SENTENCIA
Tonks daba vueltas en su habitación, demasiada agitada para quedarse quieta. Sobre el escritorio se encontraban sus notas, pero la pluma estaba quieta y el pergamino en blanco. No podía trabajar ni concentrarse. Lo único en lo que pensaba era en el "pequeño error" que había cometido por la tarde.
"¡Por Merlín! ¿Cómo se te ocurrió abrir esa caja? El había sido lo suficientemente amable como para darte esa lista. Si esa dichosa caja no estaba allí era por algo. No tenías derecho ha abrirla." – se quedó viendo el espejo que colgaba de la pared. La imagen la observaba con el ceño fruncido, y sin ningún miramiento comenzó a regañarla – ¿Y por que no? Después de todo estabas cumpliendo una orden. Demasiado bien lo trataste al confiar en la lista que te dio. Nunca te dijo que no tocaras esa caja
Se dejó caer en el sillón, incapaz de alejar la imagen que había visto en la tapa.
- Era él, estoy segura. ¿Pero quién era ella? Por lo visto alguien muy querido. Se veían felices, enamorados. Ella era o fue o es su novia. Bueno, no es porque ya lo sabría ¿no? ¿Y si…? ¿Y si fuera…? ¿Y si fuera su… esposa? – Sintió una punzada en el corazón – Eso sería fácil averiguarlo. En el Ministerio debe estar la certificación. Pero si esta casado ¿en donde se encuentra ella? No estaba en el castillo. Y no creo que tuviera ese carácter teniendo una esposa que lo amara…
¿Y quien te dijo que tiene una esposa que lo ame? – El reflejo del espejo seguía hablando en el mismo tono de antes – Tal vez la trata tan mal como a sus estudiantes. ¿Quién podría ser feliz con un hombre así? Su amargura puede provenir por un mal matrimonio…
- ¡Oh Cállate! – Tomo su agenda y la tiró con fuerza contra el espejo. Este cayó y se rompió en varios pedazos. Ahora la imagen se había fragmentado, pero seguía viéndola con reprobación.
- ¿Desde cuando le tienes fobia a los espejos?
Remus estaba en la puerta, observándola divertido.
- ¿Cuánto hace que estas allí?
- Hace unos momentos – Se acercó hasta donde ella se encontraba – Toque la puerta, pero no me contestaste, y como escuche ruidos pues… quise saber si estabas bien. ¿Lo estas?
- Si gracias. Es sólo que ha veces me gustaría que los espejos se dedicaran únicamente a reflejarte, sin dar opiniones.
- Yo ha veces quisiera lo mismo – Remús se agachó y empezó a recoger los trozos del espejo – Y dime… ¿Qué tal el registro? ¿Te dejo hacerlo sin problemas?
- El profesor Snape es alguien maduro Remus, no veo porque te imaginas que habría de darme problemas.
Remus la observó por sobre el hombro con una cara de incredulidad, que al final Tonks se rió.
- ¡Hablo en serio! Incluso me dio una lista para que no me costara tanto el revisar todo lo que tiene.
- ¿Si? Pues entonces debe estar maquinando algo. El nunca acepta las cosas a menos que piense en la manera de desquitarse.
- No seas así – Tonks se dirigió a su escritorio, dispuesta a realizar su informe. Ahora ya se sentía de mejor humor, y ese incomodo sentimiento de culpabilidad empezaba a disiparse.
Remus utilizó su varita para hacer una figura de cristal con los trozos del espejo. Luego de colocarla en la repisa de la chimenea se sentó en el sillón que Tonks había abandonado y se dispuso a leer un libro que llevaba en el bolsillo de su túnica. Ella empezó a escribir, lentamente al principio y luego con mayor rapidez, acomodando casi automáticamente sus observaciones.
- Tonks…
- Mmmmmm
- ¿Revisaras también su casa?
- No – Giró el rostro, observando a Remus por sobre su hombro –Según los registros del ministerio el no tiene ninguna casa.
- ¿Curioso no? – Remus se levantó y tomo del escritorio la lista que Snape le había dado a Tonks. Una sonrisa apareció lentamente en su rostro - ¿Aun conserva la "amore"?
- Si, me dijo que había obtenido una "T" con ella y por eso la guarda.
- Para alguien que ha conseguido tan pocas cosas en su vida, cada logro debe valer como oro - Tonks no se sintió bien con ese comentario, pero prefirió no decir nada - Sirius decía que no la había preparado para el EXTASIS, sino como último recurso para obtener alguna cita. Que era imposible que alguien en su sano juicio se fijara en él.
Ella se sonrojó levemente, pero él no lo noto. Tonks creyó conveniente hacer la pregunta que la tenía inquieta.
- ¿El… nunca salió con nadie?
- No lo sé, pero claro, tampoco nos lo iba a decir precisamente a nosotros. Aunque se rumoreaba que lo vieron algunas veces acompañado de Florence – Remus volvi sonreír con dulzura – Era una chica preciosa, con los ojos mas hermosos que hubieras visto alguna vez. Todos estábamos medio enamorados de ella, y me incluyo por supuesto. Era inteligente y vivaz. Algo callada algunas veces, pero con mucho carácter cuando era necesario.
- ¿Era?
- Si, murió al poco tiempo de que saliéramos del colegio. Según me enteré, por un accidente en su casa. Nunca supe los detalles - Dejó la lista de nuevo en su lugar y se quedó pensativo por un momento.
- ¿Pasa algo?
- No, es sólo que es no había pensado en ella en mucho tiempo y ahora es la segunda vez que lo hago en menos de un mes. Antes de dejar el castillo Harry me preguntó si alguna familia tenía una quimera como símbolo. La de ella la tenía. No se porque me lo preguntó.
- Tal vez deberías preguntarle…
- Creo que lo haré. Bueno, yo te dejo, porque tienes trabajo que hacer y no quiero distraerte – Abrió la puerta, pero recordó que no se había despedido adecuadamente, así que regreso y la besó levemente en los labios – Buenas noches – y salió.
Tonks se levantó y se dirigió hasta la ventana. Contempló el cielo, cubierto completamente de nubes. Parecía el presagio de una tormenta.
"Si aún conserva su foto es porque existió algo entre ellos. A pesar de su muerte, el no la ha olvidado"
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Remus no había caminado ni dos pasos cuando escuchó una voz a su espalda.
- Lupin.
- Severus – se giró lentamente. Siempre tenía la impresión que debía ponerse en guardia cuando hablaba con él – que sorpresa. ¿Qué haces por los pasillos?
- Camino. ¿Y tú?
- Nada especial.
- ¿Qué hacías en la habitación de la señorita Nymphadora?
Remus arrugo el ceño. "¿Qué clase de pregunta es esa?"
- Lo que yo haga allí es asunto mío ¿no crees?
- No me parece correcto…
- ¿Si? ¿Y eso porque? Ambos somos adultos.
- Es una representante del ministerio, casi 15 años menor que tu y no creo que sea apropiado el que "convivan" de esa manera en este colegio.
- No me digas – se acercó con aire indiferente hasta donde estaba Snape - Dime la verdad Severus, ¿estas celoso?
- ¡CELOSO! ¡YO!
- Claro, celoso de que algunos si tengamos vida.
- ¡Vete al infierno Lupin!
Giró sobre sus talones y se fue pisando fuerte con dirección a las mazmorras. Remus comenzó a reírse, y no se detuvo hasta que llego a sus habitaciones.
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Snape azotó la puerta con rabia. Le crispaba los nervios la forma descarada en que ese licántropo se paseaba por el colegio, y no solo eso, la desfachatez que tenía para realizar sus entrevistas privadas con… con… con ella.
"¿Y a ti que te importa si tiene o no tiene encuentros con ella? Son amigos ¿no? Han estado juntos desde hace mucho. Tomando en cuenta que el idiota de Sirius era su tío es lógico que se frecuentaran y que de ello naciera algo entre ellos. ¿Acaso no has notado como se ven? ¿¡NO NOTASTE COMO SE DESPIDEN!?
Snape se dejó caer en su cama, con las palabras de Lupin resonando en su cabeza
"Celoso de que algunos si tengamos vida"
Pero él había tenido una vida. Hacía tanto tiempo que parecía como un sueño.
Se giró un poco y observó la caja de música. Lo único bueno de sus sospechas en el castillo, es que había recuperado ese precioso recuerdo. Levantó la tapa y la música invadió el lugar lentamente, trayendo consigo ecos de sucesos pasados…
- ¡Severus! ¡Severus espera!
Snape se detuvo a mitad de la escalera que conducía hacia el Gran Comedor. Acababa de salir de una agotadora clase de Transformaciones y prácticamente estaba muriéndose del hambre.
- ¿Qué diablos quieres Bringhton?
Ella estaba de pie, al inicio de esa misma escalera, observándolo con fastidio.
- Hablar contigo ¿o crees que es mi pasatiempo ir por allí llamando a gritos a los estudiantes?
- Bueno, ya me hablaste. Y ahora, si me disculpas, tengo hambre.
Quiso seguir su camino, pero ella se colocó rápidamente frente a él.
- ¿Cómo…?
- Me deslice por la baranda. Antes de venir a Hogwarts practicaba gimnasia. Pero no es de mi vida de lo que quiero hablarte. Dime ¿Cuándo vamos ha trabajar en la poción?
El profesor de esa clase había decidido colocarlos por parejas para la elaboración de la poción multijugos. El problema era que sus amigos lo habían dejado solo (su carácter hosco no lo hacía precisamente un compañero de trabajo agradable), y como del lado de Hupplepuff también había sobrado una alumna, le toco hacer pareja con "ella".
- No tienes porque preocuparte, la haré yo solo. Tú limítate a asentir cuando el profesor alabe "nuestro" trabajo.
- Ah no. Olvídate. La idea es que aprendamos, y no voy a dejar que por tu aislamiento voluntario yo me quede sin saber nada.
- Pues lee el libro y ya.
- La práctica hace al maestro ¿no lo sabías?
- Escúchame bien…
- No, TÚ escúchame. Vamos a trabajar juntos, te guste o no Si no lo hacemos le diré al profesor que me has reunido toda la semana y no me dejaste ayudarte. Y eso, querido Severus, manchará tu tan "inmaculado" registro en la clase de pociones y provocará que pierdas puntos. Así que decide, me esperas hoy a las siete de la noche en el vestíbulo o mañana recibirás un castigo por intransigente, lo cual no será nada comparado con lo que tus "amigos" de Slytherin te harán por provocar que su casa pierda puntos.
Y con una sonrisa de triunfo se alejó, dando pequeños saltitos de alegría.
Snape sonrió. Después del incidente en el tren, Florence lo había ignorado hasta el día que tuvieron que trabajar juntos. A partir de allí, sin saber como, empezó una relación por demás extraña. Frente a los demás no se hablaban, pero en las noches (cuando se reunían a estudiar, sin nunca ponerse de acuerdo para ello, pero acudiendo cada uno puntual a la cita) parecía que se conocieran desde hacía muchos años. Ella no le temía, ni le rehuía como otros. Tampoco lo buscaba ni intervenía, como lo hacía a veces Evans, cuando Potter y los demás lo molestaban. Pero estaba siempre allí cuando el buscaba la soledad de los bosques. De alguna manera aparecía frente a él y se sentaba a su lado, sin decir nada, sólo acompañándolo. Ella no le permitía tener lástima de sí mismo y el podía dejar de ser malhumorado cuando estaban juntos. Incluso logró que su nivel de enfrentamiento con los otros se redujera, tomándolo todo con un poco de más calma.
Sin embargo no todo era perfecto. Cuando el le preguntaba porque no se veían en público, ella decía que no quería alterar su modo de vida, ni provocar problemas con los de su casa, ("Ya tienes suficiente con tus compañeros Severus. ¿Para que hacerlos partícipes de esto? Sólo nos interesa a ti y a mi") pero Snape sabía que también era porque sus padres eran muy estrictos y no le hubiera gustado su "amistad". Además (aunque no lo admitiera) ella temía lo que los demás dijeran.
A pesar de todo, dejaba que él peleara sus batallas y al final ella siempre estaba allí para que se desahogara.
"Y para dejarme con la palabra en la boca"
Con cuidado cerró la caja, y al hacerlo la habitación pareció quedarse más fría que de costumbre.
"¿Podría encender la chimenea? No pensé que hubiera tanto frío aqui"
Snape exhaló un suspiro de fastidio. Nuevamente esa niña se había introducido en sus pensamientos sin saber como. Se levantó de la cama y comenzó a desabrochar su túnica…
"¿Porque no enciendes esa cosa? Te estas helando" – Tenía que reconocer que esta vez la molesta vocecita que a veces lo importunaba tenía razón. Dejó la túnica sobre su cama y se dirigió a la chimenea. La habitación se iluminó con la luz procedente de esta. Lentamente se sentó en el sillón y decidió aclarar algunas cosas que le estaban molestando.
- Veamos, ¿Por qué Tonks se mete en tus pensamientos últimamente? No llevas mucho de conocerla, bueno no como un adulto, por lo menos. Cuando era estudiante te temía, eso es seguro, pero no a ti sino a tus comentarios. Y aún no se acostumbra a verte como un igual, claro nunca lo será, pero ahora están del mismo lado. En las reuniones de la orden casi no te habla, pero a veces te observa como si te estudiara. A diferencia de otros no te reprocha directa o indirectamente por lo de Black, aunque era su tío.
Movió la varita y apareció una taza de te humeante, Snape sonrió y de su varita surgió un pequeño chorro de Brandy (para mejorar el te). Con tranquilidad empezó a beber esta infusión especial, mientras seguía con su dialogo personal.
- Podríamos decir que es atractiva, claro, si no tomas en cuenta su apariencia camaleónica. Es inteligente, decidida y extremadamente torpe. Ser auror es un punto a favor. ¿Será porque tiene carácter, por ser sobrina de Black o porque simplemente es lo más cercano que has tenido en mucho tiempo a una "relación" con una mujer? No puedes contar a las que habitan en el colegio ya que ellas ni te ven. Tonks te reta, igual que lo hacía Black. Y al mismo tiempo pareciera tenerte consideraciones. En resumidas cuentas ¿Qué demonios tiene?
Volvió a beber de su taza, contemplando el fuego.
- Tal vez… tal vez porque parece no juzgarme. De alguna manera me recuerda a Florence. No se en que, pero a veces me la recuerda. Podrían ser sus ojos, aunque no son del mismo color. Tal vez las chispas que desprenden cuando se enfada, o la manera en que endurece la expresión cuando tiene que pelear. La risa… no, no es eso. Florence reía callado como a escondidas, y la de Tonks llena la habitación en que se encuentre. Puede ser el hecho que no me rechaza, o por lo menos no me hace sentir invisible…
Terminó de beber y se levantó. Era suficiente por una noche. Ella se iría, el continuaría con sus clases encerrado en ese castillo o con las misiones que le asignara Dumbledore. Su tarea de espía lo mantendría ocupado y sólo la volvería a ver esporádicamente. Lo que fuera que le provocara se disiparía pronto y el se sentiría tonto de haberse tenido que interrogar de esa manera.
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La tormenta se había desatado al amanecer. Al inicio Tonks no se había preocupado, pero ahora, mientras se encontraba sentada en el despacho del profesor Dumbledore, no podía evitar dirigir miradas apremiantes hacia las ventanas, azotadas con furia por la lluvia, y al reloj que avanzaba poco a poco.
- ¿A que hora parte el tren Tonks?
- A las once
- Me parece que vas a perderlo – el profesor Dumbledore le servía en ese instante una taza de té – pero no debes preocuparte, podrás tomar el que sale por tarde.
- Tiene razón, pero me hubiera gustado salir en este. El de la tres siempre se tarda un poco más, y los viajes largos siempre me cansan. Además, como no reserve lugar, tal vez me toque tomar el de las siete de la noche.
- No lo creo, en esta época no hay tantos pasajeros – Remus estaba de pie frente a la chimenea, también con una taza en la mano.
Ella le sonrió y se dispuso a beber, pero antes de que la taza tocara sus labios unos golpes en la puerta la distrajeron.
- Adelante Severus.
Tonks dejó la taza en el escritorio y se giró un poco, no había visto al profesor desde el día anterior. Este llevaba el cabello y los hombros de su túnica bastante mojados. Entre sus brazos, fuertemente apretados, se debatía una lechuza marrón con apariencia de no encontrarse muy cómoda con él.
- ¿Qué sucedió Severus?
- Esta lechuza se estrello contra la ventana de mi salón. Al parecer la tormenta la desoriento, pero no se alegro precisamente cuando la atrapé.
- Deberías llevarla con Hagrid.
Snape ignoró olímpicamente el comentario de Remus y se acercó hacia donde se encontraba Tonks.
- Trae una nota para usted – extendió la lechuza hacia ella y le mostró un sobre que llevaba atado a la pata.
Tonks tomó el sobre y la lechuza se tranquilizó, así que Snape la soltó y esta salió por la puerta, que había quedado entreabierta.
- Seguramente irá hacia la pajarera – el profesor Dumbledore observó que Tonks fruncía el ceño a medida que leía la nota.
- ¿Sucede algo? – Remus se acercó, preocupado, hacia ella.
- Debo presentarme al ministerio mañana, a las ocho en punto, para una audiencia.
- ¿Audiencia? – El profesor Dumbledore también se acercaba – ¿Sobre que?
- No lo se, pero presiento que es algo importante y no necesariamente bueno – Con cierto nerviosismo se levantó de la silla en la que se encontraba sentada – Es indispensable que me presente, no puedo retrazarme…
Un trueno retumbó de pronto, provocando que todos se sobresaltaran un poco.
- Bueno Tonks – Remus la tomo por los hombros y la hizo sentarse de nuevo – No ganas nada preocupándote, así que tranquilízate. La tormenta terminará pronto y tú podrás irte; llegarás a tu casa, tomaras un baño y luego dormirás un poco. Y mañana te presentaras a esa audiencia sólo para descubrir que se trata de algún trámite de rutina.
La tormenta no se calmó como había predicho Remus. Incluso se diría que había aumentado su violencia. El campo que lograba divisarse desde las ventanas estaba anegado. Parecía que la laguna se hubiera desbordado, convirtiendo el castillo en una isla solitaria.
Las horas habían transcurrido lentamente, eternamente según la apreciación de Tonks que caminaba nerviosa de un lado a otro del despacho. Había perdido el tren de la tarde y ahora estaba muy angustiada. Faltaba media hora para las siete y la tormenta no parecía acabar. No había probado bocado del almuerzo ni de la cena (servidos allí mismo). La sola idea de comer le provocaba nausea.
- Esto es una pesadilla. ¿Cómo es posible que llueva tanto?
- Tonks – Remus se puso frente a ella para detener su paseo, el cual ya había logrado ponerlo nervioso también a él – si tanto te preocupa ¿Por qué no usas un traslador o una puerta mágica?
- No puedo. Estoy inhabilitada para el uso de cualquier transporte mágico. Aunque lo invoque no resultaría. Y aún si pudiera usar una escoba, con ese viento terminaría estrellándome contra el sauce boxeador. Mi único medio de transporte ahora es el tren…
- Me temo que ya no.
- ¿Qué quiere decir profesor?
El profesor Dumbledore se limitó a señalar tres esferas que se ubicaban, una encima de otra sobre su escritorio. Cada una indicaba la entrada o salida del expreso a Hosmeade, y solían brillar azul cuando entraba el tren y verde cuando salía. Ahora estaban opacas, sin ningún color.
- ¡CANCELADO! ¡Por Merlín! ¡Han cancelado la salida del tren!
Remus tuvo que detener a Tonks, que por un momento sintió que se desmayaba. La llevó hasta uno de los sillones para que descansara.
- No te preocupes, encontraremos alguna manera para que llegues al ministerio, aún hay tiempo…
- Te equivocas Remus, son ocho horas de aquí a Londres. De allí a mi casa me toma como tres horas, y de allí al ministerio otras tres. Si lograra salir ahora, apenas si llegaría a tiempo a la audiencia…
- ¿Por qué tienes que ir a tu casa?
- Es una de las disposiciones del ministerio. No puedo utilizar ninguna chimenea que no sea la mía para ir a trabajar. Ni siquiera puedo entrar por la cabina del callejón…
- Hay otra manera.
Remus, Tonks y el profesor Dumbledore observaron a Snape, que se encontraba frente a la chimenea. No se había movido del despacho desde que se presentó con la lechuza, observando con curiosidad el comportamiento de los demás.
- ¿De que hablas Severus?
- Teslas profesor.
- Imposible Severus – Remus hizo un gesto con la mano, como desechando la idea – sería un suicidio montar uno de esos y enfrentarse a la tormenta. Tal vez un Tesla podría llegar hasta Londres, pero Tonks correría un grave peligro.
- No me refiero a que ella lo monte, sino a utilizar un carruaje. Con el se puede sobrevolar el bosque y luego tomar el camino que lleva a… mi casa. La red Flu no tiene registradas las chimeneas del castillo, de manera que no sabrán que ella uso alguna para llegar hasta su casa, o al ministerio si prefiere.
- Pero aún el carruaje podría ser considerado un transporte mágico. Ella no podrá...
- La señorita Nymphadora esta inhabilitada para utilizarlo en su propio beneficio, pero no creo que haya prohibición para que acompañe a alguien en un viaje digamos… personal.
- ¿Y quién hará ese viaje?
- Yo. No podrá entrar al castillo sin mí. Además tengo necesidad de ir para arreglar algunos asuntos. De esa manera se puede burlar la disposición del ministerio.
- ¿Funcionará? – Tonks lo observaba esperanzada.
- Podemos intentarlo, pero si prefiere quedarse a esperar que la tormenta acabe…
- ¡No! Me iré con usted – se dirigió con prisa hasta la puerta – Voy por mis cosas, lo veré en el vestíbulo.
- Bien – Dumpledore se frotó las manos cuando Tonks salió – Yo le avisaré a Hagrid para que prepare el carruaje – con paso firme salió del despacho dejando a Snape y Remus midiéndose con las miradas.
- Aún no estoy seguro que sea buena idea, podría ser peligroso.
- ¿Celoso Lupin?
- ¿Celoso? ¿De que?
- De que a algunos se nos ocurran buenas ideas para ayudar a damas en apuros.
Antes que Remus pudiera contestar Snape abrió la puerta y se retiró.
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Tonks observaba por la ventana como el agua corría por esta. Afuera estaba tan oscuro que ella renunció a seguir intentando distinguir algún punto de referencia que le indicara su posición y cuanto faltaba para llegar
Una ráfaga de viento golpeó el carruaje, haciendo que este se balanceara bruscamente. Tonks cerró los ojos, ignorando el latido asustado de su corazón. Jamás había viajado a través de una tormenta semejante; parecía que el cielo quisiera desaparecer todo lo que se encontrara sobre la faz de la tierra.
- Llegaremos pronto.
Abrió los ojos y trato de ver el rostro de Snape, pero le fue imposible. Estaba sentado en el extremo opuesto, oculto por la penumbra que envolvía el carruaje. En todo el viaje no habían intercambiado ni dos palabras, hasta ahora.
- ¿Esta seguro? - Había perdido la noción del tiempo. Le parecía que llevaban en ese carruaje una eternidad.
- Confíe en mí.
"Vaya garantía" – pensó – "Esa frase hace que me sienta aún mas nerviosa. Su palabra no esta precisamente muy bien cotizada últimamente"
Toda esa espera, el largo viaje y la sensación de que algo malo iba a pasar habían contribuido a que no estuviera del mejor humor.
- ¿Era necesaria tanta urgencia? Podría presentar una excusa. El ministerio entendería…
- Ellos no entienden nada – no estaba segura que pretendía con su pregunta ¿Acaso la consideraba exagerada? – si me quieren a las ocho, tengo que estar a esa hora.
- Yo lo decía porque, arriesgarse así, con esta tormenta…
- Si usted no lo considera urgente sino arriesgado ¿porque se ofreció a ayudarme?
- Compañerismo.
Snape notó que ella sonreía levemente, con expresión de incredulidad. Eso no le gustó.
- Señorita Nymphadora…
- ¡Por Merlín profesor! ¿Por qué no me dice Tonks como todo el mundo? ¿Tiene siempre que fastidiarme con ese nombre?
Snape se calló por un momento. Tonks sabía que él estaba pagando por sus nervios, pero su paciencia también tenía un límite.
- No me gusta utilizar el apellido de las personas, pareciera que no tienen identidad.
- ¿Si? ¿Y porque entonces deja que todos le digan Snape, o profesor Snape? ¿Y por que llama a sus alumnos por el apellido? Como "Potter" o "Granger"
- Yo lo tomo como una muestra de respeto, pero en su caso me parece más bien un capricho.
- Bueno, entonces dígame "señorita Tonks" ¿Le parece?
Un silencio sepulcral los envolvió. Tonks estaba segura que él no le hablaría hasta que llegaran al castillo, eso por supuesto si es que no decidía antes dejarla tirada a medio camino.
- Nym.
- ¿Disculpe?
- ¿Qué le parece Nym? No es su apellido, pero tampoco el nombre que tanto aborrece. Así ninguno de los dos se sentirá mal y es más fácil de recordar.
Tonks no sabía que responder, así que se limitó a asentir con la cabeza.
- Llegamos.
Con una suave sacudida el carruaje se detuvo y Tonks notó que habían arribado a su destino.
Luego de bajar del carruaje (protegidos de la lluvia por el techo de piedra del vestíbulo) atravesaron el largo pasillo de la entrada hasta llegar a la sala. Nada había cambiado desde su última visita. Incluso la chimenea estaba encendida. Snape sacó un saquito con polvos de su túnica, pero antes de que lanzara un puñado de estos al fuego Tonks lo tomo con delicadeza de la manga.
- ¿Profesor? Yo quisiera… quisiera darle las gracias por lo que ha hecho por mí, y pedirle disculpas por la forma en que le hable hace un momento.
- No tiene que agradecer ni disculparse por nada. Me doy por bien pagado si llega sin problemas a su destino – sin mas arrojó los polvos y las llamas se tornaron verdes – A casa de la señorita Nympha... A casa de la señorita Nym.
Se apartó y Tonks dio un paso al frente, introduciéndose entre el fuego. Por unos segundos pudo ver a Snape parado frente a la chimenea, antes de que el remolino la absorbiera por completo.
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El bullicio que reinaba en el vestíbulo del ministerio hizo que Tonks se sintiera mejor. Había dormido un par de horas y estaba lo suficientemente recuperada como para averiguar que querían Fudge y Umbridge. Faltaba poco para las ocho, así que decidió pasar por su oficina para tratar de enterarse que estaba pasando. Como al entrar no encontró a ninguno de sus compañeros, se dispuso a prepararse una rica taza de té. Estaba endulzándolo cuando una voz a sus espaldas la sobresaltó:
- ¡Tonks! ¿Qué haces aquí?
- Hola Nibble – Frente a ella se encontraba un mago pequeñito, rubio y con más pecas de las que ella hubiera visto en su vida – Tomaré un te mientras empieza la audiencia…
- ¿Audiencia? Tonks, la audiencia empezó a las siete. ¿No te notificaron? Adelantaron la hora…
Tonks no escuchó lo último que Nibble dijo. Había salido corriendo de la oficina y ahora bajaba de dos en dos los escalones que conducían hacia el primer nivel, a la sala en donde estas actividades se llevaban a cabo. Corrió por el pasillo, esquivando a todo el que estuviera a su paso, con un horrible pensamiento martilleándole en la cabeza:
"Es una trampa, es una trampa. Quieren hacerme lo mismo que a Harry. No quieren que me defienda"
Se precipitó en la sala en el momento en que Fudge leía un pergamino.
- …sospechosa de actividades… - Levantó la vista, observándola desde el alto estrado en el que se encontraba.
- ¡Vaya! La señorita Tonks se digna aparecer al fin – A Tonks le chocó escuchar su apellido pronunciado por él - ¿Algo en la notificación le hizo pensar que esto no era importante?
- Yo… lo… lamento… señor ministro – Tonks estaba agachada, con una mano sobre su rodilla y la otra en el pecho, tratando de recuperarse – No sabía que habían cambiado la hora.
- ¿No recibió el pergamino con la información? – Umbridge la observaba con sus ojillos brillantes. Estaba a la izquierda de Funge, tomando nota de todo lo que aquel dijera – Cuanto lo siento, tal vez la tormenta desvió a la lechuza o usted no estaba donde se suponía – dijo esto último con una extraña entonación – Pero entiende, claro esta, que este tribunal no puede tener consideraciones por "supuestos" accidentes.
A Tonks le hubiera gustado estar mas cerca para ahorcarla, pero prefirió ignorarla. Notó que a su derecha había un escritorio y frente a este se encontraba sentado, muy serio, Kingsley. Ella lo interrogó con la mirada, pero el no pudo sostenérsela por mucho tiempo.
- ¿Quisiera sentarse por favor? – La voz de Umbridge destilaba veneno, a pesar de ser tan empalagosa.
Tonks se sentó, tratando de tranquilizarse un poco.
- Bien – Fudge carraspeo levemente – como decía, antes de la interrupción de la señorita Tonks, los cargos que se han presentado son muy serios y no se ha encontrado ninguna evidencia de descargo, por lo que…
- ¡Un momento! – Tonks se había puesto de pie rápidamente – ¿Cargos? ¿De que esta hablando? ¿Cuáles cargos? ¿Acaso se me acusa de algo?
- Si se hubiera presentado a tiempo a esta audiencia, sabría de lo que ha sido informado a este ministerio.
- ¿Informado? ¡De que diablos esta hablando!
- ¡Tonks por favor!
. ¡No Kingsley! ¡Este hombre habla de cargos y quiero saber que han inventado!
- ¡Nadie ha inventado nada! – Umbridge se había puesto en pie también y de sus ojitos saltaban chispas de furia - ¡Yo misma he realizado la investigación! Usted señorita, es un peligro para este ministerio.
- ¿Qué dice? ¿Yo un peligro?
- ¿Niega su relación con el prófugo Sirius Black?
- ¿Sirius? Es mi tío, pero eso ya lo sabían desde antes de aceptarme…
- ¿Por qué abrió una puerta mágica sin autorización de su jefe inmediato?
- Ya expliqué eso. Harry estaba en peligro, lo atacaban…
- ¿Cómo llegó tan pronto a este ministerio cuando quien-no-debe-ser-nombrado hizo su aparición?
- Yo… – Tonks se desconcertó por un momento, sin saber claramente que decir.
- Señor Ministro, yo ya expliqué...
- Usted no esta en posición de decir nada Kingsley, a menos que quiera empeorar su propia situación.
Kingsley bajo la cabeza, mordiéndose los labios. Tonks entendió de pronto. La última hora había sido de ataques hacia ella. Al defenderla él se había colocado en una posición difícil. Si quería continuar en el ministerio, ayudando a Dumbledore, tenía que permanecer callado, aunque eso significara sacrificarla. Todo estaba preparado, la habían condenado sin siquiera escucharla y aún esto hubiera sido innecesario. La querían fuera de allí.
- Señorita Tonks – esta observaba al ministro con una mirada ausente – se le acusa de conspiración, de pertenecer a un grupo ilegal de resistencia, dedicarse a actividades ilícitas…
- ¡Maldición! – Su puño golpeó con fuerza la mesa - ¡Estaba defendiendo este ministerio del ataque de Voldemort! ¡Fui notificada del ataque por medio de la red de aviso de los aurores! ¡Ustedes lo saben!
- No señorita, no lo sabemos. Sólo sabemos que se presentó aquí acompañada por un prófugo de la justicia que luego ayudo a escapar – Funge levantó la mano para acallar la nueva protesta de Tonks – esa historia de que cayó a través del arco no ha podido ser verificada. El profesor Dumbledore no es un testigo digno de confianza para este ministerio. Usted presenta desde hace tiempo una conducta errática. Aparece en lugares en los que no esta asignada, acompaño a la familia Weasley y a Harry Potter hacia la estación 9 3/4 en horario de trabajo – la observó con dureza por un momento – si señorita Tonks, sabemos que era usted. Se le ha visto frecuentando los alrededores de Grimmauld Place, un lugar poco recomendable y que por cierto, también es visitado por Alastor Mody y Remus Lupin, uno un auror en decadencia y el otro un licántropo envuelto en un confuso incidente en Hogwarts, en donde estuvo a punto de atacar a un grupo de alumnos.
- ¡Eso no es cierto!
Fudge ignoró su comentario.
- Esas no son amistades muy recomendables. Además, según nuestros registros, allí estaba ubicada la casa de la familia Black. Un posible escondite del profugo…
- ¡Sirius esta muerto!
- ¡Silencio! Si continúa interrumpiendo, la buena voluntad que tiene este ministerio hacia usted podría cambiar – con un aire de suficiencia cruzó las manos sobre el estrado – Usted no será procesada por estos cargos, primero en consideración a que no existen evidencias suficientes para un proceso adecuado, y segundo por su falta de antecedentes. Sin embargo no podemos darnos el lujo de permitir que personal con conexiones dudosas ejerza una posición tan delicada como auror. Señorita Nymphadora Tonks, se le retira el cargo que ha desempeñado hasta ahora y se le dan 24 horas para desocupar su escritorio y entregar aquellos documentos que correspondan a su anterior trabajo. Esta despedida.
Funge y Umbridge se levantaron solemnemente y dejaron a Tonks apoyándose en el escritorio, demasiado aturdida para reaccionar.
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REVIEW
Clau de Snape: ¡Hola Clau! Ya ves, otra vez haciendo lo mismo. Te volví a cortar el capítulo en algo interesante. Ya vez, Snape no es tan malvado como algunos creen, por lo menos tuvo el gesto de ayudar a Tonks (aunque más por molestar a Remus creo yo). Y ahora ya no le dirá "señorita Nymphadora", sino ha optado por el más delicado "Nym" (aunque no se quita todavía el "señorita").
El filtro es por cariño como tu dices, no lo utilizaría nunca (demasiado orgullo creo). Ya ves, aunque la haya "cachado" con la caja no se agrio tanto como para no brindarle su ayuda. Y de alguna manera termina pensando en ella ¿no? Espero que te guste como quedó al final su análisis.
Bye
Elanor Black: ¡Hola Miss Black! Ya vez, descubro algunas cosas, pero dejo otras a la imaginación (jejejejejeje). Snape ya presenció una muestra de cariño entre ellos y al parecer no se lo tomó muy bien, aunque todavía no sabe porque. Por lo menos se esta haciendo un auto análisis. Lo de la caja lo molestó, pero ya se le paso ¿no crees?
Espero que este capítulo te guste.
Abrazos.
Nocrala: ¡Hola Nocrala! La verdad es que si ha escuchado tu nombre antes, pero no se me ocurrió leerlo al revés (despistada que es una). La cajita es la misma que H y G encontraron, y no, Tonks no tiene que revisar la casa porque no aparece registrada a su nombre (interesante ¿no?).
Ya ves porque fue tan crucial el lunes (más bien fatal diría yo).
Ojalá y este te guste también. Bye
amsp14: ¡Hola Anama! Que bueno que te gustó el capítulo pasado, espero que esta también llene tus expectativas.
Snape sospecha que hay algo entre R y T, pero no esta seguro, y eso hace que empiece a cuestionarse seriamente sobre la constante presencia de T en sus pensamientos. Por lo visto el cree que no es nada importante, pero ya veremos, ya veremos.
Tienes razón con R, eso de ser etiquetado y vivir a la defensiva no debe ser nada bonito la verdad. Y mira con la que nos salió Fudge y Umbridge (¿ayudó a que se incrementara tu odio por el?). T si es una buena chica (si hasta pide disculpas y todo luego de sus arranques) pero no le esta yendo nada bien.
No te preocupes, llegará un momento en que ella agradezca cada pequeña atención de Snape y él este encantado de tratarla bien (a menos que se me atraviese alguna perversa idea para hacerlos sufrir por lo menos un poquito).
Espero que te guste el dialogo que tiene con él mismo, para mí revela cosas interesantes sobre lo que ha observado en T, y la forma tan sutil que tiene de vengarse de R (el dialogo de ellos también me gusto mucho como quedó).
A veces a Snape se le sale algún gesto amable (como lo del vaso) pero lamentablemente tiende a arruinar las cosas en cuanto uno empieza a enternecerse, que manía ¿verdad?
Bueno Wapa, espero tus comentarios. Bye
P.D.: Al parecer acá también van a esperar a Julio para estrenar la película. Nos han arruinado la vida a todos creo.
Tenshi Lain: ¡Hola Tenshi! Bienvenida a este loco mundo de mi imaginación. Vaya si tiene genio Snape, es de mírame y no me toques. Dumbledore conoce muy bien a Snape, por eso se quedó con ellos, que si no, ya tu lo dijiste, se la come viva. Pronto diré que fue lo que T hizo para que S la dejara inconsciente, no te preocupes.
Bye
Ceywen: ¡Hola niña! Que dicha tenerte de nuevo por acá (de saber de ti más bien).
Pues si, mira que todo iba tan bien (incluso S había ido por su varita para encender el fuego), cuando ella va y ¡Zaz! La encuentran curioseando. Mal movimiento en realidad. Por lo menos el no le hizo nada (excepto echarla, lo que de por si ya es malo la verdad).
Te cuento que no eres la única con celos, al parecer esa relación tan especial ha provocado cierta envidia en varias. Pero es que quién no quisiera tener una relación así de bonita con alguien tan tierno como el ¿no?
Bueno niña, espero seguir contando contigo. Bye
