Declaimer: Este fic esta basado en la historia "Relación Peligrosa" de Ebony Clarck, yo solo la adapte un poco a los personajes de JK. Ante cualquier demanda, comunicarse con mi abogado...
"Amor en Custodia"
Por Lady Verónica Black.
Capítulo 3
"Entre sostenes con relleno, medias agujereadas y gatos deformes"
Lily entró en el coche de Potter sin dejar de pensar que todo aquello debía ser un tremendo error y que todo esto debía estar sucediéndole a otra persona. En algún lugar del planeta existía otra Lillian Louise Evans, una que había metido la pata al juntarse con un tipo que ahora estaba en el depósito de cadáveres de la policía y que sin embargo, no tenía que sufrir la mirada acusadora de ese detective antipático. Estaba segura que era así.
Casi había anochecido. Vio como Potter conducía silenciosamente en dirección a su apartamento a pesar de que ella no le había dado su dirección. Realmente, la había seguido todo el tiempo. Al llegar, se metió a toda prisa en el ascensor, ignoró a la señora Parker cuando pasó junto a ella y abrió con rapidez la puerta de su departamento, sonriendo cuando algo peludo le pasó entre las piernas. Lanzó el bolso sobre el sofá y se inclinó para acariciarlo.
-"¿Wen…? ¿Wen…?"
Nadie contestó a su enérgica llamada. Lily suspiró.
-"Hola, Minino" -acarició nuevamente al animal y se volvió hacia Potter, haciéndole un gesto para que pasara-. "Oh, no se preocupe. No muerde. Es un encanto, siempre sale a recibirme, ¿verdad que sí, precioso?"
"Como no. Sabía que tendría un gato. Y que me aspen si no es el más feo que he visto en mi vida", pensó con cierto fastidio el moreno, mientras se tocaba la nariz para sofocar un estornudo.
-"¿Se ha resfriado, Potter?" -preguntó ella mientras cerraba la puerta a sus espaldas y tomaba al gato en brazos para hacerle unas caricias. Al pobre animal le faltaba la mitad de una oreja y tenía una especie de desprendimiento de retina en uno de sus ojos grises. Seguramente resultado de alguna pelea con algún otro gato callejero. A decir verdad, su aspecto era grotesco, con todo aquel pelo negro y blanco al que faltaban mechones irregulares en la zona del lomo. Sin embargo, ella le mimaba como si el bicho fuera descendiente directo de aquel gato negro que acompañaba a la bruja Sabrina en la televisión.
-"Soy alérgico a los gatos" -contestó, contrariado porque a la señorita Evans parecía alegrarle la noticia-. "¿Cómo se llama?"
-"Minino" -Lily dejó al gato en el suelo y lo miró, retándolo a espantarlo cuando rozó con su cola las piernas del hombre.
-"¿Tiene un gato que se llama 'Minino'?"
-"Ajá… Aunque en realidad, no lo tengo yo sola. Wen lo recogió una noche después que lo encontrara moribundo en el portal. Algún desgraciado se había divertido haciéndole 'eso' y lo había abandonado allí al ver que Wen se disponía a entrar. Debía sentirse especialmente sensible esa noche para hacer algo así porque ella odia los gatos, como usted."
-"Yo no los odio" -se defendió, molesto por su observación, añadió-. "Soy alérgico, ya se lo he dicho."
-"Bueno, da igual. Wen no los soporta" –se encogió de hombros-. "Pero esa noche su novio o algo así, la había dejado plantada… En resumen, tomo a 'Minino' y lo trajo al apartamento. Después, yo lo llevé al veterinario y cuando descubrí que Wen jamás asumiría la responsabilidad de alimentarlo cada día, lo adopté. Cuido de él desde entonces. Lo que me hace recordar…"
La siguió mientras ella se dirigía a la cocina. Se dio cuenta perfectamente de que ella había apagado el contestador del teléfono con desastroso disimulo. La lucecita roja del aparato dejó de parpadear cuando ella paso a su lado.
-"Debes estar hambriento" -llenó un recipiente de dos compartimentos con leche y comida de lata respectivamente, y se colocó en cuclillas para animar al animal a degustar su suculenta cena. Tras asegurarse que Minino quedaba satisfecho, se irguió y poniendo los brazos en jarras sobre su cintura, clavó en él su mirada curiosa-. "¿Y bien, Potter?"
-"¿Y bien, qué?" -James arqueó las cejas, divertido en el fondo por la pésima interpretación de la mujer.
-"Ya lo ha visto" –señaló a su alrededor-. "Puede que 'Minino' le parezca un peligroso delincuente del mundo del hampa de los gatos, pero es inofensivo. Y aparte de eso… A mi me parece que este apartamento es bastante seguro. Así que ya puede marcharse."
Él abrió la nevera como si no hubiera escuchado una sola palabra. Observó con desagrado que la dieta de Lily Evans era el fiel reflejo de ella misma. Una chica de pueblo que sobrevivía en la gran ciudad como podía y que quizá se mezclaba con quien no debía. Un desastre. Una porción de pizza de peperoni a la que faltaban un par de mordiscos, dos rollitos de primavera precocinados, algunas latas abiertas a medio usar y un par de trozos de pastel de chocolate. La miró y se apartó cuando ella cerró la nevera con brusquedad.
-"Está bien, lo confieso. No se cocinar. ¿Es un delito?" -inquirió, ocultando rápidamente un cartón de leche agria que acababa de descubrir junto al microondas-. "Además, siempre como afuera. Y Wen está siguiendo una dieta que comenzó desde los trece años… Ya sabe, barras energéticas y agua mineral. Ella tiene que cuidarse, por su profesión, ¿me entiende?… Pero le encanta ver como atiborro mi cuerpo con toda esta porquería. Y yo jamás defraudo a una amiga…Y además, bueno, no le interesa."
-"Solo quería tomar algo."
-"Oh… ¿Un refresco, quizá?" –no se lo dijo. Pero en su última crisis, Wen había terminado con las reservas de alcohol. Y todo por un tipo presumido que seguro que ni siquiera la merecía…
James se apoyó en la mesa y con un movimiento felino, atrapó la lata de gaseosa que ella le lanzaba.
-"Así que su amiga Wen no ha regresado de ese viaje" -comentó con fingida indiferencia.
-"Estoy segura de que llegará de un momento a otro" -mintió. La conocía lo bastante para saber que si no estaba allí, ya no la vería aquella noche. O su vuelo se había retrasado o había decidido quedarse en Las Vegas unos días más. Claro que no se lo diría a Potter. Solo le faltaba que quisiera quedarse toda la noche para fastidiarla con sus preguntas. Levantó las manos y las fue agitando en dirección a la puerta, en un gracioso gesto que pretendía recordarle donde estaba la salida-. "Bueno, señor Potter. Ha sido muy amable al acompañarme. Pero ahora… Me gustaría darme una ducha y acostarme. Adiós, señor Potter."
Ducha… Acostarse… Ambas palabras hicieron que James se atragantara con el refresco. Al momento, recompuso su expresión para mirarla con aquella mirada suspicaz que parecía querer leer en el interior de sus ojos.
-"¿Me ha oído, Potter?"
-"Perfectamente, Lily, pero no iré a ninguna parte. No puedo dejarla sola, dadas las circunstancias" -anunció con toda calma, a pesar de que ella había enrojecido de furia al escuchar la primera frase.
-"Ah, no… Usted no se quedará, ni pensarlo… No pasará la noche aquí" -Lily agitó la cabeza varias veces y caminó hacia la puerta. Él la seguía con la mirada-. "Le juro que no iré a ninguna parte…Oiga, le prometo que no haré ninguna tontería y repasaré mentalmente esas fotografías que me enseñó durante toda la noche, incluso las del tipo muerto… Pero no puede quedarse."
-"Sí puedo, Lily" -le mostró fugazmente su placa, sonriendo con sarcasmo.
-"Pero… Minino, eso es… Usted es alérgico, ¿recuerda?" –ella lo apuntó con el dedo y Potter se rascó instintivamente la incipiente barba que comenzaba a crecer-. "Créame, Potter… Se pondrá fatal. Le saldrá un sarpullido terrible y no podrá respirar bien… He visto a gente retorcerse en el suelo de impotencia y rascarse hasta levantarse la piel…"
-"Lily… Me quedo." -la interrumpió con tono cortante.
-"Está bien… ¡maldito cabezota!... ¡Entonces me iré yo!" -abrió la puerta y la cerró de un portazo al salir. James miró su reloj y esperó pacientemente. Si no se equivocaba con ella, no tardaría en recapacitar. La escuchó maldecir al otro lado. Bien. Treinta segundos. Ahora ella mascullaba algo entre dientes. Mejor. Abrió la puerta y se apartó para hacerla pasar. Lily lo miraba como si acabara de comprender que nunca se libraría de él.
-"Yo vivo aquí…" -murmuró, clavando los ojos en sus propios pies-. "No puedo marcharme… No puedo dejar a Minino solo… ¿quién se ocuparía de él hasta que Wen vuelva? Y esa idiota de Carrie Parker, engañando al pobre Oliver… debo hablar con ella… Y además, yo… No tengo a donde ir."
Eso no era del todo cierto. Siempre podía regresar a San Jorge, con mamá y Stuart Wilson. Pero, ¿cómo le explicaría a su madre que había regresado porque huía de un supuesto asesino que probablemente quería enviarla a hacer compañía al pobre y difunto Jim Graham? Aquello le provocaría un infarto. Suspiró, sintiéndose acorralada.
-"Lily" -la llamó y por primera vez después de aquel encuentro en la cafetería, su voz sonó amable. Unos dedos fuertes la obligaron a levantar la barbilla para mirarla. Se mordió los labios, avergonzada porque su contacto la había hecho enrojecer de verguenza. Él los apartó enseguida-. "Usted cuide de Minino, y yo cuidaré de usted, ¿de acuerdo?"
Ella lo pensó un instante. Era agradable que un tipo atractivo se dirigiera a ella en aquellos términos para variar. Aunque, por otro lado… ¡Qué tontería! James Potter solo se interesaba por ella porque cumplía con su deber.
-"Está bien" -se metió en su dormitorio y regresó al momento con unas mantas y una almohada. Las tiró al suelo, muy cerca de él-. "Le diría que utilizara la cama de Wen. Pero no quiero que la asuste si regresa en mitad de la noche. Puede dormir en el sofá."
-"El sofá estará bien" -aceptó, recogiendo las mantas y doblándolas bajo el brazo.
-"Dejaré que se quede solo por esta noche, Potter" -puntualizó-. "Mañana en cuanto amanezca, quiero que desaparezca de mi vida, ¿lo ha entendido?"
-"Lily…"
-"No, no, no…" -ella no le dejó continuar-. "Si no soy sospechosa y no estoy detenida, no hay ninguna ley que me obligue a tenerlo cerca, ¿me equivoco? No puede retenerme contra mi voluntad, Potter. Lo sabe muy bien."
-"Puedo pedir una orden judicial, señorita Evans" -se enfrentó a ella y durante una fracción de segundo, el movimiento sensual de aquellos pequeños labios que se abrían para protestar lo hipnotizó. Apartó la mirada con rapidez, molesto consigo mismo por dejar que provocara en él aquella extraña sensación. Añadió con tono cortante-. "La obstrucción a la Justicia sí es un delito."
-"Oh… ¡Váyase al diablo, Potter…! Escuchándolo, me siento como 'Lily, la descuartizadora'… ¿Quién se ha creído que es, 'James, el Sucio'? Sepa que no me impresiona su placa."
James reprimió una sonrisa. Realmente, Lily Evans era una chica… ¿cómo decirlo…? ¿distinta? Alguien quería asesinarla, pero lejos de llorar, ella se preocupaba por su vecina infiel y por su gato horrible.
-"Lily, dése esa ducha" -ella obedeció y caminó hacia el cuarto de baño, no sin antes volverse hacia él para tener, como ya sospechaba que era habitual en ella, la última palabra-. "¿Sí, señorita Evans?"
-"Lo haré. Pero no porque usted me lo ordene, James Potter. Lo haré porque me apetece hacerlo."
-"Buena chica."
En respuesta, ella cerró la puerta del baño con un fuerte golpe. James echó una ojeada a su alrededor. Lily tenía dibujos y muñecos de aquel oso amarillo de los dibujos animados por todas partes. En la puerta del dormitorio, en la nevera, en las estanterías… La imaginó durmiendo con uno de aquellos camisones infantiles estampados... Sonrió ante la imagen que vio en su cabeza. Lily Evans solo era una niña perdida en un mundo de adultos. Supo que debía protegerla, que tenia que hacerlo por ella. Deseaba protegerla… Pero ella tenía que mostrarse más receptiva o la enviaría al diablo y tendría que arreglárselas solita.
O o o o o OLily se mordió los labios mientras decidía si se acercaba o no. Había amanecido dos horas atrás pero dejó las luces apagadas para no despertarlo. Bueno, la verdad, mirando bien a ese Potter, así dormido no parecía tan fiero. Más bien, le recordaba a la dulce Bella Durmiente de los cuentos.
Aunque roncaba...
Sonrió para sus adentros. Bien. Puede que solo fuera un tipo corriente aunque lo bastante atractivo para que ella hubiera pasado la noche en vela recordando el tacto de sus manos. Pero a ella no le gustaba. Eso era evidente. James Potter solo la consideraba otra jovencita atolondrada por la que debía jugarse el pellejo una vez más. Y además, lo cierto es que no le apetecía para nada pasar la vergüenza de tener que explicarle qué hacía su ropa interior allí. No le apetecía que aquel tipo que la criticaba todo el tiempo con la mirada, descubriera que también tenía el defecto de dejar su ropa tirada porque ella y Wen nunca se habían puesto de acuerdo sobre donde colocar el cesto de la ropa sucia.
Se acercó sigilosamente. No parecía peligroso. Potter respiraba acompasadamente, lo que indicaba que debía estar teniendo algún sueño apacible que por supuesto no tenía nada que ver con su ropa interior perdida. Lily arrugó la nariz con disgusto al ver el bretel deshilachado del sujetador asomando bajo el cuerpo del hombre. Vaya… Minino había vuelto a utilizarlo como juguete. Tiró de la prenda con cuidado, deslizándola bajo la espalda musculosa del policía. Casi la tenía, solo unos centímetros más… De repente, unos dedos como garfios se cerraron sobre su muñeca y Lily apretó los párpados con fuerza, cuando sintió como algo frío y duro se aplastaba sobre su frente.
-"¿Evans…?"
Ella fue abriendo los ojos, poco a poco, al tiempo que su boca se abría para protestar y sus ojos se bizcaban al comprobar que no era una ilusión. No lo había imaginado. El cañón de un arma apuntaba entre sus ojos, justo entre las cejas. El brillo del acero la cegó momentáneamente. No podía creerlo… ¡Le estaba apuntando con su pistola! Se quedó muy quieta, rezando porque ese Potter no fuera otro de esos policías sicóticos con algún trauma ocasionado por los años de servicio, como los que salían en los reality-shows de la madrugada. Imaginó que él disparaba contra ella y la llenaba de plomo y el sofá preferido de Wen quedaba lleno de su sangre y tejido cerebral. Con el mal genio que tenía últimamente Wen era muy capaz de arrancarle la piel a Potter solo por el sofá. Ni pensar en lo que haría si se cargaba a su mejor amiga de un balazo.
-"Por favor, no me mate…" -dijo con un hilo de voz-. "Yo solo quería recuperar mi… mi…"
En un movimiento felino James se incorporó en el sofá, apartó el arma de su cabeza y la guardó en la funda de piel bajo la axila, ajustando la correa alrededor del pecho. La miraba como si ella fuera una demente extremadamente peligrosa.
-"¿Acaso se ha vuelto loca?" -Potter controlaba a duras penas su enfado-. "¡Le pude haber volado la cabeza!"
-"¿Yo me he vuelto loca…?" -Lily se apartó de un salto, ocultando en el bolsillo de sus jeans la prenda que había estado a punto de costarle la vida-. "Óigame bien… ¡Es usted quien me apuntaba con eso!"
-"¿Nadie la ha dicho nunca que no puede acercarse a traición a un policía semidormido?" –le espetó, restregándose los ojos y la cara como si aún no pudiera creer que aquello fuera la realidad-. "¿Es que quiere que la maten?"
-"En realidad, no. Pero ya veo que estando usted cerca, tengo una posibilidad de uno contra cien de mantenerme con vida" -replicó, sarcástica.
-"¡No me diga!" -Potter contuvo el impulso inicial de propinarle unos cuantos azotes para enseñar a aquella mujer a no meterse con los de su estatura. Pero al instante, supo que su interpretación de policía con modales de chico malo no daría resultado con ella. Aquella señorita Evans no parecía temerle. Ni a él ni a su preciosa Tammy, que era el nombre cariñoso con el que había bautizado a su arma reglamentaria. Aún así, quiso dejar bien claro quien estaba al mando. La apuntó con su dedo índice-. "Quizá, si no tuviera esa extraña fijación de abalanzarse sobre hombres indefensos, estaría a salvo, señorita Evans."
-"¿Que yo qué?… Pero, ¿quién diablos se ha creído?... Sepa que no me he abalanzado contra usted" -aclaró, avergonzada por lo que él estaba sugiriendo-. "Solo quería…"
-"Ya se. Recuperar su…" -con un ágil movimiento, metió sus dedos en el bolsillo de los vaqueros de ella y observó la prenda. Por su expresión, Lily supo que le divertía la situación-. "¿Qué es esto…un sostén? ¿Con relleno…? Lily… Usted es una buena chica, ¿verdad?"
-"Deme eso" -se lo quitó de un manotazo, odiándolo por el modo en que contenía una sonrisa-. "No tiene gracia."
-"Yo diría que sí. He estado a punto de pegarle un tiro a la mujer que se supone debo proteger. Y todo, por un sostén raído y con relleno que está para que lo tiren al tacho de la basura. Sí, Lily, aunque no le parezca es muy gracioso."
-"¡Váyase al diablo!"
-"Por desgracia para usted, señorita Evans, no me pienso ir a ningún sitio, soy su custodio hasta q hable con mi superior, y eso es igual a no separarme de usted hasta entonces" -se burló mientras contemplaba los inútiles esfuerzos de ella por ocultar el resto de la ropa que iba recogiendo de debajo del sofá. Se inclinó y tomó una media púrpura con agujeros en uno de los extremos, sacudiéndolo ante los ojos de ella con burla-. "¿Lily… necesita que le preste dinero?"
-"Qué chistoso..." -ella se lo arrebató con brusquedad-. "Me gustan así, ¿vale? Y no. No necesito nada de usted, Potter. Lo único que necesitaba era recuperar mi ropa antes de que un tipo sin escrúpulos y sin el más mínimo respeto por la intimidad husmease en mis cosas para burlarse de mí. Solo eso."
-"Así que se trataba de eso" -James se masajeó la nuca, recordando que el bonito sofá de Lily Evans era cualquier cosa menos cómodo. Añadió con el mismo tono irónico-. "¿Por qué no me lo dijo, Lily? Soy un caballero. Hubiera cerrado los ojos mientras usted recogía su atrevida lencería."
-"Bah…"
-"Es cierto, Lily. Lo hubiera hecho" -su expresión se volvió más seria esta vez. La miró a los ojos fijamente-. "Pero lo que no deber hacer jamás, es sorprender a un hombre armado, y mucho menos uno dormido ¿Lo promete?"
-"¡Oh, cállese, ¿quiere!" -Lily le dio la espalda, convencida en el fondo de que él estaba en lo cierto. Había sido un tremendo error. Pero no dejaría que la hiciera sentir como una tonta por ello el resto de su vida-. "¿Qué le ocurre? ¿Siempre ha sido así de antipático? ¿No cree en Santa Claus, los reyes magos, el ratón Pérez…? ¿Nunca le han dado una sorpresa, ni siquiera cuando era niño…?"
-"Nunca, Lily" -el tono seco de él le decía que no mentía-. "A los cinco años, descubrí que el ratoncito ese era mi padre, que se metía de noche en mi cuarto para colocarme una moneda debajo de la almohada. Fue una enorme decepción, créame. Nunca lo superé... Y para que lo sepa, odio la Navidad. Soy alérgico al muérdago, detesto que me hagan regalos y no creo en esas tonterías del espíritu navideño. Y si un tipo gordo con barba blanca y vestido de rojo se mete por mi chimenea sin permiso en medio de la noche, lo convierto en un colador sin pensármelo dos veces. Sin contemplaciones. Por eso sigo con vida, ¿entiende?"
-"Vaya… Sí que he tenido suerte" -Lily pensó que la vida de Potter debía ser terriblemente aburrida. Le pareció que las personas como él no confiaban en nadie, ni siquiera en chicas que tenían un gato deforme y que usaban la ropa interior hasta que se caía a pedazos.
-"Mucha suerte" -reconoció él y desvió la mirada hacia donde ella clavaba sus ojos abiertos y brillantes-. "Lily… ¿se encuentra bien?"
-"Oh… sí… eso creo" -titubeó, pensando en lo desagradable que había sido tener aquella pistola tan cerca de su cabeza. Tragó saliva, haciendo más ruido del que deseaba-. "Vaya… Nunca había visto un arma tan… cerca."
-"Siento haberla asustado" -ahora, James parecía sincero. No podía evitar que la expresión asustada y curiosa de ella despertara su compasión. Pero no debía dejarse llevar por las apariencias. Aunque las apariencias eran tan… Pero no. Lily Evans no era lo que aparentaba. No era una inocente chica de pueblo que desconocía los excesos de la vida en la ciudad, el sexo y porqué no, tal vez las drogas. Como mínimo, ella había conocido a ese Graham que ahora dormía en el depósito de cadáveres. Como mínimo, sabía muy bien lo que le pasaba a un hombre cuando ella lo miraba con aquellos ojos verdes que invitaban a perderse en ellos. Se regañó mentalmente. Quería besarla, probar su sabor. Solo para pasar la prueba de fuego y demostrarse a sí mismo que aquello no era más que parte de su trabajo. Es que esa pelirroja lo inquietaba… Le ponía furioso que ella se tomara el hecho de que alguien quisiera matarla como lo más natural del mundo. Le sorprendía que ella no fuera otra tonta histérica y malcriada, sollozando porque se había roto una uña. Se inclinó sobre ella y Lily cerró sus ojos nuevamente.
Potter era lo bastante alto como para que a su lado, ella pareciera tan insignificante como un insecto. ¿Y si estaba loco? Aquella placa que él le había mostrado como credencial… ¿Era auténtica? Bueno, en realidad, nunca había visto una de verdad. Es decir, nadie la había detenido antes. Y Potter… Bueno, no era un detective gordo con la camiseta sudada y una incipiente calva. Potter era mmm… atractivo. No. No era exactamente eso. Él era… muy atractivo. Abrió ligeramente uno de sus párpados para analizar sus facciones. Vaya… sí que era guapo. No como esos tipos que posaban para el calendario de L'Antino y que Wen solía invitar al apartamento. Esos eran sencillamente irreales. De otro planeta. Tan bien peinaditos, con la manicura hecha y la piel tersa como la de un bebé. Ella siempre se escondía en su cuarto hasta que se marchaban por temor a que al verla en su estado natural, con zapatillas y pijama desteñido, gritaran como en aquella película en la que los extraterrestres invadían la tierra apoderándose de los cuerpos de humanos. En una ocasión, Dylan Murphy, un joven de ojos azules y cuerpo de escultura griega, había pensado que se había equivocado de apartamento al despertar y descubrirla tomando sus cereales en el salón, había fruncido el ceño y, todavía desnudo, había lanzado una exclamación de horror antes de decir: "dime que esto es una pesadilla y que no me acosté contigo anoche". Por supuesto, ella había dejado que sufriera un par de minutos antes de confesarle que Wen había tenido que salir temprano para una sesión de fotos. Pero había sido divertido ver como el pobre Dylan palidecía. Aunque ahora, no era divertido que James Potter se inclinara sobre ella como si fuera a estrangularla y encima… Oh, no… él metía las manos en su bolsillo y…
-"Me parece que esto también le pertenece."
Lily abrió los ojos de pronto al escuchar su voz grave muy cerca de su oído.
-"No es bueno que las parejas anden por separado, ¿no cree?"
Lily asintió, notando como los dedos de él se movían fugazmente en el interior de su bolsillo para introducir en el otro de sus calcetines agujereados. Después, tomó aire y lo soltó en un exagerado suspiro que no pudo controlar.
-"¿Seguro que está bien, Lily?"
-"Perfectamente" -ella le dio la espalda-. "Pero no me gustan las armas. Concretamente, no me gusta que me apunten con ellas. Así que ya puede pensar en algo para deshacerse de ella si quiere tomar una taza de café en mi cocina."
-"¿Está chiflada, Evans?" - no era una pregunta, él ya había dado por sentado que era así. Añadió con tono sarcástico-. "¿Y qué espera que haga si el asesino de Graham nos sorprende? ¿Golpearlo con su sostén con relleno hasta dejarlo inconsciente?"
Lily no contestó. Le dirigió una mirada helada que no admitía discusión.
-"Lo lamento, Lily. No puedo desprenderme de 'Tammy'" -insistió Potter, temiendo que ella no daría su brazo a torcer y tendrían problemas.
-"¿Tammy?" -arqueó las cejas sin comprender.
-"Tammy" -repitió él, tocando ligeramente con los dedos el arma que guardaba en la funda de piel-. "Oiga, ya se que tiene intención de discutir por cada cosa que diga hasta que nos hagamos viejos, pero, ¿no podríamos hacer una pausa hasta después del desayuno? Me muero de hambre."
-"Ni hablar. Ni sueñe que pienso tenerlo cerca tanto tiempo" –Lily caminó hasta la cocina, ignorando que la seguía. Sacó un tazón y vertió una buena cantidad de cereales, y los mastico con fuerza sin importarle que el hombre la observara perplejo. Habló con la boca llena, una de las cosas que su madre le había enseñado a no hacer y que desobedecía por una buena causa: hacer salir corriendo a ese hombre de su apartamento-. "Y deje que le diga algo, James Potter… Usted no me da miedo. Puede que se comporte como un energúmeno, pero sepa que me crié en un pueblo donde los chicos tiraban piedras a las chicas al salir de la escuela y pegaban trocitos de lagartija secos debajo del pupitre. No me intimida… Y su querida Tammy tampoco."
-"Así que una chica dura..." -se burlaba de ella, otra vez-. "¿Es por eso su adicción a los spray anti-violadores?"
-"No se haga el gracioso, Potter" -advirtió y enrojeció cuando él se apropió de la única taza de café que quedaba y la tomaba de un trago, mirándola con expresión retadora. Minino los miraba a ambos, esperando que uno de los dos recordara que existía y escuchara su estómago rugir de hambre.
-"Parece que su gato piojoso tiene hambre, Lily" -comentó él con indiferencia y dejó que el animal metiera su hocico en su taza vacía. Minino olió el resto de café y se apartó con cara de pocos amigos-. "Será mejor que le de algo de comer o tendré que pegarle un tiro antes de que intente devorarnos."
-"No es un gato piojoso" -lo defendió y abrió uno de los armarios para buscar una de las latas preferidas del animal-. "Aquí esta… Mmm… Trocitos de pescado y pollo…"
Abrió la lata y antes de vaciarla en el plato de Minino, se detuvo frente a Potter, apuntándolo con el tenedor.
-"¿Tiene apetito, Potter?" - preguntó, torciendo los labios en una mueca divertida.
-"Lily… ¿Quiere que ese bicho horrible y yo compartamos el desayuno? ¿Está bromeando, no?" -lo cierto es que James ya se sentía de mejor humor. Lily Evans podía estar metida en problemas muy serios, pero tenía algo que no tenían los demás testigos a los que había protegido antes. Ella tenía un encanto natural, un modo especial de dirigirse a él, con el aplomo de un cobarde hacia el patíbulo y la sonrisa a flor de piel haciendo hoyuelos en sus mejillas. Sacudió la cabeza, enfadado consigo mismo. ¡Maldición! No tenía que sentir simpatía hacia ella, solo tenía que mantenerla con vida. Chasqueó la lengua, contrariado.
-"Oh, vamos… No sea tan arisco, Potter. Solo pretendía romper el hielo" -Lily se lavó las manos y después, cruzó los brazos sobre el pecho para mirarlo con fijeza-. "Está bien. Puede asearse un poco si quiere antes de irse."
-"Lily…"
-"No, no, no…" -ella adivinaba lo que seguía-. "Le dije que se quedaría solo una noche. Wen debe estar a punto de llegar y yo…"
James se dirigió hacia el contestador, lo encendió y pulsó el botón que reproducía los mensajes. Al instante, Lily corrió hacia él para apagarlo de inmediato.
-"¿Qué cree que está haciendo?" -le espetó, furiosa-. "¿La palabra 'intimidad' le sugiere algo, señor Potter?"
Él la apartó con amabilidad y se interpuso entre ella y el contestador. Lo encendió nuevamente y arqueó una ceja al escuchar una voz sensual aunque algo desesperada. ¿Wen? Por la expresión de Lily, supo que se trataba de su amiga.
-"¿Cómo se atreve…?" -Lily se tapó los oídos. Comprendiendo inmediatamente lo estúpido de su reacción cubrió con las manos las orejas del hombre. La segunda reacción fue aún más estúpida. James abrió la boca, sorprendido y la miro con una ceja alzada.
"Pero, ¿qué…?" Sujetó las manos de Lily por las muñecas y las mantuvo a buen recaudo mientras el mensaje se reproducía
-"Le digo que no puede hacer eso… ¡Es mi teléfono, mi mensaje, mí…!"
-"¡Lily… cállese!" -él la empujó con suavidad, haciéndola caer sobre el sofá. Apenas podía entender lo que Wen decía. Solo frases sueltas, pero quizá la señorita Evans tuviera una explicación convincente para todo aquello.
"Lily, perdóname… No intentes localizarme… un buen lío… me pondré en contacto contigo…"
Todo entre sollozos. Imposible entender una sola palabra más. Lo escuchó un par de veces, mientras Lily pataleaba en el sofá y la mantenía quietecita con una sola mano. Al terminar, clavó en ella sus ojos de… ¿cómo lo había llamado?... perro sabueso.
-"Con que su amiga estaba a punto de llegar, ¿eh?… Lily, ¿por casualidad, hay algo que quiera contarme que se haya olvidado de mencionar?"
-"No. Pero si me suelta en este instante no demandaré al departamento de policía" -rechinó los dientes al hablar.
-"¿Demandarme? ¿Y puede decirme porqué, señorita Evans?" -James pensó que tal vez se estaba excediendo en su papel. Pero por otro lado… Lily se veía encantadora luchando inútilmente contra su brazo para escapar de su prisión.
-"Lo sabe muy bien. ¿O tampoco le suena la palabra 'secuestro'? Por lo que se, es un delito federal, Potter" -le gritó, procurando parecer valiente y controlando el temblor de sus labios.
-"También lo es ocultar pruebas a la policía en una investigación por homicidio" -añadió con ironía-. "¿Alguna otra duda, señorita inteligente?"
Lily se mordió los labios. La rabia le impedía pensar con sensatez. Wen estaba en un lío, otra vez. Pero mientras ese hombre se pegara a ella como su sombra, su amiga no buscaría su ayuda. Cuando solo tenía quince años, Wen había sido detenida por complicidad en el robo en unos grandes almacenes. En realidad, ella no había tenido nada que ver. Pero la chica que iba con ella había huido antes de que los agentes de policía pudieran comprobar que era ella quien había sustraído algunas prendas. Wen odiaba correr. En general, odiaba cualquier tipo de esfuerzo físico superior a levantarse de la cama. Siempre decía que daba gracias a Dios por tener un cuerpo que no necesitaba cuidados, solo debía comer sus barritas dietéticas. Pero nada de ejercicio. Nada de carreras. De hecho, la habían atrapado porque había preferido tomar el ascensor en lugar de huir por la escalera de incendio. Y después, sus padres habían logrado que los amables agentes borraran del expediente de su hija aquella pequeña mancha… a cambio de una buena suma. Los padres de Wen disfrutaban de una posición más o menos acomodada. Le enviaban una cantidad mensual para sus gastos cuando ella no tenía trabajo y estaba sin dinero. Eso era la mayoría de las veces, pero habían jurado que si se metía en líos de nuevo no volvería a ver su asignación. Y ahora Wen… bueno, no podía estar segura. Pero su voz sonaba a un lío enorme, nada de una simple discusión con su romeo de turno. Sonaba a LIO con letras mayúsculas, brillantes, y escritas con un reactor que ahora sobrevolaba la cabeza de Lily. Se zafó como pudo de las manos de Potter, que ya había extraído la cinta del contestador y la guardaba en el bolsillo de sus pantalones.
-"¿Qué hace?"
-"Evitar que destruya una prueba. Se la enviaré a un amigo para que trate de precisar desde donde se hizo la llamada."
-"¿Porqué? Wen no tiene nada que ver en esto" -¿lo tenía? Lily fingió que confiaba firmemente en sus propias palabras.
-"Eso lo diremos nosotros. Para empezar, esa llamada es bastante sospechosa, ¿no le parece?" -estudió el rostro de Lily, tratando de ver algo que la delatara. Por suerte, toda ella era una confesión. Lily Evans mentía peor de lo que disparaba su spray.
-"Por favor, Potter… No me diga que es usted del tipo de personas que creen que hay una conspiración detrás de todo. ¿Acaso hace analizar cada hamburguesa que come por si intentan envenenarlo?" -probó la táctica de mostrarse graciosa. Pero por la manera en que él encogía los hombros, no estaba funcionando.
-"Sí. Confieso que a veces lo hago, y más aun cuando creo haber detenido al empleado alguna vez. Y ahora, cierre el pico…... Me volveré loco si no resuelvo este caso cuanto antes" -la última frase la había pronunciado en voz baja y para si mismo, pero no lo suficiente bajo como para que ella no lo escuchara. Ignoró la expresión malhumorada de la mujer y señaló con un gesto el dormitorio-. "¿Tiene que recoger su bolso, crema para la cara, maquillaje...?"
-"No se pase, Potter. Se lo advierto."
-"Está bien. Vamos" -tiró de ella hacia la puerta.
-"¿Adónde…?"
-"No haga preguntas…" -iba a silenciarla con una de sus miradas duras y calculadas, pero supo que ella se clavaría los pies en el suelo antes que seguirlo sin una explicación que la convenciera. Suspiró cansado de ese juego-. "Quiero que unos compañeros míos escuchen la cinta."
-"Quiere localizar a Wen, ¿no es cierto? Para mezclarla en toda esta locura… ¡No se lo permitiré!"
-"Lily… Quizá Wen no lo sabe, pero su vida podría correr peligro" -no quería alarmarla, pero ella debía comprender que aquello no era un simple juego.
Ella titubeó.
-"¿De veras lo cree?" - preguntó con un hilo de voz.
-"No lo sabemos. Pero, ¿no querrá cargar con la muerte de Wen sobre su conciencia, verdad?"
-"No" -musitó. James abrió la puerta del apartamento y le hizo un gesto con la cabeza para que saliera.
-"¿Me acompaña o no?" -al ver que ella se despedía de su gato con un fuerte achuchón, sonrió-. "Buena chica, vamos"
Continuara...
Nota de la Autora:
Hola a todos! Cómo les va? Espero que bien... Bue, se que había dicho que actualizaría en dos semanas pero al ver el gran número de personas que me han dejado un review no pude dejar de lado esto y pensar que se merecían que actualizara antes de lo previsto. Pero no se acostumbren mucho a esto jejeje, solo es por una ocasión especial, aunque si sigo teniendo tan buena aceptación, quien sabe... tal vez haga el plazo de espera un poco más corto, depende todo de ustedes... jejejeje XD
Pasando al fic, se que es un capítulo medio bobo y que no hay gran cosa (nada de romance, ni acción, o grandes secretos revelados...) pero en mi opinión es bastante gracioso, además vemos como ya Lily y James tienen más confianza el uno con el otro y van revelando sus verdaderas personalidades (como x ejemplo que James la moleste y le haga chistes en todo momento; y que Lily le ande todo el día peleando todo lo que dice). Aunque hay un dato bastante curioso, la llamada de Wen... al parecer se metió en algún lio y Lily tendrá que ayudarla, el problema es que mientras james la siga a todos lados no podrá hacer mucho...
Bueno, mi tiempo se acaba igual que mis ideas sobre que poner en esta nota, así que solo me resta pedirles que pongan muchos reviews, y agradecerles muchisisisisisismo a todos los que me pusieron uno en el anterior capítulo, me han encantado todos! GRACIAS! MUCHAS GRACIAS!
Cuídense mucho, un montón de besos de chocolate para ustedes!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
