¡Hola! ¿Qué tal están? Espero que muy bien y que hayan pasado una super semana. ¿Saben? Alguien podría tener la impresión de que estoy buscando superar algún record. ¿Recuerdan que les dije que el capítulo anterior era larguísimo? Al parecer no lo fue tanto, ya que este le gana. No comprendo por qué me están saliendo de estas dimensiones. Tal vez deba empezar a recortar cosas, pero empiezo a escribir y cuando termino me da pena quitar algo. Así que lo dejo todo a la benevolencia de ustedes por no poder contenerme en los diálogos o en las explicaciones que siempre coloco (es que quisiera que puedan visualizar las cosas tal como están en mi cabecita, una tarea un tanto difícil porque ni yo se que hay en ese pozo). Por lo menos confío en que no se aburran y encuentren este capítulo entretenido. Lo que si no podría decirles es si los demás serán igual de largos, porque aún me quedan varias cosas en el tintero que quiesiera agregar, y muchas explicaciones de todo lo que he dejado a medias.
Gracias a mi querida beta Clau de Snape por tener la paciencia de revisar tantas hojas, buscando las infaltables faltas de tildes y por ayudarme a decidir si quitaba o no esa escena que tu sabes. Al final la dejé gracias a tu consejo y ahora, cuando lo leí todo, comprendí que la historia habría perdido interesantes conclusiones si la quitaba. Y con esa frase que sonaba tan rara al principio. También muchísimas gracias por todo el apoyo que me diste esta semana en que me dio un bajón de lo más feo.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Las clases de duelo habían resultado agotadoras para muchos alumnos y solamente los que estaban muy interesados las continuaban. El dúo Tonks-Snape era mucho más exigente de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Parecía como si realmente fueran combates verdaderos, aunque nadie estaba muy seguro de que no era así. Generalmente empezaban tranquilamente, pero luego desarrollaban una serie de hechizos y contrahechizos que hacían que casi todos los asistentes optaran por utilizar cascos, o simplemente, esconderse donde pudieran.
Después de la "demostración" los ponían a repetir una y otra vez lo observado; y no era como en las clases de Defensa, en donde tenían la secreta seguridad de que todo era simulado. Acá se trataba de situaciones que podrían considerarse reales. Hagrid no estaba muy feliz, porque estas clases provocaron algunos estragos en más de algún árbol (para mayor seguridad el club de duelo había trasladado su sede al campo que se ubicaba detrás del castillo), y varias de las verduras de su jardín habían recibido repetidas dosis de Impedimenta y Expeliarmus. Tampoco la señora Pomfrey estaba de acuerdo. La cantidad de alumnos que atendía se incrementaba los días en que recibían estas clases
Remus había participado en muchos de estos duelos, pero ni sus mejores tácticas pudieron contra los ataques de Snape. Estos combates eran los más violentos. Pocas veces le había ganado y en muchas otras fue necesaria la intervención de Tonks, hasta el punto que mejor optó por no programar enfrentamientos entre ellos a menos que fuera necesario (No quería quedarse sin ayudantes). Tampoco Snape salía ileso de ellos, pero pareciera que el dolor era algo con lo que podía lidiar y su enfado un motor para volverse mucho más despiadado (justo como Tonks había dicho), parecía transformarse en un manojo de reflejos. Con mano firme y sangre fría calculaba sus probabilidades con bastante éxito, por cierto. Ahora era mucho más claro para los estudiantes el por qué muchos le temían. Y también que fuera un excelente maestro, aunque eso nadie lo aceptara en público.
Ese día, por la complejidad de algunos hechizos con los que ya estaban lidiando, Tonks decidió hacer una excepción y solicitar un duelo entre "sus" hombres (así es como, a sus espaldas, les llamaban los demás profesores). Como el clima les había sido adverso, con una lluvia pertinaz y repentina, se habían quedado practicando en un salón vacío. Los pilares daban muestras de lo intenso de la práctica, con marcas en donde los hechizos habían rebotado y escombros a sus alrededores. En ese momento, Tonks y Remus limpiaban varios trozos de piedras que estaban desparramados por el suelo.
- Nunca pensé que fueras tan bueno Remus, no se por qué no intentaste ser auror. El ministerio habría realizado una gran adquisición contigo
- Tal vez porque no querían entre sus filas un licántropo.
- Es probable.
Para ninguno de los dos era incómodo tratar abiertamente ese tema.
- Pero con la situación que se está viviendo tal vez decidan modificar sus normas. Cualquiera que hubiera observado el duelo habría tomado nota de tus habilidades.
- Mi cuerpo no opina lo mismo. Reboté como tres veces contra la pared.
- El profesor Snape también recibió lo suyo.
El aludido estaba sentado sobre una tarima ubicada al fondo del salón. Bebía un poco de agua y sus movimientos eran lentos. Seguramente aún resentía los ataques de Remus.
- Me sorprende su resistencia. Los años que ha pasado al servicio de Voldemort deben haberlo curtido. Soporta mucho más que cualquiera que haya visto.
- Debe estar acostumbrado a que lo hieran. Creo que la maldición cruciatus es una de las favoritas de quien-no-debe-ser-nombrado.
- Deberías llamarlo por su nombre. Es simplemente un hombre, malvado tal vez, pero no invencible.
- Lo sé, trato de acostumbrarme pero ha sido la forma en que lo han llamado todos estos años. Decir Vol-de-mort – Tonks sonrió juguetonamente – sigue siendo difícil y no puedo evitar un estremecimiento al pensar en ese… hombre, si es que así puede llamársele.
- ¿Le temes?
- Por supuesto, pero no por eso me acobardaría si tuviera que enfrentarlo. Oye, cambiando de tema, ¿no crees que deberías pedirle una disculpa? – Hizo un gesto con la cabeza en dirección de Snape – Fuiste bastante rudo con él.
- ¿Yo? Tengo la impresión que Severus se contuvo más de una vez para no lanzarme alguna maldición imperdonable. Incluso los chicos se asustaron, no respetó ni una sola de las reglas de duelo.
- Si lo hizo… al principio.
- ¿Contigo es igual de rudo?
Por toda respuesta, Tonks le mostró el antebrazo. Un profundo rasguño y un moretón se distinguían en su piel.
- Él jamás tiene consideraciones, ni conmigo ni con nadie. Toma muy en serio su papel en este club, el que por cierto ya no es de duelo, parece más bien de pelea.
- Tal vez deberías cambiarle el nombre por el de "club para la enseñanza de tácticas de combate".
- ¿Estás loco? Un club de duelo es permitido por el ministerio, pero algo que suene a guerra los haría pegar el grito en el cielo. Es mejor que sigan ignorando lo que sucede.
- ¿Por cuánto tiempo?
- El necesario para que los chicos aprendan lo suficiente.
- ¿Profesor Lupin?
Cho Chang estaba asomada a la puerta. La guapa buscadora de Ravenclaw vio con horror el lamentable estado en que se encontraba el aula.
- ¿Necesitas algo señorita Chang?
- La profesora Hotch lo esta buscando. Parece que alguien ha hechizado sus escobas de práctica y cree que lo que les hicieron podría ser algo de su área.
- Voy enseguida.
La joven salió, no sin antes dar una nueva mirada de desaprobación a su alrededor.
- No se Tonks, hay algo en esa chica que no me gusta.
- Podría ser… el que haya roto el corazón de Harry el curso anterior
- Tal vez, o quizá es esa actitud que ha veces toma de damisela en apuros. Se supone que las Ravenclaw son inteligentes y al comportarse así no me lo parece.
- Deberías saber que no siempre las cualidades de nuestras casas se reflejan fielmente en uno. Yo también soy de los tejones y no me vez por allí con tablilla de Aritmancia en mano.
- Tienes razón. Bueno, iré a ver qué les pasa a las escobas de la profesora Hotch. Si no fuera porque los gemelos Weasley ya no estudian aquí aseguraría que fueron ellos los que le hicieron la broma. Te veo después – con naturalidad rozó los labios de su amiga con los suyos – no te tardes.
Snape observaba por el rabillo del ojo la actitud de Tonks y Remus. Ese beso no le pasó desapercibido. El saber que ella no correspondería a sus sentimientos no impedía que se enfureciera cada vez que veía esas actitudes entre ellos. Muchas veces le habían dicho que no existía nada, pero con esas pruebas de cariño desmentían todo.
"No se como Dumbledore permite semejantes actitudes. ¡Y ella! No parece notar que eso podría hacer que cualquiera piense quién sabe que cantidad de cosas... ¿Pero eso a mí que me importa? Son libres de hacer lo que quieran. Black estaría feliz. Su mejor amigo y su sobrina enredados. Todo en familia, una de lo más heterogénea por cierto. Muggles, metamorfomagos, licántropos. Toda una variedad de criaturas. Debería despreciarme por sentir esta… cosa por alguien como ella – su corazón protestó por estas palabras, eran demasiado duras y odiosas. Pero las pensaba porque así podía controlarse, aparte de que era una manera extraña de tratar de hacer desaparecer lo que sentía – Sentirme así por alguien que seguramente me desprecia y me soporta únicamente por la necesidad que tiene de mis conocimientos. Y aunque no fuera así, no tendría derecho a nada. No a menos que quiera que termine como…"
- ¿Necesita ayuda?
No se había percatado que ella había caminado hasta colocarse a su lado.
- ¿Para qué?
- No lo sé, no parece estar muy bien. El duelo fue bastante prolongado. Además, el pelear y luego enseñar es agotador. Aunque el resultado fue muy provechoso. Los chicos demostraron una comprensión bastante rápida de los hechizos – le mostró una de las columnas cercanas – dudo que alguien pueda vencerlos fácilmente ahora.
A Snape le exasperaba que ella metiera tantos temas cuando hablaba, ya que no podía saber a cuál responderle. Se decidió por la primera observación que Tonks había hecho.
- No estoy herido, si ha eso se refería, ni cansado Sólo necesito recuperar el aliento. Ya no estoy para estas faenas.
- No es tan viejo, ¿Cuántos años tiene?
- Los suficientes para que muestre un poco más de respeto por mí.
Ella hizo esfuerzos para evitar reírse por su reacción. Suspiró para recuperar la compostura.
- No quise ofenderlo.
Esa forma de mirarlo siempre lo desconcertaba.
- Treinta y seis.
Luego de un rápido cálculo mental, Tonks supo con certeza cuál era la diferencia de edades entre ellos.
- Me lleva trece años.
- Así es – se llevó el vaso a los labios. La ex auror observaba fascinada como éstos tocaban levemente el cristal. La voz de Snape era casi un susurro cuando habló nuevamente – Ya había aprendido a pelear cuando usted estaba en pañales.
Sin saber qué contestar a eso, Tonks se sentó a su lado y se quedaron callados por un rato. Los silencios eran comunes entre ellos.
- ¿Tiene o va a cumplir veintitrés?
- Los cumpliré la próxima semana.
- El sábado ¿no es así?
- ¿Cómo lo sabe?
- Mi especialidad es averiguar cosas sobre otras personas sin que ellas lo sepan. Eso hacemos los espías – Ella sonrió comprensivamente, y eso fue suficiente para que él se sintiera súbitamente nervioso – El último año que estuvo en Hogwarts, sus compañeros compraron fuegos artificiales para celebrar la ocasión. Según explicaron después, usted botó sin querer una vela en la caja que los contenía. Explotó y todos terminaron en la enfermería. La señora Pomfrey solicitó mi ayuda y me pasé toda la noche curando quemaduras. Por esa razón nunca olvidaré su cumpleaños. Tuve que preparar urgentemente grandes cantidades de poción regeneradora de piel, la cual no es fácil.
- Las explosiones fueron divertidas, hasta que nuestra ropa empezó a arder.
- ¿Para usted todo se reduce a la diversión? No recuerdo un solo estropicio en que no se viera envuelta o alguna ocasión en que no hiciera gala de su torpeza, como si alardeara de ella en vez de avergonzarse.
Era increíble como ese hombre podía arruinar todo tan sólo con abrir la boca, sin contar que era un maestro para herir fácilmente a quién lo escuchara. Tonks sintió como su enfado ("ese pequeño dragón que llevas dentro" solía decir Leila) empezaba a crecer.
- El encontrarle el lado gracioso a la vida no quiere decir que sea una irresponsable.
- A veces la vida no tiene lados graciosos.
- ¿Cómo lo sabe si nunca lo ha intentado? ¿Alguna vez ha dejado todo a un lado para pasar un buen rato?
- Tengo demasiadas responsabilidades para hacer eso.
- Típica respuesta de un amar… - se mordió la lengua para evitar decir esa palabra.
- ¿Amargado? ¿Eso soy para usted? ¿Le dice así a quiénes no van por la vida pintando todo de colores pastel? Pero… ¿Qué sabe de responsabilidades una joven despreocupada como usted?
- Lo suficiente como para decirle que las personas no pueden hundirse en la depresión sólo porque la vida no ha sido todo lo complaciente que quisieran.
Un relámpago de ira cruzo los ojos de Snape.
- No se por qué tengo estas discusiones con usted.
- Si no quiere tenerlas no debería decirme cosas que provoquen el darle mi opinión.
- Únicamente me interesan las opiniones de las personas que respeto. La suya me tiene sin cuidado.
Con eso era suficiente para que ella se hartara de él y de sus groseras maneras.
- Pues entonces no se que hago aquí, hablando con alguien a quién no le interesa lo que diga.
Sin decir nada más se levantó y salió de allí, dando un portazo. Snape resoplaba con furia, no sabía si por su respuesta o por lo que él había dicho.
A nadie pareció sorprender el hecho de que Ron y Hermione anduvieran de un lado para otro tomados de las manos. Ni que él le pusiera el brazo sobre los hombros o que ella lo abrazara por la cintura. El único comentario era el por qué se habían tardado tanto.
- Este es el noviazgo menos sorprendente que ha existido en Hogwarts – Ron mordisqueaba una tostada mientras hacía las tareas en la sala común de su casa, después de que regresaran del club de duelo – pareciera que todos pensaron que sucedería en algún momento.
- Creo que así era – Hermione tomó la tostada que Ron tenía y la untó con un poco de mermelada Luego se la devolvió para que siguiera comiendo – para serte sincera, me sorprende que no te hayas atrevido antes.
- A mi también – Ron le besó el cuello y ella rió divertida – supongo que le tenía miedo a que me dijeras que no.
- ¿Y cómo pudiste llegar a pensar eso? – Acarició con ternura su mejilla – ¿Acaso no veías lo mucho que te quería?
- Ya fue suficiente par de tórtolos, tanta miel está empezando a empalagarme.
Harry mostraba un fingido gesto de molestia por estas expresiones de cariño, pero en el fondo estaba feliz porque ¡por fin!, sus dos mejores amigos podrían disfrutar de su cariño sin "temores". Los chicos rieron, medio avergonzados por el regaño, regresando a sus tareas escolares.
- Sabes Harry, deberías intentarlo. El tener novia es bastante entretenido.
- ¿Eso qué significa? – Hermione observó con una expresión, mezcla de pregunta y molestia, a su novio.
- Nada, no quise decir nada malo – Quien hubiera pensado que el noviazgo terminaría con las peleas, no conocía a Ron y Hermione – Me refería a que es bonito tener alguien con quien compartir – se giró hacia Harry para evitar las miradas de advertencia de su novia – Si mi hermana no te acepta, tal vez deberías probar nuevamente con Cho.
- ¡Ni se te ocurra Harry! Quiero decir… no creo que sea la persona adecuada para ti.
- Yo tampoco lo creo Hermione. Me gustaba mucho, pero siempre estaba hablándome de Cedric. Y nunca sabía que quería. Para serte sincero me sentía raro junto a ella, nervioso la mayor parte del tiempo. No me sucede lo mismo con Ginny.
Luego de que Harry le confesara a Ron lo que sentía hacia su hermana, había sido fácil decírselo a Hermione. Pero ella no podía ayudarlo tampoco. Cualquier intento de hablar con Ginny sobre el aspecto amoroso de su vida, era rápidamente obstruido por ésta. Era un tema prohibido entre ellas
- Tal vez las cosas tomen otro rumbo en la cena.
- ¿Qué tiene de especial la cena?
- Me refiero a la de su cumpleaños. ¡Ouch! – Hermione le había dado un puntapié bajo la mesa a Ron – ¿Qué pasa?
- ¿De qué hablas?
- ¿Por qué me golpeas?
- No se a que te refieres – A veces, Hermione deseaba que su novio fuera un poco más perceptivo sobre ciertas cosas.
El incómodo silencio que siguió a esto, hizo que Harry empezara a sospechar algo.
- ¿Festejarán el cumpleaños de Ginny? – Las miradas que se intercambiaron sus amigos lo ayudó a comprender – Eso harán ¿verdad? ¿Cuándo será?
- El sábado – dijo Hermione con un hilo de voz – en la Madriguera.
- ¿Cena familiar?
El silencio fue mucho más pesado esta vez.
- Será una celebración… a la que ella… no me invitó.
- ¡Seguramente lo hará! – La castaña quería darle ánimos a su amigo – aún no sabe a quienes invitar porque hay que pedir permiso al colegio. A mi tampoco me ha dado ninguna invitación formal.
- Pero te lo dijo, en cambio a mi...
- Tú eres como de la familia Harry, no necesitas invitación. Seguro es por eso.
Estos argumentos no lograban quitar la cara de decepción que Harry tenía.
- ¡Hola chicos! – Ginny apareció tras el retrato de la señora gorda – ¿Qué tal las clases de duelo?
- No nos las recuerdes – el ojiverde no quería que ella notara su tristeza – Por un momento creí que Snape mataría a Remus.
- ¿Tan mal le fue al profesor Lupin?
- No, si se defendió muy bien. Pero Snape se tiene unos trucos muy sucios bajo la manga.
- ¡Ron! Todo lo que hizo fue legal, no uso nada que no estuviera permitido.
- Pero es la intención lo que cuenta Hermione, y a las claras se notaba que quería hacerle daño. Si no me agacho me habría dado un Tarantela directo en la cabeza. A estas horas estarías llorando a tu novio.
- O buscándose otro un poco más ágil.
- Eso no fue gracioso Ginny.
- Disculpa Ron. Por cierto – rebuscó un poco en su mochila y sacó dos pequeños sobres. Le extendió uno a Hermione y otro a Harry – uno para ti, y otro para ti.
- ¿Qué es esto?
- Mi cumpleaños es el próximo sábado. Mamá y papá organizaron una cena para celebrarlo y me dijeron que invitara a mis amigos.
El rostro aliviado de Harry era todo un poema.
- ¿A quién más invitarás? – Hermione parecía interesada en definir quienes eran los "amigos" de Ginny.
- La verdad, solamente a ustedes. No tengo muchos amigos, y me pidieron que invitara a los más cercanos ya que no será un gran evento, sino algo más bien familiar. Invité a Neville, pero pasará el fin de semana con su abuela. No le gusta estar mucho tiempo separado de ella ahora que se está recuperando.
- Fue una suerte que no le hicieran más daño – Ron jugueteaba con el cabello Hermione – es lo más cercano a una madre que tiene Neville.
- Si, me alegra que no los tomaran desprevenidos.
- ¿Cómo lo sabes?
- Me lo contó hace unos días. Al parecer recibieron una advertencia sobre el ataque.
- ¿Creen que haya sido…? – la idea de que Snape hubiera realizado una buena acción aún no lograba entrar en la mente de Ron.
- Nadie más que él pudo haberlo hecho – Harry tenía que reconocer que esta vez Snape parecía haberse comportado adecuadamente.
- Ginny – Hermione apoyó la cabeza en el hombro de su novio – No me lo tomes a mal, pero ¿Qué tiene de especial este cumpleaños? Lo pregunto porque nunca antes tus padres habían hecho una fiesta.
- Cumplirá quince años – Ron arrugo la nariz de manera graciosa – "ya es toda una señorita".
- Deja de burlarte – Ginny estaba un poco fastidiada de que sus hermanos la molestaran con esa frase, dicha tantas veces por su madre – Mamá opina que quince años es una edad en que dejas de ser niño y comienzas a crecer aceleradamente.
- Eso es una razón, pero la verdadera es…
- Existe una vieja tradición en mi familia que no se realiza hace años. Las mujeres Weasley, cuando llegan a esa edad, tienen que solicitar a los antepasados que les brinden su protección y ayuda.
- ¿Y por qué las mujeres?
- Porque somos depositarias de la sabiduría y la fuerza de nuestra familia.
- Eso dicen, pero para mí que fue un invento de alguna que no quiso quedarse atrás.
- Ron, no seas malo con tu hermana – Hermione le dio un ligero jalón de orejas – Ginny ya nos ha dado muestras de ser muy centrada y decidida.
- Además de inteligente, dedicada, leal, perseverante y muy bonita también.
Harry había dicho todo aquello con sinceridad. Ginny enrojeció ante tantos elogios, no queriendo imaginar nada más que no fuera un deseo del ojiverde por hacerla sentir bien.
- ¡Gracias! Van a hacer que me lo crea todo y luego quién me aguantará.
- ¿Y por qué es tan importante esa ceremonia?
- Es que no se realiza desde hace mucho, ya que Ginevra – Ron sabía que ese nombre no era el favorito de su hermana – es la primera mujer nacida en las últimas generaciones de Weasleys.
- ¡Vaya responsabilidad!
- No es la gran cosa, no era necesario todo esto, pero papá insistió.
- No te quejes Ginny, recibirás muchos regalos.
- Eso sí. Bueno, yo los dejo, porque tengo que estudiar mucho para mañana y acá – señaló a los demás chicos que se encontraban acomodados en todas las sillas del salón – ya no hay lugar.
Con gracia tomó su mochila y subió las escaleras hacia su cuarto.
- Ron… ¿Qué le puedo dar a tu hermana como regalo de cumpleaños?
- ¿Y por qué me preguntas a mí?
- No le hagas caso Harry, en la próxima salida a Hogsmeade buscaremos algo lindo para ella.
- ¡Idiota! ¡Insensible! ¡Loco! ¡Amargado!
- ¿La última moda en defensa contra las artes oscuras son los insultos?
Remus estaba parado junto al escritorio que Tonks tenía en su habitación. Había entrado sin hacer ruido, o tal vez si, pero ella estaba tan concentrada dándole de puñetazos a su almohada que no lo escuchó.
- ¿Qué haces allí?
- Escuché que hablabas, pero me imaginé que estabas peleando contigo otra vez así que quise ver qué te pasaba.
- ¿Y por qué no tocaste?
- No pensé que fuera necesario. Siempre estás sola.
- ¿Si? – Tonks echaba chispas por los ojos - ¿Y no se te ocurrió que esta vez podía ser diferente? ¿Qué tal vez podría estar con alguien que no quisiera que vieras? ¿Teniendo alguna "entrevista privada"?
- ¿Con quién? ¿Con Severus? – Tonks apretó los labios. Se veía tan peligrosa como una mantícora a punto de atacar – ¡Tranquila! – Remus se dejó caer en la silla y colocó los pies sobre el escritorio – ¿Qué te pasa? ¿Tan mal te fue con Snivelius? ¿Quiso practicar contigo lo que no pudo hacerme a mí?
- ¡No siempre mi mal humor tienen que ver con él!
- Bueno, ¿a quién más podrías estar insultado entonces? Es el sospechoso habitual.
- ¡Tengo muchas más cosas por las cuales enojarme!
- No se me ocurre ninguna, eres demasiado dulce para ello.
- ¡No soy dulce! Además ¿cómo podrías saberlo?
- Te conozco demasiado bien.
- No es así, hay cosas sobre mí de las que no tienes idea.
- Mmmmmm. Lo dudo. Ya te dije, te conozco como a mi mismo.
- ¡No sabía que el ser licántropo te permitía también saber oclumancia!
El rostro de Remus se ensombreció ante ese ataque. Nunca antes le había dicho algo semejante. No es que tuviera problema con que se refiriera libremente a su situación, sino al tono en que había hablado. Le dolía que ese comentario proviniera de sus labios
"¡Tonks! ¿Te das cuenta de lo que has dicho? ¿Qué te pasa? Si estás furiosa no te descargues con él. No tiene la culpa de lo que Snape te dijo"
- ¡Oh Remus, lo siento! – Se levantó deprisa y lo abrazó con fuerza. Remus casi cae de la silla por el impulso – Fui desconsiderada al decir algo semejante. ¡Por favor perdóname!
- Está bien pequeña – le daba pequeñas palmadas en la espalda – pero por favor, déjame levantarme antes que rompamos el precario equilibrio en que me tienes.
Tonks se retiró y su amigo pudo incorporarse. Todo esto era muy extraño para Remus, sobre todo porque ella se negaba a aceptar que Severus la perturbaba.
- ¿Por qué lo invitaste a ayudarte si te provoca esos arranques?
- Porque es el mejor.
- ¿Únicamente?
- ¡Por Merlín Remus! ¿Sigues con esas dudas?
- A veces… tu comportamiento me intriga.
- Escucha amigo mío, no estamos en posición de desechar a otras personas sólo por sus antecedentes. Snape es el mejor en su campo y conoce tácticas y formas de pelear del enemigo. Si el precio para que nos ayude a enseñarles a los estudiantes cómo defenderse es soportar su mal humor crónico, sus indirectas y esa forma tan especial que tiene para sacar lo peor de los demás, entonces deberé pagarlo. Mis pequeñas rabietas no son importantes si consigo que, gracias a sus enseñanzas, nadie más muera en esta guerra.
- Pero ¿Y si el precio no es soportarlo sino enfermarte? Porque no es un secreto ante nadie la forma en que ha cambiado tu aspecto y tu carácter. Puedes adoptar cualquier apariencia cuantas veces quieras, pero ese aire de tristeza no te deja nunca. Pareciera que estar con él te está restando vida.
"Lo está haciendo. No es vida el mantenerte junto a quién amas sin poder decírselo. Tener que reprimir cada día las ganas de echarme en sus brazos, la preocupación por su suerte. El esfuerzo para mentirte a ti y el peso de la culpabilidad por semejante amor"
- ¿Tonks?
- Sé que lo que estoy haciendo no es bien visto por nadie. Mi madre ha pegado el grito en el cielo al enterarse de que fue mi asesor cuando no estuviste y porque solicité su ayuda con el club. Ojoloco me mira con aire de reproche cada vez que nos reunimos y no digamos cuando me ve dirigirle la palabra al profesor Snape. Aún la mirada intrigada de los Wasley me señala y eso sin contar tu afán desmedido por interponerte entre nosotros cuando estamos cerca.
- No ha sido mi intención el angustiarte.
- ¡Pero lo haces! Cada vez que estamos juntos los tres, tu aire protector me hace sentir culpable. Como si fuera una niña que está jugando con fuego.
- Lo estás haciendo.
- Pero no aprenderé hasta que me queme. No puedo verlo con tus ojos, sólo con los míos.
- Sirius y yo…
- ¡Allí está! Sólo él faltaba. ¿Crees que no se lo que diría de verme haciendo migas con el profesor Snape? Que estoy más loca que una cabra, que eso se llama jugar sucio, que no esperaría amistades entre nosotros, que me aleje de él, que no debo deberle nada a un servidor de Voldemort… Porque, aceptémoslo, eso es lo que todos ven en él. Escucho todas esas recriminaciones en mi cabeza cada noche. ¿Crees que es fácil?
- Hablas como si… no se… te fueras a casar con él o algo parecido – tomó sus manos con ternura y pudo notar que estaba temblando – Si me permites darte mi opinión, te diré que tal vez estás empeñada en darle oportunidades para demostrar que no es quién todos creen y esa es una lucha que no vas a ganar. No estás aquí para hacer el papel de redentora. Recuerda que un árbol que nace torcido…
- Te diré lo que aprendí hace mucho tiempo: No se puede cambiar a alguien, solo mejorarlo. Pero yo no estoy intentando nada de eso.
- Yo sólo decía que si tanto te molesta su cercanía, tal vez deberías considerar volver a como era antes. Severus fuera de nuestras vidas y tú de lo más tranquila.
- ¿Nuestras vidas?
- Muy bien, de la tuya. ¿Por qué no lo piensas?
Remus sonrió y dándole un beso en la mejilla, se retiró de la habitación. Iba demasiado ensimismado en sus pensamientos como para ver a una figura que se encontraba muy cerca de allí, oculta entre las sombras.
"¿Sacarlo de nuestras vidas? ¿Quién te has creído para manejar la de ella? Si desea que yo la ayude eso haré, te guste o no. ¿O acaso crees que lo que tú pienses, o lo el resto del mundo opine me va a alejar de Nym si yo no quiero hacerlo? Aunque sea para hacerte rabiar, haré que ella pase la mayor cantidad de tiempo posible conmigo"
El día había amanecido resplandeciente, lo suficientemente agradable como para que todos los estudiantes con permiso estuvieran ansiosos por visitar Hogsmeade. El hecho de que Sirius hubiera muerto no representaba, según Dumbledore, ningún impedimento para tomar la autorización que le había extendido a Harry como menos valedera.
Una vez que llegaron al pueblo, el trío se dividió. Harry y Hermione buscarían el regalo para Ginny y Ron iría a Zonco para tomar nota de las novedades que tenían y así enviarle a los gemelos un reporte detallado de la competencia. Era una buena excusa, ya que él se consideraba incapaz de soportar el recorrer una y otra vez las tiendas. Por el tiempo que llevaban en esa tarea sus amigos, era comprensible su reticencia para acompañarlos.
- ¿Ya pensaste en lo que te gustaría regalarle a Ginny?
- No. Estoy en blanco. ¿Qué le regalarás tú?
- Un estuche con accesorios para el cabello. El de ella es hermoso.
- Lo he notado. Por cierto, me sorprendes. Pensé que le regalarías un libro.
- Son sus quince años Harry, no se regala un libro en esa ocasión. Recuerda que es una época de transición para ella. Existen otros momentos para dar ese tipo de presentes.
- ¿Y qué te dieron tus padres para esa fecha?
- Libros.
Entre risas, siguieron caminando y viendo escaparates; tratando de encontrar algo que fuera adecuado, pero aunque él no tenía una idea clara de lo que quería, nada le parecía conveniente.
- ¿Qué le regalará Ron?
- Bill y él le darán una lechuza. No le alcanzaba a Ron para dársela sólo, así que su hermano se ofreció a ayudarlo. Charlie le dará un perfume con esencia de unicornio. Los gemelos no han querido decir, y Percy una túnica de gala.
- ¿Percy?
- Está muy agradecido porque Ginny ha intervenido para que sea aceptado nuevamente por su familia.
- ¿Y cómo sabes tú eso?
- La red de información Weasley es muy efectiva. Deberías ver la cantidad de mensajes que se envían entre ellos. Al parecer Percy solicitó ayuda a Bill para elegir el regalo, y fue una buena manera de reestablecer lazos con su hermano mayor. Sabía que de esa manera le sería más fácil amigarse con el resto, aunque los gemelos y Ron siguen molestos con él.
- Y tú sabes todo esto por….
- Yo – Hermione enrojeció ligeramente – estoy incluida entre los miembros de esa red.
- Interesante. Ahora eres una Weasley también.
- Si… y eso me preocupa.
- ¿Por qué?
- No se como lo vaya a tomar la señora Weasley.
- ¿Aún no lo sabe?
- Ron le pidió a su papá que se lo dijera, pero creo que aún no ha tenido oportunidad para ello.
- ¿Le temes a la mamá de Ron?
- Si he de serte sincera, sí. Tendrás que reconocer que es muy protectora de sus hijos. No quisiera que se enfadara conmigo, pero recuerda que cuando pensó que tú y yo andábamos juntos me envió un huevo de chocolate diminuto. Una clara muestra de que había bajado muchos puntos en su estima. Y si eso fue contigo, imagina lo que será con su Ronald.
- Pero eso fue porque creía que tú te estabas "aprovechando". Te aseguro que cuando se entere de cuánto te quiere Ron, te recibirá con los brazos abiertos. Por cierto ¿Cómo reaccionó el señor Weasley?
- Con alegría, y con tanta seriedad que me asustó.
- ¿Y eso?
- Me envió una carta inmensa, felicitándome y enviándome tantos cariños como los que caben en medio pergamino… pero eso no fue todo. También les envió una carta a mis padres, pidiéndoles autorización para que Ron y yo salgamos juntos.
- ¡Diablos! ¿Cómo reaccionaron ellos?
- ¡Imagínate! Al principio se enfadaron, ya que consideraban que aún no tengo edad. Pero le expliqué a mamá lo que siento por Ron y lo que él siente por mí. Ella es mucho más comprensiva que papá, así que lo convenció de que no era tan grave. Siempre y cuando no bajen mis calificaciones y me mantenga "centrada" están de acuerdo.
- ¿Qué significa estar centrada?
- No lo sé. Pero mamá quiere hablar conmigo luego de la fiesta de Ginny.
- ¿Irán?
- Si. Los papás de Ron los invitaron, así como al resto de la Orden.
- Entonces será una fiesta interesante. ¿Qué te dijeron los hermanos de Ron?
- Uffffff No han dejado de hacerme bromas desde que Ron les contó. Me voy a morir de la vergüenza cuando los vea a la cara.
- Te apuesto que te harán sentir tan cómoda que ni te acordaras de los nervios. Ya quisiera tener yo esa misma clase de preocupaciones.
- No te desesperes Harry, seguramente las cosas mejorarán pronto.
Transcurrida media hora, seguían sin tener aún el regalo apropiado para Ginny.
- ¿De verdad no tienes ni siquiera una idea de qué darle? – Hermione daba muestras de cansancio absoluto – ¿ni siquiera una pequeñita?
- Pues.. La señora Figgs solía decirme que, en ocasiones especiales, siempre es apropiado regalarle a una dama una joya.
- Es una buena idea.
- ¿Existe alguna joyería aquí?
- Creo que hay una por allá.
Dirigieron sus pasos hacia una calle poco frecuentada por los alumnos, debido a la elegancia de los comercios allí ubicados. Se notaba que era para otro tipo de clientela. Sólo habían caminado unos pocos metros cuando se toparon con una tienda que tenía varias joyas en exhibición. La vitrina estaba bellamente decorada con hadas que se perseguían juguetonamente.
- ¡Vaya! Parece un poco caro Harry.
- No importa – hizo sonar una pequeña bolsa que llevaba – solicité al banco que me enviaran algo de dinero.
Con cierta timidez traspusieron la puerta, haciendo sonar una campanilla que había sobre ésta.
- Buenos días jóvenes.
Una joven bruja, que estaba ordenando algunas cosas en un exhibidor, les saludó amablemente. Su sonrisa les dio confianza para acercarse y preguntar.
- Buenos días. Estamos buscando un regalo para una amiga.
- ¿El motivo?
- Bueno… ella cumplirá quince años.
- Ah. La edad de las ilusiones como que le dicen los muggles. ¿Qué clase de joya les gustaría darle?
- No se, ¿Qué cree que sería conveniente?
- ¿Es una buena amiga, o es sólo por compromiso?
- Ella… – Harry se había puesto súbitamente rojo – es alguien especial.
La joven volvió a sonreír comprensivamente. Harry se sintió mejor por eso y se pasó la mano por el cabello. La sonrisa de la joven desapareció repentinamente al observar la cicatriz en su frente.
- ¡Por Merlín! ¿Acaso tú…? ¿Eres Harry Potter?
- S…si
La sonrisa fue esta vez mucho más dulce.
- Si ella es realmente importante para ti, creo que tengo lo indicado.
Harry se limitó a asentir tímidamente. La joven desapareció en la trastienda y regresó al cabo de unos minutos con una pequeña caja. La abrió frente a los jóvenes, dejándoles ver una cadena formada por finísimos hilos plateados. Como dije tenía una piedra blanca en forma de lágrima, que lanzaba misteriosos destellos cuando la movían.
- ¡Es hermosa! – Hermione estaba maravillada por la joya.
- ¿Es un diamante?
- No. Esta es la piedra de luz. Es única en su clase ¿Por qué no la ven más de cerca?
Lo hicieron y se percataron que tenía tallada en su interior la imagen de un hada.
- ¡Wow! ¿De dónde viene?
- Dice la leyenda que esta piedra fue forjada hace muchísimos años. Un hada se enamoró perdidamente de un mortal, el cual no correspondió a sus sentimientos. Presa del dolor, ella se consumía día a día. Su padre, conmovido por el sufrimiento de su hija, decidió mitigarlo haciéndola dormir. Sin embargo, era tanto el amor que la consumía que su cuerpo fue presa de la fiebre. El hada del invierno se ofreció para ayudarla pero la única solución era envolverla en hielo, el más puro que pudieran hallar, ya que sólo ese podía mantenerla viva. El mortal, al enterarse lo que había provocado, se ofreció a buscarlo para evitar la muerte del hada. La tomó entre sus manos y se fue con ella hacia el monte más alto y más frío que existía. El viento, sin embargo, no quería que triunfara en su empeño. Él estaba enamorado del hada y como ella lo había rechazado no deseaba que se salvara. Sopló de tal manera que provocó una ventisca gigantesca. El mortal estaba ha punto de morir a causa de esto, así que se recostó a la sombra de una inmensa piedra y colocó al hada sobre su corazón para que por lo menos estuvieran juntos en esa hora final, porque durante el viaje se había enamorado de ella. Cuando el hada sintió que el corazón de su amado empezaba a detenerse se despertó y al notar que la muerte estaba próxima le dio todo el calor que pudo. Al pasar la tormenta, él despertó y se encontró con que ella había dado su vida por él y lloró por ello. El hada del invierno no quiso que su sacrificio fuera en vano y se perdiera, así que para preservar su recuerdo convirtió las lágrimas del mortal en esta piedra y envolvió el cuerpo del hada con ella. Él mortal prometió que nunca se apartaría del hada. Para permitir el que siempre estuvieran juntos, las hadas tejieron los hilos que forman la cadena, los cuales simbolizan los lazos eternos entre las personas que se aman o que se sacrifican por otras. El mortal agradeció la ayuda y partió ha recorrer el mundo para mostrarle a su amada todos los lugares hermosos que existían sobre la tierra. Cuando sintió llegar el fin de sus días, regresó al reino de las hadas para devolver la piedra, pero el rey le dijo que no le pertenecía a nadie. Que debía darla ha alguien que la mereciera, alguien que fuera digno de llevar en su cuello aquella joya, alguien que honrara el recuerdo del sacrificio de su hija. Lo hizo así, dándole la misma advertencia a la persona a quién fue obsequiada, ésta a su vez lo hizo en su momento a quién la entrego, y de esa manera ha llegado hasta nuestros días.
- ¿Cómo la obtuvo usted? – Hermione se limpiaba las lágrimas que habían asomado a sus ojos al escuchar este relato.
- Mi padre la recibió de una persona que le debía la vida y él me la dio a mí por ser la persona a quién más quería.
- ¡Eso es maravilloso! – Harry estaba seguro que había encontrado el regalo perfecto, sin embargo no estaba seguro de que algo tan bello estuviera a su alcance y por eso la siguiente pregunta le costó formularla - ¿está… en venta?
- Me temo que no. Por su significado, sólo puede darse como obsequio hacia alguien muy importante en nuestras vidas.
- Oh – era evidente la desilusión de Harry – bueno, fue una bonita historia.
La joven volvió a sonreír y sacó la joya de su estuche. Con delicadeza tomó la mano de Harry y la colocó en su palma. Luego, con suavidad, cerró los dedos de Harry sobre ella.
- Es tuya.
- ¿Mía? Pero… ¿por qué? – Dejó la cadena sobre el mostrador – No… no puedo aceptarla.
- Mi familia tiene muchos antepasados muggles. Cuando era niña, mi padre consideró el enviarme lejos para protegerme del-que-no-debe-ser-nombrado. Quería alejarme del mundo mágico sin importar las protestas de mi madre. El día anterior a que me expatriaran, tú fuiste atacado y lo venciste. Luego de eso, mi padre permitió que me quedara con los míos. A ti te debo el estar aquí ya que venciste por el sacrificio de tus padres. Y ese sacrificio salvó a todos los que eran como yo. Es por eso que no puedo vendértela, pero te la obsequió con todo el agradecimiento de mi corazón. Yo he guardado todos estos años la joya esperando a alguien que fuera digna de ella, y no me imagino a nadie más digno que aquella persona a quién tú quieres tanto. Por favor, acéptala.
La mirada profunda y agradecida de la joven lo convenció más que su argumento. Harry tomó la cadena y la guardó en el bolsillo de su pantalón.
- Le aseguro que ella la merece.
- No lo dudo.
Hermione y él se dirigieron a la salida, felices de haber conseguido algo tan perfecto y significativo para la chica que hacía suspirar a Harry.
La tarde de ese sábado estaba resultando muy apacible, con la mayoría de estudiantes en el pueblo y los demás descansando afuera del castillo. Snape se encontraba en su habitación leyendo uno de sus tantos libros. Por lo menos con la lectura lograba disfrutar de cierta paz. Unos golpes en su puerta lo hicieron levantar el rostro.
- Adelante.
- Buenas tardes Severus
- Pase señor director.
- Vaya, había olvidado lo espartana que es tu habitación – Dumbledore observó, con cierta diversión, la notoria ausencia de adornos – muy diferente de tu salón, con todos esos frascos llenos de cosas.
- ¿Desea una taza de té?
- Mejor un brandy, si no te molesta.
El director tomó asiento junto a la chimenea mientras Snape hacía aparecer un par de vasos y los llenaba. Ofreció uno a Dumbledore y se sentó frente a él.
- ¿Es sobre las clases?
- No.
- Ya veo. Sabe que mi vida personal no es un tema de discusión, señor director. Me he comportado últimamente.
- No has gritado más de costumbre, más bien dicho.
- ¿De qué se trata ahora?
- ¿Qué hacías anoche afuera de la habitación de Tonks?
"Directo al punto Albus, como siempre"
- Caminaba por el pasillo, vi salir a Lupin y como no quería topármelo me coloqué tras una columna – las cosas realmente habían sido de esa manera, pero no le preguntó a Dumbledore como lo sabía. Ya estaba acostumbrado a su omnipresencia en el colegio – No andaba husmeando, como usted insinúa.
- Me alegra saberlo.
- ¿Qué hacía usted por allí?
- Paseaba.
Siguieron bebiendo en silencio. Snape sabía que Dumbledore tenía algo en mente, pero no iba a traicionarse preguntando qué era.
- Sabes Severus, nunca es tarde para saber quién es la persona que hubiéramos podido ser... La pregunta es ¿quién será?
Esa manía de hablar con indirectas era una de las pocas cosas que Snape no toleraba de Dumbledore. Pero sabía que al director no le importaba su opinión al respecto. Era mejor tratar el tema directamente, aunque en el mismo tono ambiguo en que se le preguntaba.
- Se equivoca. Ha veces, lo que ve es lo que es. Nada cambia eso.
- ¿No estás dispuesto a correr el riesgo de averiguarlo?
- Ya es muy tarde para cambiar de rumbo.
- ¿Aún si el premio es… lo que perdiste?
Snape tenía que reconocer que Dumbledore tenía sus formas de decir las cosas. Sus indirectas siempre eran muy directas. Lo observó fijamente unos minutos. La única persona en la que confiaba se encontraba sentado frente a él y era también el único que podía presumir de conocerlo; entonces, ¿por qué no abordar el tema? Al fin y al cabo, siempre podía decir que no estaban hablando de lo mismo si algún día el director le recitaba palabra por palabra lo que dijera (algo que tenía por costumbre hacer cada vez que podía).
- Ella no es lo que perdí – El fingir ya estaba de más – y tampoco es lo que quiero.
- Probablemente es lo que necesitas.
- Nunca lo sabremos.
- Te aprecia, le importas.
- No lo creo, y no me convencerá de ello.
- A veces me gustaría entrar en tu mente y hacerte entender.
- La oclumancia es uno de mis fuertes.
- Y la legeremancia uno de los míos.
- Déjelo así señor director. Puede llevar a un asno a la laguna, pero no puede obligarlo a beber de ella. Especialmente si la laguna tiene dueño.
- No lo sabes. Nadie es dueño de nadie, a menos que se le permita. No creo que éste sea el caso.
- No los ha visto.
- A veces hay que ver más allá de lo que los ojos perciben.
- No me gusta la adivinación, es muy inexacta.
- Ya veo cuál es tu posición – apuró el resto del brandy que había en su vaso – Sólo espero que cuando lo aceptes, las cosas aún sean posibles.
- Los Ravenclaw son los que manejan las posibilidades, no los Slytherin.
- Ella es de esa casa.
"Punto para ti Albus"
- Otra cosa, sea lo que sea que hagas, no te dejes guiar por la revancha. Por molestarlo a él, puedes dañarla a ella.
Dumbledore hizo desaparecer el vaso y se levantó tranquilamente. Salió de la habitación sin agregar nada más. Snape se quedó mirando la puerta. Debía reconocer que el director tenía una particular manera de sondear a las personas y hacerle saber sutilmente su opinión.
La semana había transcurrido rápidamente para casi todo el mundo. Harry estaba feliz por el presente que había conseguido, Hermione no terminaba de decidir el atuendo apropiado para la fiesta y Ginny se ponía cada vez más nerviosa por la celebración. Snape seguía irritable para con los demás (aunque, por consejo de Remus, nadie le llevaba la contraria por mucho que quisieran). No había vuelto a presentarse en el club de duelo, lo cuál era buena noticia para el hombre lobo; y Tonks se lo tomaba con filosofía. Si él estaba harto de ayudarla, ella no pensaba seguir en su empeño de que fueran amigos.
Ese viernes por la noche la reunión de la Orden estaba ya concluida. Las sesiones se celebraban temporalmente en el colegio, ya que era el lugar en donde se encontraban la mayoría de los miembros. En ese momento, los presentes se distraían conversando, en lo que terminaban de beber sus últimas tazas de té. Los señores Weasley se aseguraban de que todos confirmaran su presencia para el día siguiente.
- No es nada del otro mundo, pero me agradaría que todos pudieran asistir.
- Será un honor Molly, de verdad – Emmeline Vence, con su porte majestuoso, le brindaba una de sus encantadoras y raras sonrisas a la señora Weasley – estaremos encantados de acompañarlos.
- Así es – Hestia Jones acomodó un mechón de su negro cabello detrás de su oreja, al tiempo que miraba como Kingsley se unía al grupo – Ginny es una magnífica chica y a todos nos complacerá estar presente cuando reciba la bendición de ustedes.
Snape estaba en un rincón, fijos los ojos en los demás. Veía como Remus tenía el brazo alrededor de los hombros de Tonks y recordaba lo que les había escuchado comentar en el salón de profesores, hacía varias semanas. Seguramente la fiesta de los Weasley sería una oportunidad para que se divirtieran juntos, y un secreto deseo de estropearles la felicidad bullía en su interior. Estaba esperando la ocasión para hacer algo, pero por el momento no se le ocurría qué podía ser.
- … son una fecha especial – decía en ese momento Remus – para compartir con amigos cercanos y quienes nos aprecian. Los míos los pasaba con James, Sirius… – el recuerdo de los ausentes le empaño momentáneamente la vista – con mis amigos. Antes de entrar al colegio no me celebraban el cumpleaños, pero desde que los conocí, no pasó ni uno sin que me hicieran sentir bien. Y es que es triste cuando nadie recuerda esa fecha especial.
- ¿Sí? – La voz de Snape se hizo escuchar desde el rincón – Entonces no es necesario que le preguntes a Nym cómo se siente.
Todos se giraron a verlo y Tonks lo observó, sorprendida.
- ¿A qué te refieres Severus?
- ¿No lo sabes? Mañana también es su cumpleaños.
- ¡Es cierto! – Kingsley se golpeó la frente con la mano – ¡No se cómo pudo olvidárseme!
- Oh, no hay problema, de verdad. No quise decirlo para no arruinar lo de Ginny, ese es su día.
- Pero niña – la señora Weasley se veía mortificada – eso no es excusa. Me siento mal por ello.
- En serio, no es nada.
Remus se veía contrariado y molesto. Lo primero por no haber recordado lo de Tonks y lo segundo por ser Snape quién se lo dijera.
- No hay problema, haremos un pastel extra y lo festejaremos también – el señor Weasley trataba de que el incidente no pasara a más – y será una doble celebración.
- Yo tengo otra idea – Snape se acercó al grupo con un gesto de estar maquinando algo – ¿por qué mejor no invito a Nym a cenar? De esa manera, ustedes tienen su celebración particular y ella la suya.
Tonks se quedó sin habla ante la propuesta.
- No creo que sea conveniente – a Remus no le gustaba la mirada que Snape tenía en ese momento – mejor lo hacemos como dice Arthur. La idea es que estemos todos juntos.
- Lo del sábado es una ceremonia muy privada y especial, ¿no es así señora Weasley?
- Bueno...
- Es una tontería realmente, profesor Snape.
- Por supuesto que no señor Weasley – la voz pausada y dulce de Snape hizo que los demás imaginaran cómo debía sentirse un ratón cuando una serpiente esta ha punto de engullírselo – Sé muy bien que es algo que llevan muchas generaciones de no celebrarlo en su familia. Un momento mágico para su hija menor. Nada debe alterar eso; y Nym por su parte también merece que su cumpleaños...
- ¿Por qué le dices de esa manera?
Al tener el brazo de Remus sobre sus hombros, Tonks podía notar que estaba molesto. Se mordió el labio al recordar que no le había dicho nada sobre la forma en que Snape la llamaba.
- Eso es entre ella y yo Lupin.
- Llegamos a un acuerdo – era mejor para Tonks que las cosas no llegaran a más – al profesor Snape no le gusta mi apellido y a mi no me gusta mi nombre. Esa fue la forma más adecuada para zanjar las diferencias.
"Así que él no lo saba" – Snape seguía teniendo esa mirada, mezcla de burla y desafío –"¿No se suponía que no se guardaban secretos?"
Remus estrechó un poco más a Tonks contra él, pero eso no pareció arredrar a Snape.
- La mejor manera de que lo celebre es con sus amigos.
- Que curioso que hayan sido ellos –Remus sabía perfectamente que se estaba refiriendo únicamente a él – precisamente los que lo olvidaron. Yo no quisiera que se sintieran obligados sólo porque ahora lo saben.
Los demás observaban este duelo con bastante interés. Si no conocieran a los contendientes, dirían que se estaban peleando por la chica.
- ¿Sabes Severus? Me parece muy raro que de repente seas tan amable. ¿No estarás planeando hacerle pasar un mal momento a Tonks?
- ¿Por qué querría hacer eso?
- ¿Cómo saber lo que hay en tu mente retorcida?
- ¡Ya basta! – Tonks se deshizo del abrazo de Remus y los vio con cierto rencor a los dos, si querían pelearse no estaba dispuesta a que la tomaran a ella de excusa – ¿no creen que tengo derecho a decidir lo que quiero hacer en MI cumpleaños?
- ¿Y que es eso Tonks? – Dumbledore se había unido al grupo. Su rostro no reflejaba lo interesado que estaba en la conversación.
- ¡Estar con nosotros, por supuesto! – Remus la tomó ésta vez por la cintura. Con Dumbledore presente, Snape podía sentirse apoyado, y el joven lobo no quería que le ganara de esa manera – ¿Quién aceptaría pasar una velada con Severus? Ni siquiera la profesora Sprout soportaría hablar tanto tiempo de hierbas.
- Disculpa Remus – Tonks se separó nuevamente de su amigo, bastante sorprendida por la crueldad de sus palabras – pero no puedes decidir por mí. El profesor Snape ha sido muy amable en procurar que todo sea equitativo, Ginny con su fiesta y yo con la mía. Y en agradecimiento a ese gesto, debo decir que acepto su invitación.
Snape se quedó de piedra al escuchar esto. Nunca entró en sus cálculos el que ella aceptara, él sólo quería agriarle la noche a Remus.
- ¿Estás loca?
- La verdad Remus, es que esa es una opinión muy difundida en el ministerio – Kingsley hacía esfuerzos por no reír. Él mejor que nadie sabía que no debía provocarse a la chica si no se quería conseguir lo opuesto a lo que se buscara – además, a Tonks le encantan los retos y cenar con Snape puede calificarse como uno.
- No eres gracioso Shacklebolt.
- ¡Vamos Snape! Deberías estar feliz. Ganaste limpiamente, sin trucos o hechizos.
Remus se giró y salió molesto de la sala.
- Kingsley, la próxima vez que quieras ayudarme ¡no hables! – Tonks se fue detrás de su amigo.
- Nunca imaginé que lo vería en semejante duelo profesor – La señora Weasley lo veía desconcertada – pero debo admitir que logró lo que quería sin mucho esfuerzo.
- ¿De qué está hablando?
- Molly se refiere, profesor – Emmeline se acomodó su chal con un gesto elegante – a que mató dos pájaros de un tiro. Logró molestar a Remus y que la chica aceptara su invitación. Una proeza que al inicio, debo confesar, me pareció descabellada.
- A veces señoras – Dumbledore tomó un leve sorbo de su taza – ni siquiera el profesor de pociones sabe que quiere, pero resulta obteniéndolo; el problema que tiene es qué hace luego con lo que consigue. He allí el fallo de su plan. Por impedir algo se ha metido en una situación que no consideró probable, y ahora tendrá que lidiar con ello. No podría asegurar quién realmente salió perdiendo hoy.
- Si ya han terminado de hablar como si yo no estuviera presente, me retiro. Así por lo menos no escucharé sus tonterías.
- ¿Le pasa algo al profesor? - Hestia Jones se veía confundida al ver salir con violencia a Snape.
- Sólo que el peor infierno es cuando conseguimos lo que queremos, sin estar preparados para ello.
- ¡Remus!
Sin hacer caso de la chica que lo seguía por los pasillos, el hombre lobo caminaba rápidamente hacia su habitación.
- Petrificus totalus.
Antes de poder hacer nada, Remus estaba convertido en una furiosa estatua. Tonks se paró frente a él y lo tuvo por un poco más de tiempo bajo ese hechizo, necesitaba recuperar el aire.
- Voy a liberarte Remus, pero te advierto que si tratas de irte sin hablar conmigo lo repetiré. Y soy muy buena, te lo aseguro. Finite Incantatem
No parecía que hubiera funcionado, porque él seguía quieto.
- ¿Vas a escucharme?
- ¿Tengo otra opción? Parece que has aprendido mucho de tu nuevo amigo.
- ¿Ves? Y luego me preguntas por qué me preocupa tanto andar... ser amable con Snape. Es esa actitud de chiquillo lo que me desespera.
- ¿Actitud de chiquillo? ¡Me hiciste quedar en ridículo frente a los demás! Ahora deben pensar que de verdad quieres pasar tu cumpleaños con Severus.
- ¡No! Seguramente todos tienen la impresión de que fuiste bastante pendenciero y esa fue la causa de que yo aceptara.
- ¿De qué hablas?
- Si hubieras sido amable, condescendiente y educado, seguramente yo me habría decidido por pasarla con ustedes. Pero fuiste desdeñoso y, aunque no lo aceptes, desconsiderado. Tal vez Snape…
- ¿Desde cuando dejó de ser el "profesor" Snape? Ahora le dices igual que los demás.
- … tenía por objetivo el molestar – no pensaba responder a sus provocaciones – pero le diste alas y lo llevaste todo a un nivel parecido a las peleas que tenía con Sirius, y escúchame bien, tú no eres él, así que no intentes tomar su lugar.
- No lo hago, pero es que me enerva el que hable como si te conociera tan bien...
- Entonces, contrólate. Ahora, pasaré la noche del sábado con él y tendrás que aceptar el hecho de que por tú deseo de llevarle la contraria, me conseguiste una cita con Snivelius
- ¡Recházala!
- ¡No! Y no lo hago porque quiera realmente cenar con él – eso era verdad – sino porque nunca imaginé que pudieras ser tan… ofensivo. Tú mejor que nadie sabe lo que es vivir etiquetado, pero no tienes ningún inconveniente en hacerlo con Snape. No se por qué me invitó, pero pensaba rechazarlo. Lo que le dijiste, sin embargo, me hizo cambiar de opinión.
- ¿Estás diciendo que lo hiciste para retarme?
- Lo hice para que te des cuenta que no puedes manejarme. Somos amigos, pero no es tu papel en esta vida el cuidarme, y eso es algo que ni tú ni Sirius querían aceptar. Ya no soy una niña por más que nadie lo quiera notar. Esta es mi vida, y tú tienes la tuya. No puedes seguir con la idea de ser Remus-Sirius-James, no te corresponde tomar el papel de ellos. Los merodeadores ya no existen y sólo te queda seguir adelante. Sé el amigo que Harry necesita, el miembro de la Orden que Dumbledore requiere y mi amigo siempre que se pueda. Pero no trates de ser mi dueño, por más que mi madre lo desee.
- ¿Qué tiene que ver Andrómeda con esto?
- Desde que supo que Snape y yo trabajábamos juntos, me ha enviado muchísimas cartas hablándome de lo conveniente que consideraban ella y Sirius el que tú y yo fuéramos tan unidos. Sé lo que mi madre dice entre líneas, aunque papá no esté de acuerdo, si es que acaso tiene una opinión al respecto. Ya es hora que todos ustedes dejen de planificar lo que debo hacer y me dejen actuar según mis ideas, y eso me incluye, porque siempre estoy pensando en los demás. Si quiero salir con Snape, lo haré ¿Entendido? Y si no quiero también. Pero no para contradecirlos sino porque será mi decisión. Y no me importa lo que todos piensen, ni siquiera lo que mi desesperante conciencia me dicte. ¡Y si sigues intentando manejarme, no respondo!
Su cabello dorado y sus ojos azules hacían que pareciera una pequeña hoguera con forma humana. Se dio media vuelta, dirigiéndose a su cuarto. Dio un portazo al entrar y profirió un pequeño grito liberador.
- ¡Al fin! Ya estaba harta de todo esto – se giró hacia su espejo y lo interceptó antes de que le diera algún pequeño sermón nuevamente – no me importa ¿escuchaste bien? Lo que sea que venga lo acepto con los brazos abiertos. Si mi destino es con Snape, bien por mí, si no lo es, qué se le va a hacer. Pero he pasado demasiado tiempo dedicándome a pensar, a dudar y a martirizarme. Vuelvo a ser la misma de antes. Voy a reír, bailar y gritar si se me antoja. No pienso avivar este amor con pensamientos lúgubres y comparaciones inútiles, pero tampoco voy a apagarlo con toneladas de culpabilidad. Ya veremos qué sucede al final porque no todo depende de mí. Soy quién soy y eso no puedo cambiarlo y tampoco quiero. Sólo yo puedo permitir que la vida me apabulle, nadie más tiene el poder de hacer eso – Acercándose hasta tocar el espejo con su nariz observó fijamente el reflejo de sus ojos – Sé que estas allí Sirius, en algún lugar recóndito de mi mente. Sé qué piensas y qué opinas. Pero tu muerte no fue culpa de nadie y no voy a seguir cargando con eso. Viviste tu vida como quisiste, te rendiste sin dar batalla cuando los Potter murieron y ni Azkaban pudo quitarte tu aire irresponsable. Vi lo que la culpabilidad le hace a los que se dejan. Ahora nos toca a nosotros seguir delante de la mejor manera posible. Con errores o sin ellos, son nuestras decisiones. Como me dijo McGonagall, sólo debemos responder ante nosotros mismos por nuestros actos. Y es lo que estoy haciendo en este momento, tomando nuevamente las riendas de mi vida, y aunque no te guste voy a decirlo. Amo a Severus Snape. No pienso dejarme consumir por mis sentimientos pero tampoco renunciar a ellos. Y no dejaré que tu recuerdo me haga sentir culpable, puedes reñirme en mis sueños si quieres, pero al final deberás reír como siempre. Ahora te digo lo que siempre fue tu lema ¡Al diablo con la vida y que ella me lleve consigo! Si he de arrepentirme será de lo que hice, y no de lo que dejé de hacer.
Tomó un trozo de pergamino y se dispuso a escribirle una larga carta a Leila. Había mucho que contar y ciertas confesiones que hacerle a su mejor amiga.
"Mi querida Torpeza de colores:
Que alegría recibir noticias tuyas, sorprendentes noticias he de confesar. ¿Por qué te tardaste tanto tiempo en decirme lo que sentías? He esperado esta confesión desde nuestra época de estudiante. Pensaba que era porque no confiabas en mí, pero no porque no confiaras en ti. Siempre fuiste decidida e ingeniosa, pero creo que el amor te golpeó por el lado malo.
No te diré que lo apruebo, pero ¿te importa eso acaso? Me alegra darme cuenta que has vuelto a ser la misma, tus últimas cartas eran tan lúgubres que asustaban, sabía que algo pasaba pero no podía adivinar qué. ¿Lo amas? Bueno, tienes derecho a tener malos gustos ¿quién no los ha tenido? Pero debes recordar que, en el remoto caso que fueras correspondida, te enfrentarás a una reticencia total de tus allegados (no me cuentes entre los que se opondrán), encabezados por tu mamá, Remus y demás comunidad mágica. En su favor debo decir que, si has encontrado algo en él que te atraiga, no debe ser tan malo como suponíamos. Lo de su esposa puede ser una explicación de su sombrío comportamiento, pero debes reconocer que ha sido él quién ha elegido ese camino (es un masoquista). No se si estés preparada para curar esas heridas, ¿pero qué estoy diciendo?, hablo como si todo fuera ya un hecho consumado y sólo son tus ilusiones. Ilusiones que entiendes muy bien, por cierto, ya que sabes en donde estás parada"
Tonks cepillaba su cabello frente al espejo. No era difícil una vez que encontrabas como acomodarlo. El maquillaje discreto no había sido difícil de aplicar. Después de todo, Leila le había enseñado a hacerlo y ella era buena en eso.
"Dime, amiga mía, si tan segura estás de enfrentarte al mundo ahora ¿Piensas decírselo a Remus? (nota aparte, lo conocí en el viaje de regreso y te diré que si el profesor de pociones nunca se fija en ti como imaginas, él es un candidato que ni mandado ha hacer, pero si realmente lo quieres como amigo, ¿me puedo quedar con él? Siempre he querido tener un "lobo" que me cuide, jajajajajaja, es una broma). No se cómo reaccionará, pero debes estar preparada para unos cuantos gritos. Se que eres lo suficientemente sensata para no dejar que los demás condicionen tu comportamiento, y que esa extraña atracción que sientes la manejarás bien, sin hacerlo notar pero tampoco permitiendo que la culpabilidad te mate (te conozco lo suficiente como para saber que tiendes ha cargar con el mundo a tus espaldas), aunque ¿no es lo que has estado haciendo? "
Subió el cierre de su vestido. Al comprarlo en aquella tienda muggle, en un arranque de locura, nunca pensó que llegaría a utilizarlo, y menos esa noche.
"Disfruta la cena, vístete como mejor te parezca (me encanta cuando tu cabello es color chicle, tu nariz como un botón y tus ojos claros como el agua, pero sólo es una sugerencia, ignórame si quieres… bueno, se que lo harás al final). No sé si podrás dominar tu ansiedad cuando él se vaya en sus misiones, pero trata de ser su amiga si es la única forma de acercarte, o pelea con él que en eso es bueno y así seguramente lo harás feliz. Seguramente, estando tan amargado, no tiene muchas diversiones en su vida y los gritos deben ser su pasatiempo favorito (por favor, no envíes ningún hechizo de vuelta por este último comentario)"
Utilizó el atomizador para crear una delicada nube con su perfume y se introdujo en ella; permitiendo que el aroma, sutil pero agradable, se impregnará en su cuerpo.
"Espero recibir pronto una carta tuya con todos los pormenores de la cena y que me cuentes cosas interesantes sobre lo que pasa en el colegio y cómo va todo por allá ahora que la existencia de quién-tu-sabes se ha hecho tan evidente. Como nota aparte te cuento que mi familia se ha mudado a España. Es para sentirse un poco más tranquilos, aunque eso sea sólo una ilusión.
Dale mis saludos a los miembros de la Orden (estoy empezando a ver quiénes por acá puedan reclutarse, fue un honor para mí cuando Dumbledore me invitó a participar) y un beso especial a Remus (¿tienes idea de cuánto te envidio por mantener ese tipo de relación con él? Ya quisiera yo besarlo con tanto desparpajo como tú lo haces). Te quiero.
Leila"
Abrochó el cierre de su collar, sintiendo el frío del metal sobre su piel. Había sido un regalo de su abuela paterna al cumplir los dieciocho años, junto con los pendientes que hacían juego.
P.D. Salúdame a los Weasley, y dale muchos cariños a Ginny. No puedo creer que la hermanita de Charlie cumplirá quince años. ¿Te das cuenta que rápido ha pasado el tiempo? Apenas ayer eran nuestras celebraciones, y ahora los chicos que veíamos correr afuera de la madriguera son ya unos adolescentes. ¡Chispas!
El chal transparente sobre los hombros y estaba lista. Un escalofrío la recorrió al mirarse en el espejo. Por primera vez en mucho tiempo se mostraba tal como era, sin cabellos de colores u ojos que hicieran juego. Hacía tanto que no tomaba esa apariencia que le pareció estar viendo a una extraña, pero ese fuego en sus ojos le indicaba que se trataba realmente de ella. Sin ningún artificio, únicamente su propia persona y muchas horas de arreglo.
- Tienes que reconocer que me veo bien
"Te ves fabulosa, eso era lo que querías escuchar"
- Bueno, eso es cierto. Pero es mi cumpleaños, se supone que así debe ser.
Tomó la carta de su amiga y la releyó. Leila nunca terminaba una carta sin agregarle una o dos posdatas. Esta no era la excepción.
"P.D.2. Una última cosa, la seducción no se trata de emoción, como erróneamente creemos muchas veces, sino de algo físico. Tienes que seducir para que quieran ver el resto. Una vez que hayas logrado que no despegue los ojos de ti, está neutralizado y es tuyo. Tal vez no sea eso lo que tienes en mente como regalo de cumpleaños (¡quién diría que yo te estaría diciendo estas cosas!), pero nunca es tarde para darte ese consejo. Si Florence fue tan importante, tú puedes mostrarle que no te quedas atrás. Y si consideras que todo lo anterior es simplemente un desvarío de mi mente, producto de las enormes cantidades de sol que he recibido este último año por mi trabajo, entonces piensa en ponerte guapa y pasártelo bien porque es tu fecha especial. Sabes que la homenajeada eres tú, así que celebrarlo mostrándole al mundo lo magnífica que eres (Y, si en el camino el profesor nota lo que tiene en frente, considéralo como un bono extra)".
Una última mirada al espejo y salió, dispuesta a disfrutar de su cena.
Poco a poco fueron llegando a la Madriguera los invitados. Se notaba que los Weasley se habían esmerado para la ocasión. Los árboles estaban llenos de velas, las cuales iluminaban la noche y le daba una atmósfera calida y acogedora al jardín. Había colocado una larga mesa cubierta por un mantel blanco y sobre él, la vajilla guardada con esmero por Molly Weasley y sólo utilizada en momentos especiales. Una hoguera estaba encendida en un extremo del patio, crepitando bulliciosamente, como si quisiera demostrar su gozo por la reunión que allí se realizaba. La mayoría de asistentes se mostraba alegre, excepto Remus, quién aún rumiaba su enfado por lo sucedido la noche anterior.
- ¿Te sientes bien?
- ¿Qué? Ah, hola Harry.
- Pareces distraído.
- No es nada. ¿Tú como te encuentras?
- Bastante bien, gracias. ¿Dónde está Tonks?
- Ella… tuvo que quedarse… de guardia.
- Ya veo.
Los demás invitados se acercaron a saludar a Harry y luego de unos momentos, fueron llamados para presenciar la ceremonia.
Los hermanos Weasley se ordenaron en un círculo alrededor de la hoguera. Todos iban vestidos con túnicas de gala de color negro, lo cual resaltaba más el rojo de su cabello. Ginny se había colocado en medio y se notaba nerviosa, pero feliz. A decir verdad todos lo estaban, y era agradable verlos así (incluyendo a Percy, quién a pesar de su sonrisa, se veía un poco cohibido entre su familia). Los señores Weasley se colocaron del otro lado del fuego, de manera que éste quedaba entre su hija y ellos.
- ¿Qué harán? – le preguntó Harry en susurros a Hermione.
- ¿Recuerdas aquella ceremonia que vimos fuera de la casa del profesor Snape? Bueno, es casi lo mismo. Solicitarán el conocimiento y la protección de sus antepasados.
El señor Weasley empezó a recitar antiguas palabras frente a la hoguera, y cada uno de sus hijos iba arrojando polvos que llevaban en pequeñas vasijas. Al igual que en otra ocasión, Harry notó que las llamas cambiaban de color cada vez que hacían eso. Por último, Ginny se adelantó con solemnidad hacia las llamas.
- Pido la bendición de los elementos y de mi familia. Que me protejan y me ayuden cuando sea necesario, que siempre tenga la fuerza para cumplir mi palabra.
Acto seguido, dejó caer polvos plateados en el fuego. Una ráfaga de viento alborotó el cabello de todos, haciéndolos cerrar momentáneamente los ojos. Al abrirlos, observaron sorprendidos que la túnica de Ginny era blanca
- ¡Bien! – El señor Weasley se frotó las manos con alegría, ahora ya podemos pasar a cenar.
La algarabía en la mesa era clásica de las reuniones agradables. Las viandas pasaban de mano en mano, mientras eran distribuidas. Los invitados estaban relajados y bromeaban o conversaban con desenfado. Todos tenían más de algún halago para la cena, la decoración y especialmente para Ginny. La pelirroja jamás había sido objeto de tantas atenciones y eso la tenía un poco mareada. Pero respondía con júbilo a cada comentario y sus graciosos hoyuelos no desaparecían de su rostro. Harry la veía de tanto en tanto, siempre que ella estuviera distraída.
- Se ve hermosa ¿no Harry?
- Perdón… ¿dijiste algo?
- Sí muchacho. Que mi hermana esta muy guapa esta noche – Bill llevaba el cabello recogido en una coleta. Por consideración a lo que celebraban, se había quitado el pendiente que usualmente utilizaba – ¿no crees?
- Sí.
- También nuestra inteligentísima futura cuñada – Charlie estaba sentado enfrente de Harry, pero escuchó lo que su hermano mayor decía y decidió participar en la plática – aunque si te soy sincero, ya no creo que sea tan inteligente.
- ¿Por qué?
- Es la novia de Ron, eso me hace dudar.
Las risas que siguieron a este comentario hicieron que algunos de los invitados se giraran a verlos.
- Charlie, no molestes al pobre, que bastante tiene con la presencia de los padres de HGW.
- ¿Quién?
- Hermione-Granger-Weasley. No creo que cambie su apellido cuando se casen.
- ¿No creen que van algo de prisa? Sólo son novios, y pelean tanto que no sé si durarán.
- Oh Harry, las parejas del colegio generalmente terminan en matrimonio. Tus padres se conocieron allí ¿no? Empezaron a salir en el último año. Te aseguro que esto va para largo – Bill dio un sorbo a su vaso – Ron no es tonto, por algo es mi hermano, y esa chica la lleva metida en la sangre. Desde hace un buen tiempo, por cierto.
- ¿Tú sientes algo parecido Harry?
- ¡¿Yo?!
- Charlie piensa que todos entienden su telegráfica forma de hablar. Traduciendo, él pregunta si hay alguien por allí que te mueva el piso.
- Pues…
- Por favor chicos, ayúdenme – Hermione acababa de sentarse junto a Charlie, salvando a Harry de una respuesta comprometedora.
- ¿Qué pasa castaña?
- No soporto más las miradas que me lanza tu mamá.
- ¿Qué quieres decir?
- Creo que me están taladrando.
- Tranquila, no está molesta
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque yo le dije esta la mañana lo de ustedes dos, el enredo que se traen. Se puso a bailar de alegría…
- ¿De verdad?
- Bueno más o menos… primero gritó un poco, pero no pudo resistirse a mis explicaciones.
- Mamá siempre ha tenido debilidad por Bill, por eso papá lo comisionó para ser el portador de la noticia.
- Y entonces ¿por qué me mira así?
- Seguramente está evaluando cómo te verás con el traje blanco y cuál es la probabilidad de que la conviertan pronto en abuela.
- ¡Charlie!
- Fue broma. La verdad es que no debe saber cómo comportarse. Ninguno de nosotros tuvo novia tan temprano... o más bien dicho – un brillo malicioso apareció en la mirada de Charlie – ella nunca se enteró de que así fuera.
- La verdad es que Junior salió más listo de lo que pensábamos.
- Y por supuesto, tampoco las conocía tanto como a ti.
- Pero no desesperes, no está molesta, solo cohibida. Y aunque lo estuviera, te ves tan bien esta noche que cualquier enojo se le disiparía rápidamente, eres una preciosura de nuera – Bill seguía con la idea fija de una boda cercana, siempre y cuando no fuera la suya – Realmente el enano tuvo suerte.
Hermione lucía una túnica azul y llevaba el cabello recogido en un moño muy favorecedor
- Si mi hermano no te hubiera conquistado lo habría hecho yo.
- Que gracioso Charlie.
- El defensor de dragones que está a tu lado tiene razón Hermione. Es una lástima que Fleur me haya echado la soga. Tú y yo podríamos haber tenido hijos bellos e inteligentes.
- ¡Oh! ¡Son ustedes imposibles! – se levantó y regresó junto a Ron, aunque un poco más tranquila por lo que le habían dicho los muchachos.
En ese momento el señor Weasley empezó a golpear suavemente su copa, atrayendo la atención general. Cuando la obtuvo, se aclaró un poco la garganta y se levantó para dirigirse a sus amigos.
- Primero, quisiera agradecer la presencia de todos ustedes esta noche. Me alegra el que pudieran acompañarnos en esta pequeña celebración. Hubo un tiempo en que era casi imposible el poder reunirse, porque éramos presas del miedo. Lamentablemente éste ha resurgido de nuevo, pero no podemos permitir que eso nos haga esconder la alegría que podamos sentir y los pequeños goces que la vida nos ofrece; como el de esta noche, cuando celebramos el cumpleaños número quince de nuestra amada hija Ginevra, el tesoro más joven con el que contamos Molly y yo. Nuestros hijos son lo más maravilloso que tenemos y es por ellos que luchamos antes y lo hacemos ahora. Para que el día de mañana puedan vivir en un mundo sin violencia, sin rencor, sin odio y sin temor. Solicitamos a nuestros antepasados que la protejan y purifiquen cualquier daño que pudiera haber recibido por aquél… por Voldemort – su voz vaciló levemente al decir este nombre – de la misma manera que hemos pedido por la seguridad de todos los presentes y sus familias. Que ustedes también puedan compartir con ellos celebraciones como estas, ahora y siempre – alzó su copa y todos lo imitaron – por los ausentes, a quienes nunca olvidaremos y por los que nos acompañan, a quienes siempre recibiremos con alegría en esta casa y compartiremos con ellos lo que tengamos. Unidos, como lo está nuestra familia – Percy bajó la mirada un tanto avergonzado por estas palabras – podremos derrotar a quién nos desafíe. ¡Salud!
- ¡Salud!
Después de beber, Harry se inclinó hacia Bill.
- ¿Es por eso de la "purificación" que la túnica de Ginny se volvió blanca?
- Así es. El verdadero motivo de todo esto fue para limpiarla de alguna mala influencia. Desde que fue poseída ha sufrido bastante, aunque lo disimula muy bien. Pasó muchas noches con pesadillas y miedo a que ese maldito pudiera regresar por ella. Tenía miedo de que la utilizara para hacernos daño a nosotros... o a ti.
- ¿A mí?
- Ginny ha vivido todos estos años con la imagen del niño que vivió, clavada en su mente. Al conocerte superaste sus expectativas, y cuando todo aquello pasó, tú la salvaste. El vínculo que a ustedes los une es muy fuerte y como eres el objetivo principal de ese desgraciado, pues... ella teme por ti. Además se supone que tú eres nuestra último bastión de defensa – le sonrió a Harry para disipar los temores que el chico pudiera albergar – pero no te preocupes, no te dejaremos solo en esa batalla.
- Esa protección que ahora tiene, ¿borrará esos recuerdos? ¿Esa preocupación?
- No, simplemente la ayudará a aligerar la carga de esa experiencia. Luego de la ceremonia, los temores que pueda tener de que vuelva a lastimarla son injustificados. Cualquier cosa que ahora intentara esa sabandija contra ella, sería repelido por el ¿Cómo podría llamarle? aura que rodea a Ginny.
- ¿Ya no puede lastimarla?
- Él puede lastimar a quién quiera, porque es muy poderoso. Pero la magia que utilizamos esta noche ha cerrado las puertas que él pudiera haber dejado para acercársele. Nunca más podrá poseerla. Si volviera a estar en peligro, los antepasados le darán la fuerza necesaria para defenderse. Es más o menos como la magia que quedó en ti cuando tu madre se sacrificó para salvarte. Tienen el mismo origen, el amor de la familia.
- Entiendo – Harry no había pensado hasta ese momento en lo difícil que debía haber sido para Ginny el saber que Voldemort había estado dentro de su cabeza y que existía la posibilidad que lo estuviera otra vez – ella merece ser cuidada y protegida.
Bill lo observó con detenimiento. Tal vez, y sólo tal vez, la loca idea que tenía él y sus hermanos no fuera tan descabellada como habían pensado.
- Dime una cosa Harry, hablando de hombre a hombre. ¿Nunca has pensado en mi hermanita de manera… poco sana?
Harry se quedó de una pieza con semejante pregunta, pero intentó parecer calmado.
- No sé a qué te refieres…
- Me expresé mal, los Weasley siempre pensamos que todos entienden nuestra particular forma de hablar. La pregunta era si no te has fijado que Ginny ya no es una niña. Es una mujer… en todo el sentido de la palabra.
- Bueno... ella es… Ginny.
- Y tú eres Harry, pero no estamos hablando de sus nombres.
- Es que ella es… es…
- ¿Es?
No se atrevía a confesarle a Bill lo que sentía, tal vez porque quería que fuera ella quién lo supiera, no sus hermanos.
- Mira Harry, yo no quiero presionarte. Pero si te puedo decir, sin que me influya el hecho de que la quiero a rabiar, que no se me ocurre mejor compañera para ti – era mejor decirle al chico que terreno estaba pisando y abrirle un poco los ojos sobre lo que tenía delante. Después de todo, Harry tampoco era un niño – ¿No dices nada? Bueno, entonces mejor deja que sea yo el que hable. Te daré varias razones del porque pienso eso. La primera, detrás de esas gafas redondas que utilizas se esconde un chico muy decidido, destinado a ser quién derrote al mal nacido aquel. Todo creemos saber quién eres, pero la verdad no tenemos ni idea de lo que hay en tu cabecita. Tu existencia ha sido bastante difícil, pero tienes valor, coraje y espíritu de sacrificio; por algo llevas esa cicatriz en la frente. Segunda, mi hermana ha sido la única persona que conozco, además de ti, poseída por esa cosa. Eso es como una marca que la distingue y ni cien mil ceremonias de fuego lo cambiará. Eso nos lleva a la razón número tres: no creo que exista alguna persona en el mundo mágico, aparte de Ginny, que pueda entender cómo te sientes, porque vivió cosas increíbles; y no es porque sea mi hermana, sino porque hay personas que nacen cada cierto tiempo con una misión. Si la tuya es vencer al cretino, la de ella puede ser el apoyarte. Después de todo, ambos son sobrevivientes. Y la vida es más interesante cuando tienes por quién vivirla – le dio varias palmadas en la espalda – Piénsalo ¿quieres?
- Bill, y si ella… ¿no opinara lo mismo que tú?
- ¡Estás loco! Te desea, en el buen sentido de la palabra, desde los once años. Incluso desde antes, creo. Pero no puedes pedirle a un fuego que arda si no le hechas algo de leña.
Los gritos de la señora Weasley interrumpieron la interesante conversación.
- ¡Bill! ¡Charlie! ¡Fred! ¡George!
- ¡Percy! ¡Ron! ¡Ginny!
- ¿Qué haces Fred? – Remus estaba intrigado por los gritos del pelirrojo.
- ¿No es obvio? Mamá dice en voz alta nuestros nombres, y pensé ayudarla… ¡Ouch!
La madre de los gemelos estaba junto a él y le había propinado un buen pellizco.
- Los estaba llamando. Necesito ayuda para traer la torta.
- Está bien madre, pero la próxima, hazlo sin violencia física… ¡Ouch! ¿Y por qué me pellizcas a mí?
- ¿No siempre has dicho que todos deben recibir el mismo trato? Ahora no te quejes George. ¡Y acompáñenme ya!
Medio refunfuñando, los gemelos la siguieron. Los demás iban disimulando sus risas para evitar ser los siguientes en la lista de pellizcos.
Harry empezó a ver alrededor con aire ausente, pero su vista se fijó en la mesa que habían dispuesto para colocar los regalos. Con alarma se llevó la mano al bolsillo de su túnica. ¡El suyo aún estaba allí! ¡Había olvidado depositarlo junto con los otros! Quiso levantarse para ir a dejarlo, pero en eso fue halado por Fred, que se había escabullido de la cocina familiar.
- Ven Harry, necesito tu ayuda para la atracción final.
Sin darle tiempo a protestar lo llevó casi a rastras hacia atrás de la madriguera, con lo que evitó que Harry pudiera depositar su regalo cuando aún era posible hacerlo sin llamar la atención.
El profesor de pociones tamborileaba los dedos con impaciencia. Estaba en el salón de maestros, o por lo menos eso decía el letrero de afuera, ya que en ese momento no daba esa impresión. Dumbledore había decidido, como regalo para Tonks (y porque no confiaba en la disposición ni en la destreza de Snape), encargarse de todo lo relativo a la cena. Aunque había protestado, el mago oscuro tuvo que aceptar que el director no lo había hecho tan mal, aunque la decoración era un poco excesiva (Algo más que una banca entraba en esa definición). Habían sido retirados la mesa, el armario, las sillas y todo lo que estorbara. La chimenea estaba encendida y un extraño aroma (no desagradable, pero que a Snape le recordaba el de una tarde de primavera y eso era suficiente para que lo odiara) flotaba en el aire.
Al centro del salón estaba ubicada una mesa bellamente decorada. El mantel color marfil, la elegante vajilla, los cubiertos de plata y las velas parecían sacadas de saber qué fantasía romanticona del director (Los elfos domésticos habían trabajado a marchas forzadas para prepararlo todo). Un par de sillas completaban el mobiliario.
A pesar de que todo eso le daba escalofríos, no modificó nada. Se suponía que era una celebración "íntima y privada" (palabras del director que Snape prefirió pasar por alto para no enredarse en alguna discusión estéril), así que esos detalles eran permitidos. Y sabía que Dumbledore debía de haber hechizado las cosas para evitarle tentaciones de última hora.
Nada le había preparado para esa noche y las horas transcurridas desde que se levantara no habían servido para que se hiciera a la idea. La verdad es que él no había creído que ella aceptaría la invitación. En el fondo debía agradecer a la impertinencia de Lupin el que todo saliera bien, pero ahora estaba atrapado en ese lugar con la persona con quién menos quería pasar el tiempo. No porque no deseara, sin por su propia paz mental.
Así que había elaborado un plan para que todo terminara pronto. Simplemente tenía que ser grosero, impertinente y desagradable (lo que no le costaba nada). Hacer que ella se molestara y se fuera cuando aún estuvieran degustado la sopa (estaba preparado para que se la echara encima. Sin embargo, pensándolo bien, eso sería magnífica excusa para gritarle un poco y enfadarla aún más). Ni siquiera le había comprado un presente (aunque si hubiera querido no habría sabido qué elegir), para remarcar que todo eso era obligado.
Resopló una vez más y se levantó con impaciencia de la silla en la que había estado sentado. No es que fuera tarde (Dumbledore les había enviado una nota, indicándoles que todo estaría listo a las ocho), sino que él se había adelantado para revisar lo que había hecho el anciano director. Ahora, cada tic tac del reloj lo hacía impacientarse más y más. Dio una vuelta por el salón, contando mentalmente los pasos. Eso siempre le había servido para relajarse un poco.
Al llegar a la chimenea, observó con detenimiento el único objeto que aún quedaba del antiguo mobiliario. Era el radio que Lupin le había regalado a ella. Había una nota bajo el radio, que no había visto antes, así que la tomó y desdobló.
"Espero que esta noche sea agradable, o que por lo menos hagas un esfuerzo por no arruinarle el cumpleaños a Tonks. Recuerda que fue tu idea y deberías tratar de ser diplomático, o por lo menos, no tan "Severus". Si por alguna extraña y misteriosa razón quisieras ser algo menos desesperante que de costumbre, la música siempre es una buena opción. La radio está preparada con una serie de melodías que probablemente sean del agrado de ella. Lo hice así porque no conozco tus gustos musicales y, honestamente, no sé si tengas. También es una salida si la discusión llega a niveles insoportables y ofensivos (no dudo que durante la velada se griten una o dos veces. Si no fuera así, creería que están enfermos). Pero si quieres ser realmente encantador, no abras la boca si no tienes nada bueno que decirle.
Amigo mío, a veces una vida puede vivirse en semanas, en días o incluso en horas. Podrías tratar de que las que pases con Tonks equivalgan a estos dieciocho años que has pasado en soledad; que los borren por así decirlo. Porque, aunque no lo creas, te lo mereces y ella también. No es mala idea el mostrarle quién se encuentra detrás de la máscara. Creo estar en lo correcto al decirte que, la intensidad del cariño que puede brindarte es equivalente al que una vez tuviste, o tal vez mayor ya que ella conoce quién eres, o quién fuiste; tus pecados y errores (bueno, no todos, pero seguramente sabrá sobrellevarlos). Te acepta así y eso tiene mucho mérito. Si dejan de ser tan cabezotas, tal vez puedan ver lo que sus corazones guardan. Si Severus, tu también tienes uno.
Si al finalizar de leer esta nota crees que estoy loco, esta bien, ya estoy acostumbrado. Pero sigue mi consejo. Pase lo que pase, compórtate como un caballero, sé que lo eres. Muérdete la lengua si es necesario, pero no permitas que tu mal humor le arruine la noche a Tonks. Ella no tiene la culpa de que, por un juego del destino y la irreflexión de Remus, terminaras obteniendo el derecho a ser su acompañante hoy.
Albus Dumbledore"
El reloj empezó sus ocho campanadas mientras Snape convertía en trocitos la nota del director. Si esperaba que se "comportara" iba a llevarse una desilusión. El ruido de la puerta al abrirse no lo tomó desprevenido. Estaba esperándolo y era el primer paso de su plan para desbaratar la noche.
- ¿No le han enseñado…
La frase acusadora, sobre la supuesta tardanza de Tonks, murió en sus labios. La persona que había entrado no era la chica que él conocía. Era una dama salida de las más detallistas imaginaciones de algún virtuoso pintor.
- Buenas noches profesor.
Con seguridad, Tonks caminó hacia él. Al llegar a su lado, se puso de puntillas, apoyándose en su pecho y presionó suavemente sus labios contra la mejilla del petrificado ex mortífago.
- Gracias por invitarme.
Lo observó fijamente y en sus ojos pudo comprobar que no salía de su asombro.
"Bien, esta noche promete. Tal vez, al final, este se convierta en el mejor cumpleaños de mi vida"
Hace algún tiempo, mientras buscaba imágenes de fantasía (dragones, hadas, y casi todo lo que se le relacione) me tope en Internet con una imagen muy bella de una joven. Desde que la vi no pude apartarla de mi mente, ya que se convirtió en mi idea de la Tonks real, no la chica con cabello de colores, sino la que se encuentra atrás de todo aquello. Fue también esa imagen la que me sugirió la idea de la cena entre ella y S (para que S se quedara petrificado al verla) con motivo de su cumpleaños, una fecha adecuada para que ella se arreglara de esa manera. Si desean verla, hay un link en mi profile que les mostrará como es la chica que se convirtió en "mi" Tonks. No se quién es el autor, pero puedo asegurarles que es un dibujo magnífico. Gracias Clau por ayudarme a subirlo.
Por cierto, en el capítulo anterior incluí en la carta de la madre de Snape unos pensamientos muy bellos. Son de un correo que mis amigos me enviaron (aún estoy tratando de descifrar cual era el mensaje oculto que quisieron darme, ya que con ellos hay que leer entre líneas). Por las prisas se me olvidó aclararlo en su momento.
Review
Marissa¡Hola chica! ¿En serio te parece que la historia va bien con S? Bueno, pues muchas gracias, me has levantado mucho el ánimo. Espero que sigas pensando eso luego de leer este capítulo. Bye
La-Peye-Malfoyd: ¡Hola chica Malfoyd! Que alegría saber que sigues por acá. No te preocupes por los review, me alegra saber que continúas leyendo el fic. ¿Qué le pasó a tu PC? Espero que nada malo. Yo no me imagino alejada de una por mucho tiempo (aunque, como trabajo con ellas, eso es virtualmente imposible). Me alegra que puedas tomarte un tiempecito para ver en que va la historia. ¿Te gusto la escena del hechizo? Es una de las que más me ha gustado escribir, aunque las de R y H también, y me satisface que fueran de tu agrado. Ya ves como poco a poco vamos enterándonos de unas cuantas cositas sobre S y su esposa. No te preocupes, que habrá tiempo para responder todas las dudas.
Así que esa canción es una de tus favoritas ¿eh? Bueno, he de decirte que fue una sugerencia de Arshy Moonlight y quedo que ni pintada para la escena. Ella fue quién me dio la letra y la traducción (que es muy buena en eso).
Espero que todo te vaya bien en la "U" y que logres ponerte al día. Te mando un abrazote. Bye
Meilin2: ¡Hola conductora en potencia! (Me vas ganando, porqué yo ni bicicleta puedo manejar). ¿De verdad te gusto tanto? Pues me alegra mucho saberlo. Aunque te sugiero que no te acerques tanto a la pantalla, puede ser dañino para tus ojos (aunque si fue por leer el capítulo, te perdono, Jejejejeje). ¿Estabas escuchando la canción mientras leías? (Es que no me quedo claro), si fue así déjame decirte que le da un ambiente único a lo que uno lee. Yo suelo hacerlo mientras escribo, así puedo amarrar ideas con la letra. ¿Tenías un Kleenex? Me halaga saber que te gusto hasta ese punto.
Yo tampoco me imagino a S con ese gusto por el licor, pero pensé, "Bueno, es humano ¿no? Aunque no le guste admitirlo" y cuando a uno le da depre no sé por qué suele decidir visitar al Dios Baco. Tal vez porque de esa manera uno logra olvidar por un momento el dolor (que conste que no recomiendo ese método, pero he visto ha personas que lo hacen, con horribles resultados, ya que después tienen resaca y el dolor no desaparece, vuelve con más intensidad).
Espero que tus clases de manejo vayan mejorando y que aprendas pronto. Bye
Kiche¡Hola! Primero que nada, gracias por escuchar mis pequeñas divagaciones y dudas existenciales, así como el plantearme preguntas tan interesantes y que me hicieron pensar bastante. ¡Gracias mil por ello!
Pasando al fic, es un alivio saber que no te cansara leer todo lo escrito, espero que tampoco este lo haga. Mmmmmm, tienes razón con que S tiene problemas, bastantes si los piensas. Como dice Leila en su carta, es un masoquista. Arrastra tantos complejos que no se como los soporta. Es la amargura hecha hombre, creo yo.
Si yo fuera uno de sus alumnos trataría de que sus gritos fueran como oír llover, puro ruido de fondo. No pelearía porque soy bastante sarcástica y no quisiera provocar que mi casa se quedara debiendo puntos, aunque me encantaría verte a ti lanzándole hechizos jejejejeje.
El capítulo si estuvo largo, recuerdo los días en que me preocupaba escribir más de tres hojas, jejejejejeje, pareciera que llevo una progresión lineal cada vez que escribo uno nuevo, pero mientras alguien no me demande por exceso de palabras, creo que esa será la tónica a seguir.
Puedo adelantarte que no pienso matar a nadie en este fic. No se si Rowlin tenga planeado algo así (ojalá no porque empezará a recibir amenazas nada agradable de mi parte) pero no tengo aún desarrollado ese instinto asesino. Aunque tengo la impresión que ella seguirá por ese rumbo en los próximos libros, no creo que el sexto sea más alegre que este último.
Yo si creo que Snape respeta mucho al director, pero también que existe la suficiente confianza entre ellos para hablarse de esa manera, después de todo, Snape no tiene muchos miramientos con nadie ¿no? Y te confieso que a mí también me gusta muchísimo de esa manera. Jejejejejeje, la imagen de Howgarts destruido me resultó muy graciosa.
Con lo de los chicos, pensé que esa manera era la mejor para que se hablaran, así evitaba alguna situación medio incómoda entre ellos, en que pudieran mostrarse algo cohibidos, y de esa manera el altercado ya quedó en el olvido.
¿Estas conforme con lo de Hermione? Ufffff, es agradable saberlo. Se que la idea de S bebiendo no es una que muchos hayan tenido, pero pensé que era una buena ocasión para mostrar que él también baja las defensas y se comporta como cualquier otro, y hasta que punto puede llevarlo esa manía de ser trágico. Y también pude dar cierta información sobre lo que pasó con F, y que admitiera públicamente que estaban casados.
¿Sabes? Hubiera sido bueno eso que propones, pero ¿te imaginas al pobre Remus lidiando con ello? Observar a alguien en esas condiciones es muy desagradable.
Ya te digo, tiene una manía por auto castigarse bastante patológica, pero tienes razón, aunque el recuerdo es muy doloroso, después de tantos años no es fácil cambiar de costumbres, es más cómodo seguir como hasta ahora, aunque implique andar cargando con esa amargura (¿te das cuenta cuantas veces he repetido esa palabra en el fic? Pero es que no encuentro otra mejor para describirlo). Ha aferrado tanto tiempo esa culpabilidad, que cuando se vea obligado a perdonarse y empezar de vivir de nuevo no va a saber que hacer (o tal vez sí, pero ya lo averiguaremos después, jejejejeje).
Bueno, no creo que Snape llegue a ser algún día su adalid, pero ella más bien se refería a que quiere que él este con ella, de la misma forma (bueno, no de la misma exactamente) que Remus. Hay lugar para ambos en su vida. Pero de allí a bromear sobre algo… creo que hay kilómetros de distancia (aunque la idea me hizo reír bastante). Si yo hubiera sido Tonks no me habría quedado con la duda sobre el significado de sus palabras, porque si sonó como a una declaración.
Oh, me entristece que ya no puedas seguir leyéndome tan seguido, pero estoy feliz de la nueva experiencia que estás a punto de disfrutar. Ni te preocupes por los review, con saber que consigues algún tiempo para leer en que va todo esto me siento más que satisfecha. Y no será mucho más, ya que sólo que quedan cinco capítulos para terminar (eso espero). Tú disfruta lo que viene y no pienses en nada más. ¿De acuerdo?
Para comprarme los DVD de XF creo que faltará tiempo. Pero cuando lo haga, procuraré dejar bien cerradas mis ventanas, jejejejeje.
No creo que te haya faltado cosas en tu review, la verdad, y espero que aún puedas enviarme el de este capítulo; pero si no, no hay problema y espero que te vaya muy bien en lo que estas haciendo. Bye
Samara-Snape: ¡Hola Samara! ¿Cómo va todo?
Que bien que te guste cada capítulo (ojalá sigas pensando lo mismo luego de leer toooooodo lo que escribí esta vez).
No diría que Hermione se hizo la mártir, pero sí que estaba muy ofendida por la actitud del pelirrojo, aunque al final obtuvo lo que quería. Lo de Ron cantando me parece que no pega mucho, pero no se me ocurrió otra manera, y luego de imaginarlo con el tono de voz del interprete de la canción, la idea se me hizo mucho más fácil
¿Dentro de dos capítulos lo de H y G? Mmmmmm. Me temo que no puedo adelantarte nada por el momento, pero si que ya están bastante encaminados y ahora H sabe que cuenta con el apoyo de los Weasley (sólo le falta decírselo a la interesada, un detallito menor).
Jejejejejeje, gracias por el diez. Es que siempre se me ha hecho el director como medio enigmático, lo cuál no quita que deteste su manía de no decir nunca las cosas claramente. ¿Te parecía que R estaba semejándose a Sirius? Bueno, entonces tal vez esa idea se te refuerce con este capítulo, porque me salió bastante irreflexivo, alejado de la imagen analítica que creo varias tenemos de él.
Así que leíste los demás review. ¿Te parece que la idea de los demás es general? Jejejejeje, Yo también he percibido lo mismo, lo cuál me llena de mucha alegría.
Te envío un gran saludo hasta tu pozo. Bye
Nariño-chan1: ¡Hola chica! ¿Cómo estás? Ojalá que muy bien.
Ahora ya sabes que no hay que beber, porque la gente termina diciendo cosas que no se desea. Remus no tenía idea de que iba a encontrarse con S en semejante estado, porque de saberlo no creo que hubiera ido a su casa, aunque averiguo cosas interesantes ¿no? Y seguramente otro enviado no hubiera sido recibido igual.
Notaras en esta capítulo que Tonks ha decidido dejar de sentirse mal por sus sentimientos y ha dado algunas muestras de iniciativa (el final del capítulo es un ejemplo). Y también que las cosas van muy bien entre R y H, su noviazgo ya es algo público y ha recibido la aprobación general.
¡Cuántas preguntas! No se si lograré contestarlas todas en el futuro, pero si más de alguna. Bye
Ceywne ¡Hola! ¿Cómo va todo?
No te preocupes por el comentario, a todos se nos olvidan cosas de vez en cuando.
Así que lo dividiste en lo que te gusto y lo que no. Mmmmmm, no se porque sospechaba que la parte de Ron no te iba a convencer del todo, tal vez porque, como tu dices, la voz del actor no es muy armoniosa que digamos. Pero la canción es bastante lenta y con un tono de voz que, me pareció, se ajustaría a él (si quieres te la envío por correo, aunque ocupa 5 megas, pero también la puedes encontrar con Kazaa, pero no le digas a nadie que te dije eso). Además, definitivamente él si tartamudearía y daría rodeos, así que pensé facilitarle las cosas con algo que ya existiera (o sea, la canción). Pero me alegra que te gustara lo que sucedió después. Hermione si se hizo de rogar y parecía que no se había convencida, pero como dice una amiga mía, se enamoró como lo hacen las mujeres inteligentes, como una tonta.
Snape no solo es terco, también masoquista, intransigente, etc. Y Dumbledore tiene paciencia de santo con él, que si fuera otro ya lo habría mandado a paseo. ¿Te gusto que estuviera borracho? Bueno, por lo menos no es de los que se violentan… más o menos, pero no fue nada amable con Remus, eso sí.
Espero que esta vez te agrade todo el capítulo. Bye
Sami: ¡Hola pequeña! No te preocupes. En este capítulo creo que se cumplen tus deseos de más interacción enre S y T. Gracias por la opinión Sami. Bye
