Este ff esta hecho por Elísabeth, y aunque ni Ana ni Cris lo escriban "lo ven"
Los personajes principales son los de Rowling, los demas son mios!
Capítulo 4: El paso del tiempo (2ª parte)
Verano de 1991.
- ¿Se puede saber que significan estas cartas? -
Una señora ya entrada en años abría la puerta del despacho con un ímpetu que hacia pensar a cualquiera que estaba bastante enfadada.
- No se a que cartas te refieres -
- Pues a las cartas que los directores de los más prestigiosos colegios de magia de toda Europa me han mandado pidiéndome que convenza a la... tonta de mi nuera... - dijo Farah colocando un fajo de cartas sobre el escritorio.
- Gracias por el piropo ¿eso lo dicen ellos o me lo has adjudicado tu? - dijo Elísabeth sonriendo descaradamente.
- Te lo he adjudicado yo... para que convenza a mi nuera de que permita ir a mis nietos a sus colegios -
- No es mi culpa si los niños no quieren ir a sus colegios -
- ¡Sabes que si lo es! -
- Yo les di a elegir... un colegio con magia o un colegio sin magia... ellos eligieron -
- ¡Pero podías haberles convencido! ellos que son los herederos de una de las familias más prestigiosas y antiguas del mundo mágico... ¡no me hagas burla por detrás que te estoy viendo! - dijo la mujer mayor fuertemente.
Eran ciertas sus sospechas puesto que la más joven ciertamente le estaba haciendo burla a sus espaldas, al girarse y quedar ambas de frente cualquiera hubiera pensado que la anciana se la iba a comer allí mismo.
- No es mi culpa... de verdad lo siento... pero en cierto modo, ni tu ni yo queremos que se vayan a un internado -
- Elísabeth, confió en tu criterio para decidir que es lo mejor para tus hijos... pero ten en cuenta el legado que les ha dejado su padre y su abuelo... y si van a un colegio sin magia en el futuro cuando yo no este podrían intentar quitároslo todo... -
- Se defenderme y defenderlos, hasta el momento lo he hecho bien ¿no? - dijo Elísabeth fríamente.
- Lo sé... desde que murió Patrick lo has hecho muy bien... pero ten en cuenta que tu te has criado en este entorno... y aunque intentemos enseñarles todo lo que sabemos de magia... sabes que algún día tendrán que enfrentarse a este mundo... y la sociedad mágica no perdona... -
- Esta bien... pero inténtalo tu... ahora mismo están demasiado enfadados conmigo -
- ¿Enfadados contigo? eso si que es una novedad - dijo Farah sorprendida.
- Les he contado la verdad - dijo Eli lentamente mientras volvía a sentarse.
Farah miró atentamente a su nuera como intentando comprobar si era cierto lo que escuchaba.
- ¿Lo saben? -
- Si... -
- ¿Todo? -
- No... lo único que no les he dicho es el nombre -
- Oh Dios mío - dijo acercándose a Elísabeth.
- Farah... tenía que decírselo -
- Pero... ¿cómo están¿cómo estas? - dijo Farah abrazándola.
- ¿Ellos? enfadados... de repente su mundo perfecto se ha hecho añicos... ¿yo? sólo espero que me perdonen por que sino no voy a saber vivir -
- No te preocupes... yo me encargare... te perdonaran... eres su madre... y te quieren... -
- ¿Qué pasa primito¿triste¿solo? -
- Cállate Bellatrix -
- Te crees mejor que nosotros, pero por si no te has dado cuenta, estas aquí, solo -
- ¡Te he dicho que te calles! -
Varios dementores se acercaron a las celdas, unos se concentraron en Sirius otros en Bellatrix.
- Solo, solo, solo - canturreó Bellatrix antes de ponerse a gritar por la presencia de los dementores.
Aunque Sirius intentó contenerse, no pudo y comenzó a gritar de desesperación mientras veía como todos sus recuerdos felices eran absorbidos por las criaturas que tenía en frente. No pudo soportarlo más y poco a poco se hizo más clara las imágenes que lo atormentaban una y otra vez desde que había entrado en Azkaban.
Entró en la casa semidestruida de su mejor amigo, a unos metros de donde estaba él se encontraba el cadáver James. Las lagrimas se le escapaban, no podía evitarlo, se aproximó, arrodillándose para estar cerca de él e intentar hacer que reaccionara, como si no se creyera que estaba muerto, como si solo estuviera dormido. Pero todo aquello fue en vano, su amigo estaba muerto y ya no había nada más que hacer.
Oyó un ruido, un llanto de bebe, enseguida reaccionó y subió corriendo las escaleras, tal vez por su amigo ya no podía hacer nada pero por su ahijado si. Allí estaba Harry, sentado sobre unos cojines y con una manta sobre él. El bebe se debatía en una cruzada por quitarse de encima la mantita que le impedía ver el cuerpo sin vida de su madre delante de él.
Sirius reacciono igual que con James, se arrodilló intentando hacer reaccionar a su amiga, pero al tocar el cuerpo frió se dio cuenta de la cruda realidad, sus amigos se había muerto y era su culpa. Un nuevo gruñido de Harry le saco de sus pensamientos, se acercó al bebe y lo cogió en brazos. El bebe miraba a todos lados intentado buscar a su madre y a su padre, Sirius lo sacó de aquella habitación para que no viera el cuerpo inerte de Lily.
Cuando cruzó la puerta ya no tenía a Harry en brazos, ni se encontraba en la casa de los Potter, sino que estaba en su propia casa y al lado de la puerta se encontraban unas maletas.
- Sirius me voy -
- ¿Qué? -
- Esto no funciona, me voy - dijo Elísabeth poniéndose de pie y hechizando las maletas para que le siguieran.
- ¿Cómo es que te vas¿por qué¿a dónde?... ¿qué esto no funciona¿a que te refieres? Eli por favor - dijo acercándose a ella.
- A ti y a mi, esto no funciona, me iré a un hotel hasta que encuentre algo -
Elísabeth intentaba separarse lo más que podía de Sirius, tenerlo cerca le hacía dudar de todo.
- ¿Pero cómo que no funciona? explícate por que no entiendo nada - dijo Sirius.
- Sirius, se que tienes a otra - dijo mirándolo a los ojos fríamente y comenzando a llorar.
- Yo... no... -
- De verdad lo sé y no tienes por que mentirme por que yo misma os vi, no quiero ser un estorbo en tu felicidad con esa chica, así que me voy -
- Mi felicidad esta contigo -
- Pero ahora mismo la mía no esta con alguien que me engaña con otra - dijo duramente.
- Yo te quiero - dijo Sirius en un intento de convencerla.
- Mucho no debes de quererme si andas revolcándote con otra - gritó Elísabeth furiosa.
- Las cosas no son como tu crees -
- Ah¿no?... ¿entonces como son?... te cansas de mi... pero no sabes como decirlo... me embarazas y no sabes como dejarme por la otra... lo único que te retiene a mi es el bebe que espero - siguió gritando furiosa.
- Eso no es cierto - gritó Sirius.
- Si lo es... es totalmente cierto, sino no estarías con la otra -
- No quiero a ninguna otra, te quiero a ti - dijo Sirius intentando abrazarla.
- Suéltame, no me toques - dijo apartándose - no quiero que estés cerca de mi ni de mi hijo -
- Es mi hijo también -
- Como comprenderás hasta que nazca es sólo mío ¿o pretendes que deje aquí la barriga? -
- Vale, pero de todas formas es mi hijo... yo te quiero... a los dos -
- Si nos quisieras no nos habrías engañado... ahora aparta que quiero irme - dijo empujándolo para pasar.
Sirius no pudo evitar que Elísabeth saliera de apartamento.
- Eli espera, deberíamos hablar todo esto -
- No hay nada de que hablar, Sirius -
- Yo te quiero y no voy a renunciar a ti - dijo cociéndola de los brazos.
- Suéltame -
- Te quiero - dijo Sirius acercándola a su cuerpo.
- Que me sueltes te digo - dijo ella empujándolo.
Rápidamente te dio la vuelta para continuar con su camino, pero lo que no vio es que a unos pasos se encontraba el primer escalón, no vio donde pisaba y empezó a rodar por las escaleras. Todo paso demasiado rápido y Sirius no tuvo tiempo de reaccionar y sujetarla. Cuando reacciono, ella ya estaba tirada en el piso, con sangre en la cabeza y en las piernas. Bajo corriendo las escaleras para ir a socorrerla y, en ese instante, volvió a despertar.
Estaba tirado en el suelo de la celda, los dementores ya se habían ido y dejaban de atormentarlo, aun así las imágenes no dejaban de repetirse en su cabeza, por su culpa Elísabeth había perdido el bebe. No pudo evitarlo y comenzó a llorar.
- No me lo puedo creer - dijo Mark entrando en la habitación de su hermana.
- ¿Te das cuenta de que técnicamente nada de esto nos pertenece? - dijo su gemela tras él.
- No es sólo por que la casa nos pertenezca -
- Ya, entiendo, pero te digo, la abuela no es al abuela, el abuelo no era el abuelo y papa... papa no era papa... nada era nuestro - dijo ella tirándose en la cama.
- ¿Y ahora que hacemos¿cómo llamamos a la abuela¿Farah?... no creo que sea capaz de mirarla a los ojos - dijo Mark también tumbándose en la cama.
- Te entiendo -
Ambos chicos estaban tumbados en una cama, ella con los pies en el cabecero y él contrario a ella.
(n/a: para no hacernos lío... llamare Lizzy a la hija y Elísabeth a la madre.)
- Es que no me creo que mama nos haya mentido en algo tan importante durante tanto tiempo - dijo Lizzy.
- Es que... papa no era papa... nos ha mentido en lo más importante de todo... y a saber en cuantas cosas más... -
- ¿Y qué vamos hacer con... con él? - preguntó Lizzy con miedo.
- Creo que a partir de ahora a esa persona deberíamos denominarla con un apodo claro y conciso que nos indique que hablamos de él... ¿qué te parece el cabrón pone cuernos abandona hijos? - dijo Mark mirándola con sonrisa picara.
- Hombre... definirlo, lo define bien... pero es demasiado largo y explicativo... algo más discreto seria mejor - dijo Lizzy riendo la gracia de su hermano.
- No sé que vamos hacer con respecto a ese tío... ¿tu quieres conocerlo? -
- No¿tu quieres? - preguntó rápidamente ella.
- No... la verdad es que conocer al cabrón que engaño a mama no me supone demasiado interés - contestó Mark poniendo las manos detrás de la cabeza.
- Opino lo mismo... además no hemos sabido nada de él desde que nacimos... ¿por qué deberíamos saber algo ahora? -
- Ten en cuenta lo que dijo mama, él no sabe que existimos, cree que mama aborto -
- Sabes, eso me... no se lo que es... pero creo que mama se paso algo con esa venganza -
- Si, cruel era... pero ten en cuenta que ella no quería verlo y si él sabía que nosotros existíamos pues... difícil lo veo... -
- ¿Qué hubiera sido de nosotros si no se llega a separar de él?... seguro que nos habría abandonado - dijo Lizzy.
- No lo sé... mama dijo que él nos quería... pero también dijo que la quería a ella... así que... -
Ambos chicos tenían once años, físicamente eran iguales, bueno, Mark era un poco más alto que su hermana y Lizzy tenía una melena que le llegaba hasta por debajo del hombro, por lo demás eran iguales, mismos ojos, una mezcla entre verdes, marrones y grises, pelo castaño oscuro y hasta a veces el mismo carácter. Eran muy parecidos en eso, aunque en algunos momentos se peleaban por que pensaban de forma distinta, pero quitando todas las peleas, se querían y se protegían mucho. Tenían una cualidad muy útil según ellos, podían sentir lo que sentía su gemelo, cuando uno estaba triste o contento el otro lo sabía y viceversa, por eso siempre estaban tan compenetrados. Ambos eran muy desinquietos, les encantaba hacer travesuras y pasarlo bien, pero siempre teniendo en cuenta las consecuencias de sus acciones, si hacían algo que sabían que iban a ser castigados, nunca se acobardaban y siempre aguantaban el castigo que les echaban. También era cierto de que uno nunca se chivaba de lo malo que hacia el otro, normalmente por que siempre estaban los dos metidos en el ajo, pero aun así no se echaban las culpas, las compartían para hacer el castigo más llevadero. Así eran ellos, muy apegados a su madre y a su abuela, la única familia que les quedaba hasta el momento, adoraban a su padre y a su abuelo, que fallecieron cuando ellos tenían siete años.
Toc, Toc
- Adelante - dijo Lizzy.
- Chicos... quiero hablar con vosotros -
- Pasa abue... digo Farah - dijo Mark rehuyendo la mirada de la mujer.
- No te atrevas a dejar de llamarme abuela - dijo Farah acercándose a la cama donde estaban tumbados sus nietos.
- Es que ya no eres nuestra abuela -
- ¿Y eso quien lo dice? -
- Mama nos ha contado la verdad -
- ¿Y? -
- Pues... -
- ¿Es que acaso por que os haya dicho que mi hijo no era vuestro padre yo dejo de ser vuestra abuela y el vuestro padre? -
- Hombre... teóricamente si... - contesto Lizzy.
- Pues eso a mi no me vale, yo sigo siendo y lo seré siempre vuestra abuela, que os quede claro a los dos, y Patrick era vuestro padre y Linus era vuestro abuelo y no hay más que discutir -
- Ese es el problema... no lo sois... no hay ningún parentesco que nos una -
- ¿Cómo que no¿y el parentesco de que os he criado y os he cambiado los pañales de bebes¿eso no cuenta? claro... ahora os dicen una chorrada sobre que si no tenéis mi sangre y vosotros tiráis a la basura todos estos años de cariño -
- No es así como ha pasado y lo sabes - dijo Mark.
- Es lo que estáis demostrando -
- Es que... llega mama y nos dice una cosa como esa... y no sabemos como reaccionar -
- A ver... vuestro padre era vuestro padre... -
- No, no lo era -
- Si, déjame que te explique mi punto de vista... a ver... en mi opinión uno puede tener dos clases de padre, el biológico, que te da la vida, y el padre¿en que se diferencian? pues... el biológico te da la vida... es el que pone el esperma... y el otro... el padre... es el que te cambia los pañales, esta contigo cuando estas malo, te lleva al parque a jugar, te arropa y te cuenta un cuento, te lleva al colegio y se preocupa por tus notas, en fin... todo lo que haría un buen padre... hay niños que tienen la suerte de que el biológico y el padre sean la misma persona... pero otros no... y tienen dos padres... vosotros sois de ese segundo tipo... y habéis tenido la suerte de tener dos padres... hasta el momento solo habéis conocido a uno, al padre... tal vez cuando conozcáis al biológico podréis cambiaros de grupo y ser de los que el biológico es el mismo que el padre... que es lo más seguro, entonces perteneceréis a un grupo mejor... ¿cuál? el grupo que tiene un padre biológico y que ha disfrutado de dos padres... ¿me entendéis? - termino de decir Farah.
- Creo que si... papa era papa... nos quiso como a sus hijos... y eso es lo que importa... ¿no? - dijo Mark, después de unos segundos meditando, mirando a su hermana.
- Exacto, y yo os quiero como a mis nietos y eso no cambia por que vosotros sepáis que no lleváis mi sangre... yo siempre lo supe y nunca me incomodo -
- Es que... mama nos engaño - dijo Lizzy.
- Vuestra madre solo hizo lo que pensó que era mejor para vosotros y menos doloroso para todos -
- Pero él lo debió de pasar mal ¿no? -
- Si, lo paso mal... y Elísabeth también... fue duro para ella dejarlo todo, dejar al hombre que amaba para empezar de cero, la suerte fue que ella contaba con nosotros para ayudarla y él... bueno el tenía a sus amigos por lo que me ha contado Eli - dijo Farah.
- Mama estará enfadada por habernos enfadado con ella... pero es que nos engaño -
- Lizzy, cariño, una cosa como esa no se le puede explicar a un niño pequeño y que la comprenda... tenía que esperar hasta que fuerais un poco más grandes, si Patrick estuviera vivo no os habríais enterado y si por mi fuera nunca os lo hubiera dicho -
- Pero tenemos derecho a saber la verdad - replicó Mark.
- A saber quien es - dijo Lizzy.
- ¿Tu lo conoces abuela? - pregunto Mark.
- Si, llegue a verlo una vez -
- ¿Y como era? - preguntó Lizzy.
- No queremos saberlo, recuerdas - dijo Mark dándole un codazo.
- Por saber como era no pasa nada, cielo - dijo Farah sonriendo - pues a ver... era... alto, guapo, atractivo - se quedo mirando a los gemelos - sois una mezcla de Elísabeth y de él, pero también tenéis muchas cosas de Patrick -
Los chicos se quedaron pensativos.
- ¿Y ahora que, abuela? -
- Pues... ahora... a bajar a cenar... y hacer las paces con vuestra madre... vamos - dijo Farah levantándose.
- Vale - contestaron los dos a la vez.
Bajaron a cenar relativamente contentos, con todo lo que habían descubierto todavía estaban nervioso, pero aún así felices de no haber perdido el cariño de su abuela. La sorpresa apareció y la alegría se esfumó justo cuando entraron en el comedor, allí sentado al lado de su madre, los gemelos encontraron la hombre que más odiaban en el mundo, Severus Snape.
Tanto Mark como Lizzy sabían perfectamente que las visitas de Snape no eran agradables para ningún miembro de la familia, ni siquiera Patrick que se llevaba bien con todo el mundo lo soportaba, por lo tanto no entendían por que su madre permitía la entrada de ese señor a la casa. Quizás fuera por eso, su padre no lo soportaba, sus abuelos no lo soportaban y ellos había desarrollado esa aversión hacia él o quizás fuera por que simplemente hay gente que te cae mal sin saber por que, la cuestión es que no lo tragaban y menos que estuviera tan cerca de su madre.
- Niños, tenemos visita, saludad - dijo Elísabeth frunciendo el ceño.
- Buenas noches señor Snape - dijeron los dos a la vez sonriendo falsamente.
- ¿A que se debe su visita, Snape? - dijo Farah sin ocultar la antipatía que sentía.
- He venido a saber como estaban y a traer noticias de Londres - respondió Snape.
- Pues podía haber enviado una carta - murmuró Mark a su hermana.
- Así nos ahorra verle el careto - murmuro Lizzy a su hermano.
Ambos jóvenes sonrieron.
La cena transcurrió tranquila y sin ninguna novedad. Al terminar Elísabeth y Snape se dirigieron al despacho para conversar tranquilamente.
- Bien Snape¿a que has venido? - preguntó Elísabeth fríamente.
- Es que no puedo venir a verte - respondió Snape sonriendo débilmente.
- Sabes perfectamente que aquí nadie te soporta... ¿a que has venido? -
- Básicamente a molestar a tus hijos con mi presencia - dijo Snape.
- No me parece que sea lo más correcto - dijo ella fríamente mirándole con odio.
- Su padre... -
- No te atrevas a meterle a él en todo esto... lo que te hiciera en el colegio nada tiene que ver con mis hijos - gritó Elísabeth.
- Se merecen saber como era su padre - dijo Snape fríamente.
- Dudo que tu sepas como era su padre -
- Un arrogante que se divertía maldiciendo a los alumnos por los pasillos -
- Madura Severus por favor... no puedes pasarte la vida odiando a una persona que te amargo la vida en el colegio - dijo Elísabeth yendo hacia la puerta - si eso es para todo lo que has venido... te agradecería que abandonaras mi casa -
Snape dio un par de zancadas y se coloco en frente de Elísabeth.
- Ellos son igual que él - dijo Snape escupiendo las palabras con asco.
- ¿Y? -
Snape no respondió y salió de la casa enseguida. Elísabeth salió del despacho y se encerró en su cuarto.
- Pat, me haces demasiada falta - dijo mirando una fotografía en la que salían ella y su marido sentados en la hierva.
Mientras en otro lado de la casa.
- Así que Snape conoce a nuestro verdadero padre - dijo Mark entrando en su cuarto.
Habían estado escuchando lo que Snape tenia que decirle a su madre.
- El hecho de que le hiciera la vida cuadritos a Snape en la escuela es un punto a su favor - dijo Lizzy sonriendo.
- Y por el odio que le tiene... debió de putear mucho a Snape -
- Eso no quiere decir que si aparece le recibamos con los brazos abiertos - dijo Lizzy rápidamente.
- Por supuesto que no - dijo Mark frunciendo el ceño.
- Tenemos que hablar con mama -
- Si, vamos -
Los dos hermanos se dirigieron al cuarto de su madre, llamaron a la puerta y como no obtuvieron respuesta entraron directamente.
- Mami ¿estas? -
- Si - suspiró Eli.
- Mami tenemos que hablar - dijo Mark.
- ¿Qué ocurre cariño? -
- Mami... hemos decidido que queremos ir a un colegio mágico a estudiar - dijo Lizzy lentamente.
- Me parece bien, si es lo que queréis hacer - dijo Elísabeth sonriendo.
- Mama, no estamos enfadados contigo -
- Eso me hace feliz - sonrió abrazándolos.
- ¿Estas bien? -
- Hecho de menos a vuestro padre -
- ¿A cuál de los dos? -
- A Patrick sobre todo... aunque en algunos momentos también he echado de menos al otro... -
- ¿Nos vas a decir su nombre? - preguntó Mark dudoso.
- Ahora mismo no... no estoy preparada para hablar de eso ahora... -
- Vale -
- Iros a la cama... mañana por la mañana enviare la carta para que vayáis a un colegio de magia, y después iremos a comprar los útiles para las clases -
- Esta bien... buenas noches, mami - dijo Lizzy.
- Que descanséis - dijo Elísabeth viendo como sus hijos salían del cuarto.
- Buenas noches, mami - dijo Mark cerrando la puerta.
Muchas lunas llenas habían pasado desde aquella noche en la cual Remus perdió a sus mejores amigos, James, Lily y Peter muertos y Sirius en Azkaban, lo único que le mantenía con fuerzas eran sus hijas y su esposa. No era una vida fácil la de licántropo, nadie quería dar trabajo a este tipo de personas, y era muy difícil mantener a una familia de ese modo. Aun así, habían conseguido sobrevivir y mantener una vida estable. Remus la verdad no tenía quejas de su vida, tenía a la mujer que amaba a su lado, unas hijas maravillosas que lo querían y respetaban, excepto por lo del trabajo y la perdida de sus amigos, Remus era feliz.
Desde que Christine cumplió los once años y la llamaron para estudiar en el colegio de magia y hechicería de Escocia, la familia Lupin se traslado a vivir a dicho país. El ambiente era agradable y tanto Remus como Kate consiguieron trabajo y una buena casa.
Christine había cumplido ya trece años y estaba ansiosa por empezar su tercer año en el colegio, ya que tenía ganas de ver a sus amigos. Se había convertido en una preciosa adolescente, alta, si seguía creciendo así sería tan alta como su padre, con una larga melena castaña clara como su madre, Chris siempre se quejaba por que decía que de pequeña tenía el pelo más rubio y con el tiempo se le fue oscureciendo, poseía para su edad un cuerpo bien formado, ya se empezaban a notar en ellas las curvas propias de la madurez, en cuanto a carácter era alegre y tierna, algo cabezota, pero muy buena chica.
Le encantaba leer tanto como a su padre, y era aplicada con los estudios, aunque a veces había asignaturas que le costaban y tenía que hacer más esfuerzos. En el colegio tenía bastantes amigos y enemigas, puesto que era una chica que caía bien y más de un chico guapo iba tras ella. Hasta el momento no se había enamorado, cierto era que le gustaba algún chico, pero de eso a amor, no, el amor todavía no había llegado a ella.
Ann acaba de cumplir diez años, estaba ansiosa por ir al colegio de magia pero mientras tanto se conformaba con ir a un colegio sin magia, aunque tenía buenos amigos en el colegio y le daba mucha pena despedirse de ellos el año que entraba. Era un chica alegre y divertida, alta, con una melena rubio cenizo, los ojos marrones de su madre y su hermana, su cuerpo empezaba a formarse y se empezaba a ver que pronto dejaría de ser niña para ser mujer.
Le gustaba leer más incluso que a su padre y a su hermana, era un peligro ir con ella a una librería porque siempre volvía con un par de libros.
Conscientes ambas niñas del secreto de su padre desde pequeñas, ambas intentaban ayudar y cuidar a su padre lo más que podían, sobre todo antes y después de las lunas llenas. No le tenían ningún miedo, era su padre y él sería incapaz de hacerles daño, aun así tampoco corrían riesgos cuando su padre estaba en ese estado.
Adoraban a su madre, y las tres mujeres estaban muy unidas. Kate era su confidente, eso no quitaba que cuando tenían un problema fueran a pedir consejo a su padre, pero había ciertas cosas que no se le podían contar a papa.
Remus les contaba historias de sus tiempos del colegio, y ellas sabían perfectamente lo que había pasado con los Potter y con Sirius Black. Chris se resistía a pensar que su adorado tío Sirius, tal y como ella lo recordaba, hubiera hecho algo así, pero no podía hacer otra cosa que aceptar la realidad.
Continuara...
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