Este ff esta hecho por Elísabeth

Los personajes principales son los de Rowling, los demas son mios!


Capítulo 6: Volvemos a Londres.

Dumbledore todavía no se podía creer lo que había pasado, rogaba a Dios, si es que existía ese Dios, para que nadie se hubiera dado cuenta de la explosión de energía que se produjo en la Sala de la Muerte poco rato después de que los aurores salieran de allí con los mortifagos.

Lo que más le sorprendió fue la presencia de esos niños y de Sirius inconscientes frente al velo. Sin perder tiempo desapareció con los tres cuerpos para aparecer en el colegio Hogwarts, no en la enfermería, no quería dar explicaciones a nadie, sino en una habitación con varias camas. Rápidamente deposito a cada uno en una cama y examinó el estado en el que se encontraban.

Sirius era el que se encontraba peor, estaba como en coma pero en un estado más profundo, los niños se encontraban bien, solo estaban sin sentido y seguramente en poco rato despertarían. Intentó no perder tiempo y estableció comunicación con Kate, la señora Lupin era una de las mejores sanadoras que conocía y prefería mantener el hecho de que Sirius Black, un fugitivo peligroso recién matado por una mortifaga, estaba en coma, así que llamó a alguien de confianza.

- Albus... ¿qué pasa?... Remus me acaba de contar... - empezó a decir Kate cuando hubo aparecido en la habitación, pero se quedó muda cuando vio a Sirius tumbado en una de las camas.

- No se como ha sucedido, pero Sirius esta como en coma ¿podrías atenderlo? -

- Cla... claro -

Kate se acercó a la cama de Sirius con sus útiles de trabajo, mientras lo revisaba y llegaba a la misma conclusión de Albus, Sirius estaba en una especie de coma profundo y a saber cuando despertaría, no dejaba de lanzar miradas fugaces a las otras dos camas, donde descansaban dos niños.

Albus también miraba a los adolescentes, estaba impaciente por que despertaran y contestaran a todas sus preguntas, sobre todo a la más importante¿cómo habían hecho para traer a Sirius de vuelta?. Por más que los miraba no lograba sacar nada en claro, sólo un par de cosas, tendrían unos quince para dieciséis años, y eran gemelos, de eso se dio cuenta al ver el parecido físico de los dos, también les recordaba a alguien, pero no sabía a quien.

- Esta en una especie de coma profundo... no sé cuando puede despertar... tal vez hoy... o dentro de cinco años... nadie lo sabe a ciencia cierta... el cerebro sigue siendo uno de los mayores misterios para la medicina - dijo Kate - y ellos ¿quiénes son? -

- No lo sé... lo único que se es que estaban al lado de Sirius cuando los encontré -

Kate se acercó para examinarlos.

- Sólo esta inconscientes -

- Mi cabeza... - murmuró el chico.

- ¡Se despierta! - dijo Kate acercándose a él.

- ¿Qué ha pasado? - dijo el chico abriendo los ojos e incorporándose.

- Eso me gustaría que nos contaras a nosotros... ¿qué ha pasado? - preguntó Dumbledore tranquilamente.

- Yo... - el chico miró a ambos adultos y buscó a su hermana - Lizzy - dijo levantándose hacia ella.

- ¿Lizzy? - murmuró Kate, ese nombre se le hacia terriblemente familiar, era como ella y Lily llamaban a Elísabeth cuando querían algún favor o convencerla de algo.

- Despierta Lizzy... ¿qué le ha pasado¿qué le habéis hecho? - preguntó furioso.

- Nosotros no le hemos hecho nada... ella sólo esta inconsciente -

- No grites... - murmuró Lizzy.

- ¡Estas bien! - dijo el chico abrazándola.

- Si, estoy bien... no hace falta que me aplastes - dijo la chica mientras su hermano se quitaba de encima.

- Estaba preocupado -

- Lo sé... - le sonrió - ¿qué ha pasado? -

- Esperábamos que vosotros nos lo dijerais - dijo Kate.

- Pues... -

- Mira - Lizzy señaló al hombre que estaba en la otra cama.

- ¿Esta él bien? - preguntó Mark acercándose un poco.

- Esta vivo si es esa tu pregunta... pero se encuentra en una especie de coma profundo... no sabemos cuando despertara - dijo Kate tristemente.

- Esta vivo... - susurró Lizzy.

- Lo que nos gustaría saber es por que vosotros estabais al lado de él cuando lo encontramos -

- Pues... nosotros... -

- No sabemos nada - dijo Mark.

- Espera... - Lizzy cogió a su hermano del brazo y lo llevo a un lugar apartado - ¿no sabemos nada? - susurró.

- No sabemos nada - contesto Mark de la misma forma.

- Es que siempre que no sabemos nada es por que lo sabemos todo -

- Pero es que no sabemos nada -

- ¿Pero no sabemos nada de no sabemos nada o no sabemos nada de lo sabemos todo pero nos hacemos los locos? -

- No sabemos nada -

- Espera un momento... ¿no sabes nada? - preguntó alterada.

- Exacto -

- ¿No sabes lo que paso? -

- No recuerdo nada... sólo aparecernos y... a partir de ahí en blanco -

- Ooohhh... creí que tu sabrías lo que paso... -

- Pues no recuerdo... ¿tú recuerdas? - preguntó Mark.

- No... por eso... me desconcierta no saber... -

- Ten en cuenta que algo gordo debió de pasar para que ese hombre halla vuelto a la vida... -

- Por eso... algo tan grande... y nosotros no sabemos... -

Los chicos estaban consternados, normalmente cuando les preguntaban "¿qué ha pasado?" ellos siempre respondían que no sabían nada, y el hecho era que si lo sabían pero que no lo pensaban decir, por eso se sentían extraños al ser la primera vez que no sabían lo que había pasado y menos aun de que habían hecho ellos para que eso pasara.

Habían estado hablando entre susurros hasta que Lizzy vio la cara de los dos adultos y se giró para poder hablarles de cara.

- No sabemos lo que ha pasado - respondió sonriente.

- Pero si nos gustaría saber... ¿dónde estamos¿quiénes son ustedes? y lo más importante ¿quién es ese hombre? -

Mark y Lizzy se miraron, esa era una de las mejores ideas que habían tenido desde que despertaron, ya que por fin podrían averiguar quien era ese hombre.

- Me llamo Albus Dumbledore y soy el director de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería -

- He oído hablar de ella - susurró Mark a su hermana, la cual asintió.

- Ella es la doctora Kate Lupin -

Kate sonrió dulcemente mientras los chicos la observaban, no sabía que era, pero había algo en eso niños que le resultaba familiar.

- Y él es Sirius Black -

- ¿Sirius Black¿el asesino? - preguntó Lizzy impresionada.

- Bueno en verdad él es inocente de todos los cargos - dijo Kate mirando a Sirius tristemente.

Durante mucho tiempo tanto ella como Remus habían creído lo que el ministerio había dicho sobre Sirius.

- No es eso lo que yo he oído - dijo Mark.

- Sirius es inocente de todo, le tendieron una trampa y le acusaron de algo que no había hecho - dijo Kate tajantemente.

- ¿Es inocente? - preguntó Lizzy.

- Si - respondió el director serenamente.

Los gemelos se miraron para evaluar la situación, creer a esas personas o no creerlas, difícil elección. Pero el hecho era de que durante años habían tenido sueños con ese hombre, y que no parecía culpable, y que en varios de sus sueños había aparecido su padre diciéndoles que tenían que ayudarlo y confiar en él, así que visto lo visto decidieron darle un voto de confianza.

- Esta bien, les creemos -

Los adultos sonrieron complacidos.

- Y ahora nos gustaría saber quienes son ustedes -

- Pues... me llamo Elísabeth Lavine y este es mi hermano Mark -

- ¿Lavine¿familiares de Linus Lavine? - preguntó Dumbledore.

- Si, era nuestro abuelo -

- ¿Era? -

- Murio hace nueve años... junto con nuestro padre - dijo Mark seriamente.

- ¿Lo conoció? - preguntó Lizzy.

- Si, luchamos juntos en la guerra contra Grindelwald... pero hacia mucho tiempo que no sabía de él -

- Pues... -

- Creo que deberíais descansar... y después solucionamos el problema de devolveros a vuestra casa - dijo Dumbledore.

- Nosotros preferimos irnos ya... vera... es que nos hemos escapado del colegio... - les contó Lizzy.

- Más bien nos hemos aparecido sin querer... - corrigió Mark.

- Y si se enteran en el colegio de que no estamos pondrán el grito en el cielo... se preocuparan y... -

- ¿A que colegio vais? - preguntó Kate.

- Al Royal High School de Viena -

- Enviare una carta al director para informarles de que estáis aquí -

- Pero... ¿y los TIMOS? -

- Empezamos los exámenes dentro de... - Mark miró su reloj - exactamente diez horas -

Kate y Dumbledore se miraron, definitivamente habían notado la impaciencia de esos niños por salir del colegio, seguramente por posibles represalias de los profesores o del director de su colegio.

- Esta bien, haré lo posible para que mañana por la mañana a lo más tardar estéis en vuestro colegio - dijo el director tranquilamente.

- Gracias - respondieron los dos jóvenes a la vez.


Amanda, Natalie, Jennifer, Max, Kevin y Jordan caminaban de un lado a otro del salón nerviosos por la desaparición de dos de sus amigos. En un par de horas comenzaban los TIMOS, y los chicos se habían despertado temprano para estudiar un poco.

En la madrugada Natalie se despertó para ir al baño y cuando paso por la cama de Lizzy no la vio, lo cual le extraño, por que Lizzy siempre las avisaba cuando iba a salir de madrugada. Natalie bajo al salón para ver si Lizzy estaba allí, pero no la encontró, se preocupó un poco pero rápidamente pensó en la posibilidad de que su amiga hubiera ido a las cocinas a por algo de comer, con ese pensamiento volvió a la cama.

La sorpresa para todos ellos fue cuando se despertaron y no encontraron a ninguno de los hermanos Lavine en sus camas, ni por ninguna parte del colegio. Habían dado la noticia a los profesores para que los buscaran.

Eran las nueve de la mañana y ya llevaban un par de horas así, nerviosos, sin noticias, cuando la puerta del salón se abrió y aparecieron los gemelos Lavine. Tres pares de brazos se abalanzaron sobre cada uno de los gemelos mientras preguntaban que había pasado.

- A ver... a ver... tranquilidad... ¡dejadme respirar! - gritó Mark ante el acoso de sus amigos.

- Nos teníais preocupados -

- Escaparos de repente... así... sin decir nada... -

- Pues... estábamos en el salón... y de repente ya no estábamos aquí... y estábamos en otro lado - intentó explicar Lizzy.

- ¿Donde? -

- No sabemos, no recordamos lo que ha pasado - respondió Mark.

- ¿Y como habéis vuelto? -

- Pues un hombre, Albus Dumbledore, nos trajo de vuelta -

- Yo he oído hablar de ese hombre... es el director de un colegio en Inglaterra¿no? - dijo Jennifer.

- Si, y un mago poderoso por lo que dicen - añadió Max.

- Exacto, bueno pues él nos encontró y nos ha traído de vuelta... ahora esta hablando con el director -

- Lo importante es que ya estáis aquí... y que dentro de un rato empezamos los TIMOS -

Fueron al aula donde harían el examen y allí esperaron hasta que el resto de sus compañeros de curso terminaran de llegar.


Antes de que los niños volvieran a su colegio Albus Dumbledore se había encargado de que la noticia de que Sirius Black era inocente se supiera por todas partes. Fue a ver el Ministro de Magia para aconsejarle, por no decir exigirle, que declarara la inocencia de Sirius, Cornelius no tuvo otra opción y después de hacer oír a los miembros de Wizengamot los testimonios de los mortifagos bajo el suero de la verdad, declararon a Sirius Black inocente de todos los cargos.

Ahora lo único que faltaba era que Sirius despertara y poder así desmentir la noticia de que había muerto, cosa que no era del todo falsa. Por lo tanto, esa mañana toda Inglaterra se despertó sabiendo varias noticias, que Voldemort estaba vivo y quería acabar con todo ser viviente que se le pusiera en el camino, y que Sirius Black era inocente y había muerto.

Así pues, resuelto uno de los numerosos problemas que tenía, se dispuso a llevar a los gemelos a su colegio, hablar con el director para que le facilitara la dirección de la familia Lavine e ir ha hablar con la madre de esos niños. Había que hacer algo por protegerlos, ellos habían conseguido traer a Sirius de entre los muertos, y eso era algo que requería mucho poder, lo más peligroso de todo es que Voldemort pudiera enterarse de ello, entonces, una de dos o mataba a los gemelos o intentaría atraerlos al lado oscuro.


Elísabeth se encontraba en la sede central de las empresas controladas por la familia Lavine, desde que Linus y Patrick habían muerto ella se había hecho cargo de todos los negocios.

- Señora, aquí le traigo los periódicos internacionales - dijo la secretaria entrando en el despacho.

- Gracias, Berta -

Elísabeth se puso a ojear los periódicos, de atrás para adelante, una manía que siempre había tenido, por eso cuando llego a las paginas centrales del profeta no se podía creer lo que estaba leyendo, rápidamente busco la portada y ahí, en letras bien grandes, se resaltaba la noticia, "Sirius Black muerto. Ministerio comete un error, Black era inocente".

Sentía como si le faltaba el aire, angustia, ansiedad, y sobre todo una profunda tristeza, las lagrimas se amotinaban luchando por salir, hasta que no aguantó más y rompió a llorar.

- Hola cielo, vengo de la embajada, aquello es un caos y nadie me ha querido decir que pasa - dijo Farah entrando en el despacho - no he podido conseguir el permiso de exportación, todas las ventanillas estaban cerradas... ¿Elísabeth¿pero niña que te ocurre? -

Farah se había acercado hasta el escritorio al ver a Elísabeth encogida y llorando.

- Sirius - susurró.

- ¿No me digas que ha aparecido por aquí? - preguntó Farah nerviosa.

La idea de que Sirius apareciera y pudiera tomar represalias alejándola de sus nietos no le hacia mucha gracia.

- No -

- ¿Entonces? -

- Esta... esta... muerto - susurró Elísabeth llorando más fuerte y abrazándose a Farah.

La anciana se quedó estática ante esa noticia. Sirius no le caía mal, Elísabeth nunca había dicho nada malo de él, solo que la engaño, por lo demás siempre había hablado de Sirius muy bien, así que tampoco podía odiarlo mucho, además estaba el hecho de que gracias a Sirius, Farah tenía esos dos preciosos nietos y que los niños eran buenos chicos, y algo han debido de sacar de su padre biológico.

Elísabeth seguía llorando inconsolable abrazada a su suegra, no tenía ganas de nada sólo de morirse con Sirius, por que aunque habían pasado muchos años, y él había hecho aquello, Sirius Black seguía siendo el amor de su vida.

- Berta por favor, dile al chofer que se prepare, la señora y yo nos vamos a casa... - dijo Farah por el interfono.

- Sí señora -

- Ah, mañana no vendremos así que dile al señor Hilfiger que se ocupe de todo mientras nosotras no estamos -

- No se preocupe señora, me ocupare de todo - dijo Berta antes de cortar la comunicación.

- Vamos Elísabeth, tenemos que ir a casa para que te recuestes y descanses -

- Yo... -

- Venga tranquila... todo saldrá bien... tienes que descansar en pocos días vendrán los niños y no querrás que te vean así y se preocupen ¿verdad? -

Bajaron al garaje desde el ascensor privado, no sería lo más conveniente que los empleados vieran a la presidenta en ese estado. Una vez llegaron a la casa Elísabeth se tumbó a llorar en su cama mientras que Farah intentaba consolarla.


Era comprensible que el señor Schörg, director del colegio de Viena, se negara a dar unos datos personales como la dirección de unos alumnos, aun así, Albus Dumbledore, no salió tan decepcionado del despacho del director, pues había conseguido la dirección de la sede central de las empresas Lavine.

- Lo siento pero la señora Lavine no se encuentra en estos momentos, si me dice su nombre y su teléfono se lo comunicare a la señora para que se ponga en contacto con usted lo antes posible - contestó Berta cuando Albus le preguntó.

- Verá, es que me urge hablar con ella, es sobre sus hijos -

- Señor, se lo repito, la señora no estará aquí durante un par de días, lo siento pero tendrá que esperar -

- ¿No podría darme la dirección de su casa? -

- Lo siento pero no -

Ante la negativa de la secretaria a Dumbledore no le quedó otra alternativa que ir a ver a los gemelos Lavine, se maldijo por no haber pensado antes en esa posibilidad, quien mejor para llegar directamente a la madre que esos niños.

Así que con esa idea en mente, cogió caminito y volvió al colegio en busca de los niños.

- ¿Por qué quiere hablar con nuestra madre? - preguntó Mark frunciendo el ceño.

Se encontraban en una clase vacía, hacía una hora que habían acabado el examen y media hora después, cuando todavía estaban esperando a sus amigos, apareció la tutora para avisarles que tenían que reunirse con el director de Hogwarts.

- Es posible que estéis en peligro -

- ¿Por qué? - preguntaron escépticos los dos.

- Habéis hecho algo que requiere mucho poder... y en el momento en que Voldemort se entere de lo que habéis hecho... os querrá de su lado o muertos - explicó Dumbledore.

- Usted no puede ir a nuestra casa y soltarle eso a nuestra madre -

- Compréndanos... pero si usted le dice a ella que nosotros nos hemos aparecido en Londres, hemos devuelto a la vida a un criminal peligroso, aunque en verdad no lo sea, y que por esa razón Voldemort nos quiere matar... a mi madre le da algo - le explicó Mark.

- Yo sólo quiero protegeros... sólo necesito que ella me escuche -

- Vale¿y después que? -

- Después se os intentara poner protección y... -

- ¿Y? -

- No duraría en que vuestra abuela y vuestra madre se unieran a la Orden del Fénix -

- ¿Qué es eso? -

- Un grupo de personas que luchan en contra del Voldemort... -

- Nuestra familia no es partidaria de las ideas de ese loco homicida... posiblemente nos uniéramos a ellos - comentó Mark a su hermana.

- Sí -

- Esta bien le llevaremos con nuestra madre... pero tendrá que ser cuando acabe el curso... -

- No hay que perder tiempo -

- Nosotros debemos acabar nuestros exámenes... además nadie sabe nada de lo que hicimos ¿no? -

- Todavía -

- Pues manténgalo en secreto hasta que nosotros acabemos, el domingo terminamos el curso y volvemos a nuestras casas -

- Esta bien, el domingo a primera hora estaré aquí sin falta - dijo al final Dumbledore después de un rato intentando convencerles de que fuera antes.

Los gemelos se fueron a la biblioteca con sus amigos a estudiar para el siguiente examen.

Con esa idea, Dumbledore, volvió a Londres, por suerte nadie sabía la verdad de Sirius, solamente Kate se lo dijo a Remus y a nadie más, era mejor que esa información fuera secreta hasta que Sirius despertara.

En Londres todo era un caos, el ministerio había mandado a todas las familias de magos y brujas unos libritos en los que alertaban del peligro e informaban de las mejores formas de defensa.

Los mejores aurores de la comunidad estaban en alerta permanente, y se había hecho llamar a todos los aurores que pudieran ayudar a defender el país para un congreso sobre como hacerle cara al que no debe ser nombrado.


Remus estaba eufórico, hacia pocas horas que su esposa le había llamado y le dio la noticia de que Sirius no estaba muerto. Ahora él estaba frente a su cama, mirando como su amigo respiraba débilmente y de forma pausada, estaba feliz, Sirius estaba vivo.

Todavía no entendía que era lo que había ocurrido, él estuvo allí, vio como Sirius caía tras el velo, y ahora, su mejor amigo, estaba tumbado frente a él, no comprendía nada, pero estaba claro que esos dos niños habían hecho algo muy poderoso y peligroso.

- Cariño - dijo Kate sonriendo y abrazándolo por detrás.

- No me lo puedo creer -

- Pues es cierto, esta vivo -

Kate besó a su marido tiernamente.

- ¿Qué sabes de esos niños? -

- No se sabe mucho de ellos, al parecer Albus conoció a su abuelo, y por lo que parece era un auror bastante reconocido y poderoso -

- Pero... ¿qué paso? -

- Ni siquiera ellos lo saben, no lo recuerdan -

- ¿Qué crees que hará Albus¿te ha comentado algo? -

- No sé, pero lo mejor será traerlos y protegerlos, si Voldemort se entera de lo que ellos han hecho querrá tenerlos o matarlos -

- ¿Y nosotros? - preguntó Remus mirando significativamente a su esposa.

- Ya te lo dije - dijo evitando la mirada de Remus - pienso participar activamente en la Orden, ahora más que nunca necesitan mis habilidades en el campo de la medicina -

- No quiero que te pase nada -

Remus abrazó a Kate fuertemente, estaba preocupado, sabía lo mucho que valía la chica, que era una excelente profesional, y que en estos momentos donde más les necesitaban ella no iba a negar su ayuda.

- Ya he hablado con Albus, Ann comenzará su quinto año en Hogwarts... y ayer le llegó la carta a Christine... ha sido aceptada en la academia de aurores aquí en Londres - dijo Kate tras el abrazo.

- Eso significa que volvemos a Londres definitivamente -

- Si... no te preocupes no nos pasara nada... estaremos bien -

Albus Dumbledore entrón en la habitación y sonrió al ver a la pareja abrazados.

- Albus... ¿has hablado con la madre de esos niños? -

- No ha podido ser... el domingo cuando ellos acaben el colegio hablare personalmente con ella y le planteare la situación -

- Pero para el domingo puede ser tarde, Voldemort puede enterarse -

- Por eso sólo nosotros tres sabremos lo que ha pasado -

- ¿Y Harry? - preguntó Kate.

- Harry menos que nadie debe saber que Sirius esta vivo... por ahora no es conveniente -


Elísabeth iba recuperando poco a poco el animo, aunque se mantenía encerrada en su habitación por lo menos ahora comía algo. El domingo llegarían sus hijos y para ese día debía estar bien, ocultar esa tristeza y dolor que sentía, ante ellos todo tenía que ser normal. Con ese pensamiento poco a poco empezó a sonreír, recordando a Sirius cuando eran jóvenes y todos y cada uno de los momentos felices que habían vivido, aunque hacía tiempo que había renunciado a estar con Sirius ahora, con su muerte, era definitivo.

El sábado ya se encontraba mucho mejor, y hasta salió a comer en el salón con Farah. Aunque intentaba sonreír desde lejos se le veía triste, su mirada no tenía ese brillo característico de siempre y su sonrisa parecía forzada, aunque Farah sabía que era sincera aunque triste.

El domingo llegó después de una ajetreada semana para los alumnos de Royal High School de Viena, los exámenes habían dejado extasiados a casi todos los alumnos, la mayoría buscaban las últimas pertenencias.

Gracias a dios, Jennifer, la más ordenada de todo el grupo, había obligado a sus amigos a tener listas las maletas para el sábado, así que los ocho amigos disfrutaban de un paseo por los jardines antes de irse a casa.

Mark y Lizzy estuvieron un poco absortos en sus pensamientos durante toda esa semana, sus compañeros lo achacaron a los exámenes, pero no era así, lo que más preocupaba a los hermanos Lavine era la reacción de su madre al saber lo que habían hecho. También les preocupaba el hecho de que Dumbledore les había sugerido ir a Hogwarts para estar más protegidos de la amenaza de Voldemort, eso les entristecía ya que ese podía ser su último día en el colegio.

A las doce salía el tren del colegio con destino a la estación central, todos se despedían de todos, los profesores daban las últimas indicaciones para que llegaran sanos y salvos a sus casas, todo esta siendo normal, como en años anteriores. La única diferencia era que nadie conocía al hombre que esperaba junto al director, era un hombre muy mayor, con una larga barba y que emanaba una calma y tranquilidad asombrosa.

- ¿Quién será? - preguntó Max refiriéndose al hombre desconocido.

- Nosotros tenemos que irnos - dijo Mark.

- Adiós chicos - dijeron los gemelos caminando hasta Dumbledore.

Una vez estuvieron cerca de los dos ancianos sintieron como todos los miraban curiosos.

- Bueno ya estamos aquí... vamos ya - dijo Lizzy incomoda.

- Muchas gracias por su cooperación señor Schörg - dijo Dumbledore cordialmente.

El director asintió y Dumbledore y los gemelos se metieron en una de las clases.

- ¿Y bien¿cómo va a ser el transporte? -

- Iremos con un trasladador -

Se acercaron al trasladador y en cuestión de segundos sintieron como si algo les tirara del estomago. Fue una sensación extraña, pero enseguida estaban en la estación central, una vez allí cogieron un taxi que los llevara hasta la mansión Lavine.

La majestuosa puerta se abrió para dejar entrar a Mark, Lily y a Albus Dumbledore. Farah salía en ese momento del despacho y se quedó estática al ver a sus nieto ahí a esas horas.

- Pero... pero si vosotros llegáis dentro de tres horas -

- Abuela -

Los dos niños se abalanzaron a abrazar a su abuela como hacían siempre. Farah los abrazó feliz de que por fin estuvieran en casa, se fijo en el hombre que estaba parado en la puerta, mirando la escena sonriendo.

- ¿Usted es? - preguntó la mujer sorprendida.

- Albus Dumbledore, no sé si me recuerdas Farah -

- Claro que te recuerdo, Albus, por dios cuanto tiempo - dijo acercándose.

- Abuela ¿y mamá? -

- En su cuarto cambiándose... ¿pero que te trae hasta aquí y con mis nietos? -

Los niños no esperaron a oír a su abuela cuando salieron directos al cuarto de su madre para abrazarla.

- Veras Farah, es un asunto complicado y muy delicado que me gustaría hablar contigo y tu nuera -

- Albus me estas asustando¿qué ocurre? -

- Cuando estemos todos te lo explico -

- Esta bien, pasa y toma asiento -

Entraron en el salón y esperaron hasta que Elísabeth bajara con los niños.

Elísabeth salía de la ducha en esos momentos, había estado haciendo unos largos en la piscina, cuando noto unos pares de brazos que la rodaban, se giró rápidamente y se encontró con sus dos hijos.

- Mis niños -

Sonreía feliz al tenerlos otra vez en casa, la verdad es que eran los únicos momento en los que de verdad estaba feliz.

- Mami, te hemos echado de menos -

- Yo también a vosotros, tesoro... ¿pero que hacéis aquí tan pronto? se supone que llegáis dentro de un par de horas -

- Es que... -

Los gemelos le abrazaron fuertemente.

- ¿Ha pasado algo? -

- Bueno... será mejor que te termines de arreglar y bajamos... hay alguien que quiere hablar contigo sobre algo muy... - dijo Mark.

- Peliagudo - terminó de decir Lizzy.

A los pocos minutos la madre con sus dos hijos bajaba las escaleras de la casa dirigiéndose al salón.

Abrieron la puerta del salón y Elísabeth se quedó petrificada al ver allí sentado a Albus Dumbledore, los gemelos se adelantaron hasta quedarse sentados al lado de su abuela, pero Elísabeth seguía allí, de pie, en la puerta.

Para ella estaba siendo casi traumático tener allí a su antiguo director, seguro que alguien había averiguado que Mark y Lizzy eran hijos de Sirius e iban hablarle sobre la muerte de su padre como si fuera un criminal. Era algo que le aterraba, que Albus estuviera allí para confirmarle lo que decía el periódico.

- Elísabeth, pasa y siéntate, al parecer lo que Albus quiere decirnos es serio - dijo Farah.

- Señora Lavine -

Elísabeth se sorprendió del trato que el hombre le daba, al parecer no la había reconocido.

- Señor Dumbledore¿a qué debo el honor de su visita? - preguntó cortésmente.

- Es un asunto muy delicado que tiene mucho que ver con sus hijos -

- Albus al grano... por favor - se impaciento Farah.

- ¿Han oído hablar de Sirius Black? -

Ahí estaban, las dos palabras que Elísabeth no quería oír, estaba empezando a estar verdaderamente nerviosa y con unas ganas de llorar terribles.

- Si, sabemos quien es - dijo Farah mirando de reojo a su nuera, pues temía que se pusiera a llorar allí mismo ante la mención de Sirius.

- Primero de todo tengo que aclararles que Black era inocente de todos los cargos de los que se le acusaban - dijo Albus tranquilamente.

- Si... eso hemos leído... también que... esta... muerto -

- La verdad es que... Sirius no esta muerto - dijo Mark.

Elísabeth se quedó estática, simplemente abrió los ojos como platos y miró a su hijo sin comprender.

- Veras mamá - comenzó Lizzy - nosotros hicimos algo para que Sirius no muriera -

- ¿Cómo que hicisteis algo? - preguntó Farah a sabiendas de que su nuera no conseguiría decir ni una palabra de la impresión.

- Pues veras nosotros nos aparecimos en el lugar donde estaba Sirius peleando con una mortifaga y cuando Sirius cayó detrás del velo pues nosotros lo sacamos de ahí - explico Mark.

- ¿Qué? - Farah estaba impresionada.

- Cuando la batalla en la Sala de la Muerte del Ministerio de Magia de Inglaterra acabó, yo desde Hogwarts sentí un gran poder, después de localizar el foco de esa gran energía descubrí a sus hijos inconscientes junto a Sirius que no estaba muerto - explicó Dumbledore.

- Nadie se explica como paso, abuela, pero al parecer eso hicimos -

- No... esta... muerto - susurró Elísabeth.

Elísabeth cerró los ojos con fuerza intentando concentrarse para contenerse las ganas de gritar y saltar de felicidad que tenía por la noticia de que Sirius no estaba muerto, respiró hondo y miró a su suegra.

- ¿Cómo consiguieron hacer eso mis hijos? -

- Ninguno lo sabemos y los chicos no lo recuerdan -

- Y Black ¿cómo esta? -

- En coma, se encuentra en el colegio -

Gran parte de la alegría que sentía en ese instante se esfumo de repente. En coma, eso significaba que podría despertar hoy o mañana o nunca, que no sabían cuando volvería a abrir los ojos.

- Mamá ¿estas bien? -

- Sí -

- Lo verdaderamente preocupante de todo esto es que Voldemort ha vuelto y si se entera de que sus hijos hicieron algo así querrá atraerlos hacia su lado o matarlos -

Tanto Farah como Elísabeth palidecieron al oír aquello.

- Pero algo se podrá hacer ¿no? - preguntó la anciana.

- Lo más seguro para todos es que Mark y Lizzy vengan a Hogwarts a terminar sus estudios, allí podrán estar protegidos y bajo mi vigilancia -

- El Royal de Viena también es un buen colegio y estarán protegidos allí - dijo Farah molesta.

- Pero en el Royal no esta Dumbledore que es la persona a la que más teme Voldemort - dijo Elísabeth tranquilamente.

Albus miró detenidamente a la mujer que estaba frente a él, la verdad es que la había reconocido en cuanto entró en la habitación y sus sospechas quedaron confirmadas cuando preguntó por el estado de Sirius.

- Exacto, por eso mismo me gustaría que ambas se unieran a la Orden del Fénix, es una asociación para luchar contra Voldemort -

- Como comprenderá es una decisión que debemos meditar -

- Lo comprendo, pero no tenemos tiempo, mientras se plantean si los gemelos deben estudiar en Hogwarts y su unión a la Orden me gustaría que pasaran el verano en el colegio, pues creo que mis idas y venidas a este país habrán suscitado incógnitas a Voldemort -

- ¿Pasar las vacaciones en Hogwarts con Sirius? - preguntó Elísabeth incrédula por la proposición.

- Sirius es inocente y esta en coma, no creo que les haga nada malo, además estoy seguro de que querrá conocer a sus salvadores - dijo Dumbledore sonriendo levemente.

- Mamá ¿podríamos? - preguntó Lizzy sonriendo ilusionada.

Su madre la miró impresionada, miro a su otro hijo que estaba igual.

- Anda mamá... estaría bien estar allí y ayudar en la guerra... como hicieron el abuelo y papá -

- Primero, si vamos, ninguno de vosotros dos participara en esa guerra y segundo ¿de verdad queréis pasar el verano metidos en un colegio? -

- Si - dijeron los dos a la vez.

Elísabeth miró a su suegra que se encogió de hombros.

- Esta bien - dijo Elísabeth al final derrotada por la insistencia de los gemelos.

- Entonces recojan, nos vamos ahora mismo - dijo Dumbledore poniéndose de pie.

- ¿Ahora mismo? - preguntaron todos.

- Acabamos de llegar de un colegio y ya nos mete en otro - dijeron los gemelos.

- El tiempo apremia -

- Espere, por que no hacemos esto, usted se va y esta noche manda a alguien de absoluta confianza a recogernos y nosotros preparamos las cosas para irnos, tenga en cuanta que los niños acaban de llegar... -

A regañadientes Dumbledore aceptó.

En cuanto el hombre desapareció tanto Mark como Lizzy salieron corriendo hacia sus cuartos para recoger todo lo necesario. Elísabeth continuaba sentada sin moverse y Farah se acercó a su nuera.

- Tengo el presentimiento de que cualquier otro no hubiera conseguido que Sirius saliera del velo -

- ¿A qué te refieres? - preguntó Elísabeth dudosa.

- A que si ellos lo han conseguido es por su sangre y si esto ha pasado es por alguna razón -

- ¿Qué va a pasar ahora? -

- No lo sé, pero deberíamos mandar algunos elfos a limpiar la casa de Londres, para establecernos allí... también hay que llamar a la compañía para que manden a la sede de Londres todo tu trabajo... -

- Me refería a que va a pasar con Sirius y los niños -

- En eso tienes tú la última palabra... pero no te será tan fácil librarte de enfrentar a Sirius -

Farah se dirigió a la cocina para ordenar a algunos de los elfos que se fueran a la casa que la familia tenía en Londres, a continuación llamo a la empresa para avisar que durante un tiempo se establecerían en Londres y que mandaran allí todo el trabajo de Elísabeth. Mi entras tanto, su nuera, de dedicó a hacer las maletas.

- Chicos, aunque vayamos a ir a ver el colegio, nosotros pasaremos el verano en la casa que tenemos a las afueras de Londres, así que podéis llevar todo lo que queráis - dijo Elísabeth entrando en el cuarto de su hijo.

- Vale mamá - dijo Lizzy desde el otro cuarto - ¿tenemos piscina en Londres? -

- Sí -

- Bien, entonces llevare el bañador - dijo Mark sonriente.

Así estuvieron hasta la tarde, ordenando y decidiendo que llevarse.


Dumbledore se apareció en las afueras de Hogwarts y se dirigió rápidamente a donde estaba Sirius todavía dormido.

- ¿No vienen contigo? - preguntó Kate.

- Están preparando las cosas para venirse a pasar aquí el verano, después en la tarde mandare a Remus con un trasladador a por ellos -

- ¿Han accedido? -

- Por lo pronto van a venir a ver como es esto, pero lo más seguro es que sí -

- ¿Cómo es? - preguntó Remus entrando en la habitación.

- Pues... ya lo veras - dijo Dumbledore sonriendo misteriosamente - ¿cómo ha estado Sirius? -

- Igual -

- ¿Por qué no vais a descansar un rato? pareces cansada Kate -

La mujer asintió y salió de la habitación junto con su marido. Albus se acercó a la cama de Sirius y sonrió.

- Sirius tienes que despertar, he encontrado a Elísabeth -

Se quedó mirándolo durante un rato y después se fue a su despacho.


Remus estaba frente a la gran mansión de los Lavine, gracias a las indicaciones de Dumbledore pudo llegar sin perderse, llamó a la puerta y un mayordomo le llevó hasta la señora.

- Buenas tardes ¿qué desea? - preguntó Farah en el salón.

- Me manda Albus Dumbledore, la contraseña es - se acercó para susurrarle al oído - Gallowmere -

- De acuerdo... y dígame señor... -

- Lupin, Remus Lupin -

- Señor Lupin ¿cómo iremos al colegio? -

- En trasladador -

Elísabeth pasó cerca de la puerta del salón hacia el despacho y escuchó el nombre de la persona que les llevaría hasta Hogwarts y palideció al oír a Remus hablar.

- Señora, señor - dijo el mayordomo entrando en el salón - la otra señora quisiera hablar con el señor en el despacho -

Remus siguió a Farah hasta el despacho y una vez estuvo dentro Farah se giró hacia el mayordomo.

- La señora me pidió que no dijera nombres - dijo el hombre encogiéndose de hombros.

Farah miró a la puerta intentando descubrir que pasaba, hizo un gesto y subieron a terminar de prepararlo todo.

- Buenas tardes, señora, soy... - dijo Remus entrando.

- Sé perfectamente quien eres Remus - dijo Elísabeth dejándose ver.

- Elísabeth -

Remus palideció al verla, estaba igual que hacía dieciséis años, con algunas diferencias, pero en lo esencial, igual.

- Cuanto tiempo ¿no, Remus?... vayamos al grano, no soy la misma niña de hace años... -

- Espera... ¿has estado aquí todo el tiempo? Sirius vino a buscarte -

- Lo sé... -

- Me podrías explicar que... -

- Es difícil explicar todo -

- Prueba, así practicas para cuando Sirius despierte y te pida una explicación - dijo duramente Remus.

- La explicación es que deje a Sirius y no hay más que decir -

- ¿Y esos gemelos de los que habla Albus? -

- Son mis hijos... de Patrick y míos -

- ¿Qué? -

- Y con respecto a ellos, te quisiera pedir que no dijeras nada de lo que hubo entre Sirius y yo, ellos no saben nada y preferiría que siguieran así -

- Pero... -

- Remus, por favor, es una parte de mi vida que esta muerta y enterrada y así ha de seguir -

- ¿Y Sirius? -

- Cuando despierte y lo tenga delante ya veré lo que hago -

Se miraron duramente un rato directamente a los ojos.

Alguien tocó la puerta y entró, era Lizzy, que se acercó a su madre mirando al extraño.

- Mamá ya tenemos todo listo -

Remus miraba a las dos mujeres, se parecían bastante aunque había rasgos en la niña que le recordaban a otra persona, concretamente a Sirius, pero eso a su entender era imposible, aunque si esa imaginativa teoría que se estaba formando en su mente era cierta, Elísabeth tendría que dar muchas explicaciones y esta vez no podría escapar.

Remus asintió levemente dando a entender que mantendría a salvo el secreto de Elísabeth.

- Pues vamos entonces - dijo Eli sonriente empujando a su hija para salir del despacho.

Remus las siguió hasta el recibidor donde estaban Farah y Mark, miró al chico sorprendido, al ver al niño su descabellada teoría cobraba sentido.

- ¿Y todas estas maletas? -

- Tenemos una casa en Inglaterra y pasaremos allí las vacaciones -

- Pero Albus dijo... -

- Me da igual lo que diga Albus, no pienso pasar dos meses encerrada en ese colegio, no te preocupes... los elfos llevaran las maletas a la casa, nosotros sólo cogeremos esa bolsa - dijo Elísabeth señalando una de las maletas.

Remus prefirió no discutir y sacó el trasladador, todos se acercaron y en segundos estaban en el colegio.

- Bienvenidos al colegio Hogwarts... de nuevo - dijo Dumbledore.

- Albus tenemos que hablar -dijo Elísabeth frunciendo el ceño.

- Claro... sígueme al despacho -

Elísabeth siguió a Dumbledore hasta el despacho, cuando entró le pareció que había retrocedido veinte años en el tiempo y que volvía a ser aquella niña que iba al despacho del director a recibir un castigo.

- Vaya... aquí nada a cambiado - dijo sorprendida.

Dumbledore se sentó en su silla y sonrió al ver como Elísabeth se acercaba a saludar al fénix.

- Y bien¿de qué quieres hablar? -

- Ah... si... - estaba absorta mirando al fénix - sé que tus planes son protegernos y mantenernos a salvo... pero no pienso pasar el verano encerrada en este colegio... y menos con Sirius que puede despertar en cualquier momento -

- Si te refieres a volver a Viena... allí no estáis seguros... -

- Allí estamos muy seguros... pero no es eso... -

- ¿Entonces? -

- Tenemos una casa, muy bien protegida, en Londres -

- ¿Cómo de protegida? - preguntó Albus con el ceño fruncido.

- Antiaparición, indetectable, protegida por siglos de conjuros... -

Albus meditó durante unos minutos.

- Me gustaría que estuviera un auror de confianza con vosotros -

- Me parece bien -

- Pero hoy os quedáis aquí, no hay prisa ¿verdad? -

- ¿Ha despertado Sirius? - preguntó Elísabeth nerviosa.

- No - contestó el director extrañado.

- Entonces, no... no hay prisa -

Dumbledore sonrió interiormente al ver que Elísabeth seguía siendo igual que cuando era niña.

- Bien, entonces vamos a enseñarte tu cuarto -


Mientras que Dumbledore y Elísabeth conversaban, Remus acompañó a los gemelos y a Farah hasta las habitaciones donde dormirían.

- Remus... ¿puedo llamarte Remus? - preguntó Lizzy dudosa.

- Si - dijo el aludido sonriente.

- Vale... ¿cómo esta Sirius? -

- Sigue sin despertar - dijo tristemente.

- ¿Podemos verlo? - preguntó Mark.

- Claro -

Fueron hasta el cuarto de Sirius, allí estaba Kate vigilando el estado de su amigo de la infancia. Farah permaneció en todo momento callada y meditando.

- Ella es Kate, mi esposa - dijo Remus presentándola a Farah.

- ¿Cómo esta? - preguntó Lizzy.

- Se mantiene estable, no sabemos cuando despertara -

- Kate ven un momento - dijo Remus llevándola a un lado donde no pudieran escucharlos de la habitación.

- ¿Qué pasa? -

- Te lo cuento ahora para que cuando la veas no te sorprendas -

- ¿De que hablas? -

- La madre de esos niños es Elísabeth -

- ¿Elísabeth¿qué Elísabeth? -

- Nuestra Elísabeth, la de Sirius -

- ¿QUÉ! - grito Kate.

Todos miraron a Kate.

- Shhh, baja la voz -

- ¿Cómo es posible? -

- Al parecer ha estado con los Lavine todo este tiempo... me ha pedido que no digamos nada de lo que paso entre ella y Sirius -

- Me dejas impresionada -

- Yo me quede igual -

La puerta se abrió y entraron Albus y Elísabeth, todos los adultos presentes los miraron impresionados.

- Mami, mira este es Sirius -

Elísabeth estaba pálida mirando a Sirius dormido en la cama, sabía que si continuaba allí empezaría a llorar, así que salió corriendo. Kate salió tras ella.

- ¿Por qué no vamos a comer algo? - preguntó Farah por primera vez desde que llegó al colegio.

- Remus acompáñales por favor -

- Claro -

- Pero ¿y mamá? -

- No te preocupes... ella estará bien... -

Todos salieron dejando a Albus solo con Sirius.

- Tienes que despertar, Sirius... esta vez no la puedes dejar escapar -

Al ver que Sirius seguía sin hacer el más mínimo movimiento Albus se fue a su despacho.


Elísabeth dejó de correr y se dio la vuelta quedando cara a cara con Kate.

- Kate - dijo abrazándola y llorando en su hombro.

- Eli no sabes lo preocupados que hemos estado por ti -

Kate también se puso a llorar y anduvieron hasta un aula vacía para poder hablar.

- Sigues igual - dijo Elísabeth entre sollozos.

- Tu también -

- ¿Y Chris? -

- Muy bien, toda una señorita -

- ¿Y el otro bebe? -

- Ann -

- Otra niña, que bonito -

- ¿Y tu? -

- Ya los has visto -

- Eli... -

- Kate, por favor... no me reproches nada... no me pidas explicaciones... por favor -

- Sólo dime por qué nunca diste señales de vida -

- No podía volver... no podía perdonar a Sirius y volver como si nada hubiera pasado - dijo llorando.

- Tranquila... Sirius... él ha cambiado, ha madurado... esta muy arrepentido y nunca ha dejado de amarte - dijo Kate abrazándola para consolarla.

- Kate, por favor, ya es duro verlo así como para que tu me digas esas cosas -

- Para que cuando despierte estés preparada -

- ¿A qué te refieres? -

- A que esta vez no te va a dejar escapar... ha estado durante años pensando en ti y en como recuperarte -

- Yo no estoy preparada para afrontar eso -

- Tienes tiempo... hasta que despierte -

Kate acompañó a Elísabeth hasta su cuarto y se fue a seguir vigilando a Sirius. La doctora se quedó dormida, agotada por tantas emociones, en la cama que estaba junto al paciente.

Le había puesto un hechizo para que cuando despertara o su estado cambiara sonara una alarma.

Remus llegó a la habitación y viendo que su amigo seguía igual se acostó junto a su esposa y a abrazó fuertemente. Kate se estremeció al sentir a Remus y se acurrucó en su pecho, al cabo de unos minutos Remus se quedó dormido.


Elísabeth estaba profundamente dormida cuando sus hijos entraron a verla. Los gemelos intentaron no hacer ruido al acercarse para darle un beso de buenas noches, después se fueron a su cuarto a dormir.

- Buenas noches chicos - dio Farah saliendo por la puerta.

- Buenas noches abuela - dijeron los dos niños a la vez.

- Mamá esta rara - dijo Lizzy sentándose en la cama de su hermano.

- Volver a Londres le traerá recuerdos -

- ¿Tu crees que ese tío estará aquí? -

- No lo sé - respondió Mark pensativo.


Los gemelos despertaron al día siguiente bastante temprano, como vieron que su madre continuaba durmiendo decidieron ir a dar una vuelta por el castillo. Fueron a ver a Sirius para saber como se encontraba.

- ¿Qué tal esta el paciente? - preguntó Lizzy a Kate.

- Pues sigue igual -

- ¿No se puede hacer nada? -

- No... además vosotros ya habéis hecho bastante -

- Vamos a desayunar ¿vienes? -

- Vale -

- ¿Y Remus? - preguntó Mark de camino al salón donde comerían.

- Ha tenido que ir a hacer un recado -

- Aahh -

Un sonido estridente sonó mientras desayunaban.

- ¿Qué es eso? - preguntaron los gemelos tapándose las orejas, pues el sonido era muy estridente.

- La alarma... a Sirius le ha pasado algo -

Kate salió corriendo hacia el cuarto de Sirius, los gemelos se miraron durante unos segundos y salieron corriendo detrás de ella.

Cuando llegaron al cuarto, Sirius estaba sentado en la cama.

- Kate -

- Sirius, has despertado - dijo la aludida abrazándolo.

- ¿Qué ha pasado? lo último que recuerdo es estar luchando con Bellatrix -

- Caíste tras el velo -

- Oooohhhh... ¿y cómo es que estoy vivo? -

- Pues... ellos te sacaron de allí - dijo Kate señalando a los gemelos mientras comprobaba la presión arterial de Sirius.

- Hola - dijeron los chicos escuetamente.

Sirius los miró detenidamente, pues los niños le recordaban a alguien pero no sabía a quien.

- Ellos son Mark y Lizzy Lavine - los presento Kate.

- Señor Black encantado de conocerle por fin - dijo Mark cortésmente.

- Tuteadme y llamadme Sirius, por favor - dijo sonriente.

- ¿Cómo te encuentras? - preguntó Lizzy sonriendo sentándose a los pies de la cama.

- Bien, pero tiene que ser la doctora la que de su aprobación - dijo mirando a Kate.

- Estas perfectamente - determinó la doctora Lupin después de la revisión.

La puerta se abrió dando paso al director.

- Veo que has despertado por fin -

- Albus... -

- Chicos ¿nos podéis dejar solos? -

- Claro, ya nos veremos - se despidieron los gemelos.

Los niños fueron hasta las cocinas para conseguir algo de comida.


- Eli ¿no piensas levantarte nunca? - preguntó Farah.

- No, me pienso quedar en la camita todo el día... todavía es temprano - respondió la aludida debajo de las mantas.

- Esta bien, estaré hablando con Dumbledore si me necesitas - dijo Farah antes de salir del cuarto.

Elísabeth estuvo en la cama hasta que se hartó. Miró el reloj y vio que eran las doce del medio día, así que decidió levantarse y dar una vuelta.


- Así que Sirius ha despertado - dijo Farah.

- Si... creo que deberías decírselo a Elísabeth - dijo Albus.

- Si se lo digo yo saldrá corriendo... mejor será que lo descubra ella solita - dijo Farah sonriendo.


- Hola ¿a dónde vais? - preguntó Sirius viendo como los gemelos salían del castillo.

- Pues a dar un paseo y disfrutar del aire libre -

- ¿Vienes? -

- Si - respondió Sirius sonriendo tiernamente.

Se sentaron a la orilla del lago bajo la sombra de un árbol.

- ¿Qué tal sienta la libertad? -

- No esta tan mal... - dijo sonriendo - chicos... vosotros, no me tenéis miedo ¿verdad? digo ¿sabéis que soy inocente? -

- Si, Dumbledore nos lo contó todo -

- Eso de la rata y de cómo te culpo de todo - dijo Lizzy.

- Me alegra saber que confiáis en mi - dijo Sirius feliz.

Elísabeth fue ha la cocina donde comió algo, allí le informaron que los gemelos habían preparado una cesta de picnic y estarían en el lago. Desde una de las ventanas vio a sus hijos cerca del lago, estaban acompañados de alguien, supuso que era Remus, así que salió ha hablar con ellos.

- Mira, ahí viene mamá - dijo Lizzy sonriente poniéndose de pie.

Sirius estaba de espaldas a la recién llegada así que no la vio, y Elísabeth tampoco reconoció al hombre que estaba junto a sus hijos.

- Mamá, te presento al señor Sirius Black -

Elísabeth se paró de repente cuando le quedaba apenas un metro para estar junto a sus hijos.

- Sirius Black esta es nuestra madre, Elísabeth McCallister de Lavine - dijo Mark.

Sirius se levantó de golpe y quedó cara a cara con Elísabeth.


Continuara...

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