¡Hola! Este es la primera parte del capítulo, no pude terminarlo porque me faltaron algunos datos (referencias del quinto libro que no tengo a la mano). Pero no se preocupen, mañana o el domingo a mas tardar (espero no llegar hasta allí) publicaré la otra parte. Es sólo que no quería incumplir con mi promesa de publicar los martes y viernes. Espero que comprendan. ¡Lo siento de verdad! Prometo que tratare de que esto no vuelva a pasar : (
Quiero agradecer a Clau de Snape por ayudarme con ciertas partes y convencerme que estaban coherentes. ¡Mil Gracias de verdad! (A última hora le cambie el nombre al capítulo, pero encontraré alguno para titularlo como te comenté primero. Ojalá encuentres coherente el que le puse)
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CONVERSACIONES, RECUERDOS Y ... (PARTE I)
Lo primero que noto Harry al despertar fue una nota que le habían dejado sobre su almohada. Era de Ginny, y le explicaba la excusa que le había dado a Hermione. "Por lo menos pensamos parecido, espero que las sospechas de Hermione no hayan sido como las de Ron, porque no me gustaría que Ginny supiera lo que han estado imaginando todos".
El que ella llegara a saber hasta donde habían llegado con sus suposiciones los demás era algo tan vergonzoso para Harry que, cuando se reunieron para el desayuno, procuró esquivar su mirada. Aparte que quería que Snape abandonara sus suposiciones ridículas.
Harry estaba más tranquilo luego de que desayunaran, ya que había encontrado la manera de hablar muy seriamente con Hermione para aclarar cualquier malentendido. Esta aceptó sus explicaciones sin chistar, lo que no dejaba de provocarle asombro. Seguramente Ginny había sido muy buena para convencerla de su versión.
Siguiendo el consejo de Snape, Harry les sugirió a los demás que lo mejor era quedarse en sus habitaciones y así lo hicieron incluso luego del almuerzo, entregándose ellos a unas encarnizadas partidas de ajedrez mágico y las chicas tejiendo gorros y guantes para elfos (porque Hermione aún no había abandonado sus ideas liberacionistas). Aunque al cabo de un rato Ginny prefirió dedicarse a leer un poco.
- Vamos Hermione, creo que ya tejiste como 100 prendas. Tómate un descanso – Ginny había movido el sillón hacia la ventana para poder disfrutar del aire y la brillante luz, mientras leía uno de los libros de Harry sobre Quidditch.
- No puedo. No te imaginas como me angustia el que haya elfos en Howarts que aún no han obtenido su libertad.
Harry no le había dicho que el pobre de Dobby era el que llevaba todas las prendas y que él sólo se había ocupado de las tareas de limpieza de la torre de Grifindor luego que los demás elfos se tomaran como una ofensa sus regalos. Pero no quería desilusionarla, así que mejor esperaría a que fuera el mismo Dobby el que le explicara como pensaban los elfos del colegio.
Observó el tablero de ajedrez sin encontrar salida posible a su clara derrota.
- Me rindo Ron. No puedo ganarte, eres muy bueno en eso.
- ¡Vamos Harry! Una partida más…
- ¿Para que? Primero tu caballo mató a mi reina, en la siguiente un peón la empujo, la torre le cayó encima, el alfil estuvo aterrorizándola hasta que se rindió y ahora tu rey la hizo papilla. Es inútil, pareciera que estoy viendo una película de guerra en la que siempre llevo las de perder. Juega un poco con Hermione ella es mejor que yo en lógica – y poniéndose de pie fue hacia donde estaba Ginny para platicar un poco sobre Quidditch.
Hermione tomo el lugar de Harry, aprovechando para conversar un poco con Ron.
- ¿Te encuentras más tranquilo ahora?
- ¿Sobre que?
- Sobre el ataque de "hermanitis" que te dio ayer.
- ¿Quién te dijo?
- No es necesario que nadie me diga nada. Es obvio cuando algo esta taladrando esa cabecita tuya.
Ron la miró fijamente. No recordaba que Hermione le hablara en ese tono anteriormente. Luego de algunos momentos ella empezó a enrojecer.
- ¡Deja de mirarme así!
- ¿Cómo?
- No importa – unos segundos bastaron para que ella se recobrara – a lo que iba es si ya desaparecieron de tu cabeza esas ideas locas sobre Harry y Ginny.
- No.
- ¿No? ¿Quieres decir que aún sospechas de que ayer ellos…?
- No y no se que quieres decir con "sospechas". Jamás pensaría mal de Harry – "Primero muerto que decirte que pensé ayer" – Pero aún sigo creyendo que él… pues… no me molestaría que fuéramos más que amigos.
- ¿Mas que amigos?
- Creo que la palabra es "cuñados".
- ¡Pero si Ginny aún no ha cumplido los 15 años y Harry acaba de llegar a los 16!
- ¡Shhhh! ¿Quieres que ellos te escuchen? – Disimuladamente vio hacia la ventana, pero Harry y Ginny estaban tan enfrascados en su plática que no les prestaban atención – No estoy hablando de matrimonio sino de que fueran… ya sabes… pareja… novios – Ahora era el turno de que él enrojeciera – Siempre he pensado que Harry sería la persona perfecta para ella. Es inteligente, hábil, buen amigo, excelente jugador de Quidditch y mi familia lo aceptaría encantada.
- ¡Pero eso no es suficiente!
- ¡Ya lo se! Pero es que además yo se que Ginny es muy inteligente y también que tiene determinación y carácter. Y estoy seguro que Harry apreciaría eso. Y también que el estaría siempre allí para ella. No me gustaría que anduviera con otro por allí, alguien que no la valorara. Creo que Harry es el indicado.
Hermione no podía creer que Ron hablara en serio. Jamás se había imaginado que pensara aquello, eso era algo más "sentimental" de lo que ella pensaba que él podía ser capaz. Siempre había considerado que esas cosas no eran su especialidad. Ahora era ella quién lo observaba con atención
- ¿Pasa algo?
- No.
- ¿Entonces?
- Eres muy tierno ¿lo sabias?
Ron se quedó paralizado, con la pieza de ajedrez que había tomado, en el aire.
- ¿T... T… Tierno dijiste?
- Si.
- P… P… Pues gracias. Tú… tú… tú también lo eres – dejo la pieza otra vez en el tablero y se quedó viéndolo fijamente. Su voz se volvió un murmullo – y dulce… inteligente… y… muy bonita.
Esto último Hermione no lo escuchó. Sólo alcanzó a ver que Ron había movido los labios.
- ¿Dijiste algo?
- ¡NO! Claro que no. Quiero decir, nada importante. Olvídalo. Oye ¿Crees que a Ginny le siga gustando Harry?
- No lo se, ayer me dijo que… – se quedó cortada por un momento, recordando exactamente que le había dicho Ginny
- ¿Qué le gusta alguien?
- No. Que ha ella no le gustaba Harry
- ¿EN SERIO? Pero yo creía que ella… ya sabes… que le caía bien.
- Bueno si, le cae bien. Eso es obvio ¿no? Pero gustarle, gustarle. No estoy muy segura.
- ¡Pero si yo creía…! Por su comportamiento de antes digo. Cuando lo conoció.
- Eso fue hace cinco años Ron. Por si no lo has notado ya ha corrido un poquito de agua bajo el puente desde entonces. A ella le gustaba, eso lo sabemos, pero después de lo del diario… pues no se. Creo que cambió de idea.
- ¿Qué quieres decir?
- Recuerda que todos nos enteramos de lo que decía el diario. De que ella estaba ilusionada con él, que no se consideraba suficiente, que el era algo así como el amor de su vida. Que tú escribas eso y que luego los demás lo sepan, en especial el aludido no es algo muy reconfortante. Más aún si es tu primera ilusión y mira además a donde la condujo. A que Vold... quién-tu-sabes la poseyera, estuviera a punto de matarla y a Harry también. Y nuestro querido amigo no hizo mucho para alimentar esa ilusión, ¿Te acuerdas de su reacción a la tarjeta del día de San Valentin?
- ¡Y como no! Medio colegio se dio cuenta. Si aquel enano no lo derriba no hubiera podido decirle nada. Fue algo muy divertido.
- A eso me refiero – Hermione lo veía con impaciencia – no es agradable que los demás consideren tu ilusión algo divertido.
- O sea, que en resumidas cuentas tu no crees que Harry siga gustándole.
- Pues… tal vez no. O podría ser que se hubiera convencido de que era una ilusión estéril y la haya dejado por un lado.
- ¿Por qué haría algo así?
- Porque no es masoquista. Si Harry jamás la verá más que como "la hermanita de Ron" o una buena amiga es algo comprensible – Hermione le dirigió a Ron una profunda mirada – Eso duele ¿sabes? El no pasar nunca de ser una amiga.
Ron no contestó. No había considerado la posibilidad de que Ginny realmente no sintiera algo hacia Harry.
- Pero y si el… si el se sintiera atraído por ella, ¿podría pasar algo?
- ¿Harry te ha dicho alguna cosa?
- No, nada en absoluto – Ron se encogió de hombros – tal vez es sólo algo que deseo.
- Si te he de ser sincera, a mí también me gustaría que sucediera. Pero a menos que él también este pensando, o sintiendo mejor dicho, algo y se decida a dar el primer paso no creo que Ginny haga algo. Ya se arriesgó una vez y no creo que lo intente nuevamente, así que dependerá de él.
- Ahora no esta la chica Revenclaw de por medio.
- Esa es otra razón. Ginny sabe que a Harry le atraía Cho. Y eso podría haber borrado cualquier rastro de sentimiento, diferente a la amistad, hacia él. Así que… ya te digo, si Harry empezará a sentir algo hacia Ginny va a tener que conquistarla.
- Sería más fácil si mi hermana le diera algún ánimo. No se Hermione, hay algo en la manera en que la mira que me hace sospechar. Pero podrían ser sólo ideas mías.
Hermione le sonrió. Le gustaba esa intimidad que había ido progresando entre ellos y que ahora permitía que Ron empezara a abrir su corazón y expresar lo que sentía.
"Si tan sólo me hablara de otros sentimientos que me gustaría conocer"
- Hermione, mi caballo esta ha punto de matar a tu pobre peón. Haz algo antes de que acabe con él.
Ella se sobresaltó y enfocó su pensamiento en el tablero que tenía enfrente desechando cualquier otro pensamiento que la perturbara.
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La cocina del castillo se ubicaba en una de las tantas mazmorras que había en el sótano. Era bastante amplia, casi tanto como la de Hogwarts, pero a diferencia de aquella, esta se encontraba silenciosa, sin ninguna actividad febril y sin elfos rondando por todos lados. No eran necesarios, porque todo se hacía allí mediante magia.
"Magia. Los hechizos más antiguos, una existencia rodeada de ella sin necesidad de utilizar una varita para hacer ningún quehacer, porque el castillo los hace por ti. Tú sólo dedícate a ser feliz, de lo demás se ocupará el."
Snape se encontraba sentado en un extremo de la larga mesa de madera que se ubicaba en el centro de la cocina. Nuevamente estaba sin su túnica. A ella le gustaba más cuando vestía con ropa muggle, y esa costumbre de no utilizar túnica en casa, era producto de sus peticiones.
Tenía la mirada ausente y con sus dedos dibujaba extrañas figuras sobre la mesa, mientras se perdía en sus recuerdos.
"Tú sólo dedícate a ser feliz, de lo demás se ocupará el." – sonrió mientras recordaba las palabras que ella le había dicho cuando llegaron al castillo la primera vez – "Me lo dijo mi padre cuando me lo regaló. ¿No es maravilloso?"
Snape había arrugado el ceño con esa afirmación. La idea de que ese lugar fuera como un ser viviente, capaz de hacer lo que le pidieras no le había gustado para nada. Pero ella estaba feliz por el regalo, así que prefirió guardarse sus opiniones.
El tintineo de las cacerolas lo hizo levantar la mirada. Nunca hubiera imaginado que ahora sería él quién solicitara los servicios de ese maldito lugar.
- Cordero asado – dijo en voz alta – papas horneadas y alguna salsa. Jugo de calabaza, pan de centeno y – movió su mano en círculos tratando de imaginar el resto del menú de la cena – algo con mantequilla. Zanahorias, arbejas o lo que quieras.
Nadie se imaginaria que Severus Snape, el temible profesor de pociones del colegio Hogwarts estuviera planeando con tanta maestría y antelación (para que estuviera a tiempo) la cena de sus invitados. La ironía de la situación lo hizo suspirar con desgano. Si no fuera por las reglas el no tendría que preocuparse todos los días de esa tediosa tarea.
El ruido de cacerolas lo sacó nuevamente de sus pensamientos
- ¿Postre? Mmmm. No lo se. Tal vez…
"Pie de Limón. Me encanta. Siempre lo como en la última cena antes de regresar al colegio. No puedes volver si no has comido primero un trozo de pie de limón. Es como una tradición para mí, y ahora también lo será para ti. Será la primera de nuestras tradiciones: Comer pie de limón antes de empezar cualquier cosa."
Snape recordó perfectamente sus palabras, mientras comían un trozo de aquel postre el último día antes de volver a Hogwarts para cursar su séptimo año.
"Nuestras Tradiciones" Había pensado que sonaba bien. Decir "Nuestras" era algo que lo hacía sentir parte de ella, así como ella era parte de él.
- Pie de limón. Haz pie de limón.
"Eres patético. Seguir con esa pantomima como si ella aún…"
No estaba de humor para soportar a su voz interior, así que la ignoró por completo. Suspiró profundamente y notó como el fuego bajo el caldero se había encendido. Las llamas danzaban ante sus ojos trayéndole un recuerdo que hacía tiempo quería colarse entre sus noches de insomnio…
Las sombras de la noche empezaban a retirarse, dejando tras de sí una claridad brumosa. Severus estaba recostado en su cama, acariciando el cabello de ella con delicadeza. Sentía su respiración pausada, rítmica, acompasada a la de él. A ella le gustaba recostarse en su pecho para escuchar el latir de su corazón.
- Me tranquiliza ese sonido. No me preguntes porque.
- No lo hago.
- Tal vez porque me imagino que late por mi – se incorporó levemente para verlo a los ojos – así como el mío late por ti.
- ¿Si?
- Claro tonto – con suavidad le apartó un mechón de cabello de la frente. El amanecer daba una extraña luz a sus ojos – ¿te recortaras el cabello?
- No. ¿Me amaras menos por eso?
- Nunca te amare menos por nada – volvió a recostarse en su pecho – sólo contigo me siento completa.
Severus rió. Una risa baja, franca. Una risa de alguien que se siente a gusto en el lugar y la situación. Alguien que esta en paz consigo mismo.
- Yo también te amo.
- ¿Estamos haciendo lo correcto?
- ¿Acaso dudas?
- No. Pero me pregunto si no habrá otra manera.
- Podemos esperar…
- ¿Podemos? ¿Estas seguro?
Severus rió de nuevo.
- No. Quiero que seas mi esposa y no deseo esperar otro día más.
- ¿No tienes dudas?
- Claro. Me pregunto si nuestros hijos heredarán tus ojos o si tendrán la mala suerte de heredar mi nariz.
Ahora fue el turno de ella para reír. Su risa siempre le recordaba el tintineo de campanas.
- Prefiero que hereden tu entereza.
- Y yo, tu capacidad de hacer hermoso todo lo que te rodea.
- Te amo Severus Snape.
- Y yo a ti…
El sonido lejano de una puerta que se abría sacó a Snape de sus recuerdos. Parpadeó varias veces, como para salir de un sueño. Con lentitud se levantó para dirigirse a la entrada principal. Era hora de recibir a las últimas visitas de ese verano.
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La campanilla de la cena sonó un poco antes de lo acostumbrado, haciendo que los chicos se miraran con un poco de desconfianza.
- ¿Ya es hora? – Ron observó la campanilla que seguía emitiendo un suave tintineo.
- Tal vez… no estoy seguro – Harry se levantó con desgano. El tiempo se había pasado volando mientras conversaba con Ginny – pero es mejor bajar. Tal vez Snape quiera que cenemos antes para enviarnos a dormir más temprano.
- O podría ser que ya haya regresado mama.
Ron se giró hacia Ginny con una sonrisa en el rostro.
- ¡Tienes razón! Mamá volvería al tercer día – y adelantándose a todos se precipitó hacia las escaleras para verificar sus sospechas.
Cuando llegaron al salón se encontraron con los señores Weasley, Remus, Tonks… y la profesora McGonagall.
- Buenas noches Harry, Ginny, Hermione.
- Buenas noches profesora McGonagall – le respondieron al unísono.
- Supongo que, dadas las circunstancias, mi visita no les sorprenderá.
- ¿A nosotros? ¿Viene a visitarnos a nosotros? – Harry miró a los demás para asegurarse que hablaba por todos – Pues… si.
- ¿Si? ¿No esperaban alguna explicación del porque no ha recibido aún las listas de útiles del colegio así como los resultados de sus TIMOS?
Ron y Harry se miraron como si aquello fuera lo último que hubiera pasado por su cabeza y realmente así era. Después de tantos acontecimientos ni por un momento habían pensado en aquello, olvidándose por completo de que ya debían de haber recibido esos mensajes.
- Yo… – Hermione tenía una expresión que delataba que ella si lo había estado pensando – me imagine que no era fácil encontrar este lugar, así que supuse... supusimos que lo sabríamos al llegar al colegio.
La profesora McGonagall los observó con una expresión de sorpresa.
- ¿Hasta que llegaran al colegio? ¿Y que suponían que iban a llevar en sus baúles? ¿Recordadoras acaso?
- Pues… nosotros… creo que no lo habíamos pensado.
- En ese caso podemos dejarlo hasta mañana…
- ¡No! – Hermione se había adelantado – Quiero decir, que nos gustaría que nos los dijera... ahora... por favor.
- Vamos profesora – la señora Weasley abrazó a Ginny y se giró con una sonrisa en su rostro – no sea mala. Los chicos lamentan no estar comiéndose las uñas de los nervios
Los tres asintieron con cara de arrepentimiento por no haber estado lo suficientemente angustiados para el gusto de la profesora.
- Además como el profesor Dumbledore sabía que estarían aquí y lo difícil que es la correspondencia hacia el castillo, tuvo la amabilidad de enviar las listas a casa a nombre de Arthur y él realizo las compras para los tres – hizo un gesto a Hermione, quién estaba a punto de decir algo – Tus padres nos enviaron lo necesario Hermione, no te preocupes. Harry querido, me temo que deberás hablar con Bill – la señora Weasley se acercó para hablarle en tono confidencial – como no queríamos molestarte, él procuro los... fondos para tus necesidades escolares. Espero no incomodarte con eso.
- En absoluto señora Weasley. Pero no debieron molestar a Bill, no era necesario.
- Oh no fue una molestia querido, no te preocupes – le hizo un guiño juguetón – Sabes que nada de lo tuyo molesta.
Harry no se sentía muy bien con esa decisión. No le gustaba que se hubieran tomado tanto trabajo, en especial conociendo la situación de los Weasley.
"No sólo le devolveré a Bill el favor, sino también le comprare algo que le guste. Ron me dirá que puede ser eso y no debo olvidar comprarle algo también a los papas de Ron. Siempre se han preocupado mucho por mí. Pero primero consultaré con Ron para asegurarme no ofenderlos. No. Mejor consultare con Hermione"
- ¿Harry? ¿No deseas conocer tus resultados?
Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no había escuchado a la profesora McGonagall cuando lo llamó para entregarle el pergamino con las notas del TIMO.
Sintiendo un nudo en el estómago se acercó y con mano temblorosa tomo el rollo que la profesora le extendía.
- Tuvieron razón en parte. Como su ubicación actual es desconocida para los que no pertenecen a la Orden, sus notas llegaron al colegio hasta ayer. Espero que sean satisfactorias para todos.
Hermione se había apartado a un rincón del salón. Ron se encerró en la biblioteca y Harry no estaba muy seguro de poder leer sin desmayarse primero. Sintiéndose mareado se dejo caer en uno de los sillones y muy lentamente extendió ante sí el pergamino...
Luego de unos instantes levantó la vista y observó que Hermione estaba llorando y que Ron había salido de la biblioteca y abrazaba a Ginny.
- ¿Satisfecho?
La profesora McGonagall estaba parada frente a él con una sonrisa extraña. Hasta podría decirse que era cariñosa. Harry se sentía demasiado feliz como para contestar, así que se limitó a asentir levemente.
- La cena nos espera.
Snape estaba en la puerta, observándolos en silencio. Harry notó que parecía ausente. Con las manos en los bolsillos y sin túnica parecía que estuviera fuera de lugar allí.
Sin pronunciar palabra, todos se dirigieron al comedor.
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REVIEW
Perla Mery
¡Hola Perla! (Lindo nombre). Gracias por leer mis divagaciones. Me alegra que te guste tanto la historia, espero poder seguir contando con tu paciencia y tiempo. Gracias nuevamente.
amsp14
¡Hola Anama! (¿Puedo llamarte así?) De veras que me halagaron mucho tus comentarios. Eres muy amable. ¿De veras te parece que retrate bien a Ron? ¡Chispas! Y yo que creí que se me había ido la mano con el pobre.
Que bueno que te gustaron las conversaciones. Lo hice de un solo, para no perder el hilo. Y sobre lo que dijo Snape, pronto sabremos que tipo de "excusas" utilizaba el (jijijiji).
Yo creo que teniendo Ginny a unos hermanos como los que tiene, debe ser muy difícil mantener una discusión con ella sin llevar las de perder (me gusta esa chica). Los sentimientos de Ginny aún no los vemos, pero ira poco a poco (Harry debe sufrir un poco ¿no crees?), pero por lo menos sabemos lo que Hermione opina y las ideas que rondan la cabeza del pelirrojo.
Bueno "wapa" espero que no te enojes por este tropiezo del capítulo de hoy, pero prometo no volverlo a hacer. Bye.
Clau de Snape
¡Hola Clau! Gracias por echarme la mano en este cap. Mira que si no es por ti seguramente hubiera terminado modificando las escenas y después ¡quién sabe que saldría!.
Que consecuencias ¿verdad? Y Harry que creía que sólo tenía que responder frente a Snape. Jijiji, que divertido lo que le pasa al pobre. No sale de una para caer en otra.
Pronto leeremos las "excusas" de Snape no te preocupes. Realmente eran ingeniosas. Como tu dices, fue un adolescente y con muchas hormonas jijijijiji.
Espero que te gusten los pequeños progresos entre Ron y Hermione de este capítulo. No son mucho, pero creo que muestran algo. Y que cantidad de cosas las que piensan ¿no? Bueno, espero que este te guste y me perdones el desliz de dejarlo por la mitad. Un abrazo.
Ceywen
¡Hola! Gracias por todo lo bonito que dices. Que bueno que te guste mi "estilo". Es el de "escribamos y a ver que pasa" (jajajaja, no en serio gracias por el comentario). Ojalá que te guste todo lo que viene. Bye.
Paula Moonlight¡Hola Paula! Que bueno saber que sigues leyendo. Gracias por hacerlo.
Tus ideas no están tan erradas con respecto a la quimera. Representa mucho de lo que ha sido la vida de Snape y sobre lo que paso hace tiempo.
No te preocupes, pronto Harry se tendrá que hacer esa "terrible" pregunta. Aunque creo que todos deseamos que la respuesta sea si.
Gracias nuevamente.
Bye.
