Declaimer: Este fic esta basado en la historia "Relación Peligrosa" de E. Clark, yo solo la adapte un poco a los personajes de JK. Ante cualquier demanda, comunicarse con mi abogado...
"Amor en Custodia"
Por Lady Verónica Black.
Capítulo 4
Lily observaba de reojo a cada persona que se movía a su alrededor. Algunos iban uniformados. Otros eran delincuentes de poca monta o prostitutas que se peleaban con el agente de turno mientras no cesaban de repetir que todo era un error. Supo que algunas de las personas que no llevaban uniforme, pero que se movían con total libertad en el interior de la comisaría, eran detectives vestidos de civil. Como Potter...
Lo miró a través de la cristalera, restregando con nerviosismo las manos. Parecía un poco alterado. Se pasaba las manos por el cabello en un gesto inconsciente de nerviosismo y gesticulaba, señalándola varias veces. Él hombre que hablaba con él debía ser su superior. Lily deseó en ese momento tener la habilidad de poder leer los labios, de esa forma podría saber de qué hablaban tan animadamente. Aunque era inútil siquiera que lo intentara. No lograba captar una sola palabra. Pero hubo un instante… Podía ser una tontería, pero le pareció que Potter la miraba con excesiva compasión. Le preocupó que fuera así. No era una muy buena señal. Desvió la mirada hacia otro lado. Una mujer muy alta, de cabello rubio platino permanentado y labios rojo fuego, le hizo un guiño desde su asiento.
-"Nena… ¿tienes un cigarrillo?"
-"No, lo siento… No fumo."
-"Ey, pequeña… ¿quieres ver una cosa?"
Lily negó con la cabeza y clavó los ojos en sus zapatillas, apabullada por el modo en que la mujer la miraba.
-"Chisssst… Dale, mira un poco... te va a gustar..."
Como insistía tanto, Lily no pudo evitar echar una miradita pequeña por el rabillo del ojo. Al momento, la mujer se levantó la corta falda de raso y Lily comprobó con disgusto que no llevaba ropa interior. Y bueno, algo más... Que no era una mujer. Sintió que enrojecía de pies a cabeza. La risa de la mujer… o lo que fuera que sea, resonó en sus oídos durante un buen rato, a pesar de que un policía que había visto lo sucedido la había regañado duramente.
-"Pórtate bien, Dolores. Y no vuelvas a enseñar tus 'gracias' a nadie, ¿quieres? No querrás pasar otra noche en el calabozo ¿no?"
La tal Dolores encogió los hombros, no sin antes lanzar a Lily un provocativo beso que deslizó desde sus rojos labios hasta la palma de su enorme y velluda mano.
Mientras en el despacho del capitán, James comenzaba a perder la poca paciencia que tenia.
-"¿Capitán, en serio me está diciendo que no vamos a hacer nada para protegerla?" -su voz estaba cargada de impotencia. La miró fugazmente, furioso porque en el fondo sabía que sin él, la señorita Evans no tenía una sola posibilidad de sobrevivir.
-"Cálmate, Potter" –respondió el capitán Furlong, que también miro de reojo a la pequeña pelirroja sentada en el pasillo frente a su oficina. Torciendo los labios en una evidente mueca de disgusto prosiguió-. "Vaya, no la imaginaba así. Tan... tan.. tan así."
-"Capitán… Se que cree que hace lo correcto, pero se equivoca" -continuó con su discurso pre-preparado para convencerlo de que él tenia razón en lo que decía-. "Si dejamos que esa mujer salga a la calle sola, sin protección alguna, será como apretar el gatillo directamente en su cabeza, créame... Seremos responsables de su muerte y lo sabe."
-"¿Te has vuelto idiota, Potter?" -Furlong se impacientaba. Rascó su incipiente barba canosa y dio un par de golpecitos a su prominente estómago con un rostro congestionado de dolor.
-"¿Otra vez la úlcera?" -James le acercó un vaso de agua y el hombre lo bebió mientras tragaba un par de tabletas de antiácido-. "¿Mejor?"
-"A ver… Corrígeme si me equivoco" –el capitán, arrugó el ceño-. "Dices que esa chica es la principal testigo de nuestro caso. Sin embargo, ella niega conocer a Graham y haber estado en el motel donde lo asesinaron. Y además, quiere demandarnos porque tú no dejas de perseguirla y acosarla con tus preguntas, ¿es así, Potter?"
-"Más o menos, pero…"
-"Entonces..." -lo interrumpió, cada vez de peor humor-. "Si ella niega haber visto u oído nada y se niega a cooperar… ¿puedes decirme qué clase de maldito testigo es, Potter?"
-"Nuestro maldito testigo asustado y vulnerable, capitán" -respondió James con voz firme-. "Se que ella está relacionada con todo este asunto, lo se señor… Aunque aún no se como."
-"¿Has comprobado los archivos, número de la seguridad social, permiso para conducir…?"
-"Por supuesto que lo hice. Diablos, Furlong, ¿acaso me tomas por un novato?" -le molestó que pusiera en duda su profesionalidad. Al parecer, el capitán creía que se había encaprichado con la idea de convertirse en el ángel de la guarda de Lily Evans. Nada más lejos de su intención. Intuía que alguien como Lily podría enredarlo peligrosamente en algo que estaba seguro no seria de su gusto en esos momentos.
-"¿Y bien?"
-"Tenemos siete Lily Evans en el estado. Dos de ellas descartadas, fallecieron antes de que Graham naciera."
-"¿Y el resto?"
-"Una maestra de escuela jubilada y retirada felizmente con su marido, una trabajadora social, una anciana de setenta años que vive en un asilo, y una monja" -informó con desgana.
-"¿La trabajadora social?"
-"Está limpia por completo. Vive completamente entregada a su labor con los niños del orfanato McCullen. Teresa de Calcuta parecería una aficionada a su lado."
-"Entonces, solo nos queda tu Lily" -comentó el capitán, y no se le escapó el modo en que James reaccionaba a su comentario. James apretó los dientes y los puños, como si quisiera destrozar el mobiliario. ¿Acaso el capitán estaba sordo?
-"No es 'mi Lily', capitán" -replicó con tono controlado, y frío.
-"Pues lo parece por como te comportas. ¿Comprobaste sus huellas? ¿Tenemos algo que la relacione con el escenario del crimen o con el cadáver de Graham?"
James negó con la cabeza.
-"Pero tenemos su nombre en el registro del hotel" -replicó-. "Por alguna razón, alguien quería ser ella mientras mantenía un romance con un Graham que quería ser L'Antino. Es de locos, lo sé. Tal vez su amiga…"
-"Oh, claro, su amiga" -Furlong se mostró sarcástico-. "O tal vez el oso Yogui, o el jodido y encantador pájaro Tweety… Potter, ¿en serio crees que existe un complot para implicar a esa chica de ahí afuera en un asesinato…? ¡Por Dios! Mírala bien… Es demasiado corriente. El mundo no se molesta en conspirar contra chicas como Lily Evans. Amigo, el mundo ni siquiera sabía que Lily Evans existía antes de todo este lio."
James no quería mirarla en realidad. Ella tocaba las fibras más sensibles de todo su cuerpo sin proponérselo. Sin embargo, le dedicó una mirada fugaz y se masajeó la nuca, pensando como podría ayudarla.
-"Está bien, está bien…" -Furlong lo apuntó con el dedo-. "Siempre consigues salirte con la tuya, maldito cabezota… Asignaré un par de hombres para que la vigilen durante un par de días. Pero nada más, ¿entendido? Si no sucede nada, le retiraré la vigilancia y 'tu Lily'' tendrá que arreglárselas solita."
-"Oh, eso es perfecto" -ironizó-. "No la conoces, Furlong… Los echará a patadas en cuanto los huela a diez metros suyo. Eso si no salen huyendo antes de ella. Necesita un custodio permanente, no que un par de policías la vigilen de lejos."
-"¿Y qué quieres que haga entonces, Potter?" -el capitán se estaba empezando a impacientar-. "No puedo obligarla a recibir protección si no desea ser protegida."
-"Deje que yo me ocupe de su protección, seré su custodio hasta que sepamos de que va todo esto" -trató de disimular el tono exigente de su petición.
-"Ni hablar... ¿Acaso has perdido el juicio? Mira Potter, tengo al alcalde pegando gritos desde ayer porque alguien que se hacía llamar como uno de los principales benefactores de su campaña ha aparecido asesinado en un motel de mala muerte a las afueras de la ciudad."
-"¿L'Antino es amigo del alcalde?" -inquirió sorprendido el moreno.
-"Y de su esposa también. Diseña el vestuario de la señora Mathews desde hace años..."
-"Capitán, escúcheme..."
-"No, escúchame tú a mi. ¿Quieres decirme como le explico al alcalde que no tenemos la menor idea de lo que está sucediendo, y que mi mejor agente esta como custodio de una muchacha a la que no le sucede nada?"
-"Te prometo que buscaré respuestas. Pero no me pidas que arroje a Lily Evans a los leones así como así."
-"James… ¡Dios! Por favor, entiéndeme... Ella no es Rosie, James... Por favor, no lo olvides."
¡Diablos! ¿por qué había tenido que mencionar aquello otra vez? James lo miró con un resquicio de rencor en los ojos.
-"Ya se que no es Rosie, capitán" -replicó con voz ronca-. "¿Cree que olvido alguna vez que ninguna volverá a ser Rosie?"
-"Bien. Porque te necesito en el caso" -insistió con terquedad, aunque su voluntad se quebraba por momentos.
-"Capitán Furlong… Nathan" –lo llamó por su nombre de pila, como solía hacer cuando pretendía que la amistad entre ambos prevaleciera sobre las decisiones que Furlong tomaba como capitán-. "Ella es el caso. Tienes que creerme… Y todavía me debes tres meses de vacaciones, no lo olvides."
-"¡Mierda!" -Furlong derramó su taza de café sobre el escritorio-. "Está bien… Lárgate de una vez, Potter. Te doy dos semanas de permiso, ni un día más… Si no averiguas nada en ese plazo dejarás que tu obra de caridad regrese a su aburrida vida. ¿Me das tu palabra?"
James lo pensó. Dos semanas… Sería suficiente. Tenía que serlo.
-"Tienes mi palabra. Otra cosa, capitán... ya se que no es el procedimiento habitual, pero es que ella… bueno, no sabe cuanto puede llegar a protestar" -sonrió a medias-. "Quizá podrías…"
-"No" -la respuesta fue rotunda.
-"¿No? Pero si no sabes lo que te voy a pedir."
-"¿Crees que soy estúpido, Potter? Te conozco muy bien…" -retiró con brusquedad los papeles manchados de café y pulsó el intercomunicador. Nadie contestó al otro lado y Furlong resopló. Miró a su amigo con los ojos entrecerrados-. "Quieres que engañe a esa pobre chica y que interprete por ti el papel de policía malo, ¿no es eso?"
-"No exactamente. Pero me ayudaría que hablaras con ella y la convencieras sutilmente de que en calidad de testigo de un caso por asesinato debe acatar todas mis instrucciones."
-"Ya veo" -ahora Furlong parecía divertido. Echo otra ojeada a Lily y soltó aquella risita irónica que Potter no soportaba.
-"No sé de que te…"
-"Claro que no" -le palmeó la espalda sin dejar de sonreír-. "Escucha, James. Te daré un consejo de amigo… Deja que le peguen un tiro y te ahorrarás muchos disgustos en un futuro."
-"No se de qué me hablas" –dijo el detective mirando de reojo a su viejo amigo.
-"Claro que no" –respondió el hombre con una astuta sonrisa.
-"¿Lo harás?"
Furlong escribió algo sobre un papel con el membrete de la policía y se lo entregó.
-"Si se pone terca dile que esto es una orden judicial que la obliga a que se mantenga pegadita a ti mientras dure el caso. ¿Crees que haya visto alguna antes?"
-"Lo dudo."
-"Entonces no sabrá que es falsa. Pero si hay problemas, negaré haberla firmado, ¿está claro?" -pulsó de nuevo el intercomunicador y en esta ocasión, una voz dulce lo saludó al otro lado. Su eficiente agente que hacía las funciones de secretaria era nueva y si Furlong seguía comportándose como un viejo tirano, también pediría el traslado como la anterior. Una pena, porque de todas, esta era sin duda la única que podía comprenderlo. Al principio, la voz de Furlong sonó tan dulce como la de la joven. Pero solo duró un segundo-. "Oye, preciosa… ¿Dónde narices te habías metido? ¡Llevo más de media hora llamándote!"
James contuvo la risa mientras observaba a través del cristal como la joven recepcionista agitaba sus dedos hacia él y le guiñaba un ojo como saludo. La saludó también con una suave sonrisa y un guiño igual que el de ella. Miro a la preciosa rubia y no pudo dejar de pensar que Susie seguía tan bonita como de costumbre. Escuchó la conversación con evidente buen humor.
-"Papá, deja de gritar, ¿quieres? Ya sabes lo que ha dicho el médico. Nada de tensión" -le regañó cariñosamente-. "¿Has tomado tu medicación contra la úlcera?"
Furlong rechinó los dientes.
-"Nunca debí dejar que tu madre me convenciera…" -gruñó.
-"¿Prefieres que salga a patrullar las calles, papá?" -lo amenazó Susie, que solo había aceptado aquel empleo porque Furlong no podía evitar tener pesadillas desde que ella se coloco el uniforme.
-"De acuerdo, nena. No te enfades" -su tono se suavizó.
-"De acuerdo. Ahora… Respira profundamente papá, tal y como te enseñó el doctor… ¿más tranquilo?"
-"Sí, cariño"
-"Bien... ¿Qué quieres?"
-"James se toma vacaciones, Susie" -anunció y le dirigió una mirada hostil al hombre junto así que lo miraba burlonamente-. "No quiero que vuelva a pisar mi despacho hasta dentro de dos semanas. Si se atreve a cruzar esta puerta antes, tienes mi permiso para utilizar contra él tu arma reglamentaria y volarle los sesos. ¿Crees que podrías hacer eso por mí, tesoro?"
-"Papá, qué tonterías dices… Sabes que adoro a James. Quiero que sea mi padrino de bodas" -le lanzó una sonrisa chispeante desde su silla, y Jame son pudo más que reír quedamente imaginándose que la respuesta que le había dado a su padre lo pondría hecho una furia-. "Pero le dispararé a las piernas si eso te hace sentir mejor."
-"¡Susie! Ya te lo he dicho mil veces… ¡No vas a casarte con un extranjero blandengue y estudiante de arte!"
Demasiado tarde. Ella ya había cortado la comunicación. Furlong clavó los ojos inyectados en sangre en James.
-"¿La has oído? ¡Quiere casarse! Con ese muchacho que querrá que se cambie de religión y se vista como una hippie loca… ¡Ni hablar! Mis nietos no viviran en medio de una misión en África… ese tipo no se que quien se cree que es para…"
-"Capitán… Tengo que irme" -abrió la puerta, seguro de que si no se marchaba ahora le tocaría consolar a Furlong durante el resto del día.
-"No lo olvides, Potter… ¡Dos semanas!"
No lo olvidaría. Pasó junto a Lily, que no se había movido de su asiento.
-"¿Han encontrado a Wen?" -preguntó esperanzada.
-"Aún no. Pero están trabajando en ello" -mintió-. "Tendrá que venir conmigo, Lily."
Ella iba a protestar, pero Potter le mostró fugazmente el pedazo de papel sin valor que Furlong había garabateado.
-"¿Quería una orden, señorita Evans? Aquí la tiene."
Vio como ella fruncía el ceño al leer el papel.
-"¿Cómo se que no me está engañando?" -Lily se mostraba desconfiada.
-"¿Prefiere quedarse un rato más en la comisaría y hablarlo más tarde con mi superior?"
Lily desvió la mirada hacia su derecha. Dolores seguía allí, expectante, provocativa, deslizando sus manos esposadas por sus musculosas piernas en dirección a su corta falda. Vaya, al parecer, no tenía alternativa. Al menos, Potter parecía ser quien decía ser.
-"Iré con usted" -se detuvo en seco al recordar algo-. "Pero quiero llegar viva a mi próximo cumpleaños, ¿sabe? Así que nada de apuntarme con su Tammy o como se llame, ¿de acuerdo?"
-"De acuerdo" -contuvo un suspiro de alivio cuando ella lo siguió dócilmente hasta la calle.
O o o o o O-"¡Vaya!"
James apartó la vista de la carretera un segundo. Ella parecía entusiasmada ante la idea de resolver aquella investigación, aunque solo fuera por la esperanza de no tener que continuar disfrutando de su compañía. De hecho, se había mostrado más que comunicativa en la comisaría y había sido una niña obediente con el oficial. Había examinado con suma atención cada una de las fotografías de los sospechosos habituales con la misma tranquilidad que si examinara el book de fotos de su amiga Wen. Incluso había agitado un par de veces sus enormes y espesas pestañas cuando Fuentes le había ofrecido una taza de café. No era de extrañar. Fuentes era un tipo atractivo. Cabello claro, ojos azules y una complexión atlética que era el anhelo secreto de más de una de sus compañeras. ¿Ese era el tipo de hombres de Lily Evans? Imaginó que sí. Todas las chicas tontas y con la cabeza llena de pájaros como ella soñaban con tipos como Fuentes. Solo que los hombres guapos y eficientes como él nunca estaban libres. Y por supuesto, no tomaban en serio a las mujeres como Lily. Con todo podían flirtear un poco con ellas pero al terminar el servicio regresaban a su cálido hogar, donde su estupenda mujercita los esperaba con la cena en la mesa y los niños acostados. Sintió algo de pena por Lily, pero al momento, esta se desvaneció y fue sustituida por una extraña sensación de desilusión. En realidad, Lily tenía mucho descaro aceptando las atenciones del oficial Fuentes, mientras que todavía no había tenido una sola palabra de gratitud hacia él. Aún así, escuchó lo que ella quería decirle y siguió con la mirada el edificio que ella señalaba.
-"Trabajé en esa cafetería antes de que L'Antino me contratara…" -comentó con nostalgia, asomando la cabeza por la ventanilla.
-"¿Lo echa de menos?" -preguntó, más por cortesía que por auténtico interés.
-"¿Bromea? El dueño, un gordo repugnante que me sobaba el trasero cada vez que pasaba por su lado, nos hacía trabajar trece horas al día sin descanso, era un viejo explotador."
-"¿Pero…?" -intuyó que tratándose de Lily, siempre habría un 'pero' de por medio.
-"De todas formas, me trae buenos recuerdos" -murmuró-. "Allí conocí a Wen y a…"
James observó que la voz de ella se iba apagando a medida que una sombra cruzaba su rostro. Quizá no quería seguir hablando de ello.
-"¿Y a...?"
-"Hubo un chico…" -iba a detenerse, pero al ver como él arqueaba las cejas, continuó con cierta timidez-. "Es decir, no es que fuéramos en serio, ¿sabe? No éramos novios ni nada por el estilo. Él era escritor, periodista o algo así… Bueno, aún no había publicado nada, pero realmente tenía talento. Solía leerme lo que escribía mientras yo lo escuchaba atontada con la jarra de café en una mano y una tonelada de platos sucios en la otra… Vaya… Es posible que hoy mismo ya tenga una columna en algún periódico importante y yo ni enterada."
-"¿Qué pasó?" -ahora sí sentía verdadera curiosidad. ¿Por qué le sorprendía que Lily Evans tuviera un pasado sentimental? Al fin y al cabo, ella era testigo de un crimen y la víctima era su amante. Sin embargo, le sorprendía.
-"Oh, lo de siempre… Un buen día, simplemente no volvió" -si lo hubiera dicho con resentimiento, no habría sonado bien en sus labios. Inexplicablemente, le parecía que Lily era incapaz de sentir odio por nada ni nadie, por más que el mundo le pateara el trasero cien veces ella seguía creyendo que todos merecían una segunda oportunidad.
-"¿No volvió?" -repitió intrigado, deteniendo el motor del automóvil frente al apartamento de ella. Se volvió para mirarla-. "¿Qué significa eso de que no volvió?"
-"Simplemente desapareció" -sonrió con tristeza.
-"¿Acaso murió?" -lo preguntó con cuidado, por si ella lloraba o se sentía mal al recordarlo.
-"¡Cielos, no!" -Lily rió abiertamente. Así era ella. Tan pronto parecía a punto de desmoronarse como al instante mostraba su hermosa sonrisa cargada de optimismo-. "¡Qué cosas dice, Potter!... ¿Cómo se le ocurre que…? Vaya, usted sí que piensa siempre lo peor…"
-"A veces, nos referimos a la gente que nos deja, ya sabe, para pasar a mejor vida, como si desaparecieran. Y muchas veces, es cierto que lo hacen, Lily. Como ha podido comprobar en estos días, el asesinato y el secuestro están a la orden del día. Créame, se bastante del tema" -ella comprendió de qué le hablaba y encogió los hombros. James chasqueó la lengua. Le fastidió que ella siguiera tomándose el asunto de Graham tan a la ligera-. "Así que desapareció. ¿Así sin más?"
-"Bueno… No exactamente" -se mordió el labio inferior. Siempre la avergonzaba aquella parte de la historia. ¿Por qué se lo contaba? Con toda seguridad, Potter se reiría a mandíbula partida cuando la escuchara. Pero se lo contó de todas formas-. "Dejó una buena cuenta sin pagar. Al menos un mes de café, juego de naranja, huevos revueltos y tarta de manzana, el desayuno especial número dos. El jefe quiso matarme cuando se enteró, aunque le dije que podía descontármelo de mi sueldo si quería."
-"¿La sedujo recitándole poemas de amor y usted cayó en la trampa, Lily?" -se burló y añadió en idéntico tono-. "La tenía por una chica más lista..."
-"Se equivoca" -replicó dolida por su sarcasmo-. "En realidad, a él le gustaba Wen. Los dos se sentaban cada mañana en la misma mesa. Cuando ella se iba, contoneando su cuerpo de diosa hasta la puerta, él me llamaba con disimulo. Siempre me decía en voz baja: "Querida, queridísima amiga Lily… Hoy no tengo cambio, ¿podrías apuntarlo en mi cuenta? Lo de nuestra preciosa modelo también, le dije que la invitaría". Claro, yo no podía hacer otra cosa más que hacer lo que me pedía… Bueno, no es que no me diera cuenta de lo que ocurría, pero… Ya sabe, él y Wen siempre eran amables conmigo y en algunas ocasiones incluso me esperaban después de mi turno y me llevaban con ellos al cine. Y cuando él no volvió, Wen y yo seguimos viéndonos. Valió la pena aunque perdiera mi empleo. Yo no conocía a nadie en la ciudad por ese entonces... Es muy difícil hacer amigos en una ciudad donde todo el mundo tiene prisa."
-"Entiendo" -por un instante, le asaltó el loco deseo de protegerla, de estrecharla entre sus brazos, de besarla y decirle que nunca más estaría sola. Nunca antes ella le había parecido más pequeña y desvalida, a pesar de la fuerza interior que revelaban sus ojos. Quiso matar a todos los poetas del mundo que se aprovechaban de Lily. Claro que era una completa estupidez. Por lo poco que la conocía supo que la aventura de Lily en la ciudad no había hecho nada más que empezar. Ella debía aprender a huir de todos los lobos hambrientos o la devorarían antes de que pudiera darse cuenta. Y por otro lado, supo que ella siempre encontraría alguna misión humanitaria que la decepcionaría o tratarían de engañarla. Y no podía matarlos a todos. Tendría que detenerse a sí mismo y leerse sus derechos y eso no sería nada ortodoxo en un buen policia. Esbozó una sonrisa, olvidando que ella era bastante susceptible a sus muestras de buen humor. En esta ocasión, no se reía de ella. Pero Lily no lo entendió.
-"Sabía que no tenía que contárselo…" -gruñó ella, manipulando con nerviosismo el cinturón de seguridad sin lograr desatarlo-. "Sabía que un bruto insensible como usted no lo comprendería… No se porqué me molesto en creer que tiene algo en el lugar donde el resto tenemos el corazón… ¡Diablos! Sáqueme de aquí, ¿quiere?"
James asintió y borró cualquier señal de buen humor de sus facciones. Se propuso que no volverían a compartir más confesiones secretas de ahí en adelante. Concretamente, no deseaba seguir escuchando más historias en las que ella era víctima de las maquinaciones de algún caradura aspirante a escritor. La idea lo enfurecía. Y esa Wen… ¿Qué clase de amiga era? ¿Acaso no le preocupaba que Lily estuviera metida en algún problema con la policía? ¿Acaso no había notado que ella deseaba que ese idiota le dedicara sus poemas de amor? Wendoline Alberta Hudson le había parecido una mujer muy bella en aquellos catálogos subidos de tono de ropa interior. Sin embargo, al mirar a Lily, apenas podía recordar de qué color eran los ojos de aquella modelo con aspecto de muñeca Barbie. Ahora le parecía que esa Wen era una mujer espantosa. ¿Cómo era posible que hubiera ignorado la súplica callada en los ojos de Lily? Él no podía hacerlo y solo la conocía hacía unos días. Mientras lo pensaba, sintió que sus dedos se enredaban con los de ella sobre el cierre del cinturón des eguridad. Levantó la cabeza y sus miradas se encontraron. ¡Demonios! ¿No podía al menos fingir que no contenía el aliento? Pero no. Lily no sabía actuar. Los labios entreabiertos y palpitantes, tan cerca de sus propios labios. Lo miraba con los ojos tan abiertos que se diría que alguien le había grapado los párpados a las cejas para impedir que los cerrara. Durante un par de minutos que se hicieron interminables, se debatió entre el deseo de salir corriendo y la imperiosa necesidad de besarla. ¿Era una falta muy grave besar a una testigo? ¿Incluso si la testigo no dejaba de mirarlo como si antes nadie lo hubiera hecho? ¿Incluso si ella lo invitaba con los ojos brillantes, con la boca húmeda, con el temblor de su cuerpo demasiado próximo en el asiento contiguo? ¡Claro que era una falta grave, muy grave! ¡Él tenia que cuidarla, ser su custodio, no el tipo que la besa en un auto! ¿Pero qué rayos le pasaba…? Apenas rozó con su mano el muslo de ella para liberarla del cinturón, pero se apartó como si el contacto lo hubiera quemado.
-"Gracias" -murmuró ella con las mejillas encendidas, y con los ojos todavía abiertos y brillantes.
-"De nada" -le abrió la puerta del coche y le hizo una seña para que bajara. Su voz ronca la sobresaltó y obedeció de inmediato. Todavía lo miraba desde la acera, como esperando algo… ¿una disculpa, tal vez? ¿Y por qué? ¿Porque había olvidado durante una fracción de segundo que ella no era más que otro caso? Ni pensarlo. Todo lo que tenía que hacer era mantenerse a raya. Esa Lily Evans era bastante más peligrosa de lo que aparentaba-. "Esta noche vigilaré desde aquí, Lily."
-"¿No va a subir?" -preguntó con sorpresa.
-"No... ¿Contenta, señorita Evans?" -a su vez, el tono de Potter era sarcástico-. "¿A que no imaginaba que se libraría de mi tan pronto?"
-"Pues, la verdad, no" -ella parecía furiosa, y un poco decepcionada. ¿Furiosa? ¿Decepcionada? Aquello sí que tenía gracia. La noche anterior había tenido que utilizar todo su repertorio de argumentos para convencerla de que le dejara pasar la noche en su apartamento. Y ahora que por fin ganaba la batalla, ella estaba furiosa. Era para volverse loco... Lily cerró la puerta con brusquedad-. "Y sí, me hace muy feliz no tener que ver su cara por la mañana. Buenas noches, señor Potter."
-"Lily…" -James contó hasta diez antes de continuar-. "Quiero que me haga una seña al entrar para indicarme que todo está en orden, ¿de acuerdo?"
Ella no contestó.
-"Si no lo hace, subiré a cerciorarme en persona que esta bien. Ya me conoce, Lily" -amenazó con voz suave.
-"Sí, sí, le haré una seña…"
-"Bien" -dijo satisfecho-. "Y deje la luz de su ventana encendida toda la noche, ¿quiere?"
-"¿Pretende espiarme, maldito pervertido?" -le espetó, golpeando con un ligero puntapié uno de los neumáticos. James observó que ella ahogaba un gritito de dolor.
-"Se lo tiene merecido, Lily. Este coche pertenece al departamento de policía de Nueva York. ¿Sabía que estropear propiedad del Estado es un delito muy serio?"
-"¡Váyase a la mierda, Potter!" -ella ya estaba abriendo la puerta del edificio y la empujaba pesadamente.
-"¡Encendidas, Lily!" -le recordó Potter, señalando la ventana.
-"Descuide…" -le dedicó una deliciosa mueca infantil que revelaba su mal humor-. "Le prometo que no me apartaré de la ventana a menos que estalle una bomba. Y no se preocupe, le haré una seña antes de que el asesino vacíe el cargador en mi cabeza."
-"Estaré vigilándola, Lily" -prometió, aunque a juzgar por el golpe de la puerta al cerrarse, supo que ella no ardía en deseos de comprobarlo. No tardó mucho en asomar su pequeña y malhumorada cabeza por la ventana. Agitó la mano un instante y corrió las cortinas con brusquedad. James esperó un buen rato hasta asegurarse de que no había peligro. Y entonces, se acurrucó en el asiento del coche, dispuesto a no cabecear una sola vez en todo el día.
O o o o o OLo alertó el sonido de un bocina a pocos metros. Miró a todas partes. Cualquiera que se detuviera un segundo frente al edificio, aunque solo fuera para atarse el cordón de un zapato, le parecía sospechoso. Y aquel tipo… Le pareció que lo había visto el día anterior merodeando por allí. Puede que solo fuera una tontería, pero… Blanco, rubio, treinta y pocos años, metro setenta y cinco, pantalones azul marino, camiseta blanca de algodón y calzado deportivo con suela con cámara de aire. Lo anotó todo mentalmente. Siempre lo hacía por deformación profesional. Se restregó los ojos. Le escocían a causa del frío y de la polución. Siempre le sucedía después de una guardia. Miró su reloj. Aún no había amanecido del todo.
Echó una ojeada a la ventana. La luz seguía encendida. La vio moverse detrás de las cortinas. Una chica madrugadora. La imaginó preparando el café y ocupándose de su horrible gato mutilado. Sí, Lily era un encanto. Aunque tenía un genio de los mil demonios. El tipo de las zapatillas deportivas volvió a pasar junto al portal. Ahora llevaba una bolsa de papel por el que asomaban un par de aromáticas barras de pan recién horneado. James desvió la mirada hacia la panadería en la vereda contraria. Sonrió. Se estaba volviendo paranoico… ¿O quizá no? Le asaltó el presentimiento de que ella no estaba segura allá arriba sola. Salió del coche y atravesó la puerta del edificio aprovechando un descuido de uno de los vecinos. Era tan fácil colarse sin que nadie lo viera… Un asesino meticuloso y experimentado no tendría ningún problema en acceder al apartamento de Lily y matarla. Él ya estaba en su puerta y ni siquiera había tenido que mentir para entrar. La golpeó ligeramente con los nudillos.
-"¿Lily?" -ella no contestó, así que tocó con mayor insistencia-. "¿Lily… puede oírme?"
Sospechando lo peor, tomó carrerilla y estaba a punto de derribar la puerta cuando esta se abrió de repente. Por suerte, la ojiverde se había apartado a tiempo. Potter frenó como pudo antes de chocar estrepitosamente contra la pared. Se frotó el hombro con una mueca de dolor en el rostro.
-"¿Por qué no contestaba?" - la increpó con rabia mientras se masajeaba el hombro. Pero Lily no dijo nada, solo se limitó a lanzarle otra de sus sonrisas que eclipsaban el arco iris y se coloo a su lado frente a la ventana con una tostada en la mano.
-"No soy su criada, Potter. No tengo que contestar enseguida como si estuviera esperándolo al lado de la puerta" -Lily no se lo confesó, pero era lo que había estado haciendo la mayor parte de la noche. Eso y vigilar si dormía dentro de su coche.
-"Está bien" –aceptó, pensando que era demasiado temprano para enzarzarse en una batalla verbal con la inagotable señorita Evans-. "Recoja sus cosas. Nos vamos."
-"¿Qué quiere decir con 'nos vamos'?" -inquirió, molesta por su tono autoritario-. "Oiga, si quiere quedarse ahí afuera cada noche hasta que se haga viejo es su problema. Pero esta es mi casa y no puede obligarme a marcharme de aquí… ¿Espera que lo acompañe solo porque usted me lo pide?"
-"Lily, no se lo estoy pidiendo" -silabeó entre dientes-. "Se lo estoy ordenando. Y quítese de la ventana, por favor."
-"¿Me lo ordena?" -ella descorrió las cortinas, fingiendo que él se había vuelto invisible-. "¿Alguien oye algo? ¿Hay algún policía chiflado que dice algo en esta habitación?"
-"Apártese de ahí, Lily. Algo no va bien afuera."
-"¿Ya estamos con eso otra vez, Potter? Uhhhh… Cuidado… El peligroso asesino de costureras sin empleo ataca de nuevo… Uhhhh..." –Al parecer Lily se había levantado de un humor excelente. Pero James no estaba para chistes. Aquel presentimiento no lo dejaba tranquilo…
-"Hablo en serio, Lily" -elevó el volumen de su voz para hacerla comprender que no estaba jugando-. "Aléjese de la ventana."
-"¡Oh, ya me tiene harta, Potter…! Es un día precioso" -su feo gato se contoneó junto a ella y ronroneó suavemente. En respuesta, Lily sonrió nuevamente-. "¿Lo ve, Potter? Minino también lo cree. Vamos, hombre… Sea amable aunque solo sea por esta vez y déme los buenos días antes de empezar a darme órdenes como un policía neurótico."
James no tuvo mucho tiempo para decirle que tenía una buena y amable forma de darle los buenos días, con una buena patada en el trasero... ¿Qué creía que estaba haciendo? ¿Era por lo del día anterior… una venganza o algo así? Le tomaba el pelo como si los dos fueran dos viejos amigos que hacen las paces después de una discusión. ¿Realmente bromeaba o se había vuelto completamente loca de remate? Estaba a punto de apartarla a rastras de la ventana, cuando algo silbó muy cerca de su oído… ¿Pero, qué…? ¡Santo Cielo! ¿Una bala…? Sin pensarlo, se abalanzó sobre Lily para protegerla. La tiró al suelo, haciéndola caer sobre él para evitar que se cortara con los cristales que se habían desprendido de la ventana a causa del impacto. Dos balas más traspasaron la ventana y se incrustaron el pared contraria. Estuvieron en esa posición unos minutos más sin moverse. James temía que el ataque se repetiría pero no sucedió. La miró. Ella seguía sobre su cuerpo. Temblaba como un cachorro al que acaban de separar de su madre, intento buscar alguna herida con la vista, pero parecía todo en orden.
-"¿Potter…?"
-"Ssshhhh…" -se levantó con Lily pegada a su pecho. Podía sentir su respiración agitada golpeándole el cuello. Bien. Ahora ella estaba realmente asustada. Quizá así sería menos respondona y le hiciera caso cuando le ordenaba algo. Con un gesto, le indicó que se moviera junto a él, despacio, hacia la pared. Palpo su cuerpo buscando alguna herida, pero no encontró nada visible-. "¿Está bien?"
-"Creo que sí. ¿Y usted?"
Él no respondió. Lily se la quedo mirando fijamente mientras veía como ella se deshacía de su agarre y se alejaba de él sin importarle que afuera hubiera un psicópata que quizá quería repetir el intento en cuanto la tuviera de vuelta en la mira.
-"¡Lily, vuelva aquí!"
-"Oh, Potter… ¡Es Minino! Le han dado…" -ella sollozaba y Potter ya se disponía a consolarla por la… ¿tremenda pérdida? Pensó que era una suerte para aquel gato horrible haber pasado a mejor vida. Pero no se lo dijo a Lily para no disgustarla aún más. El pobre bicho permanecía rígido sobre el frío azulejo del suelo y ella se deshacía en lamentos, lo llamaba por su absurdo nombre y… ¿Reía? ¿Su mascota piojosa había muerto y ella lo celebraba con sonoras carcajadas? Ahora sí que no entendía una sola palabra.
-"¡Está vivo, Potter!" –gritaba de alegría.
-"¿Vivo? ¡Qué me aspen! Si estaba quieto como un cadáver…" -se paso las manospor el cabello acercándose al animal con expresión ceñuda.
-"¡Gato listo!" -ella lo abrazó con fuerza y después miró a Potter, radiante como una novia recién casada-. "¡Lo había olvidado! Yo misma le enseñé ese truco. Recuerdo que a Wen y a mí nos hacía mucha gracia…"
-"Sí. Es tan gracioso…" –comentó él, irónico.
-"Bah… Potter, no sea así… ¿No ve que el pobre animal ha sufrido un shock emocional muy grande? Vaya… Tal vez debería llevarlo a que lo vea un médico… ¿qué opina, Potter?"
¿Lo decía en serio? Inaudito. Ella había estado a punto de ser atravesada por una bala, él tenía el trasero lleno de minúsculos pedacitos de vidrio. Pero a Lily Evans solo le preocupaba llevar a su gato lisiado al psiquiatra.
-"Me rindo, Lily" -suspiró con desgana, mientras observaba el exterior y no notaba nada raro, seguramente el asesino ya se había marchado-. "Tome lo imprescindible y larguémonos de aquí inmediatamente… Y sí, también llévese al maldito gato que se hace el muerto… Con suerte, lo contratarán en un circo y podré vivir de eso cuando me despidan."
Y de repente, ocurrió. Lily se irguió sobre la punta de sus pequeños pies y lo besó suavemente en la mejilla mientras lo abrazaba con fuerza por cuello. No fue algo planeado. No estaba en el guión. Era algo completamente espontáneo. Pero sucedió... James se pasó los dedos donde ella había puesto antes sus labios y la miró furioso, confuso, feliz… ¿feliz? Ni hablar. ¿Esa mujer era tonta? ¿Cómo esperaba que la protegiera si le daba las gracias de aquel modo, como una exploradora a la que acabara de comprar diez cajas de galletas? Había que parar esto ahora mismo. De lo contrario, ella no tenía la menor oportunidad de salir viva. Sus pensamientos eran de lo más descabellados. ¿Qué era ella, una farsante o una completa estúpida? Volvió a mirarla. Furioso, muy furioso. Y muy confuso. Y furioso otra vez, por si a ella le quedaba alguna duda.
-"Nunca, Lily. ¿Me ha oído bien? Nunca vuelva a hacer algo así. Nunca vuelva a hacer eso, ¿entendió?" -lo dijo con tanta rabia que ella parpadeó repetidamente incrédula y triste. Pero James no se dejó engañar por su aparente fragilidad-. "Vamos, tome sus cosas, solo lo más imprescindible. Tiene diez minutos. Y no se acerque a las ventanas."
Continuara...
Nota de la autora:
Hola a todos! Bueno no tengo mucho tiempo, así que sere breve en esta nota. No hay mucho que decir, salvo que este capítulo a mi me ha gustado mucho. Puede que no sea muy romántico o gracioso, pero la ultima escena entre J&L me encanta... jejeje XD ¿Qué opinan ustedes de lo que sucedió en este capítulo?
También les quiero agradecer por sus reviews, la verdad estoy más que agradecida y feliz por ellos. No se si se dieron cuenta pero llegamos a los 80 reviews con solo 3 capítulos! WoW! Estoy super happy! Jejeje! GRACIAS! MUCHAS GRACIAS!
Cuídense mucho, un montón de besos de chocolate para ustedes!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
