Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer, las historias salieron de mi hermosa y pelirroja cabeza. No se permite publicar en otras plataformas.

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SUMMARY: La vida universitaria es cansada y cotosa, es por eso que los estudiantes deben encontrar formas más novedosas y creativas de ganar dinero. Tal vez unas clases particulares podrían ser de utilidad. Después de todo, todos van a la universidad a aprender, ¿no?

Pareja: Edward/Bella/Garrett

Rated: M

Advertencia: Sexo rudo, sumisión/dominación, castigos, si eres sensible a este tipo de temas puedes abstenerte de leer.

*Leer nota al final.

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Los cuatro entraron al amplio departamento, lo primero que vieron fue la cocina a su izquierda, algo reducida, pero con un gran desayunador que la separaba de la sala de estar. Los dos grandes sillones permitían que sus cuerpos se relajaron frente a la pantalla plana colgada en la pared.

Ya había un chico corpulento y moreno sentado en una esquina, ojeando una revista de deportes.

— ¡Hola! Soy Jacob. — se presentó el moreno cuando notó a los recién llegados. — También se enteraron de la Kinklass, ¿eh? — comentó con picardía cuando Damon y sus amigos se sentaron en los lugares libres.

— ¿Ya habías venido antes? — preguntó Jasper, frotándose las manos con nerviosismo.

Antes de que Jacob pudiera responder, una chica salió de una de las puertas, dentro se adivinaba una habitación con luz baja y algunas velas parpadeantes. El nerviosismo recorrió todos los cuerpos como un rayo.

La chica era baja y bastante delgada, a los chicos les removió la curiosidad cuando notaron que les era ligeramente conocida. Usaba una blusa carmesí de terciopelo, lucía los hombros descubiertos y las tiras que colgaban de las largas mangas le daba cierta fluidez a su imagen. Combinaba la prenda con una minifalda negra, haciendo juego con la otra prenda, las correas y tiras se mezclan junto al vaivén de sus caderas. Su cabello se encontraba suelto y cayendo a cascadas hasta la mitad de su espalda.

Cruzó la estancia sin mirarlos hasta la cocina, se escucharon algunos movimientos, seguidos de los pasos discretos sobre el suelo.

La chica regresó con una bandeja repleta de refrigerios, en silencio colocó pacientemente todo en la mesita de centro.

Todos creyeron que se iría después de la acción, pero ella se quedó de pie, su mirada clavada en el suelo y las manos juntas al frente.

— Tardaremos algunos minutos más. — susurró sin moverse ni un centímetro. — ¿Puedo ofrecerles algo de tomar? — añadió, ahora balanceándose sobre las puntas de sus pies. El cabello se deslizó hacia enfrente, cubriéndole la mitad del rostro.

Ninguno de los chicos habló, la postura de la castaña era muy pequeña... indefensa casi. Tenían miedo de hablar alto y que la pobre chica saliera huyendo.

— Uhmm... — tarareó Emmett con precaución. — Supongo que una soda estaría bien. — termino al fin.

La castaña alzó la mirada con un brillo en los ojos, casi como si estuviera aliviada de poder hacer esa pequeña cosa por Emmett. Miró a los demás chicos, esperando sus respuestas.

Una vez que todos murmuran su acuerdo, la chica sonrió complacida antes de encaminarse de regreso a la cocina. Se escucharon ruidos de puertas que se abrían y se cerraban, seguido del ligero choque de latas metálicas, sonando unas contra otras.

Los invitados vieron a la chica emerger de la cocina con un paso mucho más cuidadoso, intentando balancear las cinco latas de soda entra los brazos.

Pareció pensar con detenimiento su movimiento siguiente y, con sumo cuidado, se inclinó hacia delante para colocar las bebidas en la mesa. Una de las mangas de su blusa se deslizó más abajo, revelando parte de su sostén de encaje, todos hicieron su mayor esfuerzo por apartar la vista, pero cuando la chica estuvo a punto de tirar unas cuantas latas, Stefan se puso en pie, dispuesto a ayudar la chica en apuros, quien había cambiado de posición para poder sostener la lata escurridiza con la parte interna de su codo.

— Bella. — se escuchó una grave voz al fondo del pasillo, por la puerta de la que había salido la chica... Bella, antes.

El chico era fornido, ligeramente musculoso y con características marcadas en el rostro. Usaba una playera negra y unos jeans deslavados. Su expresión serena y contenida hizo que todos se paralizarán. El chico caminó hasta la mesita y le hizo una seña a Stefan con la mano, indicando que se alejara.

— Ella es capaz de hacerlo sola. — dijo firmemente. Volvió la vista a Bella, sus facciones de llenaron de sutil paciencia. — Continúa, querida. — dijo suavemente hacia Bella.

Y, como si alguien hubiera oprimido el botón de 'pausa' en algún momento, Bella comenzó a moverse. Esta vez con más precaución, se tomó su tiempo en colocar en posición correcta las sodas, ganándose un asentimiento de los chicos, quienes no se atrevían a decir ni una palabra.

— Buena chica. — felicitó el joven sin cambiar de expresión. Acomodó un mechón rebelde detrás de la oreja de Bella con delicadeza. — Hoy haz hecho un gran trabajo.

Bella le sonrió maravillada, antes de desviar su mirada y mirar al piso de nuevo.

— ¿Bella? ¿Podrías venir? — se escuchó una senda voz, esta vez proveniente de dentro de la habitación misteriosa. ¿Cuantas personas podría haber allí dentro?

— Ve. — dijo el chico con simpatía, como despidiendo a Bella. Cuando esta comenzó a moverse, el chico se dirigió a Damon y sus amigos. — La clase empezará en breve. Tuvimos algunos asuntos y nos retrasamos. — cuando los chicos asintieron con entendimiento, el chico hizo ademán de darse la vuelta, deteniéndose unos segundos como si recordara algo. — Mi nombre es Garrett, por cierto. — se presentó educadamente, antes de desaparecer detrás de Bella.

Cuando por fin estuvieron solos, ninguno sentía intención alguna de decir absolutamente nada. El intercambio había sido extraño, sí. Pero, ¿lo suficiente como para dejarlos mudos? Así parecía. Y es que el comportamiento de Bella había sido muy extraño, no había hecho contacto visual real con nadie y, todo el tiempo había mantenido su vista en el suelo. Ni que hablar de la posesividad del tal Garrett, había sido ligera y flotante, casi imperceptible... pero había estado allí. Casi como si no hubiese querido que Stefan la tocase para ayudarla.

Al final, uno de ellos por fin fue el valiente que se decidió a tomar una lata, junto a él le siguieron los demás. Así fue como los refrigerios fueron desapareciendo y las sodas se fueron vaciando. Llegó un punto en la espera en el que todos empezaban a impacientarse, se removían en sus sillas, revisaban el celular u hojeaban alguna de las revistas.

Cuando le espera se volvía a casa insoportable, por fin alguien salió de la habitación, era un chico alto de cabello cobrizo, su cuerpo al igual que el de Garrett no presumía de mucho músculo, pero era notable que se ejercitaba. Muy parecido al otro chico, el cobrizo usaba una playera blanca y unos jeans negros, y al igual que los otros dos no llevaba zapatos.

Su andar era seguro, sin mira realmente lo que pasaba a su alrededor como si no fuera lo suficientemente importante como para importarle, o como si tuviera el perfecto control de absolutamente todo lo que le rodeaba. Se dirigió a los chicos sentados en los sillones, sus facciones al igual que las de Garrett eran serenas pero contenidas los chicos suponían que pronto averiguarían porqué.

— Acompáñenme, por favor. — a pesar de su ruda e imponente fachada, su voz era sorpresivamente suave tanto que los nervios de los chicos bajaron considerablemente todos encantados con la atención de ese hombre. — Me disculpo por el retraso. Mi nombre es Edward. Empezaremos la clase ahora. — Y sin esperar respuesta o confirmación Edward se dio la vuelta para regresar a la habitación esperando que los demás le siguieran.

Cuando todos cruzaron la puerta no perdieron detalle de todo lo que había en la habitación. Aunque no era que hubiera gran cosa, pues estaba prácticamente vacía, no había muchos muebles Sólo algunas sillas para que ellos se sentaran; lo único que llamaba la atención que era la cama matrimonial que estaba en el centro de todo punto y por supuesto no se podían pasar por alto todas las cosas que colgaban de las paredes algunas fustas, esposas, cables, cuerda y otros materiales que ninguno de los chicos reconocía en ese momento.

La habitación estaba pintada de un tranquilo color azul celeste, muy discreto, muy bajo; había una delgada alfombra rodeando la cama. Cerca de la puerta se encontraba Edward, esperando a que los chicos tomarán asiento, del otro lado de la habitación se encontraba Garrett manipulando algunos objetos entre sus manos. Todos lo observaron, esperando que Garrett explicara qué era el objeto, pero nadie dijo ni una palabra.

Bella, sin embargo, se encontraba sentada a la orilla de la cama frente a los chicos su expresión era serena, contemplativa como si estuviera esperando a que alguien le dijera que hacer. Aunque quedaba en evidencia su respiración agitada y sus mejillas rojas.

Los chicos tomaron asiento en las sillas puestas para ellos, no muy seguros aún de qué decir, así que simplemente no dijeron nada y esperaron que Edward o Garrett les explicarán qué es lo que estaba sucediendo.

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— Bienvenidos a nuestra clase de hoy, parece ser que tenemos participantes nuevos. Estas lecciones empezaron como una forma de diversión entre amigos, y ahora se han vuelto una forma de sobrevivir en el campus. Espero que podamos enseñarles cosas nuevas. — habló Edward. Su porte era bastante vistoso, no traía puesto nada más que una camisa blanca y jeans oscuros. No traía zapatos. Ninguno de ellos, en realidad.

— La clase de hoy es "Bondage básico", como estudiantes, sabemos que no siempre se tiene acceso a las herramientas que necesitamos para poder practicar Bongange. — dijo Garrett con una ligera sonrisa. Todos le prestaron atención. — Por eso decidimos ofrecerles algunos consejos sobre cómo usar fundas de almohadas. — se inclinó a la cama y tomó una funda de almohada entre sus manos, extendiéndola para que todos pudieran verla.

— Lo primero, es saber que "sexo duro" significa diferentes cosas para cada persona. — le interrumpió Edward. — Por ejemplo, ¿qué significa sexo rudo para ti? — preguntó, dirigiendo su vista hacia Jacob.

— Amm… — Jacob se removió incómodo en su silla. — ¿Diversión?

Edward asintió, se mostró de acuerdo con la respuesta del chico moreno. Movió su mirada hasta Jasper, haciendo un ademán como si le hiciera la misma pregunta.

— Es impredecible… — respondió frunciendo el ceño, como pensando fuertemente en su respuesta. — no se sabe qué es lo que sucederá.

Edward compartió una mirada con Garrett, indicándole que él también debía responder a su pregunta.

— Poner a prueba los sentidos. — respondió seguro, con una sonrisa arrogante. — Y es precisamente el ser impredecible — miró a Jasper con un asentimiento — …el por qué la funda será tan útil durante las sesiones con tu compañera o compañero. Casi todos tienen de están en sus habitaciones, donde quiera que estén, en tu casa, en un hotel…

— Lo importante que deben saber del sexo duro o agresivo, es que es necesario tener un buen agarre sobre la otra persona. — Edward extendió la mano y Garrett le pasó la funda con un fluido movimiento. — Como serán capaces de ver, durante el sexo las personas se vuelven algo resbalosas o difíciles de manipular. Ya sea por el sudor o porque están usando algún tipo de lencería.

¿Garrett acaba de insinuar que veremos cómo se usa? Pensó Damon confundido. No es como que vayan a tener sexo frente a nosotros… ¿o sí?

— Es por esto que se necesita un punto de apoyo en el que puedas asegurarte de que tienes el control de la situación y que tu compañero está seguro durante el sexo. — concluyó Edward moviéndose cenca de Bella. — Así que, hoy les enseñaremos y demostraremos las mejores maneras de usar la funda de almohada como herramienta para practicar Bondage.

Con un delicado movimiento, Edward tocó la espalda de Bella, quien de inmediato se puso en pie. Le susurró algo al oído y la chica se apresuró para sentarse sobre la esquina de la cama que estaba más cerca de Garrett. Este le sonrió y le tomó de la mano para guiarla al momento de levantar ambas manos, extendiéndolas a la altura de su pecho.

Cuando Garrett extendió la funda debajo de sus muñecas, la respiración de Bella se aceleró.

— Este primer movimiento es bastante sencillo. — comentó Edward sin mirar a Garrett en particular. — Lo único que necesitan hacer, es doblar la funda en cuatro y, rodeando las muñecas hacia arriba… — Garrett iba realizando los movimientos conforme Edward hablaba. — para después, bajar los extremos de adentro hacia fuera por entre los brazos.

Una vez que las muñecas de Bella estuvieron inmovilizadas, Garrett les dio una sacudida suave para asegurarse de que no pudieran soltarse. Obligó a Bella a levantar los brazos de forma abrupta, causando que la chica jadeara por la sorpresa.

— Teniendo a alguien en esta posición… — empezó a decir Garrett, mientras se arrodillaba sobre la cama, detrás de Bella. — tienes la suficiente libertar para hacer lo que quieras, jugar con sus pechos, masturbarle y, lo más importante… — Garrett jaló un poco más los brazos de Bella, haciendo que esta de arqueara y lanzara un pequeño quejido. Edward sonrió, mirando la escena. — desvestirle.

Los chicos no estaban muy seguros de qué es lo que deberían hacer. Todos se removieron incómodamente en su silla. Si ellos estaban por hacer, lo que creían que iban a hacer… no sería incómodo si alguno de eso se ponía… bueno, ¿caliente?

Stefan sabía que Kinklass tenía cierta reputación en el campus, pero… no tenía idea de qué pensar sobre lo que estaba pasando frente a ellos.

Garrett deslizó la blusa de Bella hacia arriba, dejándola alrededor de sus codos, sobre su cabeza. Manipuló a Bella de tal modo que dejara caer todo su peso hacia atrás, siento sostenido únicamente por la mano que Garrett había posicionado al centro de su espalda.

Garrett colocó a Bella boca arriba sobre la cama, sus brazos extendidos sobre su cabeza y su sostén a plena vista, cubriendo sus pechos.

— Cuando usas esa clase de material, no es necesario hacer nudos o tener una cuerda especial, por lo que será más cómodo para tu compañero. — comentó Edward mientras veía a Garrett maniobrar.

Sin notarlo, Jasper se inclinó hacia Damon.

— Y yo que creí que las nalgadas eran suficiente… — murmuró el rubio, Damon resopló con diversión, sin poder apartar la mirada del abdomen de Bella. Escuchó que Emmett se reía entre dientes por la declaración de Jasper.

Regresaron su atención justo a tiempo para ver cómo Garrett le pedía a Edward tomar el amarre de las muñecas, quedando libre para desabrochar el clip delantero que aseguraba el sostén sobre Bella.

— Esto también te dará libertad de usar tus manos como más te guste. — continuó diciendo Edward. Garrett, por otro lado, había empezado a pellizcar los pequeños pezones de Bella, rodándolos entre sus dedos con lentitud. La chica se removió dejado escapar un alto quejido. Edward tuvo que jalar las ataduras de las muñecas para mantenerla en su lugar. — También deja libre la boca, ya que por lo visto nuestra querida Bella ha estado muy inquieta hoy.

El cobrizo miró a Bella con el ceño ligeramente fruncido. Las facciones de la chica se llenaron de preocupación, seguido de una mueca de disculpa. Garrett se rió junto a ellos.

— Abre esa linda boquita para mí, cariño. — canturreó Garrett mientras se desabrochaba los jeans con rapidez.

Los ojos de Bella se abrieron enormes e intentó morder su labio para ocultar una sonrisa de deseo. Por la risa de Garrett y el gruñido de Edward, ella supuso que no estaba haciendo un buen trabajo.

Sin mucha parsimonia, Garrett colocó la punta de su miembro sobre los labios de la chica, esperando a que Bella abriera la boca para poder introducirse de manera paciente.

Los sonidos de Bella y Garrett se mezclaron, resonando por toda la habitación. Damon y sus amigos empezaban a dejar la incomodidad de lado, después de todo, era parecido al porno solo que… en vivo y… con más gente… Todos estaban de acuerdo en que el que peor se la estaba pasando era Jacob, el pobre chico jadeaba como si fuera él, en lugar de Garrett, quien estuviera usando la boca de Bella.

— ¿Cómo se siente? — preguntó Edward con voz tranquila. Garrett alejó su polla de la cara de Bella para que esta pudiera responder.

— Es muy lindo. — respondió una jadeante Bella, relamiéndose los labios. Sus ojos se alzaron hasta el rostro de Edward, la mirada chocolate era neblinosa a causa del deseo. — No puedo controlar nada. — gimió cuando Edward le sonrió perezosamente.

Los amarres en sus muñecas pasaron de Edward a Garrett de forma rápida. Garrett se bajó de la cama, y fue a por la falda de Bella. La deslizó hacia abajo (no había señales de bragas) hasta el nivel de sus tobillos y, tomando la tela entre los tobillos, alzó las delgadas piernas de la chica, dejándolas sobre uno de sus hombros. Aun sosteniendo, con la otra mano, las muñecas de Bella sobre su propio estómago.

— Incluso se pueden usar pantalones o faldas como herramienta de amarre. — explicó Edward, tomando de nuevo las muñecas de Bella, dejándole a Garrett usar su mano libre.

Garrett sostuvo su polla en cuanto tuvo la oportunidad. Él y ella se miraron a los ojos durante unos segundos, antes de que Garrett sonriera burlonamente y empujara de un movimiento dentro de Bella.

Las rodillas de Bella se flexionaron, cuando intentó levantar sus caderas para que la polla de Garrett llegara más profundo. Pero el gruñido de Edward los detuvo a ambos, Garrett se retiró.

Bella lloriqueó un poco antes de ganarse una mirada de advertencia por parte de Edward.

— Una de las cosas positivas, es que siempre tendrás una herramienta para bondage a la mano, lista para esta clase de sexo. — siguió comentando Edward, había desatado las manos de Bella y, amorosamente, las había colocado a sus costados para que se relajara. — Así que, si en algún momento sientes que no tienes suficientes, siempre puedes estirarte y tomar otra. — continuó cuando Garrett se movió para desenfundar una de las almohadas que adornaban la cama.

Edward se alejó para que Garrett pudiera trabajar más libremente sobre Bella. Este alzó los brazos de la castaña y colocó la funda justo arriba de sus pechos, evitando así que Bella pudiera levantarse. Su rodilla se acercó al centro de Bella, ocasionando una delicada fricción que hizo que la castaña gimiera lánguidamente.

Edward soltó un bufido y acercó la tela que aun sostenía en sus manos, y la colocó dentro de la boca de Bella, impidiéndole hablar o realizar cualquier sonido.

A pesar estar inmovilizada del torso, nada le impidió a Bella mover las caderas para encontrar más de la deliciosa fricción que le daba la pierna de Garrett. El mencionado no perdió oportunidad de poder acercar su boca a los pechos de Bella y empezar a succionarlos ruidosamente.

Sin haberlo planeado previamente, Bella movió la cara de un lado a otro, perdida en el remolino de placer, hasta que su mirada se topó con la de Damon, frente a ella, y no pudo apartarla.

Garrett, notando le intercambio, se detuvo abruptamente, ocasionando que Bella se quejara contra la mordaza provisional. Enderezándose él mismo, instó a Bella a que se sentara a la orilla de la cama y, usando la funda, se enfocó en la espalda de Bella. Metiendo sus brazos dentro para que no pudiera moverse, alzó la funda hasta que esta alcanzó sus hombros, dejando a ella con los brazos totalmente dentro de la funda y sin ninguna posibilidad de moverse de forma cómoda.

— ¿Cómo se siente eso ahora, nena? — preguntó un jadeante Garrett. Estiró la mano hacia Edward, y este le extendió la otra funda de almohada, Garrett pasó la tela por la nuca de Bella, haciendo que levantara parcialmente el torso hacia él. — ¿Te estás asegurando que nuestro amigo Damon esté disfrutando el show? — gruñó tanteando con dos de sus dedos la entrada de Bella.

Edward, al oír a Garrett, dirigió su mirada al mencionado, como si con solo mirarlo pudiera escuchar cada uno de sus pensamientos. Damon tembló.

Bella abrió la boca para decir algo, pero los habilidosos dedos de Garrett no le dieron oportunidad. Sus ojos rodaron cuando las embestidas empezaron, e incapaz de dejar caer su cabeza, debido a la manera en que Garrett la sostenía, solo pudo mirarlo fijamente. La posesión en ellos hizo que las sensaciones fueran más placenteras, y se sintió tentada a mirar de nuevo a Damon, solo para que ellos fueran más rudos con ella.

Fue exactamente eso lo que hizo.

En pocos minutos Garrett la tuvo al borde del orgasmo, aumentando y alentando la velocidad de la forma en que más quería, todo con tal de hacer sufrir a Bella. Los chicos frente a ellos parecían dispuestos a sacar sus propios miembros y unírseles. Pero, Edward nunca lo permitiría así.

Garrett por fin dejó de jugar y embistió dentro de Bella con fuerza, comenzando a empujar de forma rápida. Los gemidos y gritillos de Bella no se hicieron esperar, esta cerró los ojos fuertemente, concentrándose en el orgasmo que empezaba a formarse arrolladoramente rápido en su bajo vientre.

Sabiendo leer las reacciones de la castaña, Garrett pausó un momento para colocar las delgadas piernas de Bella sobre su hombro. Continuó con su tarea.

— E-es tan p-profundo… — lloró Bella con voz temblorosa. Garrett gruñó cuando sitio por sí mismo la avalancha de placer que se avecinaba. — Garrett… — murmuró con advertencia.

— Déjalo ir, cariño. — farfulló Garrett.

Nadie podía despegar la mirada de la atractiva castaña, sus movimientos, su rostro y sus, ahora no tan delicados, gritos, hicieron suspirar temblorosamente a los cinco espectadores que se mantenían mudos ante el espectáculo.

Cuando hubo terminado, Garrett soltó lentamente la tela alrededor del cuello de Bella, permitiéndole acostarse completamente sobre la cama.

— Eso fue divertido. — susurró Bella con los ojos cerrados. Edward se movió.

— Tendremos un breve descanso. — dijo neutralmente sin mirar a nadie en particular. — Si pudieran esperar en la sala, se los agradecería.

Bella abrió los ojos ante esto, mirando con sorpresa a Edward. La preocupación bañó sus facciones y los chicos salieron antes de que ella pudiera formular una frase.

— Edward… yo… — fue lo último que escucharon antes de que la puerta de la habitación fuera agresivamente cerrada detrás de ellos, impidiéndoles escuchar nada más que el silencio ensordecedor de la sala de estar.

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Como si estuvieran coordinados, los chicos desfilaron uno por uno hacia el pequeño baño que se encontraba junto a la sala de estar. Ninguno de ellos sabía para qué lo usaban los demás, pero nadie dijo ni una sola palabra al respecto. Tal pareciera que todos permanecían en estado de shock, roto de vez en cuando por algún gemido demasiado alto o algún grito proveniente de la habitación.

Minutos después, todos alzaron la mirada cuando Garrett salió de la habitación. Estaba bañado en sudor con la respiración agitada. Sostuvo la puerta un momento, al parecer, esperando a que Bella pudiera salir. Por el espacio que se veía dentro, la mayoría logró ver cómo Edward se abrochaba los jeans, en cobrizo se encontraba sin camisa, e igualmente sudoroso y agitado, al igual que Garrett.

Una temblorosa Bella caminó hacia ellos antes de que la puerta fuera cerrada detrás de ella, con un Garrett vigilante recargado vigilantemente.

La chica camino con pasos lentos hacia ellos, su respiración también era agitada y, por lo que todos pudieron ver, estaba llorando.

— P-puedo o-ofrecerles… ¿algo d-de tomar? — preguntó con voz suave, casi como un suspiro.

Sin querer alterar el estado de la chica, todo negaron con la cabeza. Al final de cuentas, no creían poder tomar absolutamente nada después de lo que acababan de ver.

— A mí me gustaría una botella de agua, dulzura. — dijo Garrett irguiéndose y acercándose unos cuantos pasos hacia ellos. Bella asintió delicadamente y caminó a la cocina. La mueca arrogante de Garrett desapareció. — No hagas contacto visual con ella — dijo directamente a Damon con expresión grave —, perderá la concentración y solo la meterás en problemas.

Todos se quedaron de piedra ante la declaración, se escucharon los ligeros pasos de Bella regresando.

— ¿Cómo? Yo… — empezó a decir Damon. ¿En problemas? ¿Qué clase de problemas podría tener Bella? ¿Y quién era Garrett para decirle eso? ¿Sería su novio?

— Gracias, dulzura. — dijo Garrett de forma suave, dando una suave caricia al pelo de Bella. Esta suspiró. — Ahora, ¿por qué no vas con Edward? Estoy seguro que querrá decirte algunas cosas antes de empezar de nuevo.

Y, con un tenso asentimiento, Bella caminó de regreso a la habitación. No se escuchó ningún sonido proveniente de esa dirección.

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¡Holis! Hace mucho que no actualizo estas historias jajajja

Francamente, no tenía planeado subir esto como un OS, porque lo estoy armando como una historia más larga, pero quise saber cuáles eran sus opiniones acerca de este concepto… de esta forma sabré si les interesaría leer algo más extenso de esto (ya saben, cómo comenzaron con las clases, cómo se conocieron Edward, Garrett y Bella y esa clase de cosas). Así que, déjenme saber qué opinan.

No olviden dejar un lindo comentario y pasarse por nuestro sexy grupo de Facebook 'Twilight Over The Moon'.

¡Nos leemos pronto!