Editado el 16/09/21

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Capítulo 9 – Palabras dulces

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A medida que Magus se iba fatigando y quedando sin fuerzas, las bolas sombras comenzaron a perder su tonalidad oscura y dejaron a la vista la acumulación de energía que escondían en su interior. El Pokémon fantasma había logrado a noquear a varios Pokémon confiados de su ventaja y ajenos a su treta, pero el esfuerzo le estaba pasando factura y empezaba a llegar a su límite.

Galen solo podía ver desde la distancia cómo Magus luchaba por mantenerse a flote entre los Pokémon agresivos, que aún lo amenazaban y a quienes se disponía a lanzar el último par de bolas de energía que le quedaran. Por mucho que le pesara, no podía hacer nada para ayudar a su Pokémon, ya que él tenía sus propios problemas y un peso muerto con el cual cargar.

Miró de reojo a Handsome, quien blandía torpemente el bastón que en algún momento de la batalla perdió su electricidad, antes de bajar la vista al regordete roedor que había olvidado que poseía y que se tomó la labor de auxiliar al hombre como se le fue ordenado. Era inquietante ver cómo el pequeño Pokémon parecía completamente ajeno al abandono de su anterior entrenador para asumir las ordenes del "nuevo" sin ninguna vacilación y eso era algo que no podía significar nada bueno.

El Pokémon estaba acostumbrado a pasar de manos y eso era un "procedimiento normal" en algunas organizaciones. Por ende, ese sujeto no era un cualquiera como inicialmente había pensado, sino que era parte de algo mucho más grande y ahora él estaba metido en ese algo, junto con Handsome y aparentemente Lyra, quien no tenía nada que ver en el asunto y solo fue incluida de forma fortuita o eso quería creer.

«Es definitivo... no tengo suerte» Galen pensó con molestia, antes de tener que bloquear a un Furret rabioso «Es como si hubieran convertido todo tu miedo en odio»

Galen no tenía cómo hacer frente al persistente Pokémon, así que no solo pudo recibir e intentar bloquear los arañazos y mordiscos del Pokémon enfurecido le dedicaba, antes de encontrar una brecha entre sus ataques para poder patearlo y alejarlo de él. La acción tuvo poco efecto en el hurón, que rápidamente se había vuelto a incorporar y se estaba preparando para otra arremetida contra el entrenador.

El Furret fue interceptado por las fauces de un Manectric, quién incrustó los dientes metálicos de su bozal en la piel del Pokémon normal, antes de soltar una gran descarga eléctrica. El hurón se retorció ante el ataque eléctrico y el agarre fiero del canino, pero de igual forma hizo un último intento de llegar al varón, antes de dejar de moverse para ser arrojado inconsciente al suelo, cuando el perro eléctrico cambió de objetivo.

«No estaba mintiendo cuando dijo que eran perseverantes» Galen pensó mientras hacía una mueca, al ser consciente de sus brazos magullados «Esto... va a ser imposible de ocultar de Lyra» Se cubrió una de las mordidas que el hurón le había dejado y que comenzaba a sangrar demasiado mientras se preguntaba cómo iba a explicar esto sin llegar a delatar información necesaria.

— Ahora sí me puedes decir ¿¡Por qué tu Pokémon tiene ese bozal, cuando no es parte del equipo reglamentario y no estás de servicio!? — Handsome señaló al Pokémon que se acababa de alejar — Galen eso es ir contra el reglamento y... — Dejó de hablar al sentir los ojos del entrenador sobre él.

— Eres el menos indicado para señalarme eso y tampoco es momento para esto ¿No crees? — Galen habló casi en un gruñido — Deberías estar avergonzado de solo traer a tu Croagunk y forzarlo a luchar hasta casi desfallecer, además... — Miró de reojo al hombre que también tenía un par de heridas a considerar encima y parecía encogerse arrepentido «Además solo le puse un bozal para aumentar su daño, no para matar como los otros» pensó para sí — Tu presencia en esta Ciudad solo podía ser un presagio para futuros problemas y mira... no estaba equivocado — Se burló sin gracia real en su voz.

— Sabes que eso no es verdad... — Handsome miró el bastón en sus manos y la sangre que comenzaba a escurrirse por él para gotear en el suelo — Por lo menos no en esta oportunidad — Susurró.

De repente una especie de chirrido agudo se escuchó y Galen tomó la señal para empujar al tambaleante Handsome hasta una cobertura improvisada, una sección de tablones que se había colapsado producto de los consecutivos combates que se estaban librando en la instancia cerrada. Apenas si tuvo tiempo de regresar al cansado y magullado Raticate, antes de que todo se llenara de electricidad, que comenzó chispear en todas direcciones.

No tardaron en escucharse los chillidos desesperados de varios Pokémon, que estaban recibiendo de lleno la potente descarga para caer entumecidos e inconscientes al suelo. Incluso el aguerrido Furret que anteriormente había sido derrotado, se encontraba soltado chillidos agonizantes mientras no podía hacer nada para evitar la nueva descarga que lo recorría.

En algún momento la electricidad dejó de correr y los pocos Pokémon que aún continuaban conscientes, se encontraban quietos en un estado paralizado mientras observaban con rencor e impotencia al causante del ataque. Apenas fue seguro salir, Galen y Handsome se asomaron para ver los daños, solo para encontrarse con que la gran mayoría de Pokémon había sido noqueado y el resto intentaba incorporarse a pesar de su obvia parálisis.

Galen buscó preocupado a Magus, pero terminó por soltar un suspiro de alivio, al ver cómo Ginger había usado su cuerpo para cubrir a su compañero inconsciente de la descarga. Ambos estaban bastante heridos, pero el dragón parecía lo suficientemente bien para seguir batallando si fuera necesario, por otro lado, el daño había sido mínimo para Manectric, quien ya se encontraba incapacitando a los rezagados con sus propias descargas.

Finalmente Galen se fijó en el causante de todo aquel despilfarro de energía. Un Magnezone que flotó de forma perezosa en su dirección para zumbar en un extraño sonido metálico y artificial.

— Buen trabajo, Plug... — Galen felicitó al Pokémon, cuyo ojo central apenas hizo la menor señal de reconocimiento, pero los laterales mostraron la alegría invisible.

— ¿Tú...? — Handsome susurró mientras miraba la escena con cierto terror — ¿Insensibilizaste a tus Pokémon? — Preguntó con cierta inquietud.

— No... ellos no atacan a matar, Handsome — Galen comentó para tranquilizar a su acompañante, antes de dejarse caer al suelo con un suspiro cansado — Pero sí los entrené para actuar como si fueran a... porque la vida para los que tenemos este trabajo no es tan sencilla como a ti te gusta hacerla ver — Le dedicó una media sonrisa al hombre.

Pero la tranquilidad pareció durar poco, ya que los Pokémon caídos comenzaron a despertar y a luchar por reincorporarse. Galen, que observaba las intenciones de los Pokémon, que empezaban a soltar gruñidos agresivos, se incorporó de nueva cuenta y levantó la mano listo para darle una nueva orden a sus Pokémon.

— ¿No que no los entrenaste para matar? — Handsome miró alarmado la acción del entrenador junto a él — Vas a matarlos si los sigues atacando de esa manera.

Galen se detuvo para mirar de reojo a Handsome, antes de desviar su atención en el hurón que a pocos pasos de ellos intentaba levantar su tambaleante forma.

— Tienes razón — Galen admitió sin dejar de ver al Furret — Pero en este momento, son ellos o nosotros y... abandonar tampoco es una opción — Cerró los ojos y bajó la mirada «Porque si estos Pokémon salen de aquí...» Levantó la mirada y bajó la mano — Plug... — Susuró.

El Pokémon soltó un chillido e hizo girar los imanes de sus brazos mientras comenzaba a cargar energía. Galen aprovechó el pequeño margen de tiempo que tenía para regresar a Magus a su Pokéball y traer a Ginger para que esta vez, les hiciera de barrera a ellos.

El dragón rugió al hurón, que siseó en su dirección, antes de ser alcanzado nuevamente por la onda eléctrica del Pokémon metálico. Handsome solo pudo observar horrorizado cómo todos los Pokémon agresivos, volvían a soltar chillidos desesperados bajo la nueva carga de energía que los azotaba, hasta que estos dejaban de sonar para solo dejar el sonido de las chispas en la instancia.

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Lyra se encontraba sentada en el lobby del Centro Pokémon mientras mantenía su mirada en la entrada y en todo aquel que la atravesara. Quería confiar en el entrenador mayor, pero por alguna razón no podía sacarse la preocupación de su mente y esto lo demostraba con el movimiento nervioso de sus dedos sobre el suave pelaje del Pokémon en su regazo.

El que recibía aquellas nerviosas caricias no era otro que Lion, quien le dedicó una mirada irritada a la entrenadora, antes de reprenderla con un azote de su cola en la mano que comenzaba a raspar su pelaje. Lyra salió de su aturdimiento y miró al Pokémon enojado, antes de bajar la mirada avergonzada.

— Lo siento... no quise hacerte daño, Lion — Lyra se disculpo mientras retomaba su acción con caricias más suaves y agradables.

Lyra agradeció en silencio el hecho de que Lion le permitiera tanto contacto, aunque el comportamiento inusual no podía tampoco ser un buen presagio y eso solo aumentaba su ansiedad en vez de disminuirla. Sacudió la cabeza en un intentó de espantar sus pensamientos innecesarios y decidió centrarse en los Pokémon que se encontraban a su alrededor.

En su regazo Lion soltaba un ronroneo casi imperceptible mientras que Chika descansaba la cabeza contra su costado y Sagetti vigilaba el lugar con clara desconfianza. Una sensación cálida la recorrió al ser consciente del gesto silencioso que los Pokémon estaban teniendo con ella, antes de susurrar un agradecimiento y acariciar al otro par, que soltaron un gorjeo alegre por la atención recibida.

Pero todo esfuerzo por distraer a la entrenadora fue en vano, ya que apenas escuchó la puerta ser abierta, sus ojos buscaron el origen del ruido mientras la preocupación volvía a ella. Lyra frunció los labios, antes de dejar escapar un suspiro de decepción, al ver que era solo un entrenador desconocido que venía a solicitar los servicios del establecimiento.

El arrepentimiento llegó a ella mientras se preguntaba si había hecho lo correcto, al pedir ayuda a aquel hombre desconocido. No había certeza de que realmente fuera un agente de policía y podía haber complicado más las cosas para Galen o incluso haberlo metido en problemas. Se encogió sobre sí misma y dejó salir un suspiro tembloro, antes de tirar de su gorro para ocultar su expresión llorosa.

«¡Bien hecho Lyra! Eso te pasa por ser tan ingenua e impulsiva» Lyra se reprendió en sus pensamientos mientras luchaba por retener las lágrimas.

Cuando dejó a Galen en aquel puente, había estado tan enojada que no fue consciente de su carrera hasta que se detuvo frente al Centro Pokémon sin aliento y con problemas para respirar, pero también fue justo en ese momento que todo el peso de la realidad cayó sobre ella. Las implicaciones ocultas de haber dejado solo a Galen en aquel siniestro lugar o que este quisiera apartarla de forma tan tajante, solo podía significar cosas malas.

No sabía en qué momento había empezado a llorar, pero toda la frustración que había sentido en su difusa carrera se convertido en preocupación y con esta retorciéndose en su interior, nadie podía culparla de su decisión apresurada. Apenas vio a aquel hombre hablar con la recepcionista y lo escuchó decir que era oficial, un pequeño atisbo de esperanza la iluminó y se aferró a él con desesperación, pero eso había sido hace horas y seguía sin saber nada de ese sujeto ni de Galen ni de su Pokémon.

No le gustaba admitirlo, pero estaba empezando a sentir la necesidad de desobedecer la petición del varón e ir a buscar por sí misma en aquella extraña torre. Pero era muy consciente de que Lion no iba a permitir que abandonara el edificio y estaba segura que ni Chika ni Sagetti la ayudarían a desobedecer las ordenes de los mayores.

— Solo espero que no haya pasado nada malo — Lyra rogó a nadie en un susurro mientras abrazaba de forma inconsciente al zorro.

Lyra miró el Pokégear en su muñeca y se debatió si debía o no llamar al entrenador mayor, pero no sabía si esa era una acción correcta o si podría ocasionar algo con ella, además que tampoco quería ser una molestia para Galen. Se llevó las manos a la cabeza y soltó un gruñido cargado de frustración mientras arruinaba su peinado, antes de suspirar y dejar caer la cabeza en el respaldar para mirar el silencio el techo del Centro Pokémon.

Escuchó el aleteo de Sagetti y observó como se reposicionaba junto a su cabeza para mirar fijamente en una dirección concreta, algo que extraño a Lyra. De repente Lion dejó de ronronear y lo sintió moverse entre sus brazos, despertando a Chika y haciendo que enderezara la vista para ver qué pasaba.

Lyra fue recibida por aquel entrenador que había visto entrar al establecimiento, quien ahora estaba parado frente a ella con una sonrisa amistosa y una mirada cargada de curiosidad. Un chico de cabello y ojos negros que parecía un par de años mayor que ella y que portaba un llamativo chaleco rojo.

— ¿Eres entrenadora? — El desconocido preguntó mientras bajaba la mirada a Lion.

— Uhm... — Lyra arrugó el ceño incomoda, pero se forzó a regresar la sonrisa y asentir — Sí...

Lyra no tenía que ser muy inteligente para saber el rumbo que tomaría la conversación y por el mismo motivo, sintió cómo su cuerpo se tensaba en anticipación y cómo su ansiedad aumentaba bajo la mirada entusiasta del otro entrenador.

— ¿Quieres tener una batalla Pokémon? — El chico señaló al pequeño Hoppip que flotaba junto a él.

El desconcierto fue visible en el rostro del desconocido, cuando Lyra se estremeció de forma visible y dejó caer su sonrisa para dar paso a una expresión aterrada. Lyra no pudo evitar recordar su última batalla contra otra persona y el resultado no tan agradable que obtuvo.

La imagen de aquel hombre de cabello y ojos violetas se superpuso al chico con expresión preocupada frente a ella.

— Oye... ¿Estás bien? — El desconocido preguntó preocupado y extendió una mano para intentar tocar a Lyra, pero se detuvo al escuchar el gruñido del Leafeon.

Lyra salió de su aturdimiento, cuando sintió el hocico de Lion empujar con insistencia su brazo. Buscó al Pokémon y notó cómo este señalaba al otro par, cuando sus ojos se encontraron con los de Sagetti y Chika, supo que ellos estaban esperando con entusiasmo su respuesta al otro entrenador.

Las palabras de Galen se reprodujeron en su mente y solo pudo suspirar. No le gustaba la idea de volver a tener un combate y más en la situación en la que se encontraba, pero una batalla podría servirle de distracción y también era algo que sus Pokémon querían.

Lyra tomó una respiración profunda para recomponerse, antes de enfrentar al varón expectante.

— Está bien — Lyra volvió a sonreír, esta vez con más naturalidad, antes de incorporarse — Pero el Leafeon no es mío — Hizo un puchero al ver la desilusión del otro entrenador.

Los primeros pasos de Lyra fueron temblorosos e inseguros, pero los chillidos alegres de sus Pokémon la animaron a continuar. El Pokémon mayor se mantuvo tranquilo y permaneció a su lado, sin quitar la mirada del otro entrenador mientras blandía protectoramente su cola en su dirección.

Antes de salir por completo del lobby para ir al campo de entrenamiento del Centro Pokémon, Lyra dio una última mirada a la entrada. Soltó un suspiro desanimado al no ver nada y se dio media vuelta para seguir su camino, siendo seguida muy de cerca por Lion y Chika mientras Sagetti revoloteaba por encima de su cabeza.

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— Estoy bastante sorprendido del aguante y la ferocidad que tienen estos Pokémon — Handsome soltó un suspiro cansado mientras dejaba caer la cabeza contra la pared de madera — Siento que me arde todo el cuerpo — Se quejó e intentó levantar un brazo, solo para hacer una mueca de dolor — Aunque... — Observó el gran número de Pokémon incapacitados — No sé cuales Pokémon son más aterradores.

Handsome miró de reojo al entrenador que aún permanecía en el mismo lugar junto a su Magnezone, ambos alertas a cualquier movimiento de los Pokémon salvajes, al mismo tiempo el Manectric montaba guardía en las escaleras que llevaban al piso inferior del que se encontraban.

— Lamento informar que no hay nada en el piso de arriba — Falkner descendió por las escaleras que conducían al tercer piso, llamando la atención de Handsome.

El líder de Gimnasio había venido a investigar, después de divisar los constantes ataques eléctricos que destellaban desde lo alto de la torre y que podía apreciar desde su gimnasio, ya que este contaba con una altura considerable.

— Lo que sea que ese hombre tenía aquí, se lo llevo con él... — El líder de gimnasio suspiró y se pasó la mano por el cabello — Ahora... Handsome me puedes repetir ¿Por qué no tienen refuerzos preparados para la ocasión? — Se cruzó de brazos y encaró al otro hombre — ¿¡Qué habría pasado si no hubiera visto los destellos desde mi gimnasio!?

— Ves... — Galen se giró lo suficiente para mirar a Handsome — No soy el único que piensa que eres un...imprudente.

— ¡Hey! ¿Tú también me vas a regañar? No es como si tuviera conocimiento que las cosas iban a terminar de tal forma ¿cierto? — Handsome suspiró resignado, al ver la mirada que le dedicaron los otros dos hombres — Bueno está bien... Lo admito, fue algo imprudente, pero eso no quita que esta situación sea tan... completamente inesperada... y más a plena luz del día — Señaló el atardecer — Llevamos casi toda la tarde aquí.

Galen miró el exterior desde una de las aberturas de la torre, antes de volver a fijarse en el Furret inconsciente frente a él y después en las Pokéballs destruidas a su lado. Había intentado regresarlo a su Pokéballs, pero la esfera se rompió apenas tuvo contacto con él y cuando intentó con otra nueva, rebotó de regreso para romperse en sus manos.

Sabía que las Pokéballs tenían implementado un sistema que impedía que capturar Pokémon que ya estaban capturados en otras, pero esto jamás hacía que se rompieran como si fallaran la captura, cuando ni siquiera llegaban a intentar capturarlo. Galen observó fijamente las Pokéballs rotas, antes ponerse a rebuscar en el bolso de su pierna hasta dar con un objeto frío.

— ¡Oye! — Handsome miró horrorizado cómo Galen se quitaba uno de sus guantes para ponerse unos metálicos — ¡No puedes usar eso sin...!

— Autorización... — Galen completó la frase de Handsome mientras tomaba una Pokéball con la mano enguantada y esta comenzaba a brillar, antes de arrojarla al Furret para finalmente capturarlo — Después me ocuparé de eso...

— ¡Galen! — Handsome se incorporó y caminó con pasos firmes para su deplorable estado — ¿¡Y qué crees que vas a hacer con un Pokémon así!? — Levantó los brazos exasperado para bajarlos un segundo después con una mueca de dolor — No sé si realmente es el Pokémon de esa niña, pero... en ese estado no se lo puedes regresar y es muy peligroso tenerlo así como...

— ¿¡CREES QUE NO LO SÉ!? — Galen alzó la voz, asustando a Handsome y haciendo que Falkner se tensara mientras veía cómo el Manezone se giraba para mirarlos de reojo — ¿CREES QUE NO ME ESTOY PREGUNTANDO CÓMO EXPLICARLE ESTO...? — Resopló con frustración, antes de tomar una respiración profunda para intentar tranquilizarse.

Galen tenía muy claro que no podía regresar a Lyra un Pokémon con tal comportamiento agresivo, pero quería intentar devolver al hurón a su antigua personalidad. Por la entrenadora y para su propia consciencia.

«Porque aún no ha hecho nada lo suficientemente horrible como para no perdonarse a sí mismo» Galen pensó sin dejar de ver la Pokéball — Solo... solo quiero intentarlo... una última vez — Susurró la última parte — Así que solo mantén silencio — Habló un poco más tranquilo, antes de agacharse para recoger la Pokéball — En todo caso...

Galen dejó de hablar, cuando de nueva cuenta comenzaron a escucharse los gruñidos de los persistentes Pokémon y se incorporó para preparar a Plug para un nuevo pulso eléctrico. Escuchó unos pasos acercarse, pero antes de que llegaran más lejos, el Magnezone zumbó en advertencia a Falkner para disuadirlo de seguir avanzando.

— No entiendo muy bien lo que ocurrió aquí o lo que pasa con ese Pokémon, pero comparto las palabras de Handsome — Falkner sentenció sin dejar de mirar al Pokémon eléctrico que comenzaba a cargar de nuevo su ataque — Puede sonar cruel y quizás no quieras escucharlo, pero ese Pokémon estaba mejor sin poder regresar a una Pokéball.

Falkner dio un paso atrás, cuando Galen entrecerró los ojos en su dirección y lo encaró con una mirada cargada de ira. El líder se llevó la mano a su cintura y se preparó para una posible arremetida del entrenador, pero no tardó en abandonar la idea, al ver cómo Galen bajaba la mirada y guardaba la Pokéball en el bolso junto con el guante.

Galen sintió que debía estar enojado por las palabras de Falkner, pero él sabía que tenía razón y que era su deber acabar con todos estos Pokémon que representaban un peligro para los demás e incluso para sí mismos. Una sensación helada lo hizo tensarse y tragar el nudo de su garganta mientras se recordaba lo que tenía que hacer si fallaba en devolver a ese Furret a la normalidad.

— De ser otro el caso y otro el Pokémon pensaría así, pero... — Galen susurró con ironía y una media sonrisa — No quiero dejar que eso se repita, solo... denme un tiempo... si no lo logro... yo mismo me encargaré de este Furret — Medio cedió para alivio de ambos hombres — Plug — Llamó al Pokémon que esperaba su señal para atacar a los Pokémon que lentamente comenzaban a despertar — De...

El batir de unas poderosas alas comenzó a escucharse y los humanos presentes buscaron la fuente del sonido. Una gran sombra se proyecto por encima de ellos mientras un extraño y regordete dragón se hacía visible desde las ventanas que daban al exterior.

En el momento que Galen reconoció al recién llegado, regresó a Plug y a Manectric, antes de dar la espalda al lugar y cerrar los ojos en espera de lo inevitable. No podían darse el lujo de dejar ir a esos Pokémon, eran demasiado agresivos y violentos para considerar la idea de que estuvieran libres.

Galen fue consciente en ese instante que por mucho que quisiera proteger a Lyra y evitarle experiencias negativas, parecía que la realidad quería encontrarla con bastante insistencia y aunque quería atribuirlo al molesto aparato que la niña cargaba, ya no se sentía tan seguro al respecto. De repente un brillo que había aprendido a conocer bastante bien con el paso de los años, se filtró por sus párpados cerrados y un suspiro cansado escapó de sus labios al escuchar el chillido alarmado de Handsome.

Galen sacó una Pokéball blanca y liberó a un halcón de gran tamaño; de plumaje mayoritariamente rojo y negro, antes de jalar a Handsome con él y tomar vuelo lejos de lo que sería una zona de impacto. Falkner ya se encontraba montado en su Pidgeot, en un vuelo estacionario, junto al dragón que ya tenía listo su ataque y esperaba la orden final de su entrenador.

— Dragonite, hyperrayo — Ordenó el desconocido y el potente ataque que el Pokémon cargaba fue liberado.

Galen perdió cualquier expresión de su rostro mientras mantenía una postura quieta y evitaba que el aterrado Handsome cayera al vacio. Los Pokémon dentro de la torre sucumbían ante el poderoso y destructivo ataque, que barría con los cuerpos agonizantes de los ya magullados y entumecidos Pokémon, hasta desaparecer por completo con parte del piso de madera.

— Ya he dado aviso que la estructura está comprometida y que necesitará mantenimiento — El hombre de cabello rojo habló con normalidad, a pesar de que acababa de ejecutar a un grupo considerable de Pokémon — Voy a necesitar una explicación detallada de lo que pasó aquí... Agente Handsome — Habló al hombre que seguía mirando en shock el lugar.

— Sí... Campeón Lance... yo — Handsome se quejó, al recibir un codazo de Galen — Yo le daré un informe detallado de toda la situación...

Lance miró al par con curiosidad, ambos hombres tenían heridas que necesitaban tratamiento por todo su cuerpo, aunque uno parecía listo para seguir si así se le era indicado. Dio un vistozo a Falkner y cómo este intentaba no mirar la torre, antes de soltar un suspiro cansado y fijarse en la torre ahora humeante.

— Sí... porque voy a tener que dar un pequeño espectáculo a unos cuantos ojos curiosos y angustiados — Lance miró por encima del hombro a la Ciudad y a las personas que comenzaban a observar aterrados en su dirección.

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La poca distracción y felicidad que Lyra pudo obtener de su victoria en el combate con aquel chico, se disolvió tan pronto llegó a sus oídos que de la torre salía una hilera de humo y que nadie tenía idea de lo que estaba ocurriendo en el lugar. Había sentido el impulso de correr a la torre y averiguar por su cuenta lo que estaba sucediendo, pero tanto Chika como Lion se encargaron de hacerla cambiar de parecer, cuando uno se interpuso en su camino mientras la otra usaba sus finas lianas para sujetar una de sus piernas.

Lyra solo pudo guardarse sus preocupaciones y recoger la Pokéball de Sagetti de la recepción, antes de dejarse caer de nuevo en el sofá del lobby. Donde las personas no paraban de ir y venir mientras manifestaban apenas información de lo que ocurría en el exterior.

— Por favor que no le haya pasado nada — Lyra susurró mientras sujetaba la Pokégear en su muñeca y lucha con su necesidad de llamar — Por favor que esté bien...

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Para el momento que Galen pudo pararse frente al Centro Pokémon, después de haberse encargado de algunas de sus heridas, ya era de noche y apenas se veía movimiento en la instalación. Handsome y Lance estaban junto a él, el primero para cumplir su papel inicial de haber ido a buscar al entrenador a la torre y el segundo para terminar de comunicar tanto a los encargados como a los entrenadores de lo sucedido.

El único ausente era Falkner, que se había retirado con la excusa de comenzar a prepararse para las obras que iba a tener que llevar acabó en la torre y la reorganización de su agenda como líder de la Ciudad para supervisar dichas obras. El hombre no parecía muy feliz con la idea, pero era quien tenía la autoridad en la Ciudad y por ende, el único autorizado para comandar todo lo referente a la reconstrucción de la torre dañada.

Lance abrió la puerta y como era de esperarse, todas las miradas volaron en su dirección junto con un par de jadeos cargados de sorpresa. El domadragones mostró una expresión seria mientras deslumbraba a la mayoría de presentes, antes de llevarse una mano a la boca para carraspear y terminar de centrar toda la atención en él.

— Buenas noches, queridos habitantes de Johto. Sé que muchos están preocupados por lo ocurrido en la Torre Bellsprout, así como en los recientes robos que han habido en la región, pero... — Lance comenzó un discurso mientras las personas lo escuchaban con atención y admiración.

Galen arrugó el ceño disgustado por todo el llamativo teatro del domadragones, solo para mantener su fachada ante el ojo público y el suceso en algo mínimo, pero agradeció que su presencia se viera opacada por su llamativo acompañante, por lo que no esperó que un peso se estrellara contra él y lo hiciera tambalearse en su posición. Handsome se asustó ante el repentino ataque y solo pudo ver cómo Galen envolvía sus brazos sobre aquella pequeña chica, mientras soltaba un gruñido adolorido y de protesta.

Lyra se tensó por completo al escuchar el quejido de su compañero y liberó a Galen para mirarlo asustada. Se frotó los ojos para liberar las lágrimas contenidas, solo para notar que el varón llevaba una muda distinta de ropa y que sus brazos estaban vendados hasta donde sus ojos alcanzaban a ver.

Para sorpresa de Galen y Handsome, Lyra agarró la camisa del primero y levantó para ver el torso también vendado. La niña acomodó la ropa del entrenador mayor y buscó alguna explicación en su mirada.

— ¿Qué pasó...? — Lyra susurró en un hilo de voz mientras Galen le mantenía la mirada — ¿Quién te hizo esto...?

— Disculpa, pequeña — Handsome se apresuró a llamar y una vez tuvo la atención de Lyra en él, le dedicó una sonrisa comprensiva — No me gusta ser portador de malas noticias, pero... no me queda otra más que ser alguien así en este momento.

— Uhm... — Lyra intercambió miradas entre Galen y Handsome, antes de enfrentar al último mientras intentaba limpiar las lágrimas que empañaban su visión — ¿Qué... qué noticias serían... serían esas? — Respondió de forma entrecortada, al tiempo que su mano buscaba a tientas la de Galen.

Galen vio la acción y solo estiró la mano para dejar que la chica lo sostuviera, pero en cambio recibió un fuerte apretón y un agarre firme como si temiera que en cualquier momento se fuera a escapar. El gesto le sacó una pequeña sonrisa y no pudo evitar inclinarse para dejar descansar su frente sobre el gorro de la chica más baja.

— Bueno... verá... — Handsome se tomó un momento para ordenar sus pensamientos mientras ignoraba la mirada que le taladraba la espalda y observaba confundido la acción de Galen — ¿Recuerdas ese Pokémon que me comentaste? Pues bien...

— Lamento informarle que su Pokémon no se encuentra perdido, sino que ha sido robado y... — Lance interrumpió a Handsome, pero dejó de hablar en el momento que sus ojos se encontraron con los de Lyra.

Galen pudo sentir cómo Lyra aumentaba la presión de su agarre, antes de retroceder hasta estar completamente apoyada contra él. Miró confundido al campeón, solo para encontrarlo petrificado en su posición y con la vista clavada en la menor, antes de que desviara la mirada para desconcierto de los otros dos hombres.

— Lo lamento, pero... haremos todo lo posible por recuperar a tu Pokémon, aunque... las cosas no siempre pueden salir como planeamos — Lance soltó para horror de Galen y Handsome.

El campeón le dio una última mirada a Lyra y susurró otra disculpa, antes de darse la vuelta e ir a la salida del lugar, bajo la mirada consternada de Galen y Handsome. Galen fue el primero en salir de su aturdimiento e intentó establecer contacto con Lyra, pero la joven no se lo permitió y en cambio, comenzó a tirar de su unión hacia el pasillo que llevaba a las habitaciones.

— Gracias... gracias por su ayuda, Sr. Handsome — Lyra hizo una pequeña reverencia al nombrado — ¿Podría...? ¿Podría retirarme con mi compañero...? Quisiera ver sus heridas por mí misma y... dejarlo descansar... — Miró de reojo a Handsome, antes de agregar — Y creo que usted también necesita descansar

— Oh... sí, puedes ir tranquila — Handsome observó preocupado a la chica, antes de suspirar — Cualquier cosa puede encontrarme en la sucursal de la policía de la Ciudad — Palmeó con suavidad el gorro de la chica — Entonces... que pasen buena noche — Se despidió no muy seguro de cómo proceder.

Galen observó cómo Handsome se perdía de su vista, antes de sentir cómo algo se apoyaba contra sus piernas. Bajó la mirada y se topó con que Lion se frotaba contra él mientras que Chika tiraba de su pantalón para llamar su atención.

Tenía pensado responder el gesto de los Pokémon, pero otro tirón de Lyra le recordó el extraño estado de la joven, así que se limitó a hacer una pequeña seña con su mano a los dos inquietos Pokémon, antes de dejarse llevar por la joven. El camino hasta la habitación fue incómodo y esto solo empeoró, cuando ambos se encontraron ya dentro de la privacidad de la habitación.

Galen tomó asiento en su cama mientras veía a Lion y Chika imitarlo para acurrucarse en la suave superficie, antes de buscar a Lyra que seguía apoyada contra la puerta cerrada. Dejó pasar un par de minutos, antes de que el extraño mutismo de la joven comenzara a inquietarlo, pero antes de que se animara a levantarse y poder examinar a la entrenadora de cerca, esta se movió hasta Galen y volvió a enganchar sus brazos alrededor de él.

— Fuiste herido por mi culpa... — Lyra habló amortiguada — No debiste arriesgarte de ese modo, si las cosas eran tan peligrosas o... podrías haberte hecho más daño — Sollozó en el momento que sintió las brazos de Galen corresponder su abrazo

Galen envolvió a Lyra con sus brazos y se dejó caer de costado en la cama con ella a cuestas, demasiado cansado para seguir sentado y sostener el peso de la chica por más tiempo. Escuchó a Chika y Lion quejarse, antes de sentirlos bajar de la cama para brincar a la otra.

Decidió ignorar las miradas cargadas de reproche de los Pokémon y simplemente cerró los ojos, hasta que dejo de escuchar los sollozos y en cambio, sintió como la joven intentaba zafarse de su agarre. Lyra se enderezó hasta quedar sentada en la cama y observó fijamente al varón que permanecía tumbado en ella con una mirada somnolienta.

— ¿No merezco saber la verdad? — Lyra soltó en un hilo de voz mientras tomaba el brazo de Galen y comenzaba a deshacer la envoltura de la venda.

Galen se tensó y sintió cómo todo el cansancio abandonaba su cuerpo ante la pregunta de Lyra, pero no dejó que su inquietud se mostrara en su rostro y en cambio, permaneció con una expresión cansada mientras meditaba que responder a la joven. Su silencio fue malinterpretado por Lyra, quien cerró los ojos con fuerza al ver las marcas de mordidas y arañazos en los brazos del entrenador mayor.

— Esto... — Lyra soltó el brazo de Galen y se llevó las manos a la boca mientras nuevas lágrimas corrían por su rostro — Ese hombre... mentiroso...

— La pregunta real sería... ¿Qué tan dispuesta estás de escuchar y conocer la verdad? — Galen interrumpió el balbuceo de Lyra, antes de incorporarse para apartar las manos de Lyra y limpiar el camino húmedo — Porque si de verdad estás dispuesta a escuchar... yo no voy a decir palabras endulzadas como el campeón o suaves como el policía, solo te diré algunas cosas que quizás sean difíciles de aceptar — Dejó que una media sonrisa tirara de su rostro, cuando la mirada de Lyra se centró en él.

Galen rogó en silencio que la chica prefiriera quedarse con lo poco que sabía, pero como siempre ella tenía que ir en contra de sus nociones. La mirada llena de determinación que Lyra le dedicó, hizo que sintiera un aumento en el peso, de lo que estaba ocultando, sobre sus hombros y que comenzara a dudar su juicio al conservar al agresivo hurón, ya no estaba seguro si fue una decisión acertada o si esta le iba a salir más cara de lo que inicialmente pensaba.

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Fin del capítulo 9

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