de besos de chocolate para ustedes!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
PD: Nos vemos dentro de dos semanas!
