Editado 9/6/21
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Capítulo 1 – Presentaciones
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El joven se encontraba en Ciudad Cerezo, una pequeña localización apartada y lo suficientemente reducida para dudar su clasificación como Ciudad. Estaba sentado a la orilla de un lago oculto entre el bosque circundante, una sección apartada que siempre parecía estar desierta. Apenas llegó a la ciudad portuaria e hizo los papeles pertinentes, se trasladó a aquel retirado lugar en un intento por mantenserse en un entorno tranquilo.
Cerró los ojos, antes de dejarse caer sobre la hierba para cruzar los brazos sobre su cabeza. El viento sopló con suavidad agitando su cabello azul mientras el aroma floral del campo cercano innundaba sus sentidos y de forma inconsciente relajaba su cuerpo.
Ahora entendía cual era el atractivo del lugar y porque parecía ser un punto de interés a pesar de no contar con ningún edifcio de importancia reseñable. El escenario de un pueblo rodeado de flores le resultaba sumamente familiar y a la vez nostalgico, hasta llegar al punto de preguntarse si aquí también se usaba la miel para atraer a Pokémon de paladar dulce.
Volvió a apartar los recuerdos, casi con disguto y en cambio se centro en lo que podía escuchar desde su posición. Las hojas meciéndose, el suave movimiento del agua, el revoloteó casual de algún Pokémon salvaje por las cercanías. Todo le resultó agradable y normal, hasta que un gimoteo captó su atención.
Por pura curiosidad volvió a sentarse y buscó la fuente del ruido. No se sorprendió, al ver a una niña difusa entre los árboles ni del pequeño Pokémon verde que la acompañaba.
Conocia a ese Pokémon, sabía que era un Chikorita y que era un Pokémon raro a la par que típico para ciertos niños que gozaban con el privilegio de iniciar su aventura con "Pokémon Oficiales". El joven dejó que una sonrisa tirara de sus labios mientras el recuerdo de su propio inicio de viaje hace 8 años y con un Pokémon poco recomendable, pero tan rápido como se sumergio en ello lo sacudio.
Lo que menos quería era recordar y dejar que pensamientos indeseados se filtraran en su mente, pero parecía que todo lo que podía hacer era mirar con nostalgia y eso solo lo exasperaba. Finalmente soltó un suspiro y volvió a dejarse caer en la hierba mientras ocultaba su rostro debajo de su brazo y estiraba su cuerpo de forma perezosa.
Se giró sobre su costado y cerró los ojos dispuesto a descansar mientras se olvidaba de su entorno. Estaba a punto de quedarse dormido, cuando escuchó el crujido de la hierba cercana y los pasos apresurados que lo causaron, así como un jadeo poco disimulado del causante.
Volvió a abrir los ojos y con cierta flojera, se apoyó sobre un codo para poder visualizar a su repentino visitante. Frente a él y apenas un par de pasos de distancia, se encontraba la misma niña que había visto al otro lado del claro oculto.
Sus grandes ojos marrones lo observaban con curiosidad y algo de temor, pero lo que más llamó la atención del joven fue el gran y extraño gorro blanco que la niña llevaba sobre su cabeza. El accesorio era sumamente llamativo y disonante en comparación con la complexión de la niña, quién era demasiado delgada y pequeña.
— Uhm… ¿hola? — La niña saludó temerosa con el Chikorita a sus pies.
No sabía como exactamente habían llegado allí, pero podía intuir que estaba teniendo una carrera con su Pokémon y en las prisas ambas ingresaron al claro por error. Por lo que su comportamiento temeroso no era extraño, si tenía en cuenta que se encontraba en un callejón natural y que él era un completo extraño.
Así que se enderezó hasta quedar sentado y no parecer tan intimidante a los ojos de la intranquila niña.
— Buen día — Regresó el saludo con una pequeña sonrisa.
El joven aprovechó su nuevo posición para detallar mejor a la niña que por su estatura y apariencia no parecía tener más de 12 años, demasiado baja y delgada para pensar otra cosa. Todo en ella gritaba que era una novata, así que se no tuvo que razonar mucho para hacerse a la idea de porque lo miraba con tanta intensidad y curiosidad.
El Chikorita a los pies de la niña se sobresaltó y tensó, cuando el joven se puso de pie para sacudir sus pantalones y chaqueta dejando muy clara la diferencia de tamaños entre ambos entrenadores. Miró momentaneamente al Pokémon en busca de alguna señal alarmante, pero pareció relajarse junto con su entrenadora.
— Aunque no soy nativo de esta región, puedo decir que con ese Pokémon... ¿estás iniciando tu viaje? — Rio al escuchar el jadeo sorprendido de la chica que aún seguía manteniendo una distancia cautelosa.
— Uhm… No, se equivoca.
El chico dejó de reír y parpadeó desconcertado
— Estoy haciendo un recado, yo… no puedo iniciar mi viaje sin una Pokédex.
El joven entrecerró los ojos y bajó la mirada para perderse momentaneamente en sus pensamientos. Esto le dio margen a la niña para poder observar más de cerca al otro entrenador y como era de esperarse lo que más llamó su atención fueron los ojos de color inusual del mayor, así que terminó por acercarse de manera inconsciente para poder apreciarlos mejor.
— ¿Eso es algún requisito en esa región...?
La niña parpadeó y el calor se instaló en su cara, al ser descubierta tras acercarse para buscar la mirada del otro entrenador.
— No, realmente… — La chica susurró avergonzada mientras retrocedia un par de pasos — Es un requisito impuesto por mi madre y el profesor...
Los ojos de la pequeña volvieron a centrarse en el chico frente a ella, antes de que su postura nerviosa se enderezara y tendiera la mano.
— ¡Mucho gusto! Soy Lyra Soul de Pueblo Primavera y está es Chika — Señaló al pequeño Pokémon a sus pies — ¿Usted es… ?
El joven intercambió la mirada entre la mano ofrecida y la niña con una sonrisa nerviosa. No tardó en corresponder el gesto con un suave apretón entre sus manos y una sonrisa amble.
— Un gusto Lyra, Soy Galen Archaic de Ciudad Eterna.
Lyra ladeó la cabeza y entrecerró los ojos, abriendo y cerrando los labios.
La repentina acción causó gracia a Galen que no pudo evitar reír, a pesar de ser consciente de la cara disgustada y avergonzada de que Lyra le estaba dedicando.
— ¿Ciudad Eterna…? — Lyra desvió la mirada — No me suena a una ciudad de Johto... — Se llevó la mano a la barbilla — ¿Quizás eres de Kanto?
Galen sacudió la cabeza, aun riendo.
La duda de la niña parecía genuina, ya que si decía la verdad al asegurar que todavía no comenzaba su viaje, significaba que era demasiado joven o inexperta para conocer algo más que su propia región. La mueca en el rostro de la pequeña pareció agravarse mientras tomaba en brazos a su Chikorita y lo apretaba contra su cuerpo, así que el joven se forzó a recomponerse y tomar una actitud más adecuada.
— No es ni de Johto ni de Kanto, sino Sinnoh — Galen miró de reojo a la niña, solo para ver como tanto ella como su Pokémon le brillaban los ojos con obvia curiosidad — Veo que tienes un vínculo bastante fuerte con ese Pokémon ¿Estas segura que no estas por iniciar tu viaje?
Lyra se encogió con una pequeña sonrisa en sus labios mientras Chikorita soltaba un chillido alegre y se frotaba contra la mejilla de su entrenadora.
— Es verdad que aún no inicio mi viaje, pero me alegra escuchar eso... — Lyra dio un rápido vistazo a la ruta detrás de ella, antes de volver a enfrentar al joven frente a ella — Sr. Archaic.
— Por Arceus... ¿Parezco tan mayor? — Galen sonrió con incomodidad — Está bien si solo me llamas Galen, así que... ¿En qué puedo ayudarte?
Lyra asintió en comprensión y depositó a Chikorita en el suelo
— No quisiera molestarlo más de lo necesario, pero… — Lyra se movio incomoda en su lugar — ¿Podría indicarme donde vive el Sr. Pokémon? Estuve intentando preguntar, pero nadie me dio una respuesta clara.
— Uhm… — Galen vaciló ante su propio desconocimiento de la región — Como dije soy de Sinnoh…
El problema estaba en el rostro desanimado que mostró la niña tras su declaración y que solo hizo que sintiera pena por ella. Se maldijo internamente por ser tan blado, antes de recobrar su sonrisa y agregar.
— Aunque puede que haya visto a esa persona... — Galen notó como su declaración hizo que la expresión de Lyra cambiara por una alegre.
Galen se llevó una mano a la barbilla e hizo memoria para ver si entre la lista de personalidades que fue forzado a conocer estaba un tal Sr Pokémon. No quería arruinar las pequeñas esperanzas que la chica parecía estar depositando en él, pero nadie llegaba a su mente y eso era extraño si tenía en cuenta su trabajo.
Entonces un recuerdo de un par de días atrás le dislumbró a un hombre vestido de forma llamativa, algo demasiado formal para la zona semi-rural y que a pesar de todo daba la sensación de familiaridad con las personas del lugar. Era un hombre mayor que había pasado a comprar algunos suministros básicos, pero que logró llamar su atención por esa vestimenta inusual.
— Creo que se de quién hablas — Galen desplegó el Pokégear en su muñeca y navegó por las opciones hasta dar con la aplicación del mapa — Si no me equivoco, que espero que no, hay una cabaña en lo profundo de esta ruta y ese debe ser Sr. Pokémon
Lyra se acercó a Galen para observar el punto indicado y casi al momento se encogió abatida. Esto llamó la atención de Galen que miró a Lyra de reojo mientras esta se alejaba a paso lento y temeroso en dirección a la ruta señalada.
— Sabes que mientras Chika este contigo no te pasara nada ¿verdad? — Galen pronunció la frase que muchas veces escucho en su niñez, aunque lo preocupó el asentimiento vacilante que recibió como respuesta — ¿Qué te molesta?
— Los Pokémon salvajes no son el problema, sino los entrenadores... — Lyra suspiró y miró a su Pokémon — Aunque tengo tiempo con Chika… no sé si esté lista para una batalla real — Se agachó y cepilló la cabeza de su pequeña compañera.
— Comprendo el sentimiento, ya que también tuve miedo en mi primera batalla Pokémon — Galen recordó el momento con cariño — Pero te aseguro que no tienes que preocuparte por nada y ese miedo pronto lo perdera o terminara por transformarse en determinación.
— Eso espero…— Lyra dedicó una sonrisa tensa a Galen.
Lyra balanceó su peso sobre sus piernas y se frotó el brazo con insistencia mientras reunía valor para dar el primer paso con Chika igual de ansiosa. Galen presenció la escena en silencio, antes de dejar escapar un suspiro y decidir que podía darle un pequeño empujón a la joven entrenadora. A fin de cuentas, él no tenía nada mejor que hacer y el hacer de escolta no sonaba tan mal en ese momento.
— Sabes... tenía planeado hacer una caminata — Galen dio un par de pasos y se detuvo junto a Lyra — ¿Qué dices si aprovechamos y te acompaño hasta esa cabaña?
Lyra miró sorprendida a Galen, antes de que sus ojos tomaran un brillo humedo. Galen pensó que la niña iba a ponerse a llorar, pero esta le dedicó una gran sonrisa y asintió con entusiasmo.
Esta vez fue el turno de Galen de sorprenderse, cuando Lyra lo tomó por la muñeca enguantada y tiró de él para dar el primer pasó dentro de la ruta con Chika siguiendolos de cerca.
— ¡Muchas gracias, Galen! ¡De verdad! — Lyra tarareó mientras evitaba hacer contacto visual y practicamente arrastraba al varón.
— No hay de qué, Lyra… — Galen notó que las manos de Lyra estaban frías y algo húmedas
«Está nerviosa...» Pensó con diversión.
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Lyra se detuvo vacilante y apretó la unión que tenía con el otro entrenador, antes de dar su primer paso dentro de la hierba alta. Una idea tardía paso por la mente de Galen mientras comprobaba las Pokéball que descansaban en su cinturón y hacía memoria de los Pokémon que traía consigo.
No creía que la zona ameritara ser tan cauteloso, pero si algo había aprendido con sus años de viaje y entrenamiento era que toda precaución podía ser poca. Vio como Chika saltaba dentro de la vegatación con más confianza que su entrenadora, algo que lo desconcerto momentaneamente hasta que sus dedos tocaron papel duro en su cinturón.
Confundido sacó el objeto para encontrar con una guía que había olvidado que poseía y aprovechó para revisarla mientras se dejaba guiar por la pequeña entrenadora. Confirmó con cierto alivio que sus sospechas eran ciertas y que al final de la ruta se haya la casa del Sr. Pokémon.
— Eres entrenador ¿cierto?
La repentina pregunta de Lyra hizo que Galen dejara de leer y le prestara atención.
— Sí, soy entrenador nativo de Sinnoh. Aunque he estado viviendo por un tiempo en Hoenn — Al ver la expresión emocionada de Lyra, Galen agregó divertido — Ahora he venido para conocer un poco Johto y quizás Kanto.
— ¡Wow! seguro conoces muchos lugares... y Pokémon — Lyra hizo un puchero y bajo la mirada para darse cuenta que aún sostenía al otro entrenador por la muñeca — ¡Bienvenido a Johto! — Soltó la mano del varón mientras levantaba las suyas y sonreía con nerviosismo — Y lamento... haber agarrado tu mano así.
La acción llamó la atención de Galen y le causó gracia la timidez que podía expresar la entrenadora novata.
— Gracias y... no es malo buscar seguridad cuando se está nervioso — Galen se detuvo y ofreció su mano — Si aún te sientes insegura puedes seguir tomando mi mano, no me incomoda, Lyra.
Lyra pareció entrar en una pequeña crisis que a Galen le causó gracia y pena por igual, así que decidió no molestarla más y simplemente retiró su mano, antes de sonreír y sacudir la cabeza de un lado a otro. Galen admitió en silencio que la niña era adorable y que no se arrepentía de acompañarla.
— Será… mejor apresurarnos ¡No quiero tomar tanto de tu tiempo! — Fue la excusa que soltó Lyra, antes de apresurarse a tomar la delantera.
De repente unos gritos de batalla Pokémon se escucharon desde la distancia, pero a penas fueron captados por Lyra detuvo su pequeño trote. La acción repentina hizo que Galen tropezara con ella y tuviera que sostenir el cuerpo tenso de Lyra para que no cayera contra el suelo.
— ¿Estás bien? — Galen preguntó preocupado.
— No es nada… — Lyra sacudió la mano como para restar importancia al asunto, antes de forzarse fuera del agarre del varón y caminar un par de pasos rígidos.
Los gritos se hicieron más nítidos a medida que se adentraban en el bosque, hasta que finalmente se revelaron los dos niños que estaban teniendo un combate entre un Ratatta y un Pidgey. Galen observó divertido el encuentro entre los dos entrenadores principantes que erraban en sus comandos por su nerviosismo y solo confundian a sus Pokémon.
Galen solo dejó de restar atención a la batalla, cuando sintió la presión de un par de delgados brazos sobre el suyo y como el pequeño cuerpo de Lyra, se presionó contra su costado. No dijo nada respecto al extraño comportamiento y solo se limitó a continuar caminando mientras hacía de barrera entre la niña y la batalla que parecía no querer presenciar.
Podía entender que un entrenador novato tuviera miedo a enfrentarse contra otro por la novedad y la inexperiencia, pero sentir el cuerpo tembloroso junto a él, solo lo inquietó. Se preguntó si ella tuvo alguna mala experiencia en batalla en el pasado o si simplemente aún no tenía una y estaba temiendo de alguna forma encontrarse en el peor escenario posible cuando el momento llegara.
— Lyra... — Galen llamó la atención de la temerosa niña — Entiendo que tengas miedo, pero no debes temer a las batallas, porque tu Pokémon ansia batallar
Lyra parpadeó entre confundida y sorprendida mientras miraba de reojo a Galen, sin comprender del todo sus palabras. Pero cuando bajo la mirada y se topo con su Pokémon, no tardó en darse cuenta de como Chika observaba la batalla.
El Pokémon estaba tan concentrado en el evento que tropezaba sobre sus propios pies y aun así se negaba a apartar sus grandes ojos del encuentro. Lyra hizo una mueca ilegible, antes de suspirar y asintir en comprensión.
— No... tengo miedo a las batallas — Lyra susurró, sin mirar al otro entrenador — Solo... no quiero que Chika se lastime.
Galen meditó la respuesta de la niña, antes de suspirar y palmear su cabeza hasta hundir ligeramente el gran gorro.
— Eso puede ocurrir, pero creo que también deberías considerar los sentimientos de tu Pokémon — Galen se detuvo y se arrodilló para quedar al nivel de Chika — Ella es tu compañera, así que no se quejará, pero no es justo que le niegues la experiencia por tus temores y más cuando ella parece entusiasmada con la idea.
Lyra miró a su Pokémon mientras este soltaba un chillido alegre, antes de dar un par de pequeños saltos cerca de sus pies. Terminó por arrodilarse junto a Galen y acariciar a Chika con cariño, al tiempo que este comenzaba a ronronear.
— Lo siento Chika... Debo ser una compañera egoísta y descuidada.
Chika brincó a los brazos de Lyra que rio, antes de alzarla por encima de ella
— Oye Chika ¿Quieres tener una batalla Pokémon?
El pequeño y tierno Pokémon verde chilló emocionado mientras se retorcia en las manos de su entrenadora.
— Te prometo que pronto tendremos una batalla Pokémon y que me comportare como un compañero digno — La determinación brilló en los ojos de Lyra.
Galen observó la escena en silencio y no pudo evitar recorar con diversión sus propios problemas al iniciar su viaje, aunque él no tuvo tanta suerte y se vio forzado a avanzar por si solo, sin recibir apenas consejos y cargando con un Pokémon problemático. Por instinto llevó una mano a su cinturón y acarició las Pokéball en él.
Lyra se incorporó con Chika aún en brazos y miró de reojo a Galen que parecía estár perdido en sus pensamientos. El calor volvió a acentarse en el rostro de la niña mientras pensaba en el tiempo que estaba haciendole perder al otro entrenador con sus problemas triviales, así que carraspeó para llamar la atención del varón.
— Gracias por tus palabras, Galen — Lyra agradeció con sinceridad mientras se inclinaba frente al joven — De verdad nunca pensé en como se sentía Chika al respecto y eso fue muy egoista de mi parte — Se lamentó — También discúlpame por estar robando tanto de tu tiempo.
— No es para tanto, Lyra — Galen se alarmó ante el gesto exagerado — Es algo que tarde o temprano hubieras notado.
— Si tú lo dices... — Lyra suspiró no muy convencida, pero de igual forma relajó su cuerpo y mente — Creo que tomare tu palabra...
Lyra intercambio miradas entre su Pokémon y Galen, antes de sonreír y volver a tomar la muñeca del desprevenido entrenador. Galen se sorprendido por la acción repentina, pero no opusó resistencia y solo se limitó a seguir el ritmo de la enérgica joven.
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Fin del capítulo
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Nota: El personaje de Galen esta inspirado en los que serían Dennis y Austin, los Ace Trainer de Sinnoh (Perla, Diamante o Platino) y Unova (Black y White) respectivamente. Esto solo para dar una referencia visual del personaje, por si existe curiosidad al respecto.
