Editado el 9/6/21
O000O
Capítulo 3 – Primeras Batallas
O000O
Galen y Lyra emprendían su viaje de regreso a Ciudad Cerezo, aunque la joven no paraba de hacer pucheros.
— ¿Sabes que podrías haber avisado que no te gusta el té? — Lyra miró de reojo a su acompañante, antes de suspirar — Porque de saberlo no habría insistido en quedarnos, Galen.
— Lyra... seguramente si no nos hubieramos quedado no habrías recibido esa Pokédex — Galen puntunalizó sin mirar a la niña — Además que no me guste, no significa que vaya a morir por ello — Se encogió de hombros.
Lion lideraba el camino mientras era seguido muy de cerca por una Chika curiosa. El Pokémon inicial se mostraba sumamente curioso por el otro tipo planta, aunque este no parecía muy a gusto con este hecho y seguía mostrandose agresivo ante cualquier acercamiento.
A pesar de las muestras de rechazo que Lion estaba teniendo con los dos novatos, Galen sabía que su Pokémon no dañaría ni a la niña ni al pequeño Pokémon y que solo estaba marcando un límite de interacción entre ellos. No podía forzar a Lion a aceptar el afecto de Lyra, aunque esta última no parecía muy afectada por ello y en cambio se mostraba más entusiasta por seguir insistiendo.
— ¿En serio...? — Lyra se burló sacando a Galen de sus pensamientos — Porque tu cara de asco era tan obvia...
Lyra comenzo a reír ante el recuerdo de la cara asqueada de Galen, cuando le entregaron la taza humeante y después de dar un primer sorbo largo.
— Ah... ¿Te parece graciego, eh? — Galen sonrió dispuesto a molestar a la entrenadora más joven — Por lo menos... yo no estuve sorbiendo mocos con mi té.
Lyra dejó de reír para soltar un gemido y ocultar su cara detrás de sus manos, aún consciente de su exagerada reacción al recibir la Pokédex. De repente el pelaje de Lion se erizó y detuvo sus pasos para mirar a un arbustro cercano.
Galen también se detuvo y observó con interés a la misma dirección que su Pokémon, aunque no estaba muy preocupado por lo que pudiera salir. Lyra y Chika imitaron a los mayores, pero permanecieron espectantes ante lo que parecía iba a ocurrir.
— Uhm... — Lyra agarró el brazo de Galen, sin apartar los ojos del arbusto — ¿Qué pasa...?
Chika dio un paso al frente y se paró junto al otro Pokémon más viejo, incluso cuando no parecía muy consciente de lo que hacía, aún se colocó entre la amenaza y los entrenadores. Galen tuvo que aplaudir el gesto del pequeño e inexperto Pokémon que a pesar de todo estaba actuando de forma correcta.
El arbusto comenzó a crujir y de él salió un pequeño gusano marron con un pincho blanco en la cabeza. El Pokémon levantó la mirada y dejó a la vista una nariz redonda y roja, antes de soltar un chillido en dirección de los Pokémon y sus entrenadores mientras arruinaba todo el ambiente tenso.
— Bueno... — Galen puso sentir como Lyra temblaba ligeramente — Un aterrador Weedle aparecido... ¿Sería un buen oponente para inciar oficialmente tu aventura? — Tuvo que morderse la lengua para no reír del tope avance del gusano que parecía muy dispuesto a batallar con ellos.
Para sorpresa de Galen, Lyra tomó enserio sus palabras y se apartó de él para hacerle frente al Weedle. Su sugerencia había sido una broma, pero si ella quería tomarla enserio podría convertirse en una buena o mala experiencia.
— Muy bien... — Lyra tomó una respiración profunda — Esto será fácil porque Chika es fuerte — Su postura se hizo más segura — ¡Adelante Chika!
Ante la orden el pequeño Pokémon avanzó con enérgicos brincos y se detuvo frente al Weedle.
— Hojas navaja.
Galen observó pasivamente y esperó que el ataque ordenado hiciera poco o ningún daño al Pokémon insecto, lo que si no se esperaba era que este saliera disparado para estrellarse contra un árbol cercano y caer insconciente al instante. Parpadeó momentaneamente consternado por lo que acababa de presenciar, pero entonces recordó el comportamiento extraño de la joven y su temor por las batallas con otros entrenadores, así que era muy probable que este no fuera su primera combate y lo que sea ocurrio en aquel entonces era la causa de su temor.
Lion bostezó no muy interesado en el pequeño espectaculo mientras mantenía sus orejas alertas al entorno y al pequeño Weedle humillado. Galen también miró al Pokémon insecto con cierta preocupación, ya que era consciente de las posibles consecuencias que podría traer esa batalla, antes de fijarse en el bosque que los rodeaba.
— ¿Quieres capturarlo? — Galen dejó de mirar alrededor y se fijó en la niña a unos pasos de él.
Lyra parpadeó largamente, antes de sacudir la cabeza de un lado a otro.
— Aunque quisiera no tengo Pokéball — Lyra se rascó la nuca mientras sonreía avergonzada — Además no creo que este feliz si lo llevo conmigo, así que mejor que sea libre.
Chika comenzó a brincar entre los pies de Lyra mientras esta la acariciaba y felicitaba por su primera victoria como entrenadora oficial. Galen dejó de observar a la niña y en cambio se fijó en como el gusano recobraba la consciencia, antes de huir por el mismo lugar de donde había salido.
Entrecerró los ojos y rezó porque no ocurriera nada, aunque estaba muy seguro que nadie lo escucharía y que terminaría por pasar lo que temia. Suspiró ante las malas sensaciones que tenía y decidió observar a la novata con su Pokémon.
— Por cierto... — Galen caminó junto a la entrenadora para acariciar a Chika — No pude evitar notar que Chika tiene algo de experiencia — Observó como Lyra se tensaba a su lado — ¿Tiene tiempo contigo?
Lyra se incorporó de forma mecánica y comenzó a jugar con sus manos en un gesto nervioso, antes de enfrentar a Galen con la mirada.
— Bueno... Chika ya tiene conmigo dos años — Lyra rio nerviosa — Y hemos tenido batallas amistosas con Ethan — Su expresión se ensombreció — Siempre perdiamos y en una... Chika resultó bastante herida...
Galen permaneció unos segundos en silencio mientras estudiaba la expresión y reacciones de la joven.
— Ya veo... — Galen le dedicó una sonrisa comprensiva, al ver la mirada triste de la joven — Este Ethan... ¿Es algún conocido tuyo?
— Si... es un vecino y mi amigo de la infancia — Lyra comentó con cariño — Se supone que ibamos a empezar nuestro viaje juntos, pero me enferme unos días antes de que el Profesor Elm nos entregara nuestro Pokémon y no pude iniciar con Ethan, pero consiguió a alguien...
Galen procesó las palabras mientras miraba la expresión abatida de Lyra tras su última declaración. Chika pareció notar el estado de ánimo de su entrenadora, ya que se apresuró a demandar atención que Lyra regresó gustosa, antes de parpadear y buscar en los bolsillos de su overol.
Galen se estremeció ante la vista de la Pokédex y observó en silencio como la niña señalaba a los Pokémon para que el aparato cantara la información almacenada.
— ¡Ah...! — Lyra exclamó entre risas — Ahora entiendo todo... No sabía que los Leafeon fueran Pokémon evasivos — Sonrió al escuchar el resoplido del Pokémon — Supongo que tuviste suerte al encontrarte con Lion...
— No realmente — Galen sacudió la cabeza mientras cerraba los ojos y se cruzaba de brazos — Lo tuve desde que era un Eevee y evolucionó literalmente por accidente... — Se encogió de hombros — Será mejor que retomemos el camino.
Lyra asintió ante la sugerencia y ambos se pusieron en marcha mientras Lion volvía a tomar la delantera del grupo y Chika permanecía cerca de su entrenadora. Avanzaron en silencio por algunos minutos, hasta que Lyra no pudo con el aburrimiento y miró curiosa a su acompañante.
— ¿Lion es tu primer Pokémon? — Lyra se inclinó y cruzó las manos por detrás de su espalda.
Galen estaba a punto de responder, cuando escuchó el sonoro siseo de Lion. Por lo que buscó al Pokémon para encontrarlo con los caninos visibles y el pelaje erizado mientras mantenía la vista en el bosque que los rodeaba.
Desenganchó otra Pokéball de su cinturón, antes de interponerse entre la entrenadora y el bosque. Lyra que no sabía que estaba pasando, se acurrucó detrás de la espalda de Galen y observó como Chika miraba confundida a ambos mayores.
— Este es el motivo por el que mucho entrenadores evitan enfrentarse a los Weedle — Galen susurró lo suficientemente alto para que la entrenadora escuchara.
— ¿¡Qué!? — Lyra se alarmó — ¿Es mi culpa...?
Galen no tuvo tiempo de responder, cuando una sería de zumbidos comenzaron a escucharse y las copas de los arboles crujieron al ceder ante el paso de algo. Lyra soltó un chillido agudo, al ver a un grupo seis Beedrill zumbando enfadados y preparandose para atacar a la pareja.
Chika y Lion brincaron al frente, pero Lyra retrocedió asustada mientras se escondia por completo detrás del varón. Chika miró preocupada la vacilación de su entrenadora, así que dio un par de pasos atrás.
— Lion, usa hoja aguda — Galen ordenó.
Lion se avanzó a gran velocidad y destreza mientras usaba los árboles cercanos como soporte para tomar altura y atacar a los Pokémon insecto en el aire. Logró golpear a dos, antes de caer con gracia en el suelo y volver a brincar para esquivar los aguijones que iban en su dirección.
El zorro evitaba sin problemas los aguijones de los enfurecidos Beedrill, pero no lo dejaban atacar y los caidos comenzaban a salir de su estado aturdido. Galen pudo escuchar como más zumbidos comenzaban a hacerse presentes, antes de que otros tres Beedrill hicieran acto de presencia junto con los dos caidos que retomaban vuelo.
Lion reaccionó a los nuevos atacantes y brincó encima de ellos para llamar la atención a él. Siguió deslizandose entre las copa de los árboles, troncos y suelo mientras evitaba con gracia las arremetidas de los enloquediso insectos.
Galen suspiró ante el pequeño batallón que se estaba formando frente a él, antes de buscar a Lyra para encontrarla aferrada a su chaqueta. La chica temblaba, al tiempo que mantenía la mirada fija en los Pokémon salvajes e ignoraba los gimoteos de Chika.
— Oye Lyra ¿Puedes mirarme? — Galen intentó llamar la atención de la niña, pero esta lo ignoró — ¡Lyra!
La nombrada se estremeció y giró la cabeza hasta que sus ojos se encontraron.
— Tienes que calmarte ¿vale? — Galen sonrió con suavidad — Antes me preguntaste cuál era mi primer Pokémon — Hizo girar la Pokéball en sus manos — Creo que es buen momento para presentarlo — Su sonrisa vaciló — Solo... no te asuste ¿si? Puede parecer intimidante, pero... es mucho más agradable que Lion.
Lyra se estremeció al escuchar los ataques cercanos, pero asintió sin dejar de mirar al varón. Galen le regresó el gesto, antes de darse la vuelta y lanzar la Pokéball.
— Ginger, usa Garra dragón y dispersa a esos Beedrill.
Galen sintió como Lyra tiró de su chaqueta, cuando una especie de tiburón de pecho rojo y vientre amarillo emergió de la Pokéball con un rugido, antes de abalanzarse con los pinchos de sus alas recubiertos en un brillo verdoso contra el grupo de insectos aturdidos por el rugido. De nueva cuenta dos Beedrill fueron golpeados contra el suelo e incapacitados al instante por el tiburon de tierra que chasqueó sus fauces y dejó que las ascuas salieran en anticipación.
— Lanzallamas...
Galen observó indiferente como el ataque impactaba de lleno en cuatro de los insectos y como estos caían inertes al suelo. El resto del batallón se apresuró en tomar a los caidos y no paso mucho tiempo, antes de que el lugar quedara desprovisto de los molestos zumbidos.
El olor a quemado aun estaba en el ambiente, cuando Galen observó detenidamente a sus Pokémon, antes de relajarse y buscar a Lyra. La encontró aún aferrada a su chaqueta y con la mirada clavada en el Pokémon dragón, aunque no pudo identificar si tenía miedo o solo estaba impresionada.
Galen soltó un suspiro desganado mientras se preguntaba si había mostrado algo demasiado impactante a la joven o si actuó de forma adecuada ante el ataque los insectos. Sabía que generalmente la gente huía de los Beedrill, pero sintió que no era necesario si casi cualquier de sus Pokémon podía hacerles frente con facilidad.
— Lyra — Galen llamó a la niña que se sobresaltó al escuchar su nombre — Él es Ginger mi primer Pokémon, es un Garchomp y aunque tenga esa apariencia es más amigable que Lion — Presentó oficialmente, cuando el masivo Pokémon se giró y observó curioso a la chica junto a su entrenador.
Ginger caminó a paso lento y cautelosa hasta los entrenadores, solo se detuvo cuando Chika se interpuso en su camino y lo observó desafiante. Lyra se horrorizó ante esto y se apresó en alcanzar a Chika para tomarla en brazos, pero con esa acción quedó a merced del inmenso Pokémon.
Galen observó entre preocupado y divertido como Ginger se inclinaba para olisquear a la entrenadora con su Pokémon. Toda su preocupación se esfumó, cuando escuchó a Lyra reír y retorcerse en el momento en el que la piel áspera del tiburón terrestre fue frotada contra su mejilla.
Lyra dejó salir un chillido ahogado, al ser jalada contra el cuerpo del dragón y estrechada en un abrazo tosco. Galen entornó los ojos ante la escena y golpeó el lomo de Ginger, cuando la expresión de Lyra paso de la diversión a la incomodidad.
Ginger soltó un resoplodo, pero hizo caso a su entrenador y soltó a la joven.
— Se te olvida tu fuerza y que tu piel no es del todo agradable al tacto ¿verdad? — Galen reprendió la actitud pegajosa de su Pokémon.
Ginger parpadeó y ladeó la cabeza en confusión, antes de bajarla y observar a Lyra espectante.
— Tengo a Ginger desde que era un Gible — Galen acarició la cabeza del Pokémon que soltó un rugido bajo símilar a un ronroneo — Créeme si te digo que este grandulón no se comportaba así cuando era pequeño y fue en muchos sentidos el peor inicial que pude elegir — Rio al escuchar el gruñido del dragón — Pero fuera de lo díficil y complicado que fue criarlo, no me arrepiento de haber empezado mi aventura con él.
Lyra asintió sin dejar de mirar al dragón y a Galen.
— Ya veo... — Lyra pareció relajarse por completo y sonrió a la pareja ante ella.
Lyra volvió a acercarse al Garchomp y extendió la mano para comenzar a acariciarlo de la misma forma que hizo el otro entrenador. Galen aprovechó que la joven estaba entretenida con Ginger para revisar a Lion, el zorro se encontraba parado junto a él, no parecía estar envenenado y seguía tan alerta como antes de empezara la repentina batalla.
— Un placer Ginger y gracias por la ayuda.
Ginger ronroneó y se apoyó a la caricia de Lyra, hasta que el sonido estridente de un Pokégear lo hizo gruñir. Lyra apartó la mano y se apresuró en tomar el dispositivo que colgaba precariamente de su bolso.
Galen tomó nota de aconsejarle cambiar el lugar de su Pokégear, ya que allí podía desengancharse con fácilidad, antes de darse la vuelta dispuesto a alejarse para darle privacidad a la joven. No llegó a dar el primer paso, cuando sintió el tirón conocido en el dobladillo de su chaqueta, así que se giró para buscar alguna explicación, pero Lyra estaba completamente centrada en el aparato en sus manos.
Se cruzó de brazos resignado mientras esperaba que la niña tomara la llamada y acabara con el sonido infernal que había elegido como tono, otro consejo sería cambiar su molesta elección. Miró largamente a Lyra y se preguntó si era normal que tomara confianzas tan rápido con un desconocido como él.
— ¡LYRA! — Una voz masculina resonó del otro lado de la línea — ¡Esto es un gran problema! ¡Uno muy grande! — Declaró desespero — Debes tener cuidado al... — La llamada terminó de forma abrupta.
—¿Uhm...? — Lyra parpadeó largamente sin apartar los ojos del dispositivo, antes de buscar a su acompañante — Creo... que debo ¿Apresurarme...? — Dudó de sus propias palabras, antes de volver a fijarse en el aparato — Bueno... — Enfrentó a Galen y se inclinó — Muchas gracias por la ayuda y... por acompañarme.
— No hay nada que agadecer... como te dije a sido un placer — Galen palmeó el gorro de Lyra y rio al ver su mueca de disgusto — Ve con cuidado y no ataques Weedle salvajes...
Lyra frunció los labios mientras el calor subía por sus mejillas.
— Me cuidare y no atacare más Weedles — Lyra relajó su expresión — Ustedes cuidense también — Volvió a acariciar a Ginger y miró de reojo a Lion — Fue un placer conocerlos y esperó que la próxima vez que nos volvamos a encontrar, Lion sea un poco más amigable — Rio cuando el Pokémon se giró ofendido.
Lyra soltó a Chika y estuvo a punto de girar, cuando cambio de idea y enfrentó a Galen. Antes de que el muchacho pudiera apartarse, extendió los brazos para engancharlos alrededor del cuello más alto y tirar de la unión para recargar todo su peso en él.
Se alejó tan rápido como sus pies volvieron a tocar suelo, no sin antes dedicarle una sonrisa burlona a la expresión pasmada del varón.
— Muchas gracias, Galen — Lyra gritó después de alejarse — Ojala conozca más gente como tú en mi viaje — Sacudió la mano en un gesto de despedida, antes de comenzar a trotar para tomar ventaja del otro entrenador.
Galen observó aturdido a la niña alejarse, hasta que un resoplido burlón lo sacara de su estado y se palmeara el rostro con vergüenza. La idea de que una niña timida e inocente se acabara de burlar de él, aún se sentía extraña, pero no le resultó tan ofensivo como debío serlo.
Escuchó de nuevo el resoplido burlón de su compañero, así que le dedicó un manotazo en el lomo, antes de regresarlo a su Pokéball. Lion que había permanecido indiferente a todo, miró fijamente a su entrenador y simplemente sacudió la cabeza de lado a lado en respuesta a lo ocurrido.
— Es solo una niña que no sabe lo que hace — Galen se defendió de las acusaciones silenciosas — Es algo normal que sienta apegos esporadicos... — Vaciló — Dawn hacía lo mismo con casi cualquier joven con el que nos cruzabamos.
Galen se límito a suspirar, al ver como Lion entornaba los ojos y miraba sin intereés el bosque cercano. Se resignó de intentar converser a su Pokémon y en cambio, buscó su propio Pokégear en su muñeca.
Navegó por las aplicaciones del aparato y desplegó la mensajeria mientras se hacía a la idea que debía permanecer un poco más en la zona. Los Beedrill podrían volver a aparecer y atacar a cualquier entrenador novato que pasara por el lugar, así que asegurarse que dicho evento no se presentara.
Caminó hasta un árbol cercano y se dejó caer contra el troncó mientras comenzaba a leer los mensajes. Por su parte, Lion se acurrucó cerca de él y reclamó por todo el cariño no entregado.
— Eres un odioso... — Galen cepilló el pelaje del Pokémon — No te costaba nada dejar que Lyra te acariciara — Miró el camino por donde acababa de desaparecer la joven — Por Arceus, espero estar equivocado...
Lion se quejó y golpeó el rostro de Galen con la hoja de su cola, cuando este dejó de acariciarlo. Galen entrecerró los ojos a su Pokémon, pero agradeció en silencio la distracción, antes de retomar sus caricias e intentar apartar la sensación incomoda demasiado conocida que se retorcia en su interior.
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Fin del capítulo
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