Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capítulo 7. Ying-Yang
- Buenas y malas noticias, bueno, ilústrame.
Kimmuriel enseñó a Jarlaxle un grabado con el dibujo original del amuleto.
- Como ya sabías es un amuleto relacionado con el Ying yang, o mas bien con Yang y Yin.
Jarlaxle asintió, observando el dibujo, en azul y rojo, de las lagrimas gemelas formando un círculo. Un mago drow de la banda asistía al psionicista.
- Una representación del bien y el mal.
- En absoluto, ese es un error recurrente a este respecto.- Replicó Kimmuriel.
El lider de Bregan D'aerthe arqueó las cejas confuso e invitó a Kimmuriel a continuar.
- Yang y Yin con dualidades distintas pero inseparables de todos los seres y objetos concebibles. Cualquiera de los dos carece de fuerza y de significado sin el otro. Son un todo.
- Pero¿qué representa entonces?
- En terminos básicos son todas las dualidades unidas, veamos... si el yang es el sol, el yin es el cielo; si el yin es el aire, el yang es el viento.- Intervino el mago.
Jarlaxle observó el amuleto y el dibujo del grabado.
- ¿Y a un nivel mas... espiritual?
- El yang es la acción y la pasión equilibrando la pasividad y la quietud del yin, la penetración complementando la recepción; el arbol alzándose sobre la tierra que lo sostiene. Es un ciclo de acción y reflexión.
Eso explicaba muchas cosas. Pero había otras preguntas.
Jarlaxle no podía dejar de pensar en la acusación de Entreri, en su enfado. Y en las emociones que ello le provocaba. ¿Y si Artemis tenía razón¿Y si acostarse con Drizzt, consentir en ello, había sido abusivo? Quizá Drizzt no tenía control alguno sobre sus actos, quizá acostarse con él no había sido diferente de aprovecharse de una víctima de un conjuro de hechizo. Y eso lo hacía tan despreciable como las clerigas drows que tenían a sus amantes como a esclavos.
Artemis se había enfadado... y no sin motivo. Y Jarlaxle sentía un agudo dolor al pensar en que el humano bien podía decidir marcharse sin él. Se había acostumbrado al humano, se había acostumbrado a su carácter, a sus gestos, a su voz, a tenerle cerca con un gesto de reproche... la idea de perder a su socio, a su puente con la fascinante superficie, a su... amigo. Le dolía.
Quería arreglarlo, esperaba que Artemis estuviese dispuesto a aceptarle nuevamente.
- ¿Qué papel juega el amuleto?.- Preguntó al mago.
- El colgante de Shendull, supuestamente la labor de este objeto es crear equilibrio, era usado por unos monjes de Kara-Tur para ayudar a los casos perdidos a reconciliar su Yang y Yin.
- Pero no ha equilibrado a Drizzt, mas bien al contrario.
- Porque no es una solución final, es un catalizador. El rengado Do'Urden tenía ya su equilibrio espiritual alterado, el amuleto reaccionó a su deseo de equilibrio y para ello sacó a la luz el problema.- Explicó Kimmuriel.
- Como quien abre una herida infectada.- Simplificó el mago.
Jarlaxle sintió un alivio inmediato, Drizzt no estaba bajo una compulsión, si, estaba afectado por magia, pero no tan intrusiva como para ser una anulación de la voluntad.
- Entonces... el amuleto ha alterado su... equilibrio para que Drizzt sane por sí mismo ese desequilibrio. Es un poco retorcido.
- Teorias monacales de autosuperación.- Dijo el mago con no poco desprecio.
Kimmuriel, un psionicista y por tanto una persona amiga de las teorías de los monjes sobre el poder de la mente sobre el cuerpo, miró al mago con severidad, este comprendió al momento y con un respetuoso cabeceo abandonó la sala dejando solos a sus superiores.
- Drizzt Do'urden se encuentra ahora con su problema de equilibrio rebelado con claridad, depende de él tratar de apaciguarse y recobrar la calma entre su yang y su yin.
- Es su Yang el que está alterado, es superior a su Yin.- Jarlaxle observó la superioriad de la lágrima oscurura.
- Sin Yang, no hay pasión ni deseos, sin Yin, no hay límites ni calma.
- Pero sigue siendo Drizzt Do'urden.
- Por supuesto.- Aseguró Kimmuriel.
Jarlaxle se sintió mucho mejor. Le contaría eso a Entreri y de ese modo todo se arreglaria. Y después, por supuesto, tendrían que ayudar a Drizzt a solucionar su problemilla.
- Bueno, no es tan malo como me temía.
- Hay un lado malo.
- ¿Aja?
- La recuperación depende de Drizzt, quizá nunca vuelva a ser el mismo.
El lider mercenario se levantó, eso podía ser un problema, pero ya se preocuparía de eso mas tarde. De momento tenía que recuperar a su socio, después de tres días a saber donde estaría aquel humano y Drizzt, si es que no se habían matado a esas alturas.
Mientras el sol se escondía tras las montañas, Entreru subía las interminables escaleras del piso que había alquilado en la ciudad. En aquella zona habían construido multitud de edificios de hasta ocho alturas y era el lugar perfecto para pasar desapercibido.
Habían pasado tres días. Tres horribles días.
Exhausto y frustrado abrió la puerta tras desarmar las trampas y la cerró a sus espalda, apoyándose en ella con alivio. Solo quería acostarse y esperar a mañana para coger un barco y...
- ¿Pero qué...?
Alli estaba otra vez. Drizzt Do'Urden, comodamente sentado sobre la mesa de la entrada, esperándole con una expresión aburrida. Como una pesadilla.
Llevaba tres días intentando evitar al maldito drow, el vigilante se había convertido en su tormento partícular, persiguiéndole en una cruel burla de la misma persecución a la que le había sometido el mismo Entreri.
A donde fuera lo encontraba, donde estuviera allí le veía, siguiéndole, sentándose a su mesa o desafiándole a un duelo, o lo que era peor, haciendole ofertas obscenas.
- ¿Cómo has entrado aquí?
- Igual que tu.- Respondió Drizzt sin alterarse por la agresiva pose de Entreri, que había desenvainado sus armas.
- ¡Márchate de aquí inmediatamente!
- Yo quiero quedarme.
Era inutil, era como hablar con una pared. Drizzt se había vuelto tan egocéntrico que le importaba poco o nada la opinión ajena, ahora era todo "yo, mi, me, conmigo".
Pues no pensaba seguir aguantándolo. Esto acababa allí, en ese momento, se lanzó contra Drizzt con daga y espada dispuestas, Drizzt desenvainó en el mismo instante y recibió su embestida con una alegria salvaje.
Minutos después Entreri miraba con furia a Drizzt, sintiendo el frio acero de la cimitarra en el cuello. Su espada estaba sobre el corazón del drow, pero Drizzt no parecía preocupado por el mortal empate entre ellos o las heridas superficiales.
Entreri se lamentó en silencio por su ropa, los combates contra Drizzt tendían a dejar muy dañada su indumentaria.
Levantó ligeramente la espada pero Drizzt no parecía dispuesto a apartar la cimitarra. Su cara mostraba una expresión de maliciosa diversión.
- No tengo intención de matarte, Artemis, eres demasiado guapo para morir, sería un desperdicio de buena carne.
? Antes de poder controlarse Entreri sintió que se le encendía la cara de rubor. Aprovechando el desconcierto del humano, Drizzt se puso de costado dejando la mortal espada tras él y se pegó a Entreri manteniendo la cimitarra en su cuello.
Entreri gruñó una maldición y miró a los ojos lavanda a escasos centímetros de los suyos.
- Te pillé.- Sonrió Drizzt.
- Eso ha sido bajo, vigilante.- Replicó Entreri mientras intentaba controlar el rubor que se negaba a abandonar sus mejillas.
- Eso no ha sido nada.
En un momento Drizzt se impulsó hacia delante y reclamó la boca de Entreri en un rudo beso, invadiendo con la lengua con agresividad. Pasmado, Entreri dejó caer sus armas, pero no se movió, y Drizzt aun tenía la cimitarra contra su cuello. La primera vez que Drizzt le había besado había sido igualmente chocante pero Entreri había reaccionado a tiempo... ahora no se sentía capaz. Sentía una calided creciente en el bajo vientre y la cabeza ligera por el intenso beso...
Por fin recuperó el control de su cuerpo y se hechó hacia atrás trastabileando, con tan mala suerte que chocó contra el borde de la cama, las rodillas se le doblaron y cayó sentado en la cama. Antes de poder levantarse nuevamente Drizzt aprovechó el momento y se abalanzó sobre él, hasta que Entreri se vió con un brazo retorcido sobre la cabeza y Drizzt comodamente tumbado sobre él sujetándole las piernas con las propias.
- ¡Sueltame, maldito enfermo!.- Trató de golpearle sin éxito con la mano libre.
- Creo que no.- Replicó Drizzt maliciosamente.- Por fin te tengo justo donde he querido desde que te ví.
Entreri volvió a enrojecer y se maldijo por ello, no podía creerse que Drizzt pudiese tener tal ejecto sobre él. Trató de concentrarse en las opciones de liberarse pero entonces sintió los dedos de Drizzt desabotonando con rapidez su camisa. Entreri sintió otra emoción generalmente ajena a él. Miedo.
- ¡Do'Urden¿Qué demonios estas haciendo?
- Callate, te va a gustar.
Entreri volvió el rostro y un estrangulado gemido escapó de sus labios entreabiertos. Drizzt estaba besando y mordisqueando la piel de su cuello con pasión, el humano trató de apartarle con la mano libre, pero le fallaron fuerzas con las sensaciones de la boca de Drizzt sobre su piel desnuda.
La rudeza de aquellos labios sobre la piel era deliciosa, la mano de Drizzt atrapó uno de sus pezones y lo torturaron mientras los negros labios capturaban el gemelo derecho, chupando de forma casi hambrienta, raspando con los dientes hasta que enrojeció toda la erógena zona. Drizzt le soltó la otra mano pero a esas alturas no tenía importancia. Entreri empezó a jadear tirando debilmente de la camisa de Drizzt. Jamas había recibido unas atenciones eróticas de ese tipo y se sentía casi mareado.
Con las dos manos libres, Drizzt no dejó de prestar sus atenciones a los endurecidos pezones mientras su mano libre descendía arañando el musculoso abdomen hasta amoldar los dedos a la gruesa y dura carne atrapada en los pantalones. Frotó la mano contra la columna prisionera y Entreri movió las caderas con un gemido ahogado.
Artemis se mordió el labio con fuerza, las sensaciones que Drizzt le estaba provocando le enloquecían, jamas se había sentido tan falto de control.
Las lazadas desaparecieron y la mano de Drizzt se cerró en torno a su verga en una apretada vaina. Entreri se arqueó sin poder contener una respuesta vocal.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió y un elfo oscuro vestido de colores vistosos hizo su entrada con un amplio saludo de su sombrero.
- ¡Artemis, llevo un día entero buscan... do.. te...
La expresión de absoluto pasmo de Jarlaxle, con la boca abierta hasta el suelo, solo era comparable a la de horror absoluto de Entreri. Drizzt por su parte se limitó a mirar a Jarlaxle... y seguir a lo suyo.
- ¡PARA DE UNA VEZ, MALDITO DEMENTE!
Drizzt fue a parar al suelo empujado por Entreri y el humano se apresuró a atarse los pantalones nuevamente.
- Será posible...- Murmuró Jarlaxle.- ¿Primero me recriminas y luego pecas de lo mismo?
- ¡No es lo mismo¡Se me ha echado encima!.- Farfulló Entreri atándose la camisa.
Drizzt se puso en pie y se arregló un poco la ropa arrugada. Miró a Jarlaxle con gesto agresivo.
- ¿No podías haberte perdido un rato?
Jarlaxle miró a Drizzt y frunció el ceño, realmente el "Drizzt del Yang" era un personaje con poco control personal, y maldito fuera si alguien tenía que ponerle limites lo haría él mismo.
- No me hables en ese tono, Drizzt, ahora sal de aquí antes de que te parta la mandíbula.
Tanto Entreri como Drizzt miraban a Jarlaxle con sorpresa, en ese momento el lider mercenario estaba investido de una autoridad casi aterradora, en una expresión amenazadora que hizo recular a Drizzt. El joven drow se apresuró a salir de la habitación sin mirar atrás.
Jarlaxle suspiró, mas relajado, y tomó asiento. Entreri carraspeó y se sentó en el borde de la cama, arreglando como podía el estado de su ropa y aun ruborizado.
- He averiguado muchas cosas del amuleto de Shendull.
- Aja... ¿y que hace?
- Antes de contestar a esa pregunta quiero saber algo.- Replicó Jarlaxle.
- ¿El que?.- Entreri quería ignorar lo que acababa de ocurrir pero se temía que el ladino drow no se lo permitiría.
- ¿Hubieses reaccionado igual si hubiese sido quien te hubiese acosado?
La pregunta dejó a Entreri aun mas pasmado que las insinuaciones de Drizzt.
- ¿Qué que qué?
Jarlaxle apoyó los codos en las rodillas y se sostuvo la cabeza entre las manos observando a Entreri con una mezcla de severidad y expectación, como si la respuesta fuera lo mas importante que esperaba.
- ... Eh...- No tenía palabras. ¿Qué clase de pregunta era esa?
Si Jarlaxle hubiera... Entreri volvió a ruborizarse hasta la raiz del cabello y Jarlaxle soltó una carcajada.
- Vale, vale, no te preocupes. Vamos, te contaré que es lo que ha cambiado tanto a nuestro amigo Drizzt.
Nota de la autora: La cosa va rapidito¿eh? Generalmente tardo en establecer relaciones, pero bueno, este fanfic va a ser mucho mas ligero.
