Este ff esta hecho por Elísabeth
Los personajes principales son los de Rowling, los demas son mios!
Capítulo 5: Sueños.
Marzo de 1993.
Amanda, Natalie y Jennifer se despertaron asustadas en medio de la noche por el grito procedente de una de las camas, se acercaron rápidamente a socorrer a su amiga que se removía agitada en su cama.
- Sabía que tenía pesadillas pero nunca creí que fuera para tanto - dijo Jenny al ver el estado en que se encontraba Lizzy.
La chica en cuestión, Elísabeth Lavine, se removía en la cama como si estuviera poseída, tenía los ojos abiertos pero totalmente blancos y decía incoherencias.
No muy lejos de allí, en la habitación de los chicos del mismo curso, un chico, Mark Lavine, sufría los mismos síntomas que su hermana. Los chicos de su habitación nunca lo habían visto así, normalmente cuando tenían esas pesadillas decían incoherencias y se despertaban agitados, pero nunca habían llegado a este estado.
- Tenemos que avisar a los profesores - dijo Max.
- Si, corre, yo iré a ver si a Lizzy le ocurre lo mismo - dijo Kevin.
Ambos chicos salieron de la habitación dejando a su amigo con Jordan.
Kevin no tardó en llegar a la habitación de las chicas, una vez allí descubrió que ya todo había pasado y que Lizzy dormía tranquilamente, lo cual significaba que Mark también estaría bien.
- ¿Y se le ha pasado el ataque? - preguntó el chico acercándose a la cama de Lizzy.
- Hace unos segundos - contesto Amanda.
- ¿Qué crees que habrá pasado? nunca han sido tan fuertes sus pesadillas -
- No sé, cuando despierten lo sabremos - dijo Kevin saliendo del cuarto.
Los profesores llegaron a la habitación de ambos alumnos y al ver que dormían placidamente se marcharon no sin antes decirles a sus compañeros que los vigilaran bien por si el suceso se repetía.
Llego la mañana y las chicas se despertaron como de costumbre aunque con un poco más de sueño. Natalie se acercó a la cama de Lizzy para ver si seguía durmiendo, la chica descansaba placidamente en su cama sin saber el estado en que se encontraba anoche.
- ¿Puedo pasar? - dijo Mark con los ojos cerrados abriendo la puerta.
- Si claro, ya estamos vestidas -
- ¿Te encuentras bien? -
- Si... la profesora ha dicho que podemos faltar a las primeras horas... vayan ustedes yo quiero estar un rato con mi hermana - dijo el chico acercándose a la cama de Lizzy.
- Esta bien, nos vemos luego -
Las tres chicas salieron de la habitación.
- Ya se han ido, ya puedes despertarte - dijo Mark sentándose al borde de la cama.
- ¿Lo viste? - preguntó Lizzy asustada.
- Si... los chicos me han contado que nos pusimos fatal... dicen que parecíamos poseídos -
- Es que una cosa es soñar con ese hombre y otra muy distinta ver a papa en el sueño -
- No se que pensar... ¿crees que se metió en nuestro sueño para decirnos algo? es que... es muy raro... hasta ahora cada vez que soñábamos con ese hombre... pero... - intentó explicarse Mark.
- Creo que papa pretende decirnos algo -
- ¿Me vas a decir que ha vuelto del más allá para aparecerse en un sueño? - preguntó Mark escéptico poniéndose de pie.
- No lo sé... sólo... quiere que lo ayudemos -
- Primero será averiguar quien es ese hombre... llevamos años teniendo sueños con él y todavía no sabemos quien es -
- No es tan fácil... ni siquiera sabemos si es verdad que esta en la cárcel, a lo mejor todavía no esta ahí y vemos el futuro, además que pasa si esta en una cárcel muggle, hay miles de ellas - explicó Lizzy.
- Hay que hacer algo y hay que hacerlo ya -
- Tenemos que ir hablar con la profesora... recuerda que no debemos decir ni una palabra de lo que pasa en los sueños -
- Don't worry -
Los gemelos se dirigieron al despacho de la tutora para hablar de lo ocurrido. El Royal High School de Viena se dividía en siete cursos, y cada curso en cuatro grupos, cada grupo tenía un tutor que era el que se ocupaba de castigarlos o premiarlos cuando hacían algo mal. Tanto Mark como Lizzy estaban en el grupo A, su tutora era la señorita Wittelsbach, una mujer muy amable a la que le encantaban los niños.
- Señorita Wittelsbach, se puede -
- Si, adelante -
Entraron en el despacho.
- Haber... ¿qué ha pasado? -
- Pues no lo sabemos... no nos acordamos de nada -
- ¿Estáis seguros? - preguntó la tutora desconfiando.
Los gemelos se miraron.
- RERCORDANDO EL SUEÑO -
Siempre había sido el mismo sueño, cuando abrían los ojos ya no estaban en sus camas sino en un pasillo largo y oscuro.
Caminaban por el pasillo, a un lado y al otro había puertas de acero blindado con unas pequeñas rejillas abajo para pasar la comida, al final del pasillo había una puerta abierta donde entraban.
Allí había un hombre en el suelo sentado, con un traje muy viejo lleno de mugre, el hombre levantaba la cabeza y los miraba, durante unos minutos se quedaban así, mirándose fijamente unos a otros.
Los niños veían una gran tristeza en los ojos de aquel hombre, de repente, la tristeza se convertía en miedo y unos seres aparecían por la puerta. El hombre comenzaba a chillar de desesperación, los niños sentían como si nunca más pudieran ser felices. Todo era un caos.
Hasta aquí era lo que ellos veían normalmente pero una cosa cambio la pasada noche. Junto con esos seres entraba alguien más, ese alguien se acercó a ellos y les dijo algo. Ellos, sorprendidos de que su padre estuviera ahí y aterrados por esas criaturas, no sabían como reaccionar.
- Tenéis que ayudarlo... él es bueno... no lo odiéis... es bueno... - dijo Patrick.
Y despertaron.
- FIN DEL RECUERDO DEL SUEÑO -
- Segurísimo, no nos acordamos de nada de lo que paso - dijo Mark sonriendo inocentemente.
- Esta bien, id a clases -
- Gracias profesora -
Los niños salieron del despacho, la tutora intuía que le estaban mintiendo, la verdad conocían bastante bien a esos gemelos, eran unos pequeños alborotadores, siempre hacían alguna broma o travesura, pero eran también demasiado listos y pocas veces les pillaban, aun así eran niños muy responsables con los estudios y la mujer les había cogido cariño.
- ¿Tu crees que esta vez ha sido peor por que estaba papa? - preguntó Lizzy de camino a su cuarto.
- Lo más posible... siempre hemos soñado con ese hombre y nunca había sido tan grave... es posible que la intrusión de papa en nuestros sueños provoque ese estado - respondió su hermano meditando lo que decía.
- Papa... -
- FLASH BACK -
Patrick entraba al cuarto de su hijo preocupado por que había oído ruidos en el piso superior. Elísabeth y él estaban en el salón viendo una película cuando escucharon un grito, Elísabeth iba a subir a ver que sucedía pero al final el que subió fue Patrick.
- He oído un grito... ¿qué ha pasado? -
En la cama estaba Mark sentado, con cara de susto, Patrick se acercó y se sentó en el borde.
- Es que... hemos tenido una pesadilla - dijo el niño suavemente.
- ¿Hemos? -
El hombre se acercó y destapó la colcha, acurrucada debajo de las sabanas, aun con lagrimas en los ojos, estaba Lizzy.
- Papi - dijo la niña abrazando a su padre.
- ¿Qué ha pasado¿algún monstruo en el armario? -
- No... un hombre... -
- ¿El hombre del saco que es muy malo y que se lleva a los niños malos?... vosotros no tenéis que preocuparos por eso... sois buenos -
- No es eso papi... no nos dio miedo el hombre... nos dio mucha tristeza - dijo seriamente Mark.
- ¿Tristeza? - preguntó Patrick sin comprender.
- Si... era un hombre... solo... como en una cárcel... estaba muy triste y sus ojos... - dijo Lizzy refugiándose más en el regazo de su padre.
- ¿Qué pasa con sus ojos? -
- Eran muy tristes, azules y tristes... me dio mucha pena papi -
- No tenéis que preocuparos -
- Después llegaron esas cosas -
- ¿Qué cosas? -
- Eran seres... como con una sabana negra cubriéndoles y... -
- Y entonces el hombre comenzaba a gritar y era como si perdiéramos toda la felicidad y sólo pudiéramos estar tristes... -
- Esas cosas si nos dieron miedo -
- Tranquilos... ha sido sólo una pesadilla... no tenéis por que preocuparos ni estar tristes... sea quien sea ese hombre seguro que no le gustaría veros tristes... -
- Papi... ¿puedo quedarme aquí a dormir? - preguntó Lizzy.
- Cada uno tiene su cama... pero lo que diga tu hermano -
- Que se quede -
Patrick arropó a los niños y salió de la habitación meditando mientras bajaba las escaleras sobre el sueño que habían tenido los niños.
"¿Es posible que los gemelos hayan tenido un sueño donde veían a Sirius Black? por que esta claro que los seres descritos eran dementores, como los que hay en Azkaban, y muy posiblemente el hombre fuera Sirius, pero si eso es así¿por que¿y con que fin?"
- ¿Qué ha pasado arriba? -
Patrick salió de sus pensamientos cuando vio a Elísabeth delante preguntándole.
- Nada... una pesadilla -
- FIN FLASH BACK -
- Desde que tenemos cinco años hemos tenido sueños con ese hombre, pero es la primera vez que papa aparece... desde que murió... -
- Le echo de menos - dijo Lizzy apenada.
- Yo también... pero el problema es ¿qué vamos hacer si vuelve a pasar?... la próxima vez avisaran a mama y se preocupara... -
- Lo sé -
- Bueno, no pensemos más en ello... vamos a clase -
- ¿Hay que ir? -
- A mi tampoco me hace ilusión -
- Esta bien... vamos -
Verano de 1994.
- ¿Miedo? -
Elísabeth estaba en su habitación, mirando por la ventana, en su cara se podía ver angustia y miedo. Farah había entrado y se quedó observándola, después de unos minutos hablo.
- ¿De qué debería tener miedo? -
- De Sirius Black -
Elísabeth se tensó al oírla.
- No tengo miedo de Sirius, no sabe que estamos aquí y no hay nada que pueda traerle hacia aquí -
- Cierto, pero aun así tienes miedo ¿crees que pueda hacerle daño a Harry? -
- ¡No! Sirius sería incapaz de eso... no... simplemente es que... si los dementores le atrapan le darán el beso... -
- Eso dicen -
- No quiero que pase eso - susurró Elísabeth.
- ¿De verdad crees que es inocente? - preguntó Farah acercándose a ella.
- Si, lo creo... él no pudo hacer algo así -
- A lo mejor quedó tan trastornado por tu escapada que se unió a... -
- ¡No! te lo dije... una cosa era engañarme a mi... y otra muy distinta engañar a James... era su hermano... nunca... nunca le haría eso... nunca -
- Esta bien, creeré en tu instinto... pero eso no evade mi pregunta... no sólo tienes miedo de lo que pueda pasarle a Sirius si le cogen... también tienes miedo de que pasara si descubre la verdad ahora que esta fuera¿verdad? -
- Si... - susurró - no creo que pudiera enterarse... pero... - contestó Elísabeth dudosa.
- ¿Y si se enterara? -
- No lo sé... no sabré que hacer si se entera... -
Farah lo noto, Elísabeth estaba muy preocupada por el día en que Sirius se enterara de su mentira, por la reacción de Sirius y de los niños, incluso preocupada por la actitud que la propia Farah pudiera tomar en ese momento. Era una situación muy difícil y complicada.
Por una parte Elísabeth quería aparecerse en donde estaba Sirius y contarle la verdad, decirle que lo amaba y que le creía, pero otra parte de ella, la más sensata, le decía que no hiciera nada de eso, primero por que no sabía donde estaba Sirius, segundo por que aunque todavía le amara, si él quería recuperarla tendría que esforzarse para recuperarla, tercero, que lo creía, si, eso si se lo diría si tiene la posibilidad de verlo, pero ante todo, lo que más le impedía descubrir todo eran sus hijos, la reacción que ellos pudieran tener.
- Si se entera tendrás que hacer algo -
- ¡No se que hacer! - dijo Elísabeth con desesperación.
- Lo sabrás cuando llegue ese momento -
- ¿Y tu que harás? -
- También lo sabrás en ese momento - dijo Farah saliendo de la habitación.
Elísabeth se quedó sola, pensando, la verdad era que toda esa presión que se estaba imponiendo a si misma sobre lo que hacer cuando volviera a ver a Sirius, si lo veía, era insoportable. Pero desde que se había enterado de que Sirius se había escapado de Azkaban no podía dejar de pensar en ese momento y eso le preocupaba.
Verano de 1995.
Era sábado a media tarde cuando Ann lo conoció. La chica había ido a visitar a su padre con su hermana, su madre no pudo ir por que estaba trabajando. Y allí, en el umbral de la puerta, lo conoció.
- Ann, cielo¿quién es? - preguntó Remus desde la cocina.
- Pues... es... es... perdón ¿quién es usted? - preguntó la chica tímidamente.
- Snape ¿qué haces aquí? - dijo Sirius apareciendo detrás de Ann.
- Sólo he venido a traer la poción a Lupin por orden de Dumbledore - contesto el recién llegado mirando con asco a Sirius.
Snape entró hasta la cocina y dejó en la nevera un par de frascos con poción.
- Hola - saludo Christine alegremente.
Snape miró a la chica de arriba abajo con antipatía.
- Gracias Severus - dijo Remus cordialmente.
- Ahora vete - dijo Sirius.
- Hay suficiente para toda la luna llena... me voy -
Y sin decir nada más se fue.
Ann ni se había movido, seguía estática junto a la puerta viendo como ese hombre se iba. Estaba impresionada, nunca había visto a un hombre así, tan misterioso, tan siniestro, tan... ya no sabía como definirlo, pero se había dado cuenta de que ese hombre le había hecho sentir algo.
- A que tiene su morbo - dijo Chris acercándose por detrás de su hermana.
- Ya te digo... ¿quién era? -
- Severus Snape -
- ¿Ese era Snape? - preguntó Ann sorprendida.
- Sip... yo tampoco me lo imaginaba así - suspiró Christine.
- Creo que me he enamorado - dijeron las dos hermanas a la vez suspirando.
- ¿De quien? - preguntó Remus.
- De Severus - contestaron las dos chicas.
- ¿QUÉ! -
- Remus empiezo a dudar que estas niñas sean tuyas - dijo Sirius.
- Yo también... -
- De Snape... ¿cómo es posible¿cómo? -
- Es un hombre muy atractivo -
- Es Snape... ¡no es atractivo!... ¡yo soy atractivo¡Snape no! -
- Niñas, Snape no es hombre para vosotras - dijo Remus sabiamente.
- Snape es malo - insistía Sirius.
- Que curioso... creo recordar que es lo mismo que dicen de ti - dijo Ann refiriéndose a Sirius.
- Es distinto... yo soy inocente -
- No podéis pretender que lo odiemos solo por que vosotros lo digáis, vamos a seguir tratándolo - dijo Chris encerrándose en su cuarto.
- Es un hombre muy agradable - dijo Ann siguiendo el ejemplo de su hermana.
- ¡Pero si ni siquiera te ha saludado! - gritó Sirius.
Junio de 1996.
Patrick no había vuelto a meterse en sus sueños con aquel hombre hasta aquella noche. Pero ese no era un sueño cualquiera, no sólo por que Patrick estuviera en ahí, sino por que no estaban profundamente dormidos como era costumbre.
Allí estaban ellos, tumbados en el sofá, Lizzy apoyando su cabeza en el hombro de su hermano Mark, empezando los dos a sentir eso tan extraño y a temblar. No fue fácil para ellos descifrar todo eso que estaban viendo, pero si estaban seguros de que no era el típico sueño con ese hombre, parecía más una visión, parecía que ellos eran los espectadores de algo que estaba pasando muy lejos de allí.
- SUEÑO -
Mark y Lizzy estaban en las gradas, en una sala muy peculiar pues en el centro se alzaba imponente un arco donde ondeaba un velo, cerca de allí un hombre y una mujer luchaban. Alrededor de ellos un montón de gente también luchando. Oyeron una voz, una esfera se había roto muy cerca de ellos y escuchaban como una masa de humo relataba una profecía, miraban a la mujer de humo sin entender que estaba pasando, cerca de ellos pasaron unos chicos corriendo escaleras abajo.
Entre todo aquel caos de maldiciones, la profecía, la gente corriendo, divisaron algo, abajo del todo, junto al arco, mirándoles fijamente, allí estaba Patrick, rápidamente Mark y Lizzy bajaron.
Una vez abajo vieron al hombre que tantas veces había estado en sus sueños luchando con una mujer, riéndose de ella por no saber hacerlo mejor. Un rallo de luz, una maldición, le dio de lleno en el pecho y lo hizo caer, muy lentamente, como a cámara lenta, a través del velo.
- Tenéis que ayudarle... no podéis dejarle ahí dentro... tenéis que salvarlo - dijo Patrick tranquilamente, sonriéndoles, transmitiéndoles una paz que no habían sentido nunca.
Mientras el fantasma de su padre les pedía ayuda el cuerpo de ese hombre misterioso iba cayendo hasta que atravesó todo el velo.
- FIN DEL SUEÑO -
Ambos despertaron en ese instante, nerviosos y asustados.
No entendían nada de lo que había pasado, pero tenían muy claro que ese no era un sueño normal y corriente como hasta ahora, ellos tenían que hacer algo.
- ¿Pero qué podemos hacer nosotros?... ni siquiera estamos seguros de que eso fuera del todo real -
- Era real y hay que hacer algo, ya oíste a papa, no podemos dejarlo ahí - dijo Lizzy andando de un lado para otro.
- Espera... y si... ¿y si fuera una trampa? - dijo Mark parando a su hermana.
- ¿Y si no lo fuera¿y si nos quedamos aquí sin hacer nada y ese hombre muere? -
Lizzy le mantuvo la mirada a su hermano intentando demostrarle que se mantenía firme en su idea de ayudar a ese hombre.
- A lo mejor no podemos salvarlo - dijo el chico seriamente.
- Pero ¿y si podemos?... Mark, por favor, algo me dice que si podemos -
- Lo sé, yo también siento lo mismo... pero no quiero que nos arriesgemos sin estar seguros -
Lizzy sonrió complacida de que Mark pensara igual, en cierto modo ella estaba aterrada por que les pasara algo por culpa de una insensatez, y en esos momentos daba gracias a dios de que su hermano fuera tan sensato y le hiciera recapacitar sobre sus acciones, eso era algo que Patrick les había enseñado.
- Entonces ¿qué hacemos? - preguntó Lizzy esperando oír el plan para salvar al hombre.
- ¡No lo sé¡no lo sé!... no quiero que le pase nada a ese hombre... pero no sé como podemos ayudarlo - dijo Mark desesperado.
- No te preocupes, algo se nos ocurrirá - dijo Lizzy abrazandolo.
Cuando se separaron ya no estaban en el salón que esta frente a sus cuartos, no estaba la chimenea, ni el sofá, simplemente estaban en aquella sala, con aquel arco en frente.
- ¿Estamos otra vez en el sueño? -
- Creo que nos hemos aparecido aquí -
- ¿Qué hacemos? - preguntó Lizzy asustada.
Mark miró a Lizzy dándole a entender que no sabía ni que hacer, ni que decir.
En el Colegio Hogwarts de Magia y Hechizeria, Dumbledore se encontraba abatido en su despacho, acababa de presenciar la agonía del niño que vivió al darse cuenta de que alguien a quien quería demasiado ahora no estaba con él.
Y ahí estaba él, sentado en su despacho, dándose cuenta del error que había cometido por confiarse. Había cometido un error propio de la vejez.
La habitacion retumbó, Fawkes se agitó y empezó a revolotear, Dumbledore no se explicaba que era aquello, pero era una gran cantidad de energía que había sido liberada.
No era posible que lo hubiera producido Voldemort, pues no era una energía fría y con ansias de muerte, todo lo contrario, era algo calido y sin maldad. La energía se sintió durante unos minutos y de repente ceso.
Dumbledore se movió agitado, tenía que averiguar que era esa energía y lo más importante, quien y por que se había provocado. Intentaba recordar lo que había sentido y la procedencia, le asombró el sitió que había descubierto como foco de la energia, el Ministerio de Magia, y más concretamente, la Sala de la Muerte del Departamento de Misterios.
Sin pensarlo dos veces se apareció en el Ministerio de Magia para averiguar que había sido aquella energía. El caos formado por los mortifagos todavía se podía ver en el ministerio, todo el mundo iba de un lado para otro, muchos mortifagos habían sido capturados y los aurores los estaban interrogando.
Dumbledore pasó de largo y se dirigió al Departamento de Misterios, aquella zona había sido la primera en limpiarse tras la intrusión de los mortifagos, así que estaba completamente desierta, sin perder tiempo entró en la Sala de la Muerte.
Ahora que estaba allí, estaba más seguro de que ahí había pasado algo después de que todos salieran, ahí estaba el foco de la energía. Bajo rápidamente hacia el arco y lo que vio le dejo de piedra. En el suelo, frente al arco, yacían, inconscientes, tres cuerpos, un chico, una chica y Sirius Black.
Continuara...
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