Declaimer: Este fic esta basado en la historia "Relación Peligrosa" de E. Clark, yo solo la adapte un poco a los personajes de JK. Ante cualquier demanda, comunicarse con mi abogado...
"Amor en Custodia"
Por Lady Verónica Black.-
Capítulo 6"Conociendo a Mary Anne... ¿MI suegra?"
Casi habían llegado a la pequeña calle de tierra que conducía a la entrada de San Jorge. Lily ya podía oler el estofado de ternera de su madre y aunque odiaba que ella siempre se saliera con la suya y le hiciera repetir porción, sabía que sucumbiría a la tentación de probarlo una vez más. Contempló su imagen en el espejo retrovisor, mientras le daba a Potter las indicaciones necesarias para llegar a su casa...
Vaya, sí que tenía mal aspecto. El rostro pálido, el cabello opaco atado en una cola de caballo medio desecha, y unas profundas ojeras alrededor de los ojos. Podía pedirle a Potter que se detuviera antes de cruzar aquel enorme cartel que daba la bienvenida a San Jorge para intentar adecentarse un poco. Pero, pensándolo bien, era una estupidez. Total, nadie allí esperaba que ella regresara convertida en la top model del año. De hecho, nadie le prepararía un comité de recepción, como tampoco lo habían hecho al despedirla. Para San Jorge, y como para el resto del mundo, ella no era más que un número que formaba parte de las estadísticas del índice de población.
-"No se preocupe, Lily. Está perfecta."
Ella le dedicó una mueca de disgusto. No podía animarla por más que mintiera descaradamente. Era obvio que no la consideraba atractiva y a juzgar por la poca atención que le había prestado desde hacía unas horas, tampoco la consideraba inteligente. Potter no había tratado de entablar conversación desde que abandonaran el motel esa misma mañana. Evidentemente, no creía que ella fuera capaz de mantener una conversación adulta de más de dos palabras. ¡Bien, al diablo con Potter!
Ya estaban allí, Sunset Higth 523, y se tendría que enfrentar a alguien mucho peor que ese odioso policía, su pesada madre.
Le indico que estacionara frente a la casa color amarillo pastel de rejas blancas y con rosas en el jardín que estaba en la esquina. James se dispuso a salir del vehículo, pero de pronto, Lily se vio asaltada por un repentino ataque de pánico.
Acababa de recordar que no habían preparado una historia que contarle a Mary Anne Evans.
Mamá era muy lista... Debían hacer coincidir sus versiones antes de que ella los bombardeara con su habitual interrogatorio. Clavó las uñas desesperada en el brazo de Potter, evitando que se moviera de su asiento. Él la miró con expresión interrogante ante el repentino gesto.
-"¿Pasa algo, Lily?"
-"Vaya, creo que sí… No lo había pensado hasta ahora..."
-"¿Pensar qué? Lily, le aseguro que tengo palpitaciones cuando me mira de esa manera" -él pretendía suavizar la tensión sonriéndole amablemente, pero no lo había logrado-. "Está bien. Ya logro asustarme. Dígame que pasa."
-"Usted… Yo…" -se humedeció los labios con nerviosismo, y lo miro a los ojos.
James intentó no seguir el movimiento de aquella lengua sobre sus carnosos y suaves labios, pero era prácticamente imposible... ¿Lo hacía a propósito? Esperaba que no. Rezaba porque no. "Tranquilo, Potter", se dijo, "pronto, todo esto será un simple recuerdo y podrás reírte como un tonto de esta estúpida situación". Pero no ahora. Ahora ella estaba allí. Su boca estaba allí, su lengua estaba ahí humedeciendo continuamente esos maravillosos labios rozados... ¡Dios santo! Estaba a punto de conocer a la madre de Lily y se sentía como un pervertido libidinoso que babea esperando que se apaguen las luces del cine para poder pasar a la acción. Apartó aquella idea ridícula de su cabeza.
-"Mire, Potter, yo se que está acostumbrado a presentarse en los domicilios de las personas decentes y enseñar su placa y todas esas tonterías… Pero, esto es San Jorge, y esa de ahí es mi casa. Y la que aguarda al otro lado de la puerta, es Mary Anne Evans. Y créame que usted no tiene idea de lo que nos espera, no la conoce como yo. Es mi madre, ¿entiende? Mi madre."
-"No puede ser tan terrible, Lily..."
-"¿Ah, no? Espere y verá" -Lily rió sin ganas y le hizo una señal para que la siguiera. Empujó la reja de madera del mismo color blanco que la puerta de la casa y se volvió a él-. "En serio, Potter. No puedo presentarlo a mi madre y decirle que usted es un agente de policía que me protege de ser convertida en colador por un psicópata. No sería la mejor opción, créame."
-"No pensaba hacer eso, Lily. No soy tan insensible."
-"¡No me diga!" -Lily tocó al timbre y al momento, James pudo escuchar los pasos apresurados en el interior de la casa-. "¿Y qué piensa contarle? Y será mejor que piense algo rápido, porque le advierto que mi madre tarda menos de veinte segundos en recorrer la distancia desde la cocina hasta esta puerta. La he cronometrado."
-"Le dije que tenía un plan, Lily" -James le rodeó la cintura con su brazo y Lily frunció el ceño desconfiada, intentando ignorar el cosquilleo que sentía en el estómago ante tan simple gesto de parte del moreno.
-"¿Un plan? Déjeme adivinarlo... ¡Ya se! Piensa decirle que se enamoró perdidamente de mi durante un desfile en Roma, que nos enamoramos a primera vista y que nos hemos casado en Las Vegas porque no podíamos esperar un minuto más para estar juntos…" -por supuesto, estaba bromeando, pero su buen humor desapareció al comprobar que él no reía-. "Potter, no. Usted no puede… ¡No! ¡Ni se le ocurra!"
-"Chica lista, sabía que a pesar de todo en algo nos terminaríamos poniendo de acuerdo... ¡Acertó! Salvo por ese pequeño detalle de Roma... Nunca estuvimos allí, cariño, nos conocimos en Nueva York... ¿Y acaso has olvidado nuestra fantástica luna de miel en México?"
Lily vio como el manillar de la puerta era girado desde el otro lado.
-"¡No puede hacer eso!" – exclamó Lily en un murmullo entrecortado, rogándole a todos los santos que Potter no le digiera a su madre tal barbaridad.
-"Sí que puedo, Lily. Y mira como ya lo estoy haciendo, mi amor" -Potter la apretó con más fuerza contra su cuerpo, ignorando completamente sus protestas, mientras miraba fijamente los labios entreabiertos de la pelirroja. Lily no sabía qué era peor, si escuchar aquel enorme embuste del que pretendía que fuera cómplice o saber que no era más que una mentira. Por un momento, le había gustado que alguien se dirigiera a ella con aquella expresión. "Mi amor". Sonaba tan bien en los atractivos labios de James Potter, y más aun cuando él te abrazaba de esa forma tan personal y protectora…
-"¿Puede alguien explicarme qué está pasando aquí?" –dijo una suave voz femenina.
La voz de la señora Evans rompió el hechizo en el que se encontraban. Lily cayó súbitamente de la nube a la que había subido mientras imaginaba que realmente ella era "su amor". Al contrario James analizó con rapidez el rostro de la mujer que estaba frente suyo. Seguía siendo muy atractiva a pesar de tener unos cincuenta años. Era esbelta, de cabello rubio y ojos castaños, aunque no se parecía físicamente mucho a Lily, adivinó enseguida que la pelirroja había heredado su carácter.
-"Señora Evans, es un gusto al fin conocerla..." –la rubia frunció ligeramente el ceño-. "Permita que me presente, soy James Potter."
Mary Anne estrechó su mano con timidez. Después, miró a Lily con esa mirada inquisidora que solo las madres son capaces de utilizar en los peores momentos.
-"¿He oído que decían 'luna de miel' hace un momento, Lily?" –preguntó con voz calma mientras sus mejillas se volvían tan rojas que James creyó que la pobre mujer sufriría un desmayo de un momento a otro si seguía acumulando sangre en la cabeza-. "Que yo sepa, eso solo pasa cuando uno se casa. "
-"Mamá, bueno... veras, puedo explicártelo, no es como…bueno, yo..."
Pero James ya había tomado a ambas mujeres por los hombros y se adentraba en la casa como si siempre hubiera vivido allí y conociera el camino perfectamente.
-"Yo se lo explicaré, palomita" -si James trataba de hacerse el chistoso, no tenía la menor gracia. Lily le pisó un pie con disimulo pero él sin inmutarse enfrentó la mirada de Mary Anne, le sonrió con una de sus sonrisas más seductoras y se preparó para lanzar su bomba con toda naturalidad-. "Señora Evans… Su hija y yo nos hemos casado hace una semana."
Como Mary Anne Evans siempre había gozado de una salud impecable era poco probable que el color de sus mejillas y el resplandor rojizo de sus pupilas se debieran a un ataque al corazón. Más bien, la mujer se parecia a la pequeña Reagan McNeel a punto de escupir demonios por la boca. De hecho, Lily ya la había visto así en otras ocasiones, y nunca avecinaba nada bueno... Su madre estaba realmente furiosa. El mismo Potter se apartó considerablemente de la mujer, evaluando la posibilidad de que la madre estuviera igual de loca que la hija y quisiera atentar contra su integridad física. A juzgar por su expresión, la señora Evans quería fulminarlo.
Lily se apresuró a correr a la cocina para traerle un vaso de agua el cual la rubia bebió de un trago rápidamente. Apuntó con el vaso vacío al hombre que estaba frente suyo, que la miraba atentamente a menos de un metro.
-"Usted… grandísimo gusano traidor secuestrador de hijas…" -la voz de Mary Anne sonaba distorsionada a causa de lo que fuera que la había poseído al escuchar la… ¿feliz noticia? No parecía muy contenta en realidad. Vaya, tampoco es que Lily fuera el primer premio precisamente… Al menos podría mostrar un poco más de cortesía, ya que acababa de despojar a su hija del deshonroso título de "solterona de oro" que ostentaba hasta entonces-. "¿Cómo se atreve…? ¿Cómo se atreve a casarse con mi pequeña…? ¿Cómo ha podido hacer una cosa así...? ¿¡CÓMO PUDO MISERABLE IDIOTA?"
-"La verdad, señora, no es para tanto..." -James se disculpaba como podía. Estaba desentrenado en eso de expulsar al demonio del cuerpo de suegras recién adquiridas. Y la verdad es que por primera vez en su vida estaba empezando a tener miedo por su vida al ver la palpitante vena que se le había formado a la mujer en la sien.
-"¿¡QUÉ NO ES PARA TANTO?" -la señora Evans lo abofeteó dos veces en cada mejilla. ¿Era algún tipo de señal? ¿Ahora él tenía que hacer algún tipo de movimiento para que a ella comenzara a darle vueltas la cabeza o algo así? Ella volvió a señalarlo, esta vez con su puño cerrado. ¿Qué sería lo siguiente? ¿La amable señora Evans pensaba atizarle un buen puñetazo en el estomago como regalo de bodas? Se puso en guardia por si era preciso repeler el ataque-. "¿Cómo se atreve a casarse con mi Lillian sin mi presencia? ¿Cuántas oportunidades cree que tiene una madre de ver a su única hija desfilar por la iglesia vestida de blanco?"
James le iba a decir que con el divorcio, las anulaciones y todas esas relaciones modernas que estaban de moda aquello no era ningún problema. Lily podía casarse y divorciarse incluso un par de veces con el mismo hombre para contentarla y nadie se extrañaría por ello. Con otro hombre, claro está. No con él. Con otro. Lily le propinó un codazo en las costillas y él cerró la boca de inmediato. Vaya... Si no salía pronto de aquella casa, madre e hija iban a enviarlo derechito al hospital. Y no estaba seguro si seria al hospital siquiátrica...
-"Mamá, no te pongas así... él solo quería…"
-"¡También tengo unas palabritas para ti, jovencita!" -Mary Anne explotó definitivamente. Lloraba a moco tendido, James se sintió fatal. Se sintió peor que si en lugar de haberse casado con Lily, la hubiera violado y descuartizado. Pero, ¿qué tonterías estaba diciendo? ¡Él no se había casado con Lily! Solo había fingido que lo hacía. Asustado la miró en busca de ayuda. Lily abrazó a su madre, pero la señora Evans no parecía dispuesta a firmar una tregua tan pronto y se soltó enseguida-. "¿Cómo has podido hacerme algo así, Lillian? Después de haber esperado años por ese momento… ¡Hasta había conservado mi vestido de novia para ti! ¡Y te casas sin decirme nada!... ¡Y en Roma! Nada más que en Roma..."
-"Se equivoca, señora… fue en Las Vegas…" -puntualizó James sin querer.
-"¡Cállese, jovencito! Aún no he terminado con usted…"
-"Mamá… ¿estabas escuchando detrás de la puerta?" -Lily odiaba aquella costumbre de su madre. Siempre la había avergonzaba con ese pequeño defecto, como cuando era una adolescente y algún chico desesperado decidía invitarla al baile en el último instante y su madre salia para decirle que su hija no era mujer de respuesto.
-"Lillian Louise Evans… Jamás me había sentido tan decepcionada, tan traicionada, tan…"
Se detuvo en seco, como si de pronto, la noticia que había recibido tomara nuevos y agradables tintes. Su expresión se suavizó un poco al clavar los ojos en James, y mirarlo de cabeza a pies.
-"¿Y dice usted, joven, que están casados? ¿Casados de verdad? ¿Mi preciosa Lillian y usted…?"
Su expresión se iluminó al ver como el hombre confundido asentía lentamente .
-"¡No puedo creerlo! Vaya, mi pequeña y tímida Lily… Y usted no está nada mal, joven. ¡Es un completo bombón!" -comentó con gesto risueño mientras le palpaba el cuerpo. Agitó las manos en el aire y caminó hasta el salón a paso veloz. Tomó el teléfono y marcó un número sin dejar de sonreír a los recién llegados. Aquella mujer era una auténtica caja de sorpresas, pensó James. En un momento parecía sacada de la película "El Exorcista", y al otro se mostraba tan radiante y animada que ya se disponía a hablar por teléfono como si nada hubiera ocurrido-. "¿Betty?… Mary Anne… Sí, estoy muy bien, gracias… ¿A qué no adivinas quien acaba de venir de Nueva York con un marido nuevo en la maleta?... ¡Qué cosas tienes, querida! Claro que no he viajado a Nueva York últimamente, vieja tonta… ¡Es Lily! ¡Nuestra Lily! La pequeña y tímida…"
Sí, sí, eso ya lo había oído, sin duda Lily era pequeña... Pero, ¿tímida? ¿Lily timida? ¿Esa Lily? ¿La Lily Evans que no paraba de discutirle un solo segundo? ¿La Lily Evans que no dejaba de opinar en todo y de hacer bromas de todo lo que digiera? Sin duda, la señora Evans debía estar refiriéndose a otra Lily. Sin embargo, ahora no parecía tener ganas de matarlo, lo cual era un alivio. Su supuesta esposa lo arrastró hasta la cocina y una vez allí, lo empujó contra los fríos azulejos de la pared.
-"¿Se ha vuelto loco, Potter?" -le increpó, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes de la furia-. "¿Espera que deje que todos se crean esta absurda historia del matrimonio? ¡Las Vegas!... ¡Dios santo! Además, odio Las Vegas, todo el mundo por aquí sabe que odio el juego… De hecho, soy la única persona de San Jorge que no sabe jugar al póquer."
-"Pero, palomita… Si te encantó que me vistiera de Elvis para la ocasión…" -se burló James.
-"No se haga el gracioso conmigo, Potter. Quiero que entre ahí y le cuente ahora mismo toda la verdad a mi madre."
-"¿En serio quiere que haga eso, Lily?" -la expresión de James se había vuelto de golpe muy seria-. "¿Prefiere que ella sepa que está siendo perseguida por un peligroso asesino en lugar de considerarla felizmente casada con 'un bombón' como yo?"
-"No… Sí… No lo se" -se dejó caer en una de las sillas, abatida. Habló sin levantar la mirada-. "Es que… ¡Por Dios, Potter, mírese y luego míreme a mi!… Nadie en su sano juicio se creerá esta historia. Peor aún, creerán que me lo estoy inventando para evitar que mi madre sufra una decepción por mi condición de lesbiana… No se ría, Potter. Le advierto que a estas alturas, mi reputación ya está bastante perjudicada. Y para ser sinceros, mi adolescencia en San Jorge ya fue lo bastante humillante para encima tener que soportar ahora que se burlen a mi costa por esto."
-"Lily… Nadie va a burlarse de usted" -deslizó su largo dedo índice por la nariz de ella y Lily levantó apenas la mirada.
-"¿Cómo lo sabe?"
-"Lo se porque yo nunca lo permitiría, nadie se burlara de usted mientras yo pueda evitarlo. Y ahora… Volvamos con mi cariñosa suegra. Temo que si no la detenemos, la noticia de nuestra feliz unión saldrá en todos los periódicos de mañana."
-"Y eso no sería conveniente, ¿verdad?" -Lily suspiró con cierta tristeza-. "Atraería a ese hombre a este lugar. Es lo que me iba a decir, ¿no?"
-"Vaya. Se nota que somos un matrimonio bien avenido. Incluso ya me ha leído el pensamiento y ni siquiera llevamos un mes de casados…" -James quería animarla, pero le estaba costando un tremendo esfuerzo hacerlo mientras pensaba que, efectivamente, ella aún seguía en grave peligro.
-"Un momento" -Lily recordó algo antes de reunirse con su madre-. "¿Palomita…?"
-"Lily, no sea arisca. Tenemos que ser convincentes. Hay que meterse en el papel para que sea más realista."
-"Ah, no, eso si que no… Potter, no pienso tolerar que aproveche esta oportunidad para ridiculizarme."
-"Está bien. Lo prometo…" -al ver como ella arqueaba las cejas a la espera de una mejor respuesta, asintió-. "Nada de palomita. Le doy mi palabra."
-"Supongo que he de fiarme. No tengo alternativa."
-"La tiene, Lily. Si no cumplo con mi palabra puede pedirme el divorcio."
-"Potter…" -Lily comenzaba a hartarse de que la situación fuera tan divertida para él-. "Una sola broma más al respecto y dejo que mi madre lo haga picadillo, ¿está claro?"
-"Si" -le contesto tras pasarse una mano por la nuca-. "Ahhh, y Lily..."
-"¿Qué?"
-"Es James... Creo que mi esposa debe tener la suficiente confianza como para llamarme a sí, ¿no te parece, corazoncito?"
-"Esta bien lo llamare así, pero solo frente a los demas..."
-"Por ahora me parece bien, corazoncito."
-"¿James?"–dijo Lily con los ojos entrecerrados, mientras sonreía dulcemente.
-"¿Sí?"
-"Váyase al infierno."
El moreno no contestó. Estaba cansado, y hambriento. Y algo olía de maravilla en el horno de la señora Evans. Decidió que se portaría bien hasta reponer energías.
O o o o o OMary Anne no dejaba de mirarlo mientras James masticaba con lentitud su último pedazo de carne. Se sorprendió a sí mismo reconociendo que Mary Anne podía tener un genio de los mil demonios pero cocinaba de maravilla. De hecho, era el mejor estofado que había probado en su vida. Quizá si no hubiera tanta tensión en el ambiente, incluso habría aceptado que le sirviera otra porción. Pero no... La mirada de Mary Anne podía provocarle una úlcera si no hacía algo pronto.
-"Delicioso, en serio"-elogió la cena. Ella le dedicó una sonrisa forzada y le sirvió una buena porción de pastel de frutas. Lo miró y sonrió a su vez-. "Gracias."
Supo que tenía que comerlo sin rechistar o Mary Anne le aplicaría alguna tortura desconocida que habría aprendido en algún campamento vietnamita durante la guerra.
–"Muy bien, jovencito. Y ahora…"
Se sobresaltó al escuchar la voz de la mujer, durante toda la comida no había abierto la boca salvo para comer. Tragó de golpe y soltó la cuchara sobre el plato con delicadeza. Mary Anne lo apartó con brusquedad y clavó sus ojos astutos sobre Lily.
-"Lily, cariño, he hecho café hace un momento. ¿Serías tan amable de ir a la cocina a buscarlo?"
Lily negó con la cabeza.
-"Mamá… Te conozco muy bien. Se lo que pretendes."
-"No. No lo sabes."
-"Mamá… Se perfectamente que en cuanto me de media vuelta, vas a incomodar a James con tus preguntas" -Lily se cruzó de brazos en actitud reprobadora, pero Mary Anne fingió que no sabía de qué hablaba. Al instante, la pelirroja sonrió resignada-. "Está bien, lo harás de todos modos en algún momento... Traeré el café. Pero promete que no harás que salga corriendo, ¿sí? Una no consigue marido todos los días, mamá."
-"Claro que no, ¿por quien me tomas?"
-"Mamá, no te hagas la inocente. Se buena con él."
Lily se dio media vuelta, y salió del comedor. Pero, ¿qué estaba haciendo? ¿Lo dejaba solo? ¿Con… ella? De repente, James se sintió ridículo. Se había enfrentado a criminales peligrosos sin dudarlo, pero esa mujer… Vaya, esa Mary Anne Evans tenía un aspecto realmente aterrador. Le ponía la piel de gallina, con su colonia de lavanda y su delantal bordado y todos aquellos malditos detalles hogareños que le decían que esperaba de verdad que fuera un buen marido.
-"Seamos honestos, señor Potter" -ella prefirió sentarse más cerca de él, en el asiento vacío que acababa de abandonar Lily frente a él.
-"Creía que ya lo éramos" -trató de mostrarse simpático, pero Mary Anne no pestañeó-. "Perdón."
-"¿Y bien? ¿Hace cuánto que conoce a mi hija?"
-"Siete meses" -su respuesta fue rápida. Sabía que si quería convencer a la astuta señora Evans no podía dudar ni una sola vez.
-"¿Por qué ella nunca me habló de usted?"
-"Quizá porque es tímida con ese tipo de cosas" -recordó la conversación que había mantenido con su amiga por teléfono sobre la supuesta timidez de Lily. Mary Anne refunfuñó algo que no llego a escuchar-. "No lo puede saber todo de su hija, señora."
-"¿Dónde se conocieron?"
-"En mi consulta" -el cerebro de James trabajaba a velocidad terminal.
-"¿Su consulta? ¿A qué se dedica, señor Potter?"
-"Veterinario. Soy veterinario" -informó y Mary Anne volvió a fruncir los labios en aquel gesto que no auguraba nada bueno-. "Conocí a Lily en mi consulta, en Nueva York. Ella había llevado a su gato porque algunos pandilleros habían estado divirtiéndose con él… Y yo lo curé."
-"Así que usted curó al gato de Lily" -repitió Mary Anne. Podía haber sido una gran policía, repitiendo profesionalmente las respuestas como si esperara que él las cambiara en cualquier momento. Era evidente que no le creía una sola palabra. Quería atraparlo.
-"Sí, eso es. Después, Lily me invitó a cenar en agradecimiento."
-"¿Acaso no tenía dinero para pagarle?" -preguntó la mujer con expresión desconfiada.
-"Oh, sí. Claro que sí. Es que yo no quise cobrarle ya que me había encariñado mucho con Minino."
-"Qué generoso... O tal vez fue un flechazo y se enamoró de mi hija al instante de conocerla" -la señora Evans se burlaba descaradamente de él.
-"Es posible."
-"¿En serio? Dígame, señor Potter, ¿cuál es el la comida preferida de Lily?"
James tomó aire. Bien. Ahora venían las preguntas difíciles. Tendría que arriesgarse...
-"Pizza"
-"¿Qué tipo de pizza?"
-"De peperoni. Y también le fascina la comida china, los rollitos de primavera, y le encanta el pastel de chocolate" -por suerte, tenía una memoria envidiable y no se le había escapado un solo detalle de la heladera del apartamento de Lily.
-"¿Cuándo es su cumpleaños?"
-"El 31 de diciembre. Ella siempre anda bromeando con eso, señora Evans" –James observó que la mujer se ablandaba un poco-. "Dice que usted no pudo ser más inoportuna al traerla al mundo."
-"¿Enfermedades, cicatrices?" -Mary Anne era implacable.
-"Tuvo sarampión a los cinco años, tiene una pequeña marca en la rodilla izquierda, y se fracturó una pierna al caer de un árbol de la escuela cuando tenía diez años" -y añadió por si no la había impresionado suficientemente-. "Y uso corrector dental. De los once a los dieciséis. Lily odia esa parte de su vida particularmente."
Se alegró de haber recopilado un informe tan completo sobre Lily.
-"¿Flor favorita?"
¡Rayos! Esa era difícil. Por lógica tendría que saber cual era la flor favorita de su esposa...
-"Jazmines" –recordó que en su baño había shampoo y perfumes con esa esencia. Rezo por que no los hubiera comprado en una barata.
-"¿Cómo se llamaba su juguete preferido cuando era pequeña?" -Mary Anne se aplaudió internamente al ver como él titubeaba. "¡Ajá! Lo pillé, señor Potter…"
Pero su sonrisa desapareció cuando Potter se limpió las comisuras de los labios para responder al parecer con toda calma. En realidad, él estaba mirando por encima del hombro de Mary Anne. Lily había llegado con la bandeja del café. Gesticulaba exageradamente, y le hacía señas con la cabeza en dirección a la pared… Ah, ya lo veía. Un viejo portarretratos en el corredor. Una niña de unos ocho años arrastraba de la mano algo bastante grande. Un peluche enorme ¿O él la arrastraba a ella? ¿Quién era el maldito oso amarillo? Lily movía los labios y Potter la observaba con desesperación. "¿Cómo…? ¿Cuál es el nombre, Lily…? Vamos, nena, otra vez…" Un momento, ya lo tenía. Lily le estaba echando un cable y James se agarró a él con desesperación.
-"Si mal no recuerdo era un oso amarillo casi tan grande como ella al que le puso Orlando..." -Había acertado. Lo supo enseguida al ver la expresión sombria de su enemiga. Saboreó las mieles del triunfo mientras la señora Evans apretaba los labios, furiosa. Lanzó una mirada a Lily para pedirle que no interviniera. La tenía bajo control. Al final Lily se retiró sigilosamente, llevándose el café de vuelta a la cocina. James volvió a mirar a su suegra-. "¿Acerté?"
Mary Anne se volvió para comprobar que Lily no estaba cerca. Después, clavó nuevamente su astuta mirada castaña sobre James.
-"Puede que por ahora haya tenido suerte, jovencito. Pero sepa que no me engaña con esa cara de niño bueno."
James le mostró su atractiva sonrisa. Vaya. Nunca había recibido un piropo así. Y eso que le habían llamado de todo en la calle.
-"Señora…"
-"¡Silencio! No me creo una sola palabra de toda esta historia. Hay algo que no huele bien, jovencito. Y le prometo que haré lo imposible para averiguar qué es" -Mary Anne se puso de pie. James la imitó. Frente a frente, los dos parecían duros contrincantes en un ring de boxeo-. "Pero le diré algo, señor sabelotodo. Nadie le hace daño a mi Lillian. Nadie."
-"No quiero hacerle daño" -le sostuvo la mirada con decisión. Sorprendiéndose de la facilidad con la que le salió las palabras, y más aun cuan ciertas eran-. "Solo quiero cuidar de ella, Mary. La quiero proteger de todo lo que la puede llegar a lastimar."
Ella dudó unos segundos. En realidad, James no había mentido en esta ocasión. Quería cuidarla y protegerla. En eso había sido bastante sincero y al parecer la mujer lo noto.
-"Bien. Pero si le falla a Lily, tendrá que vérselas conmigo, se lo advierto."
James quiso reír ante la ironía de sus palabras. Claro que Mary no podía saberlo, pero si le fallaba a Lily ya nada tendría importancia. Porque ella o él o peor aún, ambos, estarían muertos.
Alzo la vista hacia la puerta de la cocina, y vio a la causa de sus tormentos sonriéndole dulcemente con la bandeja de café en las manos.
Que lo colgaran si esas mujeres no terminaban volviéndolo loco.
Continuara...
Nota de la Autora:
Hola Hola! Cómo les va luego de tanto tiempo sin vernos? Espero que bien y que sus ganas de matar a esta pobre y tierna escritora no sean muy grandes (Sueña vero, sueña q es gratis...¬¬). Les pido una gran disculpa, pero tuve algunos contratiempos que no me dejaron actualizaron tal como había dicho que haria, Perdón, Perdón, Perdón! Espero que el capi les guste! Yo ahora mismo debo correr pq ya casi no tengo tiempo para una cita... los veo pronto! Besos! Espero sus reviews ehhh!
Cuídense mucho, un montón de besos de chocolate para ustedes!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
PD: Qué opinan de la suegrita? Vamos cuenten cosas que les hayan pasado con los padres de sus respectivas parejas, me daran ideas para Mary Ann... Vamos!
