Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer, las historias salieron de mi hermosa y pelirroja cabeza. No se permite publicar en otras plataformas.
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SUMMARY: Tal vez un podcast no era la mejor forma de conocer a alguien, se suponía que los negocios no se mezclaban con placer. ¿En qué demonios estaban pensando?
Pareja: Edward/Bella
Rated: M
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ISABELLA POV
— Hola, ¿Edward? Me atrasé un poco en la conferencia, pero ya salgo para tu departamento. — comenté un poco corta de aire mientras abría la puerta de mi Uber y entraba.
— Descuida, Bella. Los chicos están entretenidos, grabaremos en unas dos horas. Aún hay tiempo. — su voz relajada y suave envió una sensación agradable por mi cuerpo, casi relajando mis músculos.
Hace algunos días, el representante de Edward y Emmett se había contactado conmigo, los chicos conducían un podcast con bastante influencia en las redes y, gracias a mi trabajo como conferencista en marketing y redes sociales, se habían interesado en que participara en su más reciente episodio.
Claro que para mí también era beneficioso, más visitas significaban más personas que me contratarían en un futuro próximo, lo que era equivalente a más trabajo, lo que resultaba en más dinero y, por ende, mis muy merecidas vacaciones.
— De acuerdo, ya voy en camino, debería llegar en unos treinta minutos. — después de las despedidas, ambos cortamos la llamada.
Me sorprendí mucho cuando me explicaron que el podcast se grababa en la sala de su departamento… habría esperado algo un poco más… profesional… pero nunca se juzgaba a un libro por su portada y, por los números que manejaban en sus redes, no iba a cuestionar de ninguna manera su metodología.
Fue así como acordamos grabar después de mi última conferencia esa semana, la cual se había retrasado gracias a uno de los ponentes, los expositores de más edad siempre parecían tardar más tiempo y se aseguraban de dejar en claro su expertis y sus múltiples grados de estudio.
Por esa misma razón no había podido cambiarme, tenía planeado reservar una de las habitaciones del hotel en donde se llevaba a cabo el evento y poder darme un baño y relajarme un rato antes de partir a la grabación. Pero, los planes habían cambiado. Ahora llevaba mi molesto equipaje de mano en el que había guardado mi ropa casual, no había forma de que me hicieran grabar con un traje sastre.
Sin darle más vueltas al asunto, me relajé en el asiento trasero y disfruté el paseo.
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Con dificultad entré al ascensor del edificio recordando el piso que me había indicado Edward en su último mensaje de ayer. En un par de minutos llegué su piso y me distraje al ver las únicas dos puertas en este, ¿cuál sería la de Edward?
Decidiendo probar suerte, di un par de golpes suaves a la puerta de la izquierda. Se escuchaba algo de ruido dentro, un pequeño parloteo seguido de unos pasos apresurados. La puerta se abrió.
Claro que había visto un par de videos de los chicos, quería estar preparada para lo que me esperaba, pero la cámara no le hacía justicia.
Uno noventa, cabello cobrizo, no era musculoso, pero definitivamente tenía lo suyo, los enfundados jeans le quedaban de infarto y la remera beige le quedaba fantástica. Pero lo mejor de todo eran el par de diamantes esmeraldas que hacían su propia inspección de mi atuendo, no perdía ningún detalle.
Sabía que me veía bien con mi traje, pero admitámoslo, no estaba hecho para seducir, así que me pareció bastante galante por su parte.
Mi saco negro se ajustaba a la cintura y mostraba un poco de mi escote debajo de mi blusa interior roja, los pantalones de vestir negros eran más bien conservadores, pero se amoldaban a mis piernas y caderas de forma cómoda y elegante. La única libertad que me tomaba eran mis tacones, unos altísimos y relucientes tacones rojos en punta.
Edward pareció salir de su trance cuando me invitó a pasar tartamudeando un poco y, sin querer ponérsela más difícil, solo asentí sonrojándome.
Me condujo hacia la sala en donde se encontraba al que reconocí como Emmett, acompañado de más chicos. Todos entretenidos con un partido de futbol. ¿En serio? Un poco cliché, ¿no?
— No debe tardar mucho el partido, están por irse a tiempo extra. — me explicó Edward algo avergonzado. ¿Se suponía que debía saber qué era eso?
Le di una sonrisa tranquilizadora.
— ¿Te molestaría si me cambio? No será muy cómodo grabar en esta ropa. — comenté de forma graciosa para que se relajara. Me sonrió enormemente.
— Claro, acompáñame. — me hizo señas de que lo siguiera. — El baño de invitados está en reparación, por lo que están usando mi baño por hoy. — dijo abriendo una puerta que supuse era de su habitación.
Me dirigió de forma tan apresurada que no tuve tiempo de echarle un vistazo a la recámara, ya tendría tiempo después. Entró primero al baño y yo lo seguí. Pareció dudar unos segundos viéndome de arriba debajo de nuevo, a lo que no pude evitar sonreírle con coquetería. Pareciera como si hubiera abierto la ducha en el agua caliente, un efecto parecido nos envolvió, sofocante, espeso, pero… cargado de algo más.
Aclarándome la garganta y esperando aclarar mis ideas también, miré a mi alrededor.
Era un baño bastante reducido, pero cómodo. Más limpio de lo que pensaría para un departamento de soltero.
Tartamudeando de nuevo, Edward salió apresuradamente del pequeño cuarto, cerrando la puerta detrás de él. ¿También lo había sentido?
Desarrollando toda una historia en mi mente, me dispuse a cambiar mi ropa.
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Había tardado más en retirar el maquillaje de mi cara y en peinar mi cabello que en mi ropa. La falda rosa corta y la blusa azul manga larga eran uno de mis conjuntos favoritos. Y aproveché el espejo de cuerpo entero para darle un vistazo a mi apariencia mientras doblaba lentamente mi ropa y la metía en mi pequeña maleta de mano.
Abrí la puerta para dejar entrar un poco de aire fresco y seguí con lo labor.
Me agache para tomar mis sandalias, ya me las pondría afuera.
Trastabillé un poco al sentir una mano acariciar uno de mis glúteos, seguido de un apretón casi doloroso que me hizo jadear de la sorpresa. Giré la cabeza lo justo para ver a Edward mirando mi culo con deseo, cuando alzó la vista nuestras miradas chocaron en una electrizante corriente.
Pareciera que nuestros pensamientos se habían dirigido al mismo punto. Reflejando nuestras intenciones, nos dirigimos una sonrisa mutua, secreta.
Me erguí al tiempo en que él daba el paso que nos separaba y se pegaba a mi cuerpo. La protuberancia que se frotaba contra mi espalda baja me decía que en unos minutos Edward estaría listo para todo.
Rodeó mi cintura con los brazos y pude sentir su respiración acelerada en mi oreja, me derretí contra él cuando la delineó con su lengua, apretando me más en el proceso.
Hice mi cabello a un lado para darle más acceso y, sin perder tiempo, empezó a repartir pequeños besos y mordiscos por mi cuello y hombro.
Si...
Empujé hacia atrás intentando sentirme más cerca y fue entonces que me volteó y estrelló mi espalda contra la pared. Devoró mis labios con urgencia mientras intentaba alzar mi falda y poder tener mejor acceso.
— ¿Cuánto queda del partido? — pregunté en un susurro casi incoherente, perdida en las sensaciones.
—Quince minutos. — susurró de regreso haciendo mi sostén a un lado y succionando con ahínco uno de mis pezones.
Eso deberá ser suficiente.
Lo jalé del cuello para que me siguiera junto al fregadero, entendiendo, me alzó para que me sentara sobre este, sin perder su enérgica atención de mis pechos.
Cerré los ojos y a tientas busqué la bragueta de sus pantalones, demorando un poco en abrirlos, pero finalmente llegando a mi objetivo. Su respiración se atascó un poco cuando pude sentir el suave y firme miembro en mi mano, palpitante. Con mis pies deslicé las estorbosas prendas al suelo y lo alenté a acercarse más. Yo ya estaba más que lista.
Haciendo a un lado mis bragas, introdujo uno de sus largos dedos en mi interior, tanteándome.
— Dios, estás tan húmeda. — gimió en mi oído con agonía.
— No pierdas tiempo, entonces. — Jadeé de regreso.
Sin nada más que agregar me miró a los ojos y se colocó en mi entrada, tomándose su tiempo para esparcir mi humedad por mis pliegues. Sin perder el contacto visual, por fin entró.
Mi boca se abrió en un silencioso gemido, queriendo maximizar el placer de sus lentas y suaves estocadas. Perfectas para dejar que me acostumbrase a su tamaño.
Pero eso tampoco fue suficiente.
— Más fuerte. — rogué en un suspiro tomándolo por los hombros, no podíamos hacer mucho ruido o nos descubrirían.
Pasó un brazo por debajo de mi rodilla para atraerme hacia él, y cuando empezaron las embestidas tortuosas, agradecí que me tuviera bien sujeta.
— ¿Así está bien? — gruñó contra mi cuello, luchando por respirar. Mi respiración acelerada fue la respuesta.
Tan ajustado, amo la forma en que me estira.
Supe que debíamos parar cuando el espejo empezó a golpear contra la pared, pareciera que en cualquier momento se quebraría. Bajé una de mis piernas y lo empujé un poco hacia atrás. Me miró algo confundido y le hice señas para que reparara de la bañera detrás de nosotros.
De un salto me bajó del fregadero y empujó mi cuerpo hacia la bañera, hacia abajo. Tomó una de mis piernas y guió mi pie para que se posara en la orilla de la bañera, su mano en mis hombros me hizo inclinarme todavía más abajo, quedando totalmente expuesta ante él.
De la misma forma irritablemente lenta de antes, entró en mí. Pareciera que tenía todo el tiempo del mundo para dedicárselo a ese momento. Empezaba gruñir con fastidio hasta que salió casi por completo de mí y me tomó de las caderas para impulsarse más a fondo en mi interior.
— Aaaah — gemí alto por la sorpresa, cerrando los labios apretadamente, intenté saborear las delicias que este nuevo ángulo nos proporcionaba. Sus testículos chocaban magníficamente contra mi clítoris, dándome un estímulo extra. Volviéndome loca.
En una embestida especialmente buena mis paredes se apretaron sobre su miembro con un espasmo de placer, ocasionando que él soltara un descuidado gruñido.
— N-Nos v-van a oi-ir — reclamé temblorosa. Necesitaba apoyarme sobre el otro extremo de la bañera para no irme de bruses contra la pared. No me falta mucho.
— Haz eso de nuevo. — me rogó suplicante.
Con una sonrisa de lado, me concentré para contraer mis paredes alrededor de él, lanzando un gemido por el roce amplificado.
— Dios, se siente tan bien. — sollozo perdido.
Cuando empezó a estimular mi clítoris supe que no le quedaba mucho.
— Si-i-i, mas-s fuert-te. — pedí desesperada entre bocanadas de aire. — Oh dios, oh Dios, oh dios, oh dios. — susurré sin poder hacer ninguna otra cosa.
Las oleadas del orgasmo me llegaron una tras otra, sin darme tregua a recuperarme por completo antes de que la siguiente llegara con cada embestida.
Estaba flotando en el limbo de los orgasmos cuando su gemido me indicó que él también había terminado, dejando una sensación agradable al momento de derramarse en mi interior, disfrutando de mis últimos espasmos.
Jadeantes y algo débiles nos separamos. Con algo de esfuerzo apoyé mi espalda contra la pared, dejando mi cabeza medio colgando al lado de su mano, la cual estaba usando de apoyo también y así poder estabilizarse.
Nos miramos unos segundos antes de que me dirigiera una sonrisa torcida, nivelando su respiración.
— No creas que hago esto siempre. — jadeó sobre su aliento.
Me reí por lo absurdo de su comentario. Y lo atraje por los hombros para besarlo una última vez.
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Bueno, bueno, bueno jajaja ya tenía algunos días sin actualizar este serial jaja este OS ya lo tenía listo, por eso me decidí en ponerlo n.n
Espero les guste, no se olviden de dejar un comentario y se pasarse por nuestro lindo grupo de FB 'Twilight Over The Moon'.
¡Nos leemos pronto!
