Este ff esta hecho por Elísabeth
Los personajes principales son los de Rowling, los demas son mios!
Capítulo 7: Menudo veranito.
Ninguno de los dos era capaz de decir nada, simplemente se miraban a los ojos. Al final fue Elísabeth la que hizo acoplo de toda su sangre fría para acercarse y saludar a Sirius como si no lo conociera.
- Señor Black, gusto en conocerle -
- ¿A qué es bonita? - preguntó Lizzy abrazando a su madre.
- Aunque no te lo creas esta soltera y sin compromiso - dijo Mark picaramente.
- Pero también hay algún moscardón por ahí... -
Mark se acercó a Lizzy y le susurró algo al oído, al instante ambos salieron corriendo hacia el castillo.
- Último vieja en pelotas - gritó Mark mientras corría.
Allí se quedaron solos, mirándose, del mimo modo que Elísabeth saco su sangre fría para saludarlo también saco sus fuerzas, de no se sabe donde, para girarse y caminar hacia el castillo.
- Eli espera -
Aquella voz volvía a llamarla, como la había echado de menos, se quedó quieta, estática, esperando que pasara algo, cerró los ojos fuertemente mientras Sirius en un par de zancadas se puso frente a ella.
- Sirius - suspiró Eli con miedo a abrir los ojos.
- Estas aquí - dijo él mirándola con asombro y emoción.
- Sirius tu y yo no tenemos nada de que hablar... -
Sirius la abrazó fuertemente.
- Por fin te encontré... no sabes cuanto he deseado volver a tenerte entre mis brazos... no sabes cuanto te amo... -
- Sirius... suéltame... - dijo ella débilmente.
- Ya nada nos separará -
- ¡He dicho que me sueltes! - dijo separándose bruscamente de él.
- Eli... yo... -
- Sirius... te he olvidado... enterré nuestro pasado hace muchos años... yo lo he superado al parecer tu no... - dijo Eli tristemente intentando poner espacio entre ellos.
- Yo no he podido olvidarte en estos años - dijo Sirius tajante sin permitir que Eli se fuera.
- Pues yo si te he olvidado a ti... admito que me ha sorprendido verte después de tanto tiempo... pero ya es hora de que pasemos página - dijo rápidamente y nerviosa.
- Te amo, siempre lo he hecho y siempre lo haré -
- Ya no soy la misma quinceañera que cayó en tus redes - dijo ella sonriendo nostálgicamente, su expresión cambió y se volvió más fría - mis hijos no saben nada de ti, ni del pasado común que ambos tuvimos, te agradecería que no les contaras nada - dijo dándose la vuelta y caminando hacia el castillo.
Sirius no pudo evitar que se fuera, se quedó allí, plantado, en estado de shock, sin saber como reaccionar ante el hecho de que tenía otra vez a la mujer de su vida en su vida.
Elísabeth llegó directa a la habitación que Dumbledore había preparado para ella y los niños, lo primero que hizo fue tirarse a la cama y ponerse a llorar. Eran muchas las cosas que pasaban por su mente, muchos sentimientos reencontrados que creía muertos y enterrados y la misma pregunta se hacía eco en su mente.
- ¿Qué hago ahora? -
Sirius llego al castillo, no supo muy bien como, pero si sabía una cosa, quisiera Eli o no, ahora que la había encontrado no le iba a dejar escapar. Le había sorprendido más verla que saber que tenía dos hijos, Dumbledore le había contado que Elísabeth, su Elísabeth, era la madre de los gemelos que le habían salvado, al principio le sorprendió y enfadó, ella había rehecho su vida, pero al verla, todo ese enfado se esfumo, la amaba y no podía odiarla, ella ahora estaba libre y él podría volver a conquistarla, lo de los niños no tenía importancia, a él los gemelos le habían caído bien y podría a llegar a quererlos como hijos si volvía con ella.
Frente a las escaleras principales se encontraba Dumbledore y una mujer mayor, Sirius la reconoció al instante, Farah Lavine. La mujer no había cambiado casi nada según Sirius.
- ¡Abuela! - gritaron los niños bajando por las escaleras.
- Niños... os he echado de menos ¿dónde habéis estado? - dijo la mujer abrazándolos.
- No exageres... si hace unas horas que nos has visto - dijo Mark riendo.
- Farah te presento a Sirius Black - dijo Dumbledore seriamente.
La mujer se quedó sorprendida al ver a Sirius, estaba claro que Azkaban había hecho estragos en él, poco quedaba ya del hombre que fue a su casa años atrás a quitarle lo que hoy es su familia.
- No te preocupes abuela... no es malo -
- Encantada de verle señor Black - dijo Farah estrechándole la mano.
- Sirius, he de irme¿estarás bien? -
- No te preocupes Albus -
- Bueno niños, por que no me lleváis con vuestra madre, la verdad quiero hablar con ella - dijo mirando significativamente a Sirius - y descansar un rato -
- Vale -
Farah, Mark y Lizzy emprendieron la marcha hacia el cuarto de Elísabeth, Sirius les siguió. Cuando estaban a pocos metros casualmente Elísabeth salió del cuarto.
- Niños, empacad, nos vamos - dijo seriamente mirando a Sirius.
- Pero mamá -
- He dicho que nos vamos - dijo tajantemente.
- Elísabeth tranquilízate y hablemos - dijo Farah.
- No quiero hablar Farah, quiero irme de aquí - dijo perdiendo la paciencia.
Los niños las miraban confundidos, nunca habían visto a su madre así de nerviosa y replicando de esa manera a su abuela. Sirius rezaba mentalmente para que Eli desistiera de esa idea de irse, le sería muy difícil ir tras ella y cumplir la promesa que le había hecho a Dumbledore de no dejarse ver por el resto del mundo.
- Hablemos - dijo Farah abriendo la puerta de la habitación e invitando a entrar a su nuera.
Ambas mujeres mantuvieron una guerra de miradas hasta que al fin Eli entró en el cuarto. Los niños estaba preocupados y optaron por ir a comer algo para tranquilizarse, miraron a Sirius, que les sonrió y les acompañó.
- No crees que te estas comportando un poco infantil con esto de huir... con veinte años pase... pero a estas alturas... - dijo Farah al ver toda la habitación revuelta y a Elísabeth de los nervios.
- No se si te has dado cuenta pero es Sirius el que esta ahí a fuera - dijo fuera de sus casillas.
- Tranquilízate... recuerdo perfectamente a Sirius -
- Farah... no puedo volver a esto... no quiero tenerlo cerca... no... no quiero sentir esto... - dijo Eli llorando.
- ¿Recuerdas que te dije que llegaría el día que lo perdonarías? - dijo Farah tranquilamente.
- Ese día no es hoy... ni lo será nunca -
- Oh... ese día llegó hace mucho tiempo... sólo es que hasta ahora no te has tenido que enfrentar al hecho de que lo sigues amando -
- Yo quiero a Patrick - dijo Eli contrariada.
- Se que lo quieres pero amas a Sirius... son dos verbos y sentimientos muy distintos... -
- Yo... no... -
- Te aseguro que soy muy feliz como madre de que hayas querido tanto a mi hijo... ¿pero no te das cuenta de que él siempre estuvo enamorado de Samantha y tu de Sirius?... por más que os quisierais nunca pudisteis olvidar ese amor que sentíais hacia ellos -
- Yo... -
- La vida te da una segunda oportunidad de enmendar los errores del pasado... no la desaproveches -
- No... no puedo... -
- Perdiste a Patrick, no seas tonta y dejes escapar otra vez a Sirius... o sino hazlo por los niños... ellos se merecen conocer y querer a su padre... -
- No me lo puedo creer... tu, precisamente tu, deberías ser quien más se opusiera a esto... si Sirius descubre que son sus hijos hará todo lo posible por ocupar el lugar de Patrick -
- Cariño... Sirius es su padre... y eso es algo que Patrick sabía muy bien y a lo que no tenía miedo... ambas sabemos que pase lo que pase el lugar, amor y todo los años que les dio Patrick no se pueden borrar, no olvidar... ellos adoran a Patrick y no dejaran de hacerlo nunca... Sirius no podrá ocupar su lugar... Sirius ocupara otro lugar... pero no el de Patrick - explicó Farah tranquilamente.
- Yo... no creo que este preparada para esto - dijo sollozando.
- Lo estas, mi niña, aunque no lo creas lo estas... y no pienso dejar que tires tu vida a la basura por un error del pasado -
- Me engañó - dijo Eli furiosa.
- ¿Y no crees que ha pagado por ello todos estos años en Azkaban?... piensa todo lo que ha tenido que pasar allí... recordando algo que nunca ocurrió -
- Por favor... no sigas... no quiero oírlo... no quiero sentirme culpable - dijo Eli intentando taparse los oídos y sollozando.
- Te encargaras de los negocios que tenemos en Londres y hablare con Dumbledore para traer a los gemelos a este colegio - dijo Farah tajantemente.
- No -
- Si... te mereces una oportunidad... Patrick lo hubiera querido... y los niños se merecen la oportunidad de conocer a su padre -
- Pero... -
- No hay peros que valgan... si no te das la oportunidad tu misma tendré que obligarte yo... - dijo Farah muy seria.
- Farah - dijo Eli suplicante.
- Descansa y duerme... sabes que tengo razón - dijo la anciana saliendo por la puerta.
Sirius, Mark y Lizzy estaban sentados en una mesa en el salón comedor cuando Farah llegó.
- Abuela... ¿cómo esta mamá? -
- Bien... -
- Abuela... -
- Esta bien... de verdad... sólo necesita descansar - los niños la miraron suplicante - esta bien... podéis ir con ella... -
Ambos niños se pusieron de pie y se acercaron a abrazar a su abuela, después se fuero.
- ¿Así que ha estado con ustedes todo este tiempo? - dijo Sirius seriamente y con resentimiento.
- En aquel momento no estabais ninguno de los dos preparados para perdonar y olvidar - contestó Farah tranquilamente.
- No pienso perderla otra vez - dijo Sirius decidido.
- Me alegro de ello, señor Black - Farah se levantó, se le habían quitado las ganas de comer - espero que esta vez sepa arreglar sus errores del pasado - se fue hacia la puerta - si por alguna razón les hace daño a mis nietos o a Elísabeth... le abriré en canal y le sacaré el corazón mientras todavía este vivo - dijo fríamente antes de irse.
En la estación de Londres estaba Remus Lupin esperando a que sus hijas llegaran.
- Papi¿nos echaste de menos? - preguntó Ann lanzándose a los brazos de su padre.
- Claro que si... ¿qué tal el viaje? -
- Bastante bien ¿mamá esta en casa? - preguntó Chris también abrazando a su padre.
- No, esta en una misión de la orden... anda vamos a casa -
De camino a un callejón oscuro para coger un trasladador a la casa de los Lupin en Londres llegó una lechuza con una carta para Remus.
"Sirius ha despertado ya... esta bien... ven en cuanto puedas... con las niñas.
Te quiero
Kate"
La cara de Remus se iluminó ante la noticia.
- ¿Qué pasa papá? -
- Vamos a Hogwarts -
Remus cogió el trasladador, a sus hijas y rápidamente estaba frente a las puertas del colegio Hogwarts. Saliendo por las puertas con su maleta estaba Elísabeth.
- Lo siento Remus pero tengo que irme - dijo despidiéndose.
- Pero Eli... -
Pero no pudo continuar hablando por que Elísabeth desapareció delante de sus ojos.
- ¿Quién...? -
- Luego os lo cuento - dijo Remus entrando en el castillo.
Las dos hermanas se quedaron allí paradas, con el ceño fruncido por la falta de información. Se miraron durante unos segundos y siguieron a su padre. Entraron en un salón donde su padre se estaba abrazando con Sirius.
- Tío Sirius - gritaron las dos chicas abalanzándose sobre el hombre.
- Os he echado de menos - dijo Sirius devolviéndoles el abrazo.
- Creíamos que estabas muerto - dijo Ann contenta por que eso fuera mentira.
- Es una larga historia... me tenéis que prometer que no diréis nada a nadie de que estoy vivo... para todo el mundo estoy muerto ¿vale? -
- Pero... -
- Por favor -
- No podéis decir nada - dijo Remus seriamente.
- Mamá se ha ido - dijo Mark entrando en el salón.
- ¿Y ahora que hacemos? - preguntó Lizzy.
- ¿Eli se ha ido? - preguntó Sirius desconcertado.
- Si, yo la vi salir - dijo Remus.
- Mierda - murmuró Sirius.
- ¿Sabéis a donde ha ido? - preguntó Remus.
- A la casa que tenemos en Londres, supongo -
- Iré ha hablar con ella - dijo Remus.
- ¿Por qué tu? - preguntó Sirius molesto.
- Por que si vas tu... se ira más lejos - murmuró para que sólo Sirius le oyera.
- No creo que pueda conseguir mucho señor Lupin - dijo Farah entrando en el salón.
- Seguro que por lo menos me escucha - dijo Remus confiado.
Farah se acercó y le dio en un papel la dirección de la casa. Remus salió del castillo para aparecerse en la casa de Elísabeth. Chris y Ann miraban a Sirius pidiendo una explicación por todo lo que estaba ocurriendo y por saber quieres eran esa personas que estaban allí.
- Ellos son Mark y Lizzy Lavine - dijo Sirius presentando a los gemelos - y ellas son las hijas de Remus y Kate, Christine y Ann Lupin - dijo presentando a las niñas.
- Encantada/o - dijeron las tres chicas y el chico estrechándose la mano.
- ¿Por qué no vamos a dar una vuelta mientras Sirius habla con las niñas? - propuso Farah.
Los gemelos asintieron y se fueron con su abuela dejando solos a las dos hermanas Lupin con Sirius.
- Esta bien, Sirius ¿ahora nos vas a explicar que ocurre? - preguntó Cris seriamente.
- Si, todos te creíamos muerto -
- A ver, yo cruce el velo de la muerte y me morí... pero esos gemelos que se acaban de ir, no se como lo hicieron... pero me salvaron... y ahora nadie sabe que estoy vivo... y así debe seguir - explicó Sirius.
Las niñas estaban impresionadas con la explicación.
- No te preocupes, tío Sirius, nosotras guardaremos el secreto -
- Bien, ahora por que no vamos a ver a vuestra madre -
- Si -
Los tres se fueron a la enfermería donde estaba Kate ayudando a la señora Pomfrey con el inventario de pociones medicinales.
Remus se apareció un gran casa a las afueras de Londres, entró con sigilo y recorrió todas las habitaciones hasta que llegó a donde estaba Elísabeth, que se encontraba tirada en la cama llorando.
- Eli -
La aludida se levantó de golpe sorprendida por la presencia de Remus.
- ¿Qué haces aquí? -
- Vine para hablar contigo... -
- Remus por favor... -
- Eli... te fuiste hace dieciséis años... ahora apareces y no das ninguna explicación -
- Te dije que a ti no tenía que darte ninguna -
- A mi no... pero a Sirius si... él te estuvo buscando y tu ahora ni siquiera le dices nada -
- Es por que he estado frente a frente con él por lo que me he ido de allí... Remus, me engaño -
- Fue un error del pasado, Sirius se dio cuenta de lo que hizo y del daño que te hizo e intentó rectificar -
- Tarde -
- Eli... no puedes cerrarte de esa forma -
- No quiero verlo... no quiero tenerlo cerca... no quiero - dijo Eli caminando de un lado a otro de la habitación.
- ¿Segura? -
- Remus... no sabes lo mal que lo pase... lo mucho que le eche de menos pero no podía volver y hacer como si nada hubiera pasado -
- No te estoy pidiendo eso... sólo que le des una oportunidad de demostrarte que ha cambiado... ya no es un inmaduro -
- ¡Pero me engañó! -
- ¡Cometió un error¿qué pasa¿qué tu nunca has cometido ninguno? - pregunto Remus incrédulo.
Elísabeth recordó en ese momento que ella le ha hecho creer a Sirius durante toda su vida que perdió el bebe, por lo tanto ella también le había mentido a él.
- Claro que he cometido errores... como todo el mundo -
- ¿Y te han perdonado por ellos? -
- Si -
- ¿Entonces por que no perdonas a Sirius por el suyo? rectificar es de sabios -
- Por que no es tan fácil... yo... yo estoy confundida - dijo sentándose en la cama y llorando.
Remus se acercó y la abrazó para reconfortarla.
- Tu confías en mi ¿verdad? -
- Si - dijo ella entre sollozos.
- Pues yo te aseguro que Sirius te ama, que se arrepintió de lo que hizo y que eso sólo le confirmo que te amaba a ti más que a nada en este mundo -
- Remus... -
- Escúchame, vamos ha hacer una cosa, tu te lo piensas, por lo menos en no salir huyendo cuando él esta cerca y mientras yo haré todo lo que este en mi mano para que no te presione ¿vale? -
- Vale -
Elísabeth ya estaba más clamada, y la idea de que Remus tuviera controlado a Sirius la tranquilizaba mucho.
- Te tengo que pedir otro favor -
- Dime -
- Vas a pasar aquí las vacaciones ¿no? -
- Que remedio - dijo ella encogiéndose de hombros.
- Bien... te quería pedir... que si es posible... mis hijas pasaran el verano aquí contigo -
- Es posible... pero ¿por qué? -
- Aunque ellos crean que no lo sé, me he dado cuenta de que mi casa esta vigilada por mortifagos... y no quiero tener allí a mi hijas a merced de ellos... -
- Comprendo... no digas más... ellas pueden quedarse aquí -
- Estupendo... ahora mismo están en Hogwarts pero las traeré en seguida -
- Tráete también a Farah, Mark y a Lizzy -
- Vale, vuelvo enseguida -
- No te preocupes no me escapare - dijo Elísabeth sacando la lengua.
- Por si acaso - dijo Remus antes de desaparecerse.
Elísabeth revisó las habitaciones, la verdad es que tenía que admitir que los elfos habían hecho un buen trabajo de limpieza, incluso habían limpiado el ático. Decidió que en el ático pondría dos camas un escritorio y un armario grande y aquella sería la habitación de las hermanas Lupin. En la segunda planta de la casa había cuatro habitaciones y un cuarto de baño común, aunque dos de las habitaciones, las más grandes, tenían cuarto de baño propio, esas eran las habitaciones de Farah y Elísabeth.
- ¿Pero por qué has hecho eso? -
- Primero por que la casa esta vigilada por mortifagos y segundo para que Eli no tenga oportunidad de escapar, con Chris y Ann allí le será difícil no estar cerca de Sirius -
- Pero... -
- Cariño es una buena idea, además así tu y yo podemos ayudar mejor a la orden y las niñas estarán perfectamente -
- Pero no estarán con nosotros - dijo Kate apenada.
- Pero estarán a salvo -
Remus se encontraba en la enfermería contándole a su mujer su idea de mandar a sus hijas a pasar el verano con Elísabeth. Kate estaba apenada por no poder pasar el verano con sus niñas pero lo cierto era que allí estarían más seguras así que decidió aceptar.
- ¿Crees que ellas querrán ir? -
- No tienen otra opción y es por su bien -
Remus tenía mucha razón, sus hijas no podían negarse a ir a la casa de Elísabeth, aunque eso no significaba que no pusiera objeciones al principio. Una hora después todos, excepto Sirius, estaban en la casa de los Lavine.
- ¿Por qué tío Sirius no puede venir? - preguntó Ann a su madre.
- Por que esta más seguro en Hogwarts - le contestó su madre.
- Bienvenidos - dijo Elísabeth alegremente - Chris y Ann dormirán en el ático, vuestras habitaciones están en la segunda planta - dijo a sus hijos - el baño es común, y espero que todos nos llevemos bien -
Cada uno se fue a su habitación, más que nada para ver como era, y después deambularon un rato por la casa para inspeccionarla.
- ¡Tenemos piscina! no lo sabía - dijo Chris contenta.
- Elísabeth ¿podemos bañarnos en la piscina? - preguntó Ann.
- Esta bien, pero no quiero a nadie chorreando dentro de la casa -
- OK -
Los cuatro chicos subieron a sus habitaciones para ponerse los bañadores y salir corriendo a la piscina.
En el agua se lo pasaron muy bien, se tiraban por el tobogán, se hacían ahogadillas, hablaron de lo que le gustaba a cada uno, es decir, hicieron lo típico para conocerse, pues tenían que convivir en la misma casa y era mejor llevarse bien.
Albus Dumbledore se había aparecido de repente en la casa que habitaba Harry Potter con sus tíos. Los Dursley no se esperaban esa aparición tan sorprendente y empezaron a gritar hasta que Dumbledore les miró duramente.
- No les importara que tome asiento ¿verdad? -
Los Dursley no dijeron nada, simplemente miraba sorprendidos el descaro del mago. Harry que estaba en el salón limpiando el zumo de naranja que a Dudley se le había caído, no le sorprendió ver al director de su colegio allí puesto que hacía un par de días había recibido una carta avisándole de su visita.
- Director Dumbledore - dijo Harry poniéndose de pie.
- Harry ¿no habías avisado a tus tíos de mi visita? - dijo sonriendo divertido.
- La verdad, no tuve tiempo - dijo el chico a modo de disculpa.
- Esta bien, espero que hayas recogidos tus cosas -
- Si -
- Entonces no perdamos tiempo, nos vamos ya -
Subieron los dos al cuarto de Harry para coger su baúl y demás pertenencias y bajo la atenta mirada de sus tíos tanto el director como Harry desaparecieron de la casa.
Aparecieron directamente en el despacho de Dumbledore.
- Primero de todo Harry tenemos que hablar de algo importante -
- Esta bien -
- Es referente a lo que paso en el Ministerio - Harry tensó el cuerpo y asintió, Albus prefirió no andarse con rodeos - Sirius no esta muerto -
- ¿QUÉ! - gritó Harry.
- No sabemos como paso, pero salió del velo, ha estado en coma durante todo este tiempo y hoy por fin ha despertado -
Harry se movía nervioso en su silla ante aquella noticia.
- ¿Pero como? yo lo vi caer tras el velo -
- Lo sé, y te repito que no sabemos como lo hicieron -
- ¿Lo hicieron¿quienes? -
- Te lo contare desde el principio... yo me encontraba en mi despacho después de esa conversación que tuve contigo... y sentí una fuerza, una energía extraña que inundaba todo, esa energía procedía de la Sala de la Muerte... cuando me aparecí allí, Sirius y dos niños estaban tirados en el suelo inconscientes... Sirius estaba en coma y los niños despertaron al rato... ellos no recuerdan lo que hicieron, sólo haberse aparecido en la sala - contó Albus.
- ¿Y cómo esta Sirius¿quiénes son ellos? -
- Sirius esta en perfectas condiciones... y ellos tienen tu edad, son dos gemelos, niño y niña -
- ¿Y si fueran mortifagos? - preguntó nervioso.
- No te preocupes por eso, no lo son... conocemos a su madre y su abuelo fue gran amigo mío mientras vivía -
- ¿Pero... ? -
- Harry, hay algo que tengo que pedirte... nadie sabe que Sirius esta vivo y en cuanto Voldemort lo sepa querrá matar a esos niños, por lo tanto te pido que mantengas el secreto para salvaguardar sus vidas... además es una ventaja que tenemos sobre ellos, no esperan que hayamos recuperado a uno de los nuestros que es tan importante en la lucha -
- De acuerdo -
- ¿Quieres ver a Sirius? - preguntó sonriendo.
- Claro -
El abrazo entre Sirius y Harry fue muy emotivo, Dumbledore sonrió al verlos de esa forma, y miraba extrañado a todas partes al no ver en el salón a nadie más.
- ¿Y los demás? -
- Eli salió huyendo en cuanto me vio - dijo Sirius separándose un poco de Harry.
- ¿Quién? - preguntó el niño extrañado.
- Es una larga historia... ella es la madre de los gemelos -
- ¿Y a donde ha ido? -
- A la casa que tiene en Londres, se ha llevado a los gemelos y... -
- ¿Y? - preguntó Albus impaciente.
- Remus y Kate han decidido que Chris y Ann pasen las vacaciones allí con ella... por su seguridad -
Harry miraba a los dos hombres extrañado, no conocía a ninguna de las personas mencionadas, simplemente a Remus.
- ¿Por qué no he sido informado de todo esto? -
- No estabas... ya sabes que aquí cada uno hace lo que le viene en gana cuando no estas - dijo Sirius encogiéndose de hombros.
- ¿Crees que esa casa es segura? -
- Estoy seguro de que Elísabeth no llevaría a sus hijos a un lugar que no fuera seguro ¿por qué¿en qué estas pensando? -
- En que Harry no puede pasar el resto del verano en el colegio, sería muy arriesgado ¿qué te parece que pasara el verano allí con ella? -
- Allí estaría a salvo y con los gemelos y las niñas pues no estaría solo -
- Sea donde sea yo quiero que Sirius venga conmigo - dijo Harry frunciendo el ceño.
- Si Harry se lo pide Elísabeth no podrá negarse a tenerte allí - dijo Albus adivinando los pensamientos de Sirius.
- Pero no le hará gracia -
- Sería una buena forma de que no se te escapara... - dijo Dumbledore muy bajito para que solo Sirius le oyera - además le dije que pondría un auror esperimentado para que no estuvieran solos... ¿quién mejor que tu? -
Sirius aceptó a regañadientes, antes de que se fueran había hablado con Remus sobre lo que Elísabeth le había dicho al licántropo en la casa. Sirius le había prometido a su amigo que se mantendría tranquilo y no la acosaría pero Remus tenía que intentar ayudarle a recuperarla. Pero si ahora se presentaba en aquella casa y para quedarse durante todas las vacaciones sus planes de irla conquistando poco a poco y con la ayuda de sus amigos cambiarían drasticamente.
Elísabeth frunció el ceño al ver aparecer a Sirius en su casa pero su cara cambió a sorpresa al ver quien estaba junto a él, Harry Potter miraba extrañado a la gente que estaba en el salón de la casa.
- Elísabeth... tengo que pedirte un favor - dijo Dumbledore amablemente.
- Dime - contestó Elísabeth todavía mirando fijamente a Harry.
- ¿Sería posible que Harry pasara el resto del verano aquí contigo? -
Elísabeth se asombró ante la propuesta pero al ver la sonrisa y la mirada de Dumbledore supo que había algo más detrás de esa pregunta.
- Claro que sería posible -
- Perfecto -
- Si yo me quedo, Sirius también - dijo Harry tajantemente.
Ahí estaba lo que Elísabeth más se temía, se lo estaba imaginando, ya sabía ella que alguna trampa había en todo esto, sólo tenía que mirar la cara de Dumbledore para saber que ahí había trampa.
- Si no hay más remedio - dijo Elísabeth con desgana.
Todos se sorprendieron ante el hecho de que Elísabeth no pusiera pegas a que Sirius estuviera allí.
- ¿Pero donde dormirán? - preguntó Farah.
- Harry puede dormir en la habitación de Mark y Sirius en el sofá - dijo seriamente.
- Remus, Kate despedíos, nos vamos - dijo Dumbledore.
Elísabeth ayudo a Harry a subir las cosas hasta el cuarto e hizo aparecer una cama para él, mientras el matrimonio Lupin salía al jardín a despedirse de sus hijas.
- No me he presentado, soy Harry Potter - dijo el chico cuando estuvieron solos en la habitación.
- Yo soy Elísabeth McCallister de Lavine - dijo la mujer amablemente.
- Gracias por dejar que pase el verano aquí -
- No tiene importancia... sabes, yo conocí a tu madre... fue una de mis mejores amigas... y tu padre también... - dijo sonriendo con nostalgia.
- ¿De verdad? - preguntó Harry sorprendido.
- Si, y estuve en el hospital el día que tu naciste... tu padre estaba tan nervioso que casi se desmaya de la emoción -
Harry sonrió al oír aquello, en ese momento un chico entró en la habitación.
- Hola - dijo Mark mirando al recién llegado.
- Mark este es Harry pasara el verano aquí y dormirá en tu cuarto ¿vale? -
- Ningún problema -
- Después te presento al resto de los ocupantes de la casa - dijo Elísabeth a Harry sonriendole.
La mujer salió del cuarto y bajo al salón donde estaban Farah y Sirius, ambos sentados en distintos sofás sin hacer nada.
- Menudo veranito nos espera - murmuró Elísabeth cuando vio a Sirius.
Poco a poco cada uno de los integrantes de la casa fueron llegando al salón.
- ¿Cenamos ya? - propuso Farah.
Todos se levantaron y fueron hasta el comedor y se sentaron en la mesa, Elísabeth y Farah presidiendo la mesa casa una en un extremo, al lado de Elísabeth se sentaron Mark y Lizzy, al otro lado Sirius, Harry se sentó al lado de Lizzy y las hermanas Lupin al lado de Sirius.
Fue una cena bastante tranquila, hablaron sobre cada uno para ir conociendose mejor incluso rieron con algunos chistes que iban contando.
- Mamá ¿has visto a Tara? - preguntó Mark.
- No hijo -
- Yo la vi haciendo una telaraña en mi cuarto hace un rato -
- ¿Quién es Tara? -
- Mi tarántula - dijo Mark felizmente.
- ¿Tienes... una... tarántula? - preguntaron Chris y Ann entre atemorizadas y sorprendidas.
- Si... y yo una pitón... se llama Spike - contesto Lizzy felizmente.
- ¿Y tu les dejas tener esas mascotas? - preguntó Sirius extrañado.
Sirius recordaba perfectamente que a Elísabeth nunca le gustaron demasiado ese tipo de animales.
- Se los encontraron junto al lago de casa y Patrick les dio permiso para quedárselos... son muy buenos y están siempre en su terrario... fíjate que hasta yo les he cogido cariño - dijo la mujer.
Era la primera vez que Sirius escuchaba el nombre de Patrick dicho por Elísabeth y se puso un poco celoso.
- Eso me recuerda que hay que traerse a Spike de Viena... no puedo dejarlo solo tanto tiempo... - dijo Lizzy.
- Mandaremos a alguien a por él -
- Vosotras nos preocupéis... no hacen nada... están mágicamente protegidos para que no dañen a nadie además son muy buenas mascotas... - dijo Farah sonriente a las hermanas Lupin.
Las dos chicas asintieron, más que nada por que no tenían otra opción.
Los elfos domésticos hicieron acto de presencia en cuanto acabaron la cena y no dejaron que ninguno de los niños ni adultos les ayudaran a ordenar todo.
- Déjalo - dijo Elísabeth a Chris que se había empeñado a llevar su plato a la cocina - son así de cabezotas - dijo refiriendose a los elfos - no quieren ayuda -
- Señora nosotros estamos para hacer eso no ustedes - dijo uno de los elfos.
Los jóvenes estaban cansados después de un día bastante agotador con traslados y juegos en la piscina, así que se fueron a dormir rápido. Elísabeth se sentó en el sofá a ver una película y Farah se sentó a su lado, Sirius intentó sentarse junto a Elísabeth pero ella estaba en la esquina así que no pudo y se sentó en otro sofá.
- Mañana a primera hora regresare a Viena - dijo Farah.
- ¿Qué?... no - dijo Elísabeth tajantemente.
- Hay asuntos que resolver allí y la empresa no puede estar desatendida, iré enviándote toda la información por internet pero una de nosotras debe estar allí -
- Traidora - masculló Elísabeth.
Farah sonrió descaradamente y Sirius sonrió levemente ante la idea de quedarse a solas con Elísabeth, bueno a solas no, con cinco adolescentes con las hormonas revolucionadas.
- A partir de mañana podrá dormir en mi cuarto, señor Black - dijo poniéndose de pie.
Sirius asintió, vio como la mujer se marchaba del salón y se sentó al lado de Elísabeth.
- ¿Tanto te molesta que este aquí? - preguntó poniendo cara de perrito abandonado - hoy me he portado bien y no he hecho nada de lo que pueda enfardarte -
- No es que me enfade... que también me enfado... es que me pone de los nervios tenerte tan cerca - dijo intentando moverse del sofá y frunciendo el ceño.
- Si te pone nerviosa que este cerca tuya es por algo - dijo él acercandose más y sonriendo picaramente.
- No inventes, Sirius, no inventes... si me pone nerviosa tenerte tan cerca es por que nunca me gustaron las estrecheces - dijo en broma poniéndose de pie - buenas noches... que te sea comodo el sofá -
- ¿Y si no es cómodo... me puedo ir a tu cama a dormir? - preguntó mientras veía como Elísabeth subía las escaleras.
Sirius no obtuvo respuesta, en frente de él apareció un elfo dispuesto a hacerle la cama en el sofa, Sirius se apartó y cuando estuvo todo dispuesto se echo a dormir. En su cara tenía una sonrisa de oreja a oreja, no es que le hubiera ido tan mal, había resucitado de la muerte, harry estaba feliz, y él volvía a dormir bajo el mismo techo que Elísabeth, lo cual era muy buena noticia. Aunque ahora mismo no estuvieran juntos, Sirius se hizo el firme proposito de que la recuperaría a como diera lugar y convivir en la misma casa resultaría una ayuda.
Por la mañana muy temprano Sirius se despertó con un ruido.
- Lo siento - dijo Farah.
- ¿Ya se va? -
- Si, no quiero demorarme -
- Que tenga buen viaje -
Farah fue hasta la puerta para salir, pero a mitad de camino se volvió.
- Si quieres recuperar a Elísabeth, lo primero que tienes que hacer es ganarte a los niños... para ti resultara fácil, ya te han cogido algo de cariño, no pierdas eso... ellos pueden ser o tus mayores aliados o tus peores enemigos... gánatelos a ellos y tendrás muchas posibilidades con Elísabeth - dijo Farah antes de salir por la puerta.
Había pasado una semana de alegre convivencia en la casa donde se encontraban Elísabeth, Sirius, y los cinco adolescentes, la verdad es que no había estado tan mal, los niños se llevaban todos bien, Sirius no acosaba a Elísabeth o por lo menos el acoso era discreto y no había habido ningún percance.
Elísabeth se despertó en medio de la noche sobresaltada por un ruido, la luz del baño estaba encendida, se asomó a ver que pasaba y arrodillado en el inodoro encontró a Mark vomitando.
- Cariño ¿qué te pasa? - dijo arrodillandose junto a su hijo.
- No me encuentro bien... me entraron ganas de vomitar - dijo el niño entrecortadamente mientras se limpiaba la cara.
- Anda ven a dormir conmigo - dijo ayudandolo a recostarse - voy a prepararte un baso de leche caliente y una aspirina a ver si eso te cura algo -
- Vale mamá -
Elísabeth bajó a la cocina, fue a la nevera y saco algo de leche para calentarla.
- ¿Por qué despierta a estas horas? -
Se asustó al oir a Sirius que estaba apoyado en el marco de la puerta.
- Mark no se encuentra bien y le estaba calentando leche -
- ¿Es grave? - preguntó Sirius preocupado.
- Seguro que no... sólo será una gripe - dijo girándose para mirarlo.
Estuvieron unos segundos así, simplemente mirandose.
- Se que prometí no volver a decirte que te quiero... -
- En realidad esa promesa la hizo Remus y fue exactamente que te mantendría controlado - matizó Eli.
- La cuestión es... que te amo... que cuanto más tiempo estoy contigo más me doy cuenta de que te amo -
- Sirius, por favor - dijo sentándose en una silla previendo que la conversación iba para rato.
- Escuchame por favor - dijo poniendose de rodillas frente a ella - yo sé que cometí un error tremendo... pero he madurado ya no soy un crio -
- Si, ya lo sé... se nota que has crecido bastante - dijo ella mirándolo de arriba abajo.
- No bromees... yo me estoy declarando y tu te ríes de mi - dijo haciendose el enfadado.
- Sabes que no me estoy riendo de ti... intento quitarle un poco de hierro al asunto - dijo frunciendo el ceño.
- Bueno, al asunto... te amo y quiero recuperarte - dijo Sirius muy seriamente.
- Pues curratelo -
Elísabeth se puso de pie y Sirius hizo lo mismo.
- Eli por favor... ¿no tengo ni una ayuda por antigüedad? - dijo sonriendo.
- No estas tan viejo como para pedir esa ayuda... pero... vamos hacer un trato... mientras estemos aquí y esten mis hijos de por medio nos mantendremos como amigos... nos llevaremos bien... tu puedes ir currandotelo poco a poco y yo me ire planteando si te perdono o no ¿vale? -
- Vale... pero quiero una garantia de que puedo recuperarte -
- No hay garantías... si de verdad me amas te esforzaras sin esperar nada a cambio - dijo mientras cogía la leche, una pastilla y salía de la habitación.
Sirius la sigió hasta la habitación y se quedó en la puerta mirando a Elísabeth arropar a Mark que se había quedado dormido.
- Te recuperaré... volverás a ser mía - dijo mirandola seriamente.
- Buenas noches Sirius - dijo ella acercandose para cerrar la puerta e ignorando lo que Sirius había dicho.
- Buenas noches... que sueñes conmigo - dijo mientras iba para su cuarto.
Elísabeth fue hasta su cama y se acostó a un lado.
- Tu padre esta loco... y si cree que le va a resultar fácil esta muy equivocado - susurró muy seria, después cambió su expresión y sonrió - la verdad es que siempre ha sabido hacerme reír... Farah tiene razón... sigo enamorada de él... pero cuando se entere de que le mentí... que oculte vuestra existencia - dijo apartando los pelos de la cara de su hijo - me va a odiar... no quiero que eso pase... no lo soportaría -
Se quedó en silencio mirando a su hijo dormir tranquilamente, al cabo de unos minutos se durmió. No duró mucho su sueño por que noto como un bulto se acomodaba a su lado.
- Mami, me duele la barriga -
- Tomate la pastilla, un poco de leche y ven - dijo Elísabeth haciendo un hueco.
La niña hizo lo que su madre le dijo y se acostó junto a ella.
Al a mañana siguiente los gemelos amanecieron con fiebre y se instalaron en el cuarto de su madre.
Pero lo que más sorprendió a todos los habitantes de la casa fue la visita de Severus Snape. Como era costumbre fue Ann quien abrió la puerta y dejó pasar a Snape.
Elísabeth bajaba las escaleras con Sirius detrás cuando vio a Snape en el pasillo que conducía al salón, por suerte no fue vista.
- Joder... sube... sube rápido - dijo dando media vuelta y empujando a Sirius escaleras arriba.
- ¿Qué pasa? - preguntó él curioso.
- Snape esta aquí -
- ¿Qué hace aquí? -
- ¡Yo que sé! - dijo ella entrando en el cuarto de Sirius y cerrando la puerta.
- ¿Qué tienes con él? - preguntó intentando no aparentar celos.
- ¡Nada!... además ¿a ti qué más te da? -
- Por que te quiero -
- ¡Estas celoso! - dijo mirando al techo y alzando las manos.
- ¿De Snape? no inventes -
- Tu y yo no tenemos nada como para que estes celoso... pero aun asi te sacare de dudas... no tengo nada con él... solo es mi amigo... una amistad un poco... muy rara... por que a veces lo odio y quiero matarlo... pero amigo a fin de cuentas -
- Gracias por sacarme de dudas... pero yo te tengo que aclarar algo - dijo acercandose mucho a ella y abrazandola por la cintura - tu y yo... si tenemos algo -
- ¿Creí que habíamos quedado en tregua? - dijo ella mirándole amenazante.
- Claro... - dijo Sirius soltandola - sólo queria aclarar las cosas -
- Será mejor que te quedes aquí... no creo que sepa que estas vivo y si lo sabe no quiero peleas... voy a deshacerme de él - dijo saliendo de la habitación, dos segundos después de cerrar la puerta la volvió ha habrir - ¡no te muevas de aquí! -
Sirius sonrió para si mismo "esta loquita por mi" pensó.
Mientras Elísabeth y Sirius estaban en la habitación las hermanas Lupin se deshacian en atenciones a Snape.
- ¿Quiere un zumo¿sexo¿una pepsi? - preguntó Chris muy rapidamente y con voz muy sugerente.
- ¿Perdón? - preguntó Snape contrariado "creo haber oído mal... ¿ha dicho sexo?" pensó.
- ¿Qué si quiere algo de beber... u otra cosa...? - preguntó Ann también con voz sugerente.
- No nada -
Harry estaba petrificado en la puerta del jardín al ver a su más odiado profesor en aquella casa, "¿qué pinta este aquí?". Estaban siendo las mejores vacaciones con diferencia para él, pero la llegada de Snape lo jodió todo. Por suerte Snape estaba de espaldas a él y no lo había visto, además tampoco podría verlo por que estaba rodeado de Chris y Ann y eso dificultaba la visión.
- Severus ¿qué haces aquí? - preguntó Elísabeth con total familiaridad cuando entró en el cuarto.
Las chicas fruncieron el ceño "¿qué son estas confianzas¿tendrán algo?" pensaron.
- Fui a verte a Viena y tu suegra me dijo que estabas aquí... cosa que me extrañó... lo que no pense es que ellas estuvieran aquí tambien - dijo Snape refiriendose a las hermanas Lupin.
"¿Va a verla a Viena? aquí hay tema... ¡lagarta!" pensaron las hermanas.
A Harry se le cayó el zumo que tenía en la mano al ver tanta familiaridad entre ellos.
- Harry, cielo ten más cuidado... avisa a un elfo para que limpie el suelo -
Snape se giró tan rápidamente para quedar cara a cara con Harry que le crujió el cuello, cuando vio al chico se quedó muy sorprendido.
- ¿Podríamos hablar a solas? - preguntó a Elísabeth con cara de preocupación.
- Vamos al despacho -
Las hermanitas Lupin habían sido bien educadas y no se pusieron a escuchar tras la puerta para saber que se tenían que decir su adorado Severus y Elísabeth, así que se sentaron en el salón ha hablar de su recientemente adquirido mejor tema, es decir, hablaron de Snape.
- Yo creo que va a un gimnasio... le he notado mas pectorales... más músculo - dijo Ann suspirando.
- Yo también lo he notado... esta más... varonil... más irresistible que nunca - dijo Chris también suspirando.
Harry escuchaba la conversación y alucinaba en colores, tenía los ojos como platos y la mandíbula casi desencajada de la impresión, "¿cómo es posible que encuentren a Snape irresistible¿atractivo¿musculoso?... estas no pueden ser hijas de Remus... aquí hubo cambio en el hospital... ¡están locas!"
Ambos fueron a la habitación de al lado donde Elísabeth tenía su despacho, en la mesa estaba el ordenador y un montón de documentos desperdigados por todos lados.
- ¿Se puede saber que hacen ellos aquí? - preguntó Snape en cuanto cerró la puerta y silencio la habitación.
- ¿Pero por qué todo el mundo se empeña en pedirme explicaciones hoy?... a ti menos que ha nadie tengo que dártelas -
- Tienes suerte de que Black este muerto sino ya se habría enterado de que tus gemelos son sus hijos -
En ese momento Elísabeth se dio cuenta de que había hecho bien ocultando a Sirius en su habitación, puesto que al parecer Snape no sabía nada de que estaba vivo.
- ¿Me estas chantajeando?... vaya... menudo amigos estas hecho -
- ¿Por qué has vuelto? - preguntó Snape ignorando su comentario.
- Preguntale a Voldy por que ha vuelto él - gritó Elísabeth furiosa.
- ¡No digas ese nombre! - gritó Snape.
- ¿Miedo a tu señor resucitado? - dijo ella mordazmente y con burla.
- No estamos hablando del señor oscuro sino de por que Potter y las niñas Lupin estan aquí - dijo Snape calmándose.
- Es un favor que le he hecho a Dumbledore -
- ¿Pero...? -
- Ya te he dicho que es un favor... y no tengo por que darte más explicaciones -
- ¿Y tu hijos? - preguntó él al cabo de unos minutos.
- Con fiebre en la cama - dijo Elísabeth tristemente.
- Es una pena - dijo con desgana.
- Severus, no quiero peleas así que prefiero que te vayas ya -
- Esta bien -
Snape salió del despacho, pasó de largo de las invitaciones de ambas chicas y se fue.
- ¡Mamá! - gritaron los gemelos.
Sirius salió corriendo de la habitación donde estaba para ir al rescate.
- ¿Qué ha pasado? -
- ¿Dónde esta mamá? - preguntó Mark tranquilamente.
- Desaciendose de Snape que ha venido hacer una visita... no nos llevamos demasiado bien - dijo Sirius con asco.
- No eres el único... ¿quién puede llevarse bien con ese idiota? - dijo Lizzy - nosotros le odiamos -
- Bueno... ¿por qué gritabais? -
- Nah... estábamos aburridos -
- ¿Sabes jugar a las cartas? -
- Claro... soy un merodeador -
Sirius se sentó en la cama junto a los gemelos mientras Lizzy barajaba las cartas, la niña miró a su hermano con una sonrisa cómplice que le fue devuelta.
Elísabeth entró en el salón y se extrañó al ver la imagen, Chris y Ann babeando y hablando alabanzas sobre Snape y a Harry en estado de shock, que era lo más normal dado las barbaridades que estaba escuchado.
Cuando las niñas vieron a Elísabeth entrando la asaltaron a preguntas sobre Snape.
- ¿De qué lo conoces? -
- ¿Tienes algo con él? -
- ¿Tiene novia? -
- ¿Es bueno en la cama? -
- ¿La tiene grand...? -
- Alto ahí... yo no le conozco tanto como para saber esos detalles... ni quiero conocerlo así... es un amigo que tengo desde el colegio... y por dios nunca me han interesado saber como es en la cama... vomito solo de pensarlo - dijo Elísabeth poniendo cara de asco.
Harry sonrió "¡Aleluya! por lo menos Elísabeth es normal"
- Pero que dices si Severus es una monada -
- Vosotras dos estais locas... Snape una monada - murmuró - ¡locas! - dijo mientras subía las escaleras.
Harry asintió dandole la razón mientras la seguía hasta su cuarto por que tenía que cambiarse ya que se había manchado el pantalón de zumo.
Chris y Ann ignoraron deliberadamente a Elísabeth y se quedaron en el salón conversando sobre lo bien que le quedaba a Snape la camiseta, según ellas le marcaba musculo.
En cuanto Snape salió de la casa sintió como el brazo le escocia, no tuvo que mirar su marca tenebrosa para saber que su señor oscuro le llamaba. Se alejó de la casa lo suficiente para salir de las barreras anti-aparición y poder aparecerse en el cuartel general de los mortifagos.
- ¿Qué ocurre? - preguntó a Belatrix de mala manera.
- El señor oscuro quiere verte - dijo ella fríamente.
Snape entró en el salón donde estaba Voldemort y permaneció allí un buen rato. Cuando salió se dirigió a la habitación que tenía en el cuartel para descansar, estaba agotado, esto de hacer de agente doble le estaba asqueando.
- ¡Hola! - dijo una voz cantarina abriendo la puerta.
- No estoy de humor Meryem... vete... -
- Oohh... y yo que queria contarte que Voldy me ha asignado una misión - dijo la chica poniendo cara de disgusto.
En otro momento y circunstancia, más concretamente cuando conoció a la chica, la hubiera reñido por llamar así a Voldemort, pero desde que el señor oscuro resucitó había tenido contacto con ella muy seguido, vamos que Meryem se le pego como una lapa, y ya la conocia lo suficiente como para pasar de sus comentarios.
- No deberías hablar así del señor oscuro - dijo él a modo de regañina.
- Oohh... el viejo no se entera... no escucha... yo creo que empieza a perder oído - murmuró divertida.
Severus sonrió ante la ocurrencia, la verdad es que la chica era la única que conseguía hacerle reir en ese agujero de viboras.
Ella era una chica alegre, más que cualquiera de las chicas que Severus conocía, exceptuando Elísabeth. Tenía veinticinco años, con el pelo castaño oscuro y ojos marrones iguales de intensos que el color de su pelo, era de mediana estatura y con un buen cuerpo, pero en contra de lo que todos pensaban ellos sólo eran buenos amigos.
Meryem siempre iba a visitarlo a su cuarto, era amable y alegre con él, cosa que extrañó a Severus durante mucho tiempo cuando la conoció, pero ya se había acostumbrado e incluso le gustaba como era la chica.
- Y bien ¿qué te ha ordenado? -
- ¿Por qué no lo hablamos dando un paseo? - dijo alegremente cogiendolo del brazo.
Severus no tuvo opción y salió con la chica a dar un paseo por le bosque, eso si, salieron separados para no levantar sospechas.
- ¿Y bien? -
- Pues... el viejo quiere que ataque a Potter and company mientras va al callejon Diagon a comprar los libros del nuevo curso... además así habrá una matanza - dijo esto último encogiéndose de hombros.
- ¿Y si Potter no va? -
- Habra una matanza... sea como sea Voldy sale ganando -
- No pareces muy contenta -
- Hombre... el hecho de convertirme en una asesina no es que me entusiasme... como ves no estoy dando saltos de alegría... pero las ordenes son las ordenes -
- Tienes la marca... ahora no puedes desertar -
- Lo sé - dijo ella tristemente.
- ¿Entonces por qué te uniste a los mortifagos? -
- Anda mira... un cervatillo - dijo Meryem cambiando de tema descaradamente.
Snape desistió de su investigación, siempre se lo había preguntado y nunca había obtenido respuesta, cosa que al principio le molestaba pero ya se había acostumbrado a la falta de información en ese tema.
Elísabeth se había preocupado cuando fue a la habitación de Sirius y no lo encontró allí, empezó a buscarlo y una idea rondaba por su mente, que Sirius había seguido a Snape para cantarle las cuarenta. Aunque cuando de verdad se preocupo fue cuando entró en su cuarto y vio a Siruis sentando en el suelo con los brazos cruzados y aspecto de enfadado y a sus hijos tendidos en la cama retorciendose de risa.
- Tus hijos son unos tramposos - dijo Sirius enfuruñado cuando la vio entrar.
Ella se había quedado paralizada al ver la escena, era algo que siempre había imaginado, Sirius con sus hijos jugando y riendo, y ahora que por fin esa imagen se hacia real lo único que podía hacer era quedarse parada mirando.
- ¿Qué habéis hecho? -
- Nada... simplemente... que Sirius tiene muy mal perder a las cartas -
- ¿Os habéis dejado vencer en las primeras manos para que se confié, apueste fuerte y desplumarle? - dijo Elísabeth adivinando lo que había pasado.
- ¿Tu sabías¿por qué no me advertiste de que eran unos tramposos? - dijo Sirius simulando estar enfadado, aunque algo picado por su orgullo herido si que estaba, se había dejado estafar como a un crío.
- Yo les enseñe a jugar... pero fue Pat quien les espaviló y les enseñó los trucos... además ¿qué iba a saber yo que tu ibas a caer en la trampa?... se supone que eres un merodeador... no caes en esas trampas, sino que haces que caigan -
- Vamos... Sirius... no te enfades... si es dinero del monopolio -
- Pero me habeís timado - dijo saliendo del cuarto.
Los niños rieron por el comportamiento del adulto "y luego dicen que nosotros somos infantiles" pensaron. Segundos después apareció un elfo con la comida para los gemelos.
- No deberías ponerte... así son solo niños - dijo Elísabeth entrando en el cuarto de Sirius minutos.
Ella le había seguido al cuarto para ver si de verdad estaba enfadado, sabía que no lo estaba pero no pudo evitar seguirlo.
- A ti no te han timado... además tu los defiendes por que son tus hijos - dijo haciéndose el niño chico.
- ¿Con quien crees que practicaban su timo cuando aprendieron? - dijo ella en broma.
Sirius se acercó rápidamente, la cogio por la cintura y la acercó mucho a él.
- Podrías consolarme... mi orgullo esta herido -
Elísabeth se quedó paralizada, eso era lo último que se esperaba que pasara, sentía que volvía a quedarse sin respiración, como cuando había entrado en el cuarto y lo había visto jugando con los gemelos, la verdad es que sentía ese estremecimiento cada vez que Sirius la abrazaba o se acercaba a ella demasiado.
Sirius aprovechó el desconcierto para besarla, bueno no fue un beso en condiciones, de eso de película, no por que no quisiera, es más se moría por besarla, sino por que no quería forzarla, simplemente le rozó los labios, un simple roce y se apartó en seguida con miedo a que ella se hubiera enfadado.
Eli le miró, suspiró y volvió a mirarle debatiéndose durante unos minutos entre pegarle, besarle o marcharse sin hacer nada, cuando lo tuvo decidido volvió a suspirar.
- Eso no estaba en la tregua - dijo resignada saliendo del cuarto.
Sirius sonrió satisfecho, no le había pegado, ni parecía estar enfadada, además había podido besarla, estaba feliz y con una sonrisa de tonto, reflejada en su cara, se dejó caer en la cama.
Elísabeth queria entrar en su cuarto pero allí estaban los gemelos así que se metió en el cuarto de Lizzy que estaba vacío. Se tiró en la cama y aunque intentó evitarlo sólo puso sonreir y recriminarse por no haberle pegado.
Unas semanas después ocurrió un hecho imprevisto, Remus y Kate se presentaron en la casa para ver a sus hijas y para organizar en secreto una fiesta sorpresa para Harry.
Los niños estaban en la piscina disfrutando de una guerra con pistolas de agua impulsada por los gemelos que ya se encontraban en perfectas condiciones, así los adultos tuvieron tiempo de conversar sobre la fiesta.
- ¿Qué crees que sería mejor, celebrar la fiesta aquí o en el cuartel general? -
- No lo sé... esta casa no la conoce nadie de los mortifagos... no hay preocupaciones con los vecinos... hay espacio... supongo que aquí sería mejor... -
- Decidido entonces... ¿te ocupas tu? - preguntó Kate a Elísabeth.
- Claro... - contestó la mujer sonriente.
- ¿Los que van a venir saben que estoy vivo? - preguntó Sirius preocupado.
- No, nadie a parte de nosotros lo sabe -
- Entonces tendré que estar oculto mientras esten aquí - dijo Sirius disgustado.
- Ya apañaremos algo para que no te descubran - dijo Elísabeth poniendo su mano en el hombro de Sirius en señal de apoyo.
Sirius sonrió, le agarró la mano y le besó en los nudillos, Elísabeth puso los ojos en blanco e ignoró las ilusiones y sonrisas que el resto de adultos allí presentes se estaban haciendo.
Con las toallas alrededor de sus cuerpos entraron los adolescentes de la piscina, Elísabeth al verlos retiró la mano que tenía Sirius cogida como si hubiera tocado el fuego.
- ¿Qué tal las misiones de la Orden? - preguntó Harry.
- Agotadoras - contetaron Kate y Remus a la vez.
- Remus creo que tenemos un pequeño problemilla -
- ¿Qué ocurre? - preguntó él mirando a Sirius significativamente.
- Snape estuvo aquí el otro día... pude ocultar a Sirius... pero no se cuando vuelva a presentarse sin avisar -
- ¿Y como llegó Snape aquí? -
- Él venía a verme a Viena - Remus y Kate fruncieron el ceño - no os imaginéis cosas raras... ¡entre Snape y yo no hay nada! -
- Si se acerca a ella lo matamos - murmuró Mark lo suficientemente alto para que todos lo escucharan.
Su hermana asintió para que todos vieran que ella también estaba de acuerdo con esa afirmación, el resto sonrió menos Chris, Ann y Elísabeth, cada una por diversas razones, las niñas por que no les hacia ni pizca de gracia que le hicieran daño a su queridisimo Snape y la adulta por que no quería que su hijos hicieran nada malo, a ella lo que le pasara a Snape le importaba un rabano.
Después de un rato conversando y poniendo al día al matrimonio Lupin de cómo estaban transcurriendo las vacaciones, la pareja tuvo que irse.
- Bueno nosotros nos vamos... estaremos en contacto -
Cada uno de los chicos se fue a hacer sus quehaceres. Chris bajo al sotano, donde habían habilitado un gimnasio especial para que pudieran practicar para la academía de aurores, Ann se fue a su cuarto a terminar los deberes, Mark, Lizzy y Harry hicieron lo mismo en el cuarto de los chicos.
En el salón quedaron solos Elísabeth y Sirius.
- Mientras esten los invitados aquí te escondras en mi cuarto... ahí seguro que no entrara nadie -
- ¿Y dormiremos juntos? - preguntó Sirius picaramente.
- Ya me encargare yo de que cada uno se vaya a dormir a su casita - dijo ella dando a entender que no iban a dormir juntos ni de coña.
Pasaron los días y llegó la fecha de la gran fiesta de cumpleaños de Harry, el cual no sabía nada de nada.
Por la mañana muy temprano, mientras Mark todavía estaba durmiendo, Elísabeth fue hablar con Harry para darle su regalo. Se acercó a la cama y comprobó que el chico estaba despierto.
- Harry ¿puedes acompañarme a mi cuarto? -
- ¿Ocurre algo? -
- No... nada... no te preocupes... acompáñame -
Ella salió del cuarto para que Harry pudiera ponerse algo de ropa. Al cabo de unos minutos se encontraba en la puerta de la habitación de la mujer. Harry estaba nervioso, no sabía por que quería hablar con él.
- Pasa - dijo ella abriendo la puerta.
Ambos entraron y Elísabeth se acercó hasta el armario para sacar una caja, de la cual saco un libro muy gordo.
- Esto es un álbum de fotos... yo conocí a tus padres... Lily era una de mis mejores amigas en el colegio y con tu padre siempre me he llevado bien... aquí hay muchas fotos de ellos... pensé que te gustaría tenerlas... lo empecé hacer cuando naciste -
Harry la miró sorprendido mientras miraba las primeras fotos, eran de unos bebes, una niña pelirroja y un niño con el pelo indomable, a pie de pagina estaban los nombres de Lily y el de James.
- ¿Estos son mis padres? -
- Si... la de cuando son chicos me las dieron ellos las demas las hice yo... me gustaba mucho la fotografia y me dedicaba a sacarles fotos a mis amigos -
Harry miraba maravillado las fotos, cierto era que tenía fotos de sus padres, pero ninguna de cuando eran chicos, siguió pasando las paginas emocionado. Había fotos de todo tipo, de su madre sóla, con Kate y Elísabeth, Lily durmiendo, estudiando, haciendo tonterias con sus amigas, unas paginas más adelantes estaban las fotos de James, sólo, con los merodeadores o con Lily, Kate y Elísabeth. Harry se dio cuenta que en ninguna de las fotos aparecia Peter.
- ¿Dónde esta...? -
- ¿El traidor ese? lo borre de todas las fotos -
Harry sonrió.
- Era muy guapa de joven -
- Si... siempre tuvo muchos pretendientes... lo cual era un quebradero de cabeza para tu padre -
- Kate y tu tambien erais muy guapas... bueno no quiere decir que ahora no lo seáis sólo que... - dijo algo nervioso.
- Gracias -
- ¿Estos son Kate y Remus? - dijo Harry señalando una foto en la que salian los aludidos besandose.
- Si, fue cuando se hicieron novios en sexto -
- ¿En sexto? -
- Kate fue la primera en caer... después a principios séptimo lo hizo Lily -
- ¿Y Sirius y tu? - dijo viendo una foto en la que salian muy abrazados junto a Lily y James que también estaban muy abrazaditos.
Harry se había dado cuenta de que entre Elísabeth y Sirius pasaba algo, sólo había que ver como Sirius la miraba, y al ver esa foto no le cupo duda de que donde hubo fuego quedan cenizas.
- Casi al final de séptimo... es que Sirius y yo nos apostamos una cena a que James y Lily comenzaban a salir antes de navidades... gano él... así que tuve que ir a la cenita... si antes ya pasabamos tiempo juntos después de aquello más... y nos hicimos muy buenos amigos -
- ¿Sólo amigos? -
- Si... al principio sólo amigos... él había intentado ya algo pero salió mal parado -
- ¿Cómo? -
- Pues que al final de la cena me intentó besar... pero yo le pegué... pero él insistió y me volvió a besar con uno de esos besos que te dejan sin saber quien eres... después de eso yo procure que no lo volviera hacer -
- Je je -
- Total, que cada vez pasabamos más tiempo juntos -
- Y la cosa fue a más ¿no? -
- Pues... fue en la fiesta de celebración de un partido que ganaron... aquello fue un desmadre y yo estaba agotada asi que me subí pronto para dormir... tu madre y Kate que estaban compinchadas para que yo acabara con Sirius le animaron para que se declarara esa noche... yo estaba dormida y entró tu madre diciendo que saliera que Sirius tenía que hablar conmigo... yo la mande a freir monos y le dije que por mi como si estaba Dumbledore, que yo estaba durmiendo, que me daba igual... me amenazó con que dejaria entrar a Sirius y le dije que hiciera lo que le diera la gana... así que Sirius entró, me cogió y me sacó de allí en pijama -
- Je je je je - reía Harry.
- Yo no me reia en ese momento... hacia un frío que pelaba -
- Lo siento ¿qué paso después? -
- Pues me paseo por casi todo el castillo en pijama hasta que me llevó a una de las torres y allí me echo en cara que yo había bailado con todo el mundo menos con él y que eso no era justo... yo que estaba medio dormida pues la verdad es que no me estaba enterando de nada... él me cogió y se puso a bailar... yo me estaba quedando frita... después se puso a declararse y como vio que me estaba durmiendo pues se mosqueo un poco... -
- ¿Y qué paso? -
- Tuve que hacer un esfuerzo por despertarme y le dije que yo también le quería pero que como no me dejara de dormir le dejaba de querer... así que nos sentamos en el suelo y me apoye en él para dormir... a la mañana siguiente amaneci en su cama -
- Oohh -
- Me lleve un susto cuando me desperte y lo vi al lado mía... después de eso éramos oficialmente novios... aunque la cosa no cambió mucho... estábamos igual de juntos sólo que con derecho a roce -
- La verdad es que haceis buena pareja -
- Eso decian todos - dijo ella con una sonrisa de melancolía al ver una de las fotos en la que salían todos juntos.
- ¿Y ahora¿no sientes lo mismo por él? -
- Es diferente... ahora estáis tu, Mark y Lizzy... no somos sólo nosotros y ya no tenemos diecisiete años... es todo más complicado -
- Nosotros pensamos que hariais una buena pareja -
- No es tan simple - dijo ella tristemente.
- ¿Lo quieres? Por que a él se le nota que te quiere -
- No es sólo querer... si fuera tan simple hace tiempo que... -
- ¿Por qué lo dejasteis? -
- Me fallo... los dos lo pasamos mal - dijo Elísabeth tristemente.
Harry se dio cuenta de que ya había insistido demasiado con ese tama, así que prefirió dejar de hablar de ello.
- Siento haberte hecho hablar de ello -
- No te preocupes... bueno... feliz cumpleaños... espero que te haya gustado tu regalo - dijo ella refiriendose al álbum.
- Si... me ha gustado mucho... muchas gracias -
Harry se fue a su cuarto y guardó el álbum de fotos en su baúl. Cuando bajo al salón se dio cuenta de que estaban preparando una fiesta de cumpleaños para él, lo notó por la pancarta que ponía "Feliz Cumpleaños Harry" y que los elfos llevaban para ponerla en el jardín.
Los primeros en llegar fueron el matrimonio Lupin, para pasar un rato con sus hijas antes de que llegaran los demás invitados.
Poco a poco fueron llegando todos y se iban acomodando en el jardín, donde había unas mesas con comida para que la gente fuera comiendo de lo que quisiera, más o menos como un bufet libre.
Harry recibió regalos de todo el mundo, pero lo que más ilusion le hizo, a parte del álbum que le dio Elísabeth, fue volver a ver a sus amigos. La verdad es que los había echado mucho de menos y tenía un monton de cosas que contarles.
Ron y Hermione se extrañaron de la actitud tan alegre y jovial de Harry, sobre todo por que pensaban que Sirius estaba muerto.
- Recuerda que aquí todo el mundo piensa que Sirius esta muerto... no estés tan contento - le dijo Mark al oido cuando se acercó para conocer a los amigos de Harry.
- Lo siento... se me olvido - murmuró Harry - Ron, Hermione... estos son Mark, Lizzy y Ann - dijo presentandolos.
- Encantados - dijeron Ron y Hermione.
- Ann es la hija de Remus y Kate... y Chris... ¿dónde esta Chris? -
- Ha ido al baño -
- Pues Chris es su hermana - dijo Harry señalando a Ann - y los gemelos son los hijos de Elísabeth, la anfitriona de la casa -
Chris llegó unos minutos después y la verdad es que a primera vista los amigos de Harry habían caído muy bien a todos. Ann y Ginny eran de la misma edad así que la pequeña de los Weasley se dedicó a ponerle al tanto de todo lo relacionado con su curso en Hogwarts. Mark, Lizzy, Harry, Ron y Hermione hablaban sobre el colegio, poniendo a los futuros integrantes del colegio al tanto de todo, y las vacaciones. Chris congenió muy bien con los gemelos Weasley, que le contaban sus míticas hazañas en el colegio.
Todo estaba saliendo muy bien, los jóvenes se divertían, los adultos conversaban sobre sus cosas y de paso se distraían un poco de la guerra, cosa que nunca venía mal, en fin, todos se lo estaban pasando bien, todos, excepto Sirius, que estaba encerrado en un cuarto de la casa.
Elísabeth miraba de vez en cuando a la ventana de su cuarto, donde estaba Sirius vigilando. Una de las veces que entró en la casa para ver a Sirius con la excusa de ir al baño, paso por las cocinas y cogió un trozo de tarta para llevarsela a Sirius.
- Hola... te traigo un trozo de tarta - dijo ella cuando entró en el cuarto.
Sirius estaba en la ventana mirando fijamente al exterior.
- Gracias... - dijo apartando su vista de la ventana para mirarla - Harry parece feliz -
- Si, eso parece... ¿te encuentras bien? - preguntó ella sentandose en la cama.
- No... recuerdo cuando nació... tu estabas conmigo... a nuestro bebe... a James y Lily... todos éramos felices... - dijo él tristemente.
- Sirius... -
Sirius se acercó y la abrazó fuertemente, ella correspondió al abrazo y lo abrazó mas fuerte cuando notó las lagrimas de Sirius sobre su hombro.
- Perdoname - susurró él.
Ella le miró, sonrió, eran pocas las veces que había visto a Sirius tan vulnerable, y volvió a abrazarlo fuertemente.
- ¿Por qué te atormentas recordando eso ahora? -
- Por que nunca he podido dejar de penar en ello... y en que es mi culpa... -
Siguieron abrazados unos minutos más en silencio.
- Dame tiempo... - susurró Elísabeth.
Alguien tocó la puerta y ambos se separaron, Sirius se metió en el baño rápidamente, no quería que nadie descubriera todavía que estaba vivo y menos aun que le vieran llorar.
- Sirius - dijo Harry entrando.
Elísabeth estaba de espaldas secandose algunas lagrimas que se le habían escapado y Sirius tardo unos minutos en salir del baño.
- ¿Pasa algo, cielo? - dijo Elísabeth girandose y sonriendo.
- Harry¿qué tal va todo? - preguntó Sirius saliendo del baño.
- Bien, todo va muy bien... yo... quería hablar con vosotros... -
- Habla... te escuchamos... -
- ¿Sería posible que Ron y Hermione se quedara aquí a pasar unos días? - preguntó poniendo carita de cordero degoyado.
- Hombre... por mi no hay problema... pero si se quedan habra que contarles lo de Sirius... - dijo Elísabeth mirando a Sirius.
- Yo confió en ellos, son buenos chicos... - dijo Sirius sonriendo a Harry.
- Entonces hecho - dijo ella dando tambien su consentimiento.
- Gracias - dijo Harry lanzandose a abrazarlos.
Ambos sonrieron al ver al niño tan feliz salir del cuarto para contarle la noticia a sus amigos.
- Ahora si tenemos un problema... - dijo Elísabeth para si misma.
- ¿Cuál? -
- A ver... Hermione duerme en el cuarto de Lizzy... Ron con Harry... los gemelos en mi cuarto... - siguió diciendo para si misma - y yo... -
- ¿Y tu? - preguntó Siruis impaciente.
- Yo dormire en el sofa - dijo ella saliendo del cuarto.
- ¿Y por que no duermes conmigo¡no muerdo, sabes! - le dijo Sirius a la puerta por que Elísabeth ya se había ido.
Elísabeth bajaba las escaleras sonriendo ante las ocurrencias de Sirius cuando vio a Snape en la puerta.
- Severus... ¿qué haces aquí?... y no me digas que has venido a felicitar a Harry por que no te creo - dijo todavía sonriente.
- Venía a verte y ha hablar con Dumbledore -
- Ya decia yo... pasa... Dumbledore esta en el jardín - dijo Elísabeth guiandole.
Muchos se giraron al ver a Snape entrando en el jardín, que se dirigió directamente a hablar con Dumbledore, pero dos pares de ojos le miraban ávidamente. Las hermanas Lupin no le quitaron ojos de encima en ningún momento.
Las preocupaciones de Snape llegaron cuando decidio irse de la casa, cuando se dirigía a la puerta unos pares de brazos le cogieron de cada brazo.
- Señor Snape -
- Nos abandona tan pronto -
Chris y Ann estaban enganchadas cada una de un brazo y sin ninguna intención de soltarse. Ambas chicas le sonreían y miraban de forma extraña, como con deseo.
- Yo tengo que irme -
Inexplicablemente cuando esas niñas estaban cerca de él se ponía nervioso, había algo en ellas que lo ponía muy nervioso, quizas el hecho de que para ser hijas de quien eran, se comportaban así con él, como si lo quisieran.
- Pero si ni siquiera ha probado la tarta -
- Venga con nosotras -
- Si... lo pasaremos muy bien - dijo Chris muy sugerentemente y mirándole con mucho deseo.
- Severus¿te ibas sin despedirte? - dijo Elísabeth entrando por el pasillo.
Las dos chicas le miraron con un poco de odio y soltaron a Snape.
- Si... yo tengo cosas que hacer - dijo él al verse libre.
- Nosotras vamos con los demas - dijo Ann.
Las dos chicas se fueron con una idea en mente, tenían que hacer que Elísabeth se liara pronto con Sirius, para así tener un enemigo menos en su batalla por conquistar a Snape.
- Vaya... tienes un club de fans - dijo Elísabeth divertida.
- No bromees... esas niñas están locas - dijo Snape cuando Chris y Ann se fueron.
- Severus, si alguien se siente atraido por ti deberías sentirte halagado, y en tu caso estar muy agradecido -
Snape le miró con odio y se fue rápidamente.
La gente comenzó a irse de la fiesta a media tarde, los Weasley fueron los últimos, Molly se empeño en que no se iba hasta que estuviera segura de que todo quedaba en orden.
Cuando estuvieron todos sólos otra vez, le contaron a Ron y Hermione el secreto de que Sirius estaba vivo. Para ellos fue una sorpresa muy grade, al principio no creían nada pero cuando lo vieron no les cupo duda.
Todos estaban muy cansados después de la fiesta, así que decidieron irse pronto a la cama, pero antes Elísabeth los reunió en el salón.
- Bien... Mark y Lizzy dormiran en mi cuarto, Ron y Harry en el de Mark, Hermione en el de Lizzy, Chris y Ann en el suyo -
- ¿Y tu? - preguntó Lizzy.
- Yo en el sofa -
- ¿Por qué no duermes... con Sirius... en su cuarto? - preguntó Mark inocentemente, pero allí todos sabían que esa pregunta de inocente no tenía nada.
Con esa pregunta Elísabeth vio el error que había cometido, pensando que sus hijos podrían hacerle algo a Sirius si veían que no era bueno, pues todos los pretendientes que había tenido ella desde que Patrick murió huían al conocerlos, intentó que esa opinión no tuviera fundamento, por lo que intentó llevarse con Sirius lo mejor que pudo para que si los gemelos la tomaran con él por lo menos que no le hicieran nada delante de ella, por eso pasaba mucho tiempo con Sirius, pensando que lo protegía de posibles ataques. Pero se dio cuenta del error cometido, Sirius era una buena persona y desde el primer momento le habia caido bien a los gemelos, que cuando lo vieron con su madre pensaron que hacian buena pareja.
Durante estas semanas que habían convivido juntos, los gemelos le cogieron mucho cariño a Sirius y poco a poco la idea de que sería un buen padre y de que podría hacer feliz a su madre se fue afianzando en su mente.
Harry al enterarse de ese proyecto de los gemelos de unir Sirius y Elísabeth se embarcó en la idea al instante, algún día se iría a vivir con Sirius, Elísabeth le caía muy bien y quería ver feliz a su padrino y si estaban ellos juntos, Harry podría pertenecer a esa familia resultante. La idea de unirlos se hizo más fuerte en Harry cuando se enteró de que entre Elísabeth y Sirius había habido algo en el pasado.
Como cada uno tenía sus propios motivos para juntarlos, Chris y Ann no eran menos, ellas pensaban que sería una buena forma de separar a Elísabeth de "su" Severus.
Hermione y Ron habían escuchado atentamente el plan hacía pocos minutos, la verdad es que no tenían una opinión clara pero ya que el resto si lo tenía claro decidieron apoyar en todo.
Sirius era el más preocupado por todo aquello, se estaba dando cuenta de que las palabras de Farah eran ciertas, esos niños se habían convertido en sus mejores aliados, lo que de verdad le preocupaba era la reacción de Elísabeth ante todo aquello, si presionaba demasiado ella podría acabar huyendo y ese no era el final esperado.
- No creo que sea buena idea - dijo fríamente Elísabeth fulminando con la mirada a su hijo el cual le ponía la cara más inocente que podía.
- ¿Por qué?... la cama es grande... hay espacio de sobra para los dos - sonrió - y Sirius se portará bien ¿verdad? - dijo duramente.
- Por supuesto... no le tocare ni un pelo - dijo el aludido tranquilamente.
- ¿Ves? -
- Pero... - dijo Elísabeth que no se lo terminaba de creer.
- Perfect... buenas noches - dijo Lizzy levantandose.
El resto de los adolescentes se levantaron tambien y se fueron para sus cuartos dejando en el salón a una perpleja Elísabeth con Sirius.
- ¡No pienso dormir contigo! - dijo Elísabeth tajantemente.
- No seas cabezota... la cama es grande... y además... yo puedo dormir en el suelo como canuto... si quieres... -
- ¿Cómo voy a dejar que duermas en el suelo?... yo duermo en el sofá y punto -
- ¿Y cómo voy a permitir yo que tu duermas en el sofá?... anda... no seas cabezota... se lo he prometido a Mark... no te va apasar nada... venga... vamos... - dijo cogiendole la mano y llevandola un poco a rastras escaleras arriba hacia la habitación.
- Sirius... yo... -
Cuando por fin estaban en la habitación, Sirius cerró la puerta y la miró.
- Yo dormire en el suelo - dijo antes de trasformarse en un gran perro negro.
Elísabeth se acercó a un lado de la cama, apagó la luz y se echo a dormir, cosa que no pudo hacer por que se sentía un poco culpable de que Sirius durmiera en el suelo, así que se rodó por la cama hasta acercarse a donde él estaba.
- Sirius... sube - el perro la miró y negó - por lo menos vuelve a ser humano... me siento tonta hablando con un perro -
- ¿Qué pasa? - preguntó él desde el suelo.
- Sube... hay cama suficiente para los dos -
- No -
- No seas cabezota, coño... si yo he cedido en dormir aquí tu también - dijo ella empezando a enfadarse.
Sirius no tuvo otra opción que subir a la cama y acostarse en el lado que quedaba libre. Entre ambos había un espacio de por lo menos un metro. Los dos estaban boca arriba, mirando al techo, sin decir nada, sin dormir, así estuvieron durante unos largos minutos, entre un silencio incomodo qu inundaba la habitación.
- A la mierda... esto es una tonteria - dijo Sirius.
Un sengundo después Elísabeth estaba de costado, con Sirius abrazandola por la espalda, sintiendo su respiración en la nuca, por que Sirius había apartado la melena de ella para que no le molestara.
- Sirius... ¿Sirius?... ¿Sirius?... ¿qué haces? - preguntó ella desconcertada.
No obtuvo respuesta, sentía como la respiración de Sirius era cada vez más tranquila, sabía perfectamente lo que eso significaba, que Sirius se estaba quedando dormido.
Recordaba perfectamente, y ahora que Sirius estaba conviviendo con ella mucho más, todas las manias del chico, una de ellas era dormir abrazado por la espalda a ella. Normalmente hacía eso cuando estaba nervioso y no podía dormir, otras simplemente para tenerla cerca y otras veces ese acercamiento era el primer paso para acabar haciendole el amor.
Elísabeth sintió una tranquilidad y comodida enorme cuando él la abrazó, se sentía demasiado bien y eso le daba miedo por que no quería volver a caer en sus brazos, pero ¿de verdad no quería?. Sirius era el padre de sus hijos y ellos querían un padre y por mucho que Sirius le hubiera hecho a ella en el pasado sabía que con los niños sería diferente, a ellos no les haría daño.
El problema principal era que los gemelos no querrían un padre y una madre cada uno por su lado, sino juntos. Elísabeth no se sentía capaz de perdonar o tal vez ya lo habría hecho como Farah le dijo, por que sino, no dejaría que estuviera tan cerca de sus hijos ni de ella.
- Ssshhhh... duérmete... - susurró Sirius besandole la nuca.
Ella estaba casi dormida y este fue el empujoncito que le faltaba para caer rendida en los brazos de Sirius, el cual sonrió al notarlo y la abrazó fuertemente.
Eran como las tres de la madrugada cuando la puerta de la habitación de Sirius se abrió, en el umbral siete adolescentes miraban desilusionados como Elísabeth y Sirius estaban cada uno en una punta de la cama, durmiendo a pierna suelta.
- ¡Dijiste que Sirius sacaría sus encantos a pasear y acabarían retozando sin control! - le reclamó Mark a Chris cerrando la puerta.
- No dije que funcionaria al cien por cien... esto no es una ciencia exacta - se justificó la chica.
- Somos tontos... nos hemos dejado aconsejar por una tía a la que le gusta Snape - dijo Lizzy.
- ¡Eh! Snape no tiene na que ver en esto - lo defendió Ann.
- No os metais con él - dijo Chris.
Cada uno se fue a su cuarto y Harry siguió a los gemelos para hablar con ellos.
- No podemos hacer que se enamoren por arte de magia en dos días - dijo Harry sensatamente.
- Hay que reconocer que esto lleva su tiempo - dijo Lizzy apenada.
- Es que... hacen buena pareja... y Sirius sería un buen padre... y nosotros volveríamos a tener una familia... Harry por fin tendría una familia - dijo Mark exasperado.
- Lo sé... pero esto lleva su tiempo lo que importa es que se llevan bien... y parece que hay futuro -
- Buena noches Harry -
- No desespereis - dijo Harry saliendo del cuarto.
- ¿Crees que hacemos bien con todo esto? -
- Papa dijo que debiamos confiar en él - dijo Mark intentando justificarse.
- Ya pero... -
- Además, parece que mamá esta bien con él... es el mejor candidato para ocupar ese lugar -
- Ya... opino lo mismo... pero... seguimos teniendo un problema -
- ¿Cuál? - preguntó Mark extrañado.
- Pues que en algún lugar de este país esta nuestro verdadero padre... que si se entera de que nosotros existimos querrá reclamar sus derecho y separarnos de mamá como venganza por habernos ocultado -
- ¡Eso nunca lo conseguirá!... además... ves... si Sirius esta con mamá ese tío no podrá acercarse a ella, ni a nosotros -
- Eso es cierto... pero ese tío podría intentar conquistarla -
- Entonces habrá que hacer algo para que nadie sepa que no somos hijos de Patrick y sobre todo para que no puedan separarnos -
Chris se había despertado temprano para practicar hechizos en la sala especial del sótano, agotada y exhausta después de una hora de entrenamiento decidió darse una ducha.
Se encontraba en el baño, bajo la ducha, pensando en las clases en la academia de aurores, en todos los problemas que generaba Voldemort, en Snape, últimamente ese era su pensamiento más repetido y el que más le agradaba.
Era cierto que conocía demasiado al hombre, sólo lo que le habían contado sus padres y Sirius, pero algo dentro de ella le decía que Snape no era como le habían contado.
Dejó que el agua cayera sobre su cuerpo y cuando sintió que estaba lo suficientemente relajada por el agua caliente cerró el grifo.
Ron se despertó temprano para ir al baño, un problema con la vejiga, entró rápidamente, levantó la tapa e hizo sus cosas.
Chris abrió la cortina para alargar la mano y coger la toalla, se quedó estática viendo un cuerpo de espaldas a ella que estaba en el w.c.
Ron abrió los ojos, los tenía cerrados, cuando notó una sensación rara, como si alguien le mirara fijamente por la espalda. Frente a él había un espejo y cuando vio reflejado detrás de él a una chica sus ojos se abrieron como platos.
Ron se giró para quedar cara a cara con la chica a la que había reconocido al instante como la hija mayor de Remus, Christine. La mala o buena suerte, según se mire, hizo que Ron ante la impresión se olvidara de guardar el pajarito.
- ¡PERO QUE HACES PERVERTIDO! - gritó Christine.
Lo más seguro es que hubiera despertado a todo el mundo con ese grito.
- Yo... yo... lo... sien... to... lo... si... en... to - dijo Ron mirando embobado el cuerpo de la chica.
- ¡PERVERTIDO¡DEJENERADO! - gritó la chica intentando cubrir su cuerpo, pues hasta el momento había permanecido desnuda.
Ron salió a corriendo del susto y se encerró en el cuarto.
Chris se cubrió con la toalla y cuando estuvo decentemente tapada fue en busca del chico.
- ¡Lo siento¡lo siento¡lo siento! - dijo Ron una y otra vez cuando la chica entró.
Estaban solos en la habitación, ya que Harry había bajado a desayunar.
- Eres... ¿es qué no te has dado cuenta de que estaba ocupado el baño? -
- No me di cuenta... tenía una urgencia y no me di cuenta -
Ron estaba más colorado que su pelo y evitaba que su mirada se cruzase con la de la chica, que estaba furiosa.
- Pues la próxima vez ten más cuidado... ahora desnúdate -
- ¿QUÉ? - preguntó Ron alucinado.
- Pues eso... tu me has visto a mi desnuda... así que desnúdate para que yo pueda verte a ti... -
- Pero... pero... -
- Venga que no tengo todo el día - dijo la chica metiendo prisa.
Chris sonreía interiormente cuando vio como Ron, asustado, se comenzaba a quitar la ropa.
- Pero... pero... -
Ron se había quitado ya la camiseta, la verdad es que lo hacia por inercia y sin darse mucha cuenta de la situación, estaba demasiado alucinado con lo que la chica le estaba proponiendo, se disponía a quitarse los pantalones.
- Bah... aquí no hay nada interesante que ver - dijo Chris dándose la vuelta y saliendo del cuarto.
Ron se quedó a medio camino de quitarse los pantalones cuando vio a la chica salir del cuarto, suspiró y se dejó caer en la cama respirando agitadamente e intentando encontrar la lógica a lo que había pasado en esos últimos veinte minutos.
Los días siguientes al acontecimiento del baño cuando Ron se encontraba con Christine por la casa, cosa que sucedía muy a menudo, se ponía demasiado colorado, tanto que cuando Harry y Hermione le preguntaban que era lo que pasaba, él ignoraba la pregunta y cambiaba de tema descaradamente.
Por su parte Chris tampoco había contado nada a nadie y la verdad le estaba gustando eso de poner nervioso al chico cuando lo veía.
Elísabeth amaneció apoyada sobre el pecho de Sirius, que todavía dormía. Se separó un poco para estirar los brazos y bostezar.
- Sirius... despierta - dijo empujandolo un poco.
- ... -
- Hay que llevar a los niños al callejon Diagon a comprar los libros -
- No quiero - dijo acurrucándose en ella.
Sirius la abrazó por la cintura y puso la cabeza en el vientre de ella.
- Anda... vamos... hay que ir - dijo ella sonriente intentando moverlo de encima suya.
- Pero yo estoy muy comodo aquí - le dijo mirandola.
- Pero ahí que ir... se responsable y levántate - dijo ella seriamente.
- Esta bien - dijo Sirius levantandose.
Elísabeth se quedó mirandolo mientras él entraba en el baño.
Llevaban ya cinco días compartiendo cama, la verdad es que no pasaba nada entre ellos, sólo dormian, a veces amanecian abrazados, pero a parte de eso nada más, sólo dormir.
La relación entre ellos había mejorado mucho desde el cumpleaños de Harry, la verdad es que se comportaban como cuando eran novios, con la salvedad de que no tenían sexo, pero en el modo de convivir eran como dos adolescentes, se sonreían, se miraban, se reían, bromeaban. Ninguno de los dos, en especial Elísabeth, quería ni admitir ni darse cuenta de lo que les estaba pasando, que estaban enamorados locamente.
Los que más se notaron el cambio fueron los niños que estaban contentisimos por el acercamiento.
Esa mañana habían quedado con los Weasley en el callejón Diagon para ir a comprar los libros y para que Ron y Hermione volvieran con sus familias.
- ¿De verdad crees que es seguro que vayas? - preguntó Elísabeth entrando en el baño.
Sirius, que estaba lavandose los dientes, la miró y vio que de verdad estaba preocupada.
- Ire como canuto... nadie notara nada y no puedo dejaros sólos con todos esos moritifagos -
- Mamá... ¿sabes donde esta Tara?... no la encuentro - preguntó Mark después de llamar a la puerta.
- ¿Has mirado en todos los cuartos? - el niño asintió - pues usa un hechizo convocador -
Mark salió del cuarto y siguió buscando a su mascota.
- A ti nunca te han gustado demasiado esos bichos... ¿cómo es que le dejas tener uno? - preguntó Sirius.
- Al le coges cariño... a Patrick le encantaba - dijo ella encogiéndose de hombros.
Sirius sintió celos de Patrick y aunque sabía que no tenía sentido por que el hombre ya estaba muerto, no podía dejar de sentirlos. Mark y Lizzy nombraban de vez en cuando a su padre, pero Elísabeth no, y las pocas veces que lo hacía siempre era con mucho cariño, como si lo tuviera siempre presente, siempre pensando en él, pero no quisiera compartir eso con nadie.
En el salón estaban todos esperando para irse al callejon Diagon. Mark había encontrado por fin a su tarántula, que estaba escondida detrás de una mesita de noche del cuarto de su madre. Sirius se transformó en un gran perro negro, cosa que no sorprendió a nadie ya que todos los presentes sabían que era un animago.
A traves de un trasladador se aparecieron en el Caldero Chorreante, donde le esperaban los Weasley y el matrimonio Lupin.
Remus se había ocupado de ir al banco antes de que llegaran y sacar el dinero necesario para comprar todo lo que requerían, así no perdían el tiempo en ir a buscar el dinero.
Fueron a comprar todos los libros, uniformes, calderos y demás cosas para los niños. Al final de todas las compras se pasaron por la tienda de los gemelos Weasley, allí se surtieron de toda clase de materiales para bromas, bajo la mirada reprobatoria de la señora Weasley.
Sirius se comporto como un buen perro, en todo momento cerca de Elísabeth, vigilando a todo el mundo. Elísabeth estaba algo absorta en sus pensamientos sobre Sirius, mortifagos, sus hijos.
Habían salido de la tienda de Sortilegios Weasley y cada uno llevaba sus propias bolsas con los libros y demás utiles para el colegio. Sirius se mantenía alerta al lado de Elísabeth y vigilaba en todo momento a los niños, que iban unos pasos por delante de ellos. Se dirigían todos al Caldero Chorreante donde estaban esperando los padres de Hermione y para que los Weasley tomaran al chimenea hacia su casa.
Se oyó una fuerte explosión proveniente del banco, se formó una gran humareda que cuando se disolvio permitió ver a una treintena de mortifagos exparcidos por toda la calle.
Elísabeth corrió hacia los niños y Siruis, que se transformó rápidamente en humano, hizo lo mismo. Unos mortifagos que estaban cerca de ellos vieron con asombro a Sirius Black vivo.
Los mortifagos no perdieron el tiempo y comenzaron a atacar y matar a la gente. Se formó el caos, la gente corría intentando huir pero la salida estaba bloqueada, muchos se ocultaban en las tiendas. Sirius y Elísabeth intentaban regresar a la de los gemelos Weasley para poder salir de allí con los trasladadores que tenían en caso de emergencia.
De camino se encontraron con la que parecía ser la lider del escudron de ataque, la mortifaga miraba con asombro a Sirius, que intentaba proteger a Harry de los ataques. Las maldiciones volaban de un lado a otro y a duras penas podían esquivarlas.
La lider levantó la varita para atacar a Harry pero cuando estaba recitando el hechizo la empujaron y la maldición cambió de rumbo e iba a dar a Mark. Elísabeth viendo que iban a herir a su hijo se puso en medio para protegerlo. Sirius intentaba esquivar un par de maldiciones y no vio como la maldición le daba a Elísabeth en el costado, cuando miró a donde debían estar ya no había nadie por que la mujer sacó el trasladador y se fue de allí con sus hijos.
Sirius no tardó en imitarla y llevarse a Harry de allí. Remus se mantuvo esperando a que llegaran los refuerzos e intentando salvar a alguien.
- ¿Estáis bien? - preguntó Elísabeth nada más aparecer en la casa.
- Si... pero tu estas herida -
- Eli - dijo Kate viendo como se desmayaba su amiga.
Remus había sido más rápido e hizo trasladarse a su mujer e hijas nada más empezar el ataque.
- ¡Mamá¡mamá! - dijeron los gemelos sujetando a su madre por que se caía en el suelo.
Kate invocó una camilla rápidamente y la llevó a al dormitorio.
- Lizzy trae toallas para parar la hemorragia, Mark, Ann traed agua caliente... ¡rápido! - ordenó Kate.
Los niños obedecieron sin rechistar.
Minutos después Sirius apareció en el jardín con Harry.
- Entra en la casa... voy a ver si puedo volver y ayudar en algo -
- Sirius ten cuidado - dijo Harry antes de que su padrino desapareciera.
Entró en la casa buscando al resto y vio a Mark y a Ann con unas grandes oyas de agua humeante.
- Mamá esta herida - dijo Mark subiendo las escaleras.
Arriba todos intentaban ayudar en algo, Chris hacía recuento de heridas para ver si había algún herido más.
- ¿Estáis todos bien? - preguntó Kate.
- Si -
La herida de Elísabeth era bastante profunda, un corte en el costado derecho del cual emanaba mucha sangre.
Ann bajaba las escaleras con algunas de las toallas que habían servido para limpiar la herida de Elísabeth, cuando en ese momento entraban por la puerta del jardin su padre, Sirius y Dumbledore.
- ¿Quién esta herido? - preguntó Dumbledore seriamente al ver la toalla roja de sangre.
- Elísabeth... -
Sirius salió corriendo escaleras arriba.
- ¿Alguien más? -
La niña negó y abrazó a su padre que intentó consolarla.
Sirius llegó a la puerta de la habitación y vio a Elísabeth dormida, con los gemelos a cada lado y Harry en los pies de la cama. Las sabanas todavía tenían algunas manchas de sangre. Kate estaba en el baño limpiandose y abrazando Christine.
- ¿Qué ha pasado? -
Harry se giró y corrió a abrazar a Sirius, contento de que estuviera a salvo.
- Estamos bien... ¿y Ron y Hermione? -
- A salvo en el cuartel general -
- ¿Y Remus? - preguntó Kate saliendo del baño.
- Abajo... ¿cómo esta? - preguntó refiriendose a Elísabeth.
- La herida es profunda y grave... le he puesto algunos ungüentos... sólo queda esperar que cicatrice y se recupere -
En el cuartel general de los mortifagos Voldemort estaba que echaba chispas hasta por los ojos, tenía a muchos mortifagos heridos y otros capturados por los aurores y pese a todo ese sacrificio no había conseguido hacerle ni un rasguño a Harry Potter, pero sobre todo lo que peor llevaba era la noticia de que Sirius Black estaba vivo.
- El señor oscuro esta muy enfadado - dijo Snape entrando en el cuarto de Meryem.
- Si - murmuró la chica.
Todavía estaba convaleciente del castigo de su señor por haber fallado en la misión, aunque no todo era culpa de ella, le había tocado liderar el escuadrón de los peores mortifagos que existían.
- Tomate esto... te repondrá - dijo Snape dándole una poción.
- Gracias - dijo la chica tomando la poción - Severus... ¿tu podrías averiguar como se encuentra la mujer a la que herí? -
- No lo comprendo... eres la jefa de escuadrón y sólo has herido a una persona -
- Cuando tienes a tu cargo a los más tontos de los mortifagos es fácil escaquearse del trabajo sucio... -
- Cuéntame ¿cómo era esa mujer? -
- Estaba cerca de Potter, morena, alta y tendrá una herida en el costado derecho -
- ¿Por qué te preocupa tanto? -
- Por que es la primera vez que hago daño a alguien... - dijo Meryem apenada.
- Intentare averiguar algo... ahora descansa - dijo saliendo del cuarto.
Por más que Sirius intentó convencer a los gemelos que se fuera a dormir a sus camas no pudo hacer nada para que se separaran de su madre. Harry salía de la habitación con el remordimiento de querer quedarse dentro con ellos. Sirius se sentó en una silla dispuesto a pasar la noche en vela esperando alguna mejoría por parte de Elísabeth.
Kate le estaba limpiando la herida cuando Elísabeth se despertó.
- Au... duele - murmuró.
- Por fin... siento que te duela pero es una herida bastante fea - suspiró aliviada Kate.
- ¿Y los niños? -
- Estan todos bien... abajo comiendo algo -
- Kate eso duele - se quejó Elísabeth.
Los siguientes días Elísabeth no pudo salir de la cama por que cuando se movía la herida le dolía. Cuando no estaban los gemelos con ella, estaba Sirius o sino Harry.
La verdad es que la noticia de que Sirius Black estaba vivo tuvo repercusión en el mundo magico, ya todo el mundo sabía que era inocente, pero lo habían creído muerto y resulta que estaba vivo. Sirius tuvo que ir varias veces al ministerio para poner en orden el papeleo que se había generado.
- ¿Qué te ocurre? - preguntó Elísabeth despertando y viendo a Sirius frente a ella con mala cara.
- Acabo de llegar del ministerio... aquello es un caos - dijo tumbándose en la cama con las manos en la cara.
- ¿Ya lo has arreglado todo? -
- Si... gracias a dios... he tendido que pagar una multa por ser animago ilegal pero sólo eso -
- ¿Y qué va a pasar ahora? -
- Pues no lo sé... -
- Mamá... tienes visita - dijo Mark abriendo la puerta.
Detrás de él estaban Dumbledore y Snape, que miró con muy mala que Sirius estuviera tumbado junto a Elísabeth, Mark sonrió al ver la crispación de Snape.
- ¿Ocurre algo Albus? - preguntó Sirius.
- No nada para preocuparse... Sirius ¿podría hablar con Elísabeth a solas? -
- Claro... -
- Severus sal tu también - dijo el director.
Snape salió y se quedó en el pasillo esperando, él también tenía una conversación pendiente con Elísabeth y de allí no se iba sin resolver esto. Sirius también se quedó en el pasillo para vigilar a Snape, no se fiaba ni un pelo de él.
- Elísabeth ¿puedo pedirte otro favor? -
- Da igual lo que me pida... de todas formas tendré que hacerlo -
- No, mujer, no... si no quieres no -
- Pues entonces no quiero -
- Pero me serías de gran ayuda y al colegio también -
- ¡Ve como no puedo negarme!... ¿de qué se trata? -
- Creo recordar que tu hiciste un master en Defensa Contra las Artes Oscuras¿no? -
- Si -
- Me gustaría y sería de gran ayuda para la formación de los estudiantes... -
- Menos rollos... al grano - le cortó Elísabeth.
- He pensado que podrías impartir un cursillo para los de sexto y séptimo... para prepararlos para la guerra -
- ¿Cuál es la trampa? -
- ¿Por qué piensas que hay trampa? - preguntó Dumbledore inocentemente.
- Por que siempre hay trampa -
- Tendrías que pasar algunos dias en el colegio mientras dieras el cursillo... no seria todos los días... tendrías que ponerte de cuerdo en cuanto a la materia con los profesores de DCAO -
- Vale... acepto - dijo Elísabeth después de unos minutos.
- Perfecto... te dejo con Severus que creo que tiene algo que hablar contigo -
Dumbledore salió de la habitación contento por que el plan empezaba a darle resultado. Dejó a Severus pasar al cuarto pese a la disconformidad de Sirius.
- Pero... -
- Tengo algo que proponerte, Sirius -
- ¿El qué? -
- ¿Qué te parecería ser profesor de DCAO? -
- ¿Cómo? -
- Impartirias la asignatura junto con Remus... así estarías cerca de Harry para protegerlo en el castillo... y también cerca de los gemelos -
Sirius tardó unos minutos en pensarselo, la verdad es que la oferta era bastante buena.
- Esta bien -
- Perfecto - dijo Dumbledore sonriente.
En el cuarto Snape se había sentado en una silla que había cerca de la cama.
- ¿Y tu por que tienes esa cara de enfadado? - preguntó Elísabeth viendo la cara de mosqueo de Snape.
- Él estaba aquí ¿verdad? -
- ¿Cómo? -
- Cuando vine a principio de verano, Black estaba aquí -
- Si... -
- ¿Por qué no me dijiste nada? -
- Por que era un secreto... por que nadie puede saber nada... por que eres un mortifago al servicio de el tío que quiere matar a mis hijos y a Harry -
- ¿Por qué el señor oscuro querría matar a tus hijos?... él no sabe que son Blacks -
- Puedo confiar en ti ¿verdad? -
- Sabes que si - bufó Snape.
- Fueron los gemelos los que trajeron a Sirius de vuelta del más allá... no me preguntes como... no lo sé, ni ellos lo saben... pero lo hicieron... y cuando Voldemort se entere querrá matarlos -
- Por mi no sabra nada - dijo Snape solemne.
- Gracias - murmuró Elísabeth.
- ¿Qué piensas hacer con Black¿vas a perdonarle? -
- No lo sé... mi mentira fue más gorda que la suya... no me lo perdonará... -
- Yo no te perdonaría - dijo Snape sonriente.
- Tu es que eres un rencoroso de mierda - dijo Elísabeth riendo.
Snape se quedó mirando como se reía y sonrió levemente.
- ¿Te duele? -
- Un poco... Kate dice que se curara pronto... -
- ¿Cómo fue? -
- Una mortifaga iba a herir a Harry pero la empujaron y la maldición iba a darle a Mark... me puse en medio... -
Snape palideció, acababa de descubrir a la mujer misteriosa a la que Meryem había herido.
- Tengo que irme - dijo Snape levantándose de repente.
- Vale... adiós -
Severus llegó al cuartel general de los mortifagos para darle los últimos informes a Voldemort. Cuando terminó se fue directo a hablar con Meryem.
- ¿Qué tal estas? - preguntó entrando en el cuarto.
- Quitando el hecho de que vivo traumatizada por un tío que se cree el puto amo del mundo, que me tiene aquí encerrada sólo por que un capullo me empujo y no pude cumplir con el plan de ataque y que me manda a su torturadora oficial para que me haga la vida cuadritos y que me siento terriblemente culpable por que puede que haya matado a una persona... si creo que estoy bastante bien - contestó la chica.
- La ironía es lo tuyo -
- He aprendido del mejor - dijo ella señalándole.
- Venía a decirte que la mujer a la que heriste esta bien... -
- ¿De verdad? - preguntó Meryem ilusionada.
- Si... esta perfectamente... con un moscardón dando por culo pero bien... - murmuró Snape.
- ¿Cómo? -
- No nada... me voy - dijo saliendo del cuarto.
- Vale... adiós... -
Snape fue directo a su cuarto pero cuando entró hubiera preferido no hacerlo. En la cama se encontraba Yanire, la amante ninfomanía de Malfoy.
- ¿Has sabido algo de mi Lucius? -
- No, nada... y como venga su esposa o su cuñada y te vea me voy a reír mucho por que te van a matar - dijo Snape sonriente.
- Me aburro - dijo la chica moviéndose de manera provocativa por la cama - ¿quieres venir a divertirte conmigo? -
- No gracias... no quiero que se me pegue nada -
- Venga Severus... no seas tan aburrido... te aseguro que tocaras el cielo - decía la chica.
- ¡He dicho que no¡largo de aquí! - dijo cociéndola y sacándola del cuarto.
Severus no entendía como Meryem podía soportarla en su escuadrón. Yanire era una chica que se había unido a los mortifagos porque Malfoy la había seducido, era joven, apenas veinte años, pero con el cuerpo muy desarrollado y bien proporcionado. Snape se preguntó si Narcisa sabría de esa relación, pero la verdad le dio igual, ese era el problema de ellos no suyo.
Llegó el día en que todos los adolescentes partían para Hogwarts. En vez de ir en el tren como todos los años, se irían con Sirius y Remus a traves de un trasladador.
Ahí fue cuando Elísabeth se enteró de que Sirius sería uno de los profesores ese año de DCAO, la noticia no le sentó muy bien, tenía pensado volver a Viena para descansar y poder olvidarse de Sirius, pero al parecer sus planes dieron un cambio tremendo.
Se encontraba en el despacho, preparando todos los documentos que tenía desperdigados por la mesa, ya se encontraba mejor y podía levantarse de la cama.
- ¿Te das cuenta de que los niños se están haciendo ilusiones con que tu y yo acabaremos juntos? - preguntó Elísabeth a Sirius viendo como entraba en el despacho.
- ¿Qué tiene eso de malo?... yo tengo el firme proposito de volver contigo -
- Vaya... veo que no son los únicos que se hacen ilusiones - murmuró yendo hacia la puerta - anda vamos que llegais tarde -
- Espera - dijo Sirius deteniendola.
- ¿Qué pasa? -
- ¿Me amas? -
Sirius se sorprendió cuando hizo la pregunta, le salió sóla, era algo que llevaba varios días pensando en preguntarle y nunca sabía como, pero ahora se sorprendió de que le saliera asi tan de repente.
Pero si se sorprendió a si mismo haciendo la pregunta más le sorprendió la respuesta que obtuvo.
- Si - murmuró Elísabeth absorta en sus pensamientos.
Pasaron varios segundos desde que Sirius formulo la respuesta hasta que Elísabeth le contestó, segundos en los que no rompieron el contacto visual y era como si se estuvieran atravesando con la mirada y lo único que pudo hacer Elísabeth en esa situación era responder sinceramente.
- Mi niña - dijo Sirius rozando la mejilla de ella para limpiarle la lagrima que le caía.
- Tienes que irte - dijo apartandose bruscamente, limpiandose ella misma las lagrimas y saliendo del despacho.
Otra vez le había vuelto a pasar, como cuando dormía junto a Sirius o se reía de alguno de sus chistes, se había dejado llevar por sus sentimientos y eso no podía pasar. En realidad lo que a Elísabeth le pasaba es que tenía miedo y un gran sentimiento de culpabilidad, por que sentía que si Sirius se enteraba de que los gemelos eran sus hijos la odiaría, y eso le daba miedo.
Tras despedirse de todos Sirius, Remus, Ann, Mark, Lizzy y Harry se acercaron al trasladador y se aparecieron en Hogwarts.
Minutos después Elísabeth cogía otro trasladador para irse a Viena.
Kate y Christine se fueron al cuartel general de la Orden.
Cuando el trasladador los llevó al colegio se aparecieron automáticamente en el despacho de Dumbledore.
- Me alegro de que ya esteis aquí -
- Bonito despacho - dijo Mark mirando por todos lados.
- Antes de nada me gustaría que el sonbrero seleccionador os escogiera para las casas -
- Esta bien -
- Ann, tu primero - dijo Remus.
La chica se acercó y le colocaron el sombrero.
- Gryffindor - dijo el sombrero.
Remus sonrió ampliamente.
- Lizzy -
- Gryffindor -
- Mark -
- Gryffindor -
Sirius y Remus sonrieron.
- Entonces serán... una para quinto y dos para sexto de Gryffindor -
- ¿Entráis en sexto? - preguntó Sirius extrañado.
- Si... cumplimos dieciséis en noviembre - dijo Lizzy.
Sirius se quedó pensando lo que la niña le había dicho.
- Os acompañare a vuestras habitaciones - dijo Dumbledore saliendo con los niños.
- ¿Qué ocurre, Sirius? - preguntó Remus.
- Ha dicho que van a cumplir dieciséis - dijo para si mismo
- Si... ¿qué pasa con eso? -
- Pues explicame tu como Elísabeth puede perder a un bebe en julio y tener a dos en noviembre del mismo año -
- Pues... -
- Estoy recordando... cuando fui a buscarla a aquella casa... Patrick me dijo que su mujer se llamaba Samantha... -
- ¿Quieres decir que Elísabeth no es la madre de los gemelos? -
- Si eso mismo... -
- Pero ¿cómo? -
- Samantha pudo morir cuando los gemelos eran bebes... llegaría Elísabeth y se haría cargo de ellos... no lo sé... no lo sé -
Continuara...
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