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Quiero pedir perdón por adelantado. Este capítulo me salió largííííííísimo, al contrarío del anterior. Pero no pude evitarlo, sólo escribía y escribía. Lo revisé como 10 veces y no pude encontrar nada que quitar. Espero no desesperar con tanto. J
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LA CENA
Para suerte de todos, aún se encontraba la cena servida al llegar al comedor (que mostraba una decoración muy elegante, con cortinajes blancos, un mantel rojo, cristalería y servicio de plata). Mientras bajaban las escaleras Harry tuvo el cuidado de informarles de manera discreta, a los que estaban cerca de él, que no debían sentarse a la cabecera de la mesa de manera que nadie provoco el mal humor crónico de Snape. Los muchachos se sentaron en un extremo, y los adultos en otro.
Harry, Ron y Bill estaban sentados juntos, y enfrente de ellos Charlie, Hermione y Ginny. Todo transcurrió de manera tranquila. Al llegar el postre Harry tomo la mano de Ron, para observarla con cuidado. Era increíble que no tuviera nada.
- No hay cicatriz, no me duele, incluso creo que hasta se siente suavecita.
- Tendrás que reconocer que el profesor Snape sabe lo que hace - Hermione se negaba a mirar directamente a Ron, aunque estaban sentados frente a frente.
- Pero si tú no hubieras estado, no podría haber hecho nada. Se necesitaba a una persona "muy cercana". Ginny lo había dicho con naturalidad, y todos se quedaron esperando la respuesta de Hermione, que no llego.
En toda la cena Ginny no le había dirigido la palabra a Harry, y este se sentía mortificado. No había querido ofenderla, pero los nervios no le permitieron pensar en nada adecuado cuando ella se había acercado. Y ahora tampoco se le ocurría que decir para enderezar las cosas. Decidió que el silencio era mejor en esas circunstancias.
- ¿Por que esa cosa habrá gritado así? - Ginny se dirigió a Bill - ¿Es como esas alarmas que me contaste que tienen algunas bóvedas en el banco?
- No. Nunca había visto algo como eso. Las alarmas dan alertas, pero no gritan de esa manera. Esos eran gritos escalofriantes. Tal vez por eso me provocaron dolor de cabeza.
- ¿A ti también? - Charlie se había agregado a la conversación al fin, hasta ese momento sólo se había dedicado a escuchar.
- Lastimaban los oídos. A todos nos dolió la cabeza.
- Te equivocas Ron. A mi no me dolió - Hermione lo miró de reojo, pero el aludido no le contestó.
- A mi tampoco - Ginny clavo la mirada en Harry - ¿Y a ti?
- No... Quiero decir si – Esa mirada empezaba a inquietarlo – Sentía que me taladraban la cabeza.
- Tal vez sea como el canto de las sirenas, que sólo afectan a los hombres - Charlie se inclinó hacia Harry - ¿Las viste en el lago no? ¿Que tal son?
- Pues no se, como... como mujeres con cola. Y no recuerdo que su canto fuera bonito. Por cierto, ¿Qué no eres tú el especialista en criaturas mágicas? La pregunta te la debimos haber hecho nosotros.
Charlie volvió a sonreír. Tenía una sonrisa franca y amistosa. Ron le había dicho a Harry que era un gran hermano mayor: Confiable, dedicado, responsable. Viéndole ahora entendió a que se refería.
- Sólo quería saber tu opinión. Pero tienes razón, yo soy el que debo contarles - hizo una pausa para ordenar sus ideas - Déjenme decirles que la historia de las sirenas es un mito. Sólo se escuchan bajo el agua y sólo cantan en ciertas ceremonias del mundo marino, las cuales no han dejado que trasciendan al resto del mundo mágico. Así que hay muy pocos que las hayan escuchado alguna vez. Aunque se ha investigado las ondas sonoras de sus murmullos y se determinó que provocan cierta somnolencia la cual puede ser peligrosa para otra criatura que este cerca. Pero no todas se ven afectadas, sólo aquellas que al parecer están en la misma frecuencia que su canto.
- ¿Frecuencia? ¿Que quieres decir? - Ron dejo la cuchara en su plato, prestando atención.
- Todos los seres tienen una frecuencia, nuestros cuerpos funcionan con cierto ritmo. La sangre en las venas, los latidos del corazón, nuestras cuerdas vocales. Todo unido tiene una armonía única. Es la misma armonía que sienten nuestras varitas cuando las tocamos, y eso es lo que permite elegir la más adecuada. Dos frecuencias que al estar unidas producen una conexión de magia. Aunque yo prefiero llamarla "armonía mágica" - Sonrió tontamente – como un bello acorde musical. A veces me pongo algo poeta.
Todos rieron, y continuaron con su postre. Harry pensó que si Voldemort y él habían sido elegidos por varitas con el mismo núcleo era porque tenían la misma frecuencia. Pero desecho esos pensamientos. Estaba con amigos y nada debía interferir en una magnifica velada.
Bill empujó suavemente a Ron con el hombro para llamar su atención. Luego bajo la voz para que los adultos no escucharan.
- Di la verdad Ron. ¿Querías llevarte un recuerdo de la casa?
Harry lo observó boquiabierto, no podía creer que le hubiera preguntado algo como eso; no si sabía lo sensible que era Ron hacia cierto tema. Este tardo unos segundos en contestar y aunque trató de hacerlo con total naturalidad, su voz delataba su furia.
- NO soy un ladrón. NO quería llevarme nada.
- Oh, yo no quise decir eso - Bill pasó su brazo sobre los hombros de su hermano - Me refería a que hubiera sido casi como un trofeo tomar algo de Snape bajo sus propias narices. Yo lo hubiera hecho, y estoy seguro que Charlie también.
- Por supuesto. No te enojes, sabemos mejor que nadie quién eres. Bueno "casi" porque al parecer alguien mas te conoce bien - Charlie miró a Hermione, pero esta seguía firme en su disposición de no decir nada sobre el tema.
Ron se puso casi tan rojo como el mantel, pero su enojo se había disipado.
- No se que paso - Ron parecía hablar consigo mismo – Ya había llegado a la puerta cuando escuche que me llamaban. Pero no decían mi nombre más bien parecían cantarlo. Y al volverme vi que la campanilla brillaba cada vez más intensamente. Solo quería tocarla, y cuando lo hice me quemó. Fue como si hubiera metido la mano entre fuego líquido - Ron tomo su mano y la apretó contra su pecho - Y entonces esa cosa comenzó a gimotear, como Ginny cuando era pequeña y los gemelos le quitaban un juguete. Luego gritó, un grito largo. No como los otros. El primero fue como de dolor, como si la campana sufriera de mucho dolor. Y yo ya no supe nada más, porque la mano de dolía y también la cabeza. Era como estar dentro de un torbellino, sin saber que pasa alrededor. Incluso cuando Snape me sacudía yo no sabía nada, no había más que gritos dentro de mi cabeza. - Ron miró a Hermione - fue una sensación extraña, como cuando vimos por primera vez a los dementores ¿te acuerdas?
Hermione asintió levemente. Harry notó que Snape los estaba observando. Se inclinó sobre la mesa para hablar en forma más confidencial, aunque Snape estaba muy lejos para escucharlos. Todos lo imitaron.
- ¿Que creen que era? - Harry hablaba casi en susurros.
- No tenemos idea, pero Charlie y yo no habíamos visto esto antes en ningún lugar en el que hemos estado. ¿Y que me dices de lo que hizo Dumbledore? Dijo que había puesto a la campana a dormir.
- ¿Y lo que hizo el profesor Snape para curar a Ron? ¿Como sabía que hacer? - Ginny observaba de reojo hacia donde estaban los adultos - Sabía lo que Ron había hecho.
- Esta casa es muy extraña. ¿Han visto las pinturas? Ninguna tiene movimiento, y eso que las he observado todos estos días cuando voy a la sala. Además esta la advertencia de Snape.
Bill y Charlie preguntaron al unísolo.
- ¿Cuál?
- No debo acercarme a otras habitaciones, excepto la mía, el comedor, la sala y la biblioteca. Y para llegar a ellas debo usar la chimenea. Si intento en otras podría salir lastimado.
- A nosotros nos advirtieron lo mismo, pero no nos explicaron porqué. Y mama dijo que si tanto nos interesaba que le preguntáramos a Snape. Así que aceptamos sin decir nada más.
- ¿Has notado algo extraño? Quiero decir, aparte de eso – a Hermione le brillaban los ojos por la curiosidad.
- Sólo los mortífagos que vinieron. Y el asunto de la comida que aparece, pero supongo que es como en Hogwarts. – Harry levantó los hombros – El comedor esta hoy mucho más elegante que de costumbre.
- ¿Hay algo que quieran compartir con los demás, jóvenes?
Todos se sobresaltaron al escuchar la voz de Snape.
- Deben ser pláticas de chicos Severus – Dumbledore los observaba divertido. Por esta vez Snape le había cedido su puesto en la cabecera de la mesa – Deja que hablen.
- Como usted diga profesor.
- Vamos Charlie - Ron habló en voz bastante alta - cuéntale a Hermione lo de tu aventura cuando te topaste con aquella mantícora en Madagascar.
Este empezó a contar su aventura. Harry desmenuzaba su pastel distraídamente, y casi sin darse cuenta escucho algunos fragmentos de lo que los adultos hablaban.
- ... y entonces le dije a Arthur "querido, no será peligroso. Puedo cuidarme. Además, Remus me acompañará. Sólo es un mensaje. Tu no puedes dejar tu trabajo en el Ministerio y yo soy un miembro de la orden." Me costó un poco, pero creo que el saber que me acompañarías lo tranquilizó.
- Arthur se preocupa por tí Molly, es lógico. Pero todo acabará antes de que él pueda decir "muggle".
- ... entonces ese aparato cambio su luz a verde, y pudimos seguir. Le aseguro señor Wesley que no sabía que conducirse en las ciudades muggles fuera tan complicado.
- Es fascinante señorita Tonks. ¿Y dígame? Esos sefafaforos ¿como saben que luz deben proyectar?
- … se equivoca profesor, considero que puede ser muy arriesgado. Lo que sucedió no fue nada comparado con lo que puede hacer. No estoy seguro de que este completamente dormida.
- Pero Severus, tu mismo lo revisas a diario. Tus reglas son muy claras, y creo que puedes manejarlos. ¿O consideras que no te obedecerían?
- ¡Por supuesto que sí! Pero puede ser engañosa. Y están los otros. No puedo saber cuando decidan venir. La última vez casi lo descubren.
- Nunca nos hemos topado, y eso que hemos estado en esta casa al mismo tiempo. Puedes tomar tus precauciones. Sólo será por tres días.
- Tres días para usted profesor, pero serán tres eternidades para mí.
Dumbledore rió con simpatía.
- Pasarán pronto, y al final los extrañaras.
- Tanto como extraño... - Snape se cortó en seco y frunció el ceño al detener un recuerdo muy doloroso. Movió la mano como espantando un insecto - Si usted lo decidió profesor, así se hará.
- Me gustaría que no lo consideraras una orden sino un favor. A veces pienso que no terminas de confiar en mis decisiones. O en mí.
- Usted sabe profesor. Todo.
Dumbledore miró a Harry, y este dio un pequeño brinco en la silla al ser sorprendido escuchando.
- Muchachos - Todos los murmullos cesaron - me gustaría que me escucharan. Como saben el profesor Snape accedió amablemente a cuidar de Harry en su convalecencia. Le ha procurado una estancia satisfactoria en su casa, pero me temo que esta no ha sido todo lo amena que me esperaba.
Harry se preguntó a que se refería Dumbledore con "amena", porque estaba seguro que no pensó que Snape y él se divertirían en las noches jugando ajedrez o platicando alegremente.
- Es por ello que, aprovechando el que la orden tiene que hacer ciertas diligencias, hemos tomado algunas decisiones. Molly y Remus deben salir mañana hacia el norte...
- ¿Saldrás de viaje mamá? - Ginny miró a Ron con cierta aprensión - Pero papá va ha estar trabajando ¿Quién se quedará en la casa?
- Verás Ginny, esas son las decisiones ha las que me refería. Consideramos que ustedes se pueden quedar acompañando a Harry.
- ¡¡¡EN ESTA CASA!!! - Ron se había puesto otra vez rojo - Quiero decir, esta es la casa de Snape
- El profesor Snape ha aceptado amablemente que ustedes se queden.
- Pero podríamos quedarnos en casa. Charlie y Billy pueden quedarse con nosotros.
- Ellos ya tienen trabajo asignado Ginny. Se que no esto no es común, pero podrán estar con Harry.
- ¿Y yo?
- Usted también puede quedarse si lo desea señorita Granger. Todos podrían quedarse si quisieran - la ironía de Snape era palpable en el aire, al igual que su disgusto - pero me temo que eso sobrepasaría...
- ¿Tu paciencia? - Remus lo miró con diversión - ¿o tu capacidad de ser desagradable todo el día?
Dumbledore colocó una mano sobre el hombro de Snape conteniéndolo.
- Caballeros les suplico que se calmen. Remus, me parece que ese comentario no venía al caso.
- Lo siento profesor.
Snape se levantó de la mesa con violencia y se dirigió hacia la chimenea, dándoles la espalda. Abrió y cerrólos puños con furia. De haber podido habría ahorcado a Remus.
Últimamente Remus había estado muy cortante con Snape. Si podía, hacía comentarios sarcásticos, y no eran nada bien intencionados. Harry sospechaba que era la manera que Remus tenía de expresar su dolor por lo sucedido a Sirius, pero aún así esa no era la manera de ser de él. Aunque no le molestaba que lo pusiera en su lugar, Harry esperaba que pronto las aguas volvieran a su cause y Remus volviera a ser la persona calmada, madura y agradable que él conocía.
- En todo caso muchachos - continúo Dumbledore - sólo quedan tres días para que regresen al colegio, así que espero que puedan aprovechar este tiempo juntos, antes de volver a sus tareas escolares. Molly volverá a tiempo para las compras anuales, así que sólo me queda decirles ¡diviértanse!
Harry, Ron, Hermione y Ginny se vieron como si eso fuera más una amenaza que un consejo.
- Vamos niños, les mostrare sus habitaciones.
La señora Wesley se levantó alegremente, y encabezó la marcha. Ellos se levantaron con desgano y salieron del comedor. Al llegar a la habitación de Harry, la señora Wesley abrió la puerta con decisión. Parecía querer evitar la mirada de sus hijos.
- Ronny tu compartirás la habitación de Harry - para su sorpresa ahora había dos camas - Ginny y Hermione compartirán esta - se dirigió hacia la pared en la que había una puerta que Harry no recordaba que estuviera antes - Ambas se comunican por esta puerta. Pero el profesor Snape me asegura que sólo se abrirá en el día, nunca en la noche - las chicas sonrieron - Y sólo si las niñas lo hacen. Sus cosas ya han sido acomodadas. Bien, ¿algo más?
- Si, ¿porque no nos dijiste nada de esto? Creímos que veníamos por Harry, no ha quedarnos nosotros.
- Oh Ronny. El profesor Dumbledore necesita que Remus y yo vayamos... a ciertas diligencias. Realmente iba a ir sólo yo, pero Remus se ofreció amablemente a acompañarme. Creo que para que tu papa se quedara más tranquilo. Y me pidió que no dijera nada. No quería que se molestaran.
- Elegiste bien las palabras. Tú sabes que esto no nos hace felices. Y sabías que protestaríamos.
- Tenía que hacerlo Ronny, es importante.
Ron refunfuño un poco más, pero la idea de pasar esos tres días sin la supervisión constante de su madre y junto a sus amigos lo animo.
- De acuerdo mama. No hay problema. No creo que Snape trate de envenenarnos a todos. Sería muy sospechoso.
La señora Wesley abrazó a Ron y a Ginny y al separarse tenía lágrimas en los ojos.
- Pórtense bien ¿si? No incomoden al profesor Snape, fue muy amable en recibirlos.
Les dio un sonoro beso a cada uno y salió rápidamente para evitar más lágrimas, o protestas.
- ¿Amable? - Ron se estaba restregando la mejilla, en el sitio donde lo había besado su mama - Debe esta planeando obligarnos a repetir una y otra vez todas las pociones que nos ha enseñado, para poder dedicarse a criticar todo lo que hagamos.
Todos rieron, y luego se pusieron a comentar lo que había sucedido, y lo que Harry había escuchado casualmente.
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Review:
Clau: ¿Intrigada? Que curioso, es como yo me siento con tu historia. Y esa casa intrigaría hasta al menos curioso de los mortales. ¿Te parece que retrato bien a Snape? Bueno, a mí me gustaría hacerlo aún más sarcástico, pero temo dar una impresión que no sea la correcta, aunque con él nunca se sabe. Siento que consideraras corto el capítulo anterior, pero este lo compensa. Demasiado creo.
Esa campana es la que le decía a Harry cuando bajar a comer. ¿Te acuerdas? Sirve para avisar. Sólo que ahora "saco las uñas" y en vez de avisar, llamó. Los secretos de esta casa son muchos.
Hola gabyKinomoto. Me alegro que te guste lo que va de la historia. Cumpliendo tú deseo subí este capítulo en cuanto lo termine, espero que también te guste.
Tienes un bonito nombre Maria. Gracias por los elogios. Me ha costado un poco definir exactamente cual es el rumbo de la historia, pero creo que ya lo he encontrado.
A mi también me gusta mucho Snape, Elanor Black. Es mi personaje favorito. Espero continuar con esto, porque ha veces me da angustia de que se me acaben las ideas y que deje descabezada la historia J. Pero procuraré llegar hasta el final.
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¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! Por tomarse el tiempo de leer la historia. Haré mi mejor esfuerzo para que siga gustándoles lo que viene.
