Fuego Platinado
2
El trato
Draco miró de reojo a Ginny, trataba de imaginarse lo que estuviera pasándole a la mente de aquella muchacha, ella en cambio se limitaba a la ventana esperando a que el tren partiera. Sintió la penetrante mirada del rubio y volteó a verlo, él tratando que no se diera cuenta de que estaba viéndola, simuló el estar viendo a la ventana y de nuevo posar sus ojos en los de Ginny.
- ¿Qué,
tengo algo en el rostro, o sólo te gusta verme? - sonrió
suspicaz Draco.
- Quería hacerte la misma pregunta hace
unos minutos cuando vi en el reflejo de la ventana la manera en que
me mirabas. - dijo Ginny alzando una ceja.
- ¡Já! ¿Yo
qué tendría que verte? En cambio, tú al mirarme,
puedes ver algo tan distinto que no sea pelirrojo, pecoso, pobre ni
tonto. Además - cerró los ojos - lo que quiera ver de
ti es muy mi asunto.
Ginny abrió un poco los ojos, no quiso que se notara la impresión que tuvieron esas palabras dichas por Malfoy, además creía que estaba jugando con ella. Así que continuó el juego.
- Bien, entonces contestando a tu pregunta, sí, sólo me gusta verte. - sonrió maliciosamente.
Draco casi se ahoga en ese instante, dio tal respingo que hasta por poco se pegaba la cabeza con la pared del compartimiento, Crabbe y Goyle reían como hienas, Draco se puso de pie y los sacó a (lo que él creyó) empujones.
- ¡Vamos! Salgan de aquí par de idiotas...
De un portazo cerró el compartimiento después de haberse cerciorado que sus amigos estuvieran lo bastante lejos de ahí. Se quedó inmóvil y se dio la vuelta de tal forma que el sonido de la capa que llevaba sólo silbó. Ginny sonrió al ver a Draco como se había enfadado, y sorpresivamente, él también sonrió.
- Bien bien, veo que
aprendiste bastante bien del curso pasado, pelirroja.
- No lo
niego, tuve al mejor tutor.
- Cierto, muy cierto.
Draco se sentó frente a Ginny y ambos tenían la misma expresión maliciosa. Ginny entonces tuvo la sensación de regresar el tiempo exactamente cuando se cruzaron sus ojos con aquél muchacho.
- ¿Me llamaba,
profesora McGonagall?
- Si Weasley, pasa por favor.
- ¿Sucede
algo malo?
- No, incluso son buenas noticias - Ginny se sentó
frente al escritorio de la profesora mientras que ésta sacaba
un grueso pergamino y una pluma, la mojó en una botellita de
tinta roja y comenzó a garabatear un par de cosas - de hecho,
son buenas noticias para ti, jovencita.
- Usted dirá. -
sonrió Ginny nerviosa mientras no quitaba la vista del
movimiento de la pluma para averiguar que era lo que escribía
afanosamente la jefa de su casa.
- Bien, - dejó a un lado
la pluma y comenzó a repasar el pergamino con sus gafas, Ginny
sintió que le sudaban las manos - hace un par de días
solicitaste que se te proporcionara ayuda para cierta clase: - Ginny
sintió las tripas revolverse - Pociones.
- Sí, así
es. - asintió rápidamente la muchacha.
- Y sugeriste
que un tutor podría ser lo mejor para que progresaras en esa
materia - Ginny soltó en su rostro la expresión de
estar esperando algo con ansias - y la noticia es que al fin
encontramos a uno.
- ¿En verdad?
- De hecho, te estará
esperando en 10 minutos. En la biblioteca.
- Disculpe, ¿podría
decirme quién...?
- Ah claro, Malfoy. Draco Malfoy será
tu tutor. - interrumpió McGonagall.
Si hubieran preguntado en la clase de Defensa Contra las Artes Obscuras que se sentía recibir la maldición Cruciatus, seguramente Ginny hubiera alzado la mano de inmediato. Al menos la sensación era similar (en su parecer) o debía de ser algo peor para recibir aquella noticia. Se pasó una mano por el cabello y se levantó al escritorio de la profesora de un brinco.
- Profesora, ¿no
habrá la posibilidad de cambiar al tutor?
- ¿De qué
hablas, qué tiene de malo?
- Bueno, es que yo... pensaba en
que alguien de mi casa podría ser. - por la mente de Ginny
pasó la imagen de cierto muchacho de ojos verdes, cabello
azabache y gafas.
- No hay muchos que se ofrezcan para este
trabajo en Gryffindor, los pocos que hay están sumamente
ocupados. De hecho, haberle encontrado tutor tan rápido fue un
caso fuera de lo común. Hay algunos que a su cargo tienen más
de cuatro estudiantes. Pregúntele a la señorita Granger
lo atareada que está siendo prefecta y aún así
se da el tiempo para dar asesoría a más de siete
estudiantes cuando tiene tiempo.
- ¿Alguien más?
-
¿Sugiere a alguien? - dijo la profesora mientras se quitaba
las gafas.
Ginny se mordió un labio, no podía decir el nombre de Harry en ese momento que McGonagall le había dado para que dijera quién quería Ginny como tutor, acababa de recordar como su hermano Ron contaba acerca de Pociones y de cómo Snape se las arreglaba para hacer que Harry y él no salieran bien en la clase.
- Y si me permite añadir, Malfoy es uno de lo más indicados para ayudarle, de los mejores en esa materia.
Ginny no dejó
que McGonagall viera la cara aterrorizada que hizo cuando le mostró
el pergamino dónde estaba indicado que Draco Malfoy era el
tutor de Ginny Weasley, (autorizado por Severus Snape y Minerva
McGonagall). Tomó la pluma que le había ofrecido la
jefa de su casa y temblando ligeramente, dejó plasmada su
firma a un lado de la misma de Draco.
Suspiró resignada la
pelirroja cuando le retiraron el pergamino, un par de cosas más
escribió la profesora y enrolló el pergamino, sacó
una ficha de papel y la selló con cera y dejando la marca de
su anillo en la misma, se la entregó a Ginny.
- Entrega esto a Malfoy cuando llegues con él, sabe que hacer. Así que eso es todo, buena suerte.
Abriendo un par de libros y comenzando a escribir en ellos, la profesora McGonagall dejó a una Ginny perpleja, así que caminó para salir de la oficina y cerrando la puerta detrás suyo, miró la ficha:
La señorita
Weasley está a cargo del alumno Malfoy.
Haciendo uso de mis
facultades, autorizo a que el joven Malfoy
como tutor, tiene el
derecho de atender a las dudas de la señorita
en sus
estudios respectivos de la clase de Pociones.
Malfoy, Weasley,
Malfoy, Weasley; era lo que solamente Ginny alcanzó a
vislumbrar después de haber leído aquello. Habían
otras cosas escritas, un par de firmas, el sello de la profesora,
pero no le dio la importancia necesaria, sólo veía el
apellido de Draco y el de ella.
Otro suspiro, se encogió
de hombros y se encaminó a la biblioteca, consultó uno
de los relojes del pasillo y se asustó, faltaban 5 minutos
para que empezaran sus clases de asesoramiento y no quería
darle el gusto a Draco de sus comentarios irónicos. Corrió
lo más aprisa que pudo y una vez en la entrada de la
biblioteca, se alzó de puntitas para buscarlo, vio apenas
llegar a una mesa a dicho chico y no supo porqué, pero se
acomodó el cabello, se alisó los pliegues de la túnica
y se quitó el sudor con un pañuelo. Caminó
segura hasta llegar a su destino, dejó su mochila en una de
las sillas y Draco soltando los libros que llevaba, miró de
arriba a abajo a la niña.
- Un Weasley cumpliendo su palabra. A como creía, pensé que era una pérdida de tiempo traer estos libros.
Ginny sólo se sentó y bajó la mirada, Draco alzó una ceja.
- ¿Vas a quedarte parado todo el día, o vas a comenzar a asesorarme?
Draco abrió tanto los ojos en ese momento que quedaron de platos, se impresionó que una chica le contestara de esa forma y, literalmente, lo mandaran. Recuperó la compostura y también se sentó, no sin antes mirar a Ginny, ella alzó la cara y sus miradas se encontraron. Draco movió la cabeza un poco y abrió una de sus libretas, Ginny hizo lo mismo y así comenzaron con la sesión.
- Entonces siempre debe
de ser con agua de lluvia.
- Así es, el agua común
no sirve en esta poción.
- Ahora entiendo por qué no
me había quedado bien en clase. Tomé agua de la
corriente.
- El profesor Snape seguramente les pondrá de
examen repetir este ejercicio preparando la poción enfrente de
él.
- Ahora sabré exactamente lo que debo de hacer,
en verdad no pensé me llegaría a ayudar alguien como
tú.
Draco miró a Ginny como sonreía con tanta luz, por instinto, él hizo en su rostro algo parecido pero más discreto: una pequeña sonrisa.
Las semanas habían corrido tan rápido que apenas los estudiantes estaban consientes que la próxima semana serían los exámenes finales. Así que la duración de las sesiones duraron a veces hasta el doble o más de lo que era el tiempo para las sesiones. Ginny había tomado la asesoría de Draco como tutor en algo más convincente, una ayuda que necesitaba. Cada día se reunían e incluso se daban a veces el tiempo para descansar, Ginny captaba todo tan rápido que el propio Draco tenía que aceptar ese hecho en uno de esos descansos.
- Progresas bastante
bien.
- Bueno, es que lo explicas todo claramente y no tengo la
presión de Snape. - se sintió apenada Ginny al
percatarse de cómo la vio Draco cuando mencionó lo
último - Yo, lo siento, es el jefe de tu casa.
- ¡Bah!
Ya sabemos como es él, no nos sorprende que más de la
mitad del colegio lo odia. Y, ¿sabes? - se subió
ligeramente a la mesa, Ginny hizo lo mismo para escuchar aquello que
parecía secreto - Yo también en ocasiones lo odio. -
rió fríamente.
- ¿En verdad? Pero, pensé
que era tu profesor favorito.
- Pero también acepto que no
es el señor perfección.
- Yo no es que critique al
profesor Snape por su carácter o su trabajo, siempre está
molestándome en clases, quiere que falle en cada mezcla, me
grita, me humilla, - Draco escuchaba aquello atentamente - me pone
tan nerviosa que consigue lograrlo. Todo por... ser un Weasley.
Draco tragó
saliva, raramente se sentía incómodo por unas simples
palabras de una muchachita un año menor a él. Sí,
era extraño que él se sintiera de esa forma, por lo
general no le importaría. ¿Ahora era distinto? ¿Porqué?
Para empeorar la situación, el propio Draco lo sabía,
que no lo hubiera aceptado durante tanto tiempo, era lo que le
incomodaba más.
Como si nada, él se levanto de la
silla y caminó, se detuvo al pasar a un lado de Ginny, y lo
que jamás nadie hubiera visto, puso su mano en el hombro de la
chica.
- Nunca dejes que te
humillen por ser lo que eres, no importa de qué familia
provengas. ¡Mírame a mí! - señaló
orgulloso al ver a Ginny - Hemos terminado, ¿nos vamos? Casi
es hora de cenar. - Draco había tomado sus pertenencias y
emprendió camino al gran comedor.
- ¡Espera! - Ginny
se levantó de golpe y también tomó sus cosas,
corrió dónde Draco que la miró enseguida - Sólo,
gracias. Por el consejo.
Draco torció ligeramente la boca en señal de sonrisa de aceptación, ambos salieron de la biblioteca y tomaron caminos opuestos, cada quién a su respectiva casa, no sin antes voltear Draco y ver como Ginny se alejaba cada vez más. Se dejó caer de espaldas en la pared y alzó su cabeza al techo, respiraba rápidamente y trataba de contenerse, soltó un golpe con su puño derecho en la pared.
- No, no... ¡¿Porqué tenía que ser ella!
Cierta mañana de un sábado, Ginny salía de la biblioteca sin encontrar a Draco, bajó las escaleras y se encontró con una niña de segundo curso de Slytherin.
- Disculpa, ¿no
sabes dónde está Draco Malfoy?
- Oh, lo vi hace un
momento afuera, cerca del lago.
- ¡Te lo agradezco!
Corrió y vio como Draco estaba sentado, recargado bajo un grueso árbol que estaba a un lado del lago, miraba hacía éste pensativo y sintió como alguien estaba a un lado de pie, la reconoció antes de que se presentara, Ginny estaba observando la manera en que Draco miraba con tanta serenidad aquél paisaje.
- Gracias. - susurró la chica Weasley.
Draco interrumpió su visión y miró a Ginny, ella estaba con un semblante profundo, tranquilo, iluminado, la combinación exacta para esa mirada de ojos castaños y profundos.
- Aprobé
Pociones con la mayor nota en mi clase. Gracias a ti.
- Tú
sola lo lograste, yo sólo te proporcioné la
información.
- Te equivocas, - movió su cabeza en
negación, se arrodilló enfrente de él - gracias
a ti, pude confiar más en mí, logré quitarme ese
nerviosismo. Me explicaste cada cosa que se me dificultaba sin que te
dijera cuál era. La profesora McGonagall tenía razón,
eres el indicado.
Draco continuó mirando a Ginny, dio un soplido por su nariz y sonrió como siempre lo hacía, con orgullo.
- Siendo así, no hay de qué.
Ginny también sonrió pero de una manera más sincera, se sentó también viendo el lago y cerró por un momento los ojos, dejó que la deliciosa brisa jugara un poco con su cabello, sintiendo aquella paz en su mente y corazón por haber pasado todos sus exámenes. Draco no dejaba de mirarla, él mismo aceptó que esa visión era en parte, más agradable que el paisaje del lago. Se quedaron así por unos minutos hasta que Ginny abrió repentinamente los ojos y Draco sobresaltándose un poco, regresó a ver el lago.
- ¿Sabes? Ahora veo que mi hermano Ron me ha mentido. - Draco puso atención un poco confundido - Él, dijo que eras una persona horrible, fría, sin sentimientos, que no te importaba nadie más que su propio bienestar. - más confusión en los pensamientos de Draco - Pero ahora veo que no es verdad, sí te interesas en los demás, sólo que, no comprenden la forma en que lo demuestras. - Ginny giró para ver a aquél muchacho - Tengo que serte sincera, no creí que llegaras a agradarme, es ahora que me doy cuenta que también yo estaba en un error. Y podré saber que dentro de tí, existe un ser maravilloso.
Draco casi le faltaba el aire, nadie en su estancia en Hogwarts le había hablado de esa manera, e irónicamente tendría que haber sido la hermana de uno de los sujetos que más le tenía cólera. Tenía por costumbre mencionar algunas palabras hilarantes, que dolieran a la persona que las recibiera, pero en esa ocasión, no pudo.
- Si le dices sobre
esto a otra persona, lo lamentarás.
- Me basta con sólo
saberlo yo.
- Siendo así, - alzó una ceja - esta
bien.
Ginny rió, Draco se quedó callado pero con aire de suficiencia, se sentía bien escuchar aquella risita. Desde entonces, ambos, tuvieron esa conexión especial, Ginny conoció el interior de Draco como ser humano, y Draco descubrió lo que unas palabras dichas por una chica podían surtir efecto en él, era la única persona a la que no podía serle irónico, burlón ni agresivo. Y eso, ya era mucho decir para él, pero como nadie sabía de aquello, parecía estar bien.
- ¿En qué
piensas?
- ¿Ah? Lo siento, sólo recordaba.
-
¿Recordabas? ¡Já! Y qué era eso que
recordabas, para haberte quedado callada tanto tiempo.
Ginny le sacó la lengua a Draco, éste se sintió "ofendido" y cruzó los brazos. Ginny se levantó un momento y abrió la puerta del compartimiento y miró hacia el fondo, su semblante nuevamente se llenó de tristeza, pero quiso olvidarlo y cerró fuertemente, se quedó viendo la puerta y apretaba los puños.
- ¿De quién te escondes?
Ginny recuperó la postura y se aclaró la garganta.
- De nadie.
-
Mientes.
Ella lo volteó a ver, estaba frunciendo el ceño para evitar que las lágrimas le salieran, se había prometido ya no soltar una más, se contenía. Draco descansó los brazos, y se puede decir que al ver su rostro, él sintió algo de preocupación por su "alumna".
- Entiendo. Estúpido Potter.
Ginny negó rápidamente con la cabeza apretando cada vez más los puños, sus uñas ya estaban encajándose fuertemente en las palmas, y en un abrir y cerrar de ojos se tiró al hombro de Draco. Éste se quedó pasmado, no sabía como reaccionar ante una situación así, jamás nadie había usado su hombro, no había experimentado la necesidad de que alguien lo necesitara de aquella forma. Hizo lo que le vino primero a la mente, sacó un pañuelo y se lo ofreció, ella lo aceptó pero sólo lo tenía en la mano.
- Entonces, tengo
razón.
- Disculpa, pero... prometí no seguir con ese
asunto.
- ¿Tiene que ver con, aquella noche?
- ¿Te
refieres al baile?
Draco asintió suavemente la cabeza.
- En, en parte. -
musitó Ginny algo sonrojada.
- No lo entiendo.
- ¿Eh?
-
¡¿Qué demonios le ven a ese miserable de
Potter!
- No, no es su culpa.
- ¡Y todavía lo
defiendes! Ese imbécil.
Ginny se quedó callada, le daba vergüenza que Draco pensara lo débil que era por una tontería acerca de Harry. Necesitaba sólo olvidar, con eso era suficiente, estando recargada en el hombro de Draco le hizo darse un poco más de seguridad de que así pasaría. Draco por su parte no dejaba de mirar al frente, era un momento nuevo para él, no sabía qué decir, sólo se quedó pensando, que tal vez si no fuera por su estúpido orgullo, aquella niña que estaba en su hombro, no estaría con esa tristeza.
- ¡¿Todavía
no tienes pareja para el baile!
- Gracias, por ti ahora toda la
biblioteca lo sabe.
- Eh, lo lamento, - se mordió un labio
Ginny - pero es que se me hizo demasiado extraño que a estas
fechas no le hayas pedido a nadie que vaya contigo. Quiero decir,
pensé que Parkinson y tú...
- No soportaría
pasar otro baile con ella, es más aburrida de lo que creí.
-
¡Vaya, vaya! El señor Malfoy necesita a alguien más
interesante. Tal vez, ¿Hermione? Que lástima, irá
con mi hermano.
- Ni que estuviera tan urgido. No necesito a
alguien que me diga toda la noche la forma más fácil de
realizar un conjuro.
- ¿Entonces qué es lo que
buscas? - preguntó inocentemente Ginny.
Draco dejó de ver los libros para concentrarse en aquella pregunta. Apretó un poco los labios mientras analizaba todo.
- Que por encima de los miedos y prejuicios, me haga sentir que estoy con esa persona, que su silencio me traiga calma y al escuchar su voz me haga olvidar todo lo malo que pudiera estar en mí o en mi alrededor, todo sin importarle de dónde pertenezco.
Draco dijo aquellas
palabras tan sinceramente que él mismo ni se dio cuenta por
qué las dijo, sólo estaba hablando desde lo profundo de
él. Se dio cuenta como Ginny lo miraba de una manera que nadie
lo hubiera visto, regresó a los libros y la pelirroja hizo lo
mismo, aunque de vez en cuando, desviaba un poco de su concentración
para mirarlo.
Una hora más tarde, la sesión había
acabado, Ginny recogía sus cosas cuando Draco la detuvo.
- ¿Y tú?
¿Te invitaron ya?
- ¿Que alguien invite a alguien
como yo? Bromeas. El año pasado fuí gracias a que
Neville no tenía pareja. A como veo, este año estaré
jugando ajedrez mágico conmigo misma.
Draco se pasó una mano para arreglarse el cabello, se notaba un poco nervioso, pero Ginny no se dio cuenta. Esperando alguna otra cosa, la chica se acomodó su mochila y se quedaron frente a frente.
- ¡Ah, si! Toma,
este libro te puede ayudar para que estudies el origen de los
ingredientes de la poción mata-larvas. - Draco le entregó
uno de sus libros.
- ¡Gracias! Lo leeré esta misma
tarde. - sonrió viendo al libro - Bien, hasta mañana.
-
Si.
Ginny salió de la biblioteca, Draco se sentó desanimado en una silla cercana.
- Yo y mi estúpido orgullo...
Al día siguiente, se dieron un descanso. Draco terminaba algunas labores de Historia de la Magia, cuando Ginny lo interrumpió.
- ¡Voy a ir al
baile! - susurró emocionada.
- ¿Cómo? - dejó
a un lado todo lo que estaba haciendo, se sorprendió
bastante.
- Sí, ayer precisamente, mientras leía el
libro que me prestaste (muy interesante, por cierto), me pidieron ir
al baile.
- ¿Por qué me cuentas esto? - trató
de sonar enfadado.
- Pensé que así te animarías
a que también aún puedes conseguir pareja. - guiñó
Ginny.
- ¿Con quién irás?
- No te voy a
decir.
- Entonces, ¿porqué demonios me
interrumpes?
- Te vas a burlar de mí.
- Mientras que no
me digas que irás con Goyle o Crabbe.
- No, no iré
con ellos.
- No tengo entonces por qué burlarme.
- Iré
con Harry.
Draco sintió un hervor en su estómago, se le secó la boca de inmediato. Abría y cerraba la boca buscando algo que decir, no pudo. Comenzó un sentimiento extraño a nacerle desde los pies a la cabeza y que le nublaban la mente.
- ¿Pasa algo? No
has dicho ni una palabra.
- No pasa nada.
- A decir verdad, yo
también me sorprendí, pensé que invitaría
a Cho Chang - se entristeció ligeramente - o alguna chica de
su curso. Cuando me lo pidió, me sentí rara.
- Pues
se te cumplió.
- Si, se podría decir que sí.
¡Oye! ¿Porqué te estoy contando esto? - dijo
Ginny mientras se ruborizaba.
- Si tú fuiste quien... Yo
primero dije que...
Draco se calló, aquello le dio risa al ver como Ginny se apenaba por contarle todo eso. Para ayudarla a olvidar la situación, continuaron con la sesión de estudio. Aunque Draco no podía dejar de sentir eso tan extraño.
- ¡Estoy muy molesta contigo!
Al ver que una mochila caía encima de sus apuntes, Draco alzó la vista y vio como Ginny estaba con expresión de desilusión y enojo. Apartó todo lo que le interrumpía y continuó como si no hubiera escuchado nada.
- ¡¿No me
oíste!
- Estamos en el comedor. ¿No podrías
esperar un mejor momento?
- ¡¿Por qué no
fuiste al baile!
- No se me dio la gana. - lentamente dijo,
siguió escribiendo.
- Ese mismo día te fuiste con tu
familia. Me lo dijeron tus propios compañeros de casa. ¡¿Por
qué te fuiste!
- ¿Te importa? Trato de estudiar.
-
Me importa más que me escuches.
Draco exasperado, soltó la pluma de mala manera, se recargó en la silla y se cruzó de brazos mirando a Ginny de manera fría.
- Bien, dime. Si tenías
a Potter contigo, ¿por qué te acordarías de
alguien como yo?
- Harry no tiene nada que ver en esto.
- ¿A
no?
- ¡Claro que no! ¡No tienes que ponerte así
por él!
- ¡No lo hago por él!
Ambos gritaban, los que estaban cerca los miraron discretamente. Draco se dio cuenta y sintió una furia al verse peleando con una niña.
- Todavía no es
hora de tu sesión, así que déjame en paz.
-
Esta bien, tienes razón. Después de todo, sólo
eres mi tutor. Bueno, te entrego esto.
Ginny dio un golpe en la mesa que sobresaltó a los que estaban en la misma del otro extremo.
- ¿Para qué
necesito baratijas?
- Es tu regalo de Navidad, pensaba dártelo
antes de que te fueras. Tú decides si lo abres o lo tiras a la
basura, al fin y al cabo, son baratijas ¿no?
Ginny dio la media vuelta y salió del gran comedor, los que escuchaban regresaron a sus tareas, Draco no se había movido y sólo cuando se percató que Ginny no estaba, miró una pequeña cajita roja como el vino tinto y con un listoncito plateado, se quedó así bastante tiempo, y cuando ya se acercaba la hora de su siguiente clase, se levantó y rápidamente alcanzó el regalo y lo guardó en la túnica.
Se fue directamente a las mazmorras, recapacitando un poco y metiendo la mano en la túnica (sintiendo la cajita con el regalo de Ginny), regresó a la casa de Slytherin, llegando a su habitación y sentándose en la cama, sacó el presente. Desató el listón y al abrir la caja se encontró con un pañuelo de seda, lo miró extrañado y lo desdobló, encontrándose con que en la orilla estaban grabadas, a manera de bordado, las siglas de su nombre -D- y -M- entrelazadas y se dio cuenta que la propia Ginny lo había cosido. Acarició esas letras, y se embriagó con la sensación que empezaba a experimentar, se recostó y alzó el pañuelo, lo dobló.
- Ahora sé, por qué tenía que ser ella.
Ginny regresaba a su sala común ("¡Dama del lago!" - le dijo al retrato) y se encontró con Hermione, Harry y Ron conversando muy concentrados, se dirigió a ellos con una sonrisa.
- ¿Sucede algo
interesante?
- Ah, Ginny, hola. - sonrió también
Hermione.
- Hola. - contestó la pelirroja, al pasar su
mirada en Harry se sonrojó mucho.
- Estábamos
comentando sobre la clase que acabamos de tener. - comenzó a
explicar Ron.
- Malfoy no asistió. - concluyó
Harry.
- ¡¿Qué! - sorprendida quedó
Ginny.
- Como lo oyes, también nos pareció extraño.
- dijo Ron.
- Incluso, parecía que Snape tampoco sabía.
- comentó Hermione.
- ¿No sabes qué pudo
haber pasado, Ginny? Como es tu tutor. - se burló Ron.
-
¡Cállate! Tú no sabes nada.
Al instante, Ginny corrió al dormitorio de las chicas, los tres se quedaron pasmados viéndose uno al otro.
- No sé ustedes,
pero jamás había visto reaccionar así a Ginny. -
apenada, dijo Hermione.
- No hagas caso, desde que estudia con
Malfoy ha andado muy rara, su carácter se ha vuelto así.
- dijo Ron mientras que Harry miraba la dirección en que se
había ido Ginny.
En su cama, Ginny estaba abrazando su almohada.
- Estúpido Ron. ¡¿Cómo dice ese tipo de cosas enfrente de Harry! Yo no sé que le pudo haber pasado. Podría haber sido... - se sentó en la orilla - No, no pudo ser eso. Es tonto, y como dijo, sólo era una baratija. Tal vez lo retrasé en sus labores y por eso no entró a clases, para terminarlas. Sí, eso fue. Bien Ginny, otra vez es tu culpa.
De la nada, un aleteo sonó en la ventana y un picotazo, Ginny miró y vio a una lechuza con ganas de entrar, era grande, café pero con las puntas moteadas de negro, hermosa. Pensando que a lo mejor era correspondencia para alguna de sus compañeras de habitación (una lechuza tan fina, sólo podría ser de alguien con bastantes recursos, por lo que asumió que no era para ella), la dejó entrar, pero la lechuza se paró en el hombro de Ginny y con una de las alas, le acariciaba el rostro. Dudando, tomó el sobre que llevaba y así se fue la lechuza. Parpadeando un poco, abrió el sobre y casi se va de espaldas. Era de Draco.
Gracias por la "baratija". Decidí quedármela.Draco M.
Ginny dejó dibujar una enorme sonrisa en su rostro, dobló la carta y abrió la ventana.
- Tonto. - murmuró al ver la media luna.
Ginny miró el pañuelo que Draco acababa de ofrecerle, era el mismo que ella le había regalado y sonríe.
- Conservé la
baratija. - comentó Draco al cerciorarse que Ginny estaba
viendo la misma.
- Sé que es un regalo vulgar para ti,
seguramente te han regalado cientos de pañuelos más
finos.
- Así es. - contestó rápidamente
Draco, Ginny suspira a sabiendas de esto - Pero ninguno de ellos
tiene lo que el tuyo. Por eso lo conservé.
Ginny quedó desconcertada, no sabía a que se refería Draco. Extendió el pañuelo para "buscar" que era lo que decía su acompañante y se fijó en las iniciales bordadas. También Draco miraba el pañuelo pero no de la forma que Ginny para buscar, si no que recordaba el porqué lo había conservado, era cierto que tenía pañuelos de muchísima mejor calidad, algunos eran demasiado costosos y también varios tenían sus iniciales, pero el se refería al tiempo empleado por Ginny para bordarlas, tiempo dedicado para él.
- ¿Te refieres a las siglas que bordé? - inocentemente preguntó Ginny.
Draco negó con la cabeza y Ginny arqueó una ceja, iba a preguntarle cuando repentinamente vio algo que la dejó impresionada. Draco estaba sonriendo como jamás lo había visto, era una sonrisa totalmente distinta a las que ella ya estaba acostumbrada de ver, era una sonrisa que le había cambiado de alguna manera, la forma en que veía a Draco, inclusive no era el semblante pálido que le conocía. La impresión le quedó a Ginny tan grande que incluso llegó a pensar que fue cosa de su imaginación el haberlo visto de aquella manera, y sobre todo, el haber sentido algo extraño.
A un lado del compartimiento se escucharon unas voces provenientes del pasillo, por el tono se notaba que eran chicas las que conversaban.
- ¿Cho, este año
ahora con quién irás al baile de Navidad?
- ¿No
nos digas que de nuevo vas a volver a esperar? ¡Es un caso
imposible! Potter siempre espera hasta el último momento para
invitarte.
- Lo sé, pero este es mi último año
aquí y no me gustaría irme sin haber sido su pareja.
-
¡¿Entonces le esperarás!
- Digamos, que lo
ayudaré un poco a que se apresure. - rió.
- ¡Sí,
o si no, esa niña Weasley te lo puede ganar otra vez!
- Ni
lo menciones, ¡jamás!
Unas fuertes risitas sonaron en eco por aquél pasillo y se fueron alejando conforme seguían caminando, Draco miraba a la puerta mientras que Ginny se paró lentamente rumbo a la ventana con una gran tristeza en su rostro. Todo lo había comprendido ahora el joven Malfoy y sin que lo notara la pequeña, llegó por detrás para ponerle una mano en su hombro derecho.
- El no te merece.
Ginny queda sorprendida mirando a través del reflejo de la ventana la figura de Draco a su espalda.
- Ese idiota jamás
habrá deseado hacerte daño.
- ¡Él no lo
sabe!
- ¡¿Entonces, por qué estás
huyendo de él!
Ginny quedó en silencio mordiéndose un labio.
- Te lastimó de alguna forma, ¿no es así? - con voz más pausada, Draco volvió a hablar.
Ginny aparentando el no haber escuchado eso, vuelve a sentarse mirando a los lados, le sudaban las manos a costa de saber que Draco estaba casi acercándose a lo que ella estaba ocultando.
- ¡Te pregunté
algo! - exasperado ante esa actitud de Ginny, Draco tuvo que
gritar.
- ¡Él me besó!
El rubio se detuvo en seco, su único movimiento fue el de apretar los puños con tal fuerza que ni siquiera notó que se ponían blancos sus dedos, quería gritarle a la chica otra vez, decirle alguna cosa, pero tuvo que mirarla con detenimiento y así vislumbrar un par de lágrimas saliendo de aquellos ojos castaños. Draco quedó callado ahora.
- Él, sólo
me utilizó. Como último recurso. - susurró Ginny
mientras trataba de contener sus lágrimas sin éxito.
-
Ya te lo dije, jamás habrá deseado hacerte daño.
- una voz segura y profunda había salido de Draco.
- ¿A
qué te refieres? - alzó un poco la vista Ginny
consternada.
- No vale la pena que no te muestres como realmente
eres.
- ¿Ah?
- Yo - tragó un poco de saliva -,
también me di cuenta de algo cuando fui tu tutor. Eres una
chica demasiado fuerte en espíritu, no te dejas caer tan fácil
como uno puede suponer al verte, en tu corazón hay coraje.
Y esas palabras fueron las que hicieron que Ginny detuviera sus lágrimas.
- Déjame ayudarte, Ginny.
La pelirroja sonrió mientras todavía quedaban rastros de las lágrimas y lentamente, tomando la mano de Draco con las suyas.
- Sólo con una condición. - comentó la chica Weasley.
Extraño era ver a Draco ponerse nervioso, claro que no se dejaba mostrar así a los ojos de los demás, expresó aquél nerviosismo pasando otro poco más de saliva.
- Me gustaría que me llamaras por mi nombre, tal y como hace un momento. - alzó la mirada Ginny sonriendo.
Aquel rubio platinado sintió como comenzaba a subírsele el calor a las mejillas, de un movimiento intentó quitarse la mano de Ginny para darle la espalda.
- Me parece justo, sólo si tú también usas el mío. - miró de reojo Draco y cuando vio que Ginny asintió a manera de aceptar, él torció la boca a manera de sonrisa.
Se dieron un apretón de manos a manera de cerrar un trato.
- ¿Es oficial? -
preguntó inocentemente Ginny.
- ¿Qué? -
también sin saber realmente a que se refería.
-
Somos amigos.
Draco sintió nuevamente ese calor en su rostro, de manera rápida asintió la cabeza y mientras veía como Ginny le regalaba una tierna sonrisa, comenzaba a recapacitar un poco lo que se preguntaba el curso anterior, exactamente cuando salieron cada uno por su lado de la biblioteca uno de esos días de estudio.
- Sí, no pudo haber sido nadie mejor, más que ella. - pensó Draco cuando se sentaron ahora uno a lado del otro.
- Harry, has estado
callado todo el camino, ¿pasa algo mal?
- ¿Eh? Ah,
no Ron. No es nada, sólo, pensaba.
- ¿Y qué
podría ser eso que te tiene tan pensativo, joven Potter? -
bromeó su pelirrojo amigo.
Harry quedó en
silencio, ni siquiera se inmutó a contestarle a su amigo a
manera de seguir el juego, Ron se encogió de hombros y siguió
entusiasmado su conversación con Hermione, quién la
misma de vez en cuando no dejaba de mirar de reojo a la actitud de
Harry. ¿Tal vez era lo que ella estaba imaginando? ¿Tendría
que importarle tanto a él? Esas preguntas comenzaron a invadir
de saltarle a la cabeza a Hermione cuando lo llegaba a ver.
Harry
continuaba su vista a la ventana que dejaba apreciar el paisaje en
movimiento, pero él no veía aquello, él estaba
viendo el pasado, el curso anterior también para ser más
precisos, estaba extrañado de la actitud de Ginny. ¿Qué
pudo haber pasado? ¿Por qué le tenía así
ese asunto si para él solamente era la hermana menor de su
mejor amigo?
- ¿Tal vez, es porque yo tuve algo que ver en la actitud actual de Ginny realidad? - se preguntó una vez más Harry. - Es extraño, pero... quisiera verla. -
Después de pensar en aquello, Harry cerró los ojos y se quedó profundamente dormido, no sabía que la persona a la que comenzaba a desear ver estaba no muy lejos de ahí, al final del pasillo, en un asiento a lado de la persona que jamás hubiera imaginado.
Conversando como si fueran dos chicos comunes y corrientes, Draco Malfoy y Ginny Weasley estaban formando la base de algo mucho más fuerte de lo que se imaginarían y que Harry jamás pensaría.
- Haré todo lo
posible, por que siempre sonrías como lo haces ahora. -
susurró Draco como sin querer la cosa.
- No sé
porqué, pero creo en que así lo harás. - con voz
suave, Ginny contestó.
«Continuará...»
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AL FIN! Sí, al
fin pude acabar éste capt. y les debo una ENORME disculpa, en
verdad que no pensé que pudiera continuar el fic con todas las
cosas que se me presentaron (me enfermé, entré a
trabajar, blablabla), pero prometo no dejar de escribir esta historia
que, como dije, se está haciendo más larga de lo que
imaginaba ; Así que espérense por más! Y es
por lo mismo que necesito que me dejen sus reviews para saber si les
está gustando el giro que va llevando la historia, tomo en
cuenta TODOS los comentarios y es lo que me ayudan luego a
inspirarme. Gracias en verdad.
Como pudieron darse cuenta, aquí
Draco ya comienza a suavizarse y la razón ya está clara
si pusieron atención, pero en qué forma ayudará
Draco a Ginny? Harry ya estará dándose cuenta porqué
Ginny actuaba tan extrañamente durante el verano? Pero, qué
pasará una vez que lleguen a Hogwarts? Pronto lo sabrán
03/Mar/06: Al igual que el capítulo anterior, este ha sido revisado en ortografía y cambié uno que otro desliz en la gramática, ahora sí procederé a editar el tercer capítulo que ya tiene AÑOS que necesitaba subir. Muchas gracias por mantener este fic con sus comentarios y apoyo, sin ello quizá se hubiera quedado olvidado en alguna carpeta de mi computadora.
