Este capítulo me salió como algunas comidas…. Un buen revoltijo jejejejeje. Hay drama, reflexiones, acción y al final sucede algo que tenía pendiente desde hace mucho (espero que no decepcione). Tengo la leve sospecha y una gran esperanza de que este capítulo les guste, espero no equivocarme. No esta demás hacer constar nuevamente que los personajes son propiedad de J.K. Rowlin y son utilizados sin ánimo de lucro.
UNA PELEA IMPREVISTA LLEVA A UNA MISIÓN PELIGROSA
Las cosas no habían salido como Hermione esperaba. Fue amable, simpática y se mostró muy interesada en lo que Hagrid hacía; mientras Ron puso su mejor esfuerzo en congeniar con los hipogrifos, aunque manteniendo una distancia prudente. Logro estar con ellos sin incomodarlos y hasta se atrevió a darles un par de bocadillos… de lejos.
Aún así, el resultado de su interrogatorio no fue muy productivo. El amable cuidador les contó prácticamente lo mismo que a Harry, agregando solamente que de vez en cuando veía pasea a Florence por el bosque prohibido. Ron le mencionó a su novia que algo inquietaba a Hagrid al hablar de esa joven. A ella no le parecía que fuera necesario ser empático para darse cuenta de eso ya que, cuando le preguntaron directamente si alguna vez la había visto con Snape, por poco les tira encima el té caliente.
- ¿Entonces que opinas? – iban de regreso al castillo y Ron llevaba el brazo sobre los hombros de Hermione – ¿Hagrid sabe más de lo que nos quiere hacer creer?
- Ron, eso es obvio. No solo sabe, sino que además se ha comprometido no decir nada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Es Hagrid. Si da su palabra de guardar un secreto, no habrá poder que lo obligue a hablar.
- ¿De dónde sacas que lo que él sabe es un secreto?
- ¿No viste su reacción? Casi se desmaya cuando le preguntamos, pero no dijo nada; aguantó y aprovechó lo del té para sacarnos de allí. Tenlo por seguro, él sabe, pero sus labios están sellados…. Y si es así, tú y yo sabemos a quién debe haberle prometido guardar silencio.
Ron la observó un momento sin comprender. La castaña no pudo evitar poner los ojos en blanco.
- ¡Al profesor Dumbledore!
- ¿Por qué dices eso?
- Porque Hagrid le es completamente leal. Si él le pidió que no hablara de la relación entre Florence y el profesor Snape, ten por seguro que no se lo dirá a nadie.
- ¿Y por qué haría Dumbledore eso? ¿Qué puede importarle a él la vida amorosa de ese cretino?
- Ron, por favor. El profesor Dumbledore se ha pasado años protegiéndolo, diciéndole a la gente que es digno de confianza. Si estuvo casado con una mujer que murió bajo circunstancias extrañas, entonces es obvio que no quiere que nadie lo sepa
- ¿Por qué? No creo que alguien se sorprendería si se supiera que asesinó a su esposa.
- Primero, no sabemos si lo hizo, aunque honestamente, lo dudo. Como siempre he dicho, el profesor Dumbledor no confiaría en él si supiera que realizo cosas irreparables. Y segundo, cuando aprecias a alguien no quieres que le hagan daño. Estoy segura de que no desea que se sepa la historia del fallido matrimonio del profesor Snape para que no sufra más discriminación de parte de los demás. Ya bastante tiene con lo de ser un exmortífago para que, encima, la gente empiece a especular y lo juzguen aún peor.
- Herm, en serio creo que la que esta especulando eres tú. Te has armado toda una historia…
- Se que en esto nunca estaremos de acuerdo Ron, para ti el profesor Snape es alguien capaz de cualquier cosa y no debemos fiarnos de él. Pero no negarás que lo que te he dicho tiene sentido
Ron movió la cabeza en un gesto ambiguo, pero no dijo nada más. Su novia tenía razón, aunque no le gustara admitirlo.
- Y entonces, ¿que haremos? Estamos igual que al principio.
- Bueno, hablaremos con Ginny. Hoy iba a intentarlo otra vez con la profesora Sprout, tal vez tuvo más suerte que nosotros.
- Espero que sí. Pero si no, creo que podríamos enfocarnos en el castillo y su dueño.
- ¿A qué te refieres?
- Esa ceremonia que vimos, no es común y tampoco la quimera. Algo raro debe tener ese lugar. Además, eso de llevar el escudo en la capa ya no se usa. Seguro que, si investigamos a la familia del conde, podríamos averiguar algo. ¿Qué piensas?
Hermione tenía una sonrisa radiante.
- ¡Pienso que mi novio es una maravilla!
Se colgó de su cuello y lo besó de forma entusiasta. Ron se olvidó de todo lo que tenía que ver con el castillo, Florence o Snape. Definitivamente, estar de novio era lo mejor que le había pasado.
Ginny esperaba a sus amigos con ansias. Es cierto que habían quedado en compartir lo que habían descubierto cuando tuvieran la salida a Hogsmeade, pero estaba demasiada emocionada. Se alegró de que, al entrar en la sala común, Harry no la notara (ya que estaba hablando con algunos miembros del equipo de Quidditch). Dudaba que hubiera podido disimular su entusiasmo.
"Aunque últimamente hay muchas más cosas que no puedes disimular frente a él"
Suspiró ante este pensamiento. Había intentado durante muchos meses olvidarse de Harry, lo había intentado seriamente. Pero su cercanía, la pequeña aventura vivida mientras buscaban pistas sobre Florence, el darse cuenta de que seguían teniendo cosas en común, la afectó más allá de lo que creía al principio. Ahora, volvía a sentir esas mariposas incómodas en el estómago cuando estaba cerca. Más de una vez se detuvo para no recostarse en su hombro, no tomarlo de la mano. Incluso para no verlo demasiado y traicionarse ante él. Estaba segura qué, si permitía que esta atracción continuara creciendo, iba a sufrir. Harry no sentía por ella más que aprecio o, si mucho, un sentimiento de protección fraternal (no tenía duda, él no deseaba que alguien la dañara). Pero de eso al amor, ese tipo de amor que tenían su hermano y Hermione, existía una distancia que sentía insalvable. No se pueden forzar los sentimientos y los de Harry no eran los que ella deseaba.
"¿Estas segura? Has visto cómo te mira"
- Si… y también he escuchado lo que dice.
Recordó lo que Harry había expresado y que, para ella, dejaban claro lo que sentía:
¿De verdad piensas que yo andaría con tu heermana?
No sería justo que, por ignorancia, resultaras perjudicada.
…así estas protegida y no nos preocuparemos
Para Ginny esto implicaba que él la veía como la hermanita pequeña a la que había que proteger. Por mucho cariño que reflejaran algunos de sus actos, eso no representaba más que el profundo aprecio que le tenía… pero no el amor que deseaba. Y por ello insistía en reprimirse y se enojaba consigo misma por no ser capaz de sepultar el sentimiento que latía dentro de ella. Estas reflexiones le provocaban dolor de cabeza, porque no encontraba salida a su situación. Creyó que alejándose de Harry podría olvidarlo, pero ¿Cómo se hace eso cuando el chico que amas es el mejor amigo de tu hermano, de tu mejor amiga y casi un miembro más de tu familia? Encima, últimamente parecía rondarla, siempre con esa sonrisa que hacía flaquear la decisión de sacarlo de su corazón. Definitivamente no se lo estaba haciendo fácil. Justo en ese momento se dio cuenta que el objeto de sus pensamientos había terminado su amena conversación y estaba recogiendo sus pergaminos. Temió que si la viera se acercara a ella para platicar, así que decidió salir y esperar a que Ron y Hermione regresaran. Estando con ellos, podría hablar con Harry sin sentirse abrumada.
Llevaba un buen rato en el pasillo, entretenida en leer un libro muggle de Hermione (tenía que reconocerlo, Jane Austen escribía historias realmente buenas) cuando vio a lo lejos a Luna y Neville. Observó cómo se despedían con un abrazo torpe y luego la chica se iba dando saltitos. Sonrió con ternura, realmente hacían una pareja extraña, pero de alguna forma, parecían encajar.
"Como el profesor Snape y Tonks"
Ahora que pensaba en eso, no era tan raro después de todo. El era siniestro, sin duda alguna, y ella era alegre a más no poder. Pero cuando daban las clases de duelo, ella tenía que reconocer que se… complementaban.
"Si se sienten bien juntos, ¿no deberíamos dejarlos en paz? ¿Y si lo que investigamos les trae problemas? Aunque, como dijo Harry, Tonks podría estar en peligro al relacionarse con él. No sabemos realmente qué le pasó a su esposa y ese castillo es muy extraño. Pero, si al final las cosas no son tan truculentas como todos nos hemos imaginado… tal vez deberíamos dejar de meternos en sus asuntos"
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Neville, que en ese momento llegaba hasta donde ella estaba sentada.
- Hola Ginny ¿Qué haces acá afuera?
- Leyendo, es que la sala común había demasiado ruido, se sentía algo sofocante.
- Te entiendo, a veces me siento igual. Especialmente luego de un juego de Quidditch o cuando Ron y Hermione… bueno… se ponen… algo cariñosos.
Ginny asintió con una sonrisa, sabía a lo que él se refería. Neville se acuclilló junto a ella para seguir conversando y, al hacerlo, un objeto cayó del bolsillo de su pantalón. Lo atrapó antes de que rodara fuera de su alcance, haciéndolo girar en sus manos.
- ¿Y eso?
- Me lo dio Luna, me dijo que la profesora Sprout se lo entregó cuando salíamos. Al parecer la encontró en el invernadero esta mañana y creía que era mía, pero hace tiempo que no uso una recordadora, pareciera que ya no… ¡AUCH!
Soltó la pequeña esfera y observó con incredulidad un diminuto corte en su muñeca.
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
- ¡Esa cosa me picó!
- ¿Cómo que te picó?
- ¡Si! Sentí un pinchazo y mira ¡me sacó sangre!
- ¿Qué clase de recordadora es esa?
- No lo sé, pero te aseguro que no es….
Antes de terminar la frase, Neville puso los ojos en blanco y cayó hacia atrás. Casi inmediatamente empezó a temblar y en su rostro y brazos aparecieron pequeñas manchas rojas.
- ¡NEVILLE! ¡NEVILLE! ¿QUE TE PASA?
Ginny intentó contener las convulsiones, pero se dio cuenta que era imposible, así que se levantó rápidamente y entró a la sala común con el pánico reflejado en el rostro.
- ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡HARRY! ¡NEVILLE NECESITA AYUDA!
Al escuchar los gritos de la pelirroja, todos los que se encontraban allí salieron apresuradamente, empezando por Harry que incluso paso sobre algunos de sus compañeros para llegar antes y averiguar que sucedía. En el pasillo, Neville ya no temblaba, pero ahora estaba en posición fetal, quejándose lastimeramente. Harry y Ginny llegaron antes que los demás y se arrodillaron junto a él, pero no pudieron hacer mucho. Cada vez que intentaban tocar a su amigo, este se retorcía; era obvio que le dolía mucho. Justo en ese momento, aparecieron Ron y Hermione. Sus sonrisas se borraron en cuanto vieron al grupo reunido alrededor de un cuerpo caído y corrieron para averiguar lo que estaba sucediendo. Al llegar, Ron pateo la recordadora para alejarla de ellos mientras que a la castaña se le llenaban los ojos de lágrimas al darse cuenta de que se trataba de Neville, pero aun así no dejó que sus emociones la embargaran, debía ser práctica para resolver la situación.
- Tenemos que llevarlo a la enfermería, madame Pomfrey sabrá que hacer
- Pero Hermione – Parvati se retorcía las manos de la angustia – le duele si lo tocan ¿Cómo vamos a llevarlo hasta allá?
Ginny acercó el rostro hasta el joven y le habló con toda la dulzura que pudo.
- Neville, vas a tener que colaborar con nosotros. Sé que te duele, pero no puedes quedarte acá, es necesario que nos acompañes. Has el esfuerzo ¿Sí? Intenta levantarte.
Él quiso hacerlo, pero era obvio que no tenía fuerzas. Ron y Harry intentaron ayudarlo, pero Neville gritó tan fuerte en cuanto pusieron las manos en su espalda que prefirieron dejarlo.
- ¡Se qué hacer! – exclamó de repente Seamus y corrió hacia la sala común. Unos minutos después apareció cargando varias escobas, camisas, suéteres y algunas bufandas – mi papá me enseñó a improvisar una camilla.
Tardaron apenas unos momentos en tenerla lista y con mucho cuidado lograron que Neville rodara sobre si mismo para subirse al improvisado transporte. Él hizo un gran esfuerzo por no gritar esta vez, pero no pudo evitar que lagrimas de dolor rodaran por su rostro durante la maniobra. Una vez que todo estuvo listo; Ron, Harry, Dean y Seamus tomaron la camilla por los cuatro costados y se dirigieron a la enfermería. Previamente le habían pedido a los demás que se adelantaran para avisar a madame Pomfrey y al profesor Dumbledore. Antes de retirarse completamente, Lavender vio la recordadora en una esquina y se agachó a recogerla, pero Ginny la detuvo con un grito.
- ¡Detente! ¡No la toques!
- ¿Qué? ¿Por qué? Quería guardarla para cuando Neville regrese.
- No es de él, a decir verdad, esa cosa fue la que le hizo esto.
- ¿De que hablas? – Hermione se había acercado al escuchar el grito de Ginny – Las recordadoras no…
- Lo sé, pero Neville dijo que esa cosa lo había pinchado e inmediatamente después le dio ese… ataque y empezaron a salirle ronchas. Creo… creo que esta envenenada.
Lavender retrocedió al escuchar eso, con el rostro blanco del miedo.
- ¿Envenenada? Eso es algo que debemos decirle el profesor Dumbledore.
Cuidadosamente Hermione envolvió la pequeña esfera con su bufanda, evitando entrar en contacto directo con ella. Luego, las tres chicas corrieron para alcanzar a los demás. Cuando la comitiva iba a medio camino se encontraron con Madam Pomfrey quién había salido presurosa a su encuentro; en cuanto los vio aparecer hizo un pequeño movimiento de su varita, elevando la camilla en que iba Neville y liberando a sus portadores. Luego la llevo rápidamente, pero con mucho cuidado a la enfermería, mientras Ginny le comentaban lo que había sucedido. Al llegar, deposito a Neville en una cama y, con otro movimiento de varita, deshizo la improvisada camilla. Enseguida empezó a ir de aquí para allá, agregando cosas en un mortero
- ¡Por Merlín! ¿Quién podría hacer algo como eso? Este chico tiene una horrible reacción alérgica, será mejor que llamen al profesor Snape, el sabrá qué clase de veneno contiene ese espantoso artefacto (no le importaba transigir en su viejo rencor contra el mago oscuro; después de todo, lo más importante era atender a su paciente y nadie mejor que él podría ayudarla con eso). Mientras tanto, yo intentaré mitigarle el dolor.
- Ginny, ve tú y entrégale esto – Hermione le dio a la joven la recordadora, envuelta en la bufanda – Y dile los síntomas de Neville. Lavender, tu ve a buscar a la profesora McGonagall y cuéntale todo, mientras nosotros nos quedaremos esperando al profesor Dumbledore.
Con un gesto de asentimiento, las dos chicas salieron corriendo de la enfermería.
- Esto va a tardar jóvenes, incluso el señor Longbottom podría quedarse aquí toda la noche.
- No importa – Ron se acercó con decisión – esperaremos lo que sea necesario.
Sus compañeros asintieron y Madame Pomfrey les sonrió con cariño, no podía negar que todos eran buenos chicos, verdaderamente preocupados por su amigo.
- Esta bien, pero me temo que deberán esperar afuera. Tengo mucho que hacer y no quiero que nada me distraiga.
Los estudiantes salieron con desgano, pero no se alejaron demasiado de la puerta. Dean, Seamus y otros chicos hicieron un grupo para comentar lo sucedido, mientras Harry, Hermione y Ron hacían lo mismo por su lado.
- ¿Quién creen que lo haya hecho?
- ¿Quién más Herm? ¡Los de Slytherin!
- ¿De dónde sacas semejante idea?
- ¿Recuerdan el día del duelo? Zabini tenía una recordadora y, que me corten una oreja, si no es la misma que lastimó a Neville.
- ¿Estás seguro Ron? – Hermione parecía dudar – yo no recuerdo…
- Claro que lo estoy y también estoy seguro de que la usaron para herirlo. Les encanta abusar de los que consideran débiles y como Neville es uno de los objetivos favoritos de Snape, es lógico que los de su casa piensen que pueden hacer lo mismo.
- Pero de allí a envenenarlo….
- Yo si lo creo Hermione – Harry se veía muy molesto – todos saben que Neville tiene una, Ginny me dijo que la profesora Sprout creía que era de él y por eso se la envió con Luna. ¿Qué mejor manera de hacerle algo como esto? Dañarlo a través de sus amigos.
- Pero no estamos seguros y me parece algo demasiado maquiavélico, incluso para ellos. Además, no podemos acusar sin pruebas.
- ¡Pruebas! – Ron se dio un golpe en la frente – ¿Por qué no lo pensamos antes? ¿En dónde quedo esa cosa? La necesitamos para…
Antes de que el pelirrojo terminara de hablar, el acostumbrado grupo de estudiantes revoltosos de Slytherin, encabezado por Draco, apareció en el pasillo. Se ubicaron a unos pasos de distancia, intercambiando risitas entre ellos y dirigiendo miradas burlonas hacia los chicos de Gryffindor, quienes no parecieron amedrentarse ante su provocación. Luego de unos minutos llenos de tensión, Pansy hizo un gesto exagerado, como si se hubiera acordado de algo y expresó en voz alta:
- ¿A qué le teme un león?
- A un venenoso recuerdo – respondió Draco, en clara alusión a lo que le había pasado a Neville
Sus compañeros estallaron en carcajadas, lo que fue la gota que derramo el vaso para Harry. Sin darles tiempo a reaccionar, salvó rápidamente la distancia que los separaba y le dio un puñetazo al joven Malfoy, enviándolo al suelo directamente. Goyle quiso intervenir, pero ya tenía a Ron encima. Para evitar que Crabbe golpeara a su novio a traición, Hermione logró enviarle un "Petrificus Totalus", pero no pudo hacer más ya que Patsy la tomó del cabello violentamente. En cuestión de minutos la antesala de la enfermería se volvió una zona de guerra; fue un milagro que ninguno, aparte de la castaña, pensara en usar la varita así que se quitaron las ganas que se llevaban a base de golpes, patadas, mordidas y aruñones.
Tonks y Remus estaban compartiendo una taza de té en la sala de profesores mientras hablaban de algunos hechizos que podrían enseñarles a los alumnos. La lista era larga y veían los pro y contras de cada uno de ellos.
- ¿Qué te parece el Anapneo? – Tonks señaló uno con su varita – Podría ser útil en caso de un ataque.
- Me parece bien, aunque es algo perturbador que tengan que saber como despejar las vías respiratorias de alguien que se está ahogando.
- Míralo más bien como algo básico de primeros auxilios… así es como lo llaman los muggles ¿no?
- Creo que sí, tendría que preguntarle a Arthur para estar seguro. ¿Y qué me dices del Muffliato?
- Depende de a que grupo se lo enseñes. Estoy segura de que es parte del arsenal de los gemelos Weasley y no quiero pensar que pasaría si otros más traviesos pudieran aprenderlo.
- ¿Mas traviesos que ese par? No creo que haya nacido alguien capaz de superarlos.
Tonks sonrió ante este comentario. Iba a decir algo, pero de repente giro el rostro hacia la puerta
- ¿Escuchaste algo?
- Me temo que no.
Ella asintió y continúo leyendo la lista.
- ¿Esperas a alguien?
- No, por supuesto que no.
Remus no le creyó. Desde hacía días había notado que ella continuamente veía a su alrededor, como buscando a alguien. Y él sabía quién era ese alguien.
Luego del duelo, ni Tonks ni Severus habían vuelto a cruzar palabra. Ni siquiera se habían visto, por lo menos no frente a frente. Él lo sabía ya que no se había despegado de su amiga desde ese día. Si entraban en una habitación, el profesor de pociones salía, apenas si lograban ver un trozo de su capa al retirarse. En el gran comedor se sentaban en extremos opuestos y tenía la impresión de que esperaban a que uno se retirara para que el otro saliera, siempre en direcciones contrarias. Pareciera que él hubiera desaparecido de los pasillos en que era tan común encontrarlo, lo cual hacía feliz a casi todo el alumnado, ya que no les quitaba puntos de forma inmerecida al topárselos. Según los profesores y prefectos, ahora casi no salía de su aula y se limitaba a mantenerse en el área de las mazmorras, junto con los demás Slytherins.
Al principio Tonks no pareció darle importancia a esto, asegurándole que él había prometido no acercársele más para evitar cualquier confrontación y, también, para mantenerla a salvo en caso el señor oscuro volviera a poseerlo. Pero luego de una semana siguiendo esta rutina, Remus se dio cuenta que ella estaba inquieta. Nadie que no la conociera tan bien como él se daría cuenta ya que ante todos era la joven alegre de siempre. En el trabajo era muy profesional, comportándose de manera impecable: dando consejos, enseñando con dedicación y corrigiendo a los alumnos cuando era necesario. Pero a él no lo engañaba, veía cierta tristeza en su mirada. Incluso los colores que elegía para sus transformaciones no eran los mismos. El rosa chicle de su cabello había sido olvidado. últimamente se mantenía en la gama de los azules o el verde oscuro; y ni hablar de sus ojos, los cuales no habían abandonado el color gris desde hacía mucho. Le recordaba los días posteriores a la muerte de Sirius, cuando el duelo la embargaba.
Y, aun así, ella se negaba a aceptar que la estuviera pasando mal. Siempre que él intentaba hablar sobre eso su amiga lo esquivaba, hacía una broma o cambiaba de tema. Pero él sabía, cada vez que iban o venían estaba seguro de que ella buscaba a Severus, como si precisara verlo. Eso ciertamente lo desconcertaba; ellos habían tenido una especie de amistad extraña es cierto, pero no creía que fuera tan profunda como para que ella necesitara ese contacto. O por lo menos no lo creía hasta que vio lo que la separación parecía hacerles, o bueno, hacerle a ella ya que él seguía igual de imperturbable como siempre. Ni un gesto, ni una frase, nada. Si no supiera que estaba evitando a propósito el cruzarse con Tonks y que había decidido mantener distancia, ni siquiera hubiera notado que cambió sus rutinas. Aunque, tenía que reconocer que, dado que él siempre estaba con ella, Severus también lo evitaba. Si mucho, hacia una leve inclinación de cabeza al verlo, nada más; tan imperceptible que a veces se preguntaba si no se lo había imaginado. No es que antes hablaran mucho, pero la preparación de la poción matalobos los hacía tener un contacto seguido y suponía que existía cierto nivel de tolerancia. Pero ahora apenas si cruzaban palabra, incluso la última dosis ni siquiera se había dignado entregársela en persona sino se la había enviado con Dumbledore.
"¿Tanto te duele haberte separado de él? ¿Es que acaso sientes algo más que cercanía? ¿Por qué no me lo dices? ¿Crees que no lo entendería? Pero ¿es que acaso si lo entendería? Severus es lo más lejano que pueda existir a una persona que te merezca. Entiendo que se sienta atraído hacia ti, ¿Cómo no estarlo? Por como lo trataste, por la forma en que eras con él, es lógico que desarrollara sentimientos. ¿Románticos? bueno, ya estuvo casado y por lo que vi, le dolió mucho la muerte de Florence, así que eso demuestra que es capaz de amar. Y, a pesar de que eres la sobrina de Sirius, no creo que eso lo detuviera. No parece ser un hombre que se ponga a pensar cosas así cuando quiere algo, aunque no sé si te quiera a ti. ¿Te desea? Naaaa, es demasiado cuadrado para dejarse llevar por pasiones tan básicas. Pero estoy seguro de que siente algo y no me extrañaría si fuera profundo. Eso no me preocupa, al fin de cuentas es un hombre que puede lidiar perfectamente consigo mismo y si ha prometido mantenerse al margen de tu vida, va a cumplirlo, sin importar si le gustas o no. Pero tú ¿Qué sientes realmente por él?"
- ¿Has logrado elaborar un plan con probabilidades de éxito?
- ¿Perdón?
- Llevas 10 minutos viendo la lista sin decir nada, así que imagino que estabas maquinando como librarnos del señor tenebroso.
Remus sonrió ante la broma de su amiga, pero decidió que le daba un buen pie para intentar interrogarla nuevamente sobre la duda que tenía.
- Realmente estaba pensando en Severus.
Observó como Tonks enderezaba automáticamente la espalda, signo inequívoco que se ponía en guardia.
- ¿Qué hay con él?
- Cuando estudiábamos, era el único que sabía hechizos super complicados, incluso decían que inventó algunos.
- ¿En serio? – la chica no despegaba la mirada del pergamino, evitando ver a los ojos a Remus – suena lógico conociendo su inclinación hacia las artes oscuras.
- Me pregunto si podría ayudarnos con algunos de estos.
- Deberías consultarle, tal vez quiera colaborar contigo.
- ¿Solo conmigo? ¿acaso no lo extrañas?
- Remus… – lo observó con un gesto cansado – lo que sea que estés pensando…
- Quiero decir, que si no extrañas trabajar con él.
- Al principio si, obviamente; es uno de los mejores sino el mejor en su campo, pero ya no. Te tengo a ti – le sonrió con ternura – eres el mejor compañero que se pueda tener. Contigo no hay peleas ni mala sangre, todo es armonioso y podemos trabajar sin complicaciones. Conocemos los límites y nunca los traspasamos, así que no hay riesgo de que salgamos heridos o de que lastimemos a otros.
- No me refería a eso, mi duda es…
Tonks no lo dejó terminar, no quería que el intentara otra vez indagar en sus sentimientos.
- Con él todo era demasiado intenso y desgastante. Si seguíamos con lo del club de duelo o con las asesorías, íbamos a terminar matándonos. Casi lo hacemos, así que no, no extraño estar con él.
- Querrás decir, trabajar con él, no estar con él.
- Si bueno, lo que sea. Es lo mismo ¿no?
- Escucha – la tomo de las manos, intentando transmitirle confianza para que se abriera a él – sé que no estas bien desde hace tiempo, lo noto. Y en realidad quisiera saber si esa tristeza que andas cargando tiene algo que ver con…
- ¿Quieres más té?
Tonks se levantó con las tazas y, con mucha tranquilidad, empezó a verter el líquido en ellas. No parecía molesta, pero tampoco dispuesta a seguir con la conversación. Sin embargo, aprovechando que estaba de espaldas a Remus, decidió decir algo que lo tranquilizara, algo real pero que no era la principal causa de su estado de ánimo.
- La tristeza que tengo es porque descubrí que es muy fácil lastimar a la gente. Demasiado fácil. Yo iba por la vida con la certeza de estar haciendo lo correcto, ayudando a quienes podía, castigando a los malos. Pensaba que con eso y con la Orden podíamos lograr salvar al mundo mágico. Hay riesgo, claro está, pero estaba convencida de que vale la pena con tal de no permitir que ellos ganen. Pero ¿sabes? Hasta hace poco no tenía conciencia real de que existe una clase de maldad que no es tan fácil de detener, que es oscura y poderosa. Y que puede dañar sin motivos, solo por el gusto de hacerlo. Y me pongo a pensar ¿Cuántas personas más saldrán heridas o morirán hasta que logremos detener a quien-no-debe-ser-nombrado? ¿Cuánto más dolor, cuanta más injusticia, cuantos sueños rotos y familias destruidas? Y también pienso en…. en Snape (era mejor empezar a llamarlo igual que todos los demás, hasta que ya no doliera hacerlo). El se arriesga en cada misión, tiene que mantener tratos con ese bastardo y soportar una y otra vez el desprecio de la gente, la desconfianza, el odio. Pero aun así sigue, un día y otro; no sabemos por cuanto tiempo más.
- Todos nos arriesgamos de una y otra manera
- Lo sé y no es que minimice el esfuerzo general, pero me parece injusto. Ahora que experimenté en carne propia lo que quién-tu-sabes es capaz de hacerle a una persona, me parece increíble que él haya permanecido tanto tiempo jugando este doble papel. No diré que lo admiro, pero si que lo respeto un poco más. Y sí, estoy triste, pero no porque él no siga siendo mi compañero sino porque sé que en algún momento la suerte puede acabársele y todo habrá terminado.
Le sirvió la taza a su amigo y esbozo una leve sonrisa.
- Digamos que esta experiencia me hizo madurar un poco más. Ahora soy consciente de muchas cosas que antes no y…. creo que eso me tiene melancólica, pero nada más. Ahora toma tu té, no dejes que se enfríe, porque no te prepararé otro.
Remus asintió y no dijo nada más. Lo que le había dicho Tonks tenía mucho sentido y se recriminó internamente por sus dudas de antes. Ahora entendía porque ella había estado tan cabizbaja últimamente y porqué parecía estar pendiente de Severus; había caído en cuenta de cuál era su posible destino y. para alguien con un carácter tan justo como el de ella, quiera que no eso tenía que afectarla. Confiaba en que pronto se recuperaría y volvería a ser la de antes.
Por su parte, Tonks bebía su té y pensaba en que había aprendido bien a ocultar sus sentimientos. No es que le hubiera mentido a Remus, pero había logrado justificarse dándole solo algunas de las razones que la tenían tan pensativa.
"Me preocupa tu destino desde hace mucho, casi diría que desde que dormí con tu túnica, o incluso antes. Pero debo ser honesta conmigo misma, no es eso lo que me provoca esta opresión en el pecho. Sé que no puedo ser correspondida en mis sentimientos, ese desasosiego ya lo superé, pero el estar al tanto de que ni siquiera puedo estar cerca de ti como amiga me mata. Verte pasar a lo lejos, saber que me evitas, que te apartas, que huyes de mí como de la peste. Porque estoy consciente de tus movimientos, me doy cuenta, no soy tonta. Es tu manera de protegerme y agradezco el que lo hagas, pero me duele que todo haya terminado de esta manera. Llegué a creer que podríamos estar cerca de alguna manera cordial, pero ahora eso ya no es posible. Todo por culpa de nuestra incapacidad de superar nuestras diferencias. Incluso si ese maldito… Voldemort no hubiera intervenido, dudo mucho que hubiéramos podido salir de ese duelo sin consecuencias. Traspasamos una línea y no hay vuelta atrás. Ahora solo nos queda ignorarnos en la medida de lo posible e intentar no cruzar nuestros caminos. Tú lo estás haciendo maravillosamente; a veces tengo la impresión de que, si me giro, veré tus ojos sobre mí pero lo único que observo es tu sombra alejándose. Y trato de no seguirte, de no esperarte… de no anhelarte, pero me esta costando y mucho. Leila tiene razón, el amor puede atraparte o golpearte y a mí me está dando una paliza. No se parece en nada a lo que sentí antes con esos chicos con lo que salí. En serio creía que había amado, pero es obvio que estaba muy equivocada. Voy a superar esto, lo sé... solo que esta tomando demasiado tiempo. Que estemos los dos en Hogwarts no me ayuda en nada. ¿Habrá alguna manera de acelerar el proceso?"
- En tu listado ¿hay algún hechizo que sirva para curar un corazón roto?
- ¿Qué?
- O que apresure todo el lío del sufrimiento y esas cosas.
- ¿Por qué me preguntas eso? ¿Acaso tu…?
- Pensaba en Snape. Luego de tantos años, sigue aferrado a su esposa.
- Bueno, no creo que exista alguno. Manejar el corazón humano es muy peligroso, por su naturaleza inconstante. Y las pociones tampoco sirven. El amore, por ejemplo, te permite despertar el deseo y sus efectos son bastantes duraderos, pero al final desaparece… con consecuencias lamentables. Y los filtros amorosos son un peligro. Pero dudo que exista algo en el mundo mágico para calmar el dolor de una pérdida.
- Creo que por eso los muggles van a esa cosa llamada "terapia". Hermione me comentaba el otro día…
Un sonido lejano llamó la atención de Tonks, quién tardo unos segundos en identificarlo, pero una vez que lo hizo se levantó de un salto y salió corriendo, seguida por Remus. En algún lugar cercano se estaba desarrollando una batalla campal.
Harry estaba a punto de darle otro puñetazo a Draco (a quién la nariz ya le sangraba) cuando escuchó un grito de ¡Lumus Máxima! seguido de una potente luz que provocó el que todos entrecerraran los ojos. Luego ¡Accio Varitas! y por último un suave "Levicorpus" con el que sintió que era elevado en el aire, como si alguien lo hubiera sujetado de un tobillo.
- ¡POR MERLIN! ¿Qué paso aquí?
Tonks observaba con incredulidad el lamentable estado en el que se encontraban los alumnos. Mientras ella se encargaba de los muchachos, Remus por su lado – con varias varitas en su bolsillo – examinaba si alguna de las chicas estaba herida; pero aparte del pelo hecho un desastre, la ropa rota y alguno que otro golpe menor, no parecían estar gravemente lastimadas.
- ¡Ellos empezaron! – Gritó Ron desde lo alto – ¡Envenenaron a Neville! – Agregó Harry.
- ¡Fueron ustedes los que nos atacaron! – respondió Pansy mientras trataba de no llorar. De las chicas, era la que parecía haberse llevado la peor parte – se comportaron como salvajes.
- ¡Tú nos provocaste! – Hermione estaba tan enojada que ni siquiera notaba que tenía el labio partido – Solo les dimos lo que se merecían.
- Si no hubieras lanzado ese hechizo para que Crabbe no tocara a tu estúpido novio, ni siquiera habría habido pelea – Goyle se retorcía en el aire, girando como una peonza – no habrían tenido oportunidad contra nosotros.
- ¡Claro! Como ustedes no son capaces de pelear sin usar trucos sucios – Parvati se alisaba el cabello mientras cerraba su suéter, para ocultar la blusa rasgada – es seguro que nos hubieran lanzado alguna maldición a traición.
- ¡A golpe limpio, si señor! – A pesar de estar colgando de cabeza, Dean parecía tener aún muchas ganas de seguir peleando – mi abuelo siempre dijo que así es como se resuelven los problemas. Nada de magia, ni de trucos. Esta es la mejor manera.
- ¿De qué están hablando? – Tonks decidió no liberar a los chicos hasta que hubiera sacado algo en claro de todo este desbarajuste –¿Qué es eso de que Neville fue envenenado?
Una nueva andanada de gritos, recriminaciones y explicaciones ininteligibles les demostraron a ella y a Remus que no estaban llegando a nada.
- Remus, por favor entra a la enfermería y averigua que pasa con Neville. Llévate a las chicas para que las atiendan. Yo me iré con esta tropa al despacho del profesor Dumbledore, seguro que allí se aclara este embrollo.
Con cuidado bajo primero a los Gryffindor y luego a los Slytherin, procurando mantenerlos separados. No confiaba en las miradas asesinas que estaban intercambiando, especialmente Harry y Draco, por lo que los amenazó a todos con un hechizo Tarantallegra para hacer más divertido el camino. La seriedad con que lo dijo hizo que todos la creyeran capaz de hacerlo, así que no pusieron más objeción y se dirigieron a su destino. Antes de partir, la joven liberó a Crabble e hizo que se uniera al grupo. En el camino, los estudiantes de Gryffindor la pusieron al tanto de lo que había pasado con su amigo, pero en un tono de voz lo suficientemente bajo para que los Slytherin (que iban adelante) no los escucharan. Tonks estaba preocupada, un envenenamiento provocado era algo muy grave. No era una simple broma, sino un acto realizado con el objetivo de dañar.
Una vez en el despacho del director, éste escucho atentamente los argumentos – expresados de forma atropellada y con muchas interrupciones – de los dos bandos. Los chicos de rojo tenían una base sólida para sospechar, pero los verdes estaban en lo correcto al decir que no había pruebas concluyentes, solo una sospecha.
- ¿Y quién más podría hacer algo tan bajo? – a Ron le pulsaba una vena en el cuello por el enojo que sentía – todos sabemos que ustedes consideran el sufrimiento ajeno una diversión.
- ¡Cierra la bocota Wesley! – Tonks había contenido la hemorragia nasal de Draco, pero esto había provocado que hablara con un divertido sonsonete – ¿Qué culpa tenemos nosotros de lo que le ocurra al inútil de Longbottom?
- ¡Eres un…! – Harry quiso alcanzar a Draco, pero la metamorfomaga se interpuso a tiempo – ¡Deja que le enseñe a respetar!
- ¡Quietos ustedes dos! – la joven hacia esfuerzos por mantenerlos separados ya que no quería que continuaran con los golpes – ¡Así no resolvemos nada!
- Además, la recordadora era de Zabini – puntualizó Dean – ¿No les parece que es mucha coincidencia que sea precisamente un Slytherin quién tenga una y que haya sido esa la que usaron para dañarlo? ¿No es eso prueba suficiente?
- ¿Y ustedes como saben que él tiene una? ¿Acaso la han visto como para asegurar que sea la misma?
Ron titubeo ante la pregunta de Goyle. No podía mencionar que se había enterado de que la tenía durante el duelo entre Snape y Tonks y tampoco asegurar que fuera la misma que envenenó a Neville.
- Se le cayó una tarde, en el club de duelo – respondió Harry – y que sepamos es el único que tiene una, aparte de Neville.
Ron miró a su amigo, agradeciendo su intervención.
- Si no tienen nada que ver ¿cómo es que aparecieron tan pronto en la enfermería? – los Griffindor asintieron ante la pregunta de Seamus – Apenas si habíamos dejado a Neville con Madame Promfrey cuando ustedes llegaron.
Los Slytherin se miraron con cierta incomodidad. Goyle empujo levemente a Crabble para que hablara.
- Pansy vio pasar corriendo a Lavender y le pregunto que pasaba. Ella le dijo que Longbottom había sido envenenado y que lo llevaban a la enfermería.
- Y ustedes no aguantaron las ganas de ir a burlarse – Tonks los veía con enojo – porque no creo que su intención al ir allí fuera otra que molestar.
- Me parece a mí, jóvenes – Dumbledore los observó a todos con un gesto grave – que aún no hemos puesto en claro qué o quién provoco este lamentable incidente.
Los alumnos empezaban una vez más a discutir cuando se escucharon unos golpes en la puerta, Dumbledore observó como Tonks usaba su fuerza de voluntad para no girarse junto con los demás, ya que sabía de quién se trataba. Luego de un "Adelante" del director, el profesor de pociones entró silenciosamente.
- ¡Ah, Severus! Gracias por acompañarnos. Imagino que ya te enteraste del asunto que estamos tratando
- La señorita Weasley tuvo la cortesía de buscarme y contarme lo sucedido.
- ¿Has ido a la enfermería?
- Si. Hablé con Madame Pomfrey. Ella ya le había dado al señor Longbottom unas gotas de láudano para calmar el dolor, por lo que pude revisarlo sin mayores inconvenientes. Tal como ella sospechaba, se trata de una muy grave reacción alérgica al extracto purificado del pus de Bubotubérculo. Le di algunas indicaciones y le pedí que hablara con la señora Sprout para que destilen agua de rosas y miel. Ella conoce la receta y podrá prepararla mucho más rápido que yo. Con eso, el problema estará resuelto y el joven podrá dejar la enfermería dentro de un par de días. Lupin….
- ¿El problema estará resuelto? – Harry estaba francamente indignado – ¿Cómo puede decir eso? ¿Y el castigo para los culpables? ¿Es que va a ignorarlo por tratase de miembros de su casa?
- Harry – Tonks lo tomó suavemente del hombro – no te exaltes. Vamos a resolver esto, créeme. Pero debes dejar que Sev… que el profesor Snape termine de hablar.
Todos los presentes se dieron cuenta que ella había estado a punto de llamarlo por su nombre pero nadie, a excepción de Draco (quién le dirigió una mirada interrogante al jefe de los Slytherin), hizo ademán de haberlo notado.
- … se quedó para ayudar en lo que fuera necesario – Snape continúo como si no hubiera sido interrumpido – y la profesora McGonagall decidió encargarse personalmente de las señoritas Granger, Patil y Parkinson. Ambos escucharon la explicación sobre el tema de la recordadora y no tuvieron inconveniente en que viniera acá para exponerle los hechos señor director, además de que acordaron hablar con Madame Pomfrey y la profesora Sprout para evitar malos entendidos. De igual manera decidieron que las señoritas Wesley y Brown se quedaran con el grupo para escuchar lo correspondiente y que no hubiera riesgo de…. comentarios fuera de lugar recorriendo los pasillos.
- Muchas gracias por el resumen Severus. Y ahora, si fueras tan amable, me gustaría saber qué fue lo que paso realmente, – levantó la mano para acallar el nuevo alboroto que se estaba armando – TODOS escucharemos detenidamente lo que tienes que decir.
Snape se adelantó un par de pasos y sacó la recordadora del bolsillo de su túnica, ofreciéndosela a Dumbledore. Él la tomó con cuidado, a pesar de las advertencias de los alumnos de Gryffindor de que no la tocara. La observó con detenimiento, pero no vio nada raro en ella así que la depositó en el escritorio.
- Esta esfera es propiedad del joven Zabini, - ¡Se los dije! Exclamó Ron triunfante, pero Seamus le dio un codazo para que se callara – le fue entregada por su tutor cuando vino a Hogwarts por primera vez. A simple vista no parece diferenciarse de otra cualquiera, pero fue modificada para que descargue una pequeñísima dosis de pus de Bubotubérculo cuando se sostiene por más de 10 segundos.
- ¿De verdad? – Tonks se acercó y observó de cerca la pequeña bola de cristal – ¿Y por qué hace eso?
- Al parecer el muchacho tendía a ser un poco disperso en las tareas que se le asignaban así que McMilan, su tutor, decidió que esta era una manera de mantenerlo alerta.
- ¿Habla en serio? – la joven se giró hacia Snape con incredulidad – ¿El tutor decidió que inyectarle veneno a un niño era una forma apropiada de educarlo?
- McMilan fue a Durmstrang, no ve nada malo en sus métodos de crianza. Además, no es la primera vez que utiliza algo como esto con el chico; con los años Zabini ha desarrollado una inmunidad natural a casi todos los venenos. Se supone que el pinchazo solo debe producirle urticaria, pero en el caso del joven Longbottom el resultado fue mucho más grave ya que la versión que esto aplica es altamente refinada.
- ¿Y usted, sabiéndolo, no hizo nada para prevenirlo? Cualquier estudiante que la encontrara pudo resultar herido, incluso… ¡Por Merlín! No quiero ni imaginarme lo que podría haber pasado si Ginny no hubiera estado con Neville, o si Luna no se la entrega y se hubiera quedara con ella.
- Señorita, aunque le parezca increíble, no he llegado al punto de poner conscientemente al alumnado en riesgo de muerte – una mirada de Dumbledore a los estudiantes cortó cualquier comentario inapropiado – no tenía conocimiento de esto hasta hace unos momentos, cuando la señorita Wesley llego conmigo y me explicó la situación. En ese instante llamé a Zabini y él me comentó las particularidades de su recordadora. Porque si, yo sabía que él tenía una y la reconocí inmediatamente, pero no sabía que había sido modificada de esa manera.
Tonks no dijo nada, pero internamente sintió un destello de alegría. Aunque el cruce de palabras entre ellos no había sido cordial, había existido, lo cual ya era un avance. Podría significar que, en algún momento no tan lejano, volvieran a tener un trato exento de culpa (aunque no de recriminaciones, pero eso era manejable).
- ¡Ven! – grito el joven rubio – no tuvimos nada que ver. Pero este grupo de…. de…. lo que sea – tuvo el buen tino de no decir nada que lo perjudicara, ahora que se sentía reivindicado – nos atacó sin razón. ¡Exigimos una disculpa!
- Draco, entendemos que lo que sucedió fue una inmensa confusión, provocada por la angustia del momento y cierto… comportamiento de su grupo que, no está de más decirlo, no tenían nada que hacer en la enfermería.
- ¡Pero señor director!
- Ustedes fueron a reírse de lo que le paso a Neville
- ¡Callate Potter! Lo tenía bien merecido por tomar cosas que no le pertenecen.
- ¡Silencio los dos! – Tonks no soportaba la desagradable arrogancia de Malfoy – si tú y tus amigos no hubieran ido a donde nadie los llamaba, esto podría haberse evitado. Pero como siempre, te gusta burlarte y luego te quejas de las consecuencias. Habrá un castigo para todos, a ellos por su irreflexión y a ustedes por su imprudencia.
- ¿Quién te crees tú para hablar de castigos? No tienes ningún derecho, no eres jefa de ninguna casa, no eres más que una ex auror venida a menos.
Snape lo tomó violentamente del brazo, encarándose con él. Luego le habló en un tono de voz tan bajo que parecía susurrar, lo cual demostraba lo enojado que estaba.
- ¡Cállate Draco! Ya suficientes problemas me has creado por actuar sin pensar, así que te recomiendo que no abras más la boca si no quieres terminar limpiando todos los calderos del castillo ¡y sin magia!
Luego lo soltó y envió una mirada asesina al resto de estudiantes, con lo que ninguno dijo nada más.
- Yo me encargaré del castigo para los alumnos de mi casa, sugiero que la profesora McGonagall se encargue de los de ella.
- Me parece bien Severus, pero me temo que aparte de eso deben tener uno en común. Así que le restaré 100 puntos a cada casa.
Nuevamente gritos de protesta entre los que se destacaba, por encima de todos, los de Ron.
- ¡No es justo! Neville sufre un ataque y encima nos restan puntos.
- Considérese afortunado señor Weasley. Por lo menos no decidimos llamar a sus padres para notificar la pelea.
Ron hizo un gesto de alarma ante este comentario del profesor de pociones.
- Si mi madre se enterara, creo que el que terminaría en la enfermería seria yo.
Varios de los presentes rieron, mientras Draco murmuró por lo bajo. Sin embargo, Snape estaba tan cerca de él que logró escucharlo.
- No te preocupes Weasley, dentro de poco toda tu sucia familia terminará en San Mungo. Pronto, el rojo teñirá algo más que tu cabello.
Snape no hizo ningún gesto, pero cruzo una rápida mirada con Dumbledore, quién entendió que algo había pasado. A pesar de eso, continúo como si no se hubiera enterado de nada.
- Muy bien entonces, considero que con esto queda solucionado este asunto tan hormonal.
- Eh… Profesor – Tonks lo miró de solsayo – ¿Neville sufrirá alguna secuela debido a la reacción?
- Ninguna – el mago oscuro pareció interesarse en una inexistente mota de polvo en su túnica – Yo diría que ahora tendrá una mejor resistencia al pus, ya que un efecto secundario del veneno es crear mayores defensas en el que lo sufre.
- ¡Fantástico! – Dumbledore cruzo los manos sobre su pecho – me parece que todo aquí a terminado, así que los exhorto a ir a sus habitaciones. Tonks por favor acompaña a Harry y sus amigos, asegúrate que no se desvíen de su camino y no se preocupen, iré a ver personalmente como sigue su compañero. Le comentaré a Minerva lo que se decidió y ella hablará con ustedes más tarde. Severus, haz el favor de destruir la recordadora; yo le enviaré un mensaje a McMilan para comentarle las varias reglas que quebrantó con su invención y las consecuencias que puede sufrir si cualquiera de sus "métodos" repercute en el bienestar de algún alumno, incluyendo a su protegido.
Snape hizo un gesto de asentimiento y salió con sus estudiantes. Esperó a que estuvieran cerca de las mazmorras para tomar a Draco del cuello y apartarlo del grupo.
- Quiero que me aclares en este instante qué significa lo que dijiste en el despacho del director.
- No sé de qué está hablando.
El mago aplicó un poco más de fuerza al joven, lo suficiente para que este hiciera una mueca de dolor.
- ¡Suélteme! – con dificultad Draco logró zafarse y tomo distancia del profesor – usted debería saberlo mejor que yo, ya que es tan cercano al maestro.
- Si lo soy y precisamente por eso me parece sorprendente que tú sepas algo, – tenía que fingir para averiguar qué pasaba – no es un tema del que deberías estar enterado, ya que no se había decidido nada al respecto.
- Pero el maestro cree que ya es hora de que la gente comprenda lo que les sucede a quienes lo desafían; mi padre me dijo que, como son tan cercanos a Dumbledore, el impacto será mayor.
- Tú padre debería tener cuidado sobre lo que hace de tu conocimiento. Hay cosas que no debería compartir contigo, no eres parte de nosotros,
- Pero lo seré.
Snape lo vio durante un largo minuto. Tuvo una punzada de remordimiento al verse reflejado en el joven Malfoy, reconoció el mismo entusiasmo que alguna vez tuviera, cuando creía en el discurso de Voldemort.
- Retírate, más tarde hablare con ustedes. No creas que se van a librar tan fácilmente del castigo.
- No hablará en serio…. ¡Pero si solo nos defendimos!
- No será por eso, sino por haber perdido. Diles a tus compañeros que tiene prohibido bajar al gran comedor y no piensen que la cena les será servida aquí. Tal vez con hambre puedan reflexionar sobre lo estúpido de su comportamiento ¡y eso la incluye a usted señorita Parkinson!
La joven acababa de aparecer, con los ojos llorosos y los puños apretados.
- ¡Pero la profesora McGonagall me acaba de…!
- No me importa lo que haya hecho o dicho ella, usted es miembro de esta casa y obedecerá lo que yo decida. Ahora retírense los dos, no quiero volver a verlos hasta mañana.
El mago entró al establecimiento intentando pasar desapercibido. No es que en ese lúgubre bar alguien reparara en un hombre como él; después de todo, aquellos que acudían a la taberna "Cabeza de Puerco" eran los que no querían ser reconocidos. Y la mejor manera de hacer eso era no fijarse en nada alrededor, ocupándose únicamente de sus propios asuntos. Luego de una rápida mirada, localizó a quién lo había citado, apresurándose a sentarse frente a él.
- ¿No podíamos habernos visto en tu casa? Este lugar es un asco.
- ¿Desde cuando eres tan quisquilloso Nyman? Que yo recuerde, este es el tipo de lugar en el que te encantaba hacer tus negocios.
- Eso era antes, ahora soy un mago respetado. No me conviene que me vean aquí… y con cierta compañía.
La risa grave y casi gutural lo sorprendió primero y le dio escalofríos después. No mucha gente había escuchado ese sonido proveniente de Severus Snape. Y estaba seguro de que ninguno que lo hubiera hecho lo habría olvidado.
- Que... ¿Qué te parece tan gracioso?
- Eres un mortífago Nyman, los escrúpulos no son parte del equipaje.
- Shhhhhhh, Callate ¡por Merlín! Si alguien te escuchara….
- Podría levantarme, gritarlo y aún así nadie se inmutaría. Además, es más que conocida tu afiliación a la causa, deja de actuar como un niño asustadizo. Cuando estas celebrando las victorias o cuando el maestro se digna dirigirte la palabra, te pavoneas orgulloso; pero si debes enfrentar el escrutinio público, buscas donde esconderte. Este camino no es para cobardes Nyman, ya deberías saberlo.
- ¡No te permito…!
- Deja el drama. No te cite aquí para discutir, sino para que me pongas al día con lo que ha sucedido últimamente.
- ¿A qué te refieres?
- Me refiero a que conozco demasiado bien la inclinación que tienes con Ottmar a intentar misiones casi suicidas y luego venir a lloriquear conmigo para que les salve el pellejo. Ustedes han estado muy quietos desde hace mucho tiempo, empiezo a sospechar que están planeando alguna nueva estupidez.
- Te equivocas, Ottmar y yo no hemos hecho nada. El señor oscuro no estuvo muy contento con lo último que intentamos, así que decidimos no apartarnos de sus deseos.
- Les avisé que ese ataque les traería consecuencias, pero no quisieron creerme. Me sorprendió que se conformara con lanzarles unas cuantas maldiciones y no despellejarlos vivos.
- Ni lo menciones, creí que no saldríamos con vida.
- Exageras, ese día estaba de buen humor. En otras circunstancias habría usado el "Avada" sin pensarlo demasiado, pero mal que bien necesita lacayos, así que no puede prescindir de aquellos que no están a la altura.
- Snape…
- Dejémonos de tonterías Nyman, realmente no creo que ustedes dos hayan aprendido la lección. Los conozco demasiado bien, es mejor que me digas que se traen entre manos.
- ¿Para qué? ¿Acaso esta vez nos ayudarías?
"Caíste. Eres tan predecible como siempre"
- Quién sabe. Quizás si el plan no me parezca tan descabellado, decida participar.
- No creo que te guste. Involucra a unos "amigos" tuyos.
- ¿Amigos míos? Vaya, ahora estoy francamente intrigado.
Nyman no dijo nada más y Snape no lo presionó. Tomo lentamente la bebida que tenia frente a él, sin despegar la mirada de su interlocutor. Lo conocía demasiado bien como para saber que no soportaría demasiado tiempo este juego. Al fin, el mago se inclinó y miró a todas partes, antes de hablar de nuevo.
- Se trata de una familia numerosa, aliados incondicionales de… del tipo que te paga. La cuñada de nuestro amigo rubio opina que esa casa que tienen es una ofensa para quienquiera que la vea, así que ha convencido al señor oscuro que sería maravilloso el hacerla desaparecer con una llamarada impresionante. Y, si en el proceso alguno de los miembros queda atrapado, no sería una gran pérdida para nadie. Sería incluso mejor, ya que daría un golpe de efecto para reforzar nuestra misión de libera al mundo mágico de traidores a la sangre.
Snape sintió que un escalofrío lo recorría. Así que Bellatrix estaba planeando quemar La Madriguera… con los Weasley adentro.
- No suena mal. Incluso podría decir que es factible. Aunque me sorprende que el maestro este de acuerdo y que les haya confiado la misión a ustedes dos.
- A nosotros tres, querrás decir. La señora nos acompañará.
- Tiene sentido; si algo falla, ella podrá usarlos de chivos expiatorios.
- ¿De qué hablas?
- La señora, como tú la llamas, no es tonta. Sabe que hay un gran riesgo, todos los integrantes son magos calificados. Quizá lograran encender el fuego, pero difícilmente quemarían el lugar; y menos aún atraparlos dentro. Para lograr eso tendrían que pelear y no saben contra cuantos se enfrentarán o si ellos lograrían pedir ayuda. Hay demasiadas cosas que podrían salir mal. El riesgo es muy alto, así que las probabilidades de éxito son mínimas. Viéndolo de esa manera, hasta podría pensarse que lo que ella está buscando es deshacerse de ustedes y no de la familia.
Nyman lo miró asombrado, no le había pasado por la mente esa probabilidad. Snape sonrió para sus adentros, si algo había aprendido a lo largo de todos estos años era que la mejor arma contra los mortífagos era la sospecha constante. Nadie confiaba en nadie, el miedo a la traición y a Voldemort los dominaba.
- Pero entonces… ¿Qué sugieres? La misión ya esta decidida, no podemos retractarnos.
- En ese caso, no les queda otra que cumplirla.
- ¿Nada más? Quiero decir… Podrías acompañarnos.
- Sería arriesgarme demasiado, tú mismo lo dijiste, ellos son mis "amigos". Si alguno llegara a verme, me quedaría muy difícil explicar la situación al director.
- Por Merlin Snape, me acabas de decir que esto podría ser una sentencia de muerte y aún así te niegas a ayudarnos. Nos conocemos desde el colegio, somos compañeros de armas. Nuestra suerte debería importarte siquiera algo.
- Yo no los metí en esto, fue su propia decisión. Cada quién se labra su camino y debe asumir las consecuencias.
Se levantó, dejando un par de monedas en la mesa. Aunque aún no sabía cómo proceder, no quiso perder la posibilidad que se le presentaba. Inclinándose hacia Nyman, le dio una leve esperanza.
- Déjame pensarlo, tal vez me decida o encuentre una solución al problema en el que se han metido. No te prometo nada.
Luego de esto, salió silenciosamente. Nyman no sé movió, luego de un par de minutos, frente a él se sentó Ottmar.
- ¿Tu que crees? – le preguntó con cierta angustia – ¿Nos acompañará? ¿Estará dispuesto a ayudarnos?
- Con él nunca se sabe, tiene su propia agenda. Pero el maestro ordeno que, sin importar lo que dijera, lo dejáramos irse ya que no hay nada en su corazón que pueda ocultarle.
- ¿Eso que significa?
- No lo sé, pero me parece que quién tendrá que enfrentarse a las consecuencias de sus actos será él, no nosotros.
- ¿Piensas que lo harán?
- Si Bellatrix esta involucrada, estoy seguro. No hay nada que ese par pueda hacer para evitarlo, esa mujer ama la destrucción y la muerte.
- Tenemos que avisarles, trazan un plan. ¿Sabes cuándo sucederá?
- Lo desconozco, pero no creo tener un gran margen de operación. Seguramente Nyman me avisará con un par de horas de antelación, si mucho. Después de lo que le dije, no querrá ir sin respaldo.
Un par de golpes en la puerta los interrumpieron momentáneamente.
- Adelante muchachos, gracias por venir tan pronto.
- ¿Sucedió algo? – Remus estaba preocupado por la llamada tan intempestiva del director – vinimos en cuanto nos dieron el mensaje.
- Me temo que sí. Severus a sido informado que se prepara un ataque contra la familia Weasley.
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? O sea ¿Por qué?
- Su tía, señorita Tonks, ha decidido que La Madriguera la ofende. Y que destruirla, junto con sus ocupantes, seria una magnifica forma de demostrar de lo que son capaces los seguidores del señor oscuro contra aquellos que se le oponen.
- ¡Esa maldita!
- ¡Tonks!
- Déjala Lupin – Snape no pudo reprimir una mínima sonrisa, aunque seguía evitando ver directamente a la joven – creo que ese es su nombre oficial.
Tonks rio ante este comentario y Remus se sorprendió. No sabía que Severus era capaz de hacer bromas.
- ¿Y qué haremos? ¿Cuál es el plan?
- De momento no tenemos uno. Por eso los llamé, necesitamos encontrar la forma de protegerlos sin que eso descubra a Severus. No puede parecer que sabíamos con antelación lo del ataque el cual, por cierto, ignoramos cuando sucederá. Pero tenemos que estar preparados.
- Podríamos ubicarlos en un nuevo lugar, temporalmente – Tonks se sentó al lado de Snape quién no hizo ningún ademán por moverse. Aunque, pareció ponerse más rígido, si es que acaso eso era posible – al final son Molly, Arthur y los gemelos. Creo que cualquiera de la orden puede darles alojamiento por unos días. Incluso mi casa… aunque cuatro personas sobrepasan su capacidad, pero creo que podrían acomodarse.
- ¿Cual seria la excusa? – Remus puso una mano en el hombro de la joven, algo que el mago oscuro notó claramente así que mejor se levantó, colocándose en su acostumbrado lugar frente a la chimenea – ya el profesor Dumbledore lo dijo, no podemos hacer nada que demuestre lo que sabemos. Y, si planean destruir La Madriguera, no serían unos días solamente los que ellos se quedarían sin hogar.
- Severus, tal vez…
- No profesor, el castillo esta fuera de discusión.
- Es una situación de emergencia.
- He dicho que no Lupin, es más peligroso para ellos quedarse allí que en su casa. Por una vez en tu vida, créeme.
- El único lugar disponible y el más seguro sería la casa de Sirius, pero desde su… muerte, está cerrada. Luego que los Black impugnaron el testamento, nadie ha podido entrar.
- No entiendo para que quieren ese lugar Tonks, en serio. Tienen demasiado y aun así pelean.
- No es por lo que vale Lupin, es porque Bellatrix no quiere que quede en manos de Potter. Sabemos que al final el tribunal fallará favor del muchacho, pero han logrado retrasar todo solo para molestar. Lucius todavía tiene alguna influencia con ciertos magos burocráticos, así que esta tirando hasta del último hilo para complacer a su cuñada.
- ¿Y si usamos un hechizo de sangre? Según leímos el otro día con Remus, un hechizo de esos puede dar control sobre los bienes de un mago.
- No es mala idea Tonks – el director reflexionó sobre la sugerencia – pero necesitaríamos la sangre de los familiares directos en la misma línea de sucesión: Bellatrix, Narcisa y Andrómeda.
- La de mi madre no es ningún problema.
- La de Narcisa tampoco – el maestro de pociones se giró extrañado hacia Remus – cuando eran niños, Sirius la convenció de hacer un hechizo inquebrantable y le dijo que necesitaba su sangre para realizarlo. Realmente lo que quería era jugarle una broma, pero ella se lo tomo en serio y le dio una botellita llena. Él la guardó como muestra de lo tonta que era su prima.
- Típico de él, burlarse de los demás para hacerlo ver como el más ingenioso.
- ¿Y que paso con esa botella? – Tonks desvió la conversación antes de que hubiera problemas - ¿Acaso la tienes tú?
- Curiosamente sí. Sirius la dejó entre mis cosas, hace mucho tiempo, no recuerdo por qué. Y yo nunca me deshice de ella, tampoco se por qué. Así que la tengo en mi maleta. Tal vez porque es un recuerdo de él.
- Muy conmovedor Lupin pero ¿estás seguro que es de ella? Si mezclamos algo que no es, el resultado puede ser desastroso.
- Claro que lo estoy. Sirius me lo dijo, no tenía por qué mentirme.
- Si tú lo dices.
- Nos faltaría la de Bellatrix – Dumbledore no quería que entre los dos profesores empezara una discusión – y me parece que esa sería la más difícil de conseguir.
- Podríamos…
El mago oscuro no logró terminar la oración. Con un gesto de dolor se tomó el antebrazo; acercándose a Dumbledore se subió la manga y le mostró como su marca brillaba.
- Debo irme.
- ¿Crees que te necesite para esta misión?
- No lo sé. Intentaré comunicarme en cuanto lo sepa, pero…
- Lo entiendo. Ten cuidado.
Snape se giró y le dirigió una fugaz mirada a Tonks, quién le devolvió una cargada de tristeza.
- Severus…
- Lo sé, intentaré conseguir la sangre de Bellatrix. Aunque ella es más propensa a derramar la ajena que a regalar la propia.
Sin más, salió del aula y la metamorfomaga tuvo que hacer un gran esfuerzo por no dejar que sus acompañantes vieran los sentimientos que la embargaban.
- Remus, por favor ve a buscar a Minerva. Seguramente está terminando sus clases y necesito hablar con ella; se me acaba de ocurrir un posible plan de acción en caso de que tengamos que evacuar a los Weasley de emergencia.
El licántropo asintió y salió inmediatamente. Dumbledore se acercó a Tonks y, sentándose a la par, tomó sus manos gentilmente.
- Sé que estas preocupada, no digas nada, lo sé. Y tienes razones para estarlo, cada vez que Severus va a una misión corre el riesgo de no volver. No esta tan loco para como exponerse temerariamente, pero seguir con vida no depende de él en esas circunstancias. Por mucha astucia que tenga o las artimañas que use, todo es cuestión de si Tom decide que aún le es útil. El mundo en el que vive es altamente peligroso y nada garantiza que salga ileso.
- ¿Entonces por qué lo hace?
- Sus razones no puedo explicártelas, pero si puedo decirte que son muy poderosas y lo impulsan a seguir adelante.
- Le comenté a Remus hace poco que me parecía injusto que nadie más que nosotros sepamos lo que realmente hace, que su suerte no es eterna. Un día las cosas podrían salir mal y no lo volveremos a ver.
- Lo sé, y a mi también me preocupa eso. Mucho. A veces creo que Severus se ha trazado un camino sin pensar en el futuro o, mejor dicho, sin pensar en que podría tener un futuro.
- ¿A qué se refiere?
- Severus no cree que saldrá vivo de esta. No me refiero a la misión de ahora, sino a su objetivo de destruir a Tom y sus mortífagos. En algún momento el morirá, con el convencimiento de que hizo todo lo posible para lograr lo que se proponía, ya que no tiene ningún motivo para desear seguir con vida.
- ¡Pero eso es horrible! ¿Cómo puede vivir así?
- Querida niña, lleva años haciéndolo. Sin embargo… si lograra entender que no tiene que terminar de esa manera, que si puede tener un futuro… que la felicidad no le esta negada. Estoy seguro de que sus esfuerzos no disminuirían, pero le quitarían el cariz lúgubre y fatalista. Nada reemplaza la esperanza de un mañana. Tonks…. Nymphadora… Nym ¿podrías darle tú esa esperanza?
Tonks se levantó violentamente, su rostro encendido de la vergüenza ante lo que el director le estaba diciendo.
- Señor… yo….
- No quiero poner esa carga en tus hombros, especialmente si es una que tu no quieres. Pero si mi intuición no me falla, y quiero creer que no, tú deseas que el viva tanto como yo. Y que el viva por y para ti.
La joven no sabía que contestar, estaba literalmente sin palabras. Cualquier respuesta le parecía inapropiada. Dumbledore se dio cuenta que ella estaba casi en shock, así que no quiso seguir presionándola.
- Bien, creo que este tema lo dejo a tu consideración personal. Ahora, quisiera hacerte una solicitud relacionada con la protección de la familia Weasley.
- Us... us… – tuvo que aclararse la garganta – usted dirá profesor.
Cuando dio por terminada la conversación y Tonks salió de su despacho, Dumbledore se recostó en la silla. Las cuestiones del amor siempre le habían parecido enigmáticas. La cabezonería de las personas era, a su entender, el principal motivo de los conflictos y el caso de estos dos era el más claro ejemplo.
"Tú podías ser la alegría que a él le falta y él podría ser la madurez que tú necesitas. Tienes que crecer, porque eres todo un adulto en un aspecto y una niña en otro. Aunque Severus no esta en una mejor posición. Tal vez por eso se complementan tan bien. Espero que esta pequeña conversación ayude a que las cosas avancen porque, si me fiara de que tú hagas algo viejo amigo, lo más seguro es que no pase nada"
Tomo algunos dulces que tenía en un frasco y se dispuso a esperar a Minerva y Remus. Aún no sabía que decirles, ya que la salida del profesor de artes oscuras había tenido como objetivo que él pudiera hablar con Tonks, nada más. De todos modos, sonrió; él siempre tenía temas de conversación para animar cualquier reunión.
Antes de entrar ante el señor oscuro, Snape limpió su mente de cualquier pensamiento traicionero y cerró aquellas áreas de su mente que no deseaba que él viera. Cuando estuvo seguro de que no había riesgo, ingreso al salón en el que lo esperaban. Un estremecimiento de repugnancia lo recorrió al ver a Voldemort, pero lo oculto con presteza; al llegar a una distancia prudente, se arrodilló y esperó pacientemente.
- Me alegra ver que acudiste tan pronto a mi llamada.
- Nada me lo impediría mi señor.
- Bien, actúas como un leal servidor, igual que siempre.
Snape se preguntó si esas palabras tenían algún doble sentido, pero desechó el pensamiento rápidamente. Continuó sin moverse, sabía que debía permanecer en esa posición hasta que le fuera permitido levantarse.
- Acércate, necesitamos hablar.
Al hacerlo, se dio cuenta que allí estaban Nyman, Ottman y Bellatrix.
- Sé que nuestro buen Nyman te ha contado sobre la misión que se le a ocurrido a la bella señora Lestrange.
- Ciertamente lo hizo.
- ¿Y qué opinas?
- Que es peligroso y con pocas probabilidades de éxito. Cuatro contra tres; dos de ellos son un par de jóvenes, es cierto, pero son magos con muchas habilidades. Además, es muy probable que logren llamar por refuerzos, lo que sería una gran desventaja.
- Eso, si les diéramos tiempo de hacer algo – Bellatrix caminó hacia Snape y lo observó fijamente – a menos claro, que supieran de antemano que vamos por ellos y estén preparados.
- Tienes un punto a favor. ¿Es que acaso planeas enviarles una nota de aviso?
Ottman reprimió una risa. Snape era el único que conocía capaz de decirle esas cosas y hablarle en ese tono a la bruja.
- Son tus amigos de la orden, tal vez tú quieras salvarlos de mis manos.
- ¿Tus manos? Creí que esta misión era un asunto de nuestro señor y no una venganza de tu parte.
Bellatrix lo observó con odio, ese hombre podía escurrirse de cualquier sospecha como una serpiente y ¡encima! hacer ver a los demás como culpables.
- ¡Basta ya! Esta misión es para demostrar que nadie esta a salvo de nosotros, especialmente los que se atreven a combatir junto a Dumbledore.
- Si mi señor.
- He decidido que los acompañes, ya que tienes tantos reparos. Tu ayuda les será de mucha utilidad.
- Como usted ordene
- Y para proteger tu "cubierta" – aquí Voldemort rio de una manera escalofriante – llevarán máscaras blancas que les cubran el rostro.
- ¡Pero mi señor!
- Excepto tú Bellatrix, sé cuánto disfrutas con que todos sepan cuando cumples mis órdenes.
Ella agacho la cabeza, complacida por el elogio que acababa de recibir.
- Pueden retirarse, espero que esta noche podamos celebrar.
- ¿Esta noche mi señor?
- Por supuesto Severus, ¿por qué tendríamos que esperar? Ustedes cuatro están aquí… ¿o tienes algo más importante que hacer?
- En absoluto. Será un honor para mi participar.
- Perfecto, ahora vayan y hablen entre ustedes. Discutan los detalles para que, esta vez, las cosas salgan como espero.
Con esta velada reprimenda, se retiraron. Snape sentía la urgencia por lo inminente, pero se obligo a tranquilizarse. Dumbledore y los de la orden sabían que había un plan en marcha; estaba seguro de que ya habían tomado algunas prevenciones. Solo esperaba que fueran suficientes para que nadie muriera.
- Fred, por la mesa por favor. La cena estará lista en unos minutos. George, ayuda a tu hermano.
- Madre, ¿Cómo puedes pensar en comida en estos momentos? Estamos…
- Sé lo que están haciendo y les pido que se detengan. No ganamos nada con su nerviosismo.
- ¿Nuestro nerviosismo? Eres tú la que ha rehecho el guiso dos veces.
- Y lo haré tres si me siguen interrumpiendo.
- Muchachos, por favor. Dejen a su madre en paz – Arthur Weasley se acercó a sus hijos y le dio en beso a cada uno – no ganamos nada con preocuparnos de más. No sabemos cuando sucederá, el estar intranquilos y alertas solo nos desgasta. Dejen ya de estar poniendo esos hechizos protectores, al final la idea es que no nos encuentren, no el que nos enfrentemos a los mortífagos.
- Pero papá, el huir…
- Retírate hoy para triunfar mañana Fred. Debes aprender que a veces eso es lo mejor. De nada sirve ponernos en peligro sin razón; hay mucha gente intentando cuidarnos, así que lo mejor es no desmerecer sus esfuerzos provocando una pelea.
- Si tú lo dices.
- Hazme caso George, convéncete de que a veces tu padre sabe de lo que habla.
Los jóvenes movieron la cabeza en señal de haber aceptado los consejos de su padre; empezaron a mover las varitas para atraer vasos y platos cuando un estrepito los sorprendió. Mientras la loza caía y se hacía añicos, se giraron con las varitas en alto hacia la puerta de las gradas que conducían al segundo nivel, pero las bajaron inmediatamente al ver a Tonks aparecer casi sin aliento.
- ¡Están aquí! Aparecieron en el límite norte. ¡Deben apresurarse! No nos queda mucho tiempo.
Arthur sacó un saco de polvos de su chaqueta, tomo un puñado y lo lanzó a la chimenea, Molly recogió su bolso y dio una breve mirada atrás antes de avanzar e introducirse en el fuego. La siguieron los gemelos y por último el jefe de la familia, quién antes de irse abrazó brevemente a Tonks.
- Ten cuidado.
- No te preocupes, no dejaré que me vean.
Mientras las llamas de la chimenea se apagaban, la metamofomaga hizo desaparecer la comida, la loza rota, ordeno la cocina para que pareciera que nadie había estado allí las ultimas horas y colocó un pequeño sobre en la alacena ubicada junto a la entrada. Luego se escondió detrás de la puerta del pasillo, sujetando fuertemente su varita. Su corazón latía rápidamente, golpeándole el pecho. Respiró para tranquilizarse y empezó a contar mentalmente, esperando el momento en que los atacantes entraran.
Snape había visto la señal en el momento en que aparecieron en el campo. Algo tan sencillo como una piedra completamente lisa, pero tan significativo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reír. Se apresuró a pisarla, sabiendo que con eso el o los designados por la orden sabrían que habían llegado. Seguramente habría muchas más regadas por el campo, esperando que cualquiera de ellos pasara por encima. Había que darle crédito a los aurores por crear esos detectores y mucho más crédito al ministerio de magia que había logrado mantener su existencia en secreto.
"Y tú nos los mostraste tan tranquila en una reunión. Eres muy confiada Nym, si yo fuera un traidor, habrías descubierto una gran herramienta de detección. Supongo que debo reconocer que no me veías de esa forma cuando lo hiciste"
- ¿Y bien? ¿Qué estamos esperando? – Nyman se veía ansioso – Ya estamos aquí.
- Tú diriges Bellatrix – Snape se ajustó la máscara que escondía su rostro – es tu espectáculo.
Con una gran sonrisa, la típica que ponía cuando se disponía a iniciar la destrucción, la bruja se encaminó a paso rápido hacia la casa. Como la diva lunática que era, lanzó una carcajada escalofriante y luego tumbó con un hechizo la puerta. Entraron como una exhalación solo para encontrarse con una cocina vacía.
- Moooooolyyyy…. ¿Dónde estás, bruja apestosa? – lanzó la mesa hacia el otro extremo de la habitación con un movimiento de su varita - ¿Acaso escondida junto a tu inútil marido y tus horrendos bastardos? Sal y da la cara.
Tonks sudaba frio, conteniendo sus deseos de enfrenar a esa mujer. No debía intervenir a menos que fuera imprescindible, esas eran las órdenes de Dumbledore. Su tarea era garantizar que los Weasley tuvieran tiempo de escapar y, en la medida de lo posible, evitar que La Madriguera fuera destruida cuando se dieran cuenta que no podían llevar a cabo sus planes contra la familia, pero sin poner en riesgo su vida. Por mucho que les doliera a sus amigos que su casa desapareciera, la seguridad de Tonks era primero.
Eso se lo dejaron claro cuando ella apareció esa tarde para hablar del peligro que los acechaba. Ya Dumbledore les había enviado una carta explicándoles lo que iba a suceder. Ella había sido comisionada para acompañarlos y asegurarse que se ponían a salvo, porque estaban seguros de que el ataque no tardaría demasiado en ocurrir, quizás esa misma noche; ya que no creía que Bellatrix esperara mucho para llevar a cabo su plan. El de ellos ya estaba trazado y solo era asegurarse que lo comprendieran y no pusieran demasiados peros. Molly quiso protestar ante la idea de perder su hogar, pero entendió que si intentaban detenerlos ponían en riesgo mucho más. Además, Tonks le aseguró que intentaría salvar lo más que pudiera.
- No lo hagas si eso implica que puedas salir herida – había dicho Arthur – tú vales más que esta casa.
Los gemelos fueron historia aparte; se negaban a irse, querían pelear. Tuvieron que recurrir a ruegos, suplicas e incluso amenazas para convencerlos de que hay ocasiones en que se debe preservar la vida para luego volver y ganar otras batallas. Rápidamente guardaron en un bolso mágico todos aquellos recuerdos que querían conservar. La matriarca de la familia prefería hacerlo cuanto antes, para asegurarse de no dejar nada atrás. Luego dispusieron que, mientras no pasara nada, era mejor seguir su vida normal. Tonks colocó los detectores en los alrededores de La Madriguera con la ayuda de los gemelos (era mejor tenerlos ocupados en algo para que no atormentaran a sus padres) y Molly empezó a preparar la cena. Al terminar, la ex auror se instaló en el piso de arriba, esperando divisar algo. No quiso comer con sus amigos ya que tenía que vigilar. Y en eso estaba cuando un destello apareció en el mapa que tenía delante, el cual indicaba la posición de cada detector. La adrenalina la golpeo con fuerza al darse cuenta de que ya no había marcha atrás. Que ahora todo dependía de ella y de su discreción. Y también porque sabía que, aunque Dumbledore no se lo había pedido expresamente, sería parte de su misión el asegurarse de que Snape saliera bien librado de este fracaso.
- Señora – Ottmar tenía algo en sus manos – creo que debe ver esto.
Con violencia, la bruja tomó el sobre que el mago le extendía y sacó un pequeño trozo de pergamino. Una voz cantarina empezó a recitar:
"Emmeline Vance tiene el gusto de invitarlos a una cena informal en su casa de habitación para celebrar el éxito obtenido por los gemelos George y Fred en la maravillosa tienda de Sortilegios Weasley. Si no interrumpe sus planes, se propone que dicha cena se realice la noche del…"
Antes que el mensaje terminara de leerse, Bellatrix lo estrujó y luego lo lanzó al suelo, pisoteándolo con furia.
- ¡NO PUEDE SER! ¡NO PUEDE SER!
Con violencia empezó a tirar cosas de los estantes, destruyendo todo lo que tenía a la vista. Ninguno de los magos que la acompañaban intervino, demasiado bien sabían que no era recomendable interponerse en sus arranques de furia. Tonks veía todo esto a través de una rendija de la puerta, mientras intentaba descubrir quién de ellos era Severus. Cuando Bellatrix tomó el reloj de pared para estrellarlo en el piso, un brazo la detuvo. Tonks sonrió, solo él podía evitar que esa mujer destruyera algo que era tan importante para Molly Weasley.
- Creo que con esto no solucionas nada – le quito el reloj de las manos y lo depositó en uno de los estantes que había sobrevivido al ataque de la mujer – tenemos que pensar en lo que haremos ahora. ¿Aún quieres quemar este lugar? Eso los dejaría con la interesante sorpresa de encontrarlo destruido al regresar de su "cena informal", pero no veo como algo así podría satisfacer a nuestro señor. Más que temor, eso solo conseguiría atraer gestos de solidaridad hacia ellos.
- ¡TÚ! – con violencia se zafó de su agarre y le apuntó con su varita - ¡TU, MALDITO TRAIDOR, LES DIJISTE! ¡LES AVISASTE QUE VENÍAMOS POR ELLOS!
- Claro que les avisé, ¿no te diste cuenta? – Snape se quitó la careta y miró a Bellatrix con burla – use mis poderes "mágicos" para enviarles un mensaje telepático. Y también coordine con Emmeline para que los invitara a cenar justo hoy. Es más, aproveché el momento para notificarle al ministerio de magia de nuestra visita, de esa manera podrían enviarnos una partida de aurores y así tener una pelea a muerte con ellos.
Nyman y Ottmar dieron un paso atrás, no les gustaba el tinte que estaba tomando esta conversación.
- ¿Es que acaso eres estúpida? No me separe de ustedes desde el momento en que fui convocado. No es mi culpa si tu plan se arruinó porque una mujer decidió agasajarlos. Tal vez la próxima vez puedas asegurarte primero de que tus objetivos estarán donde se supone que deben estar antes de atacar.
Snape se giró hacia sus acompañantes y, con un par de golpes, les quito las caretas tanto a Ottmar como a Nyman.
- Esta es la última vez que me compadezco de su incompetencia. No voy a pagar por sus errores, el señor oscuro podrá castigarme por este fallo, pero tendrá que reconocer que yo fui el único que se opuso. Les advertí lo descabellado de esta idea.
Avanzó hacia la puerta, dejándolos atrás, pero no había dado más que unos cuantos pasos cuando un hechizo lo golpeo por la espalda.
- ¡Crucio!
El dolor recorrió su cuerpo, lanzándolo al suelo con violencia. Una y otra vez sintió como era golpeado, retorciéndose con cada ataque. Bellatrix disfrutaba con el espectáculo, se veía en sus ojos. Nyman y Ottmar no sabían que hacer, ni locos pensaban detenerla, pero al mismo tiempo estaban conscientes que debían intentar algo, no podían dejar que lo matara. Por lo menos no sin el consentimiento de su señor. Tonks por su parte se mordía el puño para evitar gritar mientras veía como esa mujer lanzaba una y otra la maldición imperdonable. Tenía que encontrar la manera de intervenir, de acabar con esa tortura. De pronto, se fijó en como uno de los mortífagos retrocedía, asustado por la violencia que estaba ejerciendo la enloquecida bruja. Y eso le dio una idea. Moviéndose con cuidado, apuntó su varita hacia él y susurró
- Imperio
Nyman enderezó la espalda y preparó su varita.
- ¿Qué te pasa? – Ottmar lo miró con desconcierto - ¿Qué haces?
- ¡Expeliarmus!
La varita de Bellatrix salió volando, ella se giró incrédula hacia sus acompañantes.
- ¿¡Cómo se atreven!? ¿Cómo osan intervenir en mi tarea de castigar al traidor?
- Señora, discúlpelo – Ottmar estaba perplejo por lo que había sucedido, Nyman no era la clase de hombre que se arriesga de esa manera, pero ya que lo había hecho había que aprovechar la distracción. Así luego no dirían que no había intervenido – Es solo que no estamos seguros de si esto es lo correcto, quiero decir, si el maestro lo aprobaría. Snape es uno de sus seguidores más leales.
- ¿No se dan cuenta? ¡Él arruinó todo!
- Pero no estamos seguros… señora, por favor.
En ese momento Nyman parpadeó varias veces, observando a su alrededor con un aire confundido. Snape aprovechó la distracción para enderezarse levemente, apuntando su varita al grupo.
- Desmaius
El hechizo golpeó a los magos, quiénes se desplomaron inmediatamente. Bellatrix había logrado esquivarlo a tiempo, pero se golpeó la frente con un mueble y empezó a sangrar profusamente. Snape logró levantarse con mucho esfuerzo, se acercó a ella y le dio una bofetada que la lanzó al suelo.
- Agradece que no te haga lo mismo, bruja del demonio.
Aprovechando el aturdimiento de la mujer, sacó una botella de su túnica y recogió parte de la sangre que manaba de la herida. Avanzó con dificultad, tropezando en un par de ocasiones hasta salir de la casa. Tonks se asomó con cuidado a una pequeña ventana que daba al patio; un destello de luz blanca le confirmó que Snape se había trasladado a otro lugar. En ese momento aparecieron en la cocina Alecto y Amycos Carrow (los hermanos mortífagos más sanguinarios de los que la joven hubiera tenido conocimiento), quienes observaron con incredulidad la escena frente a ellos.
- ¿Qué diablos paso aquí?
- No tengo idea, pero es mejor que nos vayamos. Algo me dice que las cosas no salieron como lo planearon.
- ¿Y qué hacemos con ellos?
- Con gusto los dejaría, pero el amo nos envió para asegurarnos que no le pasara nada a ella, así que es mejor que los llevemos con nosotros.
Amycos tomó en los brazos a Bellatrix y Alecto sujetó por los hombros a los magos que se encontraban desmayados; con un asentimiento, ambos desaparecieron. Tonks se apresuró a salir de su escondite, escribió rápidamente un mensaje y lo envió por la red flu a sus amigos. Sabía que estarían felices de que las cosas no hubieran ido más allá de una mesa volcada y algunos destrozos menores. Cerró la puerta de La Madriguera y pensó en el camino más probable que tomaría el profesor de pociones para volver a Hogwarts. Cuando estuvo convencida de donde podría encontrarlo, ella también desapareció.
Snape no sabía cómo había logrado, en las condiciones en las que se encontraba, llegar a la entrada del viaducto. Aparecerse en el bosque prohibido le había consumido gran parte de las energías que le quedaban y caminar desde allí lo había dejado exhausto. No era tonto, sabía que estaba en muy malas condiciones: tenía heridas internas, le costaba respirar; el gran corte que tenía en el costado, en donde las maldiciones lo habían golpeado repetidamente, le escocía y encima, se había dislocado el hombro al caerse unos metros atrás. Necesitaba llegar al aula de pociones, allí tenía lo suficiente para recuperarse. Y, en caso no tuviera fuerzas para tomar algo, podría llamar a Dumbledore para que lo ayudara. Si tan solo pudiera seguir caminando, pero las piernas no querían responderle ya. Se apoyó en uno de los pilares, contando mentalmente, intentando calmarse. Estaba seguro de conseguir su objetivo, solo necesitaba unos momentos.
"Tienes que continuar, no puedes quedarte aquí. Si alguien te ve habría que dar demasiadas explicaciones"
Un ruido a sus espaldas lo hizo girarse con la varita en alto, presto para el combate.
- Shhhh, tranquilo, soy yo.
- ¿Nym? ¿Qué demonios haces aquí?
- Preocupándome por ti, ¿no es obvio?
Ninguno de los dos se dio cuenta de la familiaridad con que estaban hablándose. Tonks se agachó junto a él, observando rápidamente que el hombro estaba fuera de su lugar; tenía un feo corte en el costado y silbaba al respirar.
- No entiendo, estos no son tus dominios
- El profesor Dumbledore me pidió que fuera tu respaldo.
- ¿¡Estabas en la Madriguera!? ¿Está loco? ¿Cómo se atrevió a enviarte? Éramos cuatro, por Merlín, pudimos haberte matado.
- Soy una auror altamente entrenada, por si te habías olvidado, así que no se los hubiera puesto fácil. Además, no iba en plan de enfrentarlos, mi prioridad era asegurarme de que los Weasley no fueran lastimados – sacó su varita y apunto hacia el hombro de Snape – quédate quieto, voy a arreglar esto.
- ¿Estas segura de que sabes cómo hacerlo?
Ella sonrió ante esta puya.
- Por si no recuerdas soy de Ravenclaw, sería una vergüenza que no pudiera hacerlo siendo mi jefe de casa el profesor Flitwich.
Mientras ella susurraba el hechizo sanador, Snape observó el rostro de Tonks, maravillándose de la concentración que reflejaba. Lo hizo para distraer su mente del dolor, pero no pudo evitar un pequeño gemido cuando sintió el hombro recolocarse.
- ¿Cómo lo sientes? ¿Funcionó? – Snape movió el hombro y le dio un pequeño gesto de asentimiento – Perfecto. Ahora, ¿puedes caminar?
Con dificultad el mago se levantó, apoyado en la columna. Con solo verlo Tonks se dio cuenta que no iba a avanzar mucho en las condiciones en las que se encontraba. Se acercó y él quiso empujarla, pero ella lo ignoró, colocando el brazo de Snape sobre sus hombros
- No seas necio, si no quieres que te encuentren tirado a medio camino, será mejor que me dejes ayudarte.
A regañadientes y con muchas protestas, hicieron el trayecto hacia las mazmorras. Para distraerlo, Tonks le preguntó sobre la misión; después le comentó cómo Dumbledore había organizado una cena imprevista que sirviera en cualquier momento, la tarea que le había asignado como vigilante para asegurarse que todo saliera bien cuando los mortífagos llegaran y sobre lo que ella había visto esa noche.
- ¿Por qué le diste la espalda?
- Por idiota, quería salir de allí lo más pronto posible, así ella no tendría más opción que abandonar su plan y seguirme. Sin embargo, calculé mal el tiempo y le di una ventaja; iba a girarme justo en el momento en que me atacó. Pero no volverá a ocurrir, no pienso darle la oportunidad de repetir el numerito – observó a Tonks con intensidad – Con ella es matar o morir Nym, nunca lo olvides.
Lograron llegar al corredor que llevaba al aula de pociones, allí Snape se zafó de su agarre y se apoyó en la pared.
- Desde aquí puedo seguir solo.
- Un poco más y llegaremos a tu aula.
- Déjame Nym, por favor
En el trayecto se había dado cuenta que no debía estar con ella, "Jamás permitiré que se me acerque nuevamente, porque traería desgracias para ambos" le había dicho a Dumbledore; sin embargo, había recorrido todo ese trayecto apoyado en sus hombros. Gracias a eso había logrado recuperar algo de sus fuerzas, pero estaba consciente que tenía que alejarla, no se encontraba en condiciones como para mantener la guardia arriba. Era capaz de decirle cualquier cosa de la que después podría (seguramente lo haría) arrepentirse.
- Solo quiero ayudarte
- Créeme, lo que menos necesito ahora es tu ayuda… o tu compañía.
- No voy a dejarte solo, estas herido y podrías desmayarte si te quedas allí parado.
Snape sonrió a su pesar.
- La varita Nym, es una herramienta imprescindible para un mago. Con ella puedes hacer cosas como… no sé, ¿curarte a ti mismo, tal vez?
- No bromees, esto ni siquiera tú puedes arreglarlo – intentó tomarlo por la cintura, pero el gemido de dolor que emitió Snape la hizo desistir – Tienes que colaborar o de lo contrario usaré MI varita para llevarte en una camilla a la enfermería.
- No insistas mujer, ya te dije que yo puedo solo. Mira – apuntando la varita hacia su costado lastimado, susurró - Vulnera sanentur
Tonks observó cómo la herida empezaba lentamente a cerrarse.
- ¿Ves? Entre esto y algunas pociones, en par de días estaré como nuevo.
- No tienes que esperar tanto, Madam Pomfrey puede…
- Envenenarme, si le doy la oportunidad. No Nym, yo puedo solo, siempre lo he hecho así. Y ya quita esa cara, tampoco es que me esté muriendo.
- No digas eso ni en broma. Ya que no quieres ir a la enfermería, por lo menos deja que te lleve a…
- ¿¡Que parte de que me dejes solo no entendiste!? – Con dificultad empezó a caminar, apoyándose en la pared; ella quiso acercarse y Snape la alejó con gesto enfurruñado – Por Merlin Nym, ya no necesito tu ayuda, solo quiero que te vayas ¡Ahora!
Empezó a toser luego de esta explosión de mal humor. Después de un par de minutos logró recomponerse, dándose cuenta de que ella no se había movido de lugar.
- ¿A que esperas muchachita? Te dije que te podías ir.
- No pienso hacerlo hasta asegurarme que no te desplomaras. Incluso si no quieres, voy a seguirte hasta el aula. Puedes refunfuñar todo lo que quieras y decirme lo que te plazca, incluso sangre sucia, no me importa. No te dejaré solo, ¿entiendes? Nunca te dejaré solo.
Snape parpadeo confuso. ¿Que le pasaba? ¿A qué se refería? Se pasó una mano por el rostro, esta noche estaba resultando demasiado larga.
- Escucha, no sé qué clase de obra de caridad piensas que estás haciendo y no me importa. No tengo tiempo de lidiar con tus crisis de bondad. Te agradezco, en serio, que me ayudaras; seguramente me habría costado el doble llegar hasta aquí pero no te equivoques, lo hubiera logrado. Esta no es la primera vez y probablemente no será la última que tenga que arrastrarme a este lugar para procurarme alivio y curación, así que, lo que sea que te haya pedido Dumbledore puedes decirle que lo cumpliste. Ya llegamos hasta acá, del resto me encargo yo, como siempre lo he hecho.
Dio unos pasos vacilantes, ella lo siguió silenciosamente.
- ¿En serio vas a seguir con esto?
- Te lo dije, no voy a dejarte.
- ¿Por qué? ¿Qué te importa lo que me pase?
Tonks abrió la boca, pero se dio cuenta que no tenía una respuesta convincente. Por lo menos una que no involucrara lo que sentía por él. La conversación que había tenido con Dumbledore le había hecho darse cuenta de que Severus tenía que saber que él no era solo un ex mortífago que servía a la orden como un espía, era un hombre complejo que aportaba mucho; un hombre que merecía ser respetado, ser comprendido, que no debía sentirse como un objeto en esta guerra sino como alguien que valía la pena. Mientras estuvo en La Madriguera, esperando que apareciera, se había dado cuenta que no podía estar lejos de él, ya no. Sin importar que él no la quisiera, ella se preocupaba; no deseaba que le pasara algo. Quería que supiera que era importante para alguien, que no tenía porque estar solo. Deseaba decirle todo eso de manera que lo comprendiera. Pero sus sentimientos la traicionaron al verlo tan herido y convencido que no le importaba a nadie lo que le sucediera.
Salvo la distancia que los separaba y, sin pensar demasiado para no arrepentirse, tomo el rostro del mago oscuro entre sus manos y lo besó, con todo el amor que había estado conteniendo durante hacia tanto tiempo. Snape se quedó de piedra, literalmente. Su cerebro no podía procesar lo que pasaba. Acaso ella ¿lo estaba besando?
Tonks sintió que él no le respondía, por lo que se separó unos centímetros. Snape tomó las manos de la joven y las apartó de su rostro, alejándola un poco más de él
- ¿Porque hiciste eso?
- Porque soy una tonta – sonrió tristemente – debí saber que esto pasaría.
Snape vio sus ojos cargados de tristeza y, erróneamente, concluyó que ella le tenía lástima.
- Nym, estas confundida, lo que sea que estas sintiendo no es real.
- Ya lo sé, tú nunca olvidaras a Florence
- ¿Florence? ¿De qué estás hablando? Ella… ella no tiene nada que ver.
- Tiene todo que ver. Está presente en tu vida, siempre.
- Escucha, no sé si estamos es un mal sueño o si el exceso de adrenalina nos afectó, pero lo que sea que esto signifique está equivocado en muchos niveles.
- Seguramente. Después de todo, ¿Cómo podrías… olvidar a tu esposa?
- Sigo sin entender que tiene ella que ver con lo que acaba de pasar, o siquiera el por qué la mencionas; pero sí, yo no la he olvidado. Ella es… ella era especial, muy especial. La ame… demasiado.
- Lo sé y la sigues amando.
- Bueno sí, pero... no entiendo ¿Qué tiene que ver que ame a Florence? ¿En qué te afecta?
- En nada sino fuera porque…. parece que te la recuerdo.
- ¿Tú? ¿Por qué lo dice?
- ¿Porque otra razón me llamarías por su nombre?
- ¿De qué hablas? ¿Cuándo lo hice?
- Luego de la cena, cuando... cuando besaste mi mano… me dijiste Florence.
- ¿Yo hice eso?
- ¡Si! – Tonks ya no pudo evitar las lágrimas, tenía que decir lo que la llevaba tiempo angustiando – Y si no te diste cuenta, es que de verdad creíste que yo era ella y eso me está matando porque significa que te la represento, que la estas intentando recuperando a través de mí. Y eso es injusto porque yo no soy ella.
Snape levantó la mano para limpiar sus lágrimas, pero ella la alejó de un manotazo. Lo que menos quería ahora era su conmiseración.
- No, tienes razón, nunca lo serás.
- ¡LO SÉ! LO SÉ, MALDITA SEA!
Sin poder aguantar más esa situación, Tonks se giró y salió corriendo, dejando a Snape completamente confundido.
REVIEW
Indira de Snape
¡Hola! Lamento que hayas salido positiva, deseo de todo corazón que te sientas mejor y te hayas recuperado; lo del olfato y gusto va regresando poco a poco, no te preocupes. Me estoy cuidando como la mayoría, aunque sospecho que me dio en algún momento, pero de forma leve, gracias a Dios. Con respecto a fic, pues si, Snape la vio de lejos y le duele, después de todo la ama y no puede expresar lo que siente. En este capítulo hay muchas reflexiones (me ha dado la vena dramática jajajaja) aunque también acción. Espero que satisfagan tu curiosidad y que te guste todo lo que sucede.
