Editado 16/09/21

O000O

Capítulo 10 – Pesadillas difíciles de contar

O000O

Galen tenía los ojos cerrados y permanecía en silencio, mientras esperaba que sus Pokémon fueran tratados o por lo menos los que no se hallaban tan heridos, ya que no podía contar con Magus ni Ginger hasta mañana. Seguía preocupado por la condición del Pokémon fantasma, pero no había nada que pudiera hacer en ese momento y al mismo tiempo estaba orgulloso del desempeño general de sus Pokémon, ya que no siempre podía o quería ver cómo aplicaban el entrenamiento al que los sometió por la seguridad de todos.

Por lo que aprovechó su tiempo de espera en el lobby del Centro Pokémon para pensar y decidir qué tanta información decirle a la entrenadora sobre lo ocurrido o ese era su plan, porque después de su reacción, ya no estaba tan seguro de que fuera buena idea contarle la verdad a Lyra. El problema era que sentía o sabía que si no lo hacía iba a desencadenar algo mucho peor como perder la confianza de la chica y eso era algo que no se podía permitir, así que hizo algo de tiempo con la excusa de atender a sus Pokémon para ordenar sus pensamientos.

Galen conocía muy bien lo imprudentes e impulsivos que llegaban a ser los vinculados a esos molestos aparatos y a los profesores, ya que tuvo que experimentarlo de primera mano y más de una ocasión. Todavía quería pensar que Lyra era la excepción de esa regla y que solo se había visto envuelta en una serie de sucesos desafortunados, pero sabía que en el fondo aferrarse a esa esperanza era una estupidez y que tenía que pensar en la posibilidad de que ella realmente formara parte de algo; y que sus próximas palabras podían detonar el sentido de ese algo.

Esto último lo desánimo mucho más de lo que le gustaría admitir, ya que consideraba injusto que una chica como Lyra tuviera que pasar por tantas cosas malas, solo para ganar la oportunidad de salir de su casa y explorar el mundo, aunque tuvo que recordarse que ese era parte del precio oculto en el patrocinio de los Profesores Pokémon y que ya no había nada que pudiera hacer al respecto. Si quería que Lyra estuviera preparada para lo que posiblemente le venía, por lo menos debía hablarle de lo ocurrido en la torre y con Ictis.

«Fui estúpido al pensar que había buena voluntad en ese acto...» Galen frunció los labios «Creo que en el futuro voy a tener que visitar a un viejo molesto»

— Sr. Archaic — La enfermera llamó desde la recepción — Sus Pokémon están listos.

Galen abrió los ojos y soltó un gruñido bajo, al ser consciente que su tiempo se había agotado y que seguía sin tener nada concreto para decir a Lyra. Dejó salir un suspiro lleno de cansancio, antes de incorporarse e ir a recoger sus Pokéballs mientras agradecía a la enfermera y se disculpaba por disponer del servicio en un horario tan tardío.

Hizo el camino de regreso a la habitación en silencio mientras sostenía una Pokéball en las manos y decidía que el destino del Pokémon contenido en ella, era lo primero que se debía hablar y que con ese tema abordaría el otro. A pesar de su resolución, Galen dudó al momento de abrir la puerta y casi esperó que Lyra estuviera dormida, pero se encontró con la entrenadora jugando con su Mareep en la cama mientras Lion miraba de forma desdeñosa en su dirección.

Lyra dejó de jugar para observar a Galen con una expresión ansiosa y llena de curiosidad.

«Bueno... a ver cómo sale todo esto» Galen pensó — Primero que nada... — Arrojó con suavidad la Pokéball en sus manos a Lyra, quien apenas reaccionó a tiempo para apartar a Amnis y agarrar el objeto en el aire — El Raticate que ese sujeto dejó atrás... sé que puede que no quieras tener nada que ver con él, pero te corresponde a ti decidir su destino.

Lyra parpadeó confundida, antes de intercambiar la mirada entre la Pokéball y el entrenador mayor. Finalmente clavó su vista en el suelo y apretó la Pokéball en sus manos, solo para soltar algo similar a un quejido.

— ¿No podemos liberarlo... dejarlo en la naturaleza? — Lyra se encogió sobre sí misma — Yo... no sé si pueda con un Pokémon así — Susurró mientras recordaba cómo se comportó aquel roedor en su combate.

Galen guardó silencio por un par de minutos, antes de soltar un suspiro y abandonar su lugar junto a la puerta cerrada. Caminó hasta donde se encontraba Lyra y se dejó caer a su lado, antes de su tomar su mano en donde sostenía la Pokéball.

— Libéralo — Galen ordenó, al tiempo que hacia un gesto a Lion para que se apartara.

— Pero... — Lyra apartó su mano de la de Galen y volvió a recoger la Pokéball contra ella — No es mi Pokémon... seguramente él... no me hará caso y...

— Eso no pasará... Además que estoy aquí y Lion está fuera de su Pokéball — Galen volvió a tomar la mano de Lyra para animarla — Confía en mí.

La palabra clave aquí era la confianza y en el momento en el que ella la perdiera, solo podrían ocurrir cosas malas. Galen observó cómo Lyra extendía su brazo de forma vacilante, antes de presionar el botón de la Pokéball y liberar al Raticate contenido en ella.

El roedor sacudió su rechoncho y peludo cuerpo, antes de fijar sus ojos hacia Galen y blandir sus incisivos de forma intimidante en su dirección.

— ¡No! — Lyra chilló alarmada y se tensó al ganar la atención del roedor.

Para sorpresa y desconcierto de Lyra, el Raticate dejó de amenazar al otro entrenador y en cambio la observó expectante como si esperara por alguna orden. Ella había esperado que el Pokémon desobedeciera y atacara a cualquiera de la habitación, pero en cambio estaba quieto y tranquilo en su lugar.

— Hizo algo similar en la torre cuando lo libere — Galen comentó con un encogimiento de hombros — Inicialmente amenazó a Handsome y a su Pokémon, pero apenas le ordené que lo auxiliara, cambió por completo su actitud con él y siguió al pie de la letras mi indicación, incluso cuando jamás tuvo interacción previa con nosotros — Suspiró mientras miraba al Pokémon que seguía esperando las ordenes de Lyra — Puede parecer un Pokémon común en la superficie, pero la realidad es que está entrenado para obedecer ciegamente al que porte su Pokéball y por lo mismo es muy probable que no sea capaz de vivir libremente — Dejó de fijarse en el Raticate para mirar de reojo a Lyra — Si decides liberarlo, solo le esperan dos cosas. Morir por incapacidad para adaptarse a un entorno natural o que se vuelva un peligro para el resto de Pokémon de la zona en la que sea liberado, ya que atacará todo lo que se le cruce por delante, porque no sabe hacer nada más y no reconoce quién es aliado o enemigo.

— Eso es horrible... — Lyra apretó la Pokéball sin apartar la vista del Raticate — ¿Cómo le puede hacer algo así a un Pokémon? — Susurró con voz temblorosa.

Galen guardó silencio por un par de minutos, antes de suspirar y agregar con cierta renuencia.

— No es un procedimiento extraño... en realidad es bastante común en muchas organizaciones — Galen cerró los ojos — Y más si se necesita brincar a un grupo numeroso ciertos tipos de Pokémon y que estos gocen de determinadas características... — Completó para finalmente enfrentar la mirada horrorizada de Lyra — Este chico no conoce nada más, no sabe hacer nada más... Puede que con algo de ayuda cambie hasta cierto punto, pero ni siquiera así es seguro que llegue a ser como sus congéneres — Se encogió de hombros, antes de dejarse deslizar en la cama sintiendo el cansancio del día sobre él — Entonces... en este momento necesito que decidas si quieres intentar ayudar a este chico o...

— Yo... yo me haré responsable — Lyra interrumpió a Galen — Por mi culpa su entrenador lo abandonó... y si es que a alguien capaz de hacer eso se le puede llamar entrenador.

Galen sonrió divertido del intento de expresión enojada de Lyra, que más que demostrar su molestia, parecía que estaba a punto de llorar y se resistía a ello. Lyra se estremeció y miró confundida a Galen, cuando este se incorporó para ir al rincón en donde estaban sus mochilas para sacar una pequeña caja de la suya.

Recibió la pequeña caja del varón y al abrirla se encontró con un puñado de coloridos panecillos. Parpadeó aún más confundida y buscó una explicación en el entrenador que ahora yacía tumbado por detrás de ella.

— Cómo he olvidado que lo traía conmigo — Galen miró con lastima al Pokémon — No ha comido nada desde entonces... Esa es una comida especial que generalmente se usa para fortalecer determinadas características de los Pokémon, pero también sirve para amansarlos si le das el tipo que le gusta, aunque... si de verdad es "entrenado" no le importara el sabor que elijas — Sacó otra Pokéball y la miró fijamente mientras agregaba — Creo que con eso podrías empezar... si de realmente te quieres hacer cargo de él.

Para sorpresa de Galen, Lyra asintió con una mirada cargada de determinación y tomó uno de los panecillos para ofrecérselo al roedor de gran tamaño, quien lo tomó de forma vacilante con sus patas, antes de dedicarle una mirada recelosa a la niña y retroceder un par de pasos. Lion miró el proceso expectante al igual que su entrenador mientras que el pequeño Mareep, que permanecía ajeno a todo, se acercó al roedor y clamó por su propia porción de aquella comida en las manos de su entrenadora.

Lyra se tensó al ver cómo el Raticate miraba de reojo a la oveja, pero suspiró aliviada cuando la rata se limitó a sacudir su cola de forma tosca, antes de dar otro par de pasos para tomar distancia del Mareep y poder comer el ofrecimiento de su nueva dueña en solitario. Galen miró una última vez al Pokémon y volvió a fijarse en la Pokéball en sus manos, sintiéndose mal por lo que estaba a punto de decir, pero que era la verdad que le había prometido a la niña y algo que tendría que aceptar le guste o no.

— Lyra... — Galen llamó mientras volvía a incorporarse hasta quedar sentado junto a la chica — ¿Realmente quieres saber qué paso? — Preguntó para asegurarse una última vez y prosiguió, cuando la vio asentir — ¿Recuerdas las palabras del... campeón? — Miró de reojo a Lyra, que se paralizó al escuchar la mención del título del pelirrojo «Parece que no soy el único que oculta cosas o quizás para este punto estoy demasiado paranoico» Pensó con cierto cansancio.

Lyra que había puesto su atención en Galen, se petrificó después de esas palabras, desvió la mirada y asintió cabizbaja mientras se fijaba en el roedor que parecía disgustado con la cercanía de la necia oveja. Repentinamente el Raticate extendió sus garras hacia el molesto Mareep, pero se detuvo al escuchar el menor ruido de advertencia de la niña para después observarla de reojo, antes de ser regresado a su Pokéball.

— Que estaban trabajando en recuperar a los Pokémon robados y... — Lyra suspiró mientras miraba la Pokéball en sus manos — Que iba a hacer todo lo posible por recuperar a mi Pokémon, pero que era mejor que no me hiciera esperanzas... — Elevó las rodillas y las abrazó mientras escondía parte de su rostro en ellas — ¿Tengo que esperar lo peor? ¿No volveré a ver a Ictis?

Galen hizo girar la Pokéball en su mano, al tiempo qué estudiaba la postura de Lyra y se preguntaba que tanto impacto tendrían sus próximas palabras.

— Bueno... hay parte verdad en sus palabras — Galen se encogió de hombros y dejó de mover la Pokéball para agarrarla con firmeza — Pero solo una parte... — Aprovechó que Lyra lo miraba para enseñarle la Pokéball — Ictis no está perdido... en realidad está aquí.

Ante sus palabras la reacción de Lyra fue intentar tomar la Pokéball, pero Galen alejó el objeto de su alcance, este último mantuvo su expresión seria a pesar de la dolida que le dedicaba la joven entrenadora.

— ¿Galen...? — Lyra preguntó confundida por su repentina acción — ¿Por qué?

— Es cierto que tengo a Ictis aquí, pero él ya no es el Ictis que tú conoces o más concretamente, ya no es el Sentret que tú conoces — Galen miró la Pokéball, antes de suspirar — ¿Recuerdas las heridas que viste?

— ¿Ictis? — Lyra se estremeció y enderezó su forma sentada, mientras intercambiaba una mirada incrédula entre el entrenador y la Pokéball en sus manos — ¿Él fue el que te atacó? — Sus ojos se humedecieron — ¿Realmente Ictis hizo eso...? ¿Ictis te atacó?

— Sí, aunque no fue el único, pero si el mayor contribuyente a las mismas — Galen suspiró al ver cómo la niña parecía perder el color en el rostro, así que tiró de ella contra él y la rodeó con un brazo para dejarle tomar la Pokéball mientras bloqueaba el activar — Parece que el antiguo dueño de ese Raticate estaba haciendo algo, no muy bueno, en la Torre Bellsprout e Ictis se vio envuelto en el asunto con... algunas consecuencias — Hizo círculos con sus pulgares en las manos temblorosas que retenía entre las suyas y que apenas podían sostener la Pokéball — Cuando me encontré con ese sujeto me presentó un Furret, uno muy agresivo y obstinado, para después asegurar que era tu Sentret — Apretó el dominio que tenía sobre el ahora cuerpo tembloroso junto a él — No lo creí en un principio, ya que no era el único Pokémon en ese estado ni de ese tipo, pero Magus se mostró muy inquieto e insistente con ese en específico — Suspiró ante el recuerdo de su propio desconcierto — Después ese sujeto le ordenó atacarme y no dejó de hacerlo ni siquiera cuando se encontraba paralizado por las constantes descargas de mis Pokémon... Intenté regresarlo a su Pokéball e incluso capturarlo, pero todas las Pokéball se rompían al tener contacto en él... hasta que pude capturarlo — Miró la Pokéball que ambos sostenían y las nuevas hendiduras que se trazaban por la superficie — Lamento que tu Pokémon haya terminado así... sí me hubiera dado un poco más de prisa... quizás.

—No... no digas eso... lo trajiste de regreso como... prometiste — Lyra sacudió la cabeza con insistencia y apretó su dominio sobre la Pokéball — ¿Hay algo que se pueda hacer? ¿Por todos ellos? No... seguramente por ellos no... — Susurró en un hilo de voz inestable, que sorprendió a Galen, antes de ladear su rostro lloroso al varón — ¿Entonces por él? ¿Puedo hacer algo por él? ¿Puedo aunque sea verlo...?

Galen estudió la expresión de Lyra e intentó buscar el motivo de esas palabras, pero no logró dar con nada más que con una expresión llena de angustia e incertidumbre, a pesar de la extraña incomodidad que decidió acentuarse fugazmente en su interior. Por primera vez sintió que la pequeña chica no era tan ingenua como aparentaba o por lo menos sabía mucho más de lo que él creía, pero tampoco podía culparla de esconder cosas de su pasado, cuando estaba haciendo exactamente eso.

— No, en este preciso momento... — Galen admitió sin dejar de observar a Lyra — Preferiría que Magus esté en condiciones de hacerle frente y actuar de ser necesario, porque no sé si seguiré siendo el objetivo de sus ataques cuando lo libere o si cambiara por cualquiera que entre en su rango de visión... — Agregó de forma tardía.

Galen esperó alguna reacción por parte de Lyra, pero la chica parecía, por algún motivo, más concentrada en mirarlo y lo suficiente metida en ello, para no notar que él hacia lo mismo. El inusual comportamiento lo extrañó y estuvo a punto de agitar la mano frente a Lyra para hacerla reaccionar, hasta que notó que sus ojos no lo estaban mirando exactamente a él, sino a algo mucho más atrás o a su alrededor.

Sintió cómo una sensación fría recorría su espalda, al ser consciente de que Magus no estaba a su alrededor y lo que sea que estuviera viendo Lyra no podía ser algo bueno. Por lo que se volteó para asegurarse por sí mismo, lo que tenía tan atrapada a la chica, solo para toparse con que no había absolutamente nada allí y que su acción hizo que Lyra se ocultara contra su pecho.

Galen volvió a fijarse en la entrenadora más joven, sintiéndose completamente confundido por lo que acababa de pasar y el sentimiento solo aumentó, cuando recordó que ella hizo algo similar en la torre mientras manifestaba su incomodidad por el lugar. Quería preguntarle qué pasaba o qué estaba viendo, pero temía la respuesta que Lyra pudiera darle y la posible realidad que esta pudiera traer o que ella fuera capaz de ver más de él de lo que estaba dispuesto a mostrar.

— ¿Galen...? — Lyra llamó alarmada al chico, cuando este tomó posesión por completo de la Pokéball — ¿No... me lo puedo quedar? Prometo no liberarlo y...

— Por el momento... yo me quedaré con él y haré lo que pueda para... devolverlo a lo que era — Galen guardó la Pokéball y enfrentó la expresión ceñuda de Lyra — Lyra... quiero que sepas y entiendas que yo confío en ti, porque de otro modo no te hubiera contado todo esto... — Suspiró al ver que la expresión de la chica solo se agravaba y las lágrimas corrían con libertad — Comprende que... — Levantó su brazo y enseñó las vendas que de nuevo lo envolvían — Si algo te pasaba no podría perdonármelo... — Vaciló por un par de minutos, antes de suspirar — Lyra... No soy tan buena persona como tú crees y... no quisiera tener que cargar con el peso de no haber podido protegerte adecuadamente o de que hayas sido lastimada de alguna forma en mi presencia... — Tomó una respiración profunda y miró a Lion que descansaba en su cama — No es que sienta que seas un estorbo... sino que me gustaría que siguieras siendo tú y no alguien como yo — Sonrió apenas a la chica, antes de incorporarse para ir a su propia cama — Por el momento será mejor que intentes descansar... mañana prometo enseñarte a... Ictis y el por qué es mejor que yo lo lleve hasta que... logre algo.

Galen caminó hasta su propia cama e intentó mantenerse sereno bajo la presión de la mirada penetrante que taladraba su espalda. No fue hasta que se acostó, que notó cómo Lyra se limpiaba las lágrimas y llamaba a Amnis para abrazarlo, antes de dejarse caer en la cama para darle la espalda.

No tenía claro si la chica podría dormir después de una conversación de ese estilo, pero era mejor dejar el tema por el momento y retomarlo en la mañana si era necesario, cuando ambos estuvieran menos cansados y él hubiera pensado en alguna solución para el hurón.

«Tendré que hacer algunas llamadas y meterme en problemas en el proceso» Galen pensó con molestia.

— Galen — Lyra de repente llamó, inconsciente del estremecimiento que recorrió al nombrado — Gracias por... ser sincero conmigo.

— No... ha sido nada... — Galen respondió, antes de agregar — Lyra... espero que no estés pensando que eres una mala entrenadora ni nada de eso, porque no es verdad — Dejó que una media sonrisa tirara de sus labios, pero se perdió en el instante que vio que no parecía muy entusiasmada en mirarlo — Es imposible que pudieras prever que un lunático se fijaría en ti y que tomaría a tu Pokémon... no te culpes y no dejes que esto te desanime ¿Está bien?

Lyra tardó un par de segundos, pero finalmente respondió con una queja y un asentimiento, antes de acurrucarse más contra la oveja y desearle buenas noches al otro entrenador. Galen miró largamente a Lyra, hasta que vio cómo Lion recogía la Pokéball del Raticate para dejarla junto a las cosas de Lyra.

Agradeció a Lion por mantener a Lyra segura y acompañarla en su ausencia, cuando este se unió a él en la cama, antes de desenganchar el bolso en su pierna para dejarlo junto al cuerpo acurrucado de su Pokémon para por fin poder descansar con comodidad. Cerró los ojos y dejó que el cansancio tomara el control por sobre el dolor de sus heridas, aunque seguramente eso no salvaría a ninguno de los dos de las pesadillas.

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Lyra abrió los ojos solo para entrecerrarlos con extrañeza, al encontrarse en la absoluta oscuridad. Parpadeó varias veces e incluso se frotó los ojos con insistencia, pero nada cambiaba, todo permanecía igual de oscuro y silencioso.

Confundida y un poco asustada miró a su costado, en donde debería encontrarse el otro entrenador, solo para encontrarse con la silueta oscura de un Pokémon ovalado o algo que definitivamente no era humano, agazajado en lo que parecía un rincón. Por la oscuridad no podía distinguir con claridad qué era o más bien no podía ver nada que no estuviera por debajo de su nariz, algo que solo aumentó la sensación de ansiedad que comenzaba a apretarle el pecho.

De repente escuchó pasos y algunas risas por fuera de la habitación, pero que aun así hicieron eco por el lugar, al mismo tiempo que un escalofrío la hizo estremecer de forma involuntaria. Instintivamente se abrazó a sí misma para frotar sus brazos contra su cuerpo en busca de calor, pero se horrorizó al descubrir que nada la cubría y que se encontraba completamente expuesta en el suelo.

Una sensación de pavor hizo que su cuerpo volviera a sacudirse, antes de que comenzara a preguntarse qué había pasado o cómo había llegado allí, pero no tuvo suficiente tiempo para seguir en sus cavilaciones silenciosas. De un momento a otro lo que sea que se encontraba a su costado, se incorporó de forma abrupta demostrando ser un Pokémon de largas orejas y cuerpo rechoncho.

La oscuridad perdió fuerza y el Pokémon se hizo visible para Lyra, la mayor parte de su piel era de color azul a excepción de la parte inferior de su cuerpo, por donde se extendía una mancha blanca que terminaba salpicando con pequeñas gotas su vientre. Sus rechonchas patas se encontraban sujetas con pesadas cadenas, que lo retenían en esa sección del recinto e impedían que avanzara mucho más.

Lyra sintió cómo la embargó una extraña sensación de familiaridad con aquel Pokémon y con el lugar, que ahora era mucho más visible, a pesar que no recordaba nada como esto. Se encontraba en una especie de celda cerrada, en donde solo estaban ella y ese Pokémon encadenado, ya no estaba en el Centro Pokémon y no entendía por qué sentía aquel lugar conocido, cuando nunca estuvo allí para empezar.

El tintineo de las cadenas la alertó y volvió a poner su atención en su acompañante, solo para que el miedo y el pavor volvieran a ella, al ver el aura naranja que envolvía al Pokémon y cómo este comenzaba a tirar de las cadenas. Intentó gritar para pedir ayuda, pero nada salió de su boca mientras veía cómo aquel ser forcejeaba con las ataduras que lo retenían sin dejar de sisear en dirección de la chica.

Por algún motivo su voz volvió, aunque no salió nada de lo ella quería decir o gritar.

— Kaeru... por favor... no — Lyra dijo sin querer ni entender cómo sabía el nombre de aquel Pokémon y por qué rogaba — No dejes... no los dejes... que te domine — Su voz tembló junto con su cuerpo.

Lyra vio cómo el aura que rodeaba al Pokémon se intensificaba, al igual que sus intentos por llegar a ella y atacarla. Trató de incorporarse y correr al otro extremo de la instancia, pero su cuerpo, al igual que su voz, no respondió de la forma que quería.

— Ahora eres... un lindo Azumarill — Lyra luchó contra lo que sea que controlaba su cuerpo e intentó retraer la mano, que estiró de forma involuntaria en dirección de aquel Pokémon — Kaeru... perdóname... es mi culpa que te pasara esto.

Lyra jadeó para sus adentros, cuando aquel Pokémon dejaba de ser un Azumarill y se convertía en un Furret. Se estremeció ante la idea que ese fuera Ictis, pero antes de que pudiera procesar el repentino cambio de su agresor, escuchó un traqueteo.

Una puerta, una que no había notado antes, comenzó a moverse mientras el sonido de varias cerraduras siendo retiradas, resonaba por todo el lugar. Lyra sintió cómo una nueva ola de terror la invadía y cómo su cuerpo se movía por sí solo contra la esquina cercana, en donde se acurrucó y se sintió llorar mientras cerraba los ojos con fuerza.

Volvió a escuchar aquella risa del exterior y los pasos que la acercaban, hasta que finalmente sintió cómo un par de manos la sujetaban de los hombros para mantenerla quieta. Su reacción fue la de gritar y retorcerse mientras intentaba zafarse de aquel firme agarre, pero parecía que sus esfuerzos eran inútiles y solo lograba que su agresor aplicara más fuerza en retenerla.

De repente tuvo la sensación de escuchar algo o a alguien llamarla, entreabrió los ojos y se encontró con un hombre con expresión maliciosa, de cabello y ojos de un vibrante color cian, que sobresalían de un gorro negro, aunque en sus ojos había un poco de púrpura. Volvió a cerrar los ojos y comenzó a empujar a aquel hombre en un último intento desesperado, pero su fuerza no era suficiente y apenas podía moverlo.

— ¡Lyra! — La nombrada dejó de moverse al escuchar su nombre salir de aquel sujeto — ¡Lyra! ¡Tienes que despertar! — La expresión del hombre no cuadraba con el tono cargado de preocupación — ¡Lyra! ¡Éstas teniendo una pesadilla! ¡No es real! — Lyra parpadeó confunda «¿Pesadilla...? Estoy en una... pesadilla» Esa revelación hizo que la chica mirara confundida su alrededor ahora desaparecido — Lyra... tienes que despertar, por favor...

Lyra se despertó sobresaltada y soltó un jadeo ahogado, antes de mirar asustada a su alrededor para toparse con la habitación que ocupaba en el Centro Pokémon y con la expresión preocupada de Galen. El reconocimiento llegó a ella por encima de su letargo y la bruma del sueño reciente, aunque no hizo mucho por tranquilizarla y no sabía por qué.

«¿Qué soñe?» Lyra entrecerró los ojos e intentó recordar algo de su sueño, pero nada llegaba a ella.

Soltó un suspiro forzado mientras se preguntaba en qué momento había caído dormida y cuál era el motivo de aquel sueño extra. Cerró los ojos e ignoró de forma voluntaria a sus expectantes espectadores mientras se llevaba la mano al pecho e intentaba calmar su pulso acelerado.

— Lyra... ¿Te sientes mal? — La repentina voz de Galen hizo que Lyra se estremeciera y abriera los ojos de golpe para mirarlo — ¿Lyra...?

Había olvidado que Galen sufría de insomnio y por el tono de preocupación en su voz, era a él al que oía en su sueño y también era muy probable que haya visto todo el espectáculo de principio a fin. Lyra suspiró con cansancio y observó cómo su Mareep la miraba con preocupación mientras soltaba algunos balidos bajos.

Acarició a la oveja para tranquilizarla, antes de enfocarse en el otro entrenador, que se mantenía preocupado y expectante a su respuesta.

«¿Por qué me mira así?» Lyra se preguntó sin comprender — No... no es nada — Susurró en voz baja muy consciente de la expresión escéptica que el varón le dedicó — Solo... no es nada — Suspiró al darse cuenta de que Galen no parecía muy convencido — No puedo dormir... eso es todo — Agregó mientras forzaba una sonrisa en su dirección.

La fachada de su sonrisa cayó al ver la expresión abatida del varón y cómo sus ojos ganaban un brillo grisáceo, así que antes de que este se saliera de su alcance, lo tomó por la muñeca y tiró varias veces de él para que volviera a su lugar. Galen siguió la orden silenciosa sin ocultar su sorpresa inicial y volvió a arrodillarse junto a la cama de Lyra, aunque rápidamente reemplazo su expresión por la serenidad habitual y una pequeña sonrisa.

— ¿Quieres hablar de ello? — Galen preguntó con cierta vacilación — Dicen que es bueno... exteriorizar las cosas.

Lyra parpadeó ante la sugerencia, antes de entrecerrar los ojos

— ¿En serio? — Lyra preguntó con un tono desconocido para ella — Tú no lo haces mucho ¿no...? — Acusó sin darse cuenta, antes de taparse la boca y mirar asustada a Galen — Yo... yo no quise decir eso... yo

— Lo sé muy bien y no te falta razón — Galen tranquilizó a Lyra, aunque el brillo seguía allí y su voz sonó triste — Pero por eso mismo... me gustaría que tú no cayeras en eso — Agregó mientras picaba la nariz de Lyra con un dedo — Sería un desperdicio si lo hiciera... — Suspiró con cansancio — Entonces... ¿Quieres hablar de ello en el Lobby? o por lo menos ¿Quieres ir a tomar algo?

Lyra estudió en silencio al entrenador mayor, que intentaba permanecer tranquilo bajo su mirada, antes de asentir y deslizarse fuera de la cama. Tomó a Amnis en un brazo y observó cómo Galen soltaba a un Manectric para indicarle que cuidara las pertenencias de ambos.

Finalmente Galen se acercó hasta Lyra y ofreció su mano para que la chica la tomara, mientras abría la puerta y dejaba a Lion salir primero. Lyra se dejó guiar por los pasillos medio iluminadas sin ser capaz de despegar su cuerpo de Galen o mirar a su alrededor sin temor.

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Galen le entregó un té frío a Lyra, antes de dejarse caer a su lado en el sofá y permitir que tanto Lion como el Mareep tomaran posesión de su regazo. Todavía no podía hacerse ni con el extraño nombre ni con la familiaridad del dócil Pokémon, pero agradecía el hecho de no ser paralizado por su habilidad estática en su afán por atención y que tomara a juego la actitud tosca del otro Pokémon.

— ¿Galen? — Lyra llamó al nombrado, que dejó de fijarse en los Pokémon, que reñían por el reducido espacio, para fijarse en ella — Tú... ¿Estás bien?

Galen parpadeó desconcertado por aquella pregunta, hasta que siguió la mirada de Lyra que descansaba en la bebida entre sus manos y solo necesito un par de segundos para entender el origen de la pregunta. No pudo evitar reír ante su insinuación, aunque tuvo que hacerlo a bajo volumen, pero ahora comprendía la extraña reacción de la joven entrenadora.

— ¡Galen...! — Lyra se quejó y empujó al varón mientras miraba alrededor avergonzada — No te burles...

— Bueno... — Galen carraspeó — Mi disgusto por el té es algo más psicológico o arraigado a una costumbre de mi pasado, que a cualquier otra cosa — Abrió la bebida y dio un primer sorbo sin disimular su disgusto — Asocio la acción de tomarlo a momentos como estos, en los que tiendo a pensar en por qué los Krabby caminan de lado y no de frente o cuando me encontraba enfermo y mi abuela hacía sus "infusiones mágicas" para mí — Otra mueca — Por lo que hacerlo en otro momento me resulta un poco inquietante.

Sonrió al escuchar la pequeña risa que Lyra intentaba ocultar, mientras sentía cómo parte de la tensión, que acumuló con toda la situación en la habitación, se perdía y el ambiente se relajaba lo suficiente como para que los Pokémon por fin dejaran de moverse.

— Pero puedes estar tranquila — Galen tomó otro sorbo y tragó con dificultad — Sigo sin tomarle gusto a esta cosa... y solo lo hago en este momento porque tomar café a esta hora no es muy bueno... — Se llevó la mano al estómago «Solo faltaría algo como eso para completar el día...» Pensó con cansancio.

Ambos guardaron silencio por un par de minutos mientras Lyra observaba el lobby vacío y Galen jugaba con la lana de la oveja.

— Galen... — Lyra llamó, ganando la atención del nombrado — Yo...

La oración de Lyra fue cortada, cuando el Pokégear del entrenador mayor comenzó a sonar. Galen no sabía quién lo llamaba, pero por la hora solo podía ser una emergencia o alguien muy insensato y desconsiderado, así que revisó el remitente con la esperanza que fuera lo segundo.

No era consciente de lo tenso que estaba, hasta que su cuerpo se relajó al leer el nombre de un insensato rubio en la pequeña pantalla, así que se limitó a bajar el volumen e ignorar la mirada de horror de Lyra mientras se quitaba el aparato para dejarlo en la mesa cercana.

— ¿¡Galen!? — Lyra detuvo la mano del nombrado y la guió de nuevo al aparato — ¿Quién es y si es una emergencia?

— Puede ser... — Galen se encogió de hombros — Pero créeme si te digo que es mejor que escriba y que no hablé — Suspiró — Sea cual sea su motivo para llamarme, es alguien muy ruidoso y es demasiado tarde para eso...

Galen estaba dispuesto a ignorar la vibración del aparato, pero al ver la expresión angustiada de Lyra y sus torpes intentos de no tomar el Pokégear ella misma. No pudo más que suspirar y aceptar, a regañadientes, que tendría que contestar, así que subió apenas un par de toques y aceptó la llamada mientras alejaba el aparato.

— ¡GALEEEEEEEEN! — El grito que salió del Pokégear, sorprendió a Lyra y la hizo pegar un respingón junto a Galen — ¡LLEVÓ HORAS INTENTANDO LOCALIZAR A DAWN Y NO DOY CON ELLAAAAAA!

Galen suspiró y se acercó al Pokégear.

— Primero que nada Barry... — Galen siseó en un tono amenazante que hizo a Lyra estremecer — Quiero informarte que... estoy en un Centro Pokémon y que estas no son horas para que dejes tus pulmones en la línea — Se escuchó un jadeo estrangulado del otro lado — Segundo... no estoy solo y tus gritos están asustando a mi acompañante, así que te pido un poco de consideración... si es que conoces eso...

Un silencio incómodo se formó, antes de que Galen arrugara el ceño extrañado por esa reacción.

— ¡ESPERA! ¿¡QUÉ HAS DICHO QUE...!? — Volvió a escucharse un jadeo — Tú... ¿TÚ DE ENTRE TODAS LAS PERSONAS ESTÁS CON ALGUIEN? — Galen chasqueó la lengua — Esto es nuevo... — La voz sonó más tranquila y algo extrañada — En todo caso... perdón por los gritos — Se escuchó una maldición y el gritillo de un Pokémon — Ya me disculpé... — Se quejó con alguien — ¡Deja de picotear!

Galen observó con desconfianza su Pokégear y de reojo a Lyra, antes de darle otros dos toques al volumen y dudar si dejarlo o no.

— Tercero... — Galen decidió darle un voto de duda a Barry — ¿No has pensado que ella quiere estar sola? — Se masajeó la puente de la nariz mientras echaba la cabeza para atrás «Espero no diga nada estúpido mientras Lyra esté presente» Se enderezó para mirar el aparato — No sería la primera vez que intenta alejarse de todo y de todos para pensar... Además... tienes que admitir que eres alguien muy insistente y...

— ¡No lo entiendes!

Galen resopló al verse interrumpido y evitó lo mejor que pudo gruñir en presencia de Lyra mientras cruzaba las manos sobre su pecho y entornaba la mirada.

— Ella no estaba en una de sus escapadas — Barry se apresuró a contradecir — Sino investigando sola unos avistamientos sospechosos.

Galen se estremeció ante el significado de aquellas palabras.

— ¿El equipo Galaxia se está moviendo...? — Galen esperó que el chico lo negara, pero en cambio lo escuchó suspirar «Bueno... supongo que no falta mucho para que se acaben mis vacaciones»

— Todavía no estamos del todo seguros, pero todo indica que así es... — La voz sonó desanimada — Y parece que están en algo grande...

Galen apretó los puños y la mandíbula mientras sentía cómo se le revolvía el estómago ante la noticia. Intentó mantener la compostura para no asustar a Lyra, la chica ya había tenido suficiente con lo sucedido con su Pokémon y la pesadilla reciente para que él la cargara con el conocimiento de un problema, que no le convenía en lo más mínimo.

Pero aparentemente sus intentos por mantenerse sereno fallaron, ya que el Mareep abandonó su regazo para esconderse con su entrenadora y Lion lo miraba con expresión preocupada. Suspiró y acarició al Pokémon para calmarlo, sin atreverse mirar a Lyra.

— Agradezco la información Barry, pero en este momento no puedo hacer nada al respecto y lo sabes muy bien... — Galen suspiró — Aunque no sería extraño que me llamen si las cosas comienzan a torcerse — Agregó con voz apagada — Así que si fueras tan amable de... informarme.

— Lo sé... solo quería que supieras que tu prima está... — Se escuchó un pitido desde la otra línea — Uhm... tengo que colgar, así que de nuevo disculpa por despertarte y... arruinar tu encuentro — Galen hizo una mueca horrorizada por la insinuación e intentó refutar, pero el chico no le dejó — Mañana temprano te llamaré para informarte con todo lo que haya logrado encontrar ¡Buenas noches!

La llamada se cortó y el lobby volvió a quedar en silencio, uno incómodo por el comentario del chico.

— No le prestes atención a ese idiota — Galen susurró con cansancio mientras se masajeaba la sien.

Galen se perdió momentáneamente en sus pensamientos mientras asimilaba toda la información que acababa de recibir, sin notar cómo Lyra lo observaba de reojo. De forma inconsciente tomó otro sorbo de su té, solo para hacer una expresión de asco y mirar confundido su bebida.

— ¿Quieres hablar? — Lyra preguntó haciendo que su acompañante recordara su existencia — Dicen que es bueno exteriorizar las cosas.

Lyra había intentado imitar el tono de voz más grave del varón, pero su esfuerzos no tuvieron tan buenos resultados y terminó por toser ante la irritación de forzar su voz. Miró avergonzada a su acompañante y forzó una sonrisa juguetona, pero al ver la carencia de reacción por parte de Galen, dejó la sonrisa caer para desviar la mirada.

— Lo siento... — Lyra se apresuró a disculparse por su pequeña burla — No tienes que decirme si no quieres...

— Realmente... me gustaría poder decirte, pero no es tan fácil... — Galen le dedicó una sonrisa cansada — Lyra... hay cosas que yo he hecho que te harían renegarme... — Palmeó la cabeza de Lyra y sacudió su ya alborotado cabello — Así que... no deberías seguir tanto mi ejemplo ¿Está bien?

— Tonterías — Lyra sacudió la mano de Galen para tomarla entre las suyas mientras fruncía los labios — Alguien cuyos Pokémon lo aprecien tanto, no puede ser mala persona. Además... — Su agarre vaciló — Puedo sentirlo... sé que tienes buenos sentimientos y que eres buena persona.

Galen guardó silencio y mantuvo la mirada de Lyra mientras se preguntaba qué la motivaba a decir aquellas palabras. Soltó un largo suspiro, al no llegar a nada concreto, antes de liberarse del dominio de Lyra y cepillarle el cabello con los dedos.

— No sabes lo que me alegra escuchar esas palabras — Galen susurró con una sonrisa un poco más sincera — De verdad espero algún día poder contarte todo... pero por ahora es imposible — Tomó el Pokégear e hizo una mueca mientras lo volvía a amarrar a su muñeca — Será mejor que vayamos a descansar... siento que mañana será un día interesante... de una manera u otra.

Lyra quería refutar esa declaración, ya que sabía que de entre los dos solo ella iba a lograr dormir, pero no lo hizo y en cambio asintió para ponerse de pie. Siguió al varón hasta la habitación que compartían y se metió a la cama sin decir ni una palabra mientras era acompañada por ambos Pokémon.

El Manectric apenas reaccionó a la entrada de ambos y observó expectante a su entrenador mientras esperaba nuevas órdenes. Galen estiró su mano para acariciar al canino eléctrico, pero se detuvo en el último segundo y en cambio lo felicitó con dos palabras, antes de regresarlo a su Pokéball.

Se limitó a acostarse en la cama y mirar el techo, incapaz de volver a conciliar el sueño. No estaba seguro de cuánto tiempo paso hasta que el movimiento inquieto en la cama cercana cesó y dio paso a los suaves ronquidos de Lyra.

Rogó por que la chica no tuviera más pesadillas y en cambio disfrutara de algo de descanso. En algún momento de la noche, Galen volvió a sentir una vibración, así que alzó su brazo para visualizar el Pokégear en su muñeca, solo para encontrarse con la hora de la pantalla de suspensión.

Galen sintió cómo su cuerpo se enfriaba mientras se enderezaba y buscaba el bolso abandonado a un lado de la cama. Rezó porque su presencia todavía no fuera solicitada mientras deslizaba su mano en el interior y tomaba el aparato que buscaba, uno que comenzó a vibrar en sus dedos.

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Fin del capítulo 10

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